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Clase 3
Clase 3
ECONÓMICA EN EL DERECHO
RICHARD A. POSNER
El AED tiene dos ramas, las cuales datan del surgimiento de la economía como un
campo distinto de conocimiento en el siglo XVIII. Una de estas ramas, que al
menos viene de la época de Adam Smith, es el análisis económico de las leyes
que regulan los mercados explícitos: leyes reguladoras del "sistema económico"
en el sentido convencional. La otra rama, cuyo origen se puede atribuir al trabajo
realizado por Jeremy Bentham en la generación posterior a Smith, es el análisis
económico de las leyes que regulan el comportamiento ajeno al mercado:
accidentes, delincuencia, matrimonio, contaminación y los procesos políticos y
legales mismos.
La primera rama se desarrolló junto con el proceso de maduración de la economía
como ciencia y la expansión de la regulación gubernamental del mercado. Adam
Smith aludió a conspiraciones en la restricción del comercio; la vasta expansión de
la actividad antimonopolio en los últimos 50 años ha propiciado la construcción de
un cuerpo sumamente complejo de economía antimonopolio. Un desarrollo
histórico similar se puede rastrear en campos como el de la regulación de la
utilidad pública, las patentes y los derechos de autor, los impuestos, y la
regulación de las finanzas corporativas y el comercio internacional.
La otra rama del AED, la economía de la reglamentación legal ajena al mercado,
ha tenido una historia más revisada. Comenzó en un plano muy alto con el trabajo
de Bentham. Sin importar qué se piense del benthamismo como sistema ético o
programa político, su importancia científica es considerable. Bentham fue uno de
los primeros y, hasta hace poco tiempo, uno de los únicos pensadores que creyó
que las personas actuaban como maximizadores racionales de su propio interés
en cualquier aspecto de la vida. En otras palabras, creía que el modelo
económico, que para algunos sencillamente es el desarrollo de las implicaciones
de asumir que las personas son maximizadores racionales de su satisfacción, era
aplicable en toda la gama de la actividad humana, en vez de confinarse a
mercados explícitos. El método de Bentham se muestra en su máxima expresión
en el tratamiento del castigo penal: asumió que, debido a que las personas son
maximizadoras racionales respecto a la decisión de cometer un delito o de vender
un caballo, el problema del control dela delincuencia radica en establecer un
conjunto de "precios" por cada delito, manipulando las dos variables que
determinan el costo de la sanción impuesta al delincuente (en potencia): la
severidad del castigo y la probabilidad de que sea infringido.
Los sucesores inmediatos de Bentham en teoría económica no compartieron su
amplia visión del alcance del modelo económico. No quiero decir que su teoría del
castigo no tuviera influencia; sí la tuvo, pero sobre los abogados y penalistas más
que sobre los economistas, con la consecuencia d que la teoría, misma
permaneció sin desarrollarse y sin demostrarse hasta que Gary Becker la revivió
en 1968. Como suele suceder en la historia del pensamiento científico, se pueden
encontrar anticipaciones del interés actual en la economía del comportamiento
ajeno al mercado, por ejemplo, el estudio cie Sidgwick sobre externalidades s en
1883 y el análisis de Mitchell de la producción familiar en 1912. Pero el interés
dominante de los economistas fue, hasta hace poco, la operación y
reglamentación de los mercados explícitos; por tanto, no es sorprendente que no
lograra surgir una exhaustiva teoría económica del derecho.
La publicación de tres ensayos sobre la economía del comportamiento ajeno al
mercado entre 1959 y 1962 puede tomarse, aunque seguramente de manera
arbitraria, como el renacimiento del AED ajeno al mercado. Éstas son: la
monografía de Becker sobre la discriminación racial; el primer artículo de
Calabresi sobre agravios, y el artículo de Coase sobre costo social. Las primeras
dos obras mostraron que dos formas de comportamiento ajeno al mercado sujetas
a extensiva reglamentación legal (discriminación racial y accidentes) podían
analizarse fructíferamente en términos económicos. El artículo de Coase, que
demostró que el efecto de las leyes
de propiedad y responsabilidad en la asignación de recursos depende de " los
costos de transacción en torno a las leyes, brindó una herramienta indispensable
para el análisis económico de los derechos y obligaciones legales. Coase también
sugirió, aunque no acentuó, que los tribunales de derecho consuetudinario han
legado reglas que promueven la eficiencia de asignación de recursos y que éstas,
de hecho, han mostrado un mejor discernimiento económico que los economistas
profesionales.
