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EXPOSICIÓN DEL SEÑOR DANIEL MARX

(Versión taquigráfica no corregida por el expositor)

Me voy a referir a las agencias calificadoras. Es común que casi todos los países se quejen de la
percepción que tienen las agencias calificadoras de sus propios méritos. Es también
crecientemente común que las máximas autoridades de distintas instituciones de gobierno
dediquen tiempo a estas agencias calificadoras, precisamente porque su acción es relevante con
relación a la percepción de los mercados. Esa percepción no es neutra porque muchos operadores,
tanto en los mercados financieros como en los mercados de las empresas o de aquellos que están
decidiendo inversiones toman serias consideraciones sobre los resultados difundidos de las
comunicaciones de las agencias calificadoras. Muchas veces las agencias comunicadoras también
nos previenen respecto del uso demasiado difundido de sus propias opiniones. Realmente,
nosotros creemos que tenemos que seguir dedicándonos a ellos como nos dedicamos a todos los
operadores para difundir la situación propia.

Hoy quisiera hacer mención de algunos de los temas que nosotros vemos como relevantes y que
se refieren a aspectos específicos de la Argentina y a cómo podemos mejorarlos en el curso de
acción previsto.

Ubicamos aquí las calificaciones de los países, si se quiere, comparables y relevantes del área
latinoamericana. Hemos escuchado que la tendencia general es a mejorar. Pero en los últimos
años la Argentina no ha mejorado quizás su posición relativa frente a estos pares.

Si miramos otras áreas en el mundo, notamos que las calificaciones en esos continentes son más
variables que las nuestras. Aquí seleccionamos a Hungría, Polonia y Corea como algunos de los
ejemplos. Los casos no son exactamente asimilables por continentes. Hay cuestiones que sí
podemos comparar. Vamos a ver que algunas son comunes y otras no tanto. También hay
cuestiones que hacen a distintos ambientes de análisis según el área geográfica de que se trate.

Dividimos la exposición para referirnos en primer lugar a los aspectos cuantitativos. Después
quisiera referirme a aspectos de comunicación específicos internos y externos y, por último, a
algunos aspectos cualitativos. De alguna manera, casi todos ya fueron cubiertos, pero quiero
añadir algunos elementos de nuestra visión particular.

Para empezar, seleccionamos los indicadores de deuda pública con relación al producto. En la
parte de arriba de las diapositivas vamos a hacer referencia a los países del área latinoamericana
y en la parte de abajo a los países que elegimos como comparables fuera del área
latinoamericana. En todos ellos notamos una dispersión. La Argentina no está en una situación
muy distinta de la de muchos de los casos que aquí se analizan. Creemos que la conclusión más
relevante no es tanto el estadio en el que se encuentra sino la tendencia. Este es un punto que
señalamos como preocupante en algún caso reciente de nuestro país. Tenemos que recordar que
debemos actuar sobre los dos elementos. El numerador es la deuda pública y el denominador el
producto. Esta relación se puede bajar con la combinación de los dos, incluyendo en este término
el crecimiento del producto.

Los resultados fiscales con relación al producto no muestran a la Argentina con un desequilibrio

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sumamente importante. Sí creemos que se está llegando a términos razonables. Todos los países,
incluyendo el nuestro, tienen que hacer mejoras con respecto a los valores históricos. Muchos
de los países que son investment grade en la década del 90 tienen superávit. No es así en nuestro
caso. Teníamos una tendencia al deterioro, y esto es parte de la estrategia de reversión y mejora
en este indicador.

En las exposiciones anteriores ha sido mencionada muchas veces la deuda externa total, pública
y privada, como la definen las agencias calificadoras, con relación a las exportaciones. Este es
un indicador muy difundido. Aquí tenemos algunos puntos para destacar. Las exportaciones en
general son privadas y la deuda externa es pública y privada. Hay temas relevantes en nuestro
caso sobre qué significa deuda externa. En la Argentina -lo explicamos varias veces afuera pero
no lo voy a hacer acá- la deuda externa no es necesariamente lo que se entiende como deuda
externa en casi todas las calificaciones internacionales. Deuda en moneda extranjera es algo
distinto a deuda externa.

En la Argentina, como en casi todos los países, nos enfrentamos a una definición usada en el
pasado, que sigue siendo utilizada hoy. Aquí hay un tema de forma y también uno de fondo. Tal
como ha sido mencionado, la Argentina no tiene un grado relevante de apertura. Si se la compara
con México, tendría que estar exportando por año entre 75 y 80 mil millones, pero todos sabemos
que se está en el orden de los 26 a 29 mil, según el año de que se trate.

