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Historia de México I - Segundo parcial

Prof. Alejandro Ponce Hernández

Parámetros de Evaluación correspondientes al segundo parcial

Parámetro Porcentaje por lograr


Trabajo individual en clase 50%
Trabajo en seminario (Desarrollo de personajes) 30%
Apuntes 10%
Participación 10%

Nota: Al inicio de la parcial todos los alumnos contarán con el 10% de participación. Esta cantidad disminuirá en un 2% si
los alumnos no responden al ser cuestionados directamente sobre algún contenido de la clase. En caso de querer recuperar
el porcentaje perdido, los alumnos deberán participar activamente en las sesiones. Por otro lado, de existir participaciones
sobresalientes, éstas serán recompensadas con 2% adicional. Este puntaje se considera como extra a los parámetros de
evaluación.

Instrumentos de evaluación

• Para trabajos escritos: Lista de cotejo dicotómica

Factores Sí/No Valor

El trabajo presenta buena ortografía 2

El trabajo presenta buena sintaxis 2

El trabajo elabora una buena síntesis 2


del texto revisado

El trabajo elabora un buen análisis 2


del texto revisado

El comentario realizado conlleva 2


una crítica bien reflexionada

10

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• Rúbrica de desarrollo de personajes (ABP)

Excelente (10) Bien (7) Regular (5) Insuficiente (3)


Contenido Contiene un amplio Se hacen Se mencionan No tiene contenido
histórico contenido histórico. constantemente ocasionalmente histórico.
referencias a algunos
acontecimientos acontecimientos
históricos. históricos.
Desarrollo Los personajes están bien Los personajes están Los personajes no Los personajes no
de caracterizados y su bien caracterizados. El están caracterizados. están caracterizados.
personajes desarrollo responde a su contexto histórico es Casi no se hace No se habla nada del
contexto histórico. medianamente alusión al contexto contexto histórico.
importante en su histórico en sus vidas.
desarrollo.
Originalidad Se ve un esfuerzo por Se desarrollan algunas Se incorporan algunas No se incorporan
incluir ideas propias y se ideas propias. ideas propias, pero no ideas originales.
presentan con claridad. se desarrollan.

Nota sobre el ABP: A pesar de que la historia aborda al pasado como un objeto cognoscible a través huellas y
pistas (fuentes), el acercamiento a ella por medio de la literatura, por la libertad creativa que dicho procedimiento
conlleva, puede hacer que los estudiantes visualicen las complejidades poéticas y filosóficas que se esconden en su
estudio (y, por lo tanto, que se involucren más en la disciplina). Por ello, el proyecto del semestre será la elaboración
paulatina de un cuento histórico. Para ello, los estudiantes trabajarán a manera de seminario una hora a la semana.

• Durante la primera parcial se enfocarán en investigar el escenario espacial y temporal en el cual se


desarrollará su historia (contexto histórico).
• En la segunda parcial, por su parte, se concentrarán en construir a los personajes que participarán en su
cuento: Elaboración de biografías.
• Por último, durante el trascurso de la tercera parcial, compondrán el borrador de su cuento.

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12 de octubre de 1492
Encuentro de Dos Mundos - Mercedes Certucha

El 12 de octubre se conmemora la llegada del navegante genovés Cristóbal Colón a tierras americanas y el inicio del
encuentro entre dos culturas. El 3 de agosto de 1492 Colón zarpó del puerto de Palos con una tripulación total de cien
hombres; el 12 de octubre avistaron tierra en la isla de Guanahaní, que Colón llamó San Salvador y de la que tomó posesión
en forma inmediata, convencido, como estaba, de que había llegado a Oriente.
La trascendencia de este hecho histórico no tiene parangón en la historia y sus implicaciones han dado cabida a innumerables
disertaciones, interpretaciones y polémicas, a algunas de las cuales nos referiremos más adelante. Por lo pronto, baste
recordar que, en efecto, en 1492 no sólo se dio el descubrimiento de un nuevo continente y con él el inicio del conocimiento
de todo el planeta, sino también se dio el encuentro de dos mundos. Cambiaron estructuras políticas, económicas, sociales
y culturales en los dos hemisferios y, en forma arrolladora se dio un trasplante de modelos del viejo al nuevo mundo, lo que
devino en el atropello de las culturas autóctonas. Ciertamente, también surgió el mestizaje racial y cultural que nos dio
origen y que es la base del ser constitutivo de la mayoría de las naciones americanas.
Volviendo sobre el tema de las interpretaciones históricas recordemos que, entre la muy variada materia de análisis sobre
este suceso los historiadores se han centrado, a veces, en las intenciones de los protagonistas y postulan que Colón no pudo
haber descubierto lo que no buscaba y lo que nunca reconoció. Otras interpretaciones restan importancia a la hazaña
colombina aduciendo pruebas de navegantes europeos que tocaron tierras de América antes que Colón. En muchos casos
prevalece la teoría del poblamiento ancestral, gradual y anónimo, previo a la visión eurocentrista de un descubrimiento. La
tesis que invocó el sentido mesiánico y providencial del descubrimiento según la cual Dios asignó a España la misión de
propagar el evangelio y salvar del paganismo demoníaco a una parte de la humanidad fue, durante casi dos siglos, la principal
apología del imperialismo español.
Pero el tema verdaderamente central en cuanto a los significados y consecuencias del descubrimiento europeo de América
es, sin duda, el que atañe a las implicaciones de toda índole que trastocaron el propio mundo de los pueblos originarios. Los
análisis y reflexiones que historiadores, filósofos y escritores han dedicado a este último aspecto son un valioso compendio
de las interpretaciones y significados del histórico viaje que hace ya más de cinco centurias modificó la idea que se tenía
del mundo y trastocó su organización. Démosle lectura algunas de ellas:

“En el libro se dice que América fue descubierta el 12 de octubre de 1492, con un cañonazo de la nave capitana comandada
por Colón, lo que equivale conferirle al hecho una categoría mágica. Se subraya con la metáfora del cañonazo, que al tocar
isla aparece el continente. Así surge la idea del descubrimiento de América, de golpe, como obra y arte de magia. Sin
embargo, las cosas no fueron de esa manera...fue Américo Vespucio quien conoció que las nuevas tierras no podían ser
asiáticas. La tesis llegó al ornamento de los navíos de la Academia de Saint Dié, y el cosmógrafo alemán Waldesmüeller
grabó un mapamundi con base en la información de Vespucio y publicó un pequeño folleto llamado “Introducción a la
cosmografía”. En dicho folleto se reconoce la tradicional división tripartita de Europa, Africa y Asia, pero también se
reconoce la existencia de una cuarta parte; una tierra no contigua a las otras tres, para mantenerle se le dio el nombre de
América. Esto sucede en 1507. En su folleto tenemos, pues el acta de nacimiento de América... Hubo un proceso que culmina
con la seguridad en la existencia de otra parte del mundo. A ese proceso he llamado ‘La invención de América’”.
Edmundo O’Gorman

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“La coincidencia de hombres de orígenes muy distintos que chocan y se enfrentan en el continente americano marca el
inicio de lo que, desde la perspectiva indígena, fue invasión y, desde la española, conquista. Una secuencia de interacciones
se produjo luego, en amplísima gama de encuentros: violentos y de sojuzgamiento, imposición y muerte; y también de
mestizaje biológico y cultural. En el caso de pueblos como el mexicano y otros de América Latina, un nuevo ser se fue
forjando a partir de tales confrontaciones y acercamientos, mestizaje de sangre y surgir de nuevas formas de cultura
afincadas en las culturas indígenas y también hispánica. Marginadas quedaron a la vez las comunidades indígenas
sobrevivientes. La expresión “Dos Mundos” se entiende referida a dos hemisferios terrestres. Los invasores venían de
Europa que, con Africa y Asia, integraba lo que pronto iba a llamarse “Viejo Mundo”. En contraste, se tuvo luego como
“Nuevo Mundo” al gran continente donde estaban las tierras nombradas Tahuantisuyo (Cuatro rumbos del Mundo) por los
incas y Cemanáhuac (Cuanto rodea el agua) por los antiguos mexicanos... La perspectiva del encuentro se ha abierto camino,
sin embargo, a pesar de variadas polémicas, entre ellas la promovida con gran ruido por quien la rechazó al sostener que no
pudo haber ni descubrimiento ni encuentro entre dos mundos debido a que América sólo adquirió su ser cuando fue
inventada como tal por los europeos. Seguramente Hegel, que declaró a América fuera de la historia universal, aplaudiría
desde su tumba el tardío eco de ese anacrónico eurocentrista…”
Miguel León Portilla

“¿Cómo no va a creer un descendiente de los imperios europeos que el hecho hoy conmemorado fue benéfico a sus
antepasados y a él mismo, y recordarlo con algo de nostalgia por pasadas presuntas grandezas? Consecuentemente consigo
mismo partirá de la base que las culturas indígenas no eran más que unas acumulaciones de salvajes a las que la cultura
universal dotó de lengua y religión. Cerrará los oídos a cualquier prédica que trate de convencerlo de que los indios tenían
sus propias religiones y lenguas y que éstas se atesoraban al igual que en otros mundos en el prodigio de los libros...”
Roberto Moreno de los Arcos

“Para la cabal interpretación de ese panorama social que tan distante y enigmático resulta a muchos europeos, qué útil sería
que algunos de los comentaristas que desde su respetable confort juzgan con intolerancia revoluciones y hambres ajenas
saltaran un día sobre la imponente valla de las agencias internacionales y se internaran en la tremenda realidad del continente
mestizo, hasta compenetrarse con sus penurias, sus urgencias, sus posibilidades efectivas, sus rencores ancestrales, sus
frustraciones en cadena, sus heridas no cicatrizadas, sus descreimientos, su desesperanza, y, en definitiva su capacidad de
insurrección... Por lo general, el juicio sobre la América del subdesarrollo tiene en cuenta las dictaduras militares, la
represión desenfrenada, el envilecimiento de la tortura, la institución de los desaparecidos, el genocidio. Pero en la América
nuestra hay también una disponibilidad de inteligencia, de tesón, de trabajo, de solidaridad, de imaginación, que todavía
está por descubrirse, al menos desde Europa. En Estados Unidos sí la conocen, pero el inconveniente es que no les gusta....”
Mario Benedetti.

“Llamar descubrimiento a lo que estaba no sólo descubierto sino habitado y contaba con una cultura anterior a la Era
Cristiana es simple y llanamente prepotencia europea. Para el piel roja, el azteca, el purépecha, el inca, el gigantón de la
Patagonia no hubo sino el encuentro con inventos desconocidos como la pólvora y la rueda, el caballo que convertiría al
conquistador en centauro, un sistema diferente de escritura y una ambición de proporciones nunca vistas, un Dios distinto
aunque semejante al imaginado (Quetzalcóatl), y una guerra perdida.”
Elena Poniatowska

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A continuación, se presentan una serie de fragmentos de escritos elaborados por Hernán Cortés y Bernal Díaz del Castillo.
Ambos hombres participaron en la conquista de México-Tenochtitlan.

