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26/11/12
C ONVENCIMIENTO P REVIO
Antes de adentrarnos en qué entiende el Concilio Vaticano II por signos de los tiempos, y en la
importancia de esta expresión, recordamos unas convicciones previas:
Dios acompaña el caminar de la historia humana, sin intervenir directamente o manipular las
decisiones y el proceder del hombre.
Dios suscita personas, acontecimientos y experiencias, a través de las cuales va orientando la
creación hacia su plena realización.
Dios nos confía el sentido de la historia y lo pone en nuestras manos.
No existe divorcio entre la historia humana y la historia de la salvación, sino que se constituyen
en una sola, elaborada libremente por el hombre y dirigida por Dios.
Estamos convencidos de que Dios se comunica no solo a través de la Sagrada Escritura, sino a
través de muchos canales o medios humanos y, que a través del Espíritu, se hace presente en
diversos signos y manifestaciones de todos los tiempos, que se constituyen en lugares de encuentro
entre Dios y el ser humano. Esos lugares de encuentro entre Dios y el ser humano se constituyen
como signos teológicos de la manifestación de Dios en la historia y por tanto, serán signos de
nuestro tiempo, nuestra época y sociedad, donde Dios se hace presente para revelar su voluntad.
La expresión “signos de los tiempos” aparece en los evangelios, en boca de Jesús de Nazaret (Mt
16, 1-4; Mc 8, 12; Lc 12, 54 – 56; Mc 13, 1-23; Lc 12, 54 – 56; Mt 11,5), como una llamada de
atención a la llegada del reino de Dios.
Mateo 16, 1 - 4: Se acercaron los fariseos y saduceos y, para tentarlo, le pidieron que les
mostrara una señal del cielo. Él les contestó: Al atardecer decís: buen
tiempo, pues el cielo está rojo. Por la mañana decís: hoy seguro llueve,
pues el cielo está rojo oscuro. Sabéis distinguir el aspecto del cielo y no
distinguís las señales de los tiempos. Esta generación perversa y adúltera
reclama una señal; y no se le dará más señal que la de Jonás. Los dejó y se
marchó.
En su sentido bíblico es una invitación a la perspicacia y atención
constante al Reino de Dios; a mirar con profundidad lo más íntimo de la
realidad para saber reconocer lo esencial. Indica que podemos conocer la voluntad de Dios que se
ha revelado y sigue revelándose a través de los acontecimientos históricos y que es deber nuestro
poder responderle.
E L C ONCILIO V ATICANO II Y LOS S IGNOS DE LOS T IEMPOS
Hasta el Concilio Vaticano II fue común entender la expresión Signos de los Tiempos, como las
fuentes o “lugar teológico” donde la jerarquía y los teólogos descubrían la voluntad de Dios para
señalar que doctrinas deben aceptarse o rechazarse. Estas fuentes eran la Escritura, la Tradición, el
Magisterio, etc. Por el contrario, lugares como la razón humana, la filosofía y las ciencias, la historia
y la tradición humana… eran considerados como
lugares ajenos o extraños.
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L OS P OBRES COMO S IGNO DE LOS T IEMPOS
Esa concepción de los “signos de los tiempos” impulsada por Juan XXIII y su posterior aplicación
pastoral, especialmente en América Latina, dará lugar a una evolución en su significado hasta llegar a
identificarse con los pobres.
Así, se recupera esa apuesta de Dios por los pobres y sencillos que nos muestra el Antiguo Testamento
en la relación del pueblo de Israel con Yavé y, para la fe cristiana, los pobres se convierten en un lugar
teológico fundamental, aunque no en el sentido de una teología victoriosa, sino en el de una teología de
la cruz, como señalaba Pablo en su carta los corintios: “El lenguaje de la cruz no deja de ser locura para
los que se pierden... Dios ha elegido lo que el mundo tiene por necio, con el fin de
avergonzar a los sabios; y ha escondido lo que el mundo tiene por débil, para
avergonzar a los fuertes” (Cf. 1 Cor. 1, 18-30).
