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· Se produjeron en todos los países una redistribución de ingresos que acentuó las desigualdades y

exacerbó los enfrentamientos entre las clases.

En principio, la deflación favoreció a los poseedores de rentas fijas y a los propietarios.

Las clases medias vivieron en general un proceso de empobrecimiento: muchos dejaron de ser
productores independientes y se convirtieron en asalariados. Los empleados jerárquicos en su
mayoría vieron deteriorados sus ingresos, pasando a compartir la suerte de las clases bajas.

Por su parte, los trabajadores fueron los que la pasaron peor: la depresión los golpeó tanto
material como políticamente. Es que la crisis creó una nueva clase de proletarios de rango inferior:
la de los desocupados. Perjudicada por la baja de los salarios nominales, pero sobre todo, quebrada
por el desempleo, la clase obrera se encontró en una posición claramente desventajosa frente a la
patronal.

Un párrafo aparte merece la situación del campesinado, que en todas partes se vio afectado no
sólo por la drástica caída de los precios sino también por el deterioro de los términos del
intercambio con los productos industriales. En algunos países los agricultores se refugiaron en la
producción de subsistencia; en otros, la quema de cosechas y las migraciones internas en búsqueda
de mejores oportunidades fueron los recursos utilizados para enfrentar las consecuencias de una
coyuntura económica que los castigaba con saña, y no les dejaba mayores opciones.

CAPITULO 14

LA CRISIS DE 1970 Y LA INESTABILIDAD DE LOS AÑOS 80

14.1 LA CRISIS DEL PETRÓLEO.

Esta aparición repentina de una desaceleración en el ritmo de crecimiento se ha vinculado con


circunstancias exteriores, como el aumento del precio del petróleo y, en general, de las materias
primas.

Una parte de los dólares recibidos provenientes de la venta de petróleo (petrodólares) se


reciclaron hacia los bancos europeos y norteamericanos produciendo un gran incremento de la
liquidez. Fue uno de los factores decisivos en el endeudamiento externo experimentado por los
países subdesarrollados.

La situación de la moneda norteamericana se fue deteriorando a lo largo de la década de 1960


como consecuencia del déficit sistemático de la balanza de pagos norteamericana y la continua
salida de capitales hacia el exterior bajo la forma de gastos militares y de inversiones de las
empresas.
La liquidez quedaría determinada por las condiciones financieras internacionales, lo que significa
que en adelante los mercados financieros serían los proveedores de la oferta monetaria
internacional.

Ante los problemas que se estaba produciendo, los gobiernos se abocaron a prevenir las
dificultades provenientes de la disminución del comercio internacional (afectado por el incremento
del precio del petróleo) con políticas de corte keynesiano basadas en la expansión monetaria y la
ampliación del crédito. Además, el incremento de los gastos estatales provenientes de la necesidad
de dar cobertura social a un número creciente de desocupados, contribuyó a incrementar los
déficit presupuestarios nacionales.

Estas decisiones contribuyeron de manera decisiva a un incremento sostenido de los precios.

La crisis está caracterizada por el estancamiento productivo, la persistencia de la inflación y la


irrupción con gran fuerza de la desocupación.

En cuanto al desempleo, éste alcanzó niveles preocupantes.

Cuando a fines de la década se produjo el estallido de una segunda "crisis del petróleo", originada
por las consecuencias de la guerra entre Irán e Irak, los gobiernos se encontraron frente a un
agravamiento de los problemas. Ante la nueva realidad, se produjo una modificación en las
orientaciones de la política económica, dando prioridad al problema de la inflación y al tratamiento
de los desequilibrios exteriores, y dejando en segundo plano los objetivos del crecimiento y el
pleno empleo. Las políticas de control de precios e ingresos fueron el paso intermedio que llevó a
los controles monetarios. el economista Friedman, reemplazó a Keynes. contribuyó a crear el
escenario donde se inició la destrucción del consenso alrededor del cual se había conformado la
economía mixta.

14.2 EL PROCESO DE ENDEUDAMIENTO EXTERNO.

La existencia de una situación de liquidez en el mercado financiero, potenciada por la cuantía de los
petrodólares, condujo a que en la segunda mitad de la década de 1970 se produjera un enorme
incremento de los préstamos internacionales. El acceso al crédito externo sirvió para impulsar el
crecimiento de un grupo significativo de países, aunque en otros, los resultados fueron muy
pobres.

Las condiciones que favorecieron la expansión del crédito internacional cambiaron al comenzar la
década de 1980. La deuda se había contraído con tasas de interés variables y un dólar depreciado;
ambos elementos se modificaron súbitamente.

A estas circunstancias desfavorables se agregaron otras, como la recesión económica internacional,


que limitó las posibilidades de exportación de los países endeudados, y la caída de los precios de
las materias primas (por supuesto, con la excepción del petróleo).

Además existía otro problema serio: la deuda estaba concentrada en un pequeño número de
grandes bancos.

La dinámica abierta por el estallido de la crisis tuvo varias consecuencias de importancia:


1) se frenó la concesión de nuevos préstamos internacionales a los países endeudados;

2) a partir de 1985 se implementó el llamado Plan Baker que además de reprogramar los pagos de
la deuda planteaba la posibilidad de conceder nuevos préstamos a los países que cumplieran las
condiciones de ajuste monetario pactada con el FMI;

3) ante el escaso éxito de esta iniciativa, a fines de la década, se propuso un nuevo planteamiento
del problema, que si bien mantenía los otros criterios incorporaba la idea de que los países
endeudados que hubieran logrado un cierto equilibrio macroeconómico pudieran acceder a los
mercados internacionales de capitales.

El problema de la deuda externa pasó a segundo plano, en un nuevo escenario, caracterizado por la
globalización de los mercados financieros y la preeminencia de los capitales privados.

14.3 LOS AÑOS OCHENTA

Tras la década de 1970, la siguiente también estuvo caracterizada por la continuidad de los
problemas, con tasas de crecimiento muy bajas. Además, la actividad se vio afectada por la
continuidad de la desocupación.

Tal vez el rasgo más destacado de la década fue el triunfo de las posturas monetarias, impulsadas
especialmente por Ronald Reagan y Margaret Tatcher. Friedman: además de restituir el poder del
capital sobre el trabajo, sustentaba oras ideas atractivas para sus intereses: si la inflación debía ser
atacada con políticas monetarias restrictivas, la disminución del gasto público se convirtió en uno
de los objetivos de los monetaristas. Y en este terreno, los programas sociales aparecían como
objeto de ataque. Si se reducía la protección social, no sólo disminuiría la inflación sino que se
podría reducir la presión fiscal y bajar los salarios.

14.3.1 El derrumbamiento de la Unión Soviética y la Europa del Este.

El acontecimiento más importante de la década de 1980 fue el acelerado y sorprendente proceso


que culminó con el fin de la Guerra Fría y la caída del mundo socialista.

La Unión Soviética era no sólo una superpotencia militar sino también la tercera economía del
mundo, el mayor productor de petróleo y gas, y el único país de importancia autosuficiente en
recursos energéticos. La tasa de crecimiento del PBI venía disminuyendo desde los años 70 y se
estancó en la siguiente década.

Debate de cuál fue la fuerza impulsadora de la perestroika: para algunos fue la idea de Gorbachov y
sus colaboradores respecto de que era imprescindible poner en marcha reformas para retomar el
ritmo de crecimiento enfrentando el desafío tecnológico estadounidense, moderando las
distorsiones del sistema sin alterar sus bases. Se trataba de un proyecto "neoburocráctico" en el
que el papel principal le seguía correspondiendo al Partido Comunista de la Unión Soviética.

Desde una perspectiva diferente, otros afirman que los protagonistas de la perestroika actuaron
con la convicción de que la imitación del modelo económico occidental era la única solución para
un sistema que requería más que una simple reforma.
Tal vez la respuesta más acorde con la realidad sea una combinación de ambas explicaciones:
Gorbachov habría accedido al poder con una visión "neoburocrática", dispuesto a mantener el
socialismo, pero con el paso del tiempo fue tomando conciencia de la necesidad de cambios más
profundos, destinados a introducir una economía de mercado. Sin embargo, el gran problema, la
causa de la pérdida del control del proceso, fue que en el curso del mismo se perdieron los
precarios apoyos que sostenían a los reformadores.

Refuerza esta interpretación la revisión de las medidas de política económica adoptadas, que
muestras la intención inicial de producir cambios dentro del sistema, sin modificar los postulados
de una economía cuya base era la planificación centralizada. Ante el deterioro de la situación, el
intento de Gorbachov de producir un cambio acelerado hacia una economía de mercado (Plan de
los 500 días) tuvo como consecuencia una reacción política de los sectores de un statu quo sólo
levemente reformado, a actuar para paralizar el proceso. Su "éxito", llevó a la situación económica
a una crisis profunda. "La Unión Soviética se quedó sin plan y sin mercado".

CAPITULO 15

LA ECONOMÍA ENTRE DOS SIGLOS. (GLOBALIZACIÓN)

15.1 LAS TRANSFORMACIONES TECNOLÓGICAS.

Desde el punto de vista económico, la última década del siglo XX se ha caracterizado por la
aparición de una serie de transformaciones tecnológicas que modificaron de manera notable los
procesos productivos, justificando la "tercera revolución industrial".

La recomposición del sistema técnico verificada tras la crisis de los años 70 fue el resultado de la
convergencia entre las oportunidades generadas por un conjunto de nuevas tecnologías (la
electrónica, la biotecnología, los "nuevos materiales") y una demanda social cada vez más exigente.
Esta última se planteó en términos de una diversificación del consumo, de la exigencia de
productos menos uniformes, de calidad garantizada; no desapareció la sociedad de consumo sino
que se reconfiguró. Frente a esta nueva realidad, se produjo una aceleración del cambio
tecnológico, que se manifestó en terrenos como los materiales industriales y las llamadas
"tecnologías de la información".

En la cuestión de los materiales se trató, por una parte, del desarrollo que experimentaron los
plásticos, las cerámicas y los llamados "materiales compuestos", y por otra, de las modificaciones
que se produjeron en la tecnología de materiales tradicionales, destinadas a elevar la productividad
de los recursos naturales. El objetivo final de todo el proceso era minimizar los insumos materiales
requeridos por unidad de producto.

Esta "guerra de materiales" tuvo como resultado el crecimiento del número de materiales de alto
rendimiento desde 1980; trajo como consecuencia una competencia mucho más intensa. Desde la
década de los 70, la historia de las tecnologías de la información condujo a la conformación de un
sistema de redes integradas en escala mundial, la técnica dominante de las tecnologías de
información ha sido la digitalización asociada a la invención y el desarrollo de los semiconductores,
conduciendo desde el transistor al microprocesador.

Tres tecnologías de base se combinaron en una dinámica interactiva hasta acelerar y hacer posible
la fusión de un sistema de tratamiento de la información (la informática) y un sistema de
comunicación vocal (el teléfono), dando por resultado el surgimiento de un sistema mediático de
imágenes y sonidos. Lo que caracteriza la revolución tecnológica actuales la aplicación del
conocimiento e información a aparatos de generación de conocimiento y procesamiento de la
información/comunicación, en un círculo de retroalimentación acumulativo entre la innovación y
sus usos.

La tendencia dominante de la tecnología de los macrosistemas en todos los niveles se orienta hacia
la búsqueda de la "gestión real". Además, el impacto tecnológico se manifiesta también en la
disminución de costos.

