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MEDICINA INTERNA NIVEL I

UNIDAD 38

FLUIDOTERAPIA

Dra. Daniela Iragüen C.


Unidad de Farmacología Veterinaria.
Departamento de Ciencias Clínicas.
ÍNDICE
Introducción ....................................................................................................................... - 1 -
Distribución de líquidos en el cuerpo..................................................................... - 1 -
Utilidades de la administración de fluidos ........................................................... - 2 -
Tipos de soluciones de rehidratación .................................................................... - 3 -
Soluciones cristaloides............................................................................................................. - 3 -
Coloides .......................................................................................................................................... - 5 -
Determinación del volumen diario de fluidos .................................................... - 7 -
Velocidad de administración de fluidos .............................................................. - 8 -
Vías de administración de fluidos.......................................................................... - 10 -
Vía oral ......................................................................................................................................... - 10 -
Vía subcutánea ........................................................................................................................ - 10 -
Vía intravenosa......................................................................................................................... - 11 -
Vía intraperitoneal .................................................................................................................. - 11 -
Vía intraósea .............................................................................................................................. - 12 -
Alcances de la terapia de fluidos de acuerdo a la especie .................... - 13 -
Gatos ............................................................................................................................................. - 13 -
Terneros ........................................................................................................................................ - 14 -
BIBLIOGRAFÍA................................................................................................................... - 16 -

ii
Introducción

La mantención de la homeostasis en el organismo es indispensable para


llevar a cabo los procesos que mantienen con vida a un animal. El agua, los
electrolitos y el pH pueden sufrir variaciones causadas por estados fisiológicos o
patológicos, siendo estos últimos los de mayor importancia que, de no ser
resueltos, el desequilibrio progresará conduciendo un estado incompatible con
el normal funcionamiento de los mecanismos fisiológicos.
La mantención del equilibrio hidroelectrolítico y del pH en un margen
que no afecte los mecanismos fisiológicos requiere que todos los sistemas que
lo regulan funcionen correctamente. Los mecanismos compensatorios podrán
solucionar la falla de un órgano o sistema en forma temporal, pero es
importante hacer notar que la falla principal, causante del desequilibrio
hidroelectrolítico, debe corregirse de manera que el paciente pueda
mantenerse en un estado de homeostasis.
La correcta evaluación del cuadro clínico es crucial para establecer la
terapia con fluidos que requiere el paciente, considerando la selección de la
solución a administrar, el volumen necesario, la vía de administración, la
velocidad adecuada y la duración del tratamiento. En esto queda implícito
que la velocidad de administración de fluidos, la solución a administrar y el
monitoreo de la terapia no es la misma en todas las patologías. El tipo de
solución de rehidratación a utilizar se debe seleccionar de acuerdo a la
patología o a los requerimientos hídricos y de electrolitos que tenga el
paciente.

Distribución de líquidos en el cuerpo

En el cuerpo, el agua representa el 60% del peso corporal del animal


adulto. Este porcentaje puede variar en forma discreta de acuerdo a la edad,
sexo, condición corporal y masa muscular magra. Del total de agua corporal,
un 66% corresponde al fluido intracelular, mientras que el fluido extracelular
contribuye con un 33%. El fluido extracelular corresponde al compartimento
intravascular y al intersticial. El compartimento vascular corresponde al 8-10%
del total de agua corporal, mientras que el intersticial al 24%. Una pequeña
cantidad de agua se denomina fluido transcelular y corresponde al contenido
gastrointestinal, articulaciones, cartílago y espacio cerebroespinal. El volumen
de fluido intravascular se estima en 80 a 90 ml/kg en perros y a 50 a 70 ml en
gatos.
Cuando se administran soluciones de hidratación a un organismo, el
agua y electrolitos se distribuyen en todo el cuerpo. Cada compartimento
captará agua en relación a la representación de ese compartimento en el
volumen total de agua corporal. Una vez que se administran líquidos en el
organismo, el volumen intravascular manifestará un pequeño incremento una

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vez que se alcance el equilibrio hídrico, manteniendo sólo un décimo del total
de fluidos administrados.
En la terapia de fluidos es importante recordar que existe un balance
entre las fuerzas que favorecen la retención de fluidos en el espacio vascular
(presión oncótica plasmática y presión hidrostática tisular) y fuerzas que
favorecen la filtración de fluidos hacia el espacio intersticial (presión oncótica
tisular y presión hidrostática capilar), balance que mantiene el volumen de
sangre circulante. La presión oncótica plasmática, por lo tanto, evita la
pérdida de grandes volúmenes de líquido hacia el espacio intersticial y se
considera el factor clave para mantener el balance de fluidos y evitar la
formación de edema, donde la presión hidrostática plasmática aumenta y la
presión oncótica disminuye.
En condiciones normales, las proteínas plasmáticas y, particularmente la
albúmina, son las principales responsables de la mantención de la presión
coloide osmótica. En pacientes hipoproteinémicos o que cursan con
patologías perdedoras de proteínas deben ser monitoreados ante la mayor
posibilidad de presentar edema durante la terapia de rehidratación que un
paciente que presenta este parámetro normal.

