Está en la página 1de 14

Criterios y niveles 347

que nunca ha alcanzado una inteligencia normal. En el caso de trastornos de perso-


nalidad, puede haberse dado un menoscabo intelectual a partir de un nivel superior
previo. O puede el individuo sufrir de un impedimento temporal en su funciona-
CAPITULO XII miento intelectual como resultado de sus dificultades emocionales. En cualquier
caso, sin embargo, la persona ha alcanzado en algún momento un nivel de desarrollo
intelectual normal. Es obvio que este criterio es difícil de aplicar a los niños. Por
consiguiente, no era raro que algunos niños emocionalmente trastornados se clasi-
DEFICIENCIA MENTAL ficaran como mentalmente deficientes. Sin embargo, cabe diferenciar tales condi-
ciones partiendo de un examen detallado de la conducta del niño y de la historia
del caso.
I 3 N su sentido más amplio, la deficiencia mental representa el ni-
vel inferior de la distribución de la inteligencia. No se refiere a una enfermedad Debe también advertirse que los deficientes mentales pueden desarrollar tras-
ni a una entidad particular, sino que abarca muchas condiciones que varían amplia- tornos de personalidad. Esto simplemente indica que no hay una conexión entre los
mente en el grado y naturaleza del defecto. Además, como la distribución de la dos tipos de condición. Cualquiera de ellas puede darse sin la otra.
inteligencia es continua, no existe una línea de división clara entre la normalidad Los trastornos de personalidad incluyen la neurosis—que relativamente son tras-
y la deficiencia mental. Se dan más bien muchos individuos fronterizos, que pueden tornos leves—, así como otros más serios, conocidos como psicosis. El término po-
clasificarse en una u otra categoría, según el resto de las circunstancias concomi- pular de locura corresponde aproximadamente a la última categoría. La psicosis
tantes. más común es la ecquizofrenia; otro ejemplo bien conocido es el de la psicosis
maníaco-depresiva. Puesto que las psicosis y neurosis constituyen el tema principal
El concepto de deficiencia mental está estrechamente ligado a la definición de
de la psicología anormal, no las consideraremos en esta obra, excepto en lo que
inteligencia (cf. Cap. XI). A medida que examinamos los diversos criterios para
puedan tener de común con otros temas. Ya hemos hecho referencia a la investi-
la identificación y clasificación de los deficientes mentales—que consideraremos
gación sobre los casos psicóticos en conexión con los parecidos familiares (Cap. 9)
en la sección siguiente—se hace evidente que la deficiencia mental designa una infe-
y el papel de los factores psicológicos en los desórdenes de la conducta (Cap. 5).
rioridad marcada en aquellas aptitudes esenciales para la supervivencia en nuestro
En el capítulo 18 examinaremos el concepto de anormalidad con especial referencia
medio cultural. Por esto los progresos educativos, la adaptación vocacional y la
a los factores culturales.
ejecución en los tests de inteligencia tradicionales han sido de especial importancia
en las definiciones de la deficiencia mental. Además, el desarrollo del lenguaje y de
la comprensión verbal han formado desde el comienzo una parte integral del con- 12-1. Criterios y niveles.—Se ha propuesto cierto número de criterios para la
cepto. Ya en 1838, el físico francés Esquirol (30) concluía que el uso del lenguaje identificación y clasificación de la deficiencia o debilidad mental. En la práctica,
por el individuo proporcionaba uno de los criterios más seguros del nivel intelec- los más comunes son el psicométrico y el legal o sociológico. El primero se basa
tual. Fundándose en ello, distinguía varios grados de deficiencia mental, que se en la ejecución del test de inteligencia y se expresa en función del CI. De acuerdo
extendían desde las personas que pueden usar pronta y fácilmente de la elocución con esta definición, la línea divisoria entre la deficiencia y la normalidad mental
hasta aquellas que solo pueden emitir monosílabos y gritos, y aun aquellas en las se acostumbra situar en un CI de 70, que aproximadamente corresponde a dos des-
que no existe el lenguaje. Del mismo modo, Binet y Simón (11) escribieron: «Un viaciones típicas por debajo de la media en tests tales como las escalas de 1937
idiota es una persona que no puede comunicarse con sus semejantes por medio del Stanford-Binet y la de Wechsler. La siguiente clasificación, recomendada originaria-
lenguaje. No habla en absoluto y no comprende.» mente por Terman (89, pág. 79), partiendo de la base de la distribución original de la
Se pone en evidencia que los criterios lingüísticos se hallan aún implícitos en la Stanford-Binet, ha sido ampliamente adoptada:
definición de la deficiencia mental por el continuo uso de tests de inteligencia alta-
mente saturados del factor de comprensión verbal. Por otra parte, hoy se suele
reconocer que un CI no debe ser nunca la única base para la diagnosis de la defi- Torpeza, rara vez clasificada como debilidad mental 80-90
ciencia mental. Como veremos en la próxima sección, deben utilizarse muchas Deficiencia dudosa, que a veces se clasifica como torpeza y frecuen-
otras fuentes de datos para llegar a una decisión que concierna a cualquier caso temente como debilidad mental 70-80
Débil mental 50-70
individual. Imbécil 20-50
Existe una distinción importante entre deficiencia mental y trastornos emocio- Idiota por debajo de 20
nales o de personalidad. La primera se refiere a la subnormalidad de una persona
346
348 XII. Deficiencia mental Criterios y niveles 349

Hay que observar ciertas precauciones al aplicar esta clasificación. Primero, debe nentemente retrasado o detenido, y que existe desde edad temprana, son incapaces
tenerse siempre presente que las líneas divisorias entre niveles adyacentes son de una autodirección y mantenimiento independientes».
justamente tan arbitrarias como las que se dan entre la normalidad y la deficiencia En un esfuerzo por cuantificar la estimación de la competencia social, Dolí (27)
mental. La ejecución del test presenta una gradación continua que solamente varía ha desarrollado la escala de madurez social Vineland. Esta escala, que consta
en grado, aunque los efectos sociales de grandes diferencias en aptitud puedan de 117 elementos agrupados en niveles de edad, estudia la capacidad del indi-
diferir cualitativamente. Segundo, la clasificación dada se basaba en un test cuya viduo para atender a sus necesidades prácticas y cargar con su responsabilidad.
distribución de CI tenía una desviación típica de 12 puntos. Los CI basados en tests La información que se requiere para cada elemento no se consigue a través de
cuyas desviaciones típicas se apartan señaladamente de este valor tendrán un signi- situaciones de tests, sino mediante una entrevista con un informante o con el mismo
ficado distinto, en función de la distribución tccal de la puntuación. En las escalas sujeto. Los elementos, que se basan en lo que el sujeto hace en realidad en su
Stanford-Binet y Wechsler corrientes, las desviaciones típicas figuran aproximada- vida ordinaria, se distribuyen en las ocho categorías siguientes: autarquía general,
mente entre 15 y 16. En otros tests para el CI las desviaciones típicas llegan a ser en la comida y en el vestido, autogobierno, ocupación, comunicación, locomoción
de 20 a 25 (cf., p. ej., 21). y socialización. De la ejecución del sujeto en toda la escala se pueden inferir
A pesar de estas limitaciones, la clasificación anterior, basada en el CI, ha tenido una edad social (ES) y un coeficiente social (CS).
una gran popularidad. En un informe técnico dado por un comité especial de la Las correlaciones entre la escala de madurez social Vineland y la Stanford-
Organización Mundial de la Salud, se reafirmaba la definición de los niveles de la Binet varían ampliamente, pero, en general, son lo suficientemente bajas como para
deficiencia mental en función de estos límites de CI (cf. 10, pág. 57). Sin embargo,, indicar que las dos escalas operan sobre aspectos distintos de la conducta. La es-
en lugar de los términos débil mental, imbécil e idiota, se recomendaban las desig- cala Vineland ha demostrado ser especialmente útil a los clínicos para adoptar
naciones más innocuas de subnormalidad ligera, media y grave. Debe añadirse que decisiones sobre la conveniencia de la reclusión. De este modo, un individuo que
intelectualmente es deficiente en función del CI de la Stanford-Binet, puede ser
cuando estos grados se aplican a los adultos, la deficiencia mental puede describirse
capaz de adaptarse satisfactoriamente fuera de una institución, si su edad mental
en función de la edad mental a que se ha llegado. Así, la subnormalidad ligera
en la Vineland es apropiada.
(débil mental) corresponde a edades mentales entre ocho y doce años; la media
Por otra parte, sería aventurado aceptar una puntuación en la escala de madu-
(imbécil), a edades mentales entre tres y siete, y la grave (idiota), a edades men-
rez social Vineland sin un conocimiento amplio del panorama familiar del niño.
tales que se encuentran por debajo de los tres años.
Se establecieron las normas de esta escala con 620 sujetos, que incluían 10 varones
Las definiciones legal y sociológica de la debilidad mental hacen hincapié en la
y 10 hembras por año, desde el nacimiento hasta los treinta. En esta escala, el
inadaptación social. El uso británico se ha modelado según la Ley de Deficiencia
número de casos en cada edad es demasiado pequeño para asegurar una alta
Mental de 1913 y sus revisiones subsiguientes, en las que la deficiencia mental se estabilidad de las normas. Además, los sujetos procedían en su mayor parte de
define, de un modo más bien vago, como «una condición de desarrollo detenida hogares americanos de la clase media. Es obvio que muchos de los elementos,
o incompleto de la mente que se da antes de los dieciocho años, bien surja de tales como los referentes a salir solo, el hábito de gastar dinero y cosas semejantes,
causas inherentes, bien sea inducida por enfermedad o daño» (cf. 93, pág. 5). En tendrán un significado muy diferente para muchachos de distintos niveles socio-
las caracterizaciones que acompañan a los diferentes grados de deficiencia mental económicos o de ciertos grupos minoritarios. Las diferencias culturales en las cos-
resaltan más claramente las relaciones con la definición general. Así, al idiota se le tumbres de crianza de los niños, más bien que el nivel de capacidad de los mis-
describe como aquel cuyo defecto le incapacita para protegerse de los peligros físicos mos, podrían en tales casos explicar las desviaciones de las normas. Además,
corrientes; al imbécil, como al que tiene un defecto que le impide manejar sus muchos de los elementos no son apropiados para muchachos de orfanato.
propios asuntos, y al retrasado, como aquel que por razón de su deficiencia mental En los últimos años se ha dado cada vez más preponderancia al uso de los
requiere cuidados, supervisión o control para su propia protección o para la pro- criterios educativos para la clasificación de la subnormalidad intelectual. Induda-
tección de los demás. blemente, esta tendencia se relaciona con el creciente interés por proporcionar faci-
En América, las leyes que se refieren a la identificación y tratamiento de las lidades educativas a los niños deficientes no recluidos en las instituciones apropiadas.
personas mentalmente defectuosas son de la responsabilidad de los gobiernos de cada Entre los factores que contribuyen a este movimiento pueden mencionarse la super-
Estado. De aquí que haya poca uniformidad en las definiciones estatutarias o en población en dichas instituciones, el reconocimiento de que muchos niños intelec-
las prácticas relacionadas con ellas. Porteus y Corbett (70), en un examen reciente de tualmente deficientes pueden ser educados, el progreso en el desarrollo de las téc-
tales definiciones, llaman la atención sobre las variaciones existentes y recomiendan nicas de instrucción especiales, adaptadas a los niveles intelectuales bajos, y la
ciertos procedimientos normalizados. Así, proponen que se definan los deficientes formación de grupos locales y nacionales de padres y otras personas en ello inte-
mentales como «aquellas personas que por razón de un desarrollo mental perma- resadas (tales como la Asociación nacional para niños retrasados). Las clasifica-
350 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 351

