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UNIVERSIDAD DE GUAYAQUIL

FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS


CARRERA DE MEDICINA

ASIGNATURA:

CÁTEDRA DE FISIOPATOLOGIA

DOCENTE:

Dr. Errol David Marcillo Vallejo

ESTUDIANTE:
BRYAN JAVIER
ECHEVERRIA VÁSQUEZ

SEMESTRE:

SEXTO ‘’G2‘’

2022 – 2023 CII


Fisiopatología de los líquidos corporales
Concepto
Conceptualmente, desde el punto de vista de la regulación de la homeostasis, el medio interno se
divide en dos grandes compartimentos, el espacio extracelular y el espacio intracelular.

 El espacio extracelular representa aproximadamente 1/3 del medio interno. Contiene la


práctica totalidad del sodio corporal disponible, del cual depende su volumen (volemia). Se
divide en los espacios intravascular (20%) e intersticial (80%), con una composición similar
ya que el agua y los electrolitos se distribuyen libremente por ambos.
 El espacio intracelular representa aproximadamente 2/3 del medio interno. Al contrario que el
extracelular, es rico en potasio y pobre en sodio. Su volumen (hidratación) depende de la
osmolalidad de los líquidos corporales.

Debido a que el líquido intravascular se obtiene fácilmente (mediante la centrifugación de una


muestra de sangre se logran separar los elementos formes del líquido), se utiliza el plasma como
representativo del medio interno o líquido extracelular.
El plasma constituye el 54% de la sangre (el 45% restante consiste en glóbulos rojos, y 1% glóbulos
blancos y plaquetas). El 92% del plasma es agua, y el 8% está constituido por moléculas esenciales
para la vida (glucosa, aminoácidos, ácidos grasos, hormonas (como insulina, adrenalina, aldosterona)
e iones (como sodio y calcio).
Etiología
El ser humano está constituido en promedio por 60% de agua; el restante 40% se distribuye como
sigue: 18% de proteínas, 15% de grasa y 7% de minerales. El contenido de agua varía en los
diferentes tejidos; por ejemplo, el tejido muscular tiene alrededor de 75%, en tanto que el tejido
adiposo tiene sólo 10%. El porcentaje de agua también cambia de acuerdo con la edad, el sexo y la
constitución corporal. En el recién nacido llega a 70%, en tanto que en las personas de la tercera edad
es sólo de 50%. En relación con el sexo, el porcentaje de agua en los varones es mayor que en las
mujeres debido al mayor contenido de grasa en el cuerpo femenino. En la obesidad, el contenido de
agua puede ser tan bajo como 45%. Debido a estas variaciones, el límite de normalidad se sitúa entre
50 y 70%; en el adulto masculino sano de 70 kg es de 60%, que es el ejemplo utilizado para los
valores fisiológicos normales.
El agua corporal se distribuye en dos compartimientos principales: el líquido intracelular (LIC) y el
líquido extracelular (LEC), que se localizan, como sus nombres lo indican, en el interior y el exterior
de las células, respectivamente.
El LEC a su vez se divide en dos compartimientos: el interior del árbol circulatorio, que constituye el
líquido intravascular o plasma sanguíneo, y el exterior de los vasos sanguíneos, que forma el líquido
intersticial que se encuentra entre las células. Los porcentajes de agua en cada uno de estos
compartimientos son los siguientes: líquido intracelular, 40% del peso corporal; líquido extracelular,
20% del peso corporal, el cual a su vez se divide en plasma, 5% del peso corporal; líquido intersticial,
15% del peso corporal.

Base fisiopatológica.
En el líquido extracelular el catión predominante es sodio (Na'), cloro (CI) y bicarbonato (HCO37),
los aniones mayores. En el compartimiento intracelular el catión predominante es potasio (K”),
balanceado primariamente por macromoléculas de fosfato orgánico.

El sodio es el factor determinante del volumen del compartimiento extracelular, la excreción de sodio
es regulada por el riñón, manteniendo un balance entre su ingesta y excreción, por lo tanto es un
volumen extracelular constante. Las alteraciones en el balance de sodio resultan en alteraciones
del volumen del líquido en el espacio extracelular. Por ello, es muy importante reconocer la relación
entre el contenido de sodio en el LEC y su volumen. Más adelante examinaremos la relación entre
"concentración" de sodio en el LEC y el volumen del compartimiento intracelular y los mecanismos
regulatorios. Finalmente es importante diferenciar los conceptos de contenido y concentración de
sodio y la diferencia en sus mecanismos regulatorios.