Durante varios años se desarrollaron pocos trabajos sobre la reglamentación del
comportamiento ajeno al mercado. El periodo actual de expansión rápida y
sostenida en la actividad erudita podría datar, de nuevo de manera arbitraria, de la
publicación del artículo de Becker en 1968 sobre la teoría económica del delito y
del castigo. Desde entonces han aparecido estudios que aplican la teoría
económica a procedimientos civiles y penales, disuasión, administración judicial,
cumplimiento de la ley, precedentes legales, ley de agravios y contratos, libertad
de expresión, derecho familiar, derecho marítimo, derecho comercial, arbitraje,
enmiendas y otras áreas que tradicionalmente (a pesar de ser sorprendente en el
caso del derecho contractual y comercial) se han tratado como áreas de
regulación ajenas al mercado. Al mismo tiempo, el análisis económico de la
reglamentación de los mercados explícitos (energía, inventos, industria de
televisión por cable, recursos oceánicos y otras áreas demasiado numerosas para
mencionarlas) ha continuado su desarrollo y expansión. El análisis económico del
proceso político mismo (y, dentro de él, el regulatorio) ha dado también
importantes pasos en este periodo.
El análisis económico de la reglamentación ajena al mercado puede verse como
parte del gran movimiento en economía hacia la aplicación del modelo económico
a una gama mayor del comportamiento humano y de instituciones sociales -
información, matrimonio, educación y muchos otros fenómenos que quedan fuera
del "sistema económico" como se define convencionalmente -. Este movimiento es
polémico e implica una redefinición de la economía desde el estudio del sistema
económico hasta el estudio de la elección racional; parte de la polémica es
directamente pertinente a la cuestión del enfoque económico del derecho. No
obstante, debo dejar de lado esta controversia mayor y concentrar mi atención en
los problemas específicos de la teoría económica del derecho.
Después de los primeros tres minutos de este artículo, el lector tal vez sienta que
puede detectar un dejo de confianza científica excesiva. Podría estar en lo cierto.
Como sea, no creo que el progreso científico avance mejor manteniendo un
criterio abierto absoluto. Es comúnmente ·necesario olvidar dudas propias y seguir
las consecuencias de las propias afirmaciones a donde quiera que éstas nos
lleven - lo importante es que no hay que estar libres de prejuicios teóricos, sino
que hay que tener los prejuicios teóricos correctos-. Y siempre, la prueba de
cualquier preconcepción teórica es a dónde nos dirige. El modelo estándar del
universo primitivo se ha adjudicado algunos éxitos y ofrece un marco teórico
coherente para futuros programas experimentales. Esto no significa que es cierto,
pero sí significa que merece tornarse en cuenta.
La astronomía es parecida a la economía en cuanto a que provee corto alcance
para la experimentación controlada. Ésta es una razón para la tentativa validación
del profesor Weinberg sobre el modelo estándar. La postura correcta sobre la
hipótesis de la eficiencia del derecho consuetudinario es una de mayor tentativa,
aunque también "se ha adjudicado algunos éxitos" y "provee un marco teórico
coherente para una futura" investigación.
No quiero dejar una impresión parcial de la actividad de investigación en el campo
del AED. Explorar la hipótesis de la eficiencia es sólo una faceta. de esa actividad.
Se puede estudiar el derecho desde el punto de vista de la economía positiva sin
emplear la hipótesis. Asimismo, se puede estudiarlo desde el punto de vista de la
economía normativa como lo ilustra el importante trabajo de Calabresi. Mi punto
no es que el análisis económico positivo, y en particular la hipótesis de la
eficiencia, sea la única aplicación válida de la economía al derecho, sino que,
repito, es un modo de análisis que debe tomarse en cuenta seriamente por
cualquier interesado en comprender nuestro aún amplio sistema legal formulado
por Jueces.
