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Relatoría sobre el acompañamiento psicológico

Gustavo Arellano

Y aquí viene el neurótico, amarrado a


su pasado, a sus modos anticuados de actuar,
vago acerca del presente porque
lo ve oscuramente a través de su cristal,
torturado por el futuro, porque el
el presente está fuera del alcance de sus manos.
- Fritz Perls

A lo largo de mi estancia e intervención en la Facultad de Estudios Superiores


Aragón, aportando un acompañamiento psicológico a mis pares, he podido observar
ciertos fenómenos que me han compartido a través de su discurso, estos elementos
emergentes han llamado mi atención y me han puesto en una postura en la cual me
surge la necesidad de replantearme las necesidades de los estudiantes, la
responsabilidad del profesorado, y el impacto del bienestar emocional en las aulas
académicas. En primera instancia me gustaría compartir mi experiencia
acompañando a los estudiantes y principalmente resaltar las categorías que
estuvieron más presentes en el discurso de los estudiantes. A posteriori, comentaré
algunas de mis reflexiones, y con suerte, hacer que el lector se cuestione de los
puntos que voy a abordar. Por último, no está demás mencionar que mi reflexión
parte desde un enfoque Gestalt que va ir permeando este escrito.

Estuve trabajando en consulta durante un semestre con los estudiantes de la


FES Aragón, el tipo de población que llegó a la puerta del consultorio, iban desde
primer semestre hasta los últimos semestres de la carrera, de igual manera, llegaban
personas de todo tipo de carrera que se impartía en la universidad. Pude acercarme
más al comprendimiento de la experiencia del estudiantado y por las dificultades que
pasan dentro del ámbito académico, la mayoría de mis usuarios en sus enunciados
prevalecían ciertos temas o categorías, de los cuales son: el impacto familiar en la
experiencia del organismo; la apatía, desinterés y falta de rendimiento en el campo
escolar; y dificultades de establecer relaciones afectivas en la universidad. En primer
lugar, el impacto familiar en la experiencia del organismo se ha ido repitiendo
bastante a lo largo de las sesiones, obviamente cada uno con sus particularidades,
pero la mayoría de mis usuarios dentro de lo que comentaban en las sesiones, eran
problemas ante la coerción de la familia y censura de sentimientos que vivencian en
el ambiente familiar. La apatía, la falta de interés en la carrera que están cursando,
postergación de deberes y tareas escolares, cansancio y una falta de rendimiento en
la escuela son los elementos que acompañan la segunda categoría. Y por último, los
estudiantes hablaban sobre la dificultad que tenían para establecer vínculos afectivos
con sus pares, ya sea de pareja o de amistad, estos vínculos se experimentaban
empobrecidos y muy débiles. Me gustaría resaltar, que la categoría del ambiente
familiar coercitivo se repite más en su discurso, aun cuando sus motivos de consulta
eran la falta de rendimiento académico o dificultad para establecer vínculos en la
universidad.
La falta de rendimiento, apatía, ansiedad y desinterés académico
son el síntoma, no el problema inicial. Antes de comenzar con este segundo
apartado, resalto que con esto no quiero generalizar y tampoco estoy declarando que
el entorno escolar no suscite dificultades o conflictos en el estudiante. Simplemente
quiero exponer la experiencia de estos estudiantes y cómo muchas veces la figura
está puesta hacia algo en particular y no nos damos cuenta del fondo que lo envuelve.
Dicho esto, prosigo con el apartado. La familia es un medio ambiente de contacto, de
aquí se desarrollan, se aprenden formas y estilos en el proceso de contacto, de igual
manera se desarrollan patrones característicos para organizar la conciencia, dicho en
otras palabras, cada familia genera su propio estilo de contacto y esto repercute en la
experiencia individual de cada miembro que lo constituye. Por ejemplo, una familia
confluente puede favorecer el compartir con el otro, o por el contrario, una familia
diferenciadora puede favorecer al individualismo. Una familia puede ser directa y
clara en el diálogo o por el contrario puede diluir el contacto con humor y charlas
informales. Si un niño, desenvuelto y criado en un ambiente familiar en el cual, este
entorno domina y frena las conductas espontáneas del niño (ambiente autoritario) se
interrumpe la corriente excitatoria que lo lleva al contacto, este ahogo excitatorio se
va a transformar en ansiedad y el control en su comportamiento se va a convertir
en tensión muscular, este es un elemento muy importante que voy a retomar en los
siguientes párrafos, sin embargo, por el momento quédense con la idea de que la
ansiedad es un síntoma que caracteriza el bloqueo en alguna fase del ciclo Gestalt, las
emociones son expresiones del vínculo interrelacional, que al ser contenidas, ese
cúmulo de energía retenida perturba la experiencia del sujeto y se expresa como
ansiedad. El infante va a ajustarse con su entorno, en este caso, un entorno
autoritario y va a tragarse esos sentimientos de rabia, de tristeza, de impotencia, de
censura. Que el organismo haga un ajuste creativo no significa que sea la mejor,
pero si puede ser la más adecuada y posible en relación al entorno y a las
herramientas y habilidades que dispone la persona en ese momento dado. ¿Esto
cómo se relaciona con el universitario? Para responder esta pregunta quiero seguir
