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BLOQUE 9. GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898.


INTRODUCCIÓN
A finales del siglo XIX España era una potencia de tercer orden en el contexto internacional. Al
fracaso de la revolución industrial en el país, con el consiguiente subdesarrollo económico y
conflictividad social, se unía un sistema político, el de la Restauración, muy poco democrático, con
las consecuencias de una fuerte conflictividad política interna y un alto grado de corrupción.
Además, el país se encontraba aislado internacionalmente, no contando en ninguna de las alianzas
entre las potencias europeas de la Europa de la Paz Armada. Todo ello explica que cuando se
enfrente a EEUU, una potencia económica y militar emergente, por la posesión de Cuba,
España sufra una humillante derrota que la hará consciente de su debilidad. Frente a los intentos
de continuar con el sistema político imperante por parte de las clases dirigentes encuadradas en
los partidos dinásticos, surgen las tesis regeneracionistas que intentan una reforma profunda de
la estructura política, económica y social del país. Su fracaso supondrá el reforzamiento de las
fuerzas políticas situadas al margen del sistema.

CAUSAS Y ANTECEDENTES.-EL PROBLEMA DE CUBA .


Contexto Internacional: Liderazgo alemán gracias al Sistema de Alianzas del canciller
Bismarck (1871-1890), del que queda fuera España, que se encuentra aislada
internacionalmente; Desarrollo espectacular de EEUU tras la Guerra de Secesión (1861-1865),
iniciando una política imperialista que choca con los últimos restos del Imperio Español (Cuba-
Puerto Rico y Filipinas). Remodelación del mapa colonial por las grandes potencias industriales a
finales del siglo XIX.

Causas internas en Cuba:


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Económicamente representaba una fuente de ingresos para la economía de española, a
pesar de la incapacidad de España para absorber la producción azucarera y proveer a la isla de
manufacturas. Se produce en este contexto la penetración económica de EEUU en la isla y el
malestar por el proteccionismo que absorbía 88,1 % de la exportaciones cubanas pero sólo
suministraba el 37% de su importaciones.

Cuba desempeñó durante el siglo XIX un importante papel en la vida española:


políticamente era un foco de conflictos permanente, militarmente, era el lugar ideal para la
adquisición de méritos militares. Tanto Cuba como Puerto Rico se encontraban sometidas al
poder absoluto del capitán general de cada isla, lo que molestaba de manera especial a las élites
criollas, parte de las cuales se planteaban su incorporación a EE.UU. La Guerra de Secesión
norteamericana (1861-1865) había servido para que dichas élites estuviesen a favor de la
independencia de Cuba y de la abolición de la esclavitud, tal y como se había hecho en
EE.UU.

En 1868 estalló una revuelta conocida como el “Grito de Yara”, que pretendía la
independencia de la isla, lo que provocó la Primera Guerra de Cuba (1868-1878), que terminó
con la firma de la Paz de Zanjón. En dicho acuerdo se estableció una amnistía, la abolición de la
esclavitud (lograda en 1888 con el gobierno de Sagasta,), y se prometió una reforma que
contemplaba cierta autonomía, (Antonio Maura) libertad de comercio y representación en las
Cortes, promesas no cumplidas por los grupos españolistas, por lo que el problema del
independentismo quedó sin resolver
.Un 1879, un año después de los acuerdos de Zanjón, dio comienzo en la zona oriental de la
isla un nuevo levantamiento contra las autoridades españolas (la denominada “guerra
chiquita”), dirigido entre otros por Guillermo Moncada y Calixto García, pero la falta de apoyo
entre la población cubana favoreció que el movimiento fuese reprimido en unos meses por el
general Polavieja.
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Paralelamente, se fueron configurando en Cuba diversos partidos políticos: el Partido
Autonomista, que irá perdiendo pe o frente al independentismo por los incumplimientos del
gobierno español; la Unión Constitucional, formado por españolistas; y el Partido
Revolucionario Cubano, independentista, fundado por José Martí (1892) y apoyado por
EE.UU., principal comprador de azúcar y tabaco cubanos, que se veía perjudicado por las tarifas
arancelarias impuestas a la entrada de productos extranjeros en Cuba

En definitiva, puede afirmarse, por tanto, que en el levantamiento independentista de Cuba


confluyeron diversas causas:

A)La inexistencia de una política colonial que cumpliese los compromisos adquiridos por España
en la Paz de Zanjón. Por ello, la concesión de autonomía a la isla a partir de 1 de enero de 1898
llegó demasiado tarde.

