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De esta forma definimos las normas jurídicas como aquellas reglas de organización y
comportamiento social cuya observancia (cuyo cumplimento) puede ser impuesta
coactivamente por el poder público.
Codificación: proceso cultural, producido entre el siglo XVIII y XX, que tiene como
objetivo la simplificación de las leyes y su reducción a un solo libro denominado Código.
Los códigos se caracterizan por contener normas jurídicas, organizadas y sistematizadas
de forma coherente que pretenden regular de una manera segura, unitaria y exhaustiva
determinadas relaciones jurídicas privadas.
Todo este proceso de codificación en los Estados Liberales supone una innegable
estatazación del Derecho civil.
2.1.2 Código civil español
En el proceso codificador español se dan una serie de circunstancias político-económicas
y sociales que hace que fracasen varios intentos de codificación y que finalmente se
promulgara en el año 1889 el Código civil vigente.
La idea arranca con la Constitución de Cádiz de 1812, aunque el primer proyecto oficial
de importancia es el de 1851, mediante una comisión liderada por García Goyena. Este
primer proyectó fracasaría debido al tratamiento de los derechos forales (quería
suprimirlos) y del matrimonio (fuerte oposición de la Iglesia).
Sin embargo, tras este intento tuvo lugar un período de aprobación de diferentes leyes
especiales que eran necesarias para el progreso del país y para sentar las bases de los
postulados liberales en la sociedad.
El código civil que sigue la estructura romano-francés está formado por 1976 artículos,
estructurados en un título preliminar y cuatro libros. Estos libros se dividen en títulos,
estos en capítulos y estos en secciones.
Son numerosas las modificaciones que han tenido lugar en el código civil. Cobran una
enorme importancia las que se tuvieron que realizar para adaptar su contenido a la
Constitución Española.
No es necesario saberse todas las modificaciones, sin embargo, cabe destacar que la
mayoría de las reformas presentas del siglo XXI han afectado al ámbito del Derecho de
la Persona y de Familia.
2.2 Evolución del Derecho civil
2.2.1 Descodificación y recodificación
El Código civil en un inicio asumió un papel central en le ordenamiento jurídico. Sin
embargo, a partir de la segunda mitad del siglo XX se da la irrupción de las leyes
especiales (para regular aspectos concretos de la realidad), lo que dio paso a un período
de “descodificación”. Perdiendo así protagonismo el código civil.
A pesar de todo esto, son muchas las ventajas de la codificación frente a la legislación
especial. Debido a esto, en los últimos años se ha tratado de establecer una nueva
“recodificación”.
De esta forma el código civil se convertía en Derecho supletorio para cubrir las lagunas
de las Compilaciones de las que hemos hablado previamente.
El ordenamiento civil español está compuesto por el Código civil y las legislaciones
autonómicas. Es importante saber acerca de la existencia de una reserva de competencia
a favor del Estado en materia civil, la concurrencia de competencia de los Parlamentos de
ciertas Comunidades Autónomas y la supletoriedad del Derecho del Estado.
La doctrina constitucional establece:
• La expresión “allí donde existan” incluye a las normas jurídicas compiladas y a
las consuetudinarias (que se rigen por costumbre).
• La competencia de las Comunidades Autónomas se refiere únicamente a su
respectivo Derecho civil foral (conservación, modificación y desarrollo).
• Se pueden regular materias o instituciones conexas.
• Las materias reservadas al Estado están excluidas de las competencias de los
Derechos civiles forales o especiales.
La mayoría de las comunidades autónomas han legislado en cuestiones relacionadas con
el Derecho civil, aún así es importante discernir entre los Derechos civiles forales y los
Derechos civiles autonómicos.
En virtud del artículo 1.1 del código civil las fuentes del derecho (todo el derecho) son:
la ley, la costumbre y los principios generales del derecho.
A pesar de la claridad de este artículo debemos hacer una serie de puntualizaciones acerca
del mismo:
• Nuestra Constitución al ser una norma jurídica en sí misma, que se sitúa en lo alto
de la cúspide del ordenamiento, muchas de sus disposiciones son aplicables bien
directamente o como principios generales del Derecho.
• Con el Estados de Autonomías se puso fin al modelo de monopolio en la creación
de normas fruto de la cesión de competencias legislativas.
• Con la llegada de España a la Unión Europea se han introducido instrumentos
normativos dotados de distinta eficacia jurídica.
