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Inhibición, síntoma y angustia (1926 [1925])

A. La angustia como libido trasmudada:

Freud abordó el tema de la angustia desde las primeras etapas de su investigación sobre
las neurosis. En sus primeros trabajos, como el estudio sobre la neurosis de angustia de
1895 y su correspondencia con Wilhelm Fliess, Freud exploró la conexión entre la angustia
y la excitación sexual acumulada.

Influencias tempranas: En sus primeros escritos, Freud estaba fuertemente influenciado por
la neurología y la fisiología, buscando expresar fenómenos psicológicos en términos de
procesos físicos. Adoptó el "principio de constancia" de Fechner, que postulaba que el
sistema nervioso tiende a mantener constante la excitación. Desde esta perspectiva, Freud
sugirió que la angustia surge cuando la excitación sexual acumulada no encuentra una
salida adecuada y se transforma en angustia.

Proceso físico vs. determinación psíquica: Freud inicialmente consideraba que la angustia
era un proceso puramente físico, sin implicaciones psíquicas. Sin embargo, reconocía que
en ciertos casos, como las fobias y las neurosis obsesivas, la presencia de fenómenos
psíquicos complicaba la explicación. A pesar de esto, mantuvo la idea de que la angustia se
originaba en la acumulación de excitación sexual no descargada, incluso cuando esta
acumulación era el resultado de la represión psíquica.

Desarrollo de la teoría: A lo largo de sus obras, Freud sostuvo firmemente la idea de que la
angustia surgía de la libido trasmudada. Citó varios pasajes de sus escritos donde afirmaba
esta teoría y la relacionaba con la represión y la descarga de la energía libidinal. Sin
embargo, admitió que esta teoría fue objeto de dudas y reflexiones a lo largo de su carrera,
llegando incluso a considerar la separación entre lo que produce la libido y lo que produce la
angustia como factores distintos.

Evolución de la teoría: Con el tiempo, Freud revisó su teoría inicial y abandonó la idea de
que la angustia era simplemente libido trasmudada. Reconoció que la angustia tenía sus
propias causas y mecanismos, que podían ser distintos de los procesos de acumulación y
descarga de la libido. Esta evolución en su pensamiento se refleja en sus escritos
posteriores, donde aborda la angustia desde una perspectiva más compleja y matizada,
considerando factores como la situación traumática y las amenazas externas.

B. Angustia realista y angustia neurótica:

Freud estableció una distinción entre dos formas de angustia: la angustia realista y la
angustia neurótica. Esta distinción se basa en las causas subyacentes y los mecanismos de
cada tipo de angustia.

Angustia realista: Se refiere a la ansiedad experimentada frente a peligros reales y objetivos


en el entorno externo. Es una respuesta adaptativa del organismo ante situaciones

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amenazantes que ponen en riesgo la integridad física o psicológica. Por ejemplo, sentir
miedo ante un accidente automovilístico inminente o ante una situación de violencia.

Angustia neurótica: En cambio, se refiere a la ansiedad desproporcionada o irracional


experimentada en ausencia de una amenaza real. Surge de conflictos internos y
mecanismos psicológicos disfuncionales, como la represión de deseos o la internalización
de normas sociales rígidas. Por ejemplo, sentir una intensa ansiedad ante una situación
social ordinaria o tener miedo a objetos inofensivos.

Relación entre ambos tipos: Freud señaló que, a pesar de sus diferencias, existe una
relación estrecha entre la angustia realista y la angustia neurótica. Ambas comparten un
núcleo común de desequilibrio psicológico y la incapacidad del individuo para hacer frente
eficazmente a las tensiones internas o externas. Además, la angustia neurótica puede surgir
como una reacción desproporcionada a situaciones que originalmente desencadenaron
angustia realista, pero que luego se internalizaron como conflictos psicológicos.

El papel del yo: En la teoría freudiana, el yo juega un papel crucial en la mediación entre la
angustia realista y la angustia neurótica. En situaciones de peligro real, el yo activa
mecanismos de defensa adecuados para proteger al individuo. Sin embargo, en casos de
angustia neurótica, el yo puede mostrar deficiencias en su capacidad para regular las
emociones y manejar los conflictos internos, lo que resulta en una amplificación o distorsión
de la ansiedad.

En resumen, la distinción entre la angustia realista y la angustia neurótica resalta la


complejidad de la experiencia humana y la interacción entre factores internos y externos en
la generación de ansiedad.

C. La situación traumática y las situaciones de peligro:

Freud exploró la relación entre la angustia y las situaciones traumáticas, así como las
situaciones de peligro percibido, para comprender mejor los mecanismos psicológicos
involucrados en la génesis y manifestación de la ansiedad. Aquí se amplía cómo Freud
abordó estas cuestiones y cómo influyeron en su evolución teórica:

Situación traumática: Freud postuló que la angustia automática, es decir, la respuesta de


angustia inmediata y directa frente a un trauma, surge cuando el yo se enfrenta a una
situación en la que se siente abrumado y desprovisto de recursos para manejar la intensa
excitación emocional generada. Este trauma puede derivar de eventos externos o internos,
como la pérdida de un ser querido, el nacimiento, la percepción de una amenaza física o la
confrontación con deseos reprimidos.

Situaciones de peligro: Por otro lado, Freud introdujo el concepto de "angustia-señal" para
referirse a la ansiedad anticipatoria que surge como una advertencia del yo sobre la
inminencia de una situación traumática. Estas situaciones de peligro pueden implicar la
separación o pérdida de un objeto amado, la amenaza de castración, la pérdida del amor
del objeto o del amor del superyó. Freud señaló que estos peligros internos pueden evocar
una sensación de desvalimiento y desencadenar ansiedad.