B)El imperialismo norteamericano, interesado en los territorios españoles del Caribe y del Pacífico
Mientras tanto, también en Filipinas, el movimiento independentista cobraba fuerza,
aglutinándose en torno a la llamada Liga Filipina.

LA GUERRA COLONIAL DE CUBA Y FILIPINAS-


En 1895 se reanudó la guerra en Cuba a partir del denominado “grito de Baire” (“Viva Cuba
libre¡”), protagonizado por un grupo de independentistas como Máximo Gómez, Antonio
Maceo, etc… dirigidos por José Martí, cerebro de la insurrección y autor de un programa
independentista conocido como “Manifiesto del Monte-Christi”.

España intentó detener la sublevación mediante la concesión de una Constitución


Autonómica, pero la propuesta no fue aceptada por los independentistas, que no se
conformaban más que con la independencia. Contrario a perder Cuba, el gobierno español
recurrió a la fuerza militar tratando de aplastar el levantamiento y sustituyó al general Martínez
Campos, partidario de una línea negociadora, por el enérgico Valeriano Weyler, buen
conocedor de la isla y defensor de una postura de dureza. Weyler dividió el territorio isleño en
largas líneas fortificadas o “trochas” para evitar el apoyo de la población a los sublevados y trató
de destruir los enclaves que constituían los refugios de los rebeldes, que perdieron a algunos de
sus líderes como Maceo y Martí. La guerra adquirió así caracteres muy violentos con gran
pérdida de vidas humanas y elevado coste económico, pero con escasos resultados debido a las
enfermedades tropicales y a la falta de medios del ejército español.

Los estrictos métodos de Weyler levantaron numerosas críticas, especialmente en la prensa


de EE.UU., donde su presidente McKinley mostró su deseo de intervenir en el conflicto, al
amparo de la llamada “Doctrina Monroe” (América para los americanos). Ello provocó un
incremento de tensión entre el gobierno norteamericano y el español. En el verano de 1897
aquél presentó una nota de protesta por los métodos de Weyler y exigiendo la pacificación de la
isla, y meses después, McKinley amenazó con la intervención militar si España no accedía a la
venta de la isla, iniciativa rechazada por el gobierno español. En un intento por evitar el conflicto,
el gobierno de Sagasta (quien había sustituido a Cánovas del Castillo tras su asesinato en
agosto de 1897), sustituyó a Weyler por el general Ramón Blanco, al tiempo que concedía la
autonomía a Cuba.

Mientras tanto, en el resto de las colonias españolas crecía también el sentimiento


independentista.

En Puerto Rico el movimiento autonomista se vio impulsado por la miseria y explotación de la


población por parte de los cultivadores de azúcar y café, y por el ejemplo de la insurrección
cubana. No obstante, la situación no desembocó en guerra abierta, y en 1897 se concedió a la
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isla la autonomía administrativa.

En Filipinas, el movimiento independentista fue liderado por José Rizal, que fundó en 1892 la
Liga Filipina. Desde 1896 el independentismo se fue generalizando pero fue militarmente
reprimido por el general Polavieja, siendo José Rizal detenido y ejecutado. Desde el exilio, Emilio
Aguinaldo reinició el conflicto coincidiendo con el comienzo de la guerra hispano-
norteamericana.

