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Entendemos por FÁRMACO (o PRINCIPIO ACTIVO) una sustancia con

composición química exactamente conocida y que es capaz de producir efectos o


cambios sobre una determinada propiedad fisiológica de quien lo consume; un
fármaco puede ser exactamente dosificado y sus efectos (tanto benéficos como
perjudiciales) perfectamente conocidos, luego de utilizar dicho fármaco en un
número de personas lo suficientemente grande. Ejemplos de fármacos son el
acetaminofen, el propranolol y el haloperidol. El término MEDICAMENTO se
refiere a la combinación de uno o más fármacos con otras sustancias
farmacológicamente inactivas llamadas excipientes, que sirven para darle volumen
a la presentación farmacéutica y que facilitan la producción, el transporte, el
almacenamiento, la dispensación y la administración de los fármacos; los
medicamentos se identifican por la denominación común internacional (DCI) o
nombre genérico del fármaco que contienen y mediante un nombre comercial o de
marca que escoge libremente cada fabricante.
Se entiende por DROGA una mezcla bruta de compuestos, de los cuales por lo
menos uno tiene actividad farmacológica pero se desconoce tanto el tipo como la
composición de la mezcla, es decir no se conoce la identidad de otros
componentes ni mucho menos su concentración; la marihuana y el bazuco son
ejemplos de drogas: en la primera se sabe que el  9 tetrahidrocanabinol y en el
segundo la cocaína son los responsables de los efectos adictivos de cada droga.
Sin embargo, cada vez que un farmacodependiente consume cualquiera de éstos
productos, se desconoce la cantidad exacta que ha ingerido de los principios
activos, qué otros principios activos ha consumido y la dosis de cada uno de ellos.
Desde un punto de vista puramente farmacológico y atendiendo a la definición
dada, también se consideran como drogas los extractos de plantas, tinturas o
extractos obtenidos a partir de productos naturales que se usan popularmente con
fines terapéuticos.
Guía completa sobre agujas y jeringas para anestesia dental
16/10/2017 - 09:00

La anestesia es una técnica imprescindible que se utiliza a diario en todas las


clínicas dentales. Las agujas y jeringas de anestesia, son uno de los instrumentos
dentales más empleados en odontología. ¿Por qué? Porque evitan que el paciente
sienta molestias durante el tratamiento dental y permite llevar a cabo
procedimientos que sin ella serían imposibles.

La anestesia tiene como objetivo eliminar la sensibilidad de una zona concreta,


en este caso, la boca. Adormece el diente y las encías para que el tratamiento
dental se lleve a cabo de manera indolora y cómoda. Para ello, la anestesia
puede aplicarse con distintos tipos de instrumental y de distinta forma.

Debido a la gran importancia de estos instrumentos y a la necesidad de


conocerlos a fondo, hoy te traemos un post donde te contamos todo lo que
necesitas saber sobre agujas y jeringas de anestesia y ¡te ayudamos a
elegir las que mejor se adapten a cada situación clínica! Quédate leyendo
porque… ¡Comenzamos!

La anestesia más utilizada en el sector dental:


Hoy en día existen diferentes tipos de anestesia. Optar por un método u
otro depende del tipo de tratamiento dental que requiera cada paciente. En
odontología, la anestesia local es la técnica más utilizada para eliminar la
sensibilidad bucal puesto que se puede aplicar en cualquier tratamiento de la boca
que genere molestias o dolor. Es ideal para intervenciones como: las
endodoncias, los empastes, las extracciones o los implantes. Pero esto no es
todo, aunque no sea lo habitual, el profesional también puede utilizar la anestesia
local para un tratamiento de higiene dental con mucho sarro dental subgingival y
mucha placa.