Mecanismo fisiopatológico
La concentración de solutos en líquidos corporales es expresada en
términos de molaridad o equivalencia. El número total de partículas en
solución es medido en osmoles (osm). Un osmole es igual a un mole
(mol) (6.02 x 10”) partículas en solución. Por ejemplo, una solución que
contiene un mole de glucosa por litro tiene una concentración de un
osmole. Si la molécula se disocia en dos partículas como es el caso de
cloruro de sodio, tendrá una concentración de 2 osmoles.
Como el 75% del volumen intracelular y el 94% del plasma están constituidos por agua, la mejor
forma de expresar la actividad osmótica de una solución es en concepto de agua y no de volumen. La
importancia de la osmolaridad es que al medirla se determina la concentración de agua, la que se
desplaza siempre a gradientes de concentración desde la zona de menor a la de mayor osmolaridad.
El proceso en el cual se produce un movimiento neto de agua a través de una membrana
semipermeable y causada por una diferencia de concentración osmolar en el agua es denominado
osmosis. El término de tonicidad se refiere al efecto de un fluido sobre el volumen celular. Cuando la
solución no cambia el volumen celular se le llama isotónica, una solución hipotónica causa un
incremento de volumen celular, mientras que una solución hipertónica resulta en una disminución del
volumen celular. Aunque la tonicidad está relacionada a la osmolaridad, la tonicidad refleja la
habilidad de un soluto de cruzar la membrana celular. Solutos como la urea son considerados osmoles
inefectivos debido a que la membrana celular es permeable a la urea. Solutos que no se difunden a
través de la membrana son considerados osmoles efectivos por lo tanto contribuyen a la tonicidad.

↓↑
Es importante recordar que el contenido de sodio es el factor determinante en el volumen del
compartimiento extracelular, donde la concentración de sodio determina la osmolaridad. Mantener el
volumen extracelular es crucial para mantener la estabilidad hemodinámica y una perfusión tisular
efectiva. Los mecanismos de regulación de la osmolaridad tienden a corregir excesos o déficit de
agua. Para mantener la homeostasis del volumen extracelular, el riñón controla la excreción de sodio,
cuando hay incremento o déficit de contenido de sodio (volumen) el riñón debe excretar o retener la
cantidad adecuada de sodio. Para poder llevar a cabo este mecanismo regulatorio el organismo cuenta
con sensores de volumen y de perfusión tisular adecuada (volumen arterial efectivo), dichos sensores
constituyen la rama aferente del control homeostático de volumen. La rama eferente está dada por las
acciones fisiológicas para restaurar la homeostasis del volumen extracelular.
La relación entre el agua que entra y que sale del organismo se llama balance de agua. Normalmente,
durante las 24 horas del día, los ingresos de agua guardan una similitud con los egresos, de tal manera
que el balance final es cero.

Las pérdidas se modifican en circunstancias no fisiológicas:


a) Piel: si tiene fiebre, 150 ml en 24 horas por cada grado centígrado que aumenta. Si moja la
ropa, 1000 ml en 24 horas.
b) Respiratoria: si tienen disnea, aumento de 5 respiraciones por minuto, en un período de 24
horas, 100ml en el mismo tiempo.
La sudoración contiene: 50 mEq/l de na y 50 mEq/ l de Cl y 14 mEq/l de K.
c) Por vía renal:

Diuresis normal: 1500ml en 24 horas.


Cloro: 130 mEq/l.
Na: 140 mEq/l
K: 35 mEq/l.
Estos valores se modifican en relación con los aportes y correcta función renal. Está totalmente
modificada si se usan diuréticos.
d) Digestiva:

Heces: Cl 15mEq/l. Na: 20 mQ/l y K:45 mEq/l.


Si hay diarrea: la pérdida de Na puede ascender a 100 mEq/l, Cl a 40 mEq/l, y K a 30 mRq/l.

Si hay vómitos: se piede Cl: 120 mEq/l. Na: 90mEq/l, y K: 6 mEq/l.