Utilidades de la administración de fluidos

La administración de fluidos en los animales tiene otras utilidades más


que sólo reponer agua y electrolitos en estados de deshidratación en los
espacios extravasculares. Como se verá más adelante, una utilidad importante
especialmente en pacientes que cursan con hemorragias agudas y graves, es
que permite recuperar el volumen vascular mediante la administración de
combinaciones de soluciones cristaloides y coloidales.
Los mecanismos normales de la homeostasis de los líquidos se alteran
cuando el animal se somete a cirugía por lo que se recomienda la
administración de fluidos durante el período perioperatorio para reponer
líquidos perdidos durante el procedimiento quirúrgico. En este caso la
velocidad de administración es baja, pero se puede modificar de acuerdo a
las necesidades del paciente (hemorragias, cirugías prolongadas, etc). Por
otro lado, muchas veces es necesario contrarrestar los cambios fisiológicos que
se relacionan con los anestésicos, ya que muchos de estos fármacos producen
hipotensión y disminución de la tasa de filtración glomerular, entre otros
efectos.
La administración de fluidos también permite la administración de
medicamentos, ya sea en bolos o en infusión continua. Para algunos
antimicrobianos, vasopresores, analgésicos, entre otros fármacos, es útil la
administración en infusión continua ya que permite mantener concentraciones
plasmáticas dentro del rango terapéutico en forma constante. En estos casos,
las soluciones de rehidratación son utilizadas como vehículos para la
administración de medicamentos y, cuando es necesario, aportar volumen.

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Otras ventajas de la terapia de fluidos es mejorar el aporte de oxígeno a
los tejidos al normalizar la viscosidad de la sangre, proporcionar aporte
nutricional y corregir anemias (sangre).

Tipos de soluciones de rehidratación

Soluciones cristaloides
Corresponden a soluciones basadas en agua que contienen pequeñas
moléculas que son osmóticamente activas en los fluidos corporales y
permeables a las membranas de los capilares. La cantidad de solución que
permanece en los vasos sanguíneos depende de las Fuerzas de Starling y de la
distribución de agua en el cuerpo. La concentración de sodio es el mayor
aporte a la osmolalidad de los cristaloides. Los fluidos isotónicos son aquellos
que tienen una osmolalidad igual a la de los eritrocitos y, en consecuencia, no
afecta el intercambio de fluidos a través de la membrana. Las soluciones
hipertónicas se utilizan para producir un flujo de agua hacia el espacio
vascular, produciendo un rápido aumento en el volumen intravascular hasta
que se produce el equilibrio a través de las membranas. Las soluciones
isotónicas, como Dextrosa 5% en agua, producen un aumento en el volumen
celular de acuerdo a las gradientes osmóticas que determinan la distribución
de agua total en el cuerpo.
Las soluciones cristaloides se pueden considerar como de reemplazo o
de mantención. Las primeras son aquellas que contienen una concentración
de sodio similar a la del espacio extracelular, siendo el cristaloide ideal para
resucitación y rehidratación intersticial la solución de Ringer Lactato. Las
soluciones de mantención contienen menos sodio que el plasma y son
utilizadas para reemplazar pérdidas sensibles e insensibles de agua y
electrolito.

Solución NaCl 0,9%: Solución isotónica. Aporta solamente sodio y cloro en igual
cantidad (154 mEq/l). Puede ser utilizado como solución de rehidratación en
hipercalemia e hipercalcemia. También puede ser utilizada como solución de
mantención, pero debe considerarse la adición de cloruro de potasio de
manera de lograr 20-40 mEq/l de solución ante signos de debilidad muscular
en el paciente diarreico.

Solución Ringer Lactato: Esta solución tiene una composición similar a la del
líquido extracelular. Es considerada una solución de reemplazo. Aporta sodio,
cloro, potasio y calcio, siendo este último ión un problema en caso de
administrar fármacos a través de infusión intravenosa, por la posibilidad de
cristalizar el fármaco. El aporte de energía es sólo de 9 kcal/l. Por ello, esta
solución no es utilizada para vehiculizar medicamentos.

Solución Ringer: Tiene un aporte cualitativo similar al Ringer Lactato, sólo que
en cantidades levemente mayores. A diferencia de la anterior, no aporta

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lactato como buffer. Se utiliza para la reposición de ácido a consecuencia de
vómitos agudos. Se recomienda adicionar potasio.

Solución Poliiónica: Solución isotónica. Aporta NaCl (bajo aporte), KCl, MgCl 2,
gluconato de calcio, lactato de sodio y glucosa. Puede asociarse a solución
salina isotónica. Buena selección en cuadros de hipotonía muscular, pero es
recomendable controlar los niveles de potasio, ya que en comparación con la
solución de Ringer Lactato, ésta presenta 16 mEq/l más de potasio.