Distinguimos 2 tipos de anestesia local:

 Con vasoconstrictor: Se añade vasoconstrictor al anestésico local con el


fin de suministrar una anestesia más profunda y una hemostasis en la zona
de tratamiento, lo que es especialmente útil para numerosos
procedimientos odontológicos. Además el vasoconstrictor ayuda a prevenir
reacciones tóxicas de los fármacos anestésicos, disminuir su concentración
plasmática y prolongar su acción. Los vasoconstrictores más comunes que
se utilizan son la adrenalina y felipresina. Se debe tener precauciones con
su uso en pacientes hipertensos, con enfermedad coronaria, hipertiroideos
y por sus efectos metabólicos, en pacientes diabéticos.
 Sin vasoconstrictor: Se utiliza en tratamientos cortos o en pacientes en
los cuales no se puede aplicar vasoconstrictor por sus posibles efectos
adversos.
Tipos anestesia en la clínica dental:
Los tipos de anestesia dental se clasifican en:

 Anestesia tópica: Se aplica en forma de gel o spray. Se caracteriza por ser


un método cómodo y menos molesto. Sin embargo, la duración del efecto
es menor y es sólo superficial.
 Anestesia infiltrativa: Es la técnica anestésica más utilizada en
odontología, también se llama periapical o supraperióstica. Se basa en la
inyección entre la mucosa y el periostio a nivel del ápice de manera que la
anestesia llegue alrededor de las terminaciones nerviosas atravesando el
periostio y la cortical externa del hueso.
 Anestesia trocular: Consiste en la infiltración de un anestésico local en la
proximidad de un tronco nervioso para anestesiar todo su territorio.
También se llama locoregional o por bloqueo nervioso. Existen diversas
técnicas para el maxilar superior e inferior, algunas de ellas son la técnica
de Spix o intrabucal, la técnica cutánea o extrabucal, la técnica de gow-
Gates, la técnica de Carrea, etc.
 Anestesia intrapulpar: Es una técnica que se utiliza en los casos de
pulpitis aguda cuando no se consigue la anestesia con otras técnicas y
consiste en la inyección de anestesia dentro del espacio pulpar. Su
aplicación es dolorosa, se recomienda explicar al paciente.
 Anestesia intraligamentosa: Es una técnica anestésica que se aplica con
una aguja muy fina y es útil para todo tipo de intervenciones menores sobre
dientes unitarios. También se utiliza como técnica complementaria cuando
no se consigue la anestesia completa con otra técnica.
 Anestesia intrapapilar: Se utiliza como técnica complementaria para
obtener una anestesia más profunda o por la existencia de inervación
accesoria.

Técnicas de anestesia:
Una vez que tienes claro el tipo de anestesia que mejor se adapta al pertinente
tratamiento, es hora de tener en cuenta una serie de aspectos:

1. Desinfección.
2. Elección de la aguja.
3. Penetración de la barrera mucosa.
4. Aspiración.
5. Introducción de la aguja.
6. Inyección del anestésico.
7. Volumen de la solución anestésica.
8. Temperatura del anestésico.
9. Velocidad de la inyección.
10. Tiempo de espera.
11. Recomendaciones posteriores.

¿Cómo elegir una jeringa para anestesia dental?


El uso de las jeringas para administrar la anestesia es fundamental en
odontología. Las jeringas de anestesia son el vehículo que transporta el tubo
anestésico y la aguja para efectuar la infiltración anestésica. Actualmente, las más
empleadas en las clínicas dentales son las metálicas reutilizables. Éstas se
componen de 4 partes:

 Cuerpo: es la forma hueca y cilíndrica en cuyo interior se coloca el tubo


anestésico.
 Punta enroscada: se ubica en la parte interior y en ella se inserta la aguja.
Ello permite que se una al extremo del cuerpo de la jeringa de manera
segura y firme.
 Pistón o embolo: tiene un diseño especial que le posibilita engancharse a la
tapa de goma del tubo.
 Zona de sujeción: se encuentra en el otro extremo de la jeringa. Puede ser
en forma de T o de anillo. En este zona se apoyan los dedos y se empuja el
pistón.