dones educativas centran su atención en los grados más altos de las deficiencias in- punto, la naturaleza de las facilidades de que se dispone influye sobre la clasifica-
telectuales. En general, reservan la expresión mentalmente deficiente para los sujetos ción de un caso particular. Sobre- un punto están ahora de acuerdo los psicólogos:
con una anormalidad relativamente grave, mientras que las de mentalmente retra- las decisiones que se refieren a cualquier individuo deben basarse siempre en crite-
sado, mentalmente rezagado y mentalmente restringido se aplican a los niños que rios múltiples. Estos deben incluir un CI—que se obtenga preferentemente de más
pueden educarse en un grupo escolar, usualmente en clases especiales (18, 49, 78, 95). de un test de inteligencia—, así como alguna información referente a la madurez
La mayoría de tales casos se encuentra en las categorías de deficiencia dudosa y social tal como se manifiesta en la conducta de la vida ordinaria. Son esenciales
debilidad mental, establecidas en función del CI, aunque es obvio que deben consi- el conocimiento de la condición física actual y de la historia médica. Todos estos
derarse otros factores que incluyen los defectos físicos, la salud general, la madurez hechos deben interpretarse a la luz de los datos panorámicos referentes al ambiente
social y la adaptación emocional. familiar, las condiciones del hogar, las características de los padres, historia educa-
Los que padecen defectos de grado inferior, que requieren cuidado de custo- tiva y factores emocionales y motivacionales.
dia, han de tratarse en instituciones o en casa. Se han conseguido resultados prome- Las estimaciones de la incidencia de la deficiencia mental en la población gene-
tedores con programas de formación en el hogar, para niños mentalmente deficientes ral varían ampliamente, pero las investigaciones más cuidadosas y comprensivas
de bajo nivel (24, 101). Estos programas utilizan los servicios de un profesor visi- nos informan de que las frecuencias se encuentran entre un 1 y un 2 %. Los
tador especialmente formado, que trabaja con los padres y con el niño. Se capa- porcentajes específicos encontrados en los diferentes exámenes varían según el cri-
cita así a la madre para seguir con el adiestramiento diario destinado a ayudar terio de debilidad mental que se emplee—ya sea psicométrico, de competencia
al niño a desarrollar ciertos hábitos sencillos y de autosuficiencia, lenguaje, coordi- social u otro—, así como con el punto en que se coloque la línea divisoria. La
nación muscular y control emocional. ubicación geográfica es también causa de diferencias, siendo la incidencia mucho
Algunas definiciones de la deficiencia mental hacen de la etiología (o factores mayor en unas áreas que en otras. La edad también afecta al cálculo, puesto que
causales) una parte integrante del concepto. Dolí definía de este modo la debi- las probabilidades de vida de los deficientes mentales, relativamente cortas, tienden
lidad (26, pág. 215) en función de los seis criterios siguientes: «1) incompetencia a hacer que su proporción en la población general sea mayor cuando solo se inclu-
social; 2) debida a una subnormalidad mental; 3) evolución mental que ha sido yen niños en el examen que cuando se abarcan todas las edades.
detenida en su desarrollo; 4) que aparece en la madurez; 5) es de origen constitu- Se encuentran dificultades análogas cuando se intenta determinar la frecuencia
cional, y 6) es esencialmente incurable.» Esta definición presenta dos condiciones que relativa de los distintos niveles de debilidad mental. Entre los casos pertenecientes
serían muy difíciles de aplicar a la mayoría de las personas hoy consideradas como a instituciones, aproximadamente el 15 % son idiotas; el 3 5 % , imbéciles, y el
débiles mentales. Primera, requiere mucho más conocimiento relativo a las causas 50 %, débiles mentales (97). Pero la proporción de los casos de nivel superior,
de la deficiencia mental del que se dispone en la mayoría de los casos; segunda, exige fuera de las instituciones, es indudablemente mucho mayor, ya que tales personas
lógicamente una predicción del resultado consiguiente bajo todas las formas posi- es más probable que puedan moverse por sí mismas o sean cuidadas en casa.
bles de formación, así como de las terapias físicas y psicológicas. Es obvio que estos La proporción relativa de los diferentes grados varía también de una institución a
requisitos limitan la utilidad de la definición y obligarían a la colocación de la otra, dependiendo de la naturaleza de los medios disponibles y de los métodos de
mayoría de los individuos con bajo CI en una categoría incierta. Además, cualquier admisión de cada institución.
forma de debilidad por ahora incurable puede ceder en el futuro a técnicas terapéu-
ticas nuevas. 12-2. Variedades clínicas y etiología. Categorías descriptivas.—Sz ha cla-
El intento de incorporar las consideraciones etiológicas al concepto de debi- sificado también a los deficientes mentales con respecto a su variedad clínica, sobre
lidad mental ha conducido también al uso de una categoría de seudodebilidad la base de las condiciones físicas diferenciantes. Nos limitaremos a citar las cate-
mental que incluye a las personas que acaban por alcanzar un nivel intelectual gorías más comunes o más ampliamente conocidas. Un estudio más amplio y
normal como consecuencia del tratamiento, educación u otros cambios ambien- detallado es el de Sarason (77). Tredgold y Soddy, en un libro clásico (93), pro-
tales. Este término no ha servido para aclarar la situación, sino que ha contribuido porcionan informaciones más orientadas desde el punto de vista médico, así como
a producir nuevas confusiones, ya que los sujetos débiles mentales de un investi- la reciente publicación de Benda (8, 9, 10). Heiser (40) ha escrito un libro más po-
gador pueden resultar con seudodebilidad mental para otro. pular, dirigido especialmente a los padres.
Es evidente que el concepto de deficiencia mental no se ha definido con cla- Entre las variedades clínicas especiales más familiares está el mongolismo, que
ridad ni uniformidad. Esta situación se hace un poco más comprensible cuando incluye entre un 5 y un 10 % de los casos pertenecientes a instituciones. Se carac-
nos damos cuenta de que la deficiencia mental es esencialmente una categoría admi- teriza por la persistencia de rasgos físicos que son normales en un estadio anterior
nistrativa. El concepto ha surgido de exigencias prácticas producidas por la reclusión del desarrollo fetal; de aquí el nombre de niño inacabado por el que a veces se han
en instituciones, la admisión a clases especiales y hechos semejantes. Hasta cierto descrito tales casos. Entre estos rasgos fetales están las órbitas oblicuas y el pliegue
352 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 353

