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El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) es el órgano constitucional

europeo que ostenta la máxima potestad jurisdiccional o poder judicial en la Unión. Su


misión es interpretar y aplicar la legislación europea, se caracteriza por su naturaleza
orgánica compuesta sui géneris y su funcionamiento y autoridad supranacionales.
También se le considera como el tribunal de casación o de última instancia en la Unión
Europea (en cuestiones relacionadas con la legislación europea y los Derechos
Fundamentales).1 Hasta la entrada en vigor, el 1 de diciembre de 2009, del Tratado de
Lisboa su denominación era la de «Tribunal de Justicia de las Comunidades
Europeas».2
En la institución conviven dos órganos necesarios: el Tribunal de Justicia (TJ) y
un Tribunal General (TG), creado en 1988.3 El Tratado de Lisboa permite también la
creación de los llamados Tribunales especializados, que conocen en primera o única
instancia de materias concretas. En ese sentido, existió un Tribunal de la Función
Pública, creado en 2005, que operó hasta 2016, momento en que sus competencias
revirtieron al Tribunal General.3
Las sentencias del TJ y del TG tienen carácter vinculante en los Estados, y priman
sobre las sentencias nacionales, ya que el Derecho de la UE tiene primacía sobre el
Derecho nacional. Como ya se expuso en prontas sentencias (Caso Costa contra
ENEL):4 el Tribunal de Justicia de la UE es el garante de un ordenamiento
jurídico propio que se ve asistido y aplicado también por los sistemas jurídicos
nacionales. Sin embargo, el TJ ha enunciado el principio de que los Tratados de la
Unión no deben interpretarse rígidamente, sino que deben ser considerardos teniendo
en cuenta el estado de integración y los objetivos establecidos por los propios
Tratados. Este principio permite a la Unión legislar en ámbitos que no son objeto de
disposiciones concretas en los Tratados.5
El Tribunal acepta recursos de particulares, empresas, organizaciones y de Estados,
tiene competencias consultiva y contenciosa. Se encarga de comprobar la
compatibilidad con las fuentes del Derecho de la UE de los actos de las instituciones
europeas y gobiernos. También puede pronunciarse, a petición de un tribunal nacional,
sobre la interpretación o validez de las disposiciones del Derecho de la Unión,6
mediante la llamada «cuestión prejudicial». Conoce, asimismo, del «recurso de
anulación», en el que controla la legalidad de los actos del Parlamento
Europeo y Consejo de la Unión Europea, así como los de la Comisión Europea que no
sean recomendaciones y dictámenes. Igualmente conoce del «recurso por omisión»,
que es una especie de recurso contra la inactividad de una institución previamente
requerida para que actúe.7
El TJUE tiene su sede en Luxemburgo, y el idioma de trabajo es el francés, si bien los
procedimientos se desarrollan en las 24 lenguas oficiales de la Unión.3

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