LA GUERRA HISPANO-AMERICANA. LA PAZ DE PARÍS


En un clima de creciente tensión entre EE.UU. y España, estando fondeado en el puerto de
La Habana el acorazado norteamericano Maine, explotó de forma inesperada el 15 de febrero de
1898 causando la muerte de buena parte de su tripulación. Este hecho desató una intensa
campaña de prensa en EE.UU, culpando a los españoles de su hundimiento, y el gobierno
norteamericano presentó un ultimátum al español exigiendo la renuncia a su soberanía sobre
Cuba. Su rechazo por España dio lugar a la declaración de guerra por los EE.UU., la cual se
desarrolló en dos escenarios distintos, el Pacífico y el Caribe, a miles de kilómetros de España y
sin los medios suficientes como para tener posibilidades de éxito. En el Pacífico, la anticuada
escuadra española de Filipinas, dirigida por el almirante Montojo fue fácilmente destruida en
Cavite (bahía de Manila) por la escuadra norteamericana del comodoro Dewey en mayo de
1898. La consecuencia fue la generalización del levantamiento filipino y la retirada española
hacia Manila, que finalmente cayó en manos norteamericanas en agosto.

En el Caribe, la escuadra española del almirante Cervera, enviada desde España hubo de
refugiarse en Santiago de Cuba para abastecerse de carbón. En junio, los norteamericanos
desembarcaron en Guantánamo y, tras duros combates, amenazaron la ciudad. La flota de
Cervera, más antigua y reducida que la norteamericana del almirante Sampson, hubo de
presentar batalla siendo fácilmente aniquilada en pocas horas el 3 de julio en la denominada
batalla naval de Santiago de Cuba. A partir de entonces, la resistencia española fue inútil y unos
días después capitularon Santiago y La Habana. . En la última semana de julio las fuerzas
norteamericanas desembarcaron también en Puerto Rico y ocuparon la isla.

Ante tales acontecimientos, España se vio obligada a capitular en agosto, lo que llevó a la firma
del Tratado de París (diciembre de 1898), un conjunto de exigencias norteamericanas que el
gobierno español tuvo que aceptar . España renunciaba a Cuba, que se convertía así en un país
independiente aunque fuertemente condicionado por los norteamericanos, y cedía a EE.UU.
Puerto Rico, las Filipinas y la isla de Guam. Así pues, mientras que las grandes potencias
edificaban imperios coloniales y se repartían buena parte del mundo. España quedaba
marginada de ello y además perdía los últimos restos de su imperio colonial, pues debilitada su
presencia en el Pacífico, al año siguiente vendió a Alemania las islas Palau y las Marianas.

CONSECUENCIAS DEL DESASTRE DEL 98


Las repercusiones de la guerra fueron diferentes para unos y otros protagonistas. Cuba
sufrió un grave coste económico y fue ocupada por los norteamericanos hasta 1902 y, aunque
logró la independencia política este año, será frecuentemente mediatizada por la injerencia
norteamericana. EE.UU. impulsó su expansión imperialista en Latinoamérica y en Oriente,
convirtiéndose en una potencia de primer orden en el concierto internacional.

Respecto a España, la pérdida de las colonias provocó un fuerte debate sobre las
responsabilidades de la guerra y un revisionismo político que se tradujo en una crisis
política y moral.
 Las repercusiones económicas fueron poco importantes, pues muchos empresarios
cubanos se trasladaron a España y repatriaron sus capitales, y se fomentó el cultivo de la
remolacha en España para obtener azúcar.
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 Las consecuencias políticas afectaron al sistema de la Restauración, que acusó el
golpe. Sagasta dimitió como presidente del gobierno, y el Partido Liberal, hubo de asumir las
críticas que todos los sectores del país vertieron sobre su actuación durante el conflicto. El
sistema canovista en su conjunto fue objeto también de críticas, se abrió paso la idea del
regeneracionismo nacional, y se incrementaron los movimientos nacionalistas.

 Las repercusiones morales e ideológicas fueron sin duda las más importantes:
España perdió su imperio cuando los demás países lo estaban formando y se convirtió en una
potencia secundaria, al tiempo que en la sociedad española se extendió la idea de estar en
manos de político políticos corruptos e incompetentes.