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Relación entre trauma y peligro: Freud destacó que tanto las situaciones traumáticas como
las situaciones de peligro activan mecanismos de defensa psicológicos destinados a
proteger al individuo de la amenaza percibida. Sin embargo, mientras que la angustia
automática surge como una respuesta directa a un trauma presente, la angustia-señal
funciona como una anticipación de posibles peligros futuros y puede desencadenar
estrategias de afrontamiento para evitar o mitigar el daño.

Desarrollo teórico: A lo largo de su obra, Freud refinó su comprensión de la relación entre la


angustia, las situaciones traumáticas y las situaciones de peligro, integrando estos
conceptos en su teoría general del funcionamiento psíquico. Reconoció la complejidad de
los factores involucrados en la génesis de la ansiedad y su papel en la psicopatología, lo
que le llevó a revisar y reformular sus ideas en varias ocasiones.

D. La angustia-señal:

Freud introdujo el concepto de "angustia-señal" para describir la función adaptativa de la


ansiedad como una advertencia anticipatoria del yo sobre posibles peligros inminentes.
Ampliemos este punto considerando sus aspectos clave:

Concepto: La angustia-señal se refiere a la ansiedad como un mecanismo de alerta


temprana que surge ante la anticipación de situaciones amenazantes o traumáticas. Freud
comparó este proceso con el sistema de alerta de un organismo, que detecta señales de
peligro y activa respuestas de defensa para proteger al individuo.

Función adaptativa: Freud postuló que la angustia-señal tiene una función adaptativa al
ayudar al individuo a anticipar y prepararse para enfrentar posibles amenazas. Esta
anticipación de peligros potenciales permite al yo activar estrategias de afrontamiento para
evitar o minimizar el daño, lo que aumenta las posibilidades de supervivencia y adaptación.

Origen y desarrollo: Freud relacionó el origen de la angustia-señal con las experiencias


tempranas de la infancia, especialmente con la vivencia del nacimiento como el primer gran
estado de angustia. Argumentó que el trauma del nacimiento establece un modelo primario
de angustia que luego se reactiva ante situaciones de peligro similares a lo largo de la vida.

Relación con otros afectos: Freud vinculó la angustia-señal con otros afectos y mecanismos
psicológicos, como el displacer y la represión. Propuso que la angustia-señal funciona como
una señal de displacer, indicando al yo la presencia de estímulos amenazantes que deben
ser evitados o controlados. Además, sugirió que la represión actúa como un mecanismo de
defensa para reducir la ansiedad al mantener fuera de la conciencia los pensamientos o
impulsos angustiantes.

Desarrollos posteriores: Aunque Freud introdujo inicialmente el concepto de angustia-señal


en relación con la ansiedad, este concepto fue ampliado y refinado por otros psicoanalistas
posteriores, como Melanie Klein y Donald Winnicott. Estos autores exploraron cómo la
angustia-señal se relaciona con el desarrollo emocional y la formación del yo en la infancia,
influyendo en la comprensión contemporánea de la ansiedad y su tratamiento clínico.

E. Angustia y nacimiento:

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Freud introdujo la noción de que el acto del nacimiento es una experiencia traumática
fundamental en la vida de un individuo. Consideró que el proceso de separación del útero
materno y el ingreso al mundo exterior marca el inicio de la angustia en el ser humano. Esta
idea revolucionaria sugiere que la angustia posterior se basa en la experiencia original de
vulnerabilidad y desvalimiento durante el nacimiento.

Algunas ampliaciones adicionales sobre este punto incluyen:

El trauma del nacimiento según Freud: Para Freud, el trauma del nacimiento no se limitaba
a la experiencia física del parto, sino que también abarcaba la transición psicológica y
emocional de la vida intrauterina a la vida extrauterina. Esta transición implica una pérdida
significativa de seguridad y comodidad, lo que genera un sentimiento de desvalimiento y
angustia primordial.

Impacto en el desarrollo posterior: Freud postuló que la experiencia del nacimiento influía en
la psique del individuo y moldeaba su respuesta emocional ante situaciones estresantes en
el futuro. Creía que las angustias y ansiedades experimentadas a lo largo de la vida podían
remontarse a esta experiencia inicial de separación y vulnerabilidad.

Relación con las neurosis: Freud sugirió que muchos síntomas neuróticos y trastornos
psicológicos podrían relacionarse con el trauma del nacimiento. Esta idea fue desarrollada
aún más por Otto Rank en su obra "El trauma del nacimiento", donde argumentaba que los
síntomas neuróticos eran intentos del individuo por lidiar con el trauma original del
nacimiento.

Recepción y crítica: La idea del trauma del nacimiento suscitó tanto interés como
controversia en la comunidad psicoanalítica. Algunos psicoanalistas, como Rank, adoptaron
y expandieron esta teoría, mientras que otros la consideraron especulativa y difícil de
comprobar empíricamente. Sin embargo, la noción de que los eventos tempranos, como el
nacimiento, podían influir en el desarrollo psicológico posterior continuó siendo un tema de
debate y exploración en la teoría psicoanalítica.

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I.

En el contexto del texto, el síntoma se refiere a las manifestaciones específicas que indican
la presencia de un proceso patológico dentro del individuo. Mientras que las inhibiciones
son limitaciones funcionales que pueden no necesariamente ser indicativas de enfermedad,
los síntomas representan cambios anormales en el funcionamiento psíquico o físico que
sugieren la presencia de una condición patológica.

Por ejemplo, en el caso de la función sexual, el síntoma podría ser la eyaculación precoz, la
ausencia de erección, la falta de placer durante el orgasmo, entre otros. Estos son signos
que señalan la presencia de un trastorno o disfunción sexual específica.