Dextrosa 5%: Solución isotónica. El suministro de esta solución equivale a


administrar agua, ya que la glucosa es rápidamente oxidada. El principal
motivo para proporcionar dextrosa 5% es restituir el déficit de agua pura. No se
debe basar la administración de esta solución para cubrir necesidades
calóricas diarias, ya que solo contiene 200 kcal/l. A modo de ejemplo, el
volumen de dextrosa 5% que se necesitaría administrar para cubrir los
requerimientos energéticos de un perro de 10 kilos (4 litros aproximadamente)
sobrepasan las necesidades de mantenimiento. La administración de dicho
volumen induciría diuresis que perturbaría la utilización de dextrosa
administrada y aumentaría las pérdidas urinarias de electrolitos. Tampoco
debe utilizarse en procedimientos de resucitación, pero sí puede administrarse
una vez que se ha logrado la rehidratación del paciente para reestablecer y
mantener el agua intracelular.
Puede utilizarse en forma conjunta con solución NaCl 0,9% adicionando
potasio para la recuperación del paciente con vómitos y diarrea. Finalmente,
es una solución comúnmente utilizada para la administración de
medicamentos en infusión continua.

Soluciones Dextrosa Hipertónica (10%, 50%): Estas soluciones se utilizan como


fuente de energía y para inducir diuresis osmótica. Aportan solamente glucosa,
pero la osmolaridad de ambas es sustancialmente mayor a la dextrosa
hipotónica, alcanzando 505 y 2780 mosm/l para la Dextrosa 10% y 50%,
respectivamente.

Solución salina 7,5% (NaCl 7,5%): Solución hipertónica. En pacientes que se


encuentran con hemorragia grave o masiva y que han perdido un volumen
importante de sangre (más de 30%) es necesario expandir en forma rápida la
volemia y aumentar la presión sanguínea. El efecto de estas soluciones es
atraer agua del espacio intersticial al vascular, a la vez que ayuda a aumentar
la volemia durante la resucitación, pero es un efecto de corta duración (30
minutos) debido a que rápidamente se movilizan moléculas de sodio y de
cloruro al espacio extravascular. El uso de soluciones hipertónicas puede
combinarse con soluciones coloidales y cristaloides isotónicos, de manera de
mantener la volemia por más tiempo. El volumen a administrar en caninos es
en bolos de 4 a 8 ml/kg peso IV en un lapso de 5 minutos o a 1 ml/kg/minuto;
en felinos, el volumen es menor, administrándose 2 a 4 ml/kg peso IV a la
misma velocidad. Pese a la utilidad de esta solución, su administración está

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contraindicada en cuadros de hipernatremia, insuficiencia renal, shock
cardiogénico y contusión pulmonar.

Coloides

Los coloides son fluidos isotónicos que contienen una concentración


significativa de moléculas de mayor peso molecular que los poros de los
capilares. Estas moléculas contribuyen a la presión coloide oncótica ya que
una vez administradas quedan restringidas en el compartimento plasmático.
Algunas alternativas son el Plasma Congelado, Plasma Fresco Congelado,
Dextranos, Almidón hidroxietílico (hetalmidón), Gelatinas (Haemacel),
Hidroxietilalmidón (Haes-steril).
Los coloides son sustancias activas que extraen agua a través de
membranas permeables hacia el compartimento de líquido en que se
localizan, proceso fisiológico que se conoce como osmosis. Favorecen de
manera dinámica el equilibrio de líquidos entre los compartimentos porque
regulan la distribución de agua entre los espacios de líquido vascular,
extravascular e intracelular. La función de los coloides es prevenir o reducir al
mínimo la redistribución anormal de líquido del espacio intravascular hacia los
espacios de líquido intersticial e intracelular, aumentando en consecuencia la
volemia. Este efecto no está restringido a los coloides, sino que también lo
ejercen las soluciones cristaloides hipertónicas (NaCl 7,5%) y las azucaradas
(dextrosa 10%, manitol 20%). Sin embargo, el efecto de estos últimos es
transitorio (dura entre 1 y 3 horas).
Las dosis recomendadas para los coloides sintéticos es de 5 – 20
ml/kg/día en el perro y 5 – 10 ml/kg/día en el gato.
Se dispone actualmente de varias alternativas de soluciones coloidales
para la terapia de fluidos. Entre ellas se puede mencionar:

Dextran: Contiene polímeros de alto peso molecular. El Dextran 70 es el más


utilizado y contiene polímeros de dextran con un peso molecular de 70.000D.
La administración de Dextran 70 produce expansión del volumen plasmático y
mejoría de la función hemodinámica, evidenciando un mejor del flujo
microcirculatorio. Son más efectivos en aumentar la presión osmótica
intravascular en comparación con la administración de hemoderivados solos.
Cada gramo de Dextran 70 puede retener hasta 30 ml de agua en el
compartimento vascular, con una vida media de aproximadamente 24 horas.
Se eliminan del espacio vascular por filtración glomerular en el caso de
moléculas pequeñas y, las de mayor peso molecular, son almacenadas en los
hepatocitos hasta que son metabolizadas en dióxido de carbono y agua. La
dosis recomendada es de 20 – 30 ml/kg/día.
Uno de los efectos adversos del Dextran es la tendencia a las
hemorragias, explicado principalmente por que habría reducción en la
adherencia y agregación de las plaquetas. También disminuyen la

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concentración de los factores de la coagulación por hemodilución, recubren
las paredes de los vasos sanguíneos y elementos celulares, deterioran el
desarrollo inicial del coágulo, además de alterar la elasticidad y la fuerza de
tensión de los agregados del coágulo de fibrina. En pacientes con
anormalidades en la coagulación, es posible que se presenten hemorragias
con mayor facilidad.

Hidroxietilalmidón (Haes-steril®): Contiene moléculas con pesos moleculares


variados, los que en promedio se estiman en 69.000D. Es un expansor eficaz del
volumen. Cada gramo de producto tiene la capacidad de retener 30 ml de
agua en el intravascular. Tiene una vida media de 48 horas. Las moléculas
menores de 50.000D se eliminan por vía urinaria, mientras que las más grandes
quedan retenidas en hígado y bazo, donde son metabolizadas en glucosa. La
dosis recomendada es de 20 ml/kg/día.

Gelatinas (Haemacel®): Los coloides basados en gelatina tienen un peso


molecular de 30.000 a 35.000D con un contenido coloide de 3,5 a 5,5 g/dl.
Debido a que las moléculas presentes en estas soluciones tienen un peso
molecular más bajo que los dos anteriores, presentan algunas diferencias.
Aunque retienen más agua que los dextranos y los almidones (45 ml aprox por
gramo de coloide), el menor peso molecular determina que el tiempo de
retención intravascular luego de su administración es de dos horas. Por lo
anterior, es necesario administrar un volumen grande para lograr un efecto
terapéutico. En casos de hemorragia es necesario administrar 2 veces el
volumen estimado de pérdida de sangre para lograr un punto final de
reanimación, dosis que debe repetirse cada 2 horas para mantener la
actividad de la presión coloide oncótica. La dosis recomendada es de 10
ml/kg/día.
Dentro de los efectos secundarios que se deben tener presentes tras la
administración de esta solución se incluye la anafilaxis que se evidencia con
hipotensión, urticaria, edema pulmonar y alteraciones digestivas. Luego de la
administración de volúmenes grandes puede ocurrir coagulopatías por
dilución.

Plasma (hemoderivados): El plasma fresco congelado (PFC) es el que se


obtiene de 1 unidad de sangre total incluyendo el anticoagulante, congelado
antes de 6 horas de obtenido, con lo que se mantiene la actividad de todos
los factores de coagulación. A -30ºC se asegura su actividad por un año. La
albúmina se mantiene por 5 años congelado a la misma temperatura. Se utiliza
para el tratamiento de deficiencias congénitas de factores de coagulación
como la enfermedad de von Willebrand, la hemofilia y las intoxicaciones por
rodenticidas, coagulopatías por hepatopatías y coagulación intravascular
diseminada. La vida media de los factores de coagulación es corta,
necesitándose varias dosis para controlar las hemorragias. El plasma
congelado no contiene los factores de coagulación que son lábiles (factor V,

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VIII, von Willebrand) pero sí los factores dependientes de la vitamina K (II, VII, IX
y X), además de la albúmina e inmunoglobulinas.
Las indicaciones para la administración de plasma incluyen hemorragias
acompañadas de una disminución de los factores de la coagulación, pérdida
de sangre de más del 30% , signos clínicos de letargo, shock, hipotensión,
hemorragia activa y respuesta insuficiente a la administración de coloides y
cristaloides. La dosis recomendada es de 45 ml/kg.
La administración de soluciones coloidales siempre debe estar
acompañada de soluciones cristaloides. Es importante recordar que, la
efectividad de todos los fluidos que expanden volumen depende de la
presencia de volúmenes de fluidos adecuados en el espacio intersticial. Un
paciente en shock que está deshidratado no contará con las reservas
suficientes de fluidos, por lo que es necesaria la administración de cristaloides
en forma simultánea a los coloides para obtener el máximo beneficio.

Determinación del volumen diario de fluidos


Una vez que se selecciona el o los tipos de fluidos a administrar, se debe
definir el volumen necesario para que el paciente recupere el equilibrio
hidroelectrolítico.

% deshidratación Signos clínicos


- La deshidratación no es detectable. Importante considerar los
< 5% antecedentes anamnésicos. Considerar dentro de lo posible
los niveles de albúmina plasmática.
5-6% - Leve pérdida de elasticidad cutánea.

- El retorno del pliegue cutáneo es evidentemente lento.