• La enumeración de fuentes del primer artículo previamente mencionado es
inexacta debido a que no todos son aplicados a todos los ámbitos del Derecho.
Por todo esto que hemos mencionado debemos decir que el artículo 1.1 del código civil
hace referencia a las fuentes del Derecho civil común y de carácter estatal.
4.2 La ley
La ley puede definirse como aquellas normas formuladas por escrito y que emanan del
poder legislativo que han de ser sancionadas, promulgadas y publicadas por el B.O.E. o
el medio de publicidad de cada Comunidad Autónoma.
En un sentido más amplio se añaden también las normas jurídicas escritas que provienen
de otros órganos como Ministerios o Consejerías.
Es importante saber que para dar una definición adecuada a este concepto debe recurrir a
otras doctrinas como la del Derecho constitucional o administrativo.
4.3 La costumbre
La costumbre aparece por la reiteración de conductas uniformes a lo largo del tiempo que
da lugar a la creación de una serie de normas jurídicas no escritas y susceptibles de ser
aplicadas con el fin de regular determinados conflictos de naturaleza esencialmente civil.
Se caracteriza por su carácter subsidiario, ya que actúa únicamente si no hay ley aplicable
y no puede ir en contra de la moral ni el orden público.
Los elementos para la identificación de esta son:
• Elemento externo o material: repetición continuada y constante de actos
uniformes a lo largo del tiempo.
• Elemento interno o espiritual: la conciencia social de que el acto reiterado tiene
que cumplirse de forma preceptiva y necesaria.
Cabe destacar que el ordenamiento jurídico no presume que le juez conozca la costumbre,
sino que tiene que ser probada.
En el artículo 1.3 del Código civil se introdujo una difusa categoría de los “usos jurídicos”
en la que se establecía que los que no sean meramente interpretativos de una declaración
de voluntad tendrán la consideración de costumbre.
4.5 La jurisprudencia
La jurisprudencia hace referencia a las sentencias que emanan de la Sala de lo Civil del
Tribunal Supremo y que conforman una doctrina jurídica reiterada.
Para que existe jurisprudencia es necesario que se den una serie de requisitos concretos:
• Al menos dos o más sentencias que sean expresivas de un criterio uniformemente
reiterado. No obstante, cuando exista un cambio de criterio jurisprudencial bastará
solo una sola sentencia.
• Las sentencias deben resolver recursos de casación interpuestos al Tribunal
Supremo.
• La doctrina jurisprudencial debe emanar de la fundamentación jurídica que
sostiene el fallo judicial.
Es de enorme relevancia saber que la jurisprudencia no se contempla como fuente de
Derecho, simplemente complementa el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de
modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al interpretar y aplicar la ley, la
costumbre y los principios generales del Derecho.
TEMA 2: LA PERSONA
1. La persona como eje del derecho civil. La condición jurídica
de la persona.
La calificación de persona, es decir, el reconocimiento de la personalidad, se le atribuye
a todo ser humano. Este reconocimiento es la atribución de la aptitud (capacidad) para ser
titular de derechos y obligaciones y, en consecuencia, la posibilidad de ser sujeto de
relaciones jurídicas.
Finalmente, hay que destacar que la Constitución de 1978 sitúa a la persona como
epicentro de todo el ordenamiento jurídico. Haciéndolo así titular de una serie de valores
y derechos inherentes a la persona que deben ser respetados por todo el pueblo y los
poderes que emanan del mismo, siguiendo el principio de igualdad.
Es importante remarcar la capacidad de obrar limitada del menor, pues conforme vaya
creciendo se le irá permitiendo participar en diferentes actos que afecten tanto su esfera
personal como patrimonial.
En el año 2011 se aprobó una nueva ley para modificar el Registro civil que estaba
previsto que entrará completamente en vigor en 2020. El objetivo de esta nueva ley era el
de la modernización del Registro civil que debido a sus años de historia se encontraba ya
algo obsoleto.
Una vez dado el nacimiento se inscribe en el Registro civil, lo que constituye prueba de
este.
5.1 El nasciturus
Nasciturus es un término que se utiliza para designar al ser humano desde que es
concebido hasta su nacimiento.