Tal vez uno de los rasgos más significativos de la revolución tecnológica en marcha es su velocidad
de difusión. Las nuevas tecnologías vinculadas con la información se han extendido por todo el
mundo a enorme velocidad, si bien marginando a amplios sectores de la población. Todos los
territorios están conectados por el nuevo sistema tecnológico, aunque el acceso es fuente de
profundas desigualdades.

Un tema aparte lo constituye el desarrollo de la biotecnología; la capacidad de manipular la


información genética para crear organismos "nuevos" y colocar las fuerzas que guían el
metabolismo de la vida al servicio de la producción de riquezas ha conformado un salto tecnológico
importante.

Las posibilidades de la ingeniería genética se extienden a sectores que van desde la medicina a la
producción de alimentos y desde la industria química a la farmacopea.

Uno de los aspectos más significativos a tener en cuenta de la nueva realidad tecnológica ha sido la
aplicación de los sistemas informáticos al diseño y al control de los procesos, la llamada
"tecnologías de gestión". El avance tecnológico ha permitido pasar del esquema tradicional de
grandes plantas y producción uniforme a un sistema flexible de fabricación de unidades adaptables
a una creciente diferenciación de los productos.

Se ha producido la transición del "fordismo" al "postfordismo", caracterizado por el hecho de que


"la producción se acomoda al cambio constante sin pretender modificarlo". La expresión "empresa
red", de carácter transnacional, resumen toda una serie de prácticas que constituyen los elementos
fundamentales de las organizaciones en la actualidad.

Importante: En la estructura del trabajo: se produjo una declinación de los métodos tradicionales
de trabajo. Este proceso fue acompañado de una tendencia de la desaparición progresiva del
empleo agrícola, de una disminución constante del empleo industrial, y de una ampliación de la
demanda de puestos de trabajo en servicios para la producción, la salud y la educación. El
resultado es una flexibilización del mercado de trabajo.
El resultado de esta nueva realidad es que los trabajadores, con independencia de su calificación,
se ha convertido en individuos aislados contratados en una red flexible, cuyo futuro es
desconocido.

La consecuencia de este ciclo de innovación tecnológica ha sido la superación de las principales


dificultades surgidas durante los años 70 y 80. Su motor esencial es la vinculación entre el
imaginario técnico y la satisfacción de las expectativas del consumidos, condicionadas éstas por la
publicidad.

Se responde a los deseos del consumidos pero no se modifica la orientación del proceso técnico,
que está sometido a una lógica única. Las tecnologías vinculadas con la satisfacción de la demanda
de bienes de consumo asociadas a la vida cotidiana constituyen los extremos de redes técnicas
cada vez más extendidas en el espacio, operadas por sistemas informáticos capaces de transmitir y
procesar información en tiempo récord.

Los medios de transporte también han experimentado una profunda transformación como
consecuencia de la aplicación de los sistemas orientados a la producción y gestión.

Estamos frente a una nueva realidad que apunta hacia una suerte de automatismo integral que
tiende a eliminar la intervención humana: los individuos se convierten en ejecutores de órdenes
emitidas por los sistemas informáticos.

15.2 EL FENÓMENO DE LA GLOBALIZACIÓN.

El capitalismo se vuelve concretamente global. La globalización se refiere a un salto cualitativo de


profundas dimensiones.

Nos encontramos ante una economía en condiciones de funcionar como una unidad en tiempo real
a escala planetaria. Este rasgo abarca casi todos los factores que intervienen en el sistema
económico: los capitales se movilizan de manera instantánea en los mercados financieros; la
ciencia y la tecnología también están organizadas en flujos globales. En cuanto al trabajo, nos
encontramos ante una realidad contradictoria: la libertad de movimientos de la fuerza de trabajo
se encuentra limitada por las restricciones que imponen los países ricos a la entrada de mano de
obra proveniente de las regiones más pobres. Pero como contrapartida, las empresas se desplazan
para instalarse allí donde encuentran las condiciones laborales más favorables, así como también
están en condiciones de demandar mano de obra de cualquier parte del mundo ofreciendo la
remuneración adecuada.

Otra de las características de la globalización es que se ha pasado a una concepción global de los
mercados. En la nueva situación, el mismo producto se vende en todo el mundo simultáneamente,
reduciendo los costos y uniformizando los gustos de los consumidores.

15.2.1 Las transformaciones financieras.

Se fue concretando un proceso de internacionalización financiera que se vio favorecido en la


década de 1980 por la restrictiva política monetaria estadounidense, que al subir de manera
enorme las tasas de interés, se convirtieron en una atractiva oportunidad para inversores de todo
el mundo. Las instituciones financieras no bancarias adquirieron un notable protagonismo, en
perjuicio de los bancos comerciales tradicionales.

El desarrollo del polo financiero estadounidense tuvo un fuerte impacto sobre el resto del mundo.
En principio, los gobiernos europeos no podían quedarse sin actuar ante la salida masiva de
capitales hacia Norteamérica; la respuesta fue el endurecimiento de sus políticas monetarias,
defendiendo sus monedas y estimulando la expansión de sus mercados financieros nacionales.

Las tasas de interés se convirtieron en el instrumento clave de la política monetaria en casi todos
los países desarrollados y la restricción de la oferta monetaria pasó a ser una constante en el
comportamiento de las autoridades.

Otro de los rasgos de la nueva realidad es la concentración; el control mayoritario corresponde a


un número reducido de grandes bancos internacionales, corporaciones transnacionales e
inversores instituciones.

La década de 1990 presentó además una novedad muy importante: los países no desarrollados
fueron receptores de grandes flujos de inversión y de préstamos ahora de carácter privado. La
globalización financiera se convirtió en una realidad.

15.2.3 ¿Globalización = incremento de las desigualdades?

El proceso globalizador ha contribuido a ensanchar la brecha existente entre los países ricos y
pobres.

A lo largo de las últimas décadas del siglo XX se produjo una diferenciación entre los países pobres.
Debate de la globalización:

Mientras Wolf defiende con optimismo la idea de "que todo el mundo acabará por integrarse en la
economía de mercado, es una cuestión de tiempo", y que la situación de desigualdad se vincula
más con las políticas erróneas y la corrupción de los gobernantes de los países pobres que con el
accionar de las empresas transnacionales, George afirma que "esta globalización es responsable de
una parte de la miseria en el mundo y que se podría organizar de otra manera la economía".

La globalización sin control, sujeta al libre accionar del capital transnacional, genera con harta
frecuencia realidades de superexplotación e injusticia que alejan a los países pobres de toda
posibilidad de desarrollo real, viéndose además afectados por situaciones en las que el deterioro
del medio ambiente constituye un factor perturbador adicional.

Se bien se acepta como indiscutible el aumento de la brecha entre los países pobres y ricos, se lo
considera inevitable. En cuanto a la desigualdad entre los individuos, se afirma que la situación de
los pobres en el mundo ha mejorado "enormemente" en términos de expectativas de vida,
mortalidad infantil, alfabetización, disminución del hambre e incidencia del trabajo infantil.

Se trata de una tendencia positiva: la desigualdad óptima es la que en cada momento determina el
mercado. Aplicar esfuerzos para repartir la torta de manera igualitaria puede reducir el tamaño de
la torta.
La profundización de las desigualdades, ha conducido al surgimiento de un amplio movimiento
social extendido por todo el mundo. El momento clave en el desencadenamiento de estos
movimientos "antiglobalizadores" fue la acción de protesta masiva realizada en 1999 en Estados
Unidos.

15.2.4 ¿Globalización frente a Estados nacionales?.

La creciente significación de las grandes empresas en la organización y conducción de la economía


internacional ha producido una transformación en la economía global y en los asuntos políticos.
Para quienes sostienen esta postura, la globalización de la producción y el papel central de las
multinacionales es la prueba del triunfo de la economía de mercado y de la racionalidad económica
sobre el Estado nacional y la economía internacional políticamente fragmentada. La economía
global muestra una clara tendencia hacia cada vez más profunda integración; las economías
nacionales no funcionan. En resumen: existe una sola economía global, que trasciende e integra las
principales regiones del mundo y en ese escenario se diluye el control normativo de los gobiernos
nacionales, que no tienen otra elección que adaptarse a las fuerzas de la globalización económica,
encarnadas en las empresas multinacionales.

El destino de los bienes está determinado principalmente por las condiciones económicas o las
ventajas competitivas a nivel local y nacional. También para las multinacionales más importantes y
más ricas, las ventajas competitivas están en gran parte radicadas en los sistemas nacionales de
innovación productiva, mientras la producción y venta se concreta a nivel regional. Las
multinacionales no son otra cosa que "sociedades nacionales que operan internacionalmente". Las
dimensiones del Estado constituyen un factor de importancia.

15.3 LOS SISTEMAS ECONÓMICOS VIGENTES.

Entre las principales economías nacionales, permanecen intactas algunas diferencias


fundamentales.

15.3.1 El modelo norteamericano.

El capitalismo que se ha desarrollado fundamentalmente en los Estados Unidos se funda en la


premisa de que el objetivo primario de la economía es la maximización en la creación de riqueza a
los efectos de beneficiar a los consumidores: a la distribución de esa riqueza se le otorga una
menor importancia. La economía se aproxima al modelo neoclásico de una economía de mercado
en la que los individuos buscan obtener la mayor utilidad posible con sus ingresos y las empresas
aspiran a maximizar sus beneficios.

La organización de la economía norteamericana ha sido caracterizada como "capitalismo gerencial"


(empresas oligopólicas).

No existe en las empresas un desarrollo sentido de responsabilidad social: asumen mínimas


obligaciones respecto de sus empleados y de la comunidad donde desarrollan su actividad.

Mientras los conservadores (republicanos) rechazan cualquier presencia fuerte del Estado en la
economía, los sectores más progresistas (partido demócrata) temen que los negocios privados
interfieran en los programas gubernamentales para su propio beneficio. El Estado se ha visto
restringido en su capacidad de desarrollar una efectiva estrategia económica nacional.

La organización y el control de los negocios se caracteriza por la fragmentación y falta de


coordinación de las políticas implementadas. Sin embargo, existen políticas antitrust y de
preservación de la competencia destinadas a impedir la concentración empresarial. Las empresas
norteamericanas están mucho más limitadas que sus rivales en su disposición a compartir
información, tecnología y otros recursos, lo que constituye una desventaja en la competencia a
nivel mundial.

15.3.2 El modelo japonés.

Tuvo una progresiva implementación de la política económica "neomercantilista", lo que incluye


asistencia y protección estatal a sectores industriales específicos con el objeto de incrementar su
competitividad y controlas las "palancas de comando" de la economía. Además otro objetivo:
equidad y armonía social. Lo que sorprende es el deseo de proteger a los más débiles (por ejemplo,
evitar un incremento de la desocupación).

Para alcanzar el objetivo de la rápida industrialización, el Estado japonés impulsó el desarrollo de


ciertos rasgos sociales (sistema educativo de alto nivel). Las instituciones de ahorro postal
aseguraron un altísimo nivel de ahorro que redujo el costo del capital y facilitó la inversión
industrial. Asimismo, el Estado jugó un papel importante en el bloqueo a las inversiones extranjeras
y a la importación de mercaderías, proceso que recién comenzó a cambiar a mediados de 1990.

Parece indiscutible que la debilidad de la burocracia gubernamental se convirtió en un serio


obstáculo para enfrentar los crecientes problemas económicos y financieros que afectaron a Japón
a partir de la última década.