El pobre y la cruz se convierten, por tanto, en un camino para el conocimiento de Dios
como lo totalmente opuesto a los criterios y esquemas del hombre.
Según lo visto hasta ahora con “signos de los tiempos” afirmamos que Dios, por medio de su Espíritu se
revela siempre a la humanidad para darse a conocer como un Dios cercano y muy humano. Esta
manifestación la hace normalmente a través de medios humanos, naturales y concretos para adecuarse
a nuestras categorías espacio –temporales. Este mismo Espíritu de Dios, suscita en el hombre las luces
necesarias para una adecuada interpretación de los signos y de la voluntad de Dios, oculta en ellos.
La Iglesia, entendida como Pueblo de Dios, tiene la capacidad, dada por el Espíritu de Dios, de
interpretar o al menos aproximarse a una lectura de fe de estos signos. Para ello es necesaria una
lectura “fina”, ya que esos signos marcan etapas importantes de la historia de la humanidad y, por
consiguiente, de la historia de la salvación. Para ayudarnos en esa tarea se propusieron una serie de
criterios de discernimiento e interpretación:
a. Interpretación a la luz de la Palabra de Dios, la Tradición y el Magisterio.
b. Conocimiento de la realidad.
c. La presencia de Dios en el signo debe llevar a cuestionamientos, más que a soluciones.
d. Discernimiento comunitario – eclesial.
e. Búsqueda del bien común y el reino de Dios.
Podemos concluir este apartado recordando como Juan XXIII, haciendo referencia a Mt. 16, 1-4, aborda
en Humanae Salutis y en Pacem in Terris el significado de esta expresión, como una nueva forma de
interpretación de las manifestaciones de Dios en las mediaciones humanas, particularmente la historia,
y concretamente, las realidades sociales, políticas, religiosas y culturales del mundo y de la Iglesia,
afianzando su convencimiento de que era preciso leer los “signos de los tiempos”, saber discernir la
acción del Espíritu Santo en la evolución de la historia.
1. Qué nos ha sugerido la lectura de esta gran clave del Concilio Vaticano II. Qué destacaría.
Qué cosas necesitan aclararse….
2. Qué supone para nosotros, nuestros grupos, comunidades, parroquias, y para la propia
iglesia, la consideración de los pobres como gran signo de los tiempos.
3. Qué signos de los tiempos destacarías hoy en nuestro mundo…..
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Los portadores de sueños… Gioconda Belli
En todas las profecías con la muerte.
está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan Por eso cultivaban jardines de sueños
que el hombre creará su propia destrucción. y los exportaban con grandes lazos de colores.
Los profetas de la oscuridad se pasaban noches y
Pero los siglos y la vida días enteros
que siempre se renueva vigilando los pasajes y los caminos
engendraron también una generación buscando estos peligrosos cargamentos
de amadores y soñadores; que nunca lograban atrapar
hombres y mujeres que no soñaron porque el que no tiene ojos para soñar
con la destrucción del mundo, no ve los sueños ni de día, ni de noche.
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores. Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de
……….. la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos
Así fue como proliferaron en el mundo los que sólo esta nueva raza de hombres puede ver
portadores sueños, la semilla de estos sueños no se puede detectar
atacados ferozmente por los portadores de porque va envuelta en rojos corazones
profecías en amplios vestidos de maternidad
habladoras de catástrofes. donde piesecitos soñadores alborotan los vientres
Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de que los albergan.
utopías
dijeron que sus palabras eran viejas Dicen que la tierra después de parirlos
y, en efecto, lo eran porque la memoria del desencadenó un cielo de arcoiris
paraíso y sopló de fecundidad las raíces de los árboles.
es antigua al corazón del hombre. Nosotros sólo sabemos que los hemos visto
sabemos que la vida los engendró
Los acumuladores de riquezas les temían para protegerse de la muerte que anuncian las
lanzaban sus ejércitos contra ellos, profecías.
……………..