En otras funciones como la alimentación, el síntoma podría ser el rechazo de los alimentos
debido a la ansiedad o el temor a envenenarse, mientras que en el ámbito laboral, el
síntoma podría manifestarse como fatiga extrema o dificultades para concentrarse y
desempeñar tareas laborales.

En resumen, el síntoma en este contexto se refiere a cualquier manifestación observable


que indique la presencia de una condición patológica, mientras que las inhibiciones son
limitaciones funcionales que pueden o no estar asociadas con una enfermedad específica.

II.

Indicio y sustituto de una satisfacción pulsional interceptada: El síntoma, en el


psicoanálisis, se ve como una manifestación que indica la presencia de un conflicto
psicológico subyacente. Se considera que los síntomas son formas en las que el
inconsciente busca expresar deseos o conflictos reprimidos.

Proceso represivo del yo: La represión es un mecanismo de defensa mediante el cual el


yo bloquea el acceso consciente a pensamientos, impulsos o recuerdos que son percibidos
como amenazantes o inaceptables. Este proceso, según el psicoanálisis, tiene como
objetivo proteger al individuo de experimentar angustia o conflicto interno.

Transformación de energía pulsional en displacer: La energía pulsional, que impulsa los


deseos y necesidades del individuo, se ve obstaculizada por la represión. Esta energía, en
lugar de encontrar una salida satisfactoria, se convierte en displacer, lo que genera malestar
psicológico en lugar de satisfacción.

Influencia del yo sobre el ello a través del sistema percepción-conciencia (P-Cc): El


yo, mediante su conexión con el sistema percepción-conciencia, tiene la capacidad de influir
en el ello, el cual representa los impulsos instintivos y los deseos inconscientes. Al emitir
señales de displacer, el yo puede dirigir el curso de la excitación pulsional y evitar que se
manifieste de manera indeseada.

Comparación con la defensa contra estímulos externos: Se compara el proceso de


represión con la defensa que realiza el organismo ante estímulos peligrosos del entorno. Así
como el cuerpo busca evitar la percepción del peligro externo, el yo busca evitar la
conciencia de los impulsos internos que generan displacer.

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Reproducción de la angustia como estado afectivo siguiendo una imagen mnémica
preexistente: Se sugiere que la angustia no es un fenómeno nuevo generado por la
represión, sino que se activa como un estado afectivo asociado a experiencias traumáticas
pasadas. Este estado afectivo se reproduce en situaciones similares, incluso cuando la
causa original ya no está presente.

Represiones primordiales: Se refiere a las represiones tempranas que ocurren antes de la


diferenciación del superyó. Estas represiones pueden ser el resultado de una intensa
excitación pulsional que el individuo no puede manejar.

Diversidad de situaciones que provocan represión: Se distinguen dos situaciones que


pueden desencadenar represiones: aquellas en las que una percepción externa evoca una
moción pulsional desagradable y aquellas en las que la moción pulsional surge
internamente sin una provocación externa.

El Impacto de la represión en la formación de síntomas neuróticos:


La represión puede dar lugar a síntomas que actúan como sustitutos de la satisfacción
pulsional, pero que están inhibidos o desplazados. Estos síntomas, cuando se manifiestan,
pueden generar compulsiones en lugar de placer y están restringidos en su expresión
motora y acción externa.

Reflexión sobre la posición del yo: A pesar de su aparente debilidad frente al ello y al
superyó, el yo muestra su poder en el proceso de represión y en la formación de síntomas.
Esta reflexión sugiere que la relación entre el yo, el ello y el superyó es más compleja de lo
que sugiere una visión unidimensional de la mente.

Rechazo de la creación de "cosmovisiones": Se argumenta en contra de la tendencia a


crear sistemas filosóficos completos basados en el psicoanálisis. En su lugar, se aboga por
una investigación continua y humilde que se centre en comprender la complejidad de la
mente humana sin pretender tener todas las respuestas.

III.

Este pasaje aborda la relación entre el yo y el ello en el contexto de la represión y la


formación de síntomas en el psicoanálisis. Aquí está un resumen de los puntos clave:

Identidad entre el yo y el ello: Aunque conceptualmente se pueden separar el yo y el ello,


en realidad el yo es solo un fragmento del ello diferenciado. Esta conexión entre el yo y el
ello demuestra la fortaleza del yo cuando permanece unido a él.

Relación del yo con el superyó: El yo y el superyó pueden ser difíciles de distinguir en


muchas situaciones, y solo se vuelven discernibles cuando hay conflicto entre ellos.

El yo como una organización: A diferencia del ello, que no está organizado, el yo es una
entidad organizada. Sin embargo, esto no significa que el yo y el ello sean dos ejércitos
opuestos que luchan entre sí. Más bien, el proceso de represión muestra la fortaleza del yo
pero también su impotencia frente a la moción pulsional del ello.

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Formación de síntomas como resultado de la represión: Después de la represión, la lucha
contra la moción pulsional continúa en la forma de lucha contra el síntoma. A veces, el
síntoma puede ser visto como un intento del yo de reconciliarse con lo reprimido, pero otras
veces puede convertirse en una barrera para el funcionamiento normal del yo.

Adaptación del yo al síntoma: El yo puede intentar incorporar el síntoma a su estructura,


tratando de ligarlo de alguna manera a sí mismo. Esto puede ser un intento de restablecer
la unidad y la cohesión del yo.

Ganancias secundarias de la enfermedad: La enfermedad, en el caso de la neurosis,


puede proporcionar al yo una sensación de satisfacción narcisista o una forma de evitar
demandas del mundo exterior.