El sistema corporativo de organización industrial presenta diferencias respecto de las economías en


Occidente:

1) existe un mercado de trabajo dual, compuesto por un sector caracterizado por el empleo de por
vida, y otro, mayoritario, integrado por hombres y mujeres empleados en empresas de pequeño
tamaño, que tienen escasa seguridad en el empleo y no participan de los beneficios del sistema;

2) la obtención de capital por parte de las corporaciones se realiza sobre todo a aprtir de bancos
con los que están estrechamente vinculados, lo que asegura un bajo costo de financiación;

3) las empresas japonesas consideran que es de su responsabilidad la protección de quienes la


apuntalan, incluyendo tanto a los empleados como a los subcontratistas. Mientras que las
corporaciones norteamericanas buscan la maximización de los beneficios, las japonesas buscan
incrementar las ventas y reforzar su poder.

15.3.3 El modelo alemán.

La economía alemana comparte algunos rasgos con la norteamericana y otros con la japonesa,
pero difiere de ambas en aspectos de significativa importancia. Alemania, como Japón, se plantea
como objetivo la exportación, el ahorro interno y la inversión antes que el consumo. El mercado
actúa con considerable libertad, y el Estado interfiere bastante menos que en Japón. Además, el
sector privado de la economía es dominado por alianzas entre las grandes corporaciones y los
bancos privados. Tanto el Estado como el sector privado han contribuido a construir un altamente
desarrollado modelo de seguridad social. Alemania constituye la presentación más acabada del
Estado de Bienestar, en el que el manejo de la economía está basado en la cooperación entre
capital, los representantes del trabajo organizado y el gobierno.

En el 2010 se ha producido un recorte en el sistema de cobertura social.

En cuanto a las cuestiones macroeconómicas, el papel del Estado ha sido mucho más modesto:
durante décadas invirtió sumas considerables en investigación y desarrollo. Su intervención se
limitó además a otorgar subsidios y protección a actividades en crisis como la minería del carbón y
la construcción de barcos; desde principios de los 90 estos sectores fueron privatizados.

La estructura empresarial alemana se caracteriza por la existencia de poderosas organizaciones de


alcance nacional. La industria presenta algunos elementos particulares:

1) el papel prominente desempeñado por las empresas de tamaño medio, que tienen una enorme
capacidad exportadora centrada en terrenos como los productos químicos y las máquinas-
herramientas;

2) la estrecha integración entre la industria y el sistema financiero.

15.4. LA DINÁMICA ECONÓMICA A CABALLO DE DOS SIGLOS.

"Los felices 90" no lo fueron tanto para regiones amplias del planeta. Inestabilidad del crecimiento.

Por una parte, se verificó una expansión económica que se prolongó a lo largo de los 90, basada
sobre todo en el tirón generado por la introducción de las nuevas tecnologías vinculadas con la
comunicación. Por supuesto, no todas las regiones del planea lo experimentaron al mismo nivel,
pero además la inestabilidad se manifestó para buena parte de los países emergentes por la vía de
una serie de crisis, originadas en buena medida en el proceso de transformaciones experimentadas
por el mundo financiero. La salida masiva de capitales de los países emergentes fue un factor de
inestabilidad que repercutió con fuerza sobre economías afectadas por fenómenos especulativos
de vastas dimensiones. El resultado fue una desaceleración en el crecimiento que se inició en 2001
y se prolongó durante tres años, produciéndose una rápida recuperación a partir de 2004.

15.4.1 Las principales realidades económicas.

Situaciones bien diferenciadas.

ESTADOS UNIDOS, LA UNIÓN EUROPEA Y JAPÓN

Para los Estados Unidos, la década de 1990 fue un período de desmesurada euforia. Lo nuevo era
que, el éxito aparecía asociado al triunfo de las ideas liberales en su versión más radical, sostenida
por quienes operaban sobre todo en el sector financiero.
El hecho concreto fue que durante los dos mandatos del demócrata Clinton (1993-2001), la
economía creció a valores constantes. Por su parte, se crearon millones de puestos de trabajo,
haciendo descender la tasa de desocupación. La contrapartida de este "mundo feliz" era que, por
una parte, el crecimiento de la productividad generado por la "nueva" economía se manifestaba en
la ocupación pero no en los salarios reales, que prolongaron su tendencia a la baja iniciada en los
80; pero además, la "burbuja" especulativa explotó antes del 11 de sep.2001 pero lo hizo con vigor
luego de la fecha.

La gestión del republicano Bush, se llevó a cabo los fundamentos del mercado, dispuestos a
impulsar una política de corte ultraliberal, que incluyera nuevos recortes en los planes de ayuda
social, profundización en la privatización del sistema de pensiones y en la reducción de impuestos
para quienes tienen mayores ingresos. Los sucesos del 11 de sp 2001 llevaron a modificaciones: la
política económica de Bush se transformó en un "keynesianismo de guerra", un aumento enorme
del gasto militar destinado a asegurar la hegemonía de los Estados Unidos en el escenario mundial,
justificado por sus impulsores en las dimensiones de la amenaza terrorista, y cuyas consecuencias
fueron el retorno del enorme déficit fiscal.

Otro componente importante: aumento del consumo de las familias gracias a la reducción de la
presión fiscal.

Mientras tanto, las desigualdades sociales se profundizan: hubo deterioro de los salarios reales
como el incremento de la precariedad laboral.

La década de 1990 es la de definitiva conformación de la Unión Europea. A principios del 2002 se


produjo la introducción de la moneda única, el euro; los resultados económicos no han sido
brillantes.

Los rasgos más destacados de la situación económica de la Unión Europea:

• Es la mayor potencia comercial


• La inestabilidad ha sido una constante;

· Débil expansión de la economía alemana, el tradicional motor del continente; también problemas
de la economía italiana, estancada en el terreno productivo, a lo que se agrega un altísimo nivel de
endeudamiento;

· Los problemas de la economía europea se centran en tres puntos principales: 1) el atraso en las
tecnologías de la información; 2) el insuficiente crecimiento del gasto en investigación y desarrollo
en porcentaje del PBI; 3) el bajo nivel de crecimiento de la productividad del trabajo.

· Estos problemas dieron como consecuencia una pérdida de competitividad de las exportaciones.

Por lo tanto, las perspectivas de la economía de la Unión Europea apuntan hacia un crecimiento
inestable, afectado por la dependencia respecto del comercio exterior, los altos precios del
petróleo y el envejecimiento poblacional. Es un espacio preferente de inmigración: los inmigrantes
en muchos casos realizan tareas que los europeos no quieren realizar.

Japón : freno en el crecimiento. No creció en los años 90.


Japón experimentó una "recesión" en el crecimiento". El punto de partida fue el estallido de
una burbuja especulativa en 1991. en el desencadenamiento de la crisis tuvo un papel importante
el Banco de Japón, que comenzó a elevar las tasas de interés; el efecto fue el derrumbe de las
cotizaciones. Pero, supuestamente, esta medida realista que frenó el crecimiento tuvo efectos
demasiados prolongados. Se produjo la llamada "trampa de la liquidez" caracterizada por una
disminución de las tasas de interés, que sin embargo no tuvo como consecuencia la reactivación de
la economía.

n lo que va del siglo XXI, la situación ha experimentado algunas modificaciones de significación: el


crecimiento ha retornado de la mano del aumento de la demanda interna impulsada por la
expansión monetaria, y del incremento de las exportaciones como consecuencia de un yen
devaluado.

Se puede afirmar que Japón sigue siendo una gran potencia, con una enorme capacidad
exportadora, con un nivel de vida envidiable; uno de los países que tiene el PBI por habitante más
elevado del mundo, menor desigualdad social, pero su futuro no despierta mayor entusiasmo.

LA RUSIA POSTSOVIETICA Y LA EUROPA DEL ESTE.

En 1991 se produjeron los dos acontecimientos que marcaron el rumbo futuro: fracasó un golpe de
Estado que intentaba frenar el proceso de reformas que se estaban realizando bajo el gobierno de
Gorbachov, y en navidad, se anunció la disolución de la URSS.

La proclamación de Rusia como estado independiente fue el punto de partida para el rápido
proceso de transformación de la economía.

La situación del país a fines de 1991 era dramática: por un lado, la escasez de cereales amenazaba
con dejar sin alimentos a la población; por otro, el agotamiento de las divisas ponía al país al borde
de la cesación de pagos.

El ajuste puesto en práctica: siguiendo los criterios defendidos por el FMI, los cambios apuntaban
hacia la liberalización en el terreno microeconómico, la estabilización macroeconómica y la
privatización masiva.

Fue acelerada la formación del sector no estatal, a través de dos vías: 1) privatización por la vía de
certificados entregados a toda la población a un precio insignificante. Se trataba en principio, de un
método sencillo y directo de transferir la propiedad de las empresas a los propios empleados a
precios accesibles;

2) formación de empresas nuevas por iniciativa privada.

La apuesta por la privatización "popular" fracasó por las dificultades para encontrar compradores
solventes y por la oposición de los directores de las empresas a permitir que grupos externos
entraran en la operación.

En la primera etapa de las privatizaciones el poder de los directivos de las empresas fue enorme.
Hacia mediados de 1995 se inició una nueva fase de la privatización que consistía en poner a la
venta las empresas que todavía eran estatales así como los paquetes de acciones que el Estado
conservaba en miles de compañías. El principal método elegido fue el de la subasta, a la búsqueda
de la participación de los fondos de inversión, de los bancos y de inversores extranjeros. Al
experimentar el Estado una enorme carencia de recursos, se autorizó la puesta en marcha del
programa Préstamos por Acciones, pensado para favorecer el acceso a la propiedad de las
entidades privadas que prestasen dinero al Estado.

El procedimiento permitiría concentrar la propiedad de las empresas en una elite empresarial


modernizadora.

Se consolidó así una oligarquía compuesta por un puñado de grandes empresarios de diferente
origen, que amasaron enormes fortunas y se convirtieron en un factor de poder.

La transformación encarada llevaron a la creación de una infraestructura de mercado.

Los resultados económicos fueron pésimos. Además el desborde inflacionario fue constante. La
apuesta del FMI por la normalización del país se manifestó en una importante ayuda al gobierno
que incrementó el endeudamiento externo sin expectativas positivas. Como lógica consecuencia, la
situación de la población se deterioró.

A fines de 1998, agobiado por el endeudamiento externo y por las tasas elevadas de interés
ofrecidas para sostener el rublo sobrevaluado, el gobierno declaró que no estaba en condiciones de
cumplir con sus compromisos externos: la moneda se devaluó y el salvataje del FMI se agotó en
pocas semanas, capturado por los acreedores internos que se apresuraron en girar el dinero hacia
el exterior.

A pesar de la magnitud de la crisis, dos circunstancias facilitaron la aparición de una luz al final del
túnel: la devaluación, que permitió la recuperación del mercado interno por parte de las empresas
locales, y el posterior aumento de los precios del crudo, que volvió a posicionar favorablemente a
un país que cuenta con enormes reservas de petróleo y gas.

Elemento siniestro en la realidad: presencia del crimen organizado, mafias, trafico ilegal de
productos, etc.

La situación del resto de los países surgidos de la disolución de la URSS fue muy dramática. Puede
apreciarse que todos experimentaron una fuerte disminución de la población.