dos líneas, en primer lugar, el organismo no se puede separar del entorno y siempre
va a tener necesidades que satisfacer, esto quiere decir que va estar bajo el flujo
permanente y constante de creaciones de “Gestalts”, y por lo tanto, que se puedan
gestar numerosas Gestalts inacabadas o inconclusas, crear bloqueos en el ciclo y
perturbaciones en el sí mismo, que todo esto se puede traducir en ansiedad (sin
embargo no es la única forma, la ansiedad es una de las tantas cosas en las que se
puede traducir la energía contenida o bloqueada en el ciclo de la autorregulación
organísmica). En segundo lugar, siguiendo el ejemplo del niño en el entorno
autoritario, puede perder la creatividad en sus ajustes, la manera de percibir el
mundo y la forma de establecer el contacto se puede fijar en una estructura,
produciendo un patrón perceptivo motor, es decir, el organismo se incapacita en
crear nuevas figuras dado a una limitación en la relación figura-fondo. El estudiante
criado en entornos donde promueven perturbaciones en el sí mismo, limitan la
relación figura-fondo y se repiten patrones en su estructura fijada dando por lugar
una conciencia neurótica: diluyendo las fronteras de su existencia y personalidad,
con expresiones como “no se quien soy”, o “la vida no tiene sentido”; inflexibilidad en
el sí mismo, con frases como “yo soy asi”, “este es mi carácter”; pérdida en la función
consciente como la concentración, compromiso, espontaneidad; los mismos
componentes que se manifestaban en el discurso de los estudiantes. Lo curioso de las
personas que entraron a mi consultorio, es que no encontraban problemas objetivos
en relación a la institución académica o al profesorado. Hasta este punto he hablado
sobre cómo la figura estaba puesta en la falta de rendimiento académico
(principalmente esta figura puesta por las mismas instituciones escolares, que
quieren curar el malestar sin conocer la naturaleza del mismo), cuando el fondo que
permea esa figura eran los conflictos familiares que llevaban consigo, destacando de
nuevo el inicio de este párrafo, la falta de rendimiento y desinterés académico es el
síntoma, no el problema inicial.
El lector hasta este punto probablemente se ha de preguntar, ¿Qué papel tiene
el profesorado o la institución académica en relación a las experiencias de estos
estudiantes mencionados? Como expresé al inicio del anterior párrafo, esto que
expongo no significa que no hayan universitarios que su vivencia se acontezca
conflictuada en correlación con la institución o el profesorado, sin embargo, en toda
relación organismo-entorno (en este caso organismo-institución) existe una co-
construcción de ambos, y dentro de esta co-construcción, está implícita esta
corresponsabilidad, el organismo no es sin el entorno, y el entorno no es sin el
organismo. ¿Entonces qué puede hacer el entorno? Me gustaría cambiar esta
pregunta a ¿cuál es la responsabilidad del entorno? Aquí ya entramos a zonas como
los valores, visiones y objetivos de cada institución o los valores individuales de cada
profesor de los cuales no me gustaría profundizar, sin embargo, tengo la necesidad
de plantear otras preguntas que puedan llevar a una reflexión. ¿Cómo los profesores
promueven que se siga repitiendo el mismo patrón perceptivo motor en el cual se
limita el ajuste creativo en la toma de contacto y que aportan elementos que
fomentan la rigidez en la conciencia neurótica? Tradicionalmente cuando se habla
del saber y de la educación, se deja a un lado los sentimientos, ya que la tesis que
defienden es: “los sentimientos interfieren con el pensar”. Entonces, ¿cómo se vive el
universitario que viene de una familia autoritaria, en donde se desaprueba la
expresión de sentimientos, y que termina pisando tierras académicas en donde se
repiten las mismas formas de contacto, con la única diferencia que son nuevos
representantes, nuevas caras, pero con el mismo estilo de contacto? ¿Acaso no puede
haber un lugar para los sentimientos en estos espacios? ¿Los sentimientos no son los
que promueven un aprendizaje significativo? ¿realmente podemos dejar a un lado los
sentimientos?. Tengo algunas ideas escritas que quiero compartir. Los sentimientos
son una dimensión humana e interrelacional de las cuales no se puede suprimir, de
alguna manera los sentimientos siempre están presentes en la experiencia, nos queda
reconocerlos e integrarlos en el aprendizaje, o crear bloqueos en el ciclo de la
experiencia y que esa energía contenida se cuele por otros orificios que puedan
generar un malestar emocional. Los sentimientos son un elemento importante
dentro del desarrollo de la personalidad, el reconocer sus sentimientos, nos pueden
acercar a las posibilidades, oportunidades y obstáculos que atraviesan durante el
aprendizaje. Se necesita una transformación en la forma de enseñar, en el que
incluyan el reconocimiento de sus mismos sentimientos por parte de los profesores y
de los sentimientos de sus estudiantes.
Este análisis (análisis algo superficial) solo tiene como objetivo compartir mi
experiencia, también que haya un cuestionamiento sobre la salud mental y bienestar
emocional dentro de los espacios educativos, y pensar cuál es la responsabilidad que
le corresponde al profesorado en relación al estudiante. Hace falta un análisis más
riguroso para acercarnos más a la naturaleza de estos acontecimientos que se
presentan en las escuelas.

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