Contradicción en los procedimientos del yo contra el síntoma: Los dos procedimientos


que el yo utiliza contra el síntoma, intentando incorporarlo y reprimiéndolo, están en
contradicción. Aunque el yo busca la paz y la reconciliación, el síntoma sigue actuando
como un sustituto de la moción pulsional reprimida, lo que lleva al yo a entrar en conflicto
defensivo con él.

Este pasaje plantea importantes cuestiones sobre la naturaleza del yo, su relación con el
ello y el superyó, y su manejo de la represión y la formación de síntomas en el contexto de
la psicología psicoanalítica.

IV.

Exploración de la fobia infantil: El texto comienza examinando la fobia de un niño llamado


Hans hacia los caballos, utilizando este caso como un ejemplo para comprender la
complejidad de las neurosis infantiles.

Relación con el complejo de Edipo: Se analiza cómo la fobia de Hans está relacionada
con su complejo de Edipo, donde experimenta sentimientos ambivalentes hacia su padre.
Aunque Hans ama a su padre, también siente celos y hostilidad hacia él.

Mecanismos de defensa: Se identifican mecanismos de defensa psicológicos en el caso


de Hans, como la represión, que utiliza para evitar enfrentar sus conflictos internos y sus
sentimientos contradictorios hacia su padre.

Angustia de castración como motor de la represión: Se sugiere que la angustia de


castración es el motor principal detrás de la represión en el caso de Hans. Se plantea que
su fobia es un intento de evitar enfrentar este conflicto interno relacionado con su complejo
de Edipo.

Relación entre libido y angustia: El texto reflexiona sobre la relación entre la libido y la
angustia en las fobias infantiles, argumentando que la angustia de castración es una
angustia realista que surge en el yo del niño y no es simplemente una manifestación de la
libido reprimida.

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Desafío a concepciones anteriores: Estos hallazgos desafían algunas concepciones
anteriores sobre la relación entre la libido y la angustia en el psicoanálisis, especialmente en
lo que respecta a la formación de síntomas fóbicos en la infancia.

Conclusiones: En resumen, el texto ofrece una exploración detallada de los aspectos


psicológicos y psicoanalíticos detrás de la fobia infantil, utilizando el caso de Hans como
ejemplo ilustrativo para comprender mejor la complejidad de las neurosis infantiles y los
mecanismos de defensa psicológicos utilizados por los niños para enfrentar sus conflictos
emocionales.

V.

Estudio de la formación de síntomas y lucha del yo contra ellos:

El texto se centra en analizar cómo se desarrollan los síntomas en ciertas neurosis y cómo
el yo del individuo enfrenta estos síntomas.

Se plantea como punto de partida el estudio de las fobias, pero se reconoce que este
enfoque puede tener limitaciones debido a la complejidad de la angustia que caracteriza a
estas afecciones.

Complicaciones relacionadas con la angustia en las fobias:

● Aunque inicialmente se eligieron las fobias como objeto de estudio, se reconoce que
la presencia predominante de angustia en estas condiciones complica la
comprensión de la formación de síntomas.

● Se señala que hay otras neurosis donde la angustia no está presente, como la
histeria de conversión, lo que sugiere que no se puede establecer una conexión
directa entre angustia y formación de síntomas.

Diferencias entre fobias y histeria de conversión:

● A pesar de las similitudes entre las fobias y la histeria de conversión, como la


proximidad en los síntomas, no se ha identificado claramente qué determina si un
caso se desarrollará como una fobia o como histeria de conversión.

● Se plantea la necesidad de comprender mejor la relación entre angustia y formación


de síntomas en la histeria de conversión para poder distinguirla de las fobias.

Síntomas de la histeria de conversión:

● Se describen los síntomas más comunes de la histeria de conversión, que suelen


ser procesos de investidura que se manifiestan como síntomas físicos, como
parálisis, contracturas, dolores, acciones involuntarias y alucinaciones.

● Estos síntomas se interpretan como una concentración de energía psíquica en


ciertos fragmentos de la experiencia.

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Sensación de displacer asociada a los síntomas:

Se señala que la sensación de displacer varía según el tipo de síntoma: es menos frecuente
en los síntomas permanentes relacionados con la motilidad y más común en los síntomas
intermitentes y sensoriales.

Lucha del yo contra el síntoma en la histeria de conversión:

se refiere a la comparación entre la lucha del yo contra el síntoma en la histeria de


conversión y en la neurosis obsesiva. En la histeria de conversión, la lucha del yo contra el
síntoma no es tan evidente como en la neurosis obsesiva. En la histeria de conversión, los
síntomas físicos que se manifiestan, como la parálisis motriz o las contracturas musculares,
son más difíciles de atribuir directamente a un conflicto interno consciente. Estos síntomas
parecen surgir como resultado de procesos de investidura perturbados, donde la energía
psíquica se concentra en un fragmento específico, creando síntomas físicos sin una clara
conexión consciente con el conflicto subyacente.

En contraste, en la neurosis obsesiva, la lucha del yo contra el síntoma es más evidente.


Los síntomas suelen ser de dos tipos: negativos, como las prohibiciones o medidas
precautorias, y positivos, como las satisfacciones sustitutivas. Estos síntomas reflejan una
lucha continua del yo contra las demandas libidinosas del complejo de Edipo y otras
pulsiones reprimidas. El yo se ve constantemente desafiado por impulsos internos que
intenta contener o controlar, lo que lleva a la manifestación de síntomas obsesivos como
parte de esta lucha defensiva.

En resumen, mientras que en la histeria de conversión los síntomas físicos parecen surgir
más como procesos automáticos de investidura, en la neurosis obsesiva la lucha del yo
contra el síntoma es más evidente y se manifiesta en una variedad de síntomas obsesivos y
compulsivos.