Tipos de jeringas de anestesia dental

Jeringas aspirativas metálicas de carga posterior de cartucho:


Ultracalm plus jeringa anestesia - Clarben

Son las más utilizadas en odontología. Las ventajas que presentan es que
su cartucho es visible, la aspiración se puede realizar con una mano. Además,
son esterilizables en autoclave y resistentes a la corrosión. Sin embargo, son
más pesadas que otras y su tamaño es demasiado grande para ciertas personas.

Jeringas aspirativas de plástico de carga posterior, de cartucho:

No presentan un aspecto típico clínico, son muy ligeras, el cartucho es visible y


permite al odontólogo aspirar con una mano. Además, son resistentes a la
corrosión, por lo que presentan una larga duración y son más baratas. La
principal desventaja es que se pueden deteriorar más fácilmente debido a la
esterilización.

Jeringas autoaspirativas metálicas de carga posterior:

Jeringa Aspiject - Ronvig

Este tipo está destinado para una aspiración importante de más del 10-15%.
Como en los modelos anteriores, su cartucho también es visible, son
muy fáciles de aspirar y se pueden esterilizar en autoclave. Además, su
resistencia a la corrosión es de larga duración y contienen el pistón graduado. El
mayor inconveniente es su gran peso que aporta una mayor “inseguridad” al
odontólogo.

Jeringas de presión:

Este tipo de jeringas aporta una buena anestesia en la encía, acompañado de una
ventaja mecánica, lo cual aporta al profesional dental una aplicación muy rápida
y fácil. Los cartuchos están protegidos por la jeringa y el odontólogo puede
dosificar la dosis aplicada. Además, este tipo de jeringas vence la resistencia
tisular.

Jeringas desechables:

Este tipo de jeringas son de un solo uso, muy ligeras, estériles y más
baratas que los tipos anteriores. No aceptan cartuchos, son más difíciles de
manejar, la aspiración es dificultosa y no están indicadas para anestesia dental.
En odontología, son utilizadas ampliamente en irrigación endodóntica. La mejor
opción para anestesia dental, son las jeringas mencionadas anteriormente.

Aspectos a tener en cuenta de las jeringas odontológicas


Una vez aclarados los tipos de jeringas odontológicas más utilizados en el sector
dental, es necesario aclarar una serie de aspectos que es imprescindible tener en
cuenta para acertar en tu elección:

 Es importante que sean duraderas y capaz de soportar repetidos


procesos de esterilización sin deteriorarse.
 Sería ideal que sean capaces de aceptar una amplia gama de cartuchos y
agujas de diferentes fabricantes y, además, permitir su uso repetido.
 Fijarse en si son sencillas de usar con una sola mano y livianas.
 Deben proporcionar una aspiración eficaz y estar diseñadas de tal forma
que se pueda observar fácilmente la sangre del cartucho.

Definitivamente, las jeringas más recomendadas para la práctica odontológica son


las jeringas aspirativas porque, como ya hemos visto, la aspiración se realiza
con una mano reduciendo así el esfuerzo y mejorando la manipulación. Además,
en cuanto a la aspiración, se recomienda realizarla antes de inyectar el anestésico
a aspirar y repetirla cada 0,25-0,50 ml.

¿Con qué aguja me quedo?


Una vez que te hemos contado todo lo necesario sobre las jeringas dentales, le
toca el turno a las agujas para anestesia. Se introdujeron en el mercado en el
año 1853. Desde entonces, se han hecho fuertes, finas, estériles, flexibles e
indicadas para un solo uso por intervención y paciente. Además, vienen
en envases de plástico estériles y se reduce así el riesgo de infección cruzada.