En el resto de los países del antiguo bloque socialista la transición económica al capitalismo fue un
proceso caracterizado por la exigencia de situaciones muy variadas, pero en la que no se produjo
una situación de gravedad y el dramatismo que signó la transición rusa.

Etapa que atravesaron todos los países: 1) un ajuste destinado a moderar el crecimiento de la
demanda, manteniendo el equilibrio de las cuentas públicas y restringiendo la oferta monetaria; 2)
la liberalización de los mercados, acompañados de la privatización masiva y la integración en el
mercado mundial.
Uno de los temas cruciales de la transformación fue el de la política social. El replanteo de la
situación desde la perspectiva del capitalismo obligaba a atacar las bases redistributivas del sistema
burocrático; en lugar de igualar las remuneraciones había que impulsar la diferenciación en los
ingresos, premiando el esfuerzo y la productividad y estimulando los procesos de acumulación.

No puede hablarse de un tránsito exitoso.

Las modestas tasas de crecimiento fueron acompañadas por altos niveles de desocupación,
resultado del proceso de privatización de las empresas estatales.

LA EVOLUCIÓN DE CHINA

China era una potencia nuclear con un peso significativo en la política internacional pero también
un país atrasado, necesitado con urgencia de transformaciones económicas orientadas a su
modernización.

Las reformas encaradas abarcaron todos los terrenos, desde la agricultura hasta las relaciones con
el exterior, pasando por las empresas estatales. En el caso de la agricultura se trataba de aumentar
los incentivos y la productividad; por su parte, las empresas estatales comenzaron un proceso de
descentralización. Donde el espíritu reformista apuntó más lejos fue en la apertura exterior. Se
implementó la "Política de Puertas Abiertas" destinada a promover las relaciones económicas con
el mundo capitalista.

A partir de esto se fueron implementando sucesivas reformas en distintos ámbitos de la economía


con el objetivo general era el crecimiento acompañado del mantenimiento del control político por
parte del Partido Comunista. Estas medidas eran consecuencia de la flexibilización ideológica a
partir de la implementación en el 93 del slogan "economía socialista de mercado".

La pobreza extrema muestra una disminución de la misma en mayor proporción que cualquier otra
región del mundo. Por otra parte, en los últimos años se incrementó la desigualdad.

De cualquier manera, el funcionamiento de la economía china es impresionante: su capacidad


exportadora, favorecida por una moneda devaluada, la ha convertido en la tercera potencia en
cuanto a los niveles de de su comercio exterior.

AMÉRICA LATINA

La evolución económica de América Latina durante 1990 estuvo caracterizada por la amplia
aplicación de las políticas de apertura económica y privatizaciones que están asociadas al
"Consenso de Washington", destinado a enfrentar el problema del endeudamiento externo de los
países. En mayor o menor medida, la mayor parte de los gobernantes latinoamericanos se dedió a
liberalizar el comercio exterioir y el sistema financiero, a facilitar el ingreso del capital extranjero y
a controlar su gasto público. Dos enfoques de la reforma económica: los países que reconocieron
que era deseable la privatización y los que la promovieron. La urgencia de aumentar los ingresos
gubernamentales y de achicar el peso del endeudamiento externo condujo en muchos casos a
(mal)vender "las joyas de la abuela", creando monopolios privados.

El comercio exterior se incrementó sensiblemente.


La inflación experimentó un importante descenso y las nuevas condiciones favorecieron la entrada
de capitales. A fines de 1994 se produjo la crisis mexicana, la primera vinculada con las nuevas
realidades impuestas por la globalización. En ese momento salió a la luz uno de los rasgos sombríos
del mundo interconectado de los 90: cuando un país "emergente" entra en dificultades, el dinero
tiene a huir de cualquier situación riesgosa, y la crisis afectó a todo el continente.

A partir de ese momento, a situación se tornó inestable: las crisis mostraron que la liberalización no
bastaba para resolver los problemas de una región.

Con posterioridad a la tremenda caída de la Argentina, los años siguientes han dado lugar a una
recuperación que se ha sustentado en algunos países en el alza del precio del petróleo; en otros en
el incremento de los precios de productos agropecuarios y minerales, y en general en el
incremento de la demanda interna. (me salteo venezuela)

EL MERCOSUR

Hubo distintos intentos de integración en América Latina.

Los acuerdos se basaban en intentos de uniones comerciales o aduaneras cuyas posibilidades de


concreción giraban alrededor de las cambiantes condiciones de funcionamiento de la economía
internacional.

En 1960 se creó ALALC, Asociación Latinoamericana de Libre Comercio, bajo los auspicios de la
Comisión Económica de América Latina (CEPAL). La CEPAL propuso un proyecto de unión aduanera
a escala continental, que abarcó inicialmente a doce países. La nueva organización naufragó debido
al incumplimiento de los acuerdos, a la poca predisposición de algunos de los miembros a cumplir
con los compromisos asumidos y a la debilidad intrínseca de las economías que se vinculaban.

En agosto de 1980 se creó la ALADI, Asociación Latinoamericana de Integración. Este nuevo intento
procuraba superar las rigideces y debilidades de la ALALC y alcanzar la constitución de un mercado
común latinoamericano. Consistía en la libertad de los miembros para formalizar acuerdos de
integración bilateral.

En 1991 los mandatarios de la Argentina, Brasil, Uruguay y Paraguay firmaron el Tratado de


Asunción que fijó fecha para la conformación del MERCOSUR en 1995. Los acuerdos que debían
constituir el mercado común consistían en un diagrama de liberalización comercial, la coordinación
de políticas macroeconómicas, la fijación de un arancel externo común. Era un proyecto que
requería un continuo y sostenido impulso proveniente de los sectores dirigentes, públicos y
privados, de las naciones asociadas. Éstos deberían compartir tanto los objetivos estratégicos como
los cambios elegidos para alcanzarlos.

Los objetivos estratégicos, estrictamente económicos, planteaban una doble alternativa. Por un
lado, la búsqueda de una integración interna y mutua (entre los socios) de las economías
nacionales; esta transformación haría posible, a su vez, una inserción más perfecta en la economía
global. Una segunda opción, opuesta a la otra, proponía un proceso de apertura rápida y
generalizada al mundo. Puede decirse que el MERCOSUR se mantiene como un proyecto
inconcluso y que exige, para continuar vivo, un inmediato fortalecimiento.
ÁFRICA

Es el continente con rasgos más marcados de subdesarrollo, sobre todo al sur del Sahara, donde se
encuentra la mayor parte de los países más pobres del mundo. Hambrunas, epidemias y guerras
prolongadas son los tres grandes problemas que tiene África, invitando al pesimismo.

El conjunto se ve afectado por una situación de inferioridad que se manifiesta en todos los
terrenos: por una parte, es una economía más abierta que la del resto del mundo pero no logra
pegar el salto hacia la producción de bienes con valor agregado, tanto por la falta de capitales
como por carecer de las condiciones indispensables.

Sólo el hecho de que las reservas petrolíferas africanas comprobadas estén en el mismo nivel de
Rusia, colocan nuevamente al continente en una situación de cierta importancia geopolítica futura,
pero esa posibilidad no conlleva necesariamente el desarrollo económico ni la salida del atraso.

CAPITULO X - ERIC HOBSBAWM LA REVOLUCION SOCIAL, 1945 - 1990 I En este periodo, la