El “Desastre del 98” significó, además del fin del dominio colonial, la irrupción en la vida
política de grupos sociales no integrados en los bloques de poder (pequeña burguesía,
intelectuales, clase obrera, nacionalistas) que lanzaron duras críticas contra el sistema político.
En este sentido, los escritores de la generación del 98, como Unamuno, Ramiro de Maeztu,
Baroja, Azorín, etc…, plantearon un proceso de reflexión sobre los males de España y cómo
solucionarlos.

Paralelamente, surgió un movimiento intelectual y político, conocido como


regeneracionismo, que debatió desde la universidad, conferencias y publicaciones las causas
de la decadencia de España y cómo superar esta. Surgido en el seno de la Institución Libre de
Enseñanza e impulsado por catedráticos y profesores krausistas como Giner de los Ríos,
preocupados por elevar el nivel educativo español y reducir la influencia de la Iglesia, este
movimiento propuso regenerar España. Entre sus figuras principales sobresalen Macías
Picavea, autor de “El problema nacional” y, sobre todo Joaquín Costa, autor de “Oligarquía y
caciquismo”, que propuso olvidar las glorias pasadas (“siete llaves al sepulcro del Cid”), mejorar
la explotación del campo y la educación (“escuela y despensa”), y un cambio profundo en el
sistema político para atajar los males del país (“un cirujano de hierro”). El regeneracionismo
planteó así una profunda reforma de todas las estructuras del país:

a) Políticas: Acabar con el caciquismo y con el poder de la oligarquía, y hacer que los
ciudadanos fuesen los verdaderos protagonistas de la actividad política.

b) Económicas: Llevar a cabo una política hidrográfica para extender los regadíos y
mejorar la actividad agraria.

c) Sociales: Utilizar los medios educativos para combatir el atraso y la incultura y crear
en España una gran clase media debidamente instruida y preparada.

Por su parte, los nacionalismos periféricos también aprovecharon la ocasión para


realizar sus planteamientos: los nacionalistas vascos, liderados por Sabino Arana, propusieron
la independencia de España, mientras que los catalanes, plantearon llevar a cabo una
regeneración desde Cataluña.
Algunos planteamientos regeneracionistas calaron en los partidos gobernantes, y bajo la
monarquía de Alfonso XIII trataron de llevar a cabo algunas reformas:

Los conservadores dirigidos primero por Silvela y luego por Maura, trataron de realizar
una reforma desde “arriba” con iniciativas como una nueva Ley Electoral en 1907, cierta
descentralización administrativa o la fundación del Instituto Nacional de Previsión.

Los liberales con José Canalejas al frente, trataron de reducir la influencia de la Iglesia
en el país y adoptaron algunas medidas de política social regulando las condiciones laborales.
Su asesinato en 1912 a manos de un anarquista, acabó sin embargo con el proyecto de
regeneración de España, abriéndose desde entonces un período de creciente inestabilidad
política.
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CONCLUSIÓN

En definitiva, el “Desastre de 1898”, que supuso la pérdida de los últimos restos de su


imperio colonial, marcó para España el comienzo de un nuevo periodo en el que se planteó la
necesidad de afrontar la reforma política, social y económica del Estado. Vino a ser, pues,
una crisis de fin de siglo, en un ambiente de transición y desconcierto político, que llevaría a la
crisis social de 1917 y al deterioro del régimen de la Restauración

La incapacidad del sistema canovista para transformarse en un sistema verdaderamente


democrático y el golpe que supuso la crisis de 1898, implicaron a corto plazo un crecimiento de las
opciones políticas situadas al margen del turnismo pacífico. Frente a ello, las bases sociales del
canovismo (clases altas y parte de las clases medias), intentarán seguir manteniendo su
predominio político y social con ayuda del Ejército, lo que explica la Dictadura de Primo de Rivera
(1923-1930), cuya caída supondrá también la de la Monarquía, proclamándose en 1931 la II
República, un nuevo intento de establecer un régimen político democrático en España.

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