Las agujas odontológicas son los instrumentos encargados de llevar el


anestésico del cartucho al tejido. Actualmente, los materiales de las agujas que
más se utilizan son las aleaciones de metales básicos como el cromo, níquel o
cobalto que son resistentes a la corrosión y al calor. En cuanto a las partes en que
se divide una aguja, se distinguen las siguientes:

 Bisel: ayuda a la penetración al estar angulado y disminuye la intensidad del


dolor. Puede ser largo, medio o corto. El diámetro interno más común suele
ser de 0.2mm y el externo es 0.4mm.
 Eje: se refiere al largo de la aguja. Comienza en el bisel y termina en la parte
que penetra al cartucho.
 Conector: es donde se ajusta la aguja. Puede ser de metal o de plástico.
 Adaptador de la jeringa: se trata de la parte final del conector y es roscado.
 Calibre: es el diámetro interno del lumen de la aguja. Es importante para la
aspiración y para la cantidad de anestésico a infiltrar.

Tipos de agujas dentales

En cuanto a los tipos de agujas para anestesia, se distinguen diferentes tipos en


base al calibre y a la longitud. El calibre se expresa en mm con la letra G.
Van desde los calibres de 25G a los de 30G. Los más comunes son las de 25G,
27G y 30G.

Cuanto menor es el calibre de la aguja, mayor flexión se aporta y, por lo tanto,


proporciona una aspiración mucho menor al odontólogo. Por el contrario,
a mayor calibre, mayor precisión aportará disminuyendo así las posibilidades de
rotura. Además, al ser más fina la aguja, más lenta será la aspiración.

Por otro lado, la longitud de las agujas también sirve para diferenciar unas de
otras. Pueden ser desde cortas (10 mm) hasta largas (32 mm).

Tips para el cuidado y manipulación de las agujas para anestesia

Ahora que ya tienes claros todos los tipos de agujas para anestesia que existen,
¡te develamos una serie de consejos sobre su cuidado y manipulación!
 Las agujas no se deben usar en más de un paciente.
 Se deben cambiar después de varias penetraciones tisulares.
 Es importante que se transporten con su funda protectora.
 Para evitar accidentes, nunca debe perderse de vista la punta de la aguja.
 Es importante no forzar una aguja contra una resistencia.
 Deben depositarse en contenedores de punzantes.
 A la hora de introducir la aguja en los contenedores específicos, debe ir
cubierta o, si hay más de una, es necesario almacenarlas en algún
envase que permita transportarlas sin riesgo.
Los accidentes más comunes con las agujas dentales

No podíamos terminar este post sin mencionar algunos de los accidentes más
usuales que se producen con las agujas dentales:

 Rotura de la aguja por inserción inadecuada y movimientos bruscos del


paciente.
 Punto más fácil la unión plástico-aguja.
 Posible defecto de fabricación.
 Longitud de la caña para identificar el fragmento roto.
 Anestesia del nervio dentario inferior.
 Pinchazo accidental del paciente.
 Pinchazo accidental del profesional, al reencapuchar la aguja. Es el más
frecuente. Se recomienda no encapuchar en el aire.

¡Ver las agujas!

Hasta aquí el post de hoy sobre las agujas y jeringas para anestesia. Como has
podido ver es un tema arduo en el que es necesario tener en cuenta bastantes
factores y, sobre todo, la situación clínica, antes de elegir unas u otras. Esperamos
haber resuelto todas tus dudas y, si te surge alguna otra, ¡no dudes en
escribirnos! Te ayudaremos encantados.

HISTORIA DE LA ANESTESIOLOGIAEl descubrimiento de la anestesia ha sido uno de


los mayores avances de la Medicina moderna. Gracias a su uso han mejorado de manera
considerable todos los tratamientos quirúrgicos. Exploraciones invasivas, como una simple
colonoscopia, se realizan sin que el paciente sienta incomodidad
alguna.