epicanto, que les da una semejanza superficial con los miembros de la raza mon- sobre los procesos de educación normal. En el capítulo V discutimos este tipo de
gólica. Fueron estos rasgos los que llevaron originariamente a la desafortunada efecto como un ejemplo de influencia somatopsicológica.
elección del nombre. Claro es que no hay ninguna connotación racial en esta con- Otras variedades clínicas de deficiencia mental son relativamente raras, encon-
dición. Los expertos han propuesto corrientemente otros términos, tales como trándose usualmente menos de un 1 % en la población recluida. El microcefálico
idiocia peristática (29) o acromicia concernía (9), pero aún transcurrirá algún tiempo tiene un cráneo anormalmente pequeño, en punta, con una apariencia característica
antes que el término mongolismo sea reemplazado por una designación técnica de pan de azúcar. El hidrocejálico tiene un cráneo muy grande y una excesiva
más apropiada. acumulación de fluido cerebroespinal en el cerebro. Al cretino se le identifica fácil-
Los casos de mongolismo se pueden identificar fácilmente por cierto número mente por su falta de desarrollo físico, piel gruesa y áspera, pérdida de cabello y
de características físicas, tales como una cabeza redonda y pequeña, piel entu- otras características físicas. La deficiencia tiroidea se ha establecido concluyentc-
mecida suave y húmeda, lengua hendida y dedos cortos y rechonchos. La explica- mente como la causa del cretinismo. El extracto de tiroides, administrado desde
ción más ampliamente aceptada de esta condición la atribuye a deficiencias endo- el principio de la existencia, suele producir una considerable mejora en las condi-
crinas o de la nutrición en el ambiente prenatal, que operan en el organismo en ciones físicas y psíquicas, aunque algunos casos no respondan a esta terapia. No
un estadio temprano (7, 9). La edad de la madre es, desde luego, un factor, siendo están bien establecidas las causas de la microcefalia e hidrocefalia, pero existen
mucho mayor la proporción de mongoloides que nacen de madres de más de indicios que las sitúan en algunos factores prenatales, incluyendo la nutrición ma-
cuarenta años que de madres más jóvenes. Sin embargo, pueden nacer de madres terna, toxinas, infecciones y radiación.
muy jóvenes o de madres de cualquier edad que hayan proporcionado un ambiente Otro tipo clínico raro, pero claramente identificable, es la idiocia fenilpirúvica.
prenatal defectuoso, como consecuencia de una enfermedad u otras condiciones Se localizan estos casos por la presencia de ácido fenilpirúvico en la orina, resul-
patológicas. tado de un trastorno metabólico hereditario. La condición parece depender de un
solo gen recesivo, y nunca se ha encontrado en una persona de inteligencia normal.
En relación con la investigación de Kallman previamente citada sobre los ge-
Suele ir acompañado de síntomas motores y se halla asociado a un serio grado de
melos (de que informamos en el Cap. 9). Alien y Baroff (1) analizaron la inciden-
deficiencia mental. Otro trastorno metabólico es la idiocia amaurótica. Es este, en
cia del mongolismo entre los gemelos univitelinos y heterocigóticos y sus hermanos.
realidad, un grupo de trastornos que se presenta en diferentes estadios de la niñez
Sus experiencias indicaban que la frecuencia de mongolismo entre las parejas de
y que difiere en los síntomas clínicos y en el grado de subnormalidad intelectual.
gemelos heterocigóticos mongoloides es aproximademente la misma que entre sus
Debe también mencionarse el papel que se ha sugerido tiene el factor Rh en
otros hermanos. De esto concluyen que el factor patológico que origina el mongo-
la deficiencia mental. Si bien el factor Rh no posee ningún anticuerpo natural en la
lismo no es una influencia transitoria que opere durante la preñez mongoloide, sino
sangre humana, puede provocar la producción de anticuerpos cuando se intro-
que hay que buscarlo en un cambio relativamente permanente en el sistema repro- duce en la sangre de personas carentes de este factor (o sea Rh negativos). Se ha
ductor o endocrino de la madre. Las investigaciones sugieren también—aunque no calculado que un 15 % de la población es Rh negativa, y susceptible, por tanto,
se demuestre de forma concluyeme—que puede haber gemelos no univitelinos que de producir anticuerpos. Se han descubierto algunas importantes relaciones de esta
difieran en cuanto al mongolismo. Tal hipótesis indicaría que para originar un niño situación con el desarrollo fetal. Primero, debe advertirse que durante la vida
mongoloide, el factor etiológico debe actuar, bien en un embrión genéticamente uterina existe cierta transfusión de sangre entre la madre y el hijo. Si la madre es
predispuesto, o bien antes del primer estadio gemelar. Rh negativa y el hijo Rh positivo, se formarán anticuerpos en la sangre de la
De una frecuencia casi igual al mongolismo es el tipo de deficiencia mental madre como consecuencia de la preñez. Esta condición usualmente no afecta al
asociada con la parálisis cerebral. En sentido general, esta categoría abarca las primer nacido, porque a la madre le lleva tiempo el desarrollar los suficientes anti-
lesiones cerebrales causadas por instrumentos quirúrgicos o dificultades en el parto, cuerpos. Sin embargo, en la siguiente progenie Rh positiva puede darse una gran
nacimiento prematuro, anoxia neonatal (interrupción del suministro de oxígeno) destrucción de sangre fetal, que lleva a un serio síndrome físico, conocido como
y factores infecciosos o tóxicos que actúen en el período prenatal o en el comienzo eritroblastosis fetal (32).
de la infancia. Son características distintivas de esta variedad clínica los trastornos Se ha sugerido que en aquellos casos en los que la incompatibilidad de madre'
motores de naturaleza y grado diversos. Sin embargo, debe advertirse que estos e hijo no tenga por resultado ningún trastorno físico observable, todavía puede
síntomas motores pueden darse en ausencia de deficiencia mental. De hecho, una bastar el efecto sobre la sangre fetal para perturbar el desarrollo normal del
proporción considerable de los casos de parálisis cerebral son de inteligencia supe- cerebro y llevar así a la debilidad mental. Yannet y Lieberman (98), en un estudio
rior o normal. Además, en cierto número de pacientes de parálisis cerebral clasi- de los grupos de sangre de niños deficientes mentales y sus madres, observaron
ficados como mentalmente deficientes, la subnormalidad intelectual puede resultar, que en un pequeño porcentaje de casos de debilidad mental, que se hallaban
no de una lesión cerebral, sino de los efectos relardatorios de los síntomas motores en instituciones sanitarias y que no eran clasificables en ninguno de los tipos
354 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 355
clínicos conocidos, la deficiencia mental pudo haber sido el resultado de incompa- mente nuestro conocimiento sobre este tipo de deficiencia mental que algunas de las
tibilidad de Rh. El porcentaje de niños en esos grupos que eran Rh positivos y proce- otras denominaciones sugeridas; desconocida sería probablemente una caracteri-
dían de madres Rh negativas excedía con mucho al que se encuentra en la pobla- zación más ingenua. El suponer una base hereditaria para aquellos casos en los
ción general, así como el obtenido en grupos de control de deficientes mentales en que todavía no se ha demostrado ninguna deficiencia estructural parece sugerir que,
otras variedades clínicas. Investigaciones posteriores de Yannet y Lieberman (99, en sí misma, la debilidad mental ¡es una sustancia química que se puede transmitir
100) indicaron que la incompatibilidad madre-hijo en otros grupos sanguíneos con los genes! A menos que se demuestre la existencia de alguna deficiencia estruc-
importantes (A, B y O) puede también conducir a la deficiencia mental. Por otro tural, ¿qué es lo que estos casos pueden heredar? La evidencia de contribuciones
lado, estudios posteriores de otros investigadores han arrojado resultados que están hereditarias parece mucho más clara en el caso de las llamadas formas de debi-
en conflicto con los anteriores en lo concerniente a la contribución de la incompa- lidad mental secundaria. Las condiciones glandulares y metabólicas de la madre,
tibilidad del grupo sanguíneo en el desarrollo del defecto mental (14, 33, 37, 80, los tipos sanguíneos e incluso la conformación del cuerpo materno, que puede
84, 85). Por tanto, la cuestión sobre si algunos casos de deficiencia mental pueden aumentar las posibilidades de un alumbramiento difícil, tienen sin duda una base
atribuirse a tal etiología debe quedar sin respuesta hasta que una investigación hereditaria. Naturalmente, desde un punto de vista puede argumentarse que, en
ulterior nos proporcione datos más concluyentes. tales casos, la debilidad mental es solamente un resultado indirecto de la condi-
La mayor proporción de los deficientes mentales—que incluye más de la ción hereditaria. Pero esto no sirve más que para indicar lo artificioso de la distin-
mitad de los casos que dependen de instituciones—no se ajusta a ninguna varie- ción entre herencia y ambiente, especialmente cuando se aplica a la conducta. Es
dad clínica específica. Es imposible distinguir a tales individuos de las personas de significado más práctico la distinción propuesta en el capítulo 3 entre condi-
normales por su aspecto, y su impedimento solo se manifiesta en la subnorma- ciones determinadas estructural y funcionalmente. Todas las variedades clínicas
lidad intelectual. Además, su deficiencia mental es relativamente ligera, ya que específicas de debilidad mental que antes hemos discutido están determinadas
la mayor parte de los casos caen en el nivel retrasado o en el más alto de estructural u orgánicamente, y por tanto, relativamente, no serán influidas por la
los imbéciles. Por estas dos razones, es menos probable que estas personas se formación. En estos casos la deficiencia estructural se interfiere con la adquisición
encuentren en instituciones que aquellas que entran en alguna de las variedades de la conducta normal. Por otra parte, algunos de los casos simples pueden estar
clínicas especiales. De aquí que la frecuencia relativa de los primeros en la pobla- determinados funcionalmente y por ello responder mucho más fácilmente a la
ción general sea probablemente mayor de lo que podría parecer por las estadísticas formación.
institucionales. Es muy probable que cuando se adquieran conocimientos más amplios sobre
Sarason (77) ha usado la expresión deficiencia mental de cultivo para referirse el grupo de los débiles mentales simples, esta categoría se subdivida en varios tipos
a esta clase de tarados. Otras designaciones comunes son las de debilidad mental distintos, con etiologías diferentes. En el examen post-mortem de los débiles men-
simple, aclínica y subcultural. Algunos escritores distinguen entre el tipo familiar, en tales simples, Benda (10) halló pruebas de trastornos de diferenciación celular
el que se dan varios casos de simple amencia dentro de la familia, y los casos y otras anomalías de desarrollo del sistema nervioso, concluyendo de estos resul-
esporádicos indiferenciados, que se dan en familias normales. Se emplea a menudo tados que siempre hay trastornos neurológicos hereditarios subyacentes a la defi-
la categoría familiar con la connotación de que envuelve una forma hereditaria de ciencia intelectual, en un subgrupo de debilidad mental simple que designó como
debilidad mental. Sin embargo, como vimos en el capítulo 9, el hecho de que una oligofrenia vera. La investigación de Strauss y sus asociados (88) sobre formas
deficiencia mental tienda a darse por familias debe interpretarse tanto en función endógenas y exógenas de debilidad mental, que discutiremos más adelante, sugiere
del ambiente como de la herencia. Con referencia a esto, es interesante advertir asimismo una base orgánica de la deficiencia intelectual en algunos débiles men-
que los estudios que nos informan de una mejora en el nivel intelectual, como tales simples.
resultado de una formación especial, han encontrado que el tipo simple es el que Por otra parte, algunos autores han llamado la atención hacia los diversos fac-
más fácilmente responde a esta formación (45, 46). Es también interesante sub- tores ambientales que pueden influir en la etiología de la deficiencia mental sim-
rayar que los débiles mentales simples proceden más a menudo de hogares de ple (57; 77, Cap. VI). Los hogares pobres en los que se cría la mayor parte de
nivel socieconómico más bajo, mientras que los tipos clínicos específicos muestran los deficientes mentales simples presentan una sensible escasez de oportunidades'
una distribución de hogares más cercana a la que resultaría del azar (15, 38). para el desarrollo de funciones tales como la comprensión verbal y el razonamiento
Los últimos se dan con mayor frecuencia que los primeros en familias que son abstracto, que constituyen una parte tan importante de la inteligencia en nuestra
de nivel socieconómico e intelectual superior. El ambiente inferior del hogar puede cultura. Al mismo tiempo, dichos hogares son muy propicios al aprendizaje de
ser un factor causal en el retraso intelectual de algunos, al menos, de los débiles técnicas de autofrustración (57): la espera del fracaso, la baja estimación propia, el
mentales simples. pensamiento concreto, más bien que abstracto, y la supresión de la verbalización y de
Desde luego, los términos simple o variedad de cultivo describen más precisa- la conducta exploratoria. En este medio social existe también poca motivación
356 XII. Deficiencia mental Variedades clínicas y etiología 357

