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¿Usted tiene miedo de hablar en público?

Si responde
afirmativamente, no se sorprenda. Esto no tiene nada de especial;
lo extraño sería lo contrario. Normalmente, la mayoría de las
personas sienten miedo o temor de hablar en público.
Ahora bien, si usted, por la índole de su trabajo, debe hablar en
público y tiene miedo (aquí no importa si es mucho o poco),
piense dos cosas: puede disminuir las incidencias del miedo o
timidez a tal punto que no afectara la calidad de su discurso, y un
poco de miedo o temor es saludable; eso evidencia que usted
posee responsabilidad. Hace siglos que Cicerón lo consideraba
no solo natural sino necesario: "A mis ojos —decía—, el orador,
incluso el mejor, el que tiene la comunicación más fácil y mejor
adornada, si no se intimida en el momento de tomar la palabra...,
es un desvergonzado o poco menos."
No se preocupe por eliminar completamente el miedo de hablar
en público; to que debemos eliminar es el miedo o timidez que
dificulta, paraliza u obstaculiza para hablar frente a un auditorio.
Es lo que se llama "miedo escénico". Por si le sirve de consuelo y
de aliento, le diremos que la historia nos revela que la timidez ha
sido el "talón de Aquiles" de grandes personajes históricos, y que
buena parte de los grandes oradores han sido personas tímidas/
No se desaliente ni se desanime si usted es una persona tímida.
"De una cosa a lo menos podemos estar seguros: de que el
adiestramiento y la ejercitación harán desvanecer el temor del
auditorio, instalándonos por siempre confianza en nosotros
mismos y valor...”
Quisiéramos hablar de dos tipos de miedos ante un auditorio.
Uno es el miedo normal y el otro es el miedo paralizante. Toda
persona, cuando tiene que enfrentar a un auditorio, si posee un
cierto grado de responsabilidad, ha de tener alguna ansiedad o
temor. Esto es” natural y necesario”, como decíamos antes,
citando a un gran orador. Este tipo de miedo es saludable, ya que
estimula el cerebro y nos hace más agudos y más despiertos.
Pero, si esta ansiedad se transforma en miedo y temor, con
síntomas paralizantes en lo físico y en lo psíquico, es necesario
superarla.
Cuando tenemos miedo, nuestro cerebro ordena a la glándula
suprarrenal que comience a secretar adrenalina a la corriente
sanguínea, y esto produce una serie de reacciones físicas
específicas: nuestras glándulas salivales no secretan lo suficiente,
se seca la boca y la garganta, y cuando es mucho el temor la
boca se vuelve pastosa y en ocasiones se traba la lengua. Los
músculos del rostro quedan bloqueados, los movimientos del
cuerpo, de los brazos y de las piernas se vuelven torpes, se
produce transpiración, se traban la articulación y la voz. Y, lo
que es peor, se obnubila la mente y la persona se siente invadida
por una sensación de vacío cerebral y aturdimiento, lo que hace
difícil razonar, memorizar, coordinar las ideas y la afluencia
natural de las palabras. O sea: el miedo se transforma en un
fenómeno psíquico paralizante y, cuando se produce el llamado”
efecto de ciclo”, el miedo produce más miedo. Y, cuando va más
allá de ciertos límites, estamos paralizados con la consiguiente
incapacidad para coordinar nuestras ideas y expresarlas
adecuadamente.
Si el miedo de hablar en púbico es tan corriente, ¿qué puede
hacerse?, ¿existen remedios contra el temor al auditorio?, ¿qué
podemos hacer para superar el miedo, o al menos para
controlarlo?

Primer resumen
Normalmente, la mayoría de las personas sienten miedo o temor de hablar en
público. Es lo que se llama «miedo escénico». Por si le sirve de consuelo y de
aliento, le diremos que la historia nos revela que la timidez ha sido el «talón de
Aquiles» de grandes personajes históricos, y que buena parte de los grandes
oradores han sido personas tímidas/ No se desaliente ni se desanime si usted es
una persona tímida. Quisiéramos hablar de dos tipos de miedos ante un auditorio.

Uno es el miedo normal y el otro es el miedo paralizante. Toda persona, cuando


tiene que enfrentar a un auditorio, si posee un cierto grado de responsabilidad, ha
de tener alguna ansiedad o temor. Esto es «natural y necesario», como decíamos
antes, citando a un gran orador. Este tipo de miedo es saludable, ya que estimula
el cerebro y nos hace más agudos y más despiertos.

Pero, si esta ansiedad se transforma en miedo y temor, con síntomas paralizantes


en lo físico y en lo psíquico, es necesario superarla. Y, lo que es peor, se obnubila
la mente y la persona se siente invadida por una sensación de vacío cerebral y
aturdimiento, lo que hace difícil razonar, memorizar, coordinar las ideas y la
afluencia natural de las palabras.
Si el miedo de hablar en púbico es tan corriente, ¿qué puede hacerse?, ¿existen
remedios contra el temor al auditorio?, ¿qué podemos hacer para superar el
miedo, o al menos para controlarlo?
Algunas sugerencias para superar el miedo frente a un
auditorio

No hay recetas; no obstante, si el miedo no es morboso, existen algunos medios


que permiten superarlo o, por lo menos, atenuarlo lo suficiente como para poder
expresarse en público y lograr comunicarse. He aquí algunas recomendaciones
prácticas que pueden ser útiles.
a) Saber bien el tema que uno va a desarrollar y estar compenetrado
con él. Verdad de Perogrullo, pero de gran importancia para quitarse el
miedo; esta verdad se basa en un hecho bien conocido: la seguridad
intelectual da seguridad psicológica. Por esta razón —como se explicará
más adelante—, sólo hay que hablar de los temas pertenecientes al
propio ámbito de conocimiento o experiencia y que, además, han sido
suficientemente preparados para desarrollarlos en una conferencia o
discurso.
Se puede hacer frente al público con más seguridad y confianza, si se
ha preparado bien el discurso. El cabal conocimiento del tema reduce
considerablemente la tensión, da aplomo y provoca una actitud mental
de apoyo. Por el contrario, si uno no sabe bien lo que va a decir, o no
está familiarizado con el tema, o no está interesado en las cosas que
dice, difícilmente podrá sentirse tranquilo cuando hable ante un
auditorio.
Preparar y estudiar un discurso con el firme propósito de hacerlo bien…
ayuda a hacerlo bien.

b) Lograr una de contracción/relajación, combinada con una


concentración/ensimismamiento. Antes de hablar hay que disminuir al
máximo la ansiedad y las tensiones que nos bloquean (no la tensión que
nos da tono vital comunicativo). En ese sentido, uno se relaja, pero al
mismo tiempo hay que concentrarse/ensimismarse, aislarse del ruido y
de la agitación, para crear en sí mismo un estado emocional acorde con
el tema de la conferencia y una concentración en relación con lo que se
va a decir... Relajar los músculos y concentrar la mente; he aquí la
primera recomendación.

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