- Leve aumento del tiempo de llene capilar
6-8%
- Ojos levemente hundidos en las órbitas
- Mucosas secas

- Pliegue cutáneo no retorna a la normalidad


- Tiempo de llene capilar retardado
- Ojos hundidos en las órbitas
10-12%
- Mucosas secas
- Probables signos de shock: taquicardia, extremidades frías,
pulso rápido y leve
- Signos marcados de shock
12-15%
- Muerte inminente del paciente

Para el cálculo del volumen DIARIO de fluidos que se debe administrar


en un paciente, es importante considerar (i) el déficit, (ii) el volumen necesario
para la mantención del paciente y (iii) las pérdidas de fluidos, según se
describe a continuación:

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Deshidratación (déficit): El volumen de líquidos para recuperar el déficit
se calcula considerando la elasticidad cutánea y el peso corporal del
individuo. La elasticidad cutánea se evalúa traccionando suavemente la piel
del tronco craneal del paciente, notando cuantos segundos ésta tarda en
alcanzar su estado inicial (antes de la tracción). Cada segundo que el tejido
demore en recuperar la normalidad en su estado, debe ser adicionado a un 4-
5% inicial (estado de deshidratación que no es detectable por medios
clínicos). Por ejemplo, si un paciente presenta 4 segundos de retardo en la
evaluación de elasticidad cutánea, los fluidos deben ser estimados para un 9-
10% de deshidratación.
Luego, el total de volumen necesario para reponer el DÉFICIT se calcula
multiplicando este valor por el peso del animal. Asumiendo que el paciente
pesa 20 kilos, el volumen necesario para corregir el déficit es de 1,8 litros de
solución (0,09 x 20 = 1,8L).
Mantención: El volumen de mantención corresponde al volumen de
fluidos (en ml) y la cantidad de electrolitos que deben ser ingeridos
diariamente para mantener el volumen de agua corporal total y la cantidad
normal de electrolitos. Diariamente, hay pérdidas obligadas de agua como
consecuencia de los procesos metabólicos normales, los que alcanzan un
rango entre 40 a 60 ml/kg. Este volumen considera las pérdidas sensibles (orina,
por ejemplo) y las pérdidas insensibles, que corresponden al agua eliminada a
través del tracto respiratorio, digestivo y de la sudoración.
Pérdidas sensibles: Corresponden al agua eliminada por el tracto
urinario y gastrointestinal. En promedio, un animal elimina normalmente entre
20 y 40 ml/kg/día. Hay estados patológicos que producen variaciones en los
volúmenes indicados como diarreas, vómitos, poliuria, etc. Idealmente, la
cantidad de fluidos a administrar debieran ser medidos de manera exacta
(conociendo el peso de la caja de arena o del material que cubre la jaula del
paciente antes de colocarlo en la jaula y pesarlo al momento de retirarlo).
Como muchas veces esto no es posible, puede asumirse una pérdida diaria de
30 ml/kg.
Entonces, si un paciente no presenta un aumento de las pérdidas
sensibles, no será necesario agregar el equivalente a estas pérdidas al total de
fluidos, ya que éstas estarán incluidas en el volumen de mantención. Por el
contrario, si el paciente cursa con un estado en que las pérdidas sensibles
están aumentadas, se debe agregar el volumen a reponer considerará el de
mantención, el de las pérdidas y el déficit.

Velocidad de administración de fluidos

La velocidad de administración de fluidos varía de acuerdo al paciente,


especialmente en las etapas iniciales de la terapia. Independiente de ello,
siempre se debe tener en cuenta que, para corregir estados de déficit, los

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volúmenes calculados no se deben administrar durante las 24 horas, sino que
el clínico debe definir la velocidad más adecuada para el paciente.
Como norma general, se puede identificar 2 tipos de pacientes:

(i) Paciente compensado, que está deshidratado, pero que no


presenta signos de compromiso de volumen vascular que sugieran
alteraciones vasculares desencadenantes de shock. En estos
pacientes, la velocidad de administración sugerida para el déficit es
<15-20 ml/kg/hr.