¿Cuál es la historia de la
anestesia?
Desde las antiguas civilizaciones, el control del dolor y de la
consciencia ha sido uno de los principales objetivos de la
medicina. Tratar quirúrgicamente tumores, extracciones dentales, amputaciones y cualquier
otro tratamiento quirúrgico sin causar dolor ha sido el objetivo de todo buen cirujano.
En los principios de la historia de la anestesia se utilizaban drogas o substancias que
provocaban la pérdida de la consciencia. De esta manera el cirujano procedía a realizar la
intervención con menor dificultad. Pero no todo era perfecto, porque el nivel de consciencia no
se podía controlar. Así, el dolor en muchas ocasiones despertaba al desesperado paciente. Es
la época de los druidas, magos y curanderos, que preparaban sus brebajes utilizando plantas
medicinales para combatir las enfermedades.
Tanto egipcios como árabes, dos culturas avanzadas a su época y con excelentes médicos
entre sus personajes más ilustres, experimentaron con mezclas de brebajes realizados con
plantas medicinales, pomadas y bebidas alcohólicas. Con estas pócimas intentaban mitigar el
dolor de las intervenciones y disminuir la consciencia del intervenido.

Las plantas medicinales se han utiizado para el control de la consciencia

El control de un estado de anestesia general para mitigar el dolor durante las intervenciones
médicas lo podemos localizar en diferentes escritos médicos de antiguas civilizaciones. Pero
no es hasta mediados del siglo XIX cuando se consolidan los progresos sobre esta materia
médica gracias a la casualidad y a un dentista.
El siglo XIX, crucial para los avances médicos
No fue hasta el día 16 de octubre de 1846 cuando el dentista William Morton, colega del Dr.
Wells, dentista también, congrega a los más apreciados médicos de la ciudad de Boston para
realizar una intervención a un joven, bajo los efectos de la anestesia. La presentación fue todo
un éxito: se pudo intervenir al joven de un tumor en el cuello sin que éste presentara el mínimo
dolor.
Es por ello que el 16 de octubre ha sido elegido para la celebración del Día Mundial de la
Anestesia. Así pues os invitamos a conocer un poco más sobre la historia de la anestesia,
esta fascinante especialidad de la Medicina sin la que hubiera sido imposible realizar ni los
avances médicos ni las técnicas quirúrgicas que hoy día se practican asiduamente en todos
los centros hospitalarios.
Como cualquier otra rama de la Medicina, la anestesiología está en constante evolución.
Destacamos entre los más importantes avances los nuevos fármacos anestésicos,
la sedación consciente, la intubación endotraqueal y, ante todo, la monitorización avanzada
que permite controlar todos los parámetros vitales del paciente.
El charlatán sacamuelas de Theodoor Rombouts. Las extracciones dentales sin anestesia eran bastante
dolorosas

Empecemos por el principio: ¿qué es y qué


significa anestesia?
La palabra anestesia se define como la pérdida temporal de las sensaciones de tacto y dolor
producida por un medicamento. Es una palabra que procede del latín anaesthesia, y ésta a
su vez del griego ἀναισθησία, anaisthēsía (insensibilidad).
Existe un dicho que resume de manera muy gráfica el contenido de la palabra anestesia: “El
que duerme no siente dolor de muelas”.

¿Cuál fue la primera anestesia?


Para explicar cuál fue la primera anestesia documentada nos tenemos que trasladar a Asia,
concretamente en China, a caballo entre el siglo II y III de nuestra era, en el período de la
China de Los Tres Reinos.
Nuestro personaje es el famoso médico Hua Tuo. En el Libro de Han Posterior queda
documentado como Tuo practica una cirugía mediante el uso de la anestesia. El afortunado
parece ser que fue el general Kuan Yu, herido por una flecha envenenada durante algún tipo
de práctica bélica.
El general Kuan Yu es atendido por el médico Hua Tou bajo el efecto de la anestesia

Por lo tanto, Tuo utilizó ya un tipo de anestesia unos 1600 años antes de que en Europa
comenzásemos a plantearnos su uso.
Y, ¿qué tipo de anestesia utilizó Tuo? ¿de qué estaba compuesta? El rudo general Kuan Yu
tomó un brebaje compuesto por una mezcla de vino con cannabis hervido. Probablemente
entramos en el campo de la leyenda y el mito, pero parece ser que la bebida administrada
permitió al general seguir jugando al ajedrez, sin mostrar ningún tipo de dolor, mientras el
médico Hua Tuo le practicaba la cirugía y los asistentes a la intervención se desmayaban.

