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COMERCIO JUSTO

Y EMPODERAMIENTO

Realidades y expectativas
de los pequeños cafetaleros
en Veracruz y Chiapas

Sandra Ramírez García


Martha Elena Nava Tablada
GOBIERNO DEL ESTADO DE VERACRUZ
DE IGNACIO DE LA LLAVE

Cuitláhuac García Jiménez


Gobernador del Estado

Eric Cisneros Burgos


Secretario de Gobierno

Israel Hernández Roldán


Director General de la Editora de Gobierno

Primera edición: 2019


ISBN: 978-607-8489-64-0
© Editora de Gobierno del Estado de Veracruz
Km 16.5 de la carretera federal Xalapa-Veracruz
C.P. 91639, Emiliano Zapata, Veracruz, México

Impreso y hecho en México


Agradecimientos

A los cafeticultores miembros de Catuai Amarillo


y Cafetos de Neria, por detener su tiempo para
colaborar y proporcionarnos respuestas.

A los productores y trabajadores de la Federación


Indígena Ecológica de Chiapas (FIECH),
por compartir sus experiencias y expectativas a futuro,
con lo cual enriquecieron el contenido
del presente documento.

Al Dr. Esteban Escamilla Prado por las facilidades


otorgadas para acercarnos a los cafeticultores
del municipio de Chocamán, Veracruz.

A la Dra. Alma Amalia González Cabañas, por su


apoyo durante el trabajo de campo en Chiapas
y el acercamiento a la FIECH.
Contenido

Introducción........................................................................ 11

Café, justicia y poder........................................................... 19


El sector cafetalero en México..................................... 19
El comercio justo: alternativa de mercado
ante la crisis cafetalera.................................................. 41
El concepto de empoderamiento................................. 62

Catuai Amarillo y Cafetos de Neria: Pequeños cafeti-


cultores veracruzanos en busca de un mercado justo...... 81
El municipio de Chocamán, Veracruz ......................... 81
Integradora de Cafés Especiales de
las Altas Montañas, S. A. de C. V................................. 88
Catuai Amarillo, S. S. S................................................. 91
Cafetos de Neria, S. C. de R. L..................................... 94
Características generales de los productores ............. 95
Empoderamiento individual....................................... 100
Empoderamiento colectivo......................................... 125

Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas:


Hacia una forma de vida digna y significativa................ 139
La trayectoria cafetalera de Veracruz ....................... 140
La trayectoria cafetalera de Chiapas ......................... 145
La FIECH: configuración compleja enfrenta un
problema complejo...................................................... 152

Conclusiones: Entre el empoderamiento


y la exclusión...................................................................... 169
Anexos................................................................................ 177
Anexo 1......................................................................... 179
Anexo 2......................................................................... 183
Bibliografía........................................................................ 191
Índice de cuadros y figuras

Cuadro 1. Indicadores de empoderamiento para cada


estrategia de comercio justo............................................... 80
Cuadro 2. Principales cultivos en el municipio
de Chocamán, 2013............................................................. 86
Cuadro 3. Organizaciones cafetaleras
que conforman INCAFESAM............................................... 89
Cuadro 4. Escolaridad de los socios.................................. 96
Cuadro 5. Ocupación principal de los socios.................... 97
Cuadro 6. Años de experiencia en el cultivo
de café de los socios............................................................ 98
Cuadro 7. Concepciones de comercio justo ................... 101
Cuadro 8. Derechos y obligaciones al participar
en comercio justo mencionados por los socios
de Catuai Amarillo............................................................ 102
Cuadro 9. Derechos y obligaciones al participar
en comercio justo mencionados por los socios
de Cafetos de Neria.......................................................... 103
Cuadro 10. Requisitos que debe cumplir el café de
comercio justo según los socios ....................................... 104
Cuadro 11. Aspectos que pueden cubrir con los
ingresos de comercio justo………................................... 108
Cuadro 12. Nivel de confianza de los socios para
acceder a capital (créditos)……...................................... 111
Cuadro 13. Cambios en habilidades y capacidades
personales de los socios.................................................... 116
Cuadro 14. Información que reciben los
socios por parte de INCAFESAM respecto
a las condiciones de venta del café.................................. 119
Cuadro 15. Modificación en el nivel
de participación de los socios........................................... 122
Cuadro 16. Modificación en la representación
de intereses de los socios.................................................. 126
Cuadro 17. Definición de prima social,
según los socios.................................................................. 128
Cuadro 18. Usos que debería tener la prima social,
según los socios.................................................................. 129