para el rendimiento escolar. Hemos de advertir que algunos psicólogos clasificarían de que los factores ambientales, prenatales y paranatales desempeñan una función
todos los ejemplos de deficiencia mental que surgieran de tales privaciones cultu- mucho mayor en la causación de la deficiencia mental de lo que hasta aquí se
rales como seudodebilidad mental (cf., p. ej., 26, 36, 42, 76). Sin embargo, este creía (cf. 10, 50, 55, 68).
tipo de debilidad mental simple, en función de sus manifestaciones psicológicas, es Una segunda dificultad importante que se presenta en la aplicación de las cla-
justamente tan real como lo son las deficiencias resultantes de defectos orgánicos. sificaciones etiológicas surge del hecho de que las condiciones patológicas, que
Clasificaciones etiológicas.—El concepto de seudodebilidad mental aclara los sintomáticamente son similares, pueden tener etiologías enteramente distintas. La
esfuerzos que se han hecho para identificar los tipos de deficiencia mental en el microcefalia, p. ej., en algunos casos resulta de factores traumáticos prenatales,
aspecto etiológico. En una sección anterior se hizo notar que las consideraciones tales como los rayos X o la rubéola. En otros, parece surgir de una deficiencia de
etiológicas forman una parte integral de ciertas definiciones que se han propuesto desarrollo hereditaria.
de la deficiencia mental, considerada en conjunto. En algunos esquemas para la Deficiencia mental endógena y exógena.—Una distinción etiológica que ha dado
clasificación de las variedades clínicas se han empleado los conceptos etiológicos lugar a múltiples investigaciones es la existente entre deficiencia mental endógena
de maneras más específicas, para establecer diferencias entre los tipos de deficien- y exógena. En resumen, son exógenas aquellas deficiencias intelectuales asociadas
cia mental. La clasificación dada por Tredgold (93) y ampliamente adoptada du- a una lesión cerebral, mientras que las endógenas presentan el defecto intelectual
rante muchos años es, en esencia, etiológica. Benda (9), más recientemente, ha sin evidencia de ningún deterioro neurológico. Aunque el uso de tales términos
posnatales. Aún más: dentro del importante período prenatal es ahora posible varía entre los escritores que se ocupan de la deficiencia mental, Strauss y sus cola-
tres criterios para la clasificación de la deficiencia mental: 1) causa hereditaria, boradores (88) lo emplean en sentido restringido, excluyendo de su consideración
como opuesta a la ambiental; 2) naturaleza del factor patógeno, y 3) tiempo en el todos aquellos casos de graves síntomas neuronales, tales como los que se encuentran
que el factor patógeno actúa. incluidos en las variedades clínicas especiales. Así, pues, según Strauss, endógenas
En relación con el criterio últimamente expuesto, Benda hace una importante y exógenas se refieren esencialmente a subdivisiones de amencias simples o aclí-
distinción entre Jos trastornos prenatales, paranatales (durante el nacimiento) y nicas. Puesto que solo abarcan trastornos neurológicos relativamente suaves, los
postnatales. Aún más: dentro del importante período prenatal es ahora posible casos exógenos se identifican generalmente mediante la historia de los accidentes
fechar más precisamente variedades clínicas específicas a" la luz de la conocida prenatales o posnatales, los nacimientos prematuros o difíciles, o las enferme-
cronología del desarrollo del embrión y feto humanos. Se ha establecido, p. ej., que dades infecciosas al principio de la niñez. Como norma, estos casos tam-
el mongolismo resulta de trastornos de desarrollo aparecidos entre las seis y las doce bién proceden de familias intelectualmente normales, en contraste con los endó-
semanas de gestación. Entre las clases de factores patógenos que más claramente genos.
se han identificado pueden mencionarse los trastornos metabólicos hereditarios Las extensas investigaciones de Strauss y otros sugieren que, psicológicamente,
(como en las amencias amaurótica y fenilpirúvica), las deficiencias nutritivas y los deficientes mentales exógenos difieren de maneras características de los casos
endocrinas prenatales (como en el mongolismo y cretinismo), los factores traumá- endógenos (cf. 77, Cap. V ; 88). En la ejecución del test, los que padecen lesiones
ticos, tales como las lesiones causadas por la extracción mecánica, la anoxia neo- cerebrales tienden a mostrar desórdenes de percepción y de formación de conceptos,
natal, la exposición a los rayos X y la rubéola (sarampión alemán), contraída por así como a conseguir mejores resultados en las tareas verbales que éñ las no verba-
la madre durante el embarazo, así.como enfermedades infecciosas graves durante la les, mientras que suele acontecer lo contrario en los deficientes mentales endó-
niñez en cuanto que pueden llevar a una inflamación cerebral. genos. Por otra parte, su conducta general se clasifica mucho más a menudo como
Desde luego, es de importancia fundamental la investigación sobre la etiología errática, incontrolada y espontánea que la de los casos endógenos.
de la deficiencia mental, así como la consideración de todos los posibles factores Algunos investigadores han llamado la atención hacia Jas semejanzas entre la
etiológicos que actúan en cualquier caso individual, como base para la adecuada conducta de los deficientes mentales exógenos y la de los adultos que han sufrido
aplicación de decisiones. Sin embargo, en cuanto a fines de clasificación, los crite- lesiones cerebrales. Del mismo modo, se han advertido analogías entre la ejecución
rios etiológicos han demostrado que no son satisfactorios, al menos por dos razones. de los deficientes mentales exógenos y la de los niños afectados de parálisis cerebral,
La primera es que existen grandes grupos de deficientes mentales acerca de los en los que la lesión del cerebro es la razón fundamental de los trastornos psicoló-
cuales todavía no se dispone de un conocimiento adecuado de factores causales. gicos y motores Todas estas conclusiones, corroboradas por muchos investigadores
El ejemplo más claro lo tenemos en los débiles mentales simples, aunque el cono- en trabajos independientes, indican firmemente que las lesiones del cerebro se ma-
cimiento etiológico concerniente a otras variedades clínicas está lejos de ser com- nifiestan en un patrón de trastornos psicológicos reconocible, que contrasta con la
pleto. A medida que se acumulan más datos han de hacerse reajustes en los esque- deficiencia general de los débiles mentales endógenos. Conviene al mismo tiempo
mas de clasificación y hay que trasladar ciertas variedades clínicas de unas catego- tener presente que siempre se ha hallado cierta superposición entre los grupos afec-
rías a otras. De la investigación corriente se desprende claramente la conclusión tados por lesiones cerebrales y los no afectados por ellas. Algunos casos de lesión
358 XII. Deficiencia mental Características físicas 359
cerebral no exhiben las deficiencias esperadas, y sí, en cambio, algunas personas el de los hermanos de idiotas o imbéciles. Del mismo modo, cierto número de exáme-
aparentemente sin lesión. De aquí que no sea seguro basar un diagnóstico de exo- nes de los niveles socioeconómicos y ocupaciones de los padres de deficientes men-
geneidad solamente sobre características de la conducta, sin una clara evidencia de tales ha demostrado de forma constante que los casos de grados superiores tien-
lesión cerebral obtenida por el examen neurológico o la historia del caso. den a proceder de niveles socioeconómicos bajos, mientras que los casos de grado
Un punto más que añadir. La reciente investigación de Knobloch, Pasamanick bajo representan una amplia muestra aleatoria de la población general en este as-
y sus colaboradores (50, 55) sugiere que, en su mayoría—si no en todos—, los pecto (15, 38, 69, 74).
casos de bajo CI en la infancia están asociados con un daño neurológico. En otras Otros autores, en lugar de basar la distinción en el grado del defecto inte-
palabras, es relativamente difícil encontrar deficientes endógenos de poca edad. lectual, han sugerido que los débiles ment^es simples pueden tener una etiología
Una conclusión de este tipo lleva a los investigadores a proponer que los casos múltiple, mientras que las variedades clínicas especiales resultan de factores patoló-
adicionales de deficiencia mental que se identifiquen en edades posteriores pueden gicos singulares. Otra variante ligeramente distinta es la que ofrece la dicotomía
resultar de privaciones educativas o culturales de otra clase que actúen sobre el que Lewis hace entre casos subculturales y patológicos (54), incluyendo estos últimos
muchacho en desarrollo (50). Aunque no está establecida de forma concluyente, la todos los casos debidos a claras anormalidades orgánicas. Es difícil elegir entre
opinión de estos autores es la de que el número de deficientes mentales con etiología tales bases de diferenciación, ya que las categorías resultantes se superponen en
orgánica es relativamente pequeño, y que entre tales casos las lesiones cerebrales in- gran medida. De esta forma, muchos de los casos de grado alto son deficientes sim-
ducidas por el ambiente son las de mayor importancia. ples. Empieza ahora a reconocerse que, sin embargo, algunos de ellos presentan
Subnormalidad multijactorial en oposición a la de un solo factor.—Otra dis- patología orgánica, todavía difícil de establecer en los casos individuales, como se
tinción frecuente de naturaleza etiológica es aquella entre la deficiencia mental que vio en la sección anterior sobre la etiología endógena y exógena. Sin embargo,
es resultado de un solo factor patológico y la que surge de una multiplicidad de fac- la distinción entre la etiología de factores múltiples y la de un solo factor va ga-
tores. En ambos casos, los factores pueden ser hereditarios o ambientales, pues la nando terreno, y los datos que en apoyo de la misma se han reunido deben hacer
diferenciación solo se refiere al número de factores contribuyentes. Esta distinción, avanzar nuestra comprensión de las causas de la deficiencia mental.
propuesta primeramente por Pearson y Jaederholm, en 1914, ha recibido su más
plena expresión en los escritos de Fraser Roberts (74). Se considera que los defi- 12-3. Características físicas.—Considerando a los deficientes mentales reclui-
cientes multifactoriales representan simplemente el extremo inferior de la distri- dos en instituciones como un grupo, es patente que están por debajo de lo normal
bución de la inteligencia; por otra parte, el deficiente unifactorial debe su defi- en salud general, resistencia a las enfermedades y desarrollo físico. Las estadís-
ciencia a la acción de una condición o accidente patológico especial que le produce ticas de mortalidad revelan que los débiles mentales tienen una proporción de
el defecto mental, sin considerar otras circunstancias concomitantes. Fraser Roberts fallecimientos mucho más alta y un promedio de vida más corto. En una inspección
asocia esta diferenciación con el grado del defecto. De este modo, mantiene que los que abarcaba 344 idiotas y 424 imbéciles, la duración media de la vida era de
casos de grado superior (que incluyen principalmente retrasados) tienen una etio- 19 años para los primeros y de 26,6 para los segundos (43). En general, cuanto
logía múltiple, mientras que los casos de grado inferior (principalmente imbéciles más bajo es el nivel intelectual, más breve es la esperanza de vida. Con los pro-
e idiotas) tienen una etiología de un solo factor. La posibilidad de su hipótesis de- gresos médicos y la mejora de los medios institucionales es de esperar que tales
riva de tres fuentes principales. Primera, exámenes en gran escala han demostrado cifras sufran un cambio ascendente. Pero el hecho cierto, en las condiciones actuales,
que la distribución de las puntuaciones de los tests de inteligencia se aproxima mu- es que los deficientes mentales son, por término medio, de vida mucho más breve
cho a la curva normal cuando se incluyen los débiles mentales juntamente con perso- que los intelectuaimente normales.
nas normales y superiores, pero se desvía significativamente de la normalidad Los datos sobre estatura y peso indican asimismo un atraso en desarrollo físico
cuando se añaden al grupo los imbéciles y los idiotas. El número de personas con CI de los deficientes mentales respecto de la población general. Todos los exámenes
inferior a 45 es señaladamente mayor de lo que podría esperarse al azar, punto que de deficientes mentales acogidos a instituciones, o de niños en clases especiales para
ya se discutió en el capítulo II. Esta conclusión está de acuerdo con la hipótesis retrasados mentales, han arrojado diferencias pequeñas, pero significativas, en la •
de que, si no fuera por la acción de un solo factor patológico, la mayoría de estos media de estatura y peso (34, 65). Desde luego, la superposición es extensa en todas'
casos de grado inferior se habrían distribuido al azar por todo el campo de varia- estas comparaciones. Así, en una investigación, el 44 % de los niños mentalmente
bilidad. deficientes excedía a la media de los chicos normales en peso, y el 45 % lo hacía
Un segundo tipo de prueba se basa en los parecidos familiares. Los casos de en estatura (65). Se recordará que la superposición completa se indica cuando el
grado inferior proceden de familias de todos los niveles intelectuales, mientras que 50 % de un grupo alcanza o excede la mediana del otro.
los casos de grado superior tienden a proceder de familias intelectualmente deficien- Al mismo tiempo, las tendencias de grupo dan diferencias constantes no solo
tes (38, 74). Así, el CI medio de los hermanos de débiles mentales es más bajo que entre las muestras de normales y mentalmente deficientes consideradas en conjun-
360 XII. Deficiencia mental Características físicas 361