Paracelso y la primera vivencia con la


anestesia en Europa
Estamos en el año 1525. Europa bulle de renacentismo. Es una época de grandes avances
médicos y científicos, nuevas maneras de ver la vida que rompen con la visión medieval del
mundo. Seguramente a todos nos suenan nombres como Leonardo da Vinci, Galileo Galilei y
Miguel Servet, personajes ilustres que cambiaron el pensamiento de la civilización del
momento.
En la medicina del Renacimiento destacan dos personajes: Paracelso, el
gran alquimista que cuestionó la teoría médica de aquella época y Vesalio, renovador del
conocimiento anatómico y de toda la medicina a partir de ese momento.

Leonardo da Vinci ayudó a cambiar la visión medieval del mundo

¿Quién fue Paracelso?


Theophrastus Phillippus Aureolus Bombastus von Hohenheim, más conocido
como Paracelso, escogió él mismo su apodo por la admiración que tenía por un médico
romano del siglo I d.C., Celso.
Nacido en Zurich en 1493, destacó como alquimista, médico y astrólogo. Ha sido conocido
como el «padre de la toxicología» por ser un estudioso de las mezclas y cantidades que se
debían administrar de las diferentes drogas para obtener la concentración ideal con la que
tratar la enfermedad.
Sobre el año 1525, Paracelso descubre las propiedades analgésicas del éter dietílico. Fue un
primer paso para mitigar el dolor y controlar la consciencia, pero tuvieron que pasar tres siglos
más para que el éter se utilizara como anestésico.
“Todas las cosas son veneno y nada es veneno, solamente la dosis permite que algo no
sea venenoso”-Paracelso.

¿Quién y cuándo se inventó la anestesia?


La llegada del gas de la risa y el dentista Horace Wells fueron la semilla para la invención
de la anestesia. Sobre mediados del siglo XIX eran frecuentes en Norteamérica las ferias
donde personajes charlatanes eran capaces de embelesar a los espectadores con sus
triquiñuelas. Se presentaban inventos, medicinas extraordinarias y falsas medicinas capaces
de resolver cualquier dolencia.

Durante el siglo XIX era frecuente el uso del gas de la risa como diversión

Horace Wells, el visionario


En una de estas exhibiciones, en Boston, Horace Wells advirtió un hecho curioso cuando un
hombre inhalaba óxido nitroso, el gas de la risa. Durante la actuación el hombre se golpeó
fuertemente la espinilla con uno de los bancos para los espectadores y, de manera
asombrosa, al desaparecer los efectos del gas, el hombre no sintió ningún tipo de dolor en
su pierna.
Horace Wells era dentista y todos imaginamos el dolor que puede causar la extracción de un
diente sin ningún tipo de anestesia. Viendo esta representación, al dentista americano se le
ocurrió la idea de administrar a sus sufridos pacientes óxido nitroso antes de realizar
una intervención dental.
Horace Wells creyó controlar el óxido nitroso para lograr una profunda anestesia y así tratar a sus pacientes
sin dolor

Horace Wells tenía la intuición de que si a sus pacientes le administraba el óxido nitroso en la
concentración adecuada conseguiría realizar tratamientos totalmente indoloros. Así que no se
lo pensó dos veces y, bajo la influencia del gas, hizo que su colega de profesión, John Riggs,
le extrajera un diente. El resultado fue una extracción dental sin dolor. Creía tener el
secreto, la pócima mágica durante tantos siglos perseguida, que haría que sus intranquilos
pacientes no sufrieran el dolor de sus tratamientos dentales y que perdiesen el miedo al
dentista.
El Dr. Wells estaba decidido a explicar a la comunidad científica su descubrimiento. Así
programó una presentación ante los más ilustres científicos de Boston. La expectación
generada por la presentación del descubrimiento de Horace Wells era espectacular. Toda la
sociedad científica de Estados Unidos quería asistir a la exposición del dentista y éste los
reunió en 1845. Pero fue un auténtico fracaso, probablemente porque el paciente escogido
estaba obeso y, además, alcohólico, con lo que el efecto del gas no fue el esperado.
Tras esa presentación la vida de Wells fue un auténtico calvario. Abandonó la práctica de la
odontología haciéndose adicto al cloroformo. Acabó sus días en la cárcel y murió tras cortarse
él mismo una arteria de la pierna bajo los efectos del cloroformo.