Síntomas de la neurosis obsesiva:

la neurosis obsesiva, una condición caracterizada por la presencia de síntomas de dos tipos
principales: negativos y positivos. Los síntomas negativos son aquellos que implican
prohibiciones, medidas precautorias o acciones destinadas a evitar situaciones temidas o
pensamientos intrusivos. Por otro lado, los síntomas positivos son satisfacciones sustitutivas
que buscan compensar o aliviar la ansiedad subyacente.

Estos síntomas pueden entenderse como manifestaciones de la lucha interna del individuo
contra sus impulsos reprimidos y las demandas del superyó. El conflicto entre el ello, que
busca la gratificación instintiva, y el superyó, que impone restricciones morales y éticas, se
refleja en la naturaleza dual de los síntomas obsesivos.

Inicialmente, los síntomas negativos suelen predominar en la neurosis obsesiva. Estas son
medidas defensivas adoptadas por el yo para evitar el conflicto entre las pulsiones
instintivas y las demandas éticas del superyó. Sin embargo, a medida que la enfermedad
progresa, los síntomas positivos, que ofrecen algún tipo de gratificación o alivio, pueden
volverse más prominentes. Este cambio puede interpretarse como una estrategia del yo

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para encontrar una salida a la tensión interna, aunque sea a expensas de la salud
psicológica general del individuo.

En resumen, resalta la complejidad de los síntomas en la neurosis obsesiva, que reflejan la


lucha interna del individuo entre los impulsos instintivos y las restricciones éticas impuestas
por el superyó. Los síntomas pueden variar desde medidas defensivas restrictivas hasta
formas de gratificación sustitutiva, revelando la complejidad de los mecanismos psicológicos
involucrados en esta enfermedad.

Origen de la Neurosis Obsesiva.

se adentra en la génesis y evolución de la neurosis obsesiva, estableciendo su origen en la


infancia como una defensa contra las demandas libidinosas del complejo de Edipo. En esta
etapa temprana del desarrollo psicosexual, el niño experimenta conflictos internos entre sus
deseos instintivos y las restricciones impuestas por las normas sociales y las figuras de
autoridad, como los padres.

La neurosis obsesiva se caracteriza por una lucha continua contra lo reprimido,


especialmente en relación con los impulsos sexuales infantiles. Estos impulsos, que pueden
incluir fantasías, deseos y recuerdos inaceptables desde el punto de vista moral o social,
son suprimidos por el yo para evitar sentimientos de culpa o castigo por parte del superyó.
Sin embargo, esta represión no elimina los impulsos reprimidos, sino que los relega al
inconsciente, donde continúan ejerciendo su influencia de manera indirecta.

A medida que el individuo crece, estos conflictos no resueltos pueden resurgir y


manifestarse como síntomas obsesivos. Estos síntomas actúan como una forma de
controlar o neutralizar la ansiedad generada por los impulsos reprimidos, proporcionando
una salida simbólica para expresar el conflicto interno.

En resumen, destaca que la neurosis obsesiva surge como resultado de conflictos no


resueltos durante la infancia, especialmente en relación con los deseos libidinosos y las
restricciones impuestas por la sociedad y las figuras parentales. Estos conflictos se
manifiestan posteriormente en la vida adulta como síntomas obsesivos, que representan
intentos de controlar la ansiedad y el malestar psicológico asociados con los impulsos
reprimidos.

Formación de síntoma de la neurosis obsesiva

1. Síntomas Negativos (Prohibiciones): Estos síntomas implican medidas precautorias,


restricciones autoimpuestas y rituales compulsivos destinados a evitar situaciones
que desencadenen ansiedad o conflicto interno. Por ejemplo, una persona con
neurosis obsesiva puede sentir la necesidad de realizar ciertas acciones repetitivas o
seguir ciertas reglas estrictas para evitar la aparición de pensamientos intrusivos o
impulsos inaceptables.

2. Síntomas Positivos (Satisfacciones Sustitutivas): Estos síntomas implican


comportamientos o pensamientos que proporcionan al individuo cierto alivio o
satisfacción temporal. Aunque inicialmente pueden surgir como una forma de
enfrentar la ansiedad o el malestar, con el tiempo pueden convertirse en

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comportamientos compulsivos o rituales que refuerzan el ciclo de la neurosis
obsesiva. Por ejemplo, una persona con neurosis obsesiva puede experimentar
alivio al realizar ciertas acciones o rituales específicos, como contar o lavarse las
manos repetidamente.

En resumen, destaca la dualidad de los síntomas en la neurosis obsesiva, que van desde
medidas restrictivas y precautorias hasta comportamientos compulsivos que brindan cierto
alivio o satisfacción temporal. Estos síntomas reflejan los esfuerzos del individuo por
controlar la ansiedad y el malestar asociados con los impulsos reprimidos y los conflictos
internos.

La formación de síntomas en la neurosis obsesiva.

Se examina el origen y desarrollo de la neurosis obsesiva desde una perspectiva


psicoanalítica, sugiriendo que se origina como una defensa contra las demandas libidinosas
del complejo de Edipo en la infancia. Aquí hay una ampliación:

● Defensa contra el complejo de Edipo: Freud propuso que la neurosis obsesiva surge
como una forma de defensa contra los deseos incestuosos del niño hacia el
progenitor del sexo opuesto y los sentimientos de rivalidad hacia el progenitor del
mismo sexo. Estos deseos y conflictos, conocidos como complejo de Edipo, generan
ansiedad en el niño, y la neurosis obsesiva se desarrolla como un intento de
proteger al yo de esta ansiedad reprimiendo o controlando los impulsos
inaceptables.

● Organización genital débil: Freud sugiere que la neurosis obsesiva se ve


influenciada por una organización genital débil y poco resistente, lo que dificulta al yo
lidiar adecuadamente con las demandas libidinosas. Esto puede llevar al retroceso
de la libido hacia etapas más tempranas del desarrollo psicosexual, como la fase
sádico-anal, en un intento de evitar la ansiedad asociada con la sexualidad adulta.