to, sino también entre los niveles de deficiencia mental. Goddard (34) coleccionó ex- en el nacimiento significativamente más bajos para los chicos mentalmente defi-
tensos datos sobre la estatura y peso de unas 11000 personas mentalmente defi- cientes y para los que asistían a clases especiales para retrasados en educación
cientes, que oscilaban en edad desde casi la infancia hasta los sesenta años, que para la población general.
y que vivían en 19 instituciones americanas para débiles mentales. En las figuras También son más corrientes otros defectos físicos entre los débiles mentales
12-1 y 12-2 se reproducen las curvas que muestran la media en estatura y peso que entre las personas normales. Tredgold (93) ha examinado con mucho de-
de los sucesivos grupos de edad, dentro de cada uno de los cuatro niveles inte- talle tales defectos. Se extienden desde pequeñas anomalías en la forma de la ca-
lectuales: idiota, imbécil, retrasado y normal. En la figura 12-1 se dan los datos beza, anormalidades de ojos y orejas, trastornos de la piel y susceptibilidad a las
enfermedades pulmonares e infecciosas hasta defectos en la elocución. El número y
175 i A normal
gravedad de tales deñciencias varias tiende asimismo a ser aproximadamente pro-
/j\débil mental
165 r
// //-*,-' /^C^^
imbécil''
rtormai
- i 70
160 I/''' ifioia^"' ~|
1 i /'"""''y/^wr/nj/

i AJ
// de'óii'mental
'1 ^ 145|
- PCTATIIDA / ' J/ ' i / Ar. f/ —'
ESTATURA imbécil
^N
H60
1
/

1S 1 / / / / ¡iJioYa
/• ' n/ ' ' " ' -1 50 «o
1
¡ti f'' i¡ 1 1
1 130
<o A** i
flji \ /
(Sjil
11/i
¡I!
/Ii
ir

i
i
i
'
1
1
1 40
I
§
11// //i ' H
/// II 1 / PESO
115
I
// íj I
H30
ry /fj 1
100

\ r /
0''
Jl/ / l
-J20
"|

1 M^ 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 1 11
6.8 10 12 14 16 18 20 22 24 6 8 10 12 14 16 18 20 22 24 26
edad, en años
edad, en años
FIG. 12-1.—Estatura y peso medios de muchachos mentalmente deficientes y normales, en
edades sucesivas. (De Goddard, 34, pág. 228.) FIG. 12-2.—Estatura y peso medios de chicas mentalmente deficientes y normales, en .
edades sucesivas. (De Goddard, 34, pág, 229.) /
de los chicos, y en la 12-2, los de las chicas. Se advertirá que las curvas de los cuatro porcional al grado del defecto intelectual. Tredgold y otros han visto en estas defi-
niveles intelectuales presentan una tendencia de la inferioridad física, pequeña, pero ciencias un testimonio de debilidad constitucional general, que resulta de una he-
constante, a hacerse paralela a la inferioridad intelectual. Ésta relación es más rencia pobre y se manifiesta en una inferioridad física e intelectual. Probablemente,
clara durante los años de la adolescencia y de la edad adulta que en edades ante- al lector se le ha ocurrido ya que puede haber otras explicaciones. Volveremos
riores. Sin embargo, muy al principio de la vida, son discernibles las mismas ten- pronto a la interpretación de estos descubrimientos.
dencias de grupo. Así, Asher y Fraser Roberts (3) encontraron pesos medios Es de particular interés psicológico la mayor frecuencia de la sordera total,
362 XII. Deficiencia mental Características psicológicas 363

así como la pérdida de oído, que se observa entre los deficientes mentales acogi- no especifican la clasificación clínica de sus sujetos, y es por ello probable que
dos a instituciones (12, 72). Estos descubrimientos tienen importantes inferencias tengan que habérselas con muestras heterogéneas en las que predominen los débiles
con la adquisición del lenguaje y el desarrollo intelectual general. Es posible que mentales simples. Además, el hecho de que los mismos deficientes mentales sim-
algunos deficientes mentales simples pudieran haber sido sordos normales que no ples puedan incluir casos endógenos y exógenos, así como algunos otros no identi-
han llegado a recibir la adecuada formación para soslayar su impedimento senso- ficados que pertenezcan a variedades clínicas especiales, complica aún más la
rial. Incluso las pérdidas menores de oído, si no se localizan, pueden ser impedi- interpretación de los resultados. Por tanto, solo consideraremos ciertas tendencias
mento bastante en el trabajo escolar y en otros contactos interpersonales para generales a partir de las conclusiones de la investigación en este campo.
producir grados ligeros de deficiencia mental. Una cuestión que los investigadores han tenido en cuenta es la de los cambios
En la interpretación de las deficiencias físicas generales de los grupos de dé- de Cl con la edad entre los deficientes mentales acogidos a instituciones. Se ha
biles mentales hay que tener en cuenta ciertos factores. En primer lugar, es más encontrado que en estos grupos el CI tiende a decrecer con la edad más bien que
probable que las personas que padecen de defectos físicos o intelectuales estén aco- a permanecer constante como en los niños y adolescentes normales (52, 82). De
gidas en instituciones especiales. Al deficiente mental que es físicamente apto se le este modo, parece que los deficientes mentaler, tienden a alejarse aún más de lo
envía con menos frecuencia a una institución, y frecuentemente se le libera hacién- normal con el avance en edad. Con relación al nivel absoluto de las puntuaciones,
dole seguir un período de formación y rehabilitación. Estos individuos tienen grandes el desarrollo mental parece acabar más pronto cuanto más bajo es el CI (52),
oportunidades para adaptarse a ocupaciones rutinarias que requieran fuerza y una y el declive final empieza mucho antes que en las personas normales (90). Todas
buena constitución física, con un mínimo de pensamiento y dirección. La acción estas conclusiones pudieran indicar un organismo genéticamente más débil. Sin embar-
de este factor selectivo podría explicar, en parte, las divergencias de las curvas go, una explicación en cierto modo más plausible centra su atención sobre el hecho
de estatura y peso de Goddard, para los diferentes niveles intelectuales, con la mismo de depender de una institución. El fin principal de la mayoría de las ins-
edad. Como solo se incluyeron casos pertenecientes a instituciones, la inferioridad tituciones es el de la custodia, con un mínimo de formación. Esto es particular-
en las edades superiores podría ser consecuencia de que los más fuertes y capaces,
mente cierto cuando se trata de los casos de grado inferior. En tales condiciones
desde el punto de vista físico, habían abandonado las instituciones.
no cabe esperar grandes progresos intelectuales durante la residencia en la institu-
Por otra parte, en un examen que se extienda hasta los grados bajos de defi- ción. Hemos de tener en cuenta también los factores selectivos. Aquellos individuos
ciencia mental, es probable que se incluyan aquellos casos que caen dentro de las que hacen progresos intelectuales apreciables se verán probablemente liberados, que-
variedades clínicas especiales. La presencia de tales casos rebajaría aún más el
dando solamente en la institución los casos más difíciles.
promedio de medidas físicas del grupo de débiles mentales considerado en su con-
junto. Además, cuando solo se examinan casos simples y aclínicos, debe recordarse En ciertas variedades clínicas, en las que se da un progresivo deterioro or-
que un grupo de este tipo se encontrará por debajo del promedio en su panorama gánico, cabría esperar, naturalmente, una disminución de CI al aumentar la edad.
socioeconómico. El hogar cuya dieta, higiene y cuidados médicos son deficientes Sin embargo, para la mayoría de los deficientes simples, así como para los casos
tenderá también a ser poco estimulante desde el punto de vista intelectual. La co- que no sufren cambios neurológicos posteriores, parece probable que el ambiente
mún privación ambiental podría, de este modo, ser culpable del defecto mental institucional sea uno de los factores más importantes en la disminución que se ob-
y de la condición física. Finalmente, puede ocurrir que algunas deficiencias físicas, serva del CI. Apoyan esta explicación las ganancias en CI que se encuentran en
tales como los trastornos sensoriales o motores o la enfermedad crónica, sean un im- ciertas instituciones que tienen programas de formación especiales, así como los
pedimento suficiente para ejercer un grave efecto dilatorio sobre el desarrollo resultados de los estudios de rehabilitación que veremos en la sección 12-5. Existen
mental. Se reconocerá este mecanismo etiológico como un ejemplo de la relación también algunos datos que sugieren que las personas que proceden de ambientes
somatopsicológica existente entre la constitución física y el intelecto, que ya discuti- extraordinariamente adversos presentan mejoras en su CI después de un período de
mos en el capítulo V. residencia en la institución (25). En tales casos, el ambiente institucional, aunque
limitado, representa un progreso sobre el medio cultural anterior del sujeto.
12-4. Características psicológicas.—La mayoría de los estudios sobre carac- Se ha prestado también gran atención al perfil de aptitudes de los deficientes
terísticas psicológicas de los deficientes mentales se ha realizado con débiles menta- mentales. ¿Son estas personas igualmente inferiores en todas las funciones? Cuando
les simples. Estos casos son mucho más numerosos que los que representan las va- la pregunta se hace en esta forma, es fácil contestarla negativamente. Los idiots sa-
riedades clínicas especiales; es muy probable que sean deficientes de grado supe- vants citados en el capítulo X representan ejemplos extremos de deficientes men-
rior y por ello más fácilmente adaptables a las pruebas; y son de un interés tales con un talento superior a lo largo de una línea específica. Al mismo tiempo,
psicológico mayor que los tipos clínicos especiales, los cuales constituyen principal- debemos reconocer que la compensación no es la regla. En general, los débiles men-
mente un problema médico. Debe, sin embargo, advertirse que algunos investigadores tales no muestran rasgos superiores que equilibren su inferioridad. Por el contra-
364 XII. Deficiencia mental Características psicológicas 365