Thomas Norton y la anestesia moderna


Tras el fiasco de Wells, otro joven dentista, Thomas Norton, conocedor de los experimentos
de su colega, comenzó a realizar pruebas con otro gas. Se trataba del éter, aquel gas del que
en su día Paracelso había descrito sus propiedades analgésicas.
La presentación se realizó el 16 de octubre de 1846 en Massachusetts y consistió en la
extirpación de un tumor en el cuello de un joven de Boston bajo los efectos del éter. Fue todo
un éxito. Éste es el momento crucial en el que empezaba a andar la moderna especialidad de
la anestesia. Es por tanto el joven Thomas Norton quien es considerado el descubridor de
la anestesia.

Morton presentando ante la comunidad científica sus progresos con la anestesia

A partir de este momento, el éter se convirtió en un elemento casi necesario para la


realización de cualquier tipo de intervención quirúrgica. Todos los cirujanos comenzaron a
realizar las intervenciones con los pacientes anestesiados con éter.

Y el cloroformo, ¿cuándo se utiliza por primera


vez?
Si preguntamos aleatoriamente que nos digan el nombre de un anestésico, indudablemente, el
cloroformo será uno de los anestésicos más nombrados. Realmente a todos nos suena su
nombre y aquí os vamos a explicar un poco más sobre su historia de este gas.
¿Cuándo fue descubierto el cloroformo?
Durante la primera mitad del siglo XIX son habituales los experimentos químicos en los que se
mezclaban distintas sustancias. Gracias a estos experimentos de laboratorio en 1831 fue
descubierto el cloroformo. El proceso de destilación del alcohol y una mezcla de cloruro de
calcio da lugar al descubrimiento del cloroformo por Samuel Guthrie, Eugène Soubeiran y
Justus von Liebig.
¿Quién usó por primera vez el cloroformo como
anestésico?
Nos situamos en Edimburgo (Escocia), en el año 1847. Un año antes se habían establecido
los primeros inicios de la anestesia, mediante el uso del óxido nitroso y el éter, con los
dentistas Wells y Morton, respectivamente. Los efectos desagradables que producía el éter
hicieron que el obstetra escocés James Young Simpson comenzase a experimentar con
cloroformo en el año 1847.
El 8 de noviembre de 1847, el Dr. Simpson realiza por primera vez en el Hospital de
Edimburgo una intervención quirúrgica bajo los efectos anestésicos del cloroformo. A partir
del momento en que se demostró que la inhalación de cloroformo permitía controlar mejor
que el éter el estado de consciencia y el dolor, Simpson supo que había encontrado un
anestésico eficaz.

En el Hospital de Edimburgo se realizó la primera anestesia con cloroformo en 1847

El cloroformo era fácil de usar en los pacientes, pero en casos de sobredosis era mucho más
peligroso que el éter. Su uso se extendió rápidamente entre los cirujanos, pero pronto pasó a
un segundo plano debido al elevado porcentaje de muertes provocadas durante la anestesia
por inhalación de cloroformo. Se debía mejorar el anestésico para poder conseguir una
anestesia eficaz y ante todo segura para el paciente.

La búsqueda del anestésico ideal siguió durante la segunda mitad del siglo XIX hasta nuestros
días. Como curiosidad comentaros que una droga archiconocida como la cocaína se utilizó
como anestésico local en 1884 para practicar cirugías oculares.

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