gente comenzó a usar el prefijo "post": postindustrial, postmarxista, postimperialista,
postmoderno, etc. En las zonas desarrolladas del mundo hacía tiempo que vivían en un mundo
de cambios, transformaciones tecnológicas e innovaciones culturales constantes. Para ellas la
revolución de la sociedad global fue una intensificación o aceleración de lo que ya estaban
viviendo. Paso bastante tiempo hasta que la gente se diera cuenta de las transformaciones.
Pero para la mayoría los cambios fueron repentinos y contratiempos que alteraron la vida
cotidiana. El cambio social más drástico fue la muerte del campesinado. Excepto en GB,
agricultores y campesinos siguieron formando una parte muy importante de la población
activa, incluso en los países industrializados, hasta el punto de que en los 30 el hecho de que el
campesinado se resistiera a desaparecer todavía se usaba como argumento en contra de la
predicción de Marx que acabaría haciéndolo. En vísperas de la 2da Guerra Mundial solo Bélgica
era un país industrializado pero el 20% de la población era empleada de la pesca y agricultura.
Pocos esperaron que en los años 40 ningún país tuviese una población rural del 10%, salvo
Irlanda y los estados de la península ibérica. En España y Portugal la población rural también se
había reducido aun cuando antes la mitad de su población se dedicaba a la agricultura. En
América Latina, en todos los países menos Venezuela al término de la 2da guerra mundial los
campesinos constituían la mitad o la mayoría absoluta de la población activa, pero ya en los
años 70 no había ningún país en que no estuvieran en minoría. Mientras tanto, los campesinos
europeos habían dejado de labrar la tierra. Solo quedo un bastión agrícola en Europa y sus
cercanías y oriente medio: Turquía, donde la población rural disminuyo pero a mediados de los
80 seguía teniendo la mayoría absoluta. Solo 3 regiones del planeta seguían estando
dominadas por sus pueblos y sus campos: el África subsahariana, el sur y el sureste del
continente asiático y China. Los países desarrollados industrializados, con una o dos
excepciones, también se convirtieron en los principales productores de productos agrícolas
destinados al mercado mundial, y eso al mismo tiempo que reducían su población agrícola.
Todo eso se logró gracias a un salto en la productividad con un uso intensivo de capital por
agricultor. Su aspecto más visible era la importante maquinaria que los países ricos y
desarrollados tenían a su disposición y que logro la mecanización de la agricultura. También
fueron menos visibles pero significativos los logros de la agronomía, la cría selectiva de ganado
y la biotecnología. Por lo tanto, la agricultura ya no necesitaba tanta cantidad de manos. En las
regiones pobres del mundo la revolución agrícola no estuvo ausente, aunque fue más
incompleta. Los países del tercer mundo y parte del segundo mundo (antes o todavía
socialista) dejaron de alimentarse a sí mismos, y no producían los excedentes alimentarios
exportables que sería de esperar de un país agrícola. Como máximo se especializaban en
cultivos de exportación para los mercados del mundo desarrollado, mientras sus campesinos,
cuando no compraban los excedentes alimentarios, continuaban cavando y arando al viejo
estilo, con uso intensivo del trabajo. Cuando el campo se vacía se llenan las ciudades. El mundo
de la 2da mitad del siglo xx se urbanizo como nunca. Hasta en el corazón de las zonas rurales la
gente se iba del campo a la cuidad, sobre todo a la gran ciudad. Las aglomeraciones urbanas
más gigantescas de finales de los 80 se encontraban en el tercer mundo: el Cairo, cuidad de
México, san pablo y Shanghái, cuya población alcanzaba las 8 cifras. Y es que mientras el
mundo desarrollado seguía estando más urbanizado que el mundo pobre, sus propias grandes
ciudades se disolvían. Pero el viejo mundo y el nuevo convergieron (coincidieron). La típica
gran cuidad del mundo desarrollado se convirtió en una región de centros urbanos
interrelacionados, situados generalmente en una zona administrativa o de negocios menos en
donde los edificios no estaban permitidos. Debido a esto se produjo una nueva revolución en
el transporte público, ya que había mucha cantidad de automóviles, y surgieron como nunca
antes se había visto redes periféricas de circulación subterránea. En cambio, la cuidad del
tercer mundo, aunque también conectada por diversos medios de transporte tanto público
como no, estaba dispersa y mal estructurada, debido a las grandes aglomeraciones de
personas, sobre todo si gran parte surgieron como barrios de chabolas, establecidos
probablemente por grupos de ocupantes ilegales en espacios abiertos sin utilizar. II Casi tan
drástico fue el auge de las profesiones para las que se necesitaban estudios secundarios y
superiores. La enseñanza general básica, era algo a lo que aspiraba la práctica totalidad de los
gobiernos. Tanto si la alfabetización de las masas era general como no, la demanda de
enseñanza secundaria y, sobre todo, superior se multiplico a un gran ritmo, al igual que la
gente que había cursado o estaba cursando esos estudios. Este estallido numérico se dejó
sentir sobe todo en la enseñanza universitaria, hasta entonces tan poco corriente excepto en
EE.UU. Hasta los años 60 no se puede negar que los estudiantes se habían convertido tanto a
nivel político como social en una fuerza mucho más importante que nunca. Entre los 60 y 80,
en Europa lo típico fue que el número de estudiantes se triplicase o cuadruplicase, o incluso en
alguna regiones aún más. En conjunto la fiebre universitaria fue menos acusada en países
socialistas, pese a que estos se enorgulleciesen de su política de la educación de las masas. A
medida que las dificultades del sistema socialista se fue acrecentando en los años 70 y 80 estos
se fueron quedando atrás con respecto a occidente. El extraordinario crecimiento de la
enseñanza superior se debió a la demanda de los consumidores, a la que los sistemas
socialistas no estaban preparados para responder. Era evidente para los planificadores y los
gobiernos que la economía moderna exigía muchos más administradores, maestros y peritos
técnicos que antes, y que a estos había que formarlos en alguna parte. Allí donde las familias
podían escoger, corrían a meter a sus hijos a la enseñanza superior porque era la mejor forma
de conseguirles ingresos más elevados pero sobre todo un nivel social más alto. La mayoría de
los estudiantes procedía de familias más acomodadas, pero no necesariamente ricas. A
menudo sus padres hacían auténticos sacrificios. La gran expansión económica mundial hizo
posible que muchas familias humildes pudiera permitirse que sus hijos estudiasen a tiempo
completo. El estado de bienestar occidental, empezando por los subsidios de EE.UU. a los ex
combatientes que quisieran estudiar después de 1945, proporcionaba abundantes ayudas para
el estudio, aunque la mayoría de los estudiantes todavía esperaba encontrarse con una vida
más bien austera. En países democráticos e igualitarios se solía aceptar algo semejante al
derecho de los estudiantes de enseñanza secundaria a pasar a un nivel superior. A medida que
la cantidad de jóvenes en la enseñanza superior iba aumentando, los gobiernos multiplicaron
los establecimientos que pudiesen abastecerlos, especialmente en los 70. Esta multitud de
jóvenes con sus profesores, cada vez más concentrados en grandes y aislados campus o
ciudades universitarias eran un factor nuevo tanto en la cultura como en la política. Eran
transnacionales, al desplazarse y comunicarse ideas y experiencias fuera de las fronteras con
facilidad y rapidez, y seguro se sentían mas cómodos con la tecnología de telecomunicaciones
que los gobiernos. No solo eran políticamente radicales y explosivos sino que de una eficacia
única al momento de expresar algún descontento polito y social. En países dictatoriales solían
ser el único colectivo ciudadano capaz de emprender acciones políticas colectivas. En 1968 los
estudiantes se revelaron desde los EE.UU. y México en occidente a Polonia, Checoslovaquia y
Yugoslavia en el bloque socialista, estimulados en gran medida por la erupción de mayo del 68
en parís. En este año se marcó el fin de la época del Gral. de Gaulle en Francia, de la época de
los presidentes demócratas en EE.UU., de las esperanzas de los comunistas liberales en el
comunismo centroeuropeo y el principio de una nueva época de la política mexicana. Tras el
fracaso de 1968 (ya que por más numerosos y movilizables que sean no podían hacerla solos)
algunos estudiantes radicales intentaron realmente hacer la revolución por propia cuenta
formando bandas armadas terroristas, pero rara vez tuvieron incidencia política seria. Donde
amenazaron con tenerla, fueron suprimidos rápidamente en cuanto las autoridades se
decidieron a actuar. Los grupos de jóvenes, aun no asentados en la edad adulta, son el foco
tradicional del entusiasmo, el alboroto y el desorden, y las pasiones revolucionarias so más
habituales a los 18 que a los 35. Esta creencia estaba tan arraigada en la cultura occidental que
la clase dirigente de varios países daba por sentada la militancia estudiantil, incluso hasta la
lucha armada de guerrillas. En realidad, un alto porcentaje de los estudiantes no era así sino
que prefería concentrarse en obtener el título que le garantizaría el futuro, pero resultaban ser
menos visibles que la minoría de los políticamente activos. La consecuencia del estallido
numérico de las cifras de estudiantes más directa fue la inevitable tensión entre estas masas
de estudiantes mayoritariamente de primera generación que de repente invadían las
universidades e instituciones que no estaban ni física, organizativa ni intelectualmente
preparadas. Además, ir a la universidad dejaba de ser un privilegio y las limitaciones que
imponía a los jóvenes adultos crearon un mayor resentimiento. El resentimiento contra las
autoridades de universidades se extendió fácilmente a todas las autoridades y eso hizo que los
estudiantes se inclinaran a la izquierda. Sin embargo, este nuevo colectivo estudiantil no tenía
un lugar concreto en el interior de la sociedad, ni unas estructuras de relación definidas con la
misma. Los nuevos tiempos eran los únicos que los jóvenes conocían. Creían que las cosas
podían ser distintas y mejores. El efecto más inmediato de la rebelión estudiantil europea fue
una oleada de huelgas de obreros en demanda de salarios más altos y de mejores condiciones
laborales. III A diferencia de las poblaciones rural y universitaria, la clase trabajadora no
experimento cataclismo demográfico hasta que en los 80 entro en decadencia, lo cual resulta
sorprendente considerando lo mucho que se habló de la "sociedad postindustrial". Pero la idea
generalizada de que la vieja clase obrera industrial agonizaba era un error desde el punto de
vista estadístico. Con la excepción de EE.UU., la clase obrera industrial se mantuvo bastante
estable durante los años dorados, incluso en los antiguos países industrializados. Incluso,
aumento naturalmente en las zonas de industrialización reciente de la Europa no comunista y
luego se mantuvo estable en el 80. Al final de los años dorados había muchísimos mas obreros
en el mundo. A finales del siglo xix surgieron grandes partidos socialistas basados en la
concienciación del proletariado, y solo en los 80 y 90 se advierten indicios de una importante
contracción de la clase obrera. Esto se debió a los cambios internos de la misma y del proceso
de producción. Las viejas industrias del siglo xix y principios del xx entraron en decadencia.
Cuando no desaparecían, las industrias tradicionales se iban de los viejos países
industrializados a otros nuevos. La industria textil, de confección y calzado emigro en masa. Las
viejas zonas industriales se convirtieron en "cinturones de herrumbre" e incluso en países
como GB se desindustrializaron en gran parte para convertirse en museos, explotándolos los
empresarios como atracción turística. Y aunque nuevas industrias sustituyeran a las antiguas,
no eran las mismas, a menudo no estaban en los mismos lugares y organizadas de modo
diferente. Las nuevas industrias eran muy diferentes. Las clásicas regiones industriales
"posfordianas" eran mosaicos o redes de empresas que iban desde industrias caseras hasta
modestas fábricas de alta tecnología, dispersas por el campo y la cuidad. En una etapa de
problemas económicos mundiales en los 70 y 80, la industria dejo de expandirse al ritmo de
antes y la población laboral creció al mismo tiempo que la tecnología permitía ahorrar trabajo.
Las crisis económicas de principios de los 80 volvieron a generar paro masivo por 1ra vez en 40
años. No fue una crisis de clase, sino de conciencia. A finales del xix las poblaciones que
vendían su trabajo manual a cambio de un salario en los países desarrollados aprendieron a
verse como una clase obrera única y a considerar este hecho como importante de su situación
en la sociedad, o por lo menos un número suficiente como para convertir los partidos y
movimientos en su calidad de obreros en grandes fuerzas políticas al cabo de unos pocos años.
Los unía además el hecho de pertenecer en su mayoría a las clases pobres y económicamente
inseguras. También los unía la tremenda segregación social, su estilo de vida propio e incluso
su ropa, así como la falta de oportunidades en la vida que los diferenciaba de los empleados
administrativos y comerciales. Los hijos de los obreros no esperaban ir, y rara vez iban, a la
universidad, la mayoría ni siquiera a la escuela secundaria. Los unía, por último, el elemento
fundamental de sus vidas: la colectividad, el predominio del "nosotros" sobre el "yo". No solo
por razones instrumentales, sino porque la vida de la clase trabajadora tenía que ser en gran
parte publica, por culpa de lo inadecuado de los espacios privados. La vida era, en sus aspectos
más placenteros una experiencia colectiva. Durante las décadas doradas las cosas habían
cambiado, ya no eran pobres. Además, gracias al abaratamiento de la tecnología, la tv hizo
innecesario ir a un campo de futbol o al cine, o el teléfono ir a cotillear con amigos en la plaza
o el mercado. La prosperidad y la privatización de la existencia separaron lo que la pobreza y el
colectivismo habían unido. Ahora la mayoría tenía a su alcance cierta opulencia. Los
trabajadores, sobre todo cuando no estaban en matrimonio ni con hijos, podían comprar
artículos de lujo. El pleno empleo y una sociedad de consumo dirigida a un mercado de masas
coloco a la mayoría de la clase obrera de los antiguos países desarrollados muy por encima del
nivel en que sus padres o ellos mismos habían vivido, en el que el dinero se gastaba sobre todo
para las necesidades básicas. Los situados en los niveles superiores de la clase obrera se
ajustaron más fácilmente a la era moderna de producción de alta tecnología, y podían
beneficiarse del mercado libre. Los trabajadores cualificados y respetables se convirtieron en
partidarios potenciales de la derecha política, y más aún debido a que las organizaciones
socialistas y obreras tradicionales siguieron comprometidas con el propósito de redistribuir la
riqueza y de proporcionar bienestar social. Los trabajadores cualificados abandonaron el
Partido Laborista durante el gobierno de Thatcher en GB. El fin o modificación de la
segregación promovió esta desintegración del bloque obrero. Así, estos se marcharon del
centro de las ciudades. Las migraciones en masa provocaron en EE.UU. y en menos medida
Francia, la diversificación étnica y racial de la clase obrera. El problema no radicaba en la
diversidad aunque hizo aflorar un racismo siempre latente, El debilitamiento de los
movimientos socialistas obreros tradicionales facilito esto último, pues esos movimientos
siempre se habían opuesto a esta clase de discriminación. Sin embargo, las migraciones de
mano de obra rara vez habían llevado a grupos étnicos distintos a esta competencia directa,
capaz de dividir a la clase obrera, ya que cada grupo de inmigrantes solía encontrar un hueco
en la economía, que acababa monopolizando. En otros casos, los grupos de inmigrantes se
concentraban en distritos, plantas o fabricas dejando el resto a los demás. En esta clase de
"mercado laboral segmentado" la solidaridad era más fácil ya que los grupos no competían y
las diferencias en su situación no se atribuían nunca al egoísmo de otro grupo de trabajadores.
Ante la escasez de mano de obra los nuevos inmigrantes ingresaron en el mismo mercado
laboral que los nativos y con los mismos derechos, excepto en países donde se les margino
oficialmente al considerarlos trabajadores "invitados" temporales y por tanto inferiores. En
ambos casos se produjeron tensiones. Mientras que en la época de formación de los
movimientos y partidos obreros clásicos, todos los sectores obreros podían asumir que las
mismas políticas, estrategias y reformas institucionales los beneficiarían a todos y a cada uno,
más adelante la situación dejo de ser así. Al mismo tiempo, los cambios en la producción y la
cambiante y cada vez más difusa frontera de lo que era y no era trabajo "manual" difuminaron
y disolvieron los contornos del "proletariado". IV Un cambio importante, fue el papel de una
importancia creciente que pasaron a desempeñar las mujeres y sobre todo las mujeres
casadas. Las mujeres casadas que vivían con sus maridos y trabajaban a cambio de un salario
fueron creciendo significativamente. La entrada de la mujer en el mercado laboral no era
novedad: a finales del xix el trabajo de oficina, en tiendas y determinados tipos de servicio
experimentaron una fuerte feminización y estas se expandieron y crecieron a expensas de la
agricultura y la industria. Las mujeres hicieron su entrada también en la enseñanza superior, la
enseñanza superior ahora era tan habitual para las chicas como para los chicos. La entrada
masiva de las mujeres casadas en el mercado laboral y la extraordinaria expansión de la
enseñanza superior hicieron renacer los movimientos feministas a partir de los 60. Desde que
las mujeres de muchos países europeos y Norteamérica había logrado el gran objetivo del voto
y de la igualdad de derechos civiles como consecuencia de la 1ra guerra mundial y la
revolución rusa, los movimientos feministas pasaron a la sombra, y permanecieron allí pese a
la victoria del antifascismo y de la revolución. A partir de los 60, desde EE.UU., renace el
feminismo. Las mujeres se convirtieron en una fuerza política destacada como nunca lo había
sido. El 1er ejemplo fue la rebelión de las mujeres tradicionalmente fieles de los países
católicos contra las doctrinas más impopulares de la iglesia, como en referencia a favor del
divorcio y de una ley del aborto más liberal. Lo que cambio en la revolución social no fue solo
el carácter de las actividades femeninas en la sociedad, sino también el papel desempeñado
por la mujer o la expectativas acerca de cuál debía ser ese papel y las ideas sobre el papel
público de la mujer y su prominencia pública. Los motivos por los que las mujeres en general y
las casadas en particular se lanzaron a buscar trabajo remunerado no tenían que estar
necesariamente relacionados con su punto de vista sobre la posición social y los derechos de la
mujer, sino que podían deberse a la pobreza, a la preferencia de los empresarios por ser más
barata y tratable, o al número cada vez mayor de mujeres en el papel de cabezas de familia
(debido a la emigración masiva de los hombres). Las mujeres adquirieron una nueva
importancia en el marco político, aunque una importante parte de las mujeres que se
encontraban ahora a la cabeza de estados y gobiernos en el mundo subdesarrollado se vieron
en situación por herencia familiar. Antes de la 2da guerra mundial el acceso de cualquier mujer
a la jefatura de cualquier república en cualquier clase circunstancias se habría considerado
políticamente impensable. Desde 1945 fue políticamente posible y al llegar los 90 las mujeres
eran o habían sido jefes de gobierno en 16 estados. El mundo subdesarrollado, el desarrollado
y el socialista o ex socialista solo se pueden comparar a muy grandes rasgos. En el tercer
mundo, al igual que en la Rusia de los zares, la mayoría de las mujeres de clase humilde y
escasa cultura permanecieron apartadas del ámbito público, aunque había un reducido
número de mujeres emancipadas y "avanzadas", principalmente esposas hijas y parientes de la
clase alta y la burguesía. Estas minorías emancipadas contaban con un espacio público propio
en los niveles sociales más altos de sus respectivos países, en donde podían actuar y sentirse
en casa de forma más o menos igual que en Europa y Norteamérica. Se encontraban mucho
mejor situadas que sus hermanas de los países no socialistas del extremo oriente en donde la
fuerza de los roles y convenciones tradicionales era enorme y restrictiva. En el mundo
socialista prácticamente todas las mujeres formaban parte de la población asalariada de la
Europa del este. El comunismo era defensor de la igualdad y la liberación femenina en todos
los sentidos, incluso el erótico. El movimiento revolucionario les había dado muchas
oportunidades , pero no destacaban en las primeras filas de la política de sus partidos, si es
que llegaban a destacar en algo. Las mujeres en funciones políticas desaparecieron
prácticamente. Cuando las mujeres iban hacia la profesiones que se les abrían estas perdían
nivel social y económico. Al contrario de las feministas occidentales, la mayoría de las mujeres
casadas soviéticas soñaba con el lujo de quedarse en casa y tener un solo trabajo. El sueño
revolucionario de transformar las relaciones entre ambos sexos quedo en la nada, el intento se
vio bloqueado por la no cooperación pasiva de poblaciones tradicionalistas, que insistían en
que a las mujeres se las trate de inferiores a los hombres. En EE.UU. las presiones feministas
alcanzaron sus mayores éxitos. En el 81 las mujeres habían sacado casi a la totalidad de los
hombres de las profesiones administrativas y habían establecido una presencia sustancial en
profesiones intelectuales. El monopolio masculino de las profesiones manuales seguía casi
intacto. Empezó la preocupación de la "igualdad entre el hombre y la mujer". La igualdad de
trato e igualdad de oportunidades daban por sentado que no habían diferencias significativas
entre hombre y mujeres, y para la mayor parte de estas y sobre todo las pobres era evidente
que la inferioridad social de la mujer se debía en parte por no ser del mismo sexo que el
hombre y necesitaban soluciones para esto, como disposiciones especiales para casos de
embarazo y maternidad. La fase posterior del movimiento feminista aprendió a insistir en la
diferencia existente entre ambos sexos además de en las desigualdades. En los años 50 y 60 la
entrada en el mercado laboral tenía una fuerte carga ideológica mas que económica. Entre las
mujeres pobre, las casadas fueron a trabajar después de 1945 porque sus hijos ya no iban. La
mano de obra infantil casi había desaparecido de occidente mientras que la necesidad de dar
educación fue más importante. Las mujeres casadas abandonaban el hogar por la demanda de
libertad y autonomía, y el dinero estaba de por medio no porque fuera necesario sino porque
era algo que la mujer podía gastar o ahorrar sin tener que pedirle primero permiso a su
marido. Mientras que antes las esposas de clase media habían seguido a sus esposos
dondequiera que el trabajo los llevase, ahora se convirtió en algo casi impensable, y la mujer
tenía su derecho a elegir.

