Está en la página 1de 3

4.

- LA PÉRDIDA DE LAS COLONIAS Y LA CRISIS DEL 98

4.1- Las guerras de Cuba y Filipinas. La Paz de París


El problema cubano se había iniciado ya durante el Sexenio Revolucionario, cuando los
campesinos cubanos (los “mambises”), como eran conocidos los sublevados cubanos,
dominicanos y filipinos contra España), apoyados por la oligarquía económica criolla y
norteamericana, decidieron que había llegado el momento de mejorar su situación
económica y social a través de la independencia nacional de Cuba.

La Guerra de los Diez Años (“Guerra Larga”) duró hasta el 10 de febrero de 1878,
cuando el general Martínez Campos consiguió firmar con los rebeldes el Convenio de
Zanjón, por el cual se prometía, a cambio del fin de las hostilidades, cierta autonomía, la
abolición de la esclavitud y la presencia de diputados cubanos en las Cortes españolas. Con
todo, ciertos militares sublevados, como el general Antonio Gómez, no aceptaron el
convenio y siguieron combatiendo.
El incumplimiento de lo pactado en el Zanjón provocó al año siguiente la “Guerra
Chiquita” que terminó con la derrota cubana. Desde entonces, el nacionalismo cubano se
ha desarrollado a través de diversos partidos políticos, como la Autonomía Liberal, la Unión
Constitucional o los Reformadores, mientras que en la metrópoli se han tomado pocas
medidas para normalizar las relaciones con la isla, salvo la estricta abolición de la esclavitud
en 1886.

Tampoco la imposición de nuevos impuestos ayudaba a calmar el malestar en la isla.


El 24 de febrero de 1895 comenzó la Guerra de Independencia de Cuba con el "Grito de
Baire" en la provincia de Oriente. El levantamiento se extendió por toda la isla, excepto en
las provincias occidentales controladas por los españoles. El Manifiesto de Montecristi,
redactado por Martí y Gómez el 25 de marzo de 1895, llamó a la población cubana a
levantarse en armas contra el gobierno colonial español sin afectar al pueblo español, y
detalló el programa del movimiento revolucionario cubano. A pesar de los intentos del
general Martínez Campos, que fue nombrado Capitán General de Cuba para buscar una
solución pacífica, la brutal política de Valeriano Weyler, conocida como "reconcentración
de Weyler", no resolvió el problema y provocó la protesta de Estados Unidos. Para evitar la
intervención estadounidense, el gobierno de Sagasta reemplazó a Weyler por el general
Ramón Blanco, quien ofreció plena autonomía e igualdad de derechos en la isla, aunque
ya era demasiado tarde.

En Filipinas, el malestar creciente se debía al descontento de la población por la corrupción


y el poder de las órdenes religiosas. En 1892, José Rizal fundó la Liga Filipina, que exigía
la expulsión de los españoles de manera pacífica. Ese mismo año, Andrés Bonifacio fundó
la sociedad secreta del Katipunan, que abogaba por la revuelta armada para lograr la
independencia.
En agosto de 1896, ocurrió la insurrección conocida como el "Grito de Balintawak",
liderada por el Katipunan y dirigida por Emilio Aguinaldo. Tras el fracaso de la política
represiva del general Polavieja y el fusilamiento de Rizal en diciembre, Sagasta reemplazó a
Polavieja por el general Fernando Primo de Rivera. Primo de Rivera logró firmar el Pacto
de Biak-na-Bato con los rebeldes en diciembre de 1897. Ese mismo año, Puerto Rico
obtuvo su carta de autonomía del gobierno español.
Para principios de 1898, la influencia estadounidense en los conflictos cubanos y filipinos
era evidente, ya que buscaban proteger sus intereses económicos y estratégicos. Por
último, el gobierno de McKinley decidió intervenir debido a la presión pública. La excusa
para declarar la guerra a España fue la explosión del acorazado Maine en el puerto de La
Habana. Se acusó a España de agresión y se envió un ultimátum en abril para que
abandonara la isla, pero España se negó. A medida que la guerra comenzó el 25 de abril
contra los estadounidenses, hubo un gran entusiasmo patriótico en España, pero la
derrota era inevitable.