(ii) Paciente descompensado, que presenta un alto porcentaje de


deshidratación (mayor al 9%) y que está cercano a presentar o ya
presenta signos de shock hipovolémico (taquicardia, extremidades
frías, hipotensión, etc). En estos casos, la administración de fluidos es
a mayor velocidad para corregir el déficit volémico para
posteriormente continuar a velocidad <15-20 ml/kg/hr. Una vez
corregido el déficit debe incluir la administración de volumen de
mantención. En este paciente se debe corregir el volumen vascular
en forma rápida, por lo que un volumen de 60 a 70 ml/kg debe
administrarse en bolos de volumen variable dependiendo de los
signos que presenta el paciente. Tras cada administración, se debe
evaluar al paciente, siendo el médico veterinario quien decide el
momento en que el paciente compensa, de acuerdo a las metas
que se ha fijado para revertir el estado en que estaba el paciente al
momento de iniciar la terapia. Para esta forma de administración de
fluidos, es importante descartar hemorragias o la condición del
paciente empeorará. En el caso de los cachorros, la velocidad
máxima es de 40 a 50 ml/kg/hora.
El paciente debe ser evaluado constantemente durante la terapia de
fluidos, verificando que la vía se mantenga permeable, cambiando la posición
del paciente, controlando temperatura corporal, tiempo de llene capilar,
presión sistólica, pulso, auscultación toráxica (para detectar la presencia de
edema pulmonar). Los fluidos deben ser administrados a una temperatura no
superior a 37ºC.
Los equipos de infusión utilizados para la fluidoterapia en medicina
veterinaria son los utilizados en medicina humana. Los equipos para adulto se
utilizan en caninos adultos o de peso corporal superior a 10 kilos. Los equipos
pediátricos se utilizan obligatoriamente en cachorros caninos, en todos los
felinos y en caninos de razas pequeñas (adultos) con peso inferior a 10 kilos. Los
volúmenes de fluidos que entregan los equipos pediátricos y para adultos se
indican en la siguiente tabla:

Equipo de Infusión Volumen gotas (ml)

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Pediátrico 60 gotas = 1 ml

Adulto 20 gotas = 1 ml

Vías de administración de fluidos

Vía oral
Esta vía es generalmente de escasa utilidad para animales pequeños,
pero la principal en el caso de terneros. Si bien es cierto, no requiere asepsia,
es segura y económica, la administración está limitada a la ingestión voluntaria
o a través de una sonda nasogástrica. Procesos como vómitos, diarrea,
determinarán que la utilización de esta vía para la administración de fluidos
sea un tratamiento ineficiente. A modo de ejemplo, un paciente con diarrea
podrá eventualmente ingerir líquidos en forma voluntaria, pero debido a que
los procesos de absorción están comprometidos a nivel de intestino, no se
logrará hidratarlo aun cuando se administre la solución adecuada y el
volumen necesario. La vía oral estará entonces contraindicada hasta que los
procesos mencionados no sean controlados.
El contenido electrolítico de las soluciones de rehidratación oral incluyen
iones mayores (sodio, potasio, cloruro y bicarbonato). La solución ideal incluye
60 a 90 nmol/l de sodio y 60 a 110 nmol/l de glucosa.
La administración parenteral de fluidos es más eficiente en la terapia en
un paciente deshidratado en comparación con la vía oral. Las vías
parenterales que se pueden utilizar incluyen la vía subcutánea, intravenosa,
intraperitoneal e intraósea. Todas ellas requieren medidas de asepsia en la
administración, así como la esterilidad de los productos a administrar.

Vía subcutánea

Considera la administración de líquidos en el espacio subcutáneo,


preferentemente en el tronco en su parte craneal o en los flancos, donde el
tejido conectivo laxo es más abundante. Esto es importante ya que el volumen
de líquido a administrar está limitado por el tejido subcutáneo.
Es una vía ineficiente en estados graves de deshidratación y en estados
de hipotermia. Adicionalmente, los mecanismos compensatorios que se
activan en un paciente en estado grave de deshidratación determinan que la
perfusión periférica disminuya, por lo que el paso efectivo de líquidos del tejido
subcutáneo al vascular será ineficiente. Los volúmenes que requieren estos
pacientes superan la capacidad del espacio subcutáneo, por lo que no
alcanzará a corregir la deshidratación en el tiempo adecuado, perpetuando
el estado de deshidratación.
Esta vía de administración resulta una alternativa para la administración
de fluidos de mantención (40 a 60 ml/kg/día) en pequeños animales. Los

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fluidos administrados por esta vía demoran cerca de 6 horas en absorberse. En
equinos, bovinos y otras especies no es una vía útil debido al gran volumen de
fluido que debe ser administrado, que puede superar varios litros.
La composición del líquido administrado por esta vía debe ser
comparable a la del líquido extracelular. No se deben usar líquidos sin
electrolitos como por ejemplo dextrosa 5% porque puede causar una
absorción considerable y agravar en forma transitoria los desequilibrios
electrolíticos. Las soluciones hipertónicas (solución poliiónica, salina
hipertónica, etc) están contraindicadas.