En el artículo 29 del código civil se dispone que al concebido se le tienen por nacido para
todos los efectos que le sean favorable, siempre que llegue a nacer. Estos efectos de los
que habla este artículo no hacen referencia bajo ningún caso a la capacidad jurídica o
personalidad, sino a los derechos patrimoniales (normalmente de herencia y donaciones)
y de naturaleza más personal (filiación o adquisición de la nacionalidad).
El ordenamiento jurídico al igual que con el nasciturus, plantea otra excepción en el caso
de los no concebidos. En estos casos, se parte de una atribución temporal de bienes, que
han de ser administrados o protegidos, con el objetivo de ser posteriormente transmitidos
a ciertas personas en caso de que llegasen hipotéticamente a existir.
5.3 Los embriones
El embrión al igual que las otras formas de vida antes del nacimiento que hemos visto
previamente carecen de personalidad jurídica y capacidad. Sin embargo, esto no significa
que haya que darles una categorización de objeto. Es más en la Convención para la
Protección de los Derechos Humanos y de la Dignidad del Ser Humano con respecto a
las aplicaciones de la Biología y la Medicina se establece que no podrá realizarse
intervención alguna sobre el genoma humano, si no es con fines preventivos, diagnósticos
o terapéuticos y a condición de que no tenga por objetivo modificar el genoma de la
descendencia.
Ante esta problemática se plantea el problema fundamental de cuál debe ser el destino de
los preembiones sobrantes de las técnicas de reproducción asistida. La respuesta del
Tribunal Constitucional ha sido que ni los preembriones no implantados, ni los simples
gametos son personas humanas.
Es cierto que, en las constituciones, también en la española, recogen una serie de derechos
inherentes a las personas que son manifestaciones propias de su dignidad y de su identidad
misma, de su esfera como sujetos de derechos, individuales y colectivos.
A pesar de esto, no todos los derechos de la personalidad son derechos fundamentales
(por ejemplo, el derecho al nombre), aunque podríamos decir que la regla contraría sí es
cierta: todos los derechos fundamentales, son derechos de la personalidad.
La tutela civil se lleva a cabo a través del resarcimiento de daños materiales y morales
causados (por ejemplo, cuando se conculca la intimidad de una persona).
TEMA 3: LA CAPACIDAD DE OBRAR
1. Mayoría de edad y plena capacidad para obrar
Como se refleja en el artículo 12 CE y el artículo 315.1º CC la mayoría de edad se alcanza
automáticamente a los 18 años. Más concretamente, para el derecho civil se considera
mayor de edad a un individuo a las 00:00 horas del día de sus 18 cumpleaños.
Una vez que llega la mayoría de edad se presupone una cierta madurez de la persona, ya
que sería prácticamente imposible examinar la madurez de cada individuo de forma
individual, por lo que se le habilita la plena capacidad de obrar, es decir, capacidad para
ejercer por sí misma con plena eficacia sus derechos y obligaciones (art. 322 CC).
Esta capacidad de obrar, a pesar de haber llegado a la mayoría de edad tiene todavía
ciertas limitaciones reflejadas en el CC como por ejemplo la capacidad de adoptar que
llega a los 25 años.
Cabe destacar, que al conseguir la (casi) plena capacidad de obrar se extingue por motivos
obvios la patria potestad, tutela o cualquier mecanismo de asistencia o guarda al que
estaba sujeto hasta entonces el menor de edad.
Por último, es importante saber que la única forma de limitar esta plena capacidad jurídica
es por medio de una resolución judicial en los supuestos de incapacitación o modificación
judicial de la capacidad, prodigalidad y concurso.
2. Minoría de edad
2.1 La capacidad de obrar del menor de edad
La minoría de edad es el período que abarca desde que la persona nace hasta que cumple
la mayor edad, y se caracteriza fundamentalmente por la sujeción del menor a la patria
potestad o, en su defecto, a la tutela.
Estas instituciones protectoras del menor (patria potestad o tutela), siempre deben tomar
decisiones con el objetivo de obtener el beneficio del menor y el respeto al libre desarrollo
de su personalidad. También será necesario escuchar su opinión en situaciones que le
afecten siempre y cuando tenga el suficiente juicio para hacerlo.
Por otra parte, los poderes públicos se encargan de proteger a los menores por medio del
artículo 39 CE. Además, en el caso de que los responsables del menor no actúen
correctamente, los órganos públicos podrían intervenir para la defensa del este.