EL ABISMO ECONÓMICO

La Primera Guerra Mundial fue seguida de un derrumbamiento de carácter planetario. Los


orgullosos Estados Unidos fueron el epicentro de la Gran Depresión que se registró entre las dos
guerras mundiales. En pocas palabras, la economía capitalista mundial pareció derrumbarse en el
período de entreguerras y nadie sabía cómo recuperarse.

Lo novedoso era que probablemente por primera vez en la historia del capitalismo, sus
fluctuaciones parecían poner realmente en peligro al sistema. Más aún, en importantes aspectos
parecía interrumpirse su curva secular ascendente.

El progreso técnico continuó e incluso se aceleró en la era de las catástrofes, transformando las
guerras mundiales y reforzándose gracias a ellas. Aunque en las vidas de las personas predominó la
experiencia económica de carácter cataclísmico que culminaron en la Gran Depresión de 1929-
1933, el crecimiento económico no se interrumpió durante esos decenios. Simplemente se
desaceleró.

La mundialización de la economía parece haberse interrumpido. Según todos los parámetros, la


integración de la economía mundial se estancó o retrocedió. En los años anteriores a la guerra se
había registrado la migración más masiva de la historia, pero esos flujos migratorios habían cesado,
o más bien habían sido interrumpidos por las guerras y las restricciones políticas. El estancamiento
resulta aún más sorprendente si se tiene en cuenta que una de las secuelas de la primera guerra
mundial fue la aparición de un número importante de nuevos estados en Europa y el Próximo
Oriente. El incremento tan importante de la extensión de las fronteras nacionales induce a pensar
que tendría que haberse registrado un aumento automático del comercio interestatal, ya que los
intercambios comerciales que antes tenían lugar dentro de un mismo país se habían convertido en
intercambios internacionales. Asimismo, el trágico flujo de refugiados en la época de posguerra y
posrevolucionaria, cuyo número se contabiliza ya en millones de personas indica que los
movimientos migratorios mundiales tendrían que haberse intensificado, en lugar de disminuir.
Durante la Gran Depresión, pareció interrumpirse incluso el flujo internacional de capitales. Entre
1929-1933 los préstamos exteriores disminuyeron.

Se han apuntado varias razones para explicar ese estancamiento, por ejemplo, que Estados Unidos
estaba alcanzando la situación de autosuficiencia, excepto en el suministro de algunas materias
primas, y que nunca había tenido una gran dependencia del comercio exterior.
Al principio, tanto los agentes económicos como los gobiernos esperaban que, una vez superadas
las perturbaciones causadas por la guerra, volvería la situación de prosperidad económica anterior
a 1914, que consideraban normal. Los precios y la prosperidad se derrumbaron en 1920, socavando
el poder de la clase obrera y desequilibrando de nuevo la balanza en favor de los empresarios. A
pesar de ello, la prosperidad continuaba sin llegar.

El mundo anglosajón, los países que habían permanecido neutrales y Japón hicieron cuanto les fue
posible para iniciar un proceso deflacionario. Lo consiguieron en alguna medida entre 1922 y 1926.
En cambio, en la gran zona de la derrota y las convulsiones sociales que se extendía desde
Alemania en el oeste, hasta la Rusia soviética, en el este, se regristró un hundimiento espectacular
del sistema monetario. En el caso extremo (Alemania 1923) la moneda perdió completamente su
valor, incluso en casos menos extremos, las consecuencias fueron realmente dramáticas.

En suma, se esfumó por completo el ahorro privado, lo cual provocó una falta casi total de capital
circulante para las empresas. Eso explica en gran medida que durante los años siguientes la
economía alemana tuviera una dependencia tan estrecha de los créditos exteriores, dependencia
que fue la causa de su gran vulnerabilidad cuando comenzó la Depresión. No era mucho mejor la
situación en la URSS, aunque la desaparición del ahorro privado monetario no tuvo las mismas
consecuencias económicas y políticas. Cuando termino la gran inflación en 1922-1923, debido
fundamentalmente a la decisión de los gobiernos de dejar de imprimir papel moneda en cantidad
ilimitada y de modificar el valor de la moneda, aquellos alemanes que dependían de unos ingresos
fijos y de sus ahorros se vieron en una situación de grave dificultad. Esta situación preparó a Europa
Central para el fascismo.