Vía intravenosa
La utilidad de la administración venosa incluye la administración de
cristaloides y coloides, fármacos, nutrición parenteral, productos sanguíneos y
tener acceso permanente para los manejos de urgencia, siendo la vía de
elección cuando se desea expandir el volumen sanguíneo. Es claramente
superior a la administración subcutánea en cualquier individuo grave con
perfusión tisular deficiente. Permite la administración de grandes volúmenes de
fluidos sean éstas soluciones isotónicas, hipotónicas o hipertónicas, sangre o
plasma. Además, permite la administración de sustancias irritantes como es el
caso de algunos fármacos.
Los catéteres siempre se deben manejar en forma aséptica y libres de
humedad. La punción se debe realizar en regiones alejadas de las fuentes de
contaminación (orina o heces). Al colocar un catéter intravenoso, se debe
utilizar desinfectantes en el sitio de punción. Las bránulas no deben
permanecer en una vena por más de 72 horas. Transcurrido ese tiempo, se
debe colocar un nuevo catéter en un lugar distinto al utilizado anteriormente,
para permitir la reparación de tejidos. Mientras éste se mantiene en el animal,
se puede utilizar 1 a 3 ml de una solución de heparina diluida en suero
fisiológico o solución salina isotónica, cada 3 a 4 horas, de mantener la vía
permeable.
Los líquidos adecuados para administración intravenosa incluyen todos
los cristaloides isotónicos (NaCl 0,9%, solución Ringer Lactato), coloides
sintéticos (dextran hetalmidón, pentalmidón), plasma, sangre, cristaloides
hipotónicos (NaCl 0,45%) y cristaloides hipertónicos (NaCl 7%, dextrosa 50% en
agua).
Las complicaciones que pueden surgir durante una terapia de líquidos
por vía intravenosa incluyen extravasación de líquido al tejido perivascular,
trombosis, tromboflebitis, infecciones, embolia gaseosa o por fragmentos del
catéter y hemorragias, todas graves y que obligan a que el médico veterinario
deba vigilar el estado adecuado de la vía.

Vía intraperitoneal
Permite la absorción rápida de grandes volúmenes, aunque la
reposición es más lenta que la vía intravenosa. La absorción de fluidos puede

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ser incluso más lenta cuando se utiliza en pacientes hipotensos o hipotérmicos,
por lo que esta vía no se recomienda en estos pacientes. Es una opción
transitoria para infundir bolos de líquido en pacientes con disminución del riego
y, por lo tanto, puede facilitar el establecimiento de un acceso vascular.
Un gran peligro con esta vía es la posibilidad de causar peritonitis
infecciosa a consecuencia de la falta de asepsia, lesionar órganos
abdominales al introducir agujas o catéteres en la cavidad peritoneal, o la
inflamación y escape de líquido al tejido subcutáneo adyacente al abdomen.

Vía intraósea
Utilizada más frecuentemente en cachorros, se reserva casi
exclusivamente para la reanimación cuando no es posible obtener un acceso
vascular. Pese a la eficiencia que presenta esta vía en la administración de
líquidos, se recomienda mantenerla hasta que se logra establecer el acceso
vascular, de manera de evitar la presentación de complicaciones como
osteomielitis, pérdida de líquido por el sitio de administración, embolismo graso,
entre otras.
Los sitios de administración intraósea corresponden a la cresta ilíaca,
fosa trocantérica del fémur y cabeza del húmero. Se debe depilar la piel y
seguir rigurosas normas de asepsia tanto en la inserción de la aguja como
durante el tiempo que se están administrando los fluidos con el fin de evitar
infecciones. La administración es dolorosa, por lo que es necesario infiltrar el
área con lidocaína.
La captación de líquidos desde la médula ósea es rápida y ocurre a
través de los sinusoides medulares que drenan venas nutrientes en dirección a
la circulación general. Los líquidos que pueden ser administrados por esta vía
corresponden a los mismos utilizados en la vía intravenosa: fármacos (atropina,
diazepam, dobutamina, dopamina, adrenalina, heparina, insulina, morfina),
dextran 70, plasma, dextrosa, ringer lactato, solución salina iso o hipertónica y
sangre.

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Alcances de la terapia de fluidos de acuerdo a la especie

Gatos
En los gatos, los fluidos deben ser administrados con cautela. El manejo
de los gatos varía sustancialmente en comparación a los perros,
especialmente en el estado de shock.
Hay tres signos a los que se le debe prestar atención en felinos en shock:
la frecuencia cardíaca, la presión y la temperatura corporal. Los signos
simpaticomiméticos observados en otras especies no aparecen de manera
característica en el gato. El shock en esta especie puede manifestarse por una
frecuencia cardíaca normal o disminuida, hipotermia severa (<36,7ºC), pulso
periférico débil o no detectable y depresión mental profunda. Las mucosas se
presentan grises o blancas y el tiempo de llenado capilar puede estar
retrasado.
En estos pacientes hay una cadena de eventos que agravan
progresivamente el cuadro. Hay estimulación vagal que bloquea la respuesta
típica (taquicardia). La disminución de la perfusión periférica contribuye a la
hipotermia. La hipotermia causa una reducción en la capacidad del
hipotálamo para responder a la pérdida de calor, y la capacidad de los vasos
sanguíneos para responder a las catecolaminas disminuye. Esto resulta en
vasodilatación, con la mantenida hipotensión e hipotermia. A esta contribuyen
la bradicardia y el bajo gasto cardiaco; la hipotermia acentúa la bradicardia
por depresión del nodo sinusual.
Para que la terapia con fluidos para felinos en shock sea efectiva, es
necesario mantener al paciente a una temperatura adecuada. Se puede
aplicar fuentes de calor externas en el tórax y abdomen, evitando las
extremidades y de no producir quemaduras.
Debido a que los vasos sanguíneos no responden a las catecolaminas
durante la hipotermia, la hipotensión perdura en el paciente. La tendencia
sería mantener la terapia de fluidos. Sin embargo, una vez que el paciente se
torna normotérmico y los vasos sanguíneos responden a las catecolaminas con
vasoconstricción, puede haber extravasación de fluidos causando edema
pulmonar. Las recomendaciones estándares de cristaloides para el gato
descompensado (50 a 70 ml/kg en 1 hora) puede causar una sobrecarga de
volumen cuando el paciente recobra la temperatura normal. En estos
pacientes (hipotérmicos), el volumen debe administrarse a baja velocidad
(mantención) y a bajo volumen (5-10 ml/kg/hr). Una vez que se normaliza la
temperatura, se debe evaluar nuevamente la presión sanguínea,
manteniendo la administración de fluidos hasta que este último parámetro se
normalice. Posteriormente, la fluidoterapia debe administrarse en volúmenes
necesarios para mantener la presión.

