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INTRODUCCIÓN:

El presente humilde trabajo realizado está dedicado con mucho cariño a Dios,
a quien mediante la liturgia le adoramos, le glorificamos, le damos gracias porque
inexorablemente todo trabajo de liturgia tiende a eso, o de lo contrario carece de
sentido.

El tema que se estará desglosando es sobre “El tiempo y el espacio litúrgico”.


Requiere por lo tanto de cierto conocimiento filosófico y cultural por ejemplo, para
comprender bien el papel del tiempo en la liturgia. En la parte sobre el espacio
litúrgico se utilizó más bien la historia de la Iglesia para comprender los cambios y el
sentido de los espacios y objetos litúrgicos. Obviamente todo esto utilizando sendos
libros y páginas de internet confiables.

La estructura del trabajo es bastante sencilla: se divide en dos partes grandes;


la primera discurrimos sobre el Tiempo Litúrgico y todo lo relacionado a ello y en la
segunda parte toca mencionar sobre el espacio litúrgico con cada una de sus aristas.
Sobre su extensión podemos decir que no es muy extenso el documento.

Espero que todo el que quiera leer este trabajo pueda comprender de manera
básica y clara lo que es el trabajo y espacio litúrgicos para que pueda participar mejor
así en la liturgia, especialmente en la eucaristía, cada vez más plena y
conscientemente. Agradeceré mucho a Dios si el trabajo ha cumplido con su objetivo
de hacerle útil al lector para su formación litúrgica.

2
1-) TIEMPO LITÚRGICO:

1.1¿Qué es el tiempo?

Es difícil acertar una definición universal. De hecho tiene más de 17


definiciones según la RAE.1 Pero utilizaremos esta definición:

“una realidad de este universo, por la cual se mide la duración de las


cosas.”2

1.2 Otras concepciones sobre el tiempo:

En la antigüedad, en las grandes religiones no cristianas y la


concepción de los griegos creen que el tiempo es algo malo. Es lo que nos
impide el trascender, es lo que nos hace débiles, mortales. Es una ilusión
porque aparentemente hay algo nuevo pero en realidad siempre es lo mismo.
Es como menciona el autor bíblico del libro del Eclesiastés, (influenciado ya
por el pensamiento griego): “Vanidad, vanidad, todo es vanidad” (1,2) “¿Qué
saca el hombre de toda su fatiga con que se afana bajo el sol?” (1,3) “Lo que
fue, eso será; lo que se hizo, eso se hará. No hay nada nuevo bajo el sol” (1,8)

Por otra parte es una esclavitud inclusive el tiempo, porque nunca hay
nada nuevo, no existe la historia, no existe un fin (télos) de la misma, un para
qué. Eso se puede reflejar en las historias míticas que narran los griegos sobre
Ulises quien después de sus grandes aventuras vuelve a su punto de partida, a

1
http://lema.rae.es/drae2001/srv/search?id=f5YiIvAXrDXX2eF4tvYd
2
BERGARMINI, A., Cristo, festa da Igreja. São Paulo, 1994, 42 (= CFDI)

3
la nostalgia. No existe así tampoco un camino, solo “existe la existencia” por
así decirlo. Es “Chronos que devora a sus hijos”.

Esto tiene influencia hasta hoy en día. Hay algunos filósofos


existencialistas ateos que consideran el “eterno retorno” de los griegos. Dicen
que el hombre está “condenado” debido al tiempo a vivir para su muerte, un
ser para la muerte3. El tiempo es la nada.

1.3 Concepción bíblica del tiempo:

Hablemos primero de nuestros hermanos mayores de la fe, los judíos,


quienes fueron los primeros en abrazar la fe, por medio de la revelación
bíblica en el Antiguo Testamento, de que el tiempo es linear, histórico y que
en la historia se da la epifanía de Dios. Él creó el tiempo para revelarse en él.
Su devenir es positivo porque en el mismo: Dios habla con el hombre, hace la
historia con él; el profeta encuentra a Dios en la historia y en ella se siente
interpelado por Dios.

Dios liberó al pueblo de los egipcios en el tiempo (Pascua). Los


condujo por el desierto hasta la Tierra Prometida, los acompañó en sus
batallas, aunque los “abandonaba” cuando le desobedecían y se alejaban de su
voluntad. Les daba tiempos duros para que meditaran sus malas acciones para
que puedan arrepentirse y volverse a Él nuevamente. Demostraba su justicia,
su misericordia; enseñaba por medio de sus profetas, etc.

3
HEIDEGGER, M., El ser y el tiempo. Mexico, 1988, 197

4
Así el tiempo tiene un inicio, y un fin (telós). La salvación se da en el
tiempo, porque hacia los planes de Dios tiende. Estaba en los planes de Dios
según los profetas que llegue el Mesías Salvador.