Es de enorme relevancia conocer que el menor carece de la plena capacidad de obrar fruto
de la falta de madurez que se presupone, por este motivo como hemos dicho anteriormente
se encuentra representado o asistido por sus padres o tutores.
El menor cuenta con una capacidad de obrar limitada, sin embargo, cada vez son más las
normas que en el Código Civil e incluso en leyes especiales permiten a los menores actuar
por sí mismos en función de su edad o madurez dándoles así un mayor ámbito de
autonomía, tanto en la esfera personal como patrimonial. Algunos ejemplos de estas
normas son:
• Consentimiento para ser adoptado: 12 años (art. 177.1 CC)
• Obtener la nacionalidad española: 14 años (20.2 b CC)
• Otorgar testamento: 14 años (663.1º CC)
En cuanto a los actos que pueda realizar el menor en función de su madurez, debemos
destacar el artículo 162.1º CC en el que excluyen a los representantes legales para la toma
de decisiones entorno a los derechos de personalidad (derecho a la propia imagen, a la
intimidad…) del menor cuando este cuenta con cierta madurez o capacidad natural de
obrar para ello, y siempre y cuando no haya límites legales en la edad para el ejercicio
eficaz de los mismos.
Como hemos visto, el menor tiene una capacidad de obrar gradual que le permite realizar
determinados contratos. De esta forma, el menor deberá responder en caso de
incumplimiento aplicándosele la disciplina general (artículos 1101 y siguiente CC).
Cabe destacar que si el menor celebra un contrato sin la intervención de sus padres cuando
esta es necesaria, dicho contrato es anulable. Es decir, el contrato produce todos sus
efectos hasta que no se ejercite la acción oportuna por el representante legal o por el
propio menor cuando alcance la mayor edad. (artículos 1261.1º, 1263.1º, 1300 y 1302
CC), siendo el plazo para hacerlo de 4 años desde que el menor sale de la tutela o patria
potestad.
En este caso los que deberán responder por el menor serán los padres o tutores legales
(artículo 1903 CC). Aunque en este mismo artículo se marca una excepción para
exonerarse a los sujetos responsables del menor si demuestran que emplearon toda la
diligencia de un buen padre de familia para prevenir el daño. Es importante saber que esta
excepción no suele aplicarse de forma habitual.
3. La emancipación
3.1 Concepto y clases
La emancipación es la situación en la que puede encontrarse el menor de edad, que ha
salido de la patria potestad o de la tutela, y que tiene una capacidad de obrar similar al
mayor de edad del que, sin embargo, le separan algunas limitaciones que se le imponen
para diversas categorías de actos. Se le considera un estado intermedio entre la minoría y
la mayoría de edad que, a diferencia de éstos, no se produce necesariamente.
La concesión de la emancipación debe ser inscrita en el Registro Civil, para ser oponible
frente a terceros. Además, una vez concedida la emancipación ya no puede ser revocada.
Cabe destacar, que esta es la única emancipación que puede solicitar el menor que se
encuentre bajo tutela. No se necesitaría ninguna circunstancia en especial y sería el Juez
el encargado de determinar si merece la pena la emancipación con ayuda del informe
previo del Ministerio Fiscal.
Cabe destacar que, si el menor emancipado está casado, para poder realizar la segunda
restricción se debería:
• Recurrir al otro cónyuge si es mayor de edad, necesitando únicamente el
consentimiento de ambos.
• Si ambos son menores, se necesitará el permiso de los curadores o progenitores
de ambos.
4. Discapacidad e incapacitación
Podemos entender por persona discapacitada aquella que tiene deficiencias físicas,
mentales, intelectuales o sensoriales que pueden llegara impedir su participación plena y
efectiva en la sociedad en igualdad de condiciones que los demás.
Posteriormente, se pasó a un modelo social que entendía que la integración social de estas
personas llegaba con la adaptación del entorno social a las capacidades de estas personas
para que pudieran gozar de las mismas oportunidades.
De esta forma, el ordenamiento jurídico plantea una serie de mecanismos con el objetivo
de proteger y garantizar la continuidad de ciertas relaciones jurídicas del desaparecido.
En función de la duración de la situación de ausencia de la persona y de la incertidumbre
de subsistencia, el CC plantea tres fases legales que pueden darse de forma alternativa y
no necesariamente sucesiva:
2.1 La desaparición
Atendiendo al artículo 181 del CC se considera que una persona está desaparecida en el
momento que se ausenta de su domicilio o del lugar de su última residencia sin haberse
tenido más noticias de ella.