Figuras

Figura 1. Localización del municipio


de Chocamán, Veracruz……………………….................. 82
Introducción

El café es un bien agrícola tradicional conocido casi en


todo el mundo. Los países desarrollados son los principales
importadores de este producto; de acuerdo con Pérez
y González (2013), Europa es el continente con mayor
consumo de café. Por su parte, los países subdesarrollados
de la franja tropical son los exportadores encargados de
abastecer el consumo mundial del aromático (Hernández
y Nava, 2016). Sin embargo, aunque la producción de café
está en manos de los productores del sur, son las grandes
trasnacionales del norte las que dominan la comercialización
internacional.
Garza (2013) señala que las sociedades de comercio
internacional: Neumann, Volcafé, Cargill, Esteve, Aron y
Man, controlan la mitad de las transacciones mundiales de
café, estableciendo los parámetros de operación en toda la
cadena de valor, mientras que los pequeños productores
luchan por no quedar excluidos y recibir parte de los
beneficios. Dicha situación representa una desventaja para
los productores locales, porque son las grandes empresas
quienes toman las decisiones sobre el precio del café y no
consideran las necesidades de los cafeticultores campesinos
(Aragón, 2006). Con anterioridad, los acuerdos económicos
de la Organización Internacional del Café regulaban las
transacciones entre países consumidores y productores para
mantener el mercado en equilibrio y así controlar el precio

11
12 Comercio justo y empoderamiento

internacional del café en las bolsas de Nueva York y Londres


(Ejea, 2009), pero en 1988 se cancelaron esos acuerdos,
favoreciendo la concentración del poder en unas pocas
empresas multinacionales y provocando la sobreoferta de
café en el mercado, lo que a su vez originó la disminución
del precio de transacción (Hernández y Nava, 2016).
En la actualidad, en el mercado cafetalero se presentan
recurrentes crisis por precios bajos. Para Alvarado, Juárez
y Ramírez (2006) los productores son los más afectados,
porque hay una enorme diferencia entre el precio pagado
por el consumidor final y el que recibe el productor,
esto se debe al número de intermediarios presentes en la
comercialización. En este sentido, Pérez y Echánove (2006),
quienes realizaron un análisis de la cadena del café mexicano
de exportación, mencionan que en el mercado desregulado
el productor recibe un ingreso no mayor a 0.1% del valor
final del producto. Pese a esto, en el país el café tiene el
segundo nivel de importancia dentro de las actividades
agrícolas debido a la cantidad de personas que directa o
indirectamente obtienen sus ingresos de este bien (Aragón,
2006).
Asimismo, la producción de ciertas regiones mexicanas
es reconocida en el mercado internacional por su calidad.
Mestries (2006) lo atribuye a las condiciones de altura,
clima y suelo presentes en nuestro país, ideales para el
cultivo del aromático. A pesar del optimismo derivado de los
reconocimientos internacionales, en las regiones cafetaleras
mexicanas se observan altos niveles de pobreza (Johnson,
2004), esto se debe en gran parte a la crisis mundial del
precio del café, la cual ha causado la disminución de
empleos, el deterioro ambiental, el abandono de los cafetales
y la baja calidad de vida de los pobladores de esas regiones
(Martínez, 2004).
Los efectos de las crisis cafetaleras por precios bajos se
agudizaron con la suspensión de los apoyos gubernamentales
al desaparecer el Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ),
Introducción 13