Los cristianos creemos que se da en Jesucristo, mientras que los judíos


siguen esperando a su Mesías. El evento principal salvífico de Dios en el
Nuevo Testamento es el acontecimiento de Cristo (Pasión, Muerte y
Resurreción)4, su Pascua.

1.4 Aproximación a una definición del Tiempo Litúrgico:

Hay que tener en cuenta que el cómputo del tiempo o su medición que
se realiza con parámetros humanos, está siempre en referencia a “algo” para
poder medirlo y darle significado. En nuestro caso como cristianos no es
“algo” sino “Alguien” está fuera del tiempo y que es lo que da sentido pleno:
Cristo. Él es quien divide el tiempo en ritmos diarios, semanales anuales, etc.
quien vive y reina por los siglos de los siglos.

Es Aquel que da sentido al año por haber sido puesto en el centro, por
eso existen los ciclos y tiempos litúrgicos para poder meditar el gran Misterio
de Cristo, desde la Encarnación, Navidad hasta la Ascensión, Pentecostés y la
expectativa de la dichosa esperanza y venida del Señor. Se conmemoran así
los misterios de la Redención, abre las riquezas del poder santificador y de los
méritos de su Señor, de tal manera que en cierto modo, se hacen presentes en

4
AZCÁRATE A., La Flor de la Liturgia Renovada. Buenos Aires, 1986, 48. (=FLR)

5
todo tiempo para que puedan los fieles ponerse en contacto con ellos y
llenarse de la gracia de la salvación.5

Ya está amaneciendo… pero aún no ha despuntado el sol; “la noche


está avanzada, el día se echa encima” (Rm 13,12) En esto consiste la teología
litúrgica: En tener en cuenta ese periodo de transición, hacia el tiempo de la
Jerusalén celestial (Ap 21,22ss.) donde ya no exista más santuarios porque
será el mismo Señor el Santuario6. Mientras tanto debemos recibir los dones
de Jesucristo en la Eucaristía como anticipo del culto perfecto.

Entonces el tiempo litúrgico es decir, el tiempo donde se ejerce el


sacerdocio de Cristo, el Cuerpo Místico de Cristo (Acción salvífica de Él y
participación de su Iglesia), antes, ahora y siempre.

1.5. Un término clave del tiempo litúrgico: “Ephapax”

Nos puede iluminar el sentido de la palabra “Ephapax” de Hb 7,27 (De


una vez para siempre) porque esto indica que la acción salvífica de Jesús el
Cordero Inmolado si bien fue hecha en el tiempo, sabemos que él es de
condición divina y que por consiguiente es de naturaleza eterna. Y por medio
de Él en la Liturgia participamos de su vida divina, (2 Pe 1,4) uniendo así el
cielo y tierra; es decir lo eterno y lo temporal; lo humano y lo divino se unen
en el templo o donde se realice la celebración litúrgica.

5
CONCILIO VATICANO II, Sacrosantum Concilium. Buenos Aires, Paulinas, 2003, 102
6
BENEDICTO XVI, El espíritu de la Liturgia. Madrid, 2014, 94

6
Con razón el Martirio es la unión perfecta con Cristo. Es la verdadera
celebración eucarística. Por eso decía s. Ignacio de Antioquía: “Escribo a
todas las iglesias, y hago saber a todos que de mi propio libre albedrío muero
por Dios, a menos que vosotros me lo estorbéis. Os exhorto, pues, que no
uséis de una bondad fuera de sazón. Dejadme que sea entregado a las fieras
puesto que por ellas puedo llegar a Dios. Soy el trigo de Dios, y soy molido
por las dentelladas de las fieras, para que pueda ser hallado pan puro [de
Cristo].”7

Debido a esto la parte MORAL de la Liturgia es muy importante; que


consiste en buscar el “ser” para Dios. En dejarnos abrazar por su amor en la
cruz. El tiempo de unirnos a Dios es ¡ahora!

No debemos pensar que “tardará mi amo en llegar” como el siervo


necio o actuar como las vírgenes necias que no prepararon suficiente aceite
para poder pasar con sus novios. Porque ya estamos en el “últimos tiempos”
en los tiempos mesiánicos, prueba de eso es el rescate, la salvación que hemos
obtenido por medio de Jesús y la efusión del Espíritu (Tit 3,5-6) que nos
acompaña hasta hasta el fin de los tiempos (Ef 4,30). A este no debemos
entristecerlo con obras indignas que no corresponden a criaturas nuevas en el
Espíritu sino que debemos agradarle ¡Ofrendando nuestra vida como hostias
vivas! Es decir que la parte ritual nos debe servir para ir a cumplir nuestra
vocación de ser testigos de Dios, cumpliendo las obras del Espíritu (Gal
5,15,25).