A pesar de los esfuerzos valientes de las tropas españolas, España sufrió pérdidas en la
batalla de Cavite y la bahía de Santiago, obligando a Sagasta a pedir un armisticio en julio.
Las tropas estadounidenses tomaron control de Manila, Santiago y Puerto Rico, y la guerra
finalizó el 13 de agosto. En el Tratado de París en diciembre de 1898, España renunció a
su soberanía sobre Cuba, Puerto Rico, Guam (en las Marianas) y Filipinas a favor de
Estados Unidos. Entre 1899 y 1902, se desarrolló la guerra filipino-estadounidense.
Posteriormente, España cedió el resto de las Marianas, Carolinas y Palaos a Alemania en
1899.

4.2-Las Consecuencias del Desastre del 98: el regeneracionismo


España entró sin darse cuenta en crisis, esto provocaría la aparición de un deseo de
renovación, el “regeneracionismo”, que estará presente en el país en los años siguientes:
● Pérdidas Humanas: los daños psicológicos y morales de heridos y familias fueron
enormes, aumentando la desmoralización del país.

● Pérdidas Económicas: se repatriaron ciudades y se fomentó el cultivo de la


remolacha.

● Crisis Política: no se produjo ninguna crisis de Estado, pero sí se produjo un


desgaste entre partidos dinásticos; apareció una nueva generación de dirigentes,
como Silvela y Maura entre los conservadores o Moret y Canalejas entre los
liberales.

● Desprestigio Militar: el Ejército fue señalado como culpable de la derrota aunque


fue la política, esto hará que el Ejército intervenga entre el auge del nacionalismo y
el movimiento obrero.

Los intelectuales reaccionaron generando una producción literaria muy crítica con la
situación del país. Los miembros de la “generación del 98” (Machado, Unamuno,Pío
Baroja…etc) se unieron en la reflexión sobre “el problema de España”. A través de sus
escritos buscaron la solución para los problemas de España, como la modernización y la
“europeización”.

Los llamados “regeneracionistas”, defendían la necesidad de la renovación política


española. Desde fuera del sistema, autores como Joaquín Costa, autor de “Oligarquía y
Caciquismo”, pretendían sustituir el régimen oligárquico por uno nuevo que invirtiera en
obras públicas, limpiara el sistema electoral…etc, a pesar de estas críticas, ninguno de
estos autores se implicó personalmente en la vida parlamentaria aunque hubo una
excepción; Joaquín Costa, quién fundó la Unión Nacional, partido de vida efímero (1903).
Los nacionalismos periféricos (catalán y vasco mayormente), viven a partir de 1898 una
etapa de desarrollo al presentarse como vía alternativa de la ineficacia del Estado Liberal,
llamada “caciquista”. La burguesía catalana propondrá un “regeneracionismo regionalista”
(España otorga libertades a regiones que la integraban, mucho más dinámicas y modernas,
un ejemplo de esto es Castilla). La burguesía catalana apoyaba a la conservadora Lliga
Regionalista y los nacionalistas del PNV.

La insuficiencia de las reformas, el recelo de políticos sobre el nacionalismo, y sobre todo


cualquier el Ejército en contra de cualquier idea que pusiese en peligro la unidad del país,
hicieron que estos nacionalismos acabaran por radicalizarse.

Otra de las consecuencias de la crisis del 98, fue aumentando en las actividades del
mundo obrero, esto provocó un deterioro significativo del orden público y algunos de estos
ejemplos fueron los asesinatos de Canalejas y Dato o los distintos intentos de asesinato
sufridos por Alfonso XII.

Importante fue el proceso de secularización que va a experimentar el país gracias a las


campañas de prestigio de izquierdas contra la iglesia, acusada de una influencia excesiva
en la sociedad y en la educación. Esto provocó el anticlericalismo que acabará generando
situaciones dramáticas en un futuro.
También existió un regeneracionismo desde dentro del propio sistema de restauración.
Políticos como Silvela, Maura o Canalejas intentan poner en marcha una serie de cambios
dentro de sus partidos, la mayoría de ellos fracasados por la oposición interna o por los
sectores oligárquicos del país, que no podrán impedir la descomposición de un sistema
desembocado en la dictadura de Primo de Rivera y en la caída de la monarquía tras la
Proclamación de la ll República en marzo 1931.

También podría gustarte