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Terneros

En los terneros, la restitución de agua y electrolitos debe ser precoz e


iniciada sin esperar la aparición de los signos de deshidratación.
Al igual que otras especies, se debe evaluar el estado de
deshidratación del animal y estimar los volúmenes de fluidos a reponer.
Además, se debe estimar clínicamente el estado de la mucosa intestinal, la
que mantiene su capacidad de absorción aún en casos de atrofia de las
vellosidades. Sin embargo, cuando hay destrucción del epitelio, esta
capacidad se pierde. Los fluidos en los terneros pueden ser administrados por
vía oral o parenteral. La técnica de administración oral es simple, económica y
sólo requiere de adiestramiento del personal. La vía parenteral es más
complicada en esta especie, pero es posible de utilizar con buenos resultados.
Hidratación oral: la capacidad de absorción a nivel de la vía ha sido
demostrada para sodio, glucosa y bicarbonato. La presencia conjunta de
sodio y glucosa produce una sinergia en la absorción para ambas sustancias,
mecanismo que ha permitido la formulación de preparados orales
generalmente en forma de polvo para ser disueltos en agua y que contienen
sodio, potasio, cloro y glucosa. En ocasiones se adiciona glicina y citratos que
facilitan la absorción de electrolitos. La glucosa aporta energía que sólo suple
una fracción de la energía requerida por el ternero.
En terneros que cursan con diarrea, las pérdidas de electrolitos pueden
ser dramáticas. El descenso de sodio a menos de 120 mEq/l y potasio
producen adinamia y adipsia marcada. Los valores alterados de potasio,
calcio y magnesio explican las alteraciones neuromusculares y
cardiovasculares que pueden adquirir tal gravedad que obligan a la
restitución inmediata del déficit.
Las soluciones de rehidratación oral para terneros están compuestas por
cloruro de sodio (3,5 gr), cloruro de potasio (1,50 gr), citrato de sodio, glucosa
(20 gr) y 80 mEq/l de cloruro. Estas sales deben ser disueltas en 1 litro de agua,
agregando 2,5 gr de bicarbonato de sodio. Este preparado permite
suplementar el déficit hidrosalino y corregir la acidosis con buenas
expectativas dado que no se altera ni satura la capacidad de absorción de la
mucosa intestinal del ternero. Otra alternativa de fluidos es la solución ringer
lactato diluida en razón 1:2 con agua.
La precaución de esta vía es que si la ingestión no es voluntaria, se debe
evitar que el líquido alcance la tráquea. Los animales que se encuentran en
pie generalmente no presentan un problema, pero los que se encuentran
postrados presentan un mayor riesgo que esto ocurra. Si la ingesta no es
voluntaria, los fluidos deben ser administrados con sonda. El total de volumen
de reposición puede dividirse en 2 a 3 administraciones diarias en caso que la
ingesta sea voluntaria. Si el animal se encuentra postrado o con un alto
porcentaje de deshidratación, la reposición de fluidos y electrolitos debe ser
endovenosa.

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Hidratación parenteral: sólo se realiza cuando hay personal adiestrado.
Farmacológicamente, esta vía presenta ventajas como la distribución más
rápida de agua y electrolitos, posibilidad de selección de soluciones más
completas y respuestas clínicas más rápidas. Las soluciones más utilizadas por
esta vía con la solución de glucosa 5%, solución ringer lactato (repara déficit
de sodio, potasio, bicarbonato y compensa la acidosis), solución poliónica.
Normalmente, las terapias de rehidratación no se realizan en su totalidad con
una única solución, sino que estas pueden combinarse (por ejemplo, 50% del
volumen total con ringer lactato, ¼ con poliiónica, ¼ con glucosa 5%).

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