O como menciona el papa Francisco sobre el tema: “Es preferible el no


ir a la misa y actuar como pagano, que ir a misa y vivir destruyendo vidas,
hablando mal del prójimo” porque va en contra del principio litúrgico de

7
Carta a Roma, IV

7
fuente de toda la Iglesia. Si es así no dejamos que la gracia penetre en nuestros
corazones.

8
2-ESPACIO LITÚRGICO:

2.1. ¿Qué es?

Algo importante es tener en cuenta que la Liturgia es acción “La


acción sagrada por excelencia, la acción sin igual de la Iglesia “ (SC 7) Esta se
expresa en ideas, lenguaje, gestos y elementos materiales. Dentro de este
último se encuentra lo que es el espacio litúrgico, lugar físico, elementos
materiales que nos permiten que sea posible la liturgia. 8

2.2 Un poco de historia:

Aunque las comunidades cristianas tenían presente de que ellos


mismos, la Iglesia, que eran el verdadero templo del Dios viviente (1 Cor 3,17
“El Templo de Dios que son ustedes, es santo”; 1 Pe 2,5 “Dispónganse como
piedras vivas a ser edificados en casa espiritual); toda comunidad cristiana
necesita de un lugar específico para reunirse, para la reunión litúrgica.

Primeramente Jesús mismo al ser preguntado sobre “¿Dónde quieres


que te preparemos la Pascua?” pidió que se realizara en una casa (Mt 27,17-
19). Por otra parte los primeros cristianos frecuentaban el templo judío hasta
la destrucción del mismo en el año 70. Por eso a lo largo de la historia de la
Iglesia surgieron diferentes Lugares de Celebración como por ejemplo al
principio según la Biblia y testimonio sobre los cristianos, se reunían en casas
particulares.

8
FLR, 91

9
Más tarde la gente se reuniría en las basílicas, hacia el siglo IV,
cuando se estabilizara la Iglesia gracias al Edicto de Milán (inspiradas en los
palacios reales de Persia y de la sala de la audiencia del Rey, por eso proviene
de la palabra “Basileus”). Esas estructuras servían (entre muchas funciones
más) para albergar a la Asamblea de los fieles para la celebración de los
misterios.9 Existen las mayores las que están en Roma (Son siete. Por ejemplo:
La de San Juan de Letrán) y las menores, algunas de la misma ciudad y las del
resto del mundo que un papa pudo haberlas honrado con dicho título.

Los cementerios también eran tomados en cuenta como lugares


litúrgicos, desde los principios de la Iglesia. En realidad eran prolongación de
los templos. Estaban adosados a ellas o dentro de ellas, pues a los cristianos se
les ha sepultado a menudo bajo el pavimento.10 Un ejemplo de ellos es la
Basílica de San Pedro, donde debajo de la misma descansan los restos de
Pedro, el primer papa.

La palabra cementerio significa “dormitorio”, del griego “koiman”


“acostarse”. Otro nombre es el “camposanto”. Es el lugar sagrado donde se les
acuesta a los muertos, donde los cristianos descansan en Cristo “a la sombra
de la cruz” del templo. Los primeros cementerios fueron “Las Catacumbas”

2.3 Lugares litúrgicos o sagrados:

9
SARTORE D., Nuevo Diccionario de Liturgia. Roma, 1984, 1211
10
FLR. 113

10
Según el Canon 1205 del Código de 1983: “Son lugares sagrados
aquellos que por una dedicación o bendición prescrita por los libros litúrgicos
son destinados al culto divino o a la sepultura de los fieles”. Teniendo en
cuenta esta definición son las iglesias o templos, el altar, el bautisterio y los
cementerios.

Dentro de las iglesias o templos se dividen en parroquiales (a cargo de


los párrocos en una localidad determinada) y en Capillas u Oratorios. También
están las catedrales, lugar pastoral específico para el obispo, para su enseñar
desde su cátedra (por eso es su nombre catedral) y lo ya mencionado más
arriba sobre las basílicas.

El lugar más venerable de la iglesia es el altar. Podemos constatar esa


afirmación en los ritos de consagración de un templo, ya que la consagración
del altar constituye la parte principal.