El saldo de cuenta corriente con relación al producto es el último indicador, al que ya se hizo
referencia. Creemos que es el indicador más tradicional y hoy el menos usado. Su relevancia es,
quizás, cada vez más cuestionada. Ustedes ven que hay países como Hungría y Polonia, que son
investment grade. Chile tiene volatilidad en el saldo de cuenta corriente con relación al producto.
Esto hay que mirarlo pero no es donde necesariamente nos tenemos que concentrar. Muchas
veces, generalmente, es el resultado de distintas acciones. Para entrar directamente en detalles,
voy a empezar con aspectos de comunicación, separando algunos aspectos relevantes
cualitativos, para terminar con un resumen general.

Primero hemos escuchado la historia. Hay países investment grade que tienen historia similar a
la Argentina. Este slide que se proyecta no tiene un error en su contenido. Pero debemos recordar
que estamos en un mundo muy comunicado. Parece que algunos en la Argentina entendemos que
podemos comunicar una cosa internamente y otra distinta afuera. La verdad es que la menor
palabra que se diga aquí o allá aparece en las pantallas o servicios de noticia instantáneamente.
No podemos diferenciar nuestro discurso interno pensando que es distinto al externo.

Tenemos en estos momentos un desequilibrio, que puede ser medido de cualquier manera, ya sea
porque el ingreso total del sector público es menor al gasto total del sector público, o porque la
Argentina en su conjunto está dependiendo del ahorro externo. Este desequilibrio se corrige con
alguna combinación de cuatro medidas, y no más que eso, esto es: aumentar los ingresos, bajar
los gastos, vender activos o aumentar la deuda. No podemos decir que no vamos a honrar
nuestras obligaciones en el momento en que hacemos ejercicio cotidianos de refinanciar lo que
está cayendo y, además, financiar nuestro desequilibrio. Esto es desconocer el Estado de
Derecho. Y desconocemos nuestra realidad si pensamos que hay países que tienen necesidad de
replantear su deuda externa pero tienen un ingreso per cápita que es un quinceavo del ingreso
argentino. Es desconocer que la mayor deuda se está acumulando con los futuros jubilados de

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este país. Con ellos tenemos nuestras obligaciones. Por eso creemos acá que comunicar bien y
ser respetuosos de esta situación significa que podemos seguir invirtiendo, que podemos generar
más ahorro local y podemos, precisamente, lograr un impacto positivo sobre nuestras personas
y compañías dentro del país.

En relación con la estrategia de deuda, precisamente porque hay volatilidad y porque la Argentina
tiene un régimen cambiario determinado -está en la ley a pesar de algún comentario anterior-
existe un límite al endeudamiento de corto plazo. Esto es algo en lo que el país ha innovado.
Nuestro plazo promedio de deuda pública supera los siete años. Esto se compara favorablemente
con la mayoría de los países relevantes.

Además, hablamos de deuda externa. La posición internacional de la Argentina en términos de


renta fija refleja la apertura que tiene el país en sus mercados de capitales. Si vemos incluso
nuestras estadísticas de la balanza de pagos, podemos advertir que los activos financieros de renta
fija de los residentes, individuos y empresas, sumados a los de los bancos, superan a los pasivos
que ellos tienen. Estos pasivos de renta fija de las compañías, en su gran mayoría -alrededor del
75%- se explican en el hecho de que se trata de compañías cuyo manejo está vinculado, si no
directamente, fuera del país.

El régimen cambiario local responde a nuestra historia, a nuestros usos y costumbres, como
ustedes saben. Hemos escuchado bastante al respecto en el día de hoy. Es compatible, vemos
nosotros, con las tendencias internacionales, con los cambios tecnológicos y la menor cantidad
de estándares que hay, porque hay estándares compartidos, lo cual es compatible con la libre
elección de monedas, a lo cual estamos acostumbrados, y de los cuales obtenemos el “señoraje”.
Esto debería beneficiarnos con una menor volatilidad y costo de capital y debería ser compatible
con mayor flexibilidad.

De la lectura de nuestros indicadores quiero resaltar algo. Todos hablamos con gente de aquí y
de afuera de que deuda de moneda extranjera no es equivalente a deuda externa. Nosotros
tenemos los indicadores en los que necesariamente debemos trabajar por el denominador, que
es aumentar las exportaciones. Pero tenemos que seguir teniendo en cuenta que hay deuda interna
creciente, y está bien denominada en moneda extranjera. Hay muchos países que tienen variadas
definiciones de deuda neta. Muchos de los indicadores que se ven en otros lados responden a
situaciones en las que a la deuda pública se le disminuyen las reservas que tiene el Banco Central
de esos países. Nosotros creemos que no debemos jugar con las estadísticas. La deuda neta que
vamos a ir publicando es deuda contemplando todos los activos y pasivos, incluyendo la base
monetaria. Esto, en el caso de la Argentina, también tiene un grado alto de inclusión de pasivos
contingentes.

