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7.3 EL PROBLEMA DE CUBA Y LA GUERRA ENTRE ESPAÑA Y EEUU.

LA CRISIS DE 1898 Y SUS


CONSECUENCIAS ECONÓMICAS, POLÍTICAS E IDEOLÓGICAS.
Tras la emancipación de la América española durante el reinado de Fernando VII, las únicas posesiones
coloniales de España a finales del siglo XIX son Cuba, Puerto Rico, las islas Filipinas, islotes en el Pacífico
y enclaves en África.
Cuba suponía una fuente de financiación muy importante para España ya que proporcionaba un
mercado en régimen de monopolio para la compra de azúcar y tabaco a buen precio y poder vender
los productos industriales catalanes y los cereales castellanos.
El primer intento de emancipación de la isla fue la guerra de los Diez Años (1868-1878), iniciada por
Manuel de Céspedes con el Grito de Yara, buscando autonomía política para la isla y la abolición de la
esclavitud. Esta guerra terminaría en 1878 con la Paz de Zanjón firmada por Martínez Campos.
A pesar de que en 1888 se produce la abolición de la esclavitud, las promesas de la Paz de Zanjón no se
cumplieron, y por tanto en 1895 se va a reactivar el conflicto con el Grito de Baire en 1895 por José
Martí, que había creado previamente el Partido Revolucionario Cubano en 1892.
Para acabar con la insurrección el gobierno de Cánovas envió al ejército a Cuba, encabezado por
Martínez Campos para intentar sofocar la revolución, pero ante la ineficacia fue sustituido por el
general Weyler, que va a desarrollar una dura represión concentrando la población en zonas
controladas por las tropas españolas para evitar el contacto con los guerrilleros revolucionarios. Esta
concentración de la población fue muy criticada por la prensa internacional (especialmente por la de
EEUU) por la alta mortalidad de la población cubana que supuso.
La dura actuación de Weyler contra la población aumentó los deseos de independencia sobre todo al
ver el respaldo de EEUU al proceso. Este interés estadounidense se basaba en dos factores: por una
parte, motivos económicos ya que era el principal comprador de azúcar y tabaco cubano y además al
tener España el régimen del monopolio establece un proteccionismo que perjudicaba a los productos
norteamericanos que tendrían que pagar aranceles. Y, por otra parte, motivos estratégicos ya que el
control de Cuba les permitiría dominar el Caribe Centroamérica y el canal de Panamá.
Tras el asesinato de Cánovas en 1897 el gobierno liberal decide probar una estrategia de conciliación y
conceder amplia autonomía a la isla, pero la propuesta llega demasiado tarde y los independentistas
deciden continuar su lucha con el apoyo de EEUU. En febrero de 1898 EEUU envió un barco a Cuba, “El
Maine” pero este por causas desconocidas explotó y se hundió causando la muerte de centenares de
norteamericanos. La prensa y el gobierno estadounidense acusó a España del hundimiento y envió un
ultimátum exigiendo la retirada de España de la isla. El gobierno español lo rechazó ya que, aunque
eran conscientes de su inferioridad militar consideraron humillante aceptarlo debido a la presión de la
opinión pública y de gran parte del ejército.
Se inició entonces la guerra hispano-norteamericana con dos escenarios principales, Cuba y Filipinas
(ya que se había iniciado un movimiento por la independencia protagonizado por José Rizal en 1896
que fue apoyado por EEUU). En la Batalla de Cavite (mayo 1898) los estadounidenses deshacen la flota
española y en la bahía de Santiago de Cuba la flota española dirigida por el Almirante Cervera será
derrotada por los norteamericanos.
Ante estas derrotas navales España se ve obligada a firmar la Paz de París (diciembre de 1898) donde
se reconoce la independencia formal de Cuba, aunque en la práctica quedaría bajo control económico
y político de EEUU. Además España cede a EEUU, Puerto Rico, La Isla de Guam y las Islas Filipinas a
cambio de 20 millones de dólares. A eso se le une, en 1899, la venta del resto de islotes del Pacífico a
Alemania (Las Marianas, Carolinas y Palaos).
La derrota y la pérdida de las colonias en España fue conocida como “el Desastre del 98” por el
impacto y las múltiples consecuencias en todos los ámbitos que tuvo para nuestro país. Desde el punto
de vista demográfico, fallecieron 60.000 españoles, de manera directa por los enfrentamientos bélicos
y por enfermedades tropicales.
Económicamente, supuso la pérdida del mercado colonial americano para vender productos españoles
y comprar materias primas baratas. Esto va a provocar el inicio de políticas proteccionistas para
defender el mercado nacional. El conflicto bélico produjo enormes gastos que supusieron un déficit
presupuestario, pero este va a quedar recompensado con la repatriación de capitales invertidos en la
isla que van a contribuir al desarrollo de la banca y la creación de empresas industriales.
La derrota no va a suponer cambios políticos, el sistema de la Restauración se mantiene, pero se
empieza a criticar su ineficacia para resolver los problemas del país. La nueva generación de políticos
(Maura, Canalejas) van a llevar a cabo intentos regeneracionistas desde arriba para intentar reformar
el país. Además, se va a producir un reforzamiento de los nacionalismos en Cataluña y el País Vasco
como alternativa al sistema. El antimilitarismo crece entre la población ya que culpan al ejército de la
derrota de la guerra. Por otra parte, se produce un resentimiento por parte de los militares contra el
gobierno que les condujo hacia una guerra sin opciones de victoria. Para compensar las pérdidas de la
guerra se van a llevar a cabo intervenciones militares en el norte de África ya que España se había
convertido en una potencia de segunda categoría en un contexto de imperialismo donde las potencias
se enfrentaban por acumular colonias.
Por último, se produce una crisis moral de identidad entre los españoles, desarrollándose un
sentimiento de inferioridad respecto a otras potencias europeas. Va a surgir un movimiento cultural
conocido como Regeneracionismo, encabezado por Joaquín Costa, que defiende la necesidad de
renovar y modernizar el país para solucionar los problemas estructurales de España (corrupción
política, analfabetismo y atraso económico). En el ámbito literario va a surgir una generación de
escritores (Unamuno, Pio Baroja, Azorín…) caracterizados por un profundo pesimismo y una crítica al
atraso del país. Realizan una reflexión sobre el sentido y papel de España en la Historia y en el contexto
internacional, planteando la necesidad de llevar a cabo reformas sociales culturales y económicas para
modernizar nuestro país.

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