en 1993, y con la entrada en vigor del Tratado de Libre


Comercio de América del Norte (Martínez, 1995). Para
Mestries (2003) el sector cafetalero veracruzano, igual
que el de otras regiones, no tenía las condiciones para ser
competitivo en un mercado abierto.
Vanderhoff (2005) menciona que en la actualidad
los pequeños productores indígenas sufren la carga del
supuesto mercado libre, por lo que han tenido que reducir
sus gastos, endeudarse con prestamistas, rentar o vender
su parcela. Estas condiciones de marginación y pobreza
obligan a los pequeños productores a vender el café en
cereza a acopiadores que ofrecen precios inferiores al valor
real (Ejea, 2009).
Pero el problema no es solo económico, el contexto
expuesto les niega a esos productores la posibilidad de decidir
sobre su desarrollo actual y futuro, por lo que alternativas
como la de comercio justo ofrecen la oportunidad de
fortalecer las capacidades de los productores para que sean
más competitivos y afronten con éxito las adversidades del
modelo capitalista (Garza, 2013). El objetivo principal de
dicha propuesta es que el pequeño productor obtenga un
precio “justo” por el bien que produce; para participar en
ese esquema se deben cumplir una serie de requisitos que
en cierta medida aseguran el desarrollo social y sustentable
(García et al. 2006).
El llamado mercado justo surgió en 1989 y se ha
desarrollado en 19 países; los consumidores de este mercado
se encuentran en su mayoría en Europa (Vanderhoff, 2005).
El café fue el primer producto alimenticio etiquetado bajo
dicha modalidad, por lo que se le considera emblemático
del comercio justo (Raynolds, Murray y Leigh, 2004).
Esa iniciativa surgió como respuesta al descenso de los
precios del café y le otorgó un valor agregado al producto
mediante el cumplimiento de normas sociales y ambientales
en la producción (Garza, 2013). México es pionero en la
exportación de café de comercio justo y se ha posicionado
14 Comercio justo y empoderamiento

como uno de los líderes mundiales, pero solo una pequeña


parte de la producción se comercializa con esta modalidad
(Escamilla et al. 2005).
De acuerdo con Raynolds, Murray y Leigh (2004),
ese esquema busca transformar el comercio norte-sur en
un instrumento de empoderamiento, porque permite que
los productores desarrollen conocimientos y capacidades;
para estos investigadores el empoderamiento individual y
colectivo es el efecto más positivo del comercio justo, aunque
indican que el grado de relación y los beneficios del mismo
han sido muy poco analizados. Renard (2003) y Tallontire
(2000) sugieren una relación positiva entre comercio justo
y empoderamiento; aunque se trata de un supuesto que no
deriva de estudios que examinen en específico los efectos
en los indicadores de empoderamiento. Renard (2003)
analizó cómo la estrategia de etiquetado de comercio
justo fue evolucionando hasta permitir la coordinación
de mercado; en una parte de su investigación señala que
la red de intercambio va más allá de una transacción
comercial, porque otorga a los productores herramientas
de empoderamiento. Por su parte, Tallontire (2000) realizó
su estudio desde el enfoque de asociaciones a partir del
caso de Cafédirect, donde argumenta que el modelo de
comercio justo incrementa la participación del productor
en la asociación comercial.
Entonces, aunque existen estudios donde se afirma
que el comercio justo conlleva empoderamiento, son pocos
los trabajos que han evaluado ese esquema como una
herramienta de empoderamiento real.
Moore (2004) define una agenda de investigación
para trabajos posteriores sobre el tema y detecta que
para medir su impacto es necesario monitorear el grado
de empoderamiento de las organizaciones. En esa misma
línea, Lyall (2014) afirma que en los últimos 15 años se
han llevado a cabo cientos de investigaciones sobre el
impacto del comercio justo en los pequeños agricultores,
Introducción 15