Carta de Hernán Cortés a Carlos V acerca del botín obtenido por los españoles durante su estadía de México-
Tenochtitlan.
Aquel día de la prisión de Guatimucín y toma de la ciudad, después de haber recogido el despojo que se pudo haber, nos
fuimos al real, dando gracias a Nuestro Señor por tan señalada merced y tan deseada victoria como nos había dado [ ... ] .
Recogido el oro y otras cosas, con parecer de los oficiales de vuestra majestad, se hizo fundición dello, y montó lo que se
fundió más de ciento y treinta mil castellanos, de que se dio el quinto al tesorero de vuestra majestad, sin el quinto de otros
derechos que a vuestra majestad pertenecieron de esclavos y otras cosas, según más largo se verá por la relación de todo lo
que a vuestra majestad perteneció, que irá firmado de nuestros nombres. Y el oro que restó se repartió en mí y en los
españoles, según la manera y servicio y calidad de cada uno; demás del dicho oro, se hubieron ciertas piezas y joyas de oro,
y de las mejores dellas se dio el quinto al dicho tesorero de vuestra majestad. Entre el despojo que se hubo en la dicha
ciudad, hubimos muchas rodelas de oro y penachos y plumajes, y cosas tan maravillosas que por escrito no se pueden
significar ni se pueden comprender si no son vistas; y por ser tales, parecióme que no se debían quintar ni dividir, sino que
de todas ellas se hiciese servicio a vuestra majestad; para lo cual yo hice juntar todos los españoles y les rogué que tuviesen
por bien que aquellas cosas se enviasen a vuestra majestad [ . . . ] y ellos holgaron de los hacer de muy buena voluntad.

Relato de Bernal Díaz del Castillo acerca de dicho botín


[ ... ]a todos aplacía cómo se recogió el oro y plata y joyas que se hubo en México, y fue muy poco, según pareció, porque
todo lo demás hubo fama que lo había echado Guatemuz en la laguna cuatro días antes que le prendiésemos [ . . . ] . Por
manera que los oficiales de la hacienda del rey nuestro señor decían y publicaban que Guatemuz lo tenía escondido y que
Cortés holgaba de ello porque no lo diese y haberlo todo para sí; y por estas causas acordaron los oficiales de la Real
Hacienda de dar tormento a Guatemuz y al señor de Tacuba, que era su primo y gran privado, y ciertamente mucho le pesó
a Cortés y aun a algunos de nosotros que a un señor como Guatemuz le atormentasen por codicia del oro [ ... ] . Y volvamos
a decir que en la laguna, adonde decían que había echado el oro Guatemuz, entré yo y otros soldados a zambullidas; siempre
sacábamos piecezuelas de poco precio, lo cual luego nos lo demandó Cortés y el tesorero Julián de Alderete por oro de su
majestad, y ellos mismos fueron con nosotros adonde lo habíamos sacado y llevaron buenos nadadores, y tornaron a sacar
obra de ochenta o noventa pesos en sartalejos y ánades y perrillos y pijantes y collarejos y otras cosas de nonada [ ... ].
Entonces murmuramos de Cortés, y decían que lo había tomado y escondido el tesorero; y Alderete, por descargarse de lo
que le decíamos, respondía que no podía más, porque Cortés sacaba del montón otro quinto como el de su majestad para él,
y se pagaban muchas costas de los caballos que se habían muerto, y que también se dejaban de meter en el montón muchas
piezas de oro que habíamos de enviar a su majestad; y que riñésemos con Cortés y no con él [ ... ].Y como Cortés estaba en
Coyoacán y posaba en unos palacios que tenía blanqueadas y encaladas las paredes, donde buenamente se podía escribir en
ellas con carbones y con otras tintas, amanecía cada mañana escritos muchos motes, algunos en prosa y otros en metros[ ...
]. Unos decían: "Oh, qué triste está el ánima mea hasta que todo el oro que tiene tomado Cortés y escondido lo vea". [ ... ] .
Y decían otras cosas de esta manera, y aun decían palabras que no son para poner en esta relación.

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La guerra contra los ídolos. Las prolongadas evangelizaciones en Nueva España