3. ¿Qué sigue al AED y, en particular, al análisis económico positivo del derecho?
Propongo abordar esta pregunta considerando los cambios en el campo del AED
desde mi último artículo general sobre este tema, escrito hace cuatro años.56 Mi
supuesto es que tendencias recientes dan la mejor, aunque no necesariamente
una satisfactoria, predicción del futuro. Como a lo largo de este artículo, me
centraré en la economía de la regulación legal ajena al mercado.
En 1975, la literatura sobre la teoría económica positiva del derecho era muy poca
comparada con la de la literatura normativa. Mi impresión (aunque no he hecho
cuentas) es que el análisis positivo está creciendo con importancia relativa, y
espero que esta tendencia continúe. Los abogados son, como lo he mencionado
anteriormente, inveteradamente normativos, y los economistas no están tan lejos
de ellos al querer predicar la reforma. Pero al parecer va en aumento la creencia,
que en parte es un aspecto del aumento general del interés en la teoría legal en
las principales escuelas de leyes, de que el estudio científico del derecho es una
tarea tan interesante como posible. No todo el análisis económico positivo del
derecho se ha centrado o se centrará en la hipótesis de la eficiencia del derecho
consuetudinario, pero esta hipótesis ha sido un gran estímulo para investigar, e
indudablemente continuará explorándose y refinándose en los próximos años.
También es notable la ampliación del interés de los estudiosos del tema del AED.
Hace cuatro años, la literatura sobre la regulación legal de las actividades ajenas
al mercado estaba concentrada, principalmente, en el campo de los agravios.
Recientemente ha habido una marejada de trabajo acerca de la economía del
derecho contractual y comercial. Con todo, a pesar del papel fundamental que
desempeña el concepto de los derechos de propiedad en el AED, las doctrinas del
derecho de propiedad han recibido relativamente poca atención de los estudiosos
del AED. Espero que esta negligencia se remedie como se remedió la negligencia
respecto a los contratos. También espero observar más trabajos sobre
procedimientos, soluciones, derecho criminal sustantivo, derecho familiar,
propiedad intelectual y otros campos más bien abandonados en favor de los
agravios y, actualmente, del derecho contractual.
Otra importante tendencia se ha dado hacia el mayor rigor en los escritos
económicos sobre derecho. La preocupación sobre el rigor subyace a la reciente
explosión de trabajos relacionados con el mecanismo para obtener las reglas
eficientes del derecho consuetudinario y sus soluciones. Hay una creciente
insatisfacción con los intentos para responder a la pregunta de por qué el derecho
consuetudinario es eficiente con referencias vagas a la ideología del siglo XIX.
Espero que el desarrollo de una teoría económica sobre la motivación y
comportamiento judiciales ocupe un lugar primordial en el trabajo futuro de los
estudiosos del AED. En este esfuerzo, los estudiosos no dudarán de valerse en
gran medida de la creciente literatura sobre economía del proceso político.
Las aparentemente incansables investigaciones de los estudiosos del AED para
introducir en su esfera de acción más del sistema legal - precedentes y otros
aspectos del proceso mismo de la toma de decisiones judiciales, intimidad,
adopción, e incluso derecho primitivo - es fuente de inquietud para algunos. A
veces se preguntan por qué estos estudiosos hacen el ridículo en las cortes por
rehusarse a reconocer cualquier limitación en el dominio apropiado del AED. La
respuesta es que las limitaciones de la economía pueden determinarse a priori,
sino sólo mediante los esfuerzos de los estudiosos para aplicar la economía en
áreas inexploradas del sistema legal. Se puede alcanzar los límites exteriores de
una disciplina sólo empujando hacia fuera. Con el tiempo se llegará a un punto de
vista donde la teoría económica cese de tener poder explicativo sustancial.
Entonces conoceremos las limitaciones del AED; no las conocemos todavía.