pero pocos estudios se han enfocado en la evaluación del


empoderamiento.
Aunque la mayor parte de los trabajos apuntan a una
relación positiva entre estos dos conceptos, Bacon (2010)
argumenta que no hay una diferencia significativa en la
calidad de vida entre los productores que participan en
el mercado convencional y aquellos que son parte del
comercio justo, lo que contradice la relación comercio justo-
empoderamiento. Dada esta contraposición de opiniones
y la problemática expuesta sobre la crisis de café, resulta
pertinente identificar y analizar los efectos en los indicadores
de empoderamiento individual y colectivo que ocurren en
los pequeños cafeticultores, a partir de su afiliación en una
organización que trabaja en el mercado de comercio justo.
Autores como Hanson et al. (2012) señalan que el
empoderamiento ha sido comparado con la participación,
pero este indicador resulta insuficiente. Para Doppler (2006)
el empoderamiento en el sentido del comercio justo no tiene
que ver solo con “dar una voz” a los grupos marginados,
sino con elevar su acceso a los recursos económicos, a fin de
que puedan tomar el desarrollo en sus manos.
Con base en los antecedentes expuestos, la presente
investigación abona a la literatura académica sobre la
relación comercio justo-empoderamiento, que como se
observa, resulta escasa. Además, los resultados contribuyen
a reconocer las limitantes de dicha relación y a buscar
medidas para su fortalecimiento.
En ese contexto, el objetivo general de la investigación
fue analizar el impacto de la afiliación a una organización
cafetalera que trabaja con la certificación de comercio
justo en el empoderamiento individual y colectivo de sus
miembros, en específico en tres casos seleccionados en los
estados de Veracruz y Chiapas.
El estudio se realizó en dos organizaciones cafetaleras
veracruzanas: Catuai Amarillo, S. S. S. y Cafetos de Neria,
S. C. de R. L., ubicadas en el municipio de Chocamán,Veracruz,
16 Comercio justo y empoderamiento

donde se examinaron los efectos del comercio justo en los


indicadores de empoderamiento individual y colectivo de
los productores; además, se incluyó un análisis general del
empoderamiento de la Federación Indígena Ecológica de
Chiapas, S. S. S., situada en Chiapa de Corzo, Chiapas. Por
medio del análisis practicado se muestran los beneficios y los
riesgos de una configuración compleja que permite atender
el mercado internacional del comercio justo.
Es importante mencionar que los grupos estudiados
poseen características diferentes. Catuai Amarillo y Cafetos
de Neria son grupos de primer nivel que congregan a 16
y 10 productores, respectivamente, y forman parte de la
Integradora de Cafés Especiales de las Altas Montañas
(INCAFESAM), mientras que la Federación Indígena Ecológica
de Chiapas es un grupo de segundo nivel que reúne a
3,300 productores; las tres asociaciones cuentan con la
certificación de comercio justo otorgada por Fairtrade
International (FLO).
Para cumplir el objetivo de investigación se revisaron los
diferentes conceptos y elementos del empoderamiento, así
como la diversidad de metodologías usadas para medirlo.
Dado que los estudios previos en este campo solo hacen
referencia a una posible relación entre comercio justo y
empoderamiento, pero no profundizan en la comprensión
del tema, los instrumentos de investigación no se diseñaron
con el fin de medir, sino más bien de describir y detallar
dicha relación; no obstante, los resultados constituyen una
referencia del grado de empoderamiento de los productores
y sus organizaciones.
Los instrumentos se crearon desde un enfoque mixto,
adaptando el modelo dimensional de Rowlands (1997) y
los indicadores de empoderamiento para las estrategias de
comercio justo de Phillips (2010), los cuales se exponen en
apartados posteriores.
En Veracruz se aplicaron entrevistas semiestructuradas
a los presidentes de las organizaciones Catuai Amarillo y
Introducción 17