rio, suelen hallarse por debajo del promedio en todas las funciones intelectuales, cientes quedaron muy por debajo de los normales incluían un número relativa-
aunque no con uniformidad. mente grande de tareas que requerían respuestas orales. Sugirió que los factores
A causa de la función predominante de las aptitudes verbales en los tests emocionales podían explicar, en parte, la diferencia, puesto que este tipo de test
de inteligencia, así como por el concepto general de inteligencia en nuestra cul- posee reminiscencias de trabajo escolar y de otros contactos interpersonales, en donde
tura, es de esperar que los deficientes mentales sean inferiores en estas aptitu- los deficientes se han encontrado de forma característica con el fracaso y la frus-
des de manera constante y señalada, lo que se ve confirmado por la experien- tración.
cia. La mayoría de los deficientes simples, p. ej., son más pobres en los tests de Los datos de Thompson y Magaret han señalado la falta de consistencia de
inteligencia verbales que en los de ejecución. No obstante, para compensar estos otras hipótesis que habían propuesto algunos investigadores anteriores para explicar
resultados debe recordarse que los deficientes exógenos, o los de lesión cerebral, las diferencias en la ejecución de tests entre normales y deficientes. Se había suge-
presentan más a menudo el patrón inverso, hallándose mucho más por debajo del rido, p. ej., que los deficientes, por el hecho de ser mayores, tendrían ventaja sobre
promedio en las funciones perceptivas y espaciales que en las verbales. Parece, sin los chicos normales de la misma edad mental en los elementos que se apoyaran en
embargo, que la aptitud para tratar con conceptos abstractos de cualquier forma es la experiencia pasada. Sin embargo, cuando Thompson y Magaret pidieron a dos
una de las áreas de deficiencia más constantes entre todos los tipos de deficientes. psicólogos que clasificaran cada elemento de la Stanford-Binet en cuanto a su
Son de especial interés, a causa de sus posibles inferencias vocacionales, los dependencia de la experiencia pasada, se concluyó que los deficientes sobresalían
resultados obtenidos con las funciones motoras También en estas tareas los defi- en los elementos que menos dependían de la experiencia del pasado. Desde luego,
cientes mentales están muy por debajo de las normas generales (19, 81, 92), aunque no cabe suponer que la experiencia pasada de los deficientes sea la misma que la
las distribuciones revelan una extensa superposición. Así, desde el punto de vista de los muchachos normales. En la medida en que la escolaridad es una importante
de la orientación y rehabilitación individual, es digno de notarse que se ha en- parte de esa experiencia, es obvio que los dos grupos diferirían en este aspecto. No
contrado una proporción considerable de deficientes mentales que poseen la destreza era de esperar que los elementos del Stanford-Binet, que dependen en gran medida
necesaria para el aprendizaje de muchos empleos industriales. Pero, como grupo, del trabajo escolar, favorecieran a los deficientes.
no sobresalen más en las funciones motoras que en las funciones intelectuales más En un estudio de Sloan y Raskin (83) tenemos un ejemplo en el que la mayor
elevadas. edad cronológica de los deficientes les proporciona una ventaja sobre los normales
Se ha consagrado una serie de estudios a la ejecución relativa de normales y más jóvenes y de la misma edad mental. Mediante una serié de preguntas especial-
deficientes de la misma edad mental en elementos individuales del Stanford-Binet mente ideadas, estos investigadores observaron que los deficientes eran más realis-
(53, 56, 58, 73, 91, 94). ¿Hay alguna característica por la que difieran las ejecu- tas y prácticos en sus aspiraciones vocacionales, deseos, actitudes y reacciones a
ciones de un test de un individuo, p. ej., de catorce años con edad mental de ocho, situaciones hipotéticas. Parece que la categoría de experiencia pasada es demasiado
y las de un niño normal de ocho? La investigación de Thompson y Magaret (91) amplia para servir efectivamente en la diferenciación de normales y deficientes. Pero
representa el esfuerzo más concienzudo para responder esta pregunta. En su estudio si particularizamos aspectos más específicos de la experiencia pasada, es posible
obtener resultados más claros.
se comparó la ejecución de 441 deficientes en elementos individuales del Stanford-
Binet, con la de 1326 normales de la muestra de tipificación. Todas las compara- Se ha propuesto también el concepto de rigidez en otro intento de diferenciar
ciones se hicieron entre deficientes y normales que estaban equiparados en edad a los deficientes de los normales. El término rigidez, según lo usaba Kounin (51),
mental en la escala entera. De los 73 elementos que pudieron valorarse estadística- se refiere principalmente a una separación de funciones en compartimientos, que
mente, 12 favorecían significativamente a los deficientes y 19 a los normales, al nivel hace que sea relativamente difícil para el deficiente relacionar los diversos objetos,
de confianza de 0,01. actividades o ideas. La hipótesis de Kounin no se vio apoyada por los datos de
El análisis de la naturaleza de los dos conjuntos de elementos mostró que donde Thompson y Magaret. Los elementos del Stanford-Binet que se habían valorado
más claramente diferían era en sus pesos en el «primer factorn, factor que previa- independientemente como más difíciles para una persona rígida, en el sentido de
mente había sido identificado como común a la escala entera Stanford-Binet Kounin, tendían a ser más fáciles y no más difíciles para los deficientes. Otros
(60, Cap. 9). Una comparación posterior que hicieron los mismos autores entre escritores han utilizado el término rigidez para designar una conducta estereoti-
niños normales y deficientes corroboró aquellos resultados (56). Los niños superio- pada (96). Así, p. ej., los retrasados acogidos a instituciones realizan a menudo
res sobrepasaban claramente a normales y deficientes en elementos que estaban tareas de rutina con una precisión total y sin señales de aburrimiento; presentan
altamente saturados del factor común. Es comprensible tal resultado si se tiene en una considerable tolerancia para las tareas repetitivas y monótonas. Es bien sabido
cuenta el hecho de que la escala Stanford-Binet, considerada en conjunto, es un que la monotonía es función de la naturaleza de la tarea, de los estímulos que puedan
criterio importante en la identificación de sujetos intelectualmente deficientes y distraer y de las características del trabajador. El individuo que tenga pocos inte-
superiores. Sarason (77, pág. 69) señala que los elementos en los cuales los defi- reses competitivos y una capacidad limitada encontrará que una tarea repetitiva
AN&STA61.—13
366 XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 367
es más apropiada y satisfactoria que otra que lleve consigo muchos cambios y de la institución. La observación común de que los deficientes de grado superior
reajustes. La misma vida institucional puede contribuir a esta condición por la son especialmente deficientes en cuanto a su capacidad de planear el futuro y de
exigüidad de sus actividades. De este modo, el hecho de estar acogido a una ins- dirigir sus vidas independientemente, hace que adquiera importancia vital la dispo-
titución puede, en parte, ser responsable de la mayor rigidez de los deficientes men- nibilidad de los servicios de consejo para la satisfactoria adaptación de estas per-
tales, cuando se les compara con los normales, y del aumento de la rigidez con la sonas a la comunidad.
edad, en los individuos que viven en instituciones (16). Un desarrollo paralelo ha sido la expansión de facilidades educativas para los
Otra cuestión se refiere a la aptitud de los deficientes mentales para aprender. niños mentalmente deficientes susceptibles de formación, dentro del sistema de
Como se vio en el capítulo XI, no es posible responder a esta cuestión en términos escuelas públicas. Se han establecido recientemente clases especiales para dichos
generales, ya que no existe un factor común, unitario, para el aprendizaje. Los niños en muchos nuevos lugares, prestando gran atención a la mejora de los
deficientes mentales, considerados en conjunto y con relación al trabajo escolar, procedimientos de selección, desarrollo de los cursos de estudio apropiados y mate-
son característicamente deficientes, y su progreso es muy lento. Por otra parte, pue- riales instructivos, tratamiento de incapacidades especiales y otros problemas afines
den aprender otras funciones con diferentes grados de efectividad. Un examen de (cf. 49, 75, 95). Son de especial interés para la psicología diferencial los estudios
los pocos estudios publicados sobre esta cuestión sugería que, aunque se requiere continuados sobre deficientes mentales, que bien han abandonado provisionalmente
un nivel intelectual mínimo para el aprendizaje de cada tipo de tarea, hay muy las instituciones, o bien han sido educados en clases especiales. Hasta la fecha se
poca o ninguna relación entre los errores o la proporción del aprendizaje y el nivel ha publicado un número considerable de estos estudios, que incluyen gran diversidad
intelectual, una vez pasado aquel mínimo (61). La investigación reciente sobre los de programas de formación y rehabilitación y abarcan períodos que se extienden
resultados de los programas de rehabilitación con deficientes mentales señala asi- desde menos de un año hasta más de veinte 1. Con relación al nivel mental, los
mismo el grado en que tales personas pueden mejorar con la formación. Consi- sujetos se encuentran predominantemente en la categoría de débiles mentales, aun-
deraremos estos estudios en la sección siguiente. que varios estudios incluyen unos pocos casos que se encuentran en la línea fronte-
riza, y algunos cuyos CI son lo suficientemente bajos como para colocarlos en el
12-5. Formación y rehabilitación.—Los años transcurridos desde la segunda grupo de los imbéciles. Una gran mayoría de los casos está formada por deficientes
guerra mundial han sido testigos de un rápido desarrollo de los programas para mentales simples, sin grandes complicaciones neurológicas.
la rehabilitación vocacional y social de los deficientes mentales de grados superiores. Los resultados de estos estudios continuados son constantemente favorables.
Varios factores han contribuido a este desarrollo. En primer lugar, la escasez de La adaptación social y vocacional ha resultado mejor de lo que se había anticipado,
trabajadores hizo que se intentara arbitrar una fuente potencial de mano de obra y el número de fracasos es pequeño. Al aplicar repeticiones de tests, los CI últimos
en la formación de los deficientes. Se ha reconocido desde hace tiempo que en han indicado generalmente una ganancia sobre el nivel inicial. Citaremos algunos
nuestra sociedad existe un gran número de empleos que los deficientes mentales de los estudios más extensos para dar cuenta de los procedimientos y resultados.
pueden realizar satisfactoriamente, puesto que algunos requieren una edad mental Hegge (39) nos informa sobre un estudio continuado de dos años referente a 177 jó-
no superior a la de seis años (6, 17). En segundo lugar, la rehabilitación y libera- venes sacados provisionalmente de una escuela de formación para deficientes men-
ción subsiguiente se consideró un medio para ayudar a despoblar las instituciones tales en 1941 y 1942. En el momento del examen, el 88 % estaban empleados, y
para deficientes mentales que se encontraban superpobladas. Finalmente, en 1943, muchos por encima del nivel del trabajo no especializado. En su mayoría ganaban
el Congreso de EE. UU. decretó una legislación que hacía posible que los deficientes de 40 a 60 dólares a la semana, mostraban una estabilidad regular en el trabajo y
mentales fueran incluidos en los programas de rehabilitación de los impedidos, y se habían conseguido empleo sin la ayuda de la familia, amigos o agencias sociales.
constituyeron fondos federales de los que los estados podían disponer para este fin/ Kennedy (44) llevó a cabo un estudio relativamente bien controlado de 256 re-
En los últimos años de la decena de 1940 y primeros de la de 1950, algunos trasados en una comunidad de Connecticut, como parte de un estudio más extenso
estados iniciaron programas de rehabilitación vocacional para los deficientes men- sobre los recursos humanos del Estado. Los CI del grupo en la escuela primaria se
tales acogidos a instituciones. Mediante tales esfuerzos se ha acumulado una expe- extendían de 50 a 75. Se comparó a estos sujetos, cuya edad media en el momento'
riencia considerable en lo referente a los requisitos de tales programas (cf., p. ej., 28, del examen era de veinticuatro años, con 129 sujetos de control de la misma comu-
66). Se reconoce generalmente que para obtener los mejores resultados, el programa nidad y de CI normal, equiparados con los débiles mentales en edad, sexo, edad de
debe incluir una minuciosa selección de los casos prometedores, una formación comienzo escolar, raza, país de nacimiento, nacionalidad y ocupación del padre.
institucional en cuanto al cuidado propio y habilidades vocacionales, psicoterapia Sin embargo, no estaban equiparados en todas las variables de su medio familiar,
y tratamiento médico cuando sean necesarios, colocación provisional en hogares y como nos lo indica el hecho de que los hogares deshechos y las inadaptaciones fami-
empleos seleccionados por los consejeros, una estrecha vigilancia y orientación du-
rante el período de ajuste y continuadas facilidades de consejo después de su salida iCf. 2, 4, 5, 13, 20, 23, 31, 39, 44, 45, 59, 62, 63, 67, 71, 79, 87.
368 XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 369