● Regresión libidinal: La regresión libidinal implica un retorno a etapas anteriores del


desarrollo psicosexual, donde la energía libidinal se desplaza hacia objetos y
actividades menos maduros. En el caso de la neurosis obsesiva, la regresión
libidinal puede manifestarse en comportamientos infantiles, rituales compulsivos y
pensamientos obsesivos destinados a evitar la confrontación con la sexualidad
adulta.
● Desmezcla de pulsiones: Freud sugiere que la neurosis obsesiva involucra una
desmezcla de pulsiones, donde los componentes eróticos se segregan de los
destructivos. Esto puede conducir a una intensificación de los conflictos internos y
una mayor ansiedad, ya que el yo intenta mantener separadas estas energías
pulsionales opuestas.

En resumen, el punto 10 destaca la influencia del complejo de Edipo, la organización genital


débil, la regresión libidinal y la desmezcla de pulsiones en el desarrollo y mantenimiento de
la neurosis obsesiva. Estos conceptos psicoanalíticos proporcionan una comprensión más

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profunda de los procesos subyacentes involucrados en esta forma particular de trastorno
mental.

VI.

El fragmento proporciona una exploración detallada de dos técnicas utilizadas por el yo en


la formación de síntomas en la neurosis obsesiva: "anular lo acontecido" y "aislar".

1. Anular lo acontecido: Esta técnica implica un intento de "hacer desaparecer" no solo


las consecuencias de un suceso traumático, sino el suceso mismo. Se menciona
que esta técnica se encuentra no solo en la neurosis obsesiva, sino también en
prácticas de encantamiento y ceremonias religiosas. En la neurosis obsesiva, se
observa especialmente en los síntomas de dos tiempos, donde el segundo acto
cancela al primero, como si el primero nunca hubiera ocurrido.

2. Aislar: Esta técnica peculiar de la neurosis obsesiva implica una pausa después de
un suceso desagradable o una actividad significativa, durante la cual no se permite
que ocurra nada. Esta conducta revela su conexión con la represión, ya que la
vivencia no se olvida pero se despoja de su afecto, y sus vínculos asociativos se
sofocan o suspenden. El aislamiento motriz está destinado a garantizar la
suspensión de esos nexos en el pensamiento.

Estas técnicas de defensa, impulsadas por la alta tensión de conflicto entre el superyó y el
ello en la neurosis obsesiva, evidencian la lucha constante del yo por controlar sus
pensamientos y evitar la ansiedad. El aislamiento, en particular, se presenta como una
forma de proteger al individuo del contacto no deseado con pensamientos o impulsos que
podrían desencadenar angustia. Sin embargo, estas técnicas también pueden llevar a la
gravitación práctica y la inutilidad en sí mismas, adoptando el carácter de un ceremonial.

VII.

El texto que has proporcionado parece ser un fragmento de un ensayo o artículo que
profundiza en la comprensión de las fobias infantiles y su relación con la teoría
psicoanalítica. Aquí hay un resumen:

El autor comienza discutiendo las zoofobias infantiles y cómo el yo enfrenta una investidura
libidinosa del ello en estos casos. Se pregunta si la defensa del yo en estos casos se debe a
una moción tierna hacia la madre o una agresiva hacia el padre. Se plantea que la agresión
depende esencialmente de la pulsión de destrucción, y la neurosis implica la defensa del yo
contra las exigencias de la libido.

Luego, se mencionan los casos del "Pequeño Hans" y el "Hombre de los Lobos", donde se
discute cómo se forman las fobias en torno a las mociones agresivas y eróticas. Se señala

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que las mociones pulsionales rara vez son puras y que la investidura sádica de objeto
puede considerarse libidinosa. Se aborda también el papel de la angustia de castración y
cómo se manifiesta en la formación de fobias.

El autor continúa comparando las fobias infantiles con las fobias de adultos, destacando que
ambas implican la defensa del yo contra peligros pulsionales. Se mencionan casos de
agorafobia y se discute cómo el yo busca evitar situaciones peligrosas.

Se plantea la idea de que la fobia es una proyección que sustituye un peligro pulsional
interior por un peligro de percepción exterior. Se discute cómo el yo puede protegerse del
peligro exterior mediante la huida y la evitación de percibirlo. Se sugiere que los síntomas
son creados para evitar la situación de peligro señalada por el desarrollo de angustia.

Finalmente, se aborda la neurosis traumática y se plantea que también está relacionada con
la angustia de supervivencia o de muerte. Se discute la necesidad de analizar más
profundamente la relación entre angustia y formación de síntoma en este tipo de neurosis.

En resumen, el texto explora la relación entre las fobias, la defensa del yo y la angustia en
el contexto de la teoría psicoanalítica, abordando tanto casos infantiles como de adultos y
relacionándolos con la formación de síntomas y la defensa psíquica.

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VIII.

El fragmento que proporcionaste parece ser un texto complejo y denso que aborda la
naturaleza y el origen de la angustia desde una perspectiva psicológica y psicoanalítica.
Aquí tienes un resumen del contenido:

El autor comienza reflexionando sobre la dificultad de comprender la esencia de la angustia,


que es un estado afectivo complejo. Propone reunir todo lo que se sabe sobre la angustia
sin buscar una síntesis definitiva.

Luego, describe la angustia como un estado afectivo que implica sensaciones corporales
displacenteras, especialmente en los órganos respiratorios y el corazón. Examina las
acciones de descarga y percepciones asociadas con la angustia.