Los primeros altares fueron de madera y portátiles aunque después se


prefirió por las de piedra por el signo bíblico de Moisés que hizo brotar el
agua de la roca y “la roca que era el Cristo” (1 Cor 10,4), piedra fundamental
o piedra angular del edificio (Ef 2,20; 1 Pe 2,4-7). Además ya en Gen 28,18
encontramos altares de piedra.11

Un signo muy importante que tuvieron los constructores de las


basílicas cementeriales romanas (siglos IV-VI) es el de construir el altar sobre
la tumba de los mártires, para asegurar el vínculo entre ellos y el altar que se
celebra el sacrificio eucarístico. Esto se explica por el Apocalipsis 6,9: “Vi al
pie del altar las almas de los degollados por causa de la Palabra de Dios y del
testimonio que mantuvieron”.

11
MARTIMORT, A.G., La Iglesia en Oración. Barcelona, 1987, 231

11
Por eso es conveniente colocar debajo del altar inamovible
normalmente de piedra (al no ser que la conferencia episcopal decida otra
cosa), reliquias de mártires o de otros santos. No debe colocarse sobre la mesa
ni estatuas, ni íconos, ni reliquias. El altar debe ser único para simbolizar que
tenemos a un solo Salvador y una sola Eucaristía. Debe estar separado de la
pared para que el celebrante pueda rodearlo fácilmente y celebrar de cara al
pueblo.12

Se puede usar un altar móvil para celebraciones litúrgicas fuera del


templo o una mesa cualquiera con tal de que sea decente, tenga un mantel y un
corporal. Se debe mostrar respeto al altar. Los celebrantes lo besan al empezar
y terminar la misa. Se lo rodea con cirios para poder destacar la veneración y
la celebración festiva (este último hace alusión al Apocalipsis 1,12-13). Sobre
el altar o cerca del mismo se coloca una cruz, visible para toda la asamblea.

2.4 Lugares anexos a los templos: 13

2.4.1 Capillas laterales: Pueden ser varias o una sola.


Normalmente están dedicadas a un santo, si bien pueden tener varias
imágenes y/o la reserva y/o reliquias de los santos. Se debe evitar a que
si están dentro del templo, no distraigan la atención del altar.

2.4.2 Bautisterios: En las iglesias primitivas era un lugar muy


venerado y objeto de gran devoción por parte de los fieles. Imitaban a

12
Instrucción General del Misal Romano, 262.
13
FLR. 98

12
suntuosas capillas rotondas, hexagonales u octogonales, decoradas
como las basílicas. En su centro estaba la piscina bautismal con su
fuente o surtidor, donde se podía acceder a la misma por medio de una
escalinata. Estaban y están dedicadas a San Juan Bautista. Con el
tiempo fue perdiendo su realce porque al principio lo realizaba el
Obispo en las catedrales; luego pasó a los sacerdotes y diáconos en las
parroquias y entonces se convirtieron en “pilas bautismales”.

2.4.3 Sacristías: Son depósitos de ornamentos y vestiduras sagrados,


cálices y objetos del culto. Contiguo a ellas normalmente está el Relicario o
lugar donde se dejan las reliquias de santos y vasos de orfebrería, primores de
arte, etc.

2.4.4 Torres y Campanarios: Surgieron como decoraciones fuera del


templo, luego en el período Ojival o Gótico (s. XIII-XIV) se incorporaron
como parte del templo. Las puntas de las torres suelen estar adornadas con una
cruz, o una veleta (símbolo de los vaivenes de la fama y de la fortuna,
inestabilidad y brevedad de la vida) o un gallo (Símbolo de estar alertas, nos
recuerda de no apegarnos mucho a los placeres y a los bienes del mundo.
Denuncia el pecado con su canto)

13
CONCLUSIÓN:

Theodore Roosevelt, un gran presidente de Estados Unidos e íntegra


persona, en uno de sus discursos, pronunció la triada: “lágrimas, sudor y
sangre”. Así creo también, es el caso de haber terminado este trabajo, sin
exagerar, puesto que tuve que leer varios libros, dedicarle varios días de
trabajo y también al estilizarlo de acuerdo a los cánones de presentación.

Esto ha influido enorme y positivamente en mi formación porque lo


que te exige, lo difícil y lo que te cuesta, según mi experiencia de vida, es lo
que más se aprende. Por ejemplo hasta ahora sigo recordando las lecciones de
algunos profesores exigentes, tanto de la escuela o de la universidad que he
tenido.

Sobre el tema en realidad yo tenía vagos conceptos, poca información,


realidad que me obligó a que investigara considerablemente para una
exposición y presentación satisfactoria del trabajo. En lo que más tiempo
invertí para recopilar datos fue sobre la primera parte, el tiempo litúrgico
porque es muy abstracta esa parte pero es fundamental comprenderla bien para
estar cada vez más imbuido en el espíritu de la liturgia.

Lo negativo que se puede mencionar sobre el desarrollo del documento


es que todavía es básica la información. El que quiera profundizar más deberá
recurrir a más libros por su cuenta.

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