liares eran mucho más frecuentes en el grupo de retrasados que en el grupo de los sujetos originales de Baller. En este tiempo la media de edad del grupo era de
control. cuarenta y dos años, con una amplitud total de treinta y seis a cuarenta y nueve años.
En función de los resultados de los adultos, los retrasados se comparaban favo- Los registros de empleo mostraban que, en conjunto, el grupo había conseguido una
rablemente con los controles normales. Así, en el momento del examen, el 75,5 % de satisfactoria adaptación. Así, en un 82,79 % se les consideraba como «empleados
los retrasados y el 68,6 % de los controles se clasificaron como autosuficientes. regularmente», con empleos desde el trabajo no especializado hasta ocupaciones
La diferencia no es estadísticamente significativa, y los resultados sugieren que, en de dirección. De los que estaban mejor situados, el 47,62 % había permanecido en
este aspecto, se da una adaptación igualmente satisfactoria en los dos grupos. Como el mismo empleo durante un período que iba de tres a veinte años. Hacia el 80 %
grupo, se halló que los retrasados se encontraban en niveles de ocupación inferio- de los sujetos vivos estaban casados. Se informa que la gran mayoría de sus hijos
progresaban en la escuela en proporción normal y conseguían, al menos, una edu-
res que los controles; p. ej., el 83 % de los retrasados y el 56 % de los controles
cación primaria. Uno de ellos era un aventajado estudiante universitario en el
se dedicaban al trabajo manual. Un número menor de retrasados que de controles
momento del estudio. Los CI de los hijos se extendían desde 50 a 138, con una
tenía empleos administrativos, de dirección o profesionales. Sin embargo, las ganan-
media de 95,44.
cias medias de los dos grupos eran aproximadamente las mismas. En la estabilidad
del empleo, grado de ayuda social y adaptación marital no había diferencias signifi- Son de particular interés los resultados de las repeticiones de tests que Charles
obtuvo con 20 de los sujetos originales, y cuyos CI iniciales en la Stanford-Binet
cativas entre los dos grupos. El expediente de los retrasados era ligeramente inferior
daban un promedio de 58,35, con una amplitud total de 41 a 70. La media de la
en lo referente a la actividad antisocial, participación social e intereses en las horas
repetición del test Wechsler-Bellevue en este grupo fue de 81,25, con una amplitud
de ocio. Pero a propósito de esto debe recordarse que las panorámicas familiares
total de 60 a 104. Aunque parte del aumento pueda deberse al efecto de regresión,
de los dos grupos no estaban equiparadas en ciertas importantes variables psico-
es poco probable que quepa atribuir a esta causa toda la ganancia. Al parecer,
lógicas.
parte de la subida indica una mejora en las funciones probadas paralela a la satis-
La investigación que abarcó el período de tiempo más largo fue la concerniente
factoria adaptación social y vocacional conseguida por muchos de estos sujetos
a un grupo de sujetos con CI iniciales de 70 o menos, que habían asistido a clases
en la vida adulta.
especiales en las escuelas públicas de Nebraska. Baller (5) fue quien realizó el primer
Schmidt (79) nos informa de un estudio, que ha provocado grandes polémicas,
estudio continuado en 1936, cuando los sujetos se encontraban entre los veintiuno
sobre la rehabilitación de los deficientes mentales. En este proyecto, a 254 chicos y
y treinta y cuatro años de edad. Del grupo original de 206, se localizó y comparó
chicas, entre doce y catorce años de edad, que habían sido transferidos a clases
a 196 con un grupo normal-alto, cuyos CI oscilaban entre 100 y 120. Algo menos
especiales, se les sometió a un programa educativo de tres años de duración espe-
del 7 % del grupo original de deficientes mentales se encontraba albergado en ins-
cialmente elaborado para ellos. El promedio inicial del CI en el Stanford-Binet
tituciones en el momento del estudio. Desde el punto de vista educativo, el grupo
para este grupo era de 52,1, con una amplitud o recorrido de 27 a 69. A los sujetos
subnormal había completado un promedio de cuatro o cinco cursos, en contraste
se les aplicaron periódicamente tests de inteligencia, de rendimiento educativo y de
con los 12 ó 13 cursos de promedio del grupo de control normal. La mayoría de
personalidad durante el tiempo de formación de tres años, así como durante un
los deficientes carecía de antecedentes penales, aunque la proporción de estos exce-
estudio continuado de cinco años, después del programa experimental. El progreso
día a la del grupo de control: 25 % contra 4 % para los de tribunal de menores,
en todos los aspectos de la conducta de que se nos informa en este estudio aventaja
y 18 % contra 6 % para los de antecedentes policiales. La proporción de los defi-
con mucho a los encontrados en cualquiera otra investigación hasta la fecha. Al
cientes mentales que habían tenido empleos relativamente permanentes era del
final de la investigación se observó una ganancia media de 40,7 puntos en CI;
39 %, comparada con el 90 % en el grupo de control. Sin embargo, en el grupo
el 80,7 % de los individuos consiguieron ganancias de 30 puntos o más en CI,
de subnormales el 83 % había sido, al menos parcialmente, capaz de bastarse a
y el 59,6 % ganaron 40 puntos o más. La mayor parte de estas ganancias se produjo
sí mismo durante períodos de tiempo variables. La proporción de mujeres que se
durante el período experimental de tres años, aunque en el curso del estudio sub-
habían casado era aproximadamente igual en los dos grupos, aunque las subnor-
siguiente de cinco años los CI experimentaron "anuncias continuas en lugar de retro-
males tendían a casarse antes y a tener más hijos. En cuanto a los varones, el
cesos hacia el nivel inicial.
porcentaje de casados era mucho menor entre los subnormales, probablemente por
razones económicas. Al valorar todos los resultados de este estudio debe tenerse Es igualmente notable el progreso en el rendimiento educativo de que Schmidt
presente, en primer lugar, que el grupo de control se encontraba por encima del nos da cuenta. Aunque el promedio de la ejecución educativa figuraba al principio
promedio en CI, y probablemente en muchos aspectos no estaban equiparados con del experimento dentro del grado primero, al término del programa de tres años
los deficientes; y en segundo lugar, que estos datos se obtuvieron durante un había alcanzado aproximadamente el grado quinto. Además, se transfirieron 79 su-
período de depresión económica. jetos a la escuela elemental ordinaria, bien para presentarse a la prueba de gradua-
En 1953, Charles (23) dio cuenta de un estudio continuado posterior de 151 de ción concedida después del grado octavo, o para completar el curso de escuela
XII. Deficiencia mental Formación y rehabilitación 371
370