Cabe destacar que esta figura del defensor del desaparecido finalizará con su localización,
certeza de muerte o por la constitución de algunas de las fases legales de asusencia legal
o declaración de fallecimiento.
2.2 La ausencia legal
2.2.1 Concepto y requisitos
La declaración de ausencia legal es una de las herramientas con las que cuenta nuestro
ordenamiento jurídico que nos permite la toma de medidas de defensa y protección del
desaparecido más estables, que alcancen además de su ámbito patrimonial, su esfera
personal y familiar.
Estos disfrutan de la posesión temporal de los bienes del ausente, pudiendo hacer
suyos los frutos líquidos del patrimonio en consideración a los gastos que requiera
la representación. Para ello requieren de la autorización del secretario judicial, que
le será concedida solo en caso de necesidad o utilidad evidente. Normalmente
cuando se plantea un acto de incompatibilidad entre actos de disposición
realizados por el representante y el propio ausente, sobre unos mismos bienes se
le da prioridad de los actos realizados por el representante.
Es importante saber que los hermanos del ausente pueden asumir la función de
representante, siendo entonces legítimos no privilegiados, con funciones y
facultades asimiladas a las del representante dativo.
Las causas que pueden poner fin a la situación de ausencia legal son:
• Aparición o noticias del ausente.
• Prueba de la muerte del desaparecido, supuesto que dará lugar a la apertura de su
sucesión.
• Declaración del fallecimiento.
Los supuestos que regula el Código civil en los arts. 193 y 194 para que pueda declararse
una persona como fallecida son:
• Declaración del fallecimiento por ausencia de noticias en 10 o 5 años, si pasado este plazo
el ausente hubiera cumplido setenta y cinco años.
• Declaración de fallecimiento por riesgo inminente de muerte: Violencia contra la vida o
siniestro natural, operaciones de campaña, naufragio o siniestro aéreo.
Para cada uno de estos supuestos en el artículo 194 se establece un plazo determinado
para poder declarar el fallecimiento. Una vez transcurridos los plazos señalados, los
interesados podrán solicitar la declaración de fallecimiento mediante un proceso de
jurisdicción voluntaria seguido ante el secretario judicial, que terminará con un auto que
declare a la persona como fallecida, dando lugar a los efectos consiguientes al
fallecimiento de la persona y a la desaparición de su esfera jurídica.
En esta declaración se deberá exponer de forma precisa la fecha a partir de la cual se
entiende la muerte de la persona, siguiendo las reglas de los arts. 193 y 194 en función de
cuál sea la causa de desaparición.
Es importante recalcar que, para llegar a alcanzar esta declaración, no es necesario pasar
por las fases anteriores.
Cabe destacar que la aparición o las noticias sobre la existencia de quien fue declarado
fallecido puede derivar en auto por el que dejará de ser efectiva la declaración del
fallecimiento.
1. La personalidad jurídica
Como hemos visto en temas anteriores las relaciones jurídicas que se llevan a
cabo pueden ser protagonizadas por personas físicas, es decir, seres humanos.
Pero pueden ser protagonizadas por otros entes, organizaciones…
Las personas jurídicas son fundamentalmente una creación del Derecho a partir
de la existencia de las organizaciones sociales. Y son también un sujeto de
derecho distinto de la persona física. Como tales pueden protagonizar relaciones
jurídicas y ostentar la titularidad de derechos y obligaciones.
Cabe destacar que este concepto que estamos manejando ya se utilizaba hace
muchos años atrás de forma similar en el Derecho Romano, en el Medievo con
el Derecho canónico, en los Estados liberales…
Las asociaciones surgen cuando varios sujetos deciden unirse en pos de unos
fines comunes, organizándose para ello, siendo estos fines de interés público o
general. Estas vienen reguladas por la Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo,
reguladora del Derecho de Asociación (LODA).
3.2 Domicilio
En el caso de que no haya ninguna regla que lo especifique se entenderá que el
domicilio lo tienen en el lugar en que se halle establecida su representación legal
(donde se encuentre sus órganos de representación y gestión) o
subsidiariamente donde ejerzan las principales funciones de su instituto.