Por Agustín Rueda Castellanos

La Corona, la espada y la cruz


La ciudad de México Tenochtitlan cayó un 13 de agosto de 1521 a manos de sus enemigos, españoles e indios, después de
un intenso asedio. Los planes de Hernán Cortés no terminaban con la derrota de los mexicas que habitaban la enorme urbe.
En efecto, ya desde años atrás expresó sus intenciones en las famosas Cartas de Relación: conquistar esas nuevas tierras y
fundar en ellas una “Nueva España”. Inmediatamente después de la caída de la gran ciudad, Cortés se trasladó a Coyoacán,
y desde allí planificó la reconstrucción de México, la continuación de viajes de expedición a otras partes del territorio, el
traslado y el establecimiento de instituciones occidentales para el gobierno… a proyectar su Nueva España.
Desde fechas muy tempranas, el conquistador Hernán Cortés y las autoridades que él mismo nombró pidieron al emperador
Carlos V que mandara a miembros de la Iglesia para que administraran los oficios de la religión católica. En su cuarta Carta
de Relación, fechada en 1524, el extremeño solicitó al rey que enviara a religiosos de las órdenes de San Francisco y Santo
Domingo, cuyo fin debía ser la conversión de todos los indios, quienes eran idólatras y desconocían el cristianismo. Tal
petición era un asunto fundamental en la mentalidad de los españoles: la “única” y “verdadera” fe católica. Para ese entonces,
la política y la religión no podían entenderse por separado; al contrario, conformaban una unidad indisoluble.
A partir de lo anterior es necesario aclarar varios puntos. En primer lugar, el cristianismo es una religión con características
peculiares que se forjaron a lo largo de la Edad Media. De este modo, es exclusivista y universalista, es decir, considera que
es la única religión verdadera y que por este motivo se debe extender por todo el orbe. Asimismo, es proselitista, lo que
implica la difusión masiva de su mensaje. La razón por la cual justifica su expansión e imposición es por la salvación eterna
que otorga a sus fieles a través del sacrificio de Jesucristo. Estas características explican, en parte, la insistencia de los
españoles para convertir a los indios en cristianos.
Un segundo punto es la unión entre la religión y la monarquía. Se creía que el poder de los reyes emanaba directamente de
Dios, y que éstos eran sus representantes frente a los demás vasallos. Los reyes “españoles” se habían encargado de defender
y extender su fe a lo largo y ancho de la península ibérica frente a los musulmanes que habitaban ese territorio desde siglos
atrás. A través de guerras, diversos reinos, como los de Castilla y León, fueron reconquistando tierras, al tiempo que
consolidaban el catolicismo como la religión principal. Los monarcas Fernando e Isabel —conocidos como los reyes
católicos— culminaron con este proceso al derrotar al debilitado emirato de Granada en 1492, encabezado por el sultán
Boabdil.
Dentro de las numerosas políticas implementadas por los reyes católicos, hubo varias relativas a la Iglesia. Se
comprometieron a fundar iglesias, dotarlas de obispos, párrocos y demás religiosos, en convertir a los habitantes
musulmanes al catolicismo, etcétera. Para lograr lo anterior, los reyes obtuvieron del Papa Julio II una serie de privilegios
que los autorizaba a intervenir en asuntos eclesiásticos sin la participación directa de los pontífices. Este esquema fue usado
también en América una vez que se descubrieron las primeras islas, el cual fue conocido como Regio Patronato Indiano y
que se estableció entre 1508 y 1511 mediante documentos jurídicos expedidos por el Papa, llamados bulas. Así, los reyes
también lograron controlar a la Iglesia en sus nuevos dominios: manejaron los diezmos (un impuesto obligatorio por
concepto de producción agropecuaria), establecieron diócesis, mandaron construir catedrales e iglesias, nombraron
autoridades eclesiásticas y financiaron los viajes de los frailes y la fundación de sus casas y conventos.
Por otro lado, los mencionados monarcas promovieron reformas que procuraban corregir la opulencia y corrupción de la
Iglesia al interior de la península ibérica. A través de un cardenal muy influyente, Francisco Jiménez de Cisneros, se
restableció la disciplina que se exigía al clero regular, cuya principal característica —pues aún existe— es que sus
integrantes viven bajo una serie de códigos muy estrictos que deben cumplir obligatoriamente. Hacia los siglos XIV y XV,
los frailes estaban mal vistos por no cumplir sus votos. La reforma cisneriana obligó a los integrantes de las órdenes

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religiosas a observar sus reglas: pobreza, castidad, obediencia, clausura y vida comunitaria. Entre estas órdenes corregidas
estaban los franciscanos, dominicos y agustinos, que llegaron a América posteriormente. Más adelante hablaremos más
sobre ellos.

Pintura con el retrato de Francisco Jiménez de Cisneros, quien tuvo una enorme
influencia política en la península ibérica. Llegó a gobernar en nombre de los reyes en
varias ocasiones. Matías Moreno González, El cardenal Francisco Jiménez de
Cisneros, Museo del Prado

Un tercer aspecto para comprender las solicitudes de Hernán Cortés es el hecho


de que no había novedad alguna en pedir la llegada de los frailes, pues
previamente los españoles habían colonizado varias islas del Caribe, como La
Española o Cuba y en ellas se habían fundado conventos dominicos en 1510.
En esos sitios también emprendieron una labor evangelizadora entre los
aborígenes, aunque bastante fallida, pues la gran mayoría de los pobladores
murieron por epidemias o por la explotación de los españoles. Las razones que
llevaron a los reyes castellanos a promover la llegada de los frailes respondían
a las reformas del cardenal Cisneros, que hicieron que se percibiera a los
religiosos como poco corruptos y muy devotos en la religión. Además, la
estructura organizativa de éstos los volvía eficaces en territorios desconocidos.
A pesar de esto, también llegó pronto el otro sector de la Iglesia, el clero secular, encabezado por obispos, y su labor en la
conversión de indios también fue muy importante.