El autor sugiere que el trauma del nacimiento puede ser el arquetipo de la angustia en los
seres humanos. Sin embargo, reconoce que la angustia puede surgir en situaciones de
peligro sin relación con el nacimiento.

Se discute la función de la angustia como una reacción frente a un peligro percibido. Se


señala que la angustia puede reproducirse cuando se enfrenta a situaciones similares de
peligro.

Se explora cómo la angustia evoluciona a lo largo del desarrollo infantil, desde la pérdida de
la madre hasta la castración simbólica y la angustia moral.

Finalmente, se revisa la relación entre el yo y la angustia, sugiriendo que el yo es el origen


de la angustia y que las represiones y el desarrollo del superyó pueden influir en su
manifestación.

En resumen, el texto analiza en profundidad la naturaleza, el origen y la función de la


angustia desde una perspectiva psicoanalítica, explorando cómo evoluciona a lo largo del
desarrollo humano y su relación con el yo y el superyó.

IV.

Se plantea que la formación de síntomas en la neurosis tiene una estrecha relación con la
angustia, la cual se origina en situaciones de peligro. Estas situaciones de peligro pueden
ser tanto externas como internas, y provocan una reacción de angustia en el individuo. Para
evitar esta angustia, el yo desarrolla síntomas que funcionan como mecanismos de defensa.

Se utilizan ejemplos concretos para ilustrar este concepto. Por ejemplo, se menciona el
caso de un agorafóbico que experimenta un ataque de angustia al ser dejado solo en la
calle. Este individuo desarrolla la agorafobia como un síntoma para evitar enfrentarse a la
situación de peligro que representa salir a la calle solo. De manera similar, se describe
cómo un neurótico obsesivo experimenta una angustia intensa al no poder realizar ciertas
acciones compulsivas, como lavarse las manos. Estos síntomas compulsivos actúan como

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una forma de controlar la angustia asociada con el miedo a la contaminación o a la
suciedad.

Se plantea que la angustia está relacionada con diferentes etapas de la vida y que ciertas
condiciones de angustia pueden disiparse con la maduración. Sin embargo, algunas
situaciones de peligro persisten y se manifiestan de manera exagerada en los neuróticos.
Esto sugiere que la condición de adulto no garantiza una protección completa contra el
retorno de situaciones traumáticas de angustia, lo que contribuye a la persistencia de la
neurosis en algunos individuos.

En resumen, el texto profundiza en la relación entre la formación de síntomas y el desarrollo


de la angustia en la neurosis, destacando cómo los síntomas funcionan como mecanismos
de defensa para evitar la angustia asociada con situaciones de peligro.
El texto aborda la relación entre la formación de síntomas y el desarrollo de la angustia en la
neurosis, destacando cómo los síntomas sirven como estrategias de defensa contra la
angustia generada por situaciones de peligro percibido. La angustia, vista como un
fenómeno fundamental en la neurosis, surge cuando el individuo se enfrenta a amenazas
reales o imaginarias. Para lidiar con esta angustia, el yo desarrolla síntomas que funcionan
como formas de evitar o mitigar el peligro percibido, proporcionando una sensación de
control o alivio temporal.

El texto utiliza ejemplos concretos, como el caso de un agorafóbico que experimenta un


ataque de angustia al ser dejado solo en la calle, para ilustrar cómo los síntomas surgen
como respuesta a situaciones específicas de peligro. En este caso, la agorafobia se
convierte en un síntoma que evita la confrontación con el miedo a los espacios abiertos y
desconocidos. De manera similar, se describe cómo un neurótico obsesivo experimenta
angustia intensa al no poder realizar ciertas acciones compulsivas, como lavarse las manos
repetidamente. Estos rituales compulsivos funcionan como una forma de controlar la
ansiedad asociada con el miedo a la contaminación.

Además, el texto examina cómo la angustia está relacionada con diferentes etapas de la
vida y cómo ciertas condiciones de angustia pueden disiparse con la maduración. Sin
embargo, algunas situaciones de peligro persisten y se manifiestan de manera exagerada
en los neuróticos, lo que sugiere que la condición de adulto no garantiza una protección
completa contra el retorno de situaciones traumáticas de angustia. Esto contribuye a la
persistencia de la neurosis en algunos individuos.

En resumen, el texto profundiza en cómo los síntomas en la neurosis tienen su origen en la


necesidad del yo de enfrentar y controlar la angustia generada por situaciones de peligro.
Estos síntomas sirven como mecanismos de defensa que permiten al individuo lidiar con el
malestar emocional y mantener una sensación de control sobre su entorno y su vida.

XI Adenda

XI-A. Modificación de opiniones anteriores:

XI-A-a. Resistencia y contrainvestidura:

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- La represión no es un proceso único, sino que requiere un gasto energético constante por
parte del yo para mantenerla.

- La resistencia se manifiesta como un esfuerzo continuo del yo para defender la represión,


mientras que la contrainvestidura se refiere al refuerzo de actitudes opuestas a las
pulsiones reprimidas.

- En la neurosis obsesiva, la contrainvestidura se manifiesta como formaciones reactivas


exageradas de rasgos de carácter normales.

- En la histeria, la contrainvestidura puede manifestarse como una vigilancia extrema para


evitar situaciones percibidas como peligrosas.

XI-A-b. Angustia por trasmudación de libido:

- La concepción de la angustia se aleja de la idea de que es simplemente una reacción del


yo al displacer, y se explora su relación con la libido y la situación de peligro.

- Se sugiere una nueva interpretación de la angustia como una señal del yo para movilizar
su evitación frente a situaciones de peligro.

- Se diferencia entre la angustia generada automáticamente en situaciones de peligro


análogas al nacimiento y aquella generada por el yo como una forma de protección ante el
peligro.