3.3 Nacionalidad y vecindad civil
La forma de conocer y establecer la nacionalidad será atendiendo al domicilio ya
que se encuentran directamente vinculados. La nacionalidad nos permitirá
conocer cual es el ordenamiento aplicable a estas personas jurídicas de las que
hablamos.
3.4 Capacidad
La atribución de personalidad jurídica supone que las organizaciones que la
obtienen se convierten en sujetos, capaces de ser titulares de relaciones
jurídicas, derechos y deberes.
3.5 Extinción
Para la extinción de las personas jurídicas se deben dar una serie de causas
voluntarias y legales que vienen determinadas en el art. 39 CC. Como
consecuencia de ésta se procedería necesariamente a la liquidación del
patrimonio existente en el momento de la misma.
4. Las asociaciones
Como hemos explicado anteriormente las asociaciones son un tipo de persona
jurídica, más concretamente de Derecho privado e interés público o general. A
continuación, veremos algunos de los aspectos más esenciales de las
asociaciones y el derecho de asociación.
1. La relación jurídica
1.1 Concepto de relación jurídica
La relación jurídica es aquella relación entre personas que tiene como objeto
intereses lícitos y considerados dignos de tutela por el Derecho, de forma que
para la consecución de los mismos se atribuyen poderes y correlativos deberes.
De esta forma, se deriva que se atribuya a unos sujetos una situación de poder
para logar satisfacer sus intereses (parte activa) y a otros una correlativa
situación de deber o sujeción (parte pasiva).
3. El derecho subjetivo
El derecho subjetivo es la situación de poder reconocida y garantizada a una
persona por el ordenamiento jurídico. En todo derecho subjetivo es necesaria la
presencia de un sujeto que es la persona a la que corresponde esa situación de
poder.
LA BUENA FE
Cuando se dice que los derechos deben ejercitarse conforme a las exigencias
de la buena fe significa que los derechos que se atribuyen a los sujetos deben
ejercitarse de acuerdo con un modelo de conducta que el ordenamiento jurídico
considera justo, leal y honesto, de modo que infringe la buena fe quien ejercita
el derecho de una manera o circunstancias que lo hacen desleal, de acuerdo con
los principios éticos que la conciencia social impone al tráfico.
El juicio respecto de si una actuación resulta contraria a la buena fe es jurídico.
No existe una lista concreta de los derechos derivados de la buena fe,
dependiendo de cada acto y situación.
A pesar de todo esto, son dos los supuestos que se encuentran calificados
específicamente como actos contrarios a la buena fe:
• La doctrina de los actos propias: exigencia de un comportamiento coherente, lo
cual significa que cuando una persona, dentro de una relación jurídica, ha
suscitado en otra con su comportamiento una confianza fundada en una
determinada conducta futura, no debe defraudar la confianza suscitada, siendo
inadmisible toda actuación incompatible con aquélla.
• El retraso desleal: hablamos de que un derecho subjetivo o una pretensión no
puede ejercitarse cuando su titular no sólo ha permanecido inactivo durante
mucho tiempo, sino que además dicha conducta omisiva ha despertado la
confianza fundada de que el derecho ya no se ejercitará.
EL ABUSO DE DERECHO
Actualmente, la figura del abuso del derecho está contemplada en el artículo 7.2
CC el cual dispone que “La ley no ampara el abuso de derecho o el ejercicio
antisocial del mismo. Todo acto u omisión que por la intención de su autor, por
su objeto o por las circunstancias en que se realice sobrepase manifiestamente
los límites normales del ejercicio de un derecho, con daño para tercero, dará
lugar a la correspondiente indemnización y a la adopción de las medidas
judiciales o administrativas necesarias que impidan la persistencia del abuso”.
Cabe destacar por su enorme relevancia que los actos personalísimos quedan
excluidos del ámbito de la representación, ya sea en el campo estrictamente civil
o en actuaciones procesales.
2. Estructura de la representación
La estructura que conforma la representación está integrada por:
• Representado (Dominus): es la persona física o jurídica que se somete a la
representación.
• Representante: es la persona que ejercer las tareas de representación del
representado.
• Tercero: es la persona ante la actúa el representante.
3. La representación voluntaria
La representación voluntaria es un instrumento típico del ámbito de la autonomía
privada, basado en la voluntad del representado (o dominus negotii) que autoriza
la actuación del representante en su propia esfera jurídica. Dicha voluntad se
puede manifestar antes de la actuación del representante en su propia esfera
jurídica (apoderamiento), o después de dicha actuación (ratificación).