La Iglesia llega a Nueva España: la evangelización en el centro


Tal como habían solicitado los conquistadores, en 1523 llegaron los primeros tres misioneros de la Orden de Frailes Menores
o franciscanos. Al año siguiente, arribaron 12 más desde España. La Orden de Predicadores, conocidos como dominicos,
hizo lo propio en 1526 y la Orden de San Agustín en 1533. Todas ellas se establecieron inicialmente en las zonas recién
conquistadas para iniciar la evangelización y también para brindar servicio espiritual a los españoles residentes en Nueva
España.
Una de las primeras tareas de los religiosos fue colocar cruces en caminos y pueblos. Muy pronto, promovieron la
destrucción de los templos prehispánicos y de las representaciones de los dioses paganos. Sin duda, fue un procedimiento
que conllevó violencia. Al mismo tiempo, los franciscanos, primeros en llegar, impulsaron una cristianización superficial
con el argumento de no poderse llevar a cabo de otra manera por la falta de personal, por los cientos de miles de indios que
habitan en Nueva España, y en función de la imperiosa necesidad de salvar sus almas de manos del demonio. Por lo anterior,
realizaron bautizos multitudinarios sin observar las ceremonias necesarias; también obligaron a los indígenas a confesarse
por medio de dibujos, y comenzaron a imponer el matrimonio monógamo.
Al mismo tiempo, los misioneros se acercaron a la nobleza indígena, la cual tenía mucho poder e influencia sobre la plebe,
pues las sociedades mesoamericanas eran altamente jerarquizadas. Después de haber efectuado numerosos bautizos y
casamientos, se encargaron de educar a los hijos pequeños de las antiguas clases gobernantes. Les inculcaron los valores
cristianos, sus dogmas y ritos. No sólo les enseñaron principios religiosos, sino que también los instruyeron en artes y oficios
a la manera europea: les enseñaron latín, a dibujar y pintar, etcétera. Al poco tiempo, estos indígenas se convirtieron en los
principales colaboradores de la Iglesia, sin los cuales todo intento de cristianizar hubiera sido fallido.

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La pintura al parecer representa el bautismo de Hernando Ixtlixóchitl, gobernante de Texcoco y uno de los principales aliados de Cortés.
Aunque es una visión tardía e idealizada, muestra la importancia de la impartición de los sacramentos y la alianza que los conquistadores
y misioneros establecieron con la nobleza indígena. José Vivar y Valderrama (atribuido), Bautizo de Ixtlixóchitl, mediados del siglo
XVIII.

La labor de los misioneros regulares comenzó en las ciudades y pueblos que circundaban a Tenochtitlan, tanto en los
dominados por los mexicas, como en sitios que se habían aliado con los españoles, por ejemplo, Tlaxcala o Texcoco. Un
problema que enfrentaron los religiosos fue la dispersión de la población. La solución fue conformar nuevas comunidades
a partir del establecimiento de pueblos en valles fértiles. A este proceso se le llamó congregación, y aunque en el Caribe
esto ya se había ordenado desde 1503, nunca se cumplió. En Nueva España se empleó desde la década de 1530.
La congregación de pueblos distinguió entre los sitios principales, donde residían autoridades civiles y eclesiásticas de
mayor rango llamados cabeceras, y asentamientos más pequeños y menos importantes conocidos como visitas, que
dependían de dichas cabeceras. En estas últimas, los frailes construyeron sus iglesias —doctrinas— y conventos, en donde
impartían misa y sacramentos. Los mendicantes tenían la obligación de viajar a las visitas y ejercer su labor de curas, pero
sólo acudían de vez en cuando. Este sistema generó una evangelización muy desigual: no era lo mismo habitar en los sitios
principales, donde los frailes cada domingo celebraban misa y seguido podían adoctrinar a las personas, que vivir en
poblamientos apartados, donde los religiosos tardaban meses o años en acudir y sólo por unos días permanecían allí.
La aparente solución a la dispersión de la población también tuvo asegunes, entre ellos, la fácil propagación de epidemias,
y que al juntar familias que pertenecían a pueblos con lenguas y costumbres distintas hubiera conflictos. Lo anterior permite
comentar otro enorme problema para los evangelizadores: la comunicación. El área que se conoce como Mesoamérica no
tenía una unidad lingüística, pues en ella habitaban numerosos grupos culturales. Por ello, la transmisión de los dogmas y
demás enseñanzas y mensajes del cristianismo no fue sencilla.
Es verdad que hubo un esfuerzo por aprender las lenguas autóctonas, de ponerlas por escrito en caracteres latinos, e incluso
de conocer las costumbres prehispánicas. Sin embargo, la gran mayoría de los curas no logró dominar o hablar más de una
lengua indígena. Por otro lado, existía la idea en algunos sectores que castellanizar a los naturales de América podía ser
perjudicial, pues adquirirían los vicios de los españoles. Por ello, el náhuatl se convirtió en el idioma principal de la
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evangelización y se escribieron sermonarios, confesionarios, catecismos… en dicho lenguaje. También se elaboraron


vocabularios y libros religiosos en purépecha, zapoteca, otomí, chontal, maya, entre otros. Fueron usados como herramienta
para facilitar la labor de evangelización, en especial para la predicación.

Este es un ejemplo de un catecismo testeriano. En ellos, los religiosos


explicaban varios conceptos de la religión católica a través de imágenes.
En algunos casos, como en el presente, hacían anotaciones en lenguas
indígenas. Se conservan varios ejemplos de este tipo de documentos, por
lo que se deduce que fueron muy utilizados para evangelizar. Catecismo
Gómez de Orozco, Biblioteca Nacional de Antropología e Historia, núm.
inv. 35-13110-163081.