elemental en clases ordinarias. Durante el período de cinco años siguientes, un gran siva a 16 muchachos débiles mentales acogidos a una institución, de edades
número de ellos continuó su educación en cursos técnicos, de negocios o vocacio- entre quince y dieciocho años, durante un período que se extendía desde los
nales, y al final del estudio, 27 del grupo original se habían graduado en la escuela seis meses hasta casi los tres años. La formación estaba destinada a estimular la
secundaria. Los datos relativos a la historia ocupacional, estado socioeconómico, actividad constructiva, la inteligencia, la iniciativa y el planteamiento original, utili-
actividades en la comunidad y cosas semejantes, durante el estudio continuado, de- zando materiales concretos, situaciones sociales y problemas abstractos. Después de
mostraron que el grupo había conseguido una adaptación muy satisfactoria. la formación, la media en CI en el Stanford-Binet subió de 66,3 a 76,4, en con-
traste con la insignificante ganancia de 1,9 punios del grupo de control. Todos los
Schmidt empleó como grupo de control 68 niños enrolados también en clases
sujetos del grupo, excepto uno, mostraron una mejora en CI. La principal dificultad
especiales para los deficientes intelectuales, pero que no participaron en el programa
en la interpretación de este estudio surge de la semejanza entre algunos de los
experimental. El grupo de control estaba aproximadamente equiparado con un
materiales usados en la formación y el contenido del Stanford-Binet. Específica-
subgrupo experimental de 64 casos en CI inicial, rendimiento educativo y edad cro-
mente, algunos de los problemas formativos comprendían el reconocimiento de
nológica. La ganancia media de este subgrupo experimental fue de 23,8 puntos
absurdos en los cuentos, tarea que tiene mucho en común con varios elementos del
en CI, mientras que el grupo de control perdía, en el mismo período, un promedio
Stanford-Binet. Es, pues, posible que la mejora se haya restringido a tareas muy
de 3,6 puntos. Del mismo modo se encontraron señaladas diferencias en los pro-
similares y que tuviera poco efecto en la solución de otra clase de problemas. En
gresos educativos y en la subsiguiente adaptación vocacional y social entre los dos
tal caso, la formación que se proporcionó podría considerarse como preparación
grupos.
(cf. Cap. VII).
Es difícil valorar el estudio de Schmidt por varias razones (cf. 35, 47, 64). La
presencia de incompatibilidades y de cierto número de pequeños errores aritméticos Merecen especial atención dos desarrollos recientes en el campo de la forma-
en la relación publicada del proyecto ha despertado el escepticismo en cuanto al ción y rehabilitación de los deficientes mentales. Uno se refiere a la formación de
conjunto de sus datos. No se describen adecuadamente los procedimientos empleados deficientes mentales de grado superior hasta el nivel preescolar. Chamberlain y
en los programas de formación y rehabilitación, impidiendo de este modo la corro- Moss (22) describen un programa de formación en el hogar destinado a preparar
a tales niños para la escuela. Kirk (48) nos informa de una investigación de varios
boración independiente. Así, p. ej., Hill (41), en un estudio en el que probablemente
años de duración sobre la efectividad de la formación preescolar especial, con un
hizo uso de técnicas análogas, halló solo ligeras ganancias en CI. No puede discer-
grupo institucional y otro perteneciente a la comunidad. En este estudio se apli-
nirse hasta qué punto los procedimientos seguidos por Hill eran en realidad compa-
caron tests periódicamente a los dos grupos, el de formación y el de control, guián-
rables con los que usó Schmidt en su programa. Un examen del informe de Schmidt
dose sobre todo por el criterio del rendimiento escolar de los sujetos. En general,
sí que sugiere que al menos algunas de las mejoras en ejecución de tests y en pro-
los resultados indicaron que la educación preescolar puede aumentar la proporción
gresos académicos pueden haber resultado de la corrección de defectos sensoriales,
del desarrollo intelectual y social de los niños mentalmente deficientes. La mejora
malas condiciones de salubridad e impedimentos de lenguaje que inicialmente se
era mayor para aquellos procedentes de ambientes de escasez que para los
encontraban presentes en un gran número de casos. Del mismo modo, las inadap-
que sufrían de impedimentos orgánicos. Además, el grupo que recibió la formación
taciones emocionales habían impedido en varios casos el esperado rendimiento,
mantuvo su superioridad sobre el grupo de control durante los años escolares si-
y se informa de la mejora en este aspecto en el curso del proyecto. En los mismos
guientes.
procedimientos instructivos, según los describe Schmidt, se prestó una atención espe-
cial al desarrollo del trabajo efectivo y hábitos de estudio, y a la consecución de Una segunda tendencia importante es el reconocimiento, cada día mayor, del
los niveles mínimos de ejecución en la lectura y uso del lenguaje. Tales técnicas valor de la psicoterapia para los deficientes mentales. Algunos investigadores han
proveerían una continuación de la mejora después de finalizar el período experi- aplicado recientemente técnicas proyectivas, tales como las manchas de tinta de
Rorschach, la interpretación de imágenes, los dibujos espontáneos, etc., a los sujetos
mental. Schmidt también hace hincapié en la estimulación del interés del alumno
mentalmente deficientes (cf. 77, Cap. IX). La interpretación de los resultados espe-
y en la adaptación de la instrucción a las necesidades y deficiencias específicas de
cíficos de estos estudios es discutible debido a la desconocida validez de los
cada individuo. Desde luego, todos estos objetivos son altamente deseables en los
procedimientos de puntuación y a otras deficiencias técnicas de los tests proyectivos
programas de formación de los deficientes mentales. Sin embargo, hasta el presente
corrientes; pero esta investigación ha servido para llamar la atención hacia el predo-
no es posible decidir si los procedimientos específicos empleados por Schmidt pueden
minio de la ansiedad y problemas emocionales entre los deficientes mentales.
producir ganancias tan pronunciadas como las registradas por él. En cualquier caso.
Gradualmente nos vamos dando cuenta de que las dificultades que tales personas
parece evidente que la efectividad de muchas de estas técnicas estaría restringida
experimentan no se limitan necesariamente al nivel intelectual. De acuerdo con ello,
a ciertos tipos.
se están explorando las posibilidades de utilización de varios tipos de psicoterapia
Como ejemplo de otros problemas metodológicos debemos mencionar un es-
con los mentalmente deficientes (77, Cap. X ; 86). En algunos casos, la psicoterapia
tudio que dio resultados ambiguos. Kephart (45) suministró una instrucción inte.n-
372 XII. Deficiencia mental
Bibliografía 373
puede ayudar a elevar el CI en la medida en que los problemas emocionales pueden
Los deficientes mentales, como grupo, se encuentran por debajo de lo normal
haber interferido en el efectivo funcionamiento y desarrollo intelectual del sujeto.
en desarrollo físico, predominio de defectos físicos y sensoriales, salud general, sus-
En otros, tal terapia no puede hacer sino suprimir el impedimento adicional de la
ceptibilidad para las enfermedades y duración de la vida, aunque en todos estos
inadaptación emocional o de los problemas de la conducta. Incluso en los últimos
aspectos es extensa la superposición con los grupos intelectualmente normales. Los CI
casos, la psicoterapia puede ejercer una función significativa en el programa total
de los deficientes acogidos a instituciones tienden a disminuir con la edad. Sin
de rehabilitación.
embargo, al menos en algunos casos, tal disminución puede deberse a la misma
permanencia en la institución. Los deficientes tienden a estar por debajo del pro-
RESUMEN
medio en todas las funciones, aunque el grado de inferioridad cambia con la natu-
raleza de la función. Tienden a ser más deficientes en funciones abstractas, tareas
En general, la expresión deficiencia mental designa una marcada inferioridad
que requieran respuestas orales y actividades típicas del trabajo escolar. Muchos
en aquellas aptitudes que son esenciales para la supervivencia dentro de una cultura
de ellos exhiben una conducta estereotipada y una gran tolerancia para la monotonía
particular. Resulta de este modo evidente que la definición de la deficiencia mental
y las tareas repetitivas. Aunque son lentos en el aprendizaje académico, los defi-
está estrechamente relacionada con el concepto de inteligencia. En nuestra cultura
cientes hacen progresos satisfactorios en muchos otros conocimientos apropiados
el desarrollo del lenguaje y de las aptitudes verbales desempeña una parte impor-
a su nivel de aptitud.
tante en la identificación de los deficientes mentales. Los criterios principales emplea-
Se ha dado una rápida expansión a los programas para la rehabilitación voca-
dos en la diagnosis y clasificación de los deficientes mentales son los psicométricos
cional y social de los deficientes mentales de grado superior. Amparados por estos
(en función del CI), los legales o sociológicos y los educativos. En estos criterios
programas, un número creciente de deficientes está siendo liberado de las institu-
se basan también las subdivisiones de idiota, imbécil, débil mental y dudoso de nivel
ciones. Del mismo modo, han experimentado un gran desarrollo en los últimos años
fronterizo. Las definiciones de la deficiencia mental propuestas en función de la
las clases para los niños mentalmente retrasados, que se dan dentro del sistema de
etiología son difíciles de aplicar, puesto que en una gran proporción de los casos se
escuelas públicas. Los estudios continuados de los deficientes mentales, que han
desconocen las causas de la misma.
abandonado provisionalmente las instituciones o bien se han educado en clases
Entre las variedades clínicas más familiares de deficiencia mental se encuentran
especiales, han dado resultados prometedores. También se está prestando atención
el mongolismo, la parálisis cerebral, la microcefalia, el cretinismo y la hidroce-
a los programas de formación preescolar, destinados a preparar para la escuela a
falia. La amencia fenilpirúvica y la idiocia amaurótica son formas relativamente
los niños retrasados. Asimismo, se reconoce cada vez más el valor potencial de
raras, que se han referido a trastornos metabólicos hereditarios. Por el momento, se
la psicoterapia en la rehabilitación de los deficientes mentales.
desconoce si la incompatibilidad de los grupos sanguíneos de la madre y del niño
es una causa significativa de la deficiencia mental. La mayor parte de los defi-
cientes mentales no figura en ninguna de las variedades clínicas específicas. Se
BIBLIOGRAFÍA
han descrito estos casos, al no darse en ellos defectos neurológicos graves, como
simples, aclínicos, subculturales, familiares, indiferenciados, variedad de estufa y
oligofrenia vera. Algunos de estos términos se refieren al grupo entero; otros se limi- 1. ALLEN, G., y BAROFF, G. S.: «Mongo- Washington, D. C : Amer. Coun. E d u c ,
loid twins and their siblings». Acta genet. 1940.
tan a subdivisiones propuestas. La distinción entre los débiles mentales simples statist. med., 1955, 5, 294-326. 7. BENDA, C E . : Mongol'ism and cretinism
endógenos y exógenos (con lesión cerebral) ha estimulado una extensa investigación 2. ANDERSON, V. V., y FEARING, F . M . : A (2. a ed.). N . Y . : Gruñe & Stratton, 1949.
sobre las diferencias psicológicas entre ambos tipos. study of the careas of íhree hunáred 8. BENDA, C. E . : Developmental disorder*
twenty-two feebleminded persons. N. Y . : of mentation and cerebral pahies. N . Y . :
Las clasificaciones etiológicas de las variedades clínicas tienen en considera- Nat. Comm. Ment. Hyg.. 1923. Gruñe & Stratton. 1952.
ción la causación hereditaria en oposición a la ambiental, la naturaleza del factor 3. ASHER, Cecile, y ROBERTS, J. A. Fraser: 9. BENDA, C. E.: «Psychopathology of child-
«A study of birthweight and intelligence». hood». En L. CARMICHAEL (direc. d e
patógeno y el tiempo durante el que este actúa. La investigación actual indica que Brit. J. soc. Med., 1949, 3, 56-68. ed.): Manual of child psychology (ed:
los factores ambientales prenatales y paranatales ejercen una función más importante 4. BADHAM. J. N . : «The outside employment rev.). N . Y . : Wiley, 1954, págs. 1115-61'.
en la etiología de la deficiencia mental de lo que anteriormente se creía. Una distin- of hospitalized mentally detective patients 10. BENDA, C. E., y FARRELL, M. J.: «Psy-
as a step towards resocialization». Amer. chopathology of mental deficieney in
ción etiológica interesante es la que se hace entre la causación por factores múlti- J. ment. Def., 1955, 59, 666-80. children». En P. H . HOCH y J. ZUBIN
ples y la de un solo factor. La primera se ha aplicado principalmente a los débiles 5. BALLER, W. R . : «A study of the present (direcs. de ed.): Psychopathology of
mentales simples (y por algunos también a los deficientes de grado superior), y la social status of a group of adults who, childhood. N . Y . : Gruñe & Stratton,
when they were in elementary schools, 1955.
segunda, a las variedades clínicas especiales (o posiblemente a todos los casos orgá- were classified as mentally deficient». 11. BINET. A., y SIMÓN, Th.: The intelligence
nicos o a los casos de grado inferior, sin tener en cuenta la variedad clínica). Genet. Psychol. Monogr., 1936, 18, 165- of the feebleminded. Vineland, N . J.:
244. Training School Publ., núm. 11, 1916.
6. BELL, H. M . : Matching youth and jobs. 12. BIRCH, J. W., y MATTHEWS, J . : tThe

También podría gustarte