XI-A-c. Represión y defensa

El texto trata sobre la relación entre represión y defensa en el contexto del desarrollo de la
neurosis. Freud retoma el concepto de "proceso defensivo" como una expresión general
para todas las técnicas utilizadas por el yo en sus conflictos que pueden llevar a la neurosis,
mientras que la "represión" sigue siendo un método específico dentro de estas defensas.
Freud sugiere que la represión es solo uno de los mecanismos utilizados por el yo para
defenderse de las exigencias pulsionales, y que el concepto más amplio de defensa puede
abarcar todos estos procesos con la misma tendencia.

Se argumenta que la represión no es el único proceso defensivo, ya que se observan


diferencias en cómo opera en la histeria y la neurosis obsesiva. En la histeria, los
contenidos patógenos son olvidados y excluidos de la conciencia, mientras que en la
neurosis obsesiva permanecen conscientes pero son "aislados" de una manera que no se
puede representar. Se sugiere que el proceso en la neurosis obsesiva, bajo la influencia de
una revuelta del yo, conduce a una regresión de las mociones pulsionales a una fase
anterior de la libido, lo que opera en el mismo sentido que la represión pero de manera
diferente.

Freud propone reintroducir el concepto de defensa como un término más amplio que puede
incluir la represión como un caso especial, lo que facilitaría la comprensión de los diversos
procesos defensivos utilizados por el yo. Además, sugiere que una profundización en el

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estudio podría revelar una estrecha relación entre formas particulares de defensa y
trastornos específicos, como la relación entre la represión y la histeria.

XI-B. Complemento sobre la angustia:

La angustia está estrechamente ligada a la expectativa y a la incertidumbre sobre algo.


Cuando la situación de peligro se hace concreta y se identifica un objeto específico, la
angustia tiende a transformarse en miedo, que es una respuesta más definida y orientada
hacia un peligro específico.

La angustia, aunque relacionada con el peligro, también tiene vínculos con la neurosis. La
pregunta que surge es por qué algunas reacciones de angustia se consideran normales
mientras que otras se vuelven neuróticas. Es necesario comprender la diferencia entre la
angustia realista, que surge de un peligro discernido y notorio, y la angustia neurótica, que
surge de un peligro pulsional no reconocido conscientemente.

La angustia neurótica proviene del peligro pulsional, que está relacionado con deseos y
conflictos inconscientes. En contraste, la angustia realista se origina en situaciones de
peligro claramente percibidas en el mundo exterior. Sin embargo, a menudo, los peligros
neuróticos están entrelazados con los peligros reales.

La angustia surge de la anticipación del trauma y de su repetición reducida. Esto significa


que anticipamos el peligro de una situación traumática y reaccionamos con angustia incluso
antes de que ocurra.

"Malcriar" al niño puede aumentar el peligro de pérdida de objeto, lo que a su vez puede
llevar a una permanencia en la infancia, donde el desvalimiento motor y psíquico son
característicos.

El peligro neurótico se relaciona con la defensa del yo contra los peligros pulsionales, pero
esta defensa puede llevar a la neurosis debido a las limitaciones del aparato psíquico para
manejar estos conflictos.

La exigencia pulsional a menudo se convierte en peligro interno porque su satisfacción


puede llevar a peligros externos. Por ejemplo, la satisfacción de un deseo prohibido puede
llevar a consecuencias negativas en el mundo externo.

XI-C. Angustia, dolor y duelo:

La angustia y el dolor se diferencian en su origen y naturaleza. Mientras que el dolor surge


de un estímulo periférico que supera los mecanismos de defensa del cuerpo, la angustia
surge del peligro de pérdida del objeto, que puede ser real o imaginario.

El dolor corporal lleva a una investidura narcisista del lugar lastimado, lo que significa que la
atención y la energía psíquica se centran en el área afectada, similar a la investidura de
añoranza del objeto ausente.

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La sensación de displacer puede manifestarse como dolor o angustia según el nivel de
investidura. Cuando la investidura es alta y la conexión con el objeto es intensa, el displacer
puede experimentarse como dolor físico o angustia emocional.

El duelo surge del reconocimiento de que el objeto ya no está presente en la realidad


externa. El proceso de duelo implica aceptar esta realidad y desasir la ligazón emocional
con el objeto que se ha perdido.

El trabajo del duelo implica desasir la ligazón con el objeto en situaciones donde fue
investido emocionalmente. Esto puede ser un proceso doloroso y difícil, pero es necesario
para adaptarse a la pérdida y seguir adelante con la vida.

apéndice A

se discute el uso de los términos "represión" y "defensa" en la obra de Freud. Inicialmente,


ambos términos fueron utilizados libremente durante el período de Breuer, con "represión"
(«Verdrangung») apareciendo por primera vez en la "Comunicación preliminar" (1893), y
"defensa" («Abivehr») en "Las neuropsicosis de defensa" (1894). En los Estudios sobre la
histeria (1895), Freud parece haber establecido una diferenciación entre ambos términos,
describiendo con "represión" el proceso efectivo y con "defensa" su motivación. Sin
embargo, en algunos escritos iniciales, los dos conceptos se equiparan.

Después del período de Breuer, a partir de 1897, el uso de "defensa" fue disminuyendo,
mientras que "represión" comenzó a predominar. Freud reconoció este cambio
terminológico en sus escritos posteriores. Sin embargo, en ocasiones, la distinción entre los
dos términos no fue clara. En trabajos posteriores, como en los metapsicológicos, se
reconoció la utilidad de "defensa" como un término más amplio que "represión", ya que los
"destinos" de las pulsiones fueron considerados como "modos de defensa" contra ellas.
Aunque pasaron varios años antes de que Freud reconociera explícitamente la
conveniencia de establecer una diferencia clara en el uso de ambos términos.

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