Hubo otros métodos de enseñanza. Uno de los principales fue el


aprendizaje de memoria. Así, los indígenas fueron obligados a
recitar el Padre Nuestro, en latín, el Ave María, El Credo y los diez
mandamientos. Por otro lado, los religiosos hicieron, con ayuda de
sus colaboradores, una serie de dibujos didácticos para explicar
temas, a manera de láminas pegadas en un pizarrón de escuela.
Igualmente, promovieron la realización de obras de teatro que
explicaran pasajes bíblicos o que mostraran conceptos como el
bien y el mal. En las iglesias, juntaban a las personas en los
grandes patios llamados atrios, y allí celebraban misa desde
capillas. Años más tarde, las fachadas de los templos y conventos
se decoraron con figuras que reforzaban todo lo que ya habían aprendido de la religión católica. Al interior de los templos
también se colocaron altares, pinturas y esculturas con la misma función. Los santos jugaron un papel importante porque
fueron tomados por deidades a las que se podían pedir favores.
Se puede decir que la evangelización en el centro del actual México, especialmente en los valles de México, Toluca,
Cuernavaca, Puebla-Tlaxcala y en Michoacán, sirvió como uno de los instrumentos de consolidación de las conquistas. Los
frailes promovieron no sólo la enseñanza del catolicismo, sino que también colaboraron con el establecimiento de
instituciones, de una forma de vida que insertaba al Nuevo Mundo en la civilización occidental. Hacia la década de 1570,
la mayor parte de los habitantes no españoles de esas zonas vivían en la cristiandad, probablemente con un alto grado de
superficialidad, pero en la forma y en público demostraban su fe.

Los confines se expanden: la evangelización en el norte y sureste de Nueva España


Si en el centro de México hubo variantes en la evangelización, en las fronteras de la Nueva España estuvieron aún más
marcadas las diferencias. Por un lado, en el sureste, hacia Chiapas y Guatemala, los españoles tuvieron grandes problemas
al enfrentar a grupos que se ocultaban y resistían en las densas selvas. En cuanto al norte, área de especial interés en la época
por los yacimientos de plata, los inhóspitos desiertos y la bravura de sus habitantes semi-nómadas impidieron una expansión
sencilla y rápida para los españoles.
Es necesario comprender que durante las empresas de crecimiento de Nueva España, las conquistas militares iban de la
mano con la cristianización. Las expediciones llevaban soldados, curas, intérpretes, cargadores o tamemes, y todo tipo de
personas. La fundación de poblaciones casi siempre se lograba después de conflictos bélicos. Hasta después se construían
pequeñas iglesias con materiales perecederos como adobe, madera, y paja, y se iniciaba el proceso de congregación de

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personas. Incluso fue común que familias de indios del centro de México, como tlaxcaltecas, otomíes y mexicanos ya
cristianos, fueran llevadas para colonizar e incentivar la sedentarización y la formación de poblados.
En el norte, una de las primeras fundaciones que abría el paso fue la villa de Querétaro, establecida por el cacique Connin
entre 1536 y 1541. Nuño de Guzmán, quien había llegado como gobernador del Pánuco —hoy Veracruz— fundó
Guadalajara cerca de 1532, pero fue destruida por la rebelión indígena del Mixtón en 1541, y se refundó un año después.
En 1548 un grupo de empresarios estableció el real de minas de Zacatecas, Durango surgió en 1563, mientras que San Luis
Potosí en 1592 y Monterrey en 1595. Los avances eran paulatinos y muy difíciles. Continuamente brotaban rebeliones y
había asaltos y asesinatos en los caminos por los que circulaban las caravanas. Por ello, fue necesario que soldados escoltaran
a los viajeros, y que se establecieran guarniciones militares en pequeños fuertes, llamados presidios, que se localizaban en
los caminos.
Los frailes y demás clérigos tenían la difícil tarea de cristianizar y “civilizar” a los indios norteños, que genéricamente
fueron conocidos como chichimecas. Se crearon misiones para lograr ese fin y hubo dos modelos principales: la misión
franciscana y la jesuita. Ambas compartían la característica de estar cerca de los presidios o de ser vigiladas por soldados.
Los franciscanos ocuparon las zonas que actualmente abarcan los estados de Zacatecas, San Luis Potosí, Jalisco,
Tamaulipas, Texas y Nuevo México, mientras que los jesuitas se fueron al noroeste, hacia Sinaloa, Durango, Sonora,
Chihuahua y la península de Baja California.
La Compañía de Jesús, que llegó a la capital de Nueva España en 1572, emprendió su labor misionera hasta 1589, cuando
el gobernador de Nueva Vizcaya —actual estado de Durango—, Rodrigo del Río y Loza, pidió al virrey que se establecieran
en su jurisdicción. De allí se fueron expandiendo más al norte. Hacia 1697 estaban fundando Loreto, en Baja California Sur.
Su modelo de misión trascendía la evangelización, como ya mencionamos. Los padres procuraron que cada poblado fuera
autosuficiente, por lo que fomentaron la agricultura y ganadería. Los indios debían trabajar para mantener los pueblos.
Asimismo, procuraron vincular a las distintas misiones en caso de escasez para que así hubiera intercambio entre ellas.
Por su parte, los franciscanos tuvieron más dificultades que los jesuitas. Poseyeron misiones controladas por sus provincias
(una serie de demarcaciones que tenían a su cargo varios conventos y casas distribuidas en un territorio determinado; cada
provincia era independiente de las otras y tenía un autogobierno) y otras que se hicieron a partir de los llamados colegios
de Propaganda Fide. El primero de ellos fue creado en 1683 con el fin de agilizar la labor misionera y evitar los conflictos
y pugnas que existían en las provincias franciscanas. Estos colegios siguieron operando a lo largo de los siglos XVII y
XVIII.
Hacia el sureste también hubo un colegio de Propaganda Fide, en Guatemala, fundado en 1700, cuyo principal objetivo era
evangelizar en la actual Costa Rica. Antes de que existiera dicho colegio, los dominicos entraron, primero en Oaxaca, sin
grandes problemas, y después en Chiapas, desde donde procuraron abrir un camino que comunicara con Guatemala y
Honduras.
Desde 1536 había surgido un intento de evangelización pacífica en esa zona. En aquel tiempo alzaron la voz varios críticos
de las conquistas militares. Uno de sus exponentes fue el obispo e historiador fray Bartolomé de las Casas, quien en su
discurso defendió a los indios y se encargó de denunciar los abusos y la explotación de los españoles, a veces de forma
exagerada. Convencido de que era posible lograr la conversión de los “naturales” sin necesidad de las armas, Las Casas
mandó a una serie de dominicos e indios cristianizados a la Verapaz (hoy en Guatemala) a formar una colonia. Su intento
fracasó, pues fue necesario introducir fuerzas armadas ante la resistencia de los indios de la zona. Sin embargo, esta
pretensión es significativa porque brinda la posibilidad de interpretar a la evangelización no sólo como un procedimiento
que consolidaba las conquistas, sino, en palabras de Fernando Mires, como una alternativa a ellas.