La situación parecía haber vuelto a la calma en 1924 y se vislumbraba la posibilidad de que


retornara lo que un presidente norteamericano llamó "normalidad". En efecto, se reanudó el
crecimiento económico mundial. Los años veinte no fueron una época dorada para las
explotaciones agrícolas en los Estados Unidos. Además, en la mayor parte de los países de la
Europa occidental el desempleo continuaba siendo sorprendentemente alto. La única economía
que funcionaba realmente a pleno rendimiento era la de los Estados Unidos. El hundimiento de los
precios de los productos básicos demostraba que la demanda era muy inferior a la capacidad de
producción. Es necesario tener en cuenta también que la expansión económica fue alimentada en
gran medida por las grandes corrientes de capital internacional que circularon por el mundo
industrializado y en especial hacia Alemania. Eso hacía muy vulnerable a la economía alemana,
como quedo demostrado cuando se retiraron los capitales norteamericanos después de 1929.

Lo que nadie esperaba, ni siquiera los revolucionarios en sus momentos de mayor optimismo, era
la extraordinaria generalidad y profundidad de la crisis que se inició, con el crac de la Bolsa de
Nueva York el 29 de octubre de 1929.

La dramática recesión de la economía industrial de Norteamérica no tardó en golpear al otro gran


núcleo industrial, Alemania. Se produjo una crisis en la producción de artículos de primera
necesidad, tanto alimentos como materias primas, iniciaron una caída libre. Los precios del té y del
trigo cayeron. Eso supuso el hundimiento de muchos países cuto comercio exterior dependía de
unos pocos productos primarios. En definitiva, ese fenómeno transformó la Depresión en un
acontecimiento literalmente mundial.
Las economías de Austria, Checoslovaquia, Grecia, Japón, Polonia y Gran Bretaña también
resultaron afectadas. Los campesinos intentaron compensar el descenso de los precios
aumentando sus cultivos y sus ventas y eso se tradujo en una caída adicional de los precios.

Esta situación llevó a la ruina a los agricultores que dependían del mercado, especialmente del
mercado de exportación, salvo en los casos en que pudieron volver a refugiarse en la producción de
subsistencia. Eso era posible en una gran parte del mundo subdesarrollado.

Si embargo, los efectos de la crisis se dejaron sentir incluso en los países agrarios coloniales.

Para quienes no poseían control o acceso a los medios de producción, es decir, para los hombres y
mujeres que trabajaban a cambio de un salarios la principal consecuencia de la Depresión fue el
desempleo en una escala enorme y sin precedentes, y por mucho tiempo.

Lo que hizo aún más dramática la situación fue que los sistemas públicos de seguridad social no
existían, en el caso de los Estados Unidos, o eran extraordinariamente insuficientes. Esta es la razón
por la que la seguridad ha sido siempre una preocupación fundamental de la clase trabajadora:
protección contra las temidas incertidumbres del empleo. Aquellos que se había acostumbrado a
trabajar intermitentemente o atravesar por períodos de desempleo cíclico comenzaron a sentirse
desesperados cuando, una vez hubieron gastado sus pequeños ahorros y agotado el crédito en las
tiendas de alimentos, veían imposible encontrar un trabajo.

De ahí el impacto traumático que tuvo en la política de los países industrializados el desempleo
generalizado, consecuencia primera y principal de la Gran Depresión ara el grueso de la población.

Curiosamente, el sentimiento de catástrofe y desorientación causado por la Gran Depresión fue


mayor entre los hombres de negocios, los economistas y los políticos que entre las masas. El
desempleo generalizado y el hundimiento de los precios agrarios perjudicó gravemente a esas
masas. En un momento en que el comercio mundial disminuyó en cuatro años, los estados
comenzaron a levantar barreras cada vez mayores para proteger sus mercados nacionales y sus
monedas frente a los ciclones económicos mundiales. La piedra angular del sistema liberal, la
"cláusula de la nación más favorecida", desapareció de los acuerdos comerciales que se firmaron
entre 1931 y 1939, y cuando se conservó, lo fue de forma limitada.

La Gran Depresión desterró el liberalismo económico durante medio siglo. En 1931-1932, Gran
Bretaña, Canadá, todos los países escandinavos y Estados Unidos abandonaron el patrón oro, que
siempre había sido considerado como el fundamento de un intercambio internacional estable. El
abandono por parte de Gran Bretaña del sistema liberal ilustra dramáticamente la rápida
generalización del proteccionismo en ese momento.

Durante la Depresión, los gobiernos subvencionaron la actividad agraria garantizando los precios
del productor, comprando los excedentes o pagando a los agricultores para que no produjeran,
como ocurrió en Estados Unidos desde 1933.

En cuanto a los trabajadores, una vez terminada la guerra, el "pleno empleo", es decir, la
eliminación del desempleo generalizado, pasó a ser el objetivo básico de la política económica en
los países en los que se instauró un capitalismo democrático reformado, cuyo más célebre profeta
fue Keynes. La doctrina keynesiana propugnaba la eliminación permanente del desempleo
generalizado por razones tanto de beneficio económico como político. Los keynesianos sostenían,
acertadamente, que la demanda que generan los ingresos de los trabajadores ocupados tendría un
efecto estimulante sobre las economías deprimidas. Sin embargo, la razón por la que se dio la
máxima prioridad a ese sistema de estímulo de la demanda fue la consideración de que el
desempleo generalizado era social y políticamente explosivo.

Como consecuencia de la Gran Depresión: la implementación de sistemas modernos de seguridad


social. De hecho, la expresión "estado de bienestar" no comenzó a utilizarse hasta los años
cuarenta.

Un hecho subrayaba el trauma derivado de la Gran Depresión: el único país que había rechazado el
capitalismo, la Unión Soviética, parecía ser inmune a sus consecuencias. Mientras el resto del
mundo, o al menos el capitalismo liberal occidental, se sumía en el estancamiento, la URSS estaba
inmersa en un proceso de industrialización acelerada, con la aplicación de los planes quinquenales.
Además en la URSS no existía desempleo. ¿Cuál era el secreto del sistema soviético?. A raíz de los
planes quinquenales de Rusia, los términos "plan" y "planificación" estaban en boca de todos los
políticos. Los partidos socialdemócratas comenzaron a aplicar "planes". Para un funcionario
británico, escapar del círculo vicioso de la Gran Depresión era esencial construir una sociedad
planificada.

II

¿Cuál era la causa del mal funcionamiento de la economía capitalista en el período de


entreguerras? Para responder a esta pregunta, es imprescindible tener en cuenta la situación de los
Estados Unidos, pues si en Europa, al menos en los países beligerantes, los problemas económicos
pueden explicarse en función de las perturbaciones de la guerra y la posguerra, los Estados Unidos
sólo habrían tenido una breve, aunque decisiva, intervención en el conflicto. La primera guerra
mundial, lejos de desquiciar su economía, la benefició de manera espectacular. En 1913, los
Estados Unidos eran la mayor economía del mundo.

En resumen, al terminar la primera guerra mundial, el predominio de la economía estadounidense


en el escenario internacional era tan claro como el que conseguiría después de la segunda guerra
mundial Fue la Gran Depresión la que interrumpió esa situación hegemónica.

La guerra no sólo reforzó su posición de principal productor mundial, sino que lo convirtió en el
principal acreedor internacional. Su influencia en Europa era decisiva.

En suma, sólo la situación de los Estados Unidos puede explicar la crisis económica mundial.

Estados Unidos fue también la principal víctima de la crisis. Sus importaciones y exportaciones
cayeron entre 1929 y 1932.

Esto no supone subestimar las raíces estrictamente europeas del problema, cuyo origen era
fundamentalmente político. En la conferencia de paz de Versalles (1919) se habían impuesto a
Alemania unos pagos onerosos y no definidos en concepto de "reparaciones" por el costo de la
guerra y los daños ocasionados a las diferentes potencias vencedoras. Para justificarlas se incluyó
en el tratado de paz una cláusula que declaraba a Alemania única responsable de la guerra. La
suma que debía pagar Alemania no se concretó.
En 1924 entró en vigencia el "Plan Dawes", que fijó la suma real que debía pagar Alemania
anualmente, y en 1929 el "Plan Young" modificó el plan de reparaciones y estableció el Llamado de
Pagos Internacionales en Suiza. Todos los pagos, tanto de los alemanes como de los aliados se
interrumpió en 1932.

Las conmociones de la guerra y la posguerra y los problemas políticos europeos sólo explican en
parte la gravedad del hundimiento de la economía en el período de entreguerras. El análisis
económico debe centrarse en dos aspectos.

El primero es la existencia de un desequilibrio notable y creciente en la economía internacional,


como consecuencia de la asimetría existente entre el nivel de desarrollo de los Estados Unidos y el
del resto del mundo. El sistema mundial no funcionaba correctamente porque a diferencia de Gran
Bretaña, que había sido su centro hasta 1914, Estados Unidos no necesitaba al resto del mundo.
Estados Unidos no asumió una función estabilizadora de la economía mundial. Los
norteamericanos no dependían del resto del mundo porque desde el final de la primera guerra
mundial necesitaban importar menos capital, mano de obra y nuevas mercancías, excepto algunas
materias primas.

El segundo aspecto destacable de la Depresión es la incapacidad de la economía mundial para


generar una demanda suficiente que pudiera sustentar una expansión duradera.

Al no existir un equilibrio entre la demanda y la productividad del sistema industrial, en rápido


incremento en esos días que vieron el triunfo de Henry Ford, el resultado fue la sobreproducción y
la especulación. A su vez éstas desencadenaron el colapso.

Los bancos, afectados ya por la euforia inmobiliaria especulativa que, con la contribución habitual
de los optimistas ilusos había alcanzado su cenit algunos años antes del gran crac, y abrumados por
deudas incobrables, se negaron a conceder nuevos créditos y a refinanciar los existentes.

Lo que hacía que la economía fuera especialmente vulnerable a ese boom crediticio era que los
prestarios no utilizaban el dinero para comprar los bienes de consumo tradicionales. Lo que
compraban eran los bienes de consumo duraderos típico de la sociedad moderna de consumo en la
que los Estados Unidos eran pioneros.

La producción de automóviles disminuyó a la mitad en los Estados Unidos entre 1929 y 1931. En
resumen, los nuevos productos y el nuevo estilo de vida requerían, para difundirse con rapidez,
unos niveles de ingresos cada vez mayores y un elevado grado de confianza en el futuro. Pero eso
era precisamente lo que se estaba derrumbando.

A partir de 1932 había claros indicios de que lo peor ya había pasado. De hecho, algunas economías
se hallaban en situación floreciente. Japón y Suecia habían duplicado al terminar los años treinta la
producción de los años anteriores a la Depresión. Eso era especialmente patente en la más
poderosa de odas las economías, la de los Estados Unidos, donde los diferentes experimentos
encaminados a estimular la economía que se emprendieron en virtud del "new Deal" de Roosevelt
no dieron los resultados esperados. A unos años de fuerte actividad surgió una nueva crisis en
1937-1938, aunque de proporciones mas modestas que la Depresión de 1929. Para una serie de
economistas, el futuro del capitalismo era el estancamiento. ¿No era acaso el estancamiento el
estado natural de una economía madura?
Y todo ello a pesar de que los años treinta fueron un decenio de importantes innovaciones
tecnológicas en la industria, por ejemplo, en el desarrollo de los plásticos. Ciertamente, en un (
entretenimiento) el período de entreguerras contempló los adelantos más trascedentales, con el
triunfo de la radio como medio de comunicación de masas y de la industria del cine de Hollywood.

III

La Gran Depresión confirmó que algo funcionaba muy mal en el mundo en que vivían. ¿Quién sabía
lo que podía hacerse al respecto?

