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Intolerancia a la lactosa
Caso clínico
Historia clínica:
Juan, hombre de 25 años, acude a consulta de nutrición con diagnóstico de intolerancia a
la lactosa secundaria. Dice que está mejor desde que se ha quitado los lácteos, pero que a
veces los toma porque le encanta el queso, pero si sabe que va a comer queso, se toma la
lactasa.
Historia dietética:
Vive en un piso compartido con 2 compañeros, pero se cocina él. Dice que come de todo,
aunque hay algunos alimentos que no le gustan. Cuando le preguntamos acerca de su
alimentación:
Carnes, huevos, pescados y mariscos: todos sin problema, excepto salmón y bacalao.
Frutas y verduras: como mucho 1-2 veces al día entre fruta y verdura, le gusta, pero le
cuesta comerlas. No le gusta el tomate ni la lechuga.
Lácteos / Bebidas vegetales: quesos de cabra/oveja (puntualmente vaca); yogures trata de
que sean de oveja… le encantan las bebidas vegetales sin azúcar (arroz, avellana,
almendra, nueces…); yogures vegetales no le hacen mucho porque no come mucho yogur.
Le encantan los quesos.
Legumbres y derivados: le gustan los garbanzos y las lentejas, pero no las alubias.
Frutos secos y semillas: le gustan mucho
Cereales, tubérculos y raíces: le gusta todo.
Aceites: AOVE. Mantequilla. Grasa animal.
2. Le preguntas por el diagnóstico, cómo se lo han hecho y te dice por descarte, pero
no tiene pruebas. ¿Qué le recomendarías? Explícale en qué consiste la prueba más
fiable y no invasiva para el diagnóstico de intolerancia a la lactosa.
Prueba del alimento hidrogeno con lactosa, aunque hay otras como la obtención de sangre u
orina. La primera se basa en la administración de leche o lactosa, donde nos da una grafica
que la compararemos con otra de una persona no intolerante, y veremos a ver si varia la
curva y se diagnosticaría
Almuerzo
Cena