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Historia de México I - Segundo parcial
Prof. Alejandro Ponce Hernández

Para reflexionar
Al igual que las conquistas, la evangelización fue paulatina y simultánea a una serie de intereses económicos y políticos.
Por este motivo, es posible decir que en realidad se trató de muchas evangelizaciones. Éstas se prolongaron durante todo el
virreinato y más allá de él. Aún en el siglo XIX, grupos de apaches atacaban las poblaciones más lejanas, en Texas, Nuevo
México y Arizona. Las evangelizaciones no fueron procesos sencillos, pues desarraigar de sus costumbres a los indígenas
se llevó a cabo a través de violencia, imposición y pactos. Asimismo, sirvieron para consolidar las conquistas con la sujeción
de los aborígenes, no sólo a la religión, sino también a través de la forma de vida occidental que promovía el imperio
español. Sólo en pocas ocasiones, la evangelización pretendió ser una alternativa real a las operaciones militares.
Los indígenas fueron actores muy activos durante los procesos de evangelización: ellos adoptaron la nueva religión. En
algunas regiones el cristianismo llegó a ser asimilado de una manera más “pura”, mientras que en otros —la mayoría—
dominó el sincretismo y la apropiación de varios elementos que se combinaron con ideas y ritos supervivientes de las
antiguas religiones. ¿No en pleno siglo XXI existen iglesias, por ejemplo la de San Juan Chamula, en Chiapas, donde los
habitantes acuden al templo y ofrendan animales y alimentos a santos vestidos a la usanza indígena?

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Historia de México I - Segundo parcial
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A continuación se presentan un par de descripciones sobre el territorio de la Nueva España. En la primera se presenta a la
ciudad de México. En la segunda se dibuja el área de la Baja California.

Descripción de la gran ciudad de México de fray Antonio Vázquez de Espinosa (1650)


La gran ciudad de México, Corte y cabeza de los reynos de la Nueva España, está fundada sobre su gran laguna en 19 grados
y medio de la equinoccial al trópico de Cáncer, 22 leguas de la Ciudad de los Ángeles al oesnoroeste. Reside en ella el
virrey con ocho oidores y un fiscal y otra sala con cuatro alcaldes de Corte y un fiscal. La Audiencia tiene su jurisdicción y
distrito todo el arzobispado de Michoacán por el poniente, Tlaxcala, Oaxaca y Yucatán, y desde lo más oriental de Yucatán
hasta Michoacán por el poniente, más de 300 leguas, por donde confina con la Audiencia de Guadalajara, que es de la Nueva
Galicia. De norte a sur más de otras 300 leguas desde la gobernación de Pánuco y Tampico hasta los últimos términos de la
jurisdicción de Tehuantepec, que es del obispado de Oaxaca, por donde confina con el obispado de Chiapas y Audiencia de
Santiago de Guatemala.
La ciudad es de las mejores y mayores del mundo, de excelente temple, donde no hace frío ni calor, de maravilloso cielo y
sanos aires, que con estar fundada sobre la laguna es muy sana. Por las causas referidas y serlo la región, coge sitio de una
muy populosa ciudad, tendrá de circunferencia más de dos leguas, todas las casas de muy buena fábrica, labradas de una
piedra finísima colorada, y peregrina en el mundo, de que hay riquísimas minas junto a la laguna, la cual es dócil -de labrar
y tan liviana que una losa grande o peña nada sobre el agua sin hundirse, como vide por vista de ojos cuando estuve en
aquella ciudad el año de 612.
Las calles son muy derechas, anchas y desenfadadas, que juntamente con la buena casería parecen bien, es muy abastecida,
abundante, barata y regalada. Por las calles hay anchas y hondas acequias de agua de la laguna y puentes por donde pasan
de unas partes a otras. Para el abasto de la ciudad entran de toda la tierra cada día por la laguna más de mil canoas cargadas
de bastimentos, de pan, carne, pescado, caza, leña, yerba que llaman zacate y lo demás necesario, y por tierra todos los días
más de 3 000 mulas cargadas de trigo, maíz, azúcar y otras cosas a las alhóndigas; con que vienen a ser uno de los lugares
más abundantes y regalados del mundo. La ciudad tendrá más de 15 000 vecinos españoles y más de 80 000 indios vecinos
que viven dentro de la ciudad y en el barrio o ciudad de Santiago T latelolco y en los demás arrabales ·o chinampas. Sin los
cuales hay más de 50 000 negros y mulatos esclavos de los españoles y libres con que la habitación de la ciudad es muy
grande y extendida. Es de mucha contratación así por la grosedad de la tierra y ser Corte de aquellos reynos como por la
grande correspondencia que tiene con España, Perú, Philipinas y con las provincias de Yucatán, Tabasco y todo el reyno de
la Nueva Galicia y Vizcaya.
Hay de ordinario en ella cuatro ferias (mercados) con grande cantidad de mercaderías, de sedas, paños y todo cuanto se
puede hallar en las más abastecidas del mundo, que son en San Juan, domingo, lunes y martes; en Santiago la hay todos los
días; en Santa María la Redonda, en la plaza mayor, en la de la Modorra y en San Hipólito miércoles y jueves en Tomatlán,
en la albarrada hay comida todos los días. Sin lo cual hay muchas y gruesas tiendas de mercaderes, oficiales de todos oficios,
españoles e indios que con primor los usan y ejercitan; de suerte que, con la abundancia que hay de todo, no se carece de
cosa en esta famosa ciudad. Tiene muy buena iglesia catedral, que hizo el cristianísimo marqués del Valle don Femando
Cortés, luego que conquistó aquel reyno y ganó la ciudad. Puso por base de los pilares unos ídolos de piedra de los gentiles.
Como la ciudad de México ha ido en tan grande aumento y opulencia, se ha fabricado otra iglesia catedral, que aún no está
acabada, que puede competir en grandeza y riqueza con las mejores de toda la cristiandad; tienen otras iglesias parroquiales
como son Santa Catalina Mártir, la Veracruz, San Antón y otras iglesias donde se administran los santos sacramentos a los
fieles.