Además, se ha hecho una reforma estructural aquí, que es especialmente la reforma en el régimen
de jubilaciones y pensiones, que explicita pasivos de manera importante con el sector que se va
a jubilar porque estos están en cuentas individuales mientras que en muchos otros países esto no
está contemplado en sus propias estadísticas. Nosotros creemos que todo esto tiene valor y debe
ser incorporado, y estamos incorporándolo en nuestras estadísticas, llevándolo a la discusión,
empezando con los países vecinos a través de los mecanismos de convergencia macroeconómica.

Déjenme tocar brevemente ahora los temas cualitativos. Creo que no sólo hay centrarse en los

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indicadores de números sino que los números reflejan una estrategia y hacia dónde queremos ir.
Debemos tener una visión precisamente basada en algunos principios que en el caso de la
Argentina, de todos los países, de las empresas privadas, corresponde y empieza con el capital
humano.

Podemos ver que la Argentina tiene un capital humano. Advierto que algunos hemos perdido
el objetivo que teníamos antes, que es seguir procurando la excelencia, ampliar el acceso de los
seres humanos vía los méritos, atender las necesidades de aquellos que están con nosotros y
propender fundamentalmente a la integración social. Una tendencia que llama la atención en
muchas de las agencias calificadoras es una fragmentación que no existía antes. La Argentina se
veía como una sociedad muy integradora, pero ahora se ve como una sociedad en donde no está
tan clara la corriente integradora. Quizá por el mal humor al que se refería Baglini, puede que
haya voces discordantes, o lo que sea, y se entra en un mecanismo en el que se sospecha primero
de nuestros vecinos. Además, hay una tendencia a diferenciarse entre aquellos a los que les va
muy bien y aquellos a los que les va muy mal. Esto no es posible sostenerlo a través de un
mecanismo en el que precisamente el esfuerzo por el investment grade es compartido y es
integrador de la sociedad.

Dijimos que era necesario expandir mercados porque hay mejora de eficiencia, hay creación de
valor a escala ampliada, bases para la innovación, con lo cual disminuye nuestra vulnerabilidad.
Por eso debemos recordar que el mejor mecanismo que se ha encontrado -lo vimos en Chile,
Polonia y México- para fomentar las exportaciones es continuar con la apertura. Todos los otros
mecanismos se han demostrado que son de muy corto plazo y, quizá, contraproducentes para el
gran crecimiento de estas exportaciones.

Esto significa para nosotros un desafío estratégico y regional porque Chile hizo una apertura
unilateral global; México tiene un vecino; Hungría y Polonia tienen otros vecinos, y la geografía
no puede ser cambiada. Por eso para nosotros resulta relevante el Mercosur y también su
ampliación, incluyendo a países como Chile, para que el promedio mejore y todos entremos en
un mejor vecindario. Como todos sabemos, el valor de la propiedad depende de la propiedad y
del vecindario. Y nuestro vecindario tiene que generar instituciones, como lo han hecho otros
países. Polonia tiene una historia de default relevante, pero tomó no sólo el comercio sino
también las instituciones de la Comunidad Económica Europea.

Nosotros no estamos dentro de la Comunidad y por eso tenemos el desafío de fundar las
instituciones en un contexto más ampliado. Las instituciones nos llevan a la estabilidad de reglas,
predictibilidad y confiabilidad adaptables a las circunstancias, pero deben ser compatibles con
el ámbito geográfico, comercial y humano en el que nos vamos desarrollando. Esto es, siguiendo
la eficacia.

Tampoco podemos tener una división profunda entre el sector público y el sector privado porque
el sector público está proveyendo infraestructura legal e infraestructura física para el desarrollo
de las actividades del sector privado. Los méritos necesarios para todo esto son méritos que se
tienen que exigir, y uno es quién nos llevará a mejores resultados en el otro.

Para terminar, debo decir que tenemos las bases de solvencia fiscal y flexibilidad. Con el capital
humano buscamos la excelencia que nos posicione para expandir mercados, y esto genera mayor

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eficiencia, precisamente por las economías de escala y los otros términos que habíamos
mencionado. Esta expansión nos lleva a instituciones más estables, que nos llevarán a fortelecer
la organización. Ese es el círculo virtuoso en el cual disminuye el riesgo y aumenta el
crecimiento. Así es como podemos mejorar la calidad de vida de todos nosotros, aumentar
nuestros ingresos y, precisamente, pasar al grado de inversión. (Aplausos.)

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