Jugo Intestinal: Cl: 50 mEq/l; Na: 90 mEq/l, K: 12 mEq/l.
Bilis: Cl: 80 mE/l; Na: 140 mEq/l; K: 5 mEq/l.
La importancia de conocer el balance de agua es que cuando se modifican cualquiera de estos
factores, también se modifica el volumen de los compartimentos. Así la ingesta de agua, la
deshidratación, la infusión intravenosa de diferentes soluciones, la pérdida de grandes cantidades de
líquido desde el tubo digestivo (diarrea, vómitos) y las pérdidas de líquido por el sudor (zona cálida o
posterior a actividad física) o por los riñones, determinan cambios importantes en el medio interno y
las células. Como consecuencia se desencadena mecanismos compensatorios homeostáticos para
volver al equilibrio anterior
Por ejemplo, aumentan las pérdidas cuando un individuo tiene diarrea; o cuando tras una actividad
física intensa (correr) aumenta su frecuencia respiratoria y la temperatura corporal (pérdida por la piel
por traspiración).
Ante estas pérdidas el cuerpo desencadena mecanismos que tienden a recuperar el estado anterior,
estimulando la sensación de la sed (para aumentar los ingresos) y secretando una hormona (ADH:
antidiurética) que actúa a nivel renal ahorrando agua.
Cuando las pérdidas son de magnitud tal (por ejemplo, una hemorragia severa, vómitos profusos,
diarrea crónica) que los mecanismos compensatorios son insuficientes para reestablecer el equilibrio,
es necesario reponer la cantidad que se perdió por medio de una infusión intravenosa de soluciones
parenterales.

Bibliografía
1. Medición de los compartimientos líquidos corporales utilizando el método de dilución."
Manual de laboratorio de fisiología, 6e Ed. Nancy Esthela Fernández Garza. McGraw Hill,
2015, https://accessmedicina.mhmedical.com/content.aspx?
bookid=1722&sectionid=116882425.
2. Hall, John E. Guyton & Hall. Tratado de fisiología médica. Elsevier Health Sciences, 2021.
3. Carvajal, C. L. A. U. D. I. A. (2013). Cardiopatía congénita cianótica y anestesia. Rev Chil
Anest, 42, 97-112.
4. Caramelo, Carlos, Jesús Hernández, and José A. Carbonell Di Mola. "Regulación del
volumen y la osmolaridad de los líquidos corporales. Mecanismos de concentración y
dilución de la orina." HUMANA (2005): 402.
5. Grossman, S., & Mattson, P. (2014). Porth fisiopatología. Alteraciones de la salud, Conceptos
básicos. Ed. 9ª. Editorial Wolters Kluwer. Barcelona.
Habla caracterizada por la frecuente repetición o prolongación de sonidos, sílabas o palabras, o por
frecuentes dudas o pausas que interrumpen el flujo rítmico del habla. Debe ser clasificado como un
trastorno sólo si su gravedad afecta a la fluidez del habla de forma importante.
Excluye:
Trastorno de tics (F95.-).
Farfulleo (F98.6).

CDI-1O
A. El tartamudeo (habla caracterizada por la frecuente repetición o prolongación de sonidos, sílabas o
palabras, o por frecuentes dudas o pausas que interrumpen el flujo rítmico del habla) es persistente,
recurrente y de gravedad suficiente para producir una alteración significativa de la fluidez del habla.
B. Duración del trastorno de al menos tres meses

Farfulleo
Ritmo rápido del habla con interrupción de la fluidez, pero sin repeticiones o indecisiones y lo
suficientemente grave como para producir una disminución de la inteligibilidad del habla. El habla es
errática y disrítmica, con súbitos brotes espasmódicos que generalmente implican una construcción de
frases incorrecta.
Excluye:
Tartamudeo (F98.5).
Trastorno de tics (F95.-).
CDI-1O
A. Farfulleo (ritl1lO rápido del habla con interrupciones de la fluidez; pero sin repeticiones o dudas)
persistente, recurrente y suficientemente grave como pata producir una disminución significativa, de
la inteligibilidad del habla.
B. Duración del transtorno de al menos tres meses.

Otros trastornos del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia


o adolescencia
Trastorno de déficit de atención sin hiperactividad.
Masturbación excesiva.
Onicofagia.
Rinodactilomanía.
Succión del pulgar

Trastorno del comportamiento y de las emociones de comienzo habitual en la infancia o la


adolescencia no especificado
Trastorno mental no especificado en otro lugar

Enfermedad mental sin especificar.


Excluye: Trastorno mental orgánico sin especificar (F06.9).
Esta es una categoría residual no recomendada, que debe utilizarse cuando no se pueda
usar ningún otro código de FOO-F98.

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