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Relación de la Baja California de Nicolás de Cardona (1615)


La California es un reino extendido y largo, que no se le conoce fin, si no es por conjeturas geográficas y noticias
demostrativas que lo señalan islas echada de noroeste sueste, que hace un mar mediterráneo conjunto a la tierra de Nueva
España; Galicia, Nueva Vizcaya y la incógnita contracosta de la Florida. Divídela un brazo de mar, que en distancia de
cincuenta leguas es bermejo. Principia en altura de veinte y tres grados y un tercio, que es el cabo de San Lucas, y por él
pasa el trópico de cáncer. Está por la parte de afuera, y desde éste al cabo Bermejo, que está por la parte de adentro, hay
veinte leguas de rumbo de nordeste sudueste. Continúase aquella costa de fuera, desde dicho cabo de San Lucas al noroeste,
hasta altura de cuarenta y cuatro grados, que es la parte que hasta hoy se sabe estar descubierta. Es la costa brava, pero tiene
muy buenos puertos, ríos, serranías nevadas, volcanes, muchos sitios llanos para sementeras, grandes y frondosas arboledas,
innumerables aves de volatería, y diversas frutas. El temple es sanísimo, y el puerto que llaman de Monterrey, el mejor de
aquella costa; y está en altura de treinta y ocho grados, y otros muchos, como por su planta se demuestra.
La dicha tierra de la California, por la banda de adentro, es toda ella de grandes serranías dobladas y peladas, sin arboleda;
al parecer quemadas, porque son todas de metales de plata; y los que se han llevado a Méjico y a otras partes a ensayar han
correspondido a quince o veinte onzas por quintal. La costa de la mar, por la parte de adentro, en distancia de cien leguas,
no se ve otra cosa que montes de ostras de perlas. Una de las causas principales porque no se han sacado cantidad de ellas
es porque los indios tienen librado su sustento en consumir estas ostras, sacarlas de la mar y entradas la tierra adentro por
sustento y mercancía; y no las dejan criar; y es necesario quitarles el consullo de ellas, por enseñarles a sembrar y criar
ganados. Los ostiales no son formados como lo fueron los de la isla de la Margarita y río de la Hacha, sino que en aquellos
placeres se hallan las ostras o manchas, de veinte en veinte, más y menos. La causa es la que esta dicha, si bien los granos
de perlas que los indios comunican son muy grandes, aunque quemados y rayados por medio, porque carecen de policía, y
no los saben sacar si no es con fuego. Y en las hogueras donde ellos echan las ostras a asar, se han hallado muchos granos
quemados de diferentes tamaños. Hállanse en toda esta costa y sus islas tan grandes rimeros de estas conchas de nácar
vacías, que se pudieran cargar muchos navíos. Son del tamaño de un plato pequeño; llenas y enteras, pesarán a una y a dos
libras.
La noticia que han dado estos indios de la tierra y su población es que se gobiernan por rey y caciques, y que asisten la tierra
adentro, lejos de este puerto, señalando hacia la parte del norte. Andan desnudos todos; las mujeres traen ceñidos de la
cintura abajo unos ramales de algodón y plumas de pájaros. Sus armas son arcos y flechas y estólicas tostadas. Sus
embarcaciones de tres haces de cañas delgadas, dos a los lados y uno en medio, muy bien atados, de suerte que en cada una
de éstas van dos personas. También tienen otro género de embarcaciones, que son tres palos clavados de lo mismo. En cada
una sale un indio a pescar. Bogan a dos manos, con remo de dos patas. Tienen harpones de palo, anzuelos de carey tostado
y cordeles de pita. Son grandes nadadores y buzos. El cabello lo traen largo y cogido; las orejas horadadas; andan
embarnizados de negro y rojo, y se componen con muchas plumas de diferentes colores, y conchas de ostras labradas. Son
amigos de correr y luchar; son corpulentos, fuertes, membrudos y sanos: no tienen mantenimiento de consideración, policía
ni sementeras, porque es gente pescadora y holgazana, que se mudan de un sitio a otro conforme anda el cardumen del pexe
y cría de ostiones. Hay muchos neblíes, aves de volatería de todo género y de cantos muy sonoros: liebres, conejos y
animales de cuatro pies, como son cabras montesas, leones, tigres, venados y algunas vacas cíbolas.

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