El poder solo habilita (no obliga) para actuar y señala los límites de la actuación
autorizada. Para que quede obligado a actuar el representante es necesario que
exista el contrato de mandato. Este negocio jurídico de mandato es un contrato
bilateral, en virtud del cual yo le encargo algo a alguien y esta se compromete a
hacerlo.
4. La representación legal
La representación legal es aquella actuación en nombre de otro con efectos para
éste con base no en su autorización sino en la ley que unas veces la permite y
otras las ordena. Se presenta en nuestro ordenamiento como un mecanismo de
protección de determinadas personas y como instrumento para compensar la
limitación de la capacidad de obrar de la persona sometida a la representación.
Los supuestos más relevantes en los que se plantea este tipo de representación
son:
• Patria potestad sobre hijos menores no emancipados (o sobre hijos mayores con
capacidad modificada judicialmente arts. 154 y siguientes CC)
• Tutela sobre menores o personas con capacidad modificada judicialmente (arts.
222 y siguientes CC)
• Defensor del desaparecido y representante del ausente (arts: 181 y ss. CC)
• Del concebido y no nacido (art. 627)
• Herencia en administración (arts. 801 y 1026 CC)
5. La representación orgánica
La representación orgánica o “estatutaria” es aquella que en virtud de la cual se
actúa en nombre de la persona jurídica por un órgano de la misma: se dice que
“se presta la voz al órgano” (p. ej., asociación, o comunidad de propietarios).
Aunque se hable de representación, realmente no existe dualidad entre
representante y representado; la voluntad del órgano se identifica con la persona
jurídica, y por tanto no hay realmente una voluntad autónoma de aquél.
TEMA 8: EL PATRIMONIO Y LOS ELEMENTOS
PATRIMONIALES
1. El patrimonio
1.1 Concepto
De la necesidad de reglamentar determinadas situaciones de contenido económico surge
el concepto de patrimonio. Un concepto abstracto e ideal que sirve a la ciencia jurídica
para contemplar todos los bienes y deudas de una persona en su conjunto.
Por último, debemos saber que los elementos que conforman el patrimonio (derechos,
bienes y obligaciones) son siempre de naturaleza económica quedando fuera de este
concepto los derechos de naturaleza personal.
Cabe destacar, que estas universalidades pueden ser creadas por propia voluntad del
dueño, o bien, creadas artificialmente por el ordenamiento jurídico.
6. Los frutos y los gastos
6.1 Los bienes productivos. Los frutos
Los frutos son todo aquel rendimiento o producto que genera un bien.
Atendiendo al Código Civil, más concretamente al artículo 354, se dividen en tres tipos
que son los siguientes:
• Frutos naturales: son las producciones espontáneas de la tierra, y de las crías y demás
productos de los animales.
• Frutos industriales: los que producen los predios (Finca, tierra o posesión inmueble) de
cualquier especie a beneficio del cultivo o del trabajo.
• Frutos civiles: el alquiler de edificios, el precio del arrendamiento de tierras y el importe
de las rentas perpetuas, vitalicias u otras análogas.
También debemos saber que con respecto a los frutos civiles, el Código civil no ofrece
una noción de los mismos, sino que se limita a enumerar algunos de los ejemplos. A pesar
de esto, los podemos definir como aquellos que se obtienen mediante la cesión del uso o
goce de una cosa.
6.2 Los gastos
Cuando hablamos de gastos nos referimos a las inversiones hechas sobre una cosa con
diferentes fines como el mantenimiento, aumento de producción de la misma o adorno.
Los gastos como concepto los podemos dividir en 3 categorías que son:
• Gastos necesarios: son aquellos imprescindibles para el mantenimiento o conservación
de la cosa.
• Gastos útiles: son aquellos que, sin ser necesarios, aumentan la producción o la
capacidad de rendimiento de una cosa.
• Gastos suntuarios: son los que sirven para el ornato (adornos que embellecen),
embellecimiento o simple comodidad, no aumentando su productividad, pero si pudiendo
aumentar su valor.
Como podemos observar, las definiciones son muy generales, por ello en última estancia
se tendrá que acudir al caso concreto para determinar de que tipo de gasto se trata.