¿Que quedaba de una "economía libre" cuando el dominio cada vez mayor de las grandes
empresas ridiculizaban el concepto de "competencia perfecta" y cuando los economistas que
criticaban a Marx podían comprobar cuán acertado había estado, especialmente al profetizar la
concentración del capital?. No era necesario ser marxista, para comprender que el capitalismo del
período de entreguerras estaba muy alejado de la libre competencia de la economía del siglo XIX.
En efecto, mucho antes del hundimiento de Wall Street, un inteligente banquero señaló que la
incapacidad del liberalismo económico, y del socialismo anterior a 1917, explicaba la tendencia
hacia las "economías autocráticas", fascistas, comunista. En los últimos años del decenio de 1930,
las ortodoxias liberales de la competencia en un mercado libre habían desaparecido hasta tal punto
que la economía mundial podía considerarse como un triple sistema formado por un sector de
mercado, un sector intergubernamental (en el que realizaban sus transacciones economías
planificas) y un sector constituido por poderes internacionales públicos o semipúblicos que
regulaban determinadas partes de la economía. El cambio no fue siempre tan inmediato como en
América Latina, donde doce países conocieron un cambio de gobierno o de régimen en 1930-1931,
diez de ellos a través de un golpe militar. Es necesario dejar sentado que el triunfo casi simultáneo
de un régimen nacionalista, belicista y agresivo en dos importantes potencias militares (Japón 1931
y Alemania 1933) fue la consecuencia política más importante y siniestra de la Gran Depresión. Las
puertas que daban paso a la segunda guerra mundial fueron abiertas en 1931.

El espectacular retroceso de la izquierda revolucionaria contribuyó al fortalecimiento de la derecha


radical, al menos durante los años más duros de la Depresión.

El retroceso de la izquierda no se limitó al declive de los comunistas. La mayor parte del socialismo
europeo se encontraba entre la espada y la pared.

Sin embargo, la situación era diferente fuera de Europa. En el continente americano se registró un
mareado giro hacia la izquierda, cuando Estados Unidos, bajo el nuevo Presidente Roosevelt (1933-
1935) puso en práctica un New Deal más radical. También surgieron poderosos movimientos
político-sociales en Canadá.

No es fácil calibrar las repercusiones de la crisis en América Latina. Fueron más los que cayeron
hacia la izquierda que hacia la derecha, aunque sólo fuera por breve tiempo. Argentina inició la era
de los gobiernos militares después de un prolongado período de gobierno civil, el país giró
claramente hacia la derecha, aunque fuera una derecha tradicionalista. En cambio en Chile dio un
tumultuoso giro hacia la izquierda,. Incluso en 1932 se constituyó una fugaz "república socialista".

En el vasto mundo colonial, la crisis intensificó notablemente la actividad anti-imperialista, en parte


por el hundimiento del precio de los productos básicos en los que se basaban las economías
coloniales, y en parte porque los países metropolitanos sólo se preocuparon de proteger su
agricultura y su empleo, sin tener en cuenta las consecuencias de esas políticas sobre las colonias.

La Gran Depresión señaló en la mayor parte del mundo colonial el inicio del descontento político y
social de la población autóctona, descontento que necesariamente debía dirigirse contra el
gobierno colonial.

Por dramáticas que fueran las consecuencias políticas inmediatas no son el único ni el principal
criterio para juzgar la gravedad de la Depresión. El viejo liberalismo estaba muerto o parecía
condenado a desparecer. Tres opciones competían por la hegemonía político-intelectual. La
primera era el comunismo marxista. Además, la URSS parecía inmune a la catástrofe. La segunda
opción era un capitalismo que había abandonado la fe en los principios de mercado libre. En el
período de la posguerra demostraría ser la opción más eficaz.

La tercera opción era el fascismo, que la Depresión convirtió en un movimiento mundial o, más
exactamente, en un peligro mundial. La versión alemana del fascismo (el ultra nacionalismo) se
benefició tanto de la tradición intelectual alemana, que había rechazado las teorías neoclásicas del
liberalismo económico que constituían la ortodoxia internacional desde la década de 1880, como
de la existencia de un gobierno impecable decidido a terminar con el desempleo a cualquier precio.
Hay que reconocer que afrontó la Gran Depresión rápidamente y con más éxito que ningún otro
gobierno.

ALEMANIA FRENTE A LA GUERRA

La política económica alemana en relación con la guerra se divide en dos períodos: el de la


Blitzkrieg, y el incremento acelerado de la producción.

Durante la etapa de Blitzkrieg, los esfuerzos económicos alemanes fueron muy limitados. La misma
apuntaba a quebrar al ejército enemigo por medio de la paralización, cortando las líneas de
abastecimiento y comunicación a favor de la utilización masiva de tanques y bombarderos.

Los contraataques soviéticos desde fines de 1941 y la entrada en guerra de los Estados Unidos
llevaron a Hitler a decidir el abandono de la Blitzkrieg. A partir de principios de 1942se orientaron
los esfuerzos hacia un aumento de la producción de municiones. En el último año de la guerra se
concretó el mayor crecimiento de la capacidad de fabricación, volcada hacia una producción
masiva, dado que las necesidades del reclutamiento fueron absorbiendo a la mano de obra
calificada, obligando a reemplaza la calidad por cantidad.

Política económica alemana en el período bélico: explotación de los territorios ocupados. El


proyecto nazi de crear un Orden Nuevo no tuvo concreción efectiva, limitándose a la extracción de
recursos en beneficio de Alemania.

LA ECONOMIA SOVIETICA Y LA GUERRA


La unión Soviética se vio enfrentada al hecho de la guerra donde su proceso de industrialización
(acelerado) no se había completado aún (atraso de la agricultura y bajísimos niveles de consumo).

Debió afrontar la coyuntura bélica con un producto bruto en disminución y con recursos
industriales recortados respecto de los niveles de preguerra.

Por lo tanto, se dio la situación de que la industria de armamentos creció mientras todas las demás
actividades experimentaban notables caídas en la producción, a lo que se sumaron las enormes
pérdidas humanas.

Las industrias de bienes de consumo se vieron afectadas de manera notable.

Los Urales se transformó en la región más industrializada de la Unión Soviética.

Para financiar los crecientes gastos militares fue preciso aumentar la presión impositiva directa e
incrementar los empréstitos, lo que significaba un ahorro forzoso sobre los ingresos de los
trabajadores.

EN RESUMEN: la Unión soviética pudo resistir la invasión alemana, y su ejército a partir de 1942 se
desplegó en una contraofensiva que le permitió avanzar sobre territorio de Europa oriental, pero al
altísimo costo de una economía quebrada, en la que únicamente la producción bélica crecía, y de
una población agobiada por las privaciones.

LA SEGUNDA GUERRA Y EL MUNDO

En principio, las modificaciones producidas en el comercio internacional afectaron a las relaciones


entre los países europeos y los extraeuropeos de dos maneras:

1) Hubo una inversión perceptible en los términos de intercambio en perjuicio de las economías
desarrolladas de Europa occidental.

2) Se produjo una fuerte disminución en los ingresos "invisibles" de los países europeos, al
trasladarse el control de los mares hacia los Estados Unidos y al tener que desarrollarse los
negocios marítimos y comerciales en otras áreas del mundo.

Además, la guerra impulsó el desarrollo industrial en algunos países tradicionalmente exportadores


de productos manufacturados. El atraso tecnológico se hizo sentir de manera importante, por lo
que las industrias que alcanzaron cierto impulso fueron aquellas que se limitaron a la
implementación de desarrollos tecnológicos sencillos.

En el caso de América Latina, los Estados Unidos concretaron un asentamiento importante,


ganando mercados a favor del desplazamiento de los países europeos.

EL CAMBIO TECNOLOGICO
Se generalizó la creencia de que las guerras estimulan a los inventos y promueven las innovaciones,
que luego se utilizan en tiempos de paz para impulsar el desarrollo económico. Con frecuencia
fueron las innovaciones menos espectaculares las que adquirían importancia para la producción en
la paz. Las economías principales dirigieron su esfuerzo a mejorar los niveles de productividad
logrado a partir de una mejora en las técnicas empresariales y de organización. Fue con frecuencia
el talento empresarial lo que importó de manera primordial en la etapa de producción.

Un aspecto a destacar de la innovación tecnológica durante el período bélico fue la irrupción y el


control de la misma por parte del Estado. Proyectos como el de la bomba atómica y la cohetería
implicaron al gobierno que se orientó a las investigaciones.

Esta intervención fue un proceso ineludible debido a los altos costos de la tecnología y a los
aspectos de seguridad que incluía.

LA GUERRA Y LA SOCIEDAD

Las dificultades de alimentación y los problemas de higiene incidieron sobre la mortalidad infantil.
Los suministros destinados a la población fueron disminuyendo.

Las dificultades de comunicación volvieron a privilegiar relativamente a los habitantes del campo
frente a los de las ciudades.

Racionamiento y mercado negro fueron las dos caras del problema de la alimentación en la
retaguardia. Mientras que, por un lado, gobiernos como los de Alemania y Gran Bretaña
establecieron con rigidez dietas que debían ser iguales para toda la población, el mercado negro se
transformó en una opción casi imprescindible para completar una alimentación normal.

La postura de la sociedad frente a la guerra varió según las naciones. En Gran Bretaña, su población
estaba unida frente a los bombarderos alemanes. Se afirma que la guerra fue profundamente
popular.

La Rusia stalinista, planteó el enfrentamiento como "una guerra patriótica nacional".

En Francia, se trató de un régimen dependiente de los alemanes.

En los Estados Unidos, la expansión económica condujo a la desaparición del desempleo y también
a una redistribución de las rentas en beneficio de las clases salariales. Pero no todas las
consecuencias fueron positivas: la acelerada urbanización, producto del crecimiento industrial,
trajo consigo una notable escasez de viviendas, y las nuevas condiciones de vida condujeron a la
aparición de un serio problema de delincuencia juvenil.

El pueblo alemán no mostraba signos visibles de oposición a la guerra y los italianos se


manifestaron en contra de la participación del país en ella (oposición iniciada en el acercamiento
de Mussolini a Hitler).

La BBC de Londres constituía el aliento de la resistencia; en toda Europa continental la escuchaban


secretamente. Un elemento fundamental de estos movimientos fue que todos los programas
elaborados en la clandestinidad proponían reformas democráticas, pero, sobre todo, del régimen
económico-social, partiendo de un amplio plan de nacionalización de las industrias básicas.

LA PREPARACION DEL FUTURO

Era una demanda generalizada la construcción de un nuevo orden económico internacional.

Los Estados Unidos no tenían intención de retirarse de la escena económica y política. Expertos
norteamericanos celebraron reuniones con ingleses para establecer reglas para los asuntos
monetarios y las relaciones económicas internaciones.

Los ingleses, afirmaban que el valor de la moneda debía ser variable, para adaptarlo a las
necesidades de la política nacional.

Los norteamericanos, orientaron sus recomendaciones hacia el establecimiento de mecanismos


que aseguraran la libre circulación de bienes y servicios, y que, por lo tanto, prohibiesen las
discriminaciones en el comercio y las trabas gubernamentales sobre los pagos internacionales.

En 1944, Bretton Woods se firmó el acuerdo de creación del Fondo Monetario Internacional (FMI),
y otro por el que se fundaba el Banco Interamericano de Reconstrucción y Fomento (Banco
Mundial). FMI: Cada país debía establecer una paridad fija de su moneda respecto del oro o del
dólar, pero la misma podía modificarse para corregir un grave desequilibrio.

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