Cafetos de Neria, que contenían preguntas relacionadas


con la trayectoria de los grupos y el empoderamiento
colectivo (Anexo 1). A los productores socios de ambas
organizaciones se les puso un cuestionario con preguntas
enfocadas al empoderamiento individual y colectivo (Anexo
2). Se realizaron nueve cuestionarios en Catuai Amarillo
y cinco en Cafetos de Neria; no se aplicó la encuesta a
todos los productores debido a que algunos no mostraron
disponibilidad para contestarla, pero los porcentajes con los
que se trabajó y la consistencia de la información aseguran la
fiabilidad de los resultados. El trabajo de campo se realizó en
febrero de 2016 en las localidades de Chocamán (cabecera
municipal) y San José Neria.
La información sobre los procesos organizativos de la
Federación Indígena Ecológica de Chiapas se obtuvo a
partir de observación directa llevada a cabo en las oficinas
centrales del grupo, ubicadas en el municipio de Chiapa de
Corzo, durante una estancia que abarcó los meses de marzo
y abril de 2016. Asimismo, se colectaron datos por medio de
entrevistas no estructuradas a gerentes y subgerentes de los
diferentes departamentos que integran la Federación.
El orden y la forma en que se presentan los resultados
no atiende a una idea de comparación entre las tres organi-
zaciones, sino que muestra las posibilidades y limitantes que
el comercio justo ofrece para fortalecer el empoderamiento
de los pequeños productores, dado que se consideró que
afianzar el conocimiento teórico sobre el empoderamiento,
en el sentido del comercio justo, a partir del análisis de
tres grupos diferentes, es una oportunidad de orientar las
estrategias de este modelo hacia un desarrollo más integral.
Café, justicia y poder

El sector cafetalero en México

La crisis global en el mercado cafetalero

El café es un producto agrícola bien conocido en todo el


mundo. Pérez y González (2013) mencionan que cada día
a nivel global se ingieren 1.5 billones de tazas de café en
diferentes formas de preparación. El mayor consumo de
este producto tiene lugar en Europa, una región donde
no se cosecha el grano. Se ha identificado que los países
desarrollados son los principales importadores de café,
mientras los subdesarrollados de la franja tropical son
los exportadores encargados de abastecer el consumo
mundial (Hernández y Nava, 2016). De acuerdo con
Martínez (1998), la comercialización del aromático genera
importantes ganancias, pero los productores reciben poco
de ellas.
Europa es la región que demanda el café de mayor
calidad, por lo que ha impulsado la siembra de este producto
en Latinoamérica, la zona con mayor producción. Otro país
con demanda creciente es Estados Unidos, donde se empieza
a preferir el café de especialidad, lo cual ha dinamizado
la industria (Pérez y González, 2013). Martínez (1998)
señala que estos mercados han influenciado las normas de
calidad del grano en los países productores, delimitando

19
20 Comercio justo y empoderamiento

cuatro grupos para la clasificación internacional: suaves


colombianos, otros suaves, arábigos no lavados y robustos;
después aparecen las especificaciones: prima lavado, de
altura y estrictamente de altura.
La misma autora explica que la especificación donde
se ubique el café dependerá de la proporción del grano
defectuoso, de las materias contenidas en cada partida y
del resultado de la catación; además, señala que el grano
despergaminado1 también se cataloga considerando la altura
en que se cosechó, la humedad que contiene, la proporción
de grano vano, el sabor y el brillo. Dentro de esta última
clasificación aparece la división: café oro calidad exportación
(Martínez, 1998).
De manera general, las exportaciones se realizan en
forma de café oro, porque los productores solo aplican
los procesos de beneficiado húmedo y seco; son los países
desarrollados quienes llevan a cabo las fases de torrefacción,
molienda, solubilización, descafeinado y envasado, para así
hacer llegar al consumidor final mezclas de alta calidad
(Santoyo et al. 1994).
Pérez (2010) considera que la comercialización interna-
cional impone requisitos tecnológicos, sanitarios, legales,
logísticos, financieros, tributarios y de mercadeo, que
dificultan la participación de las pequeñas empresas y dan
pie a que el mercado sea dominado por grandes compañías
trasnacionales.
Un problema recurrente en el mercado internacional
del café son los precios bajos debido a la sobreoferta;
esa situación inició con la cancelación de los acuerdos
económicos de la Organización Internacional del Café (ICO,
por sus siglas en inglés) (Hernández y Nava, 2016). Ejea
(2009) indica que durante gran parte del siglo XX dichos

1 Proceso que consiste en retirarle a la semilla la última cubierta (o pergamino) y


la piel plata; este tipo de grano es conocido como café oro.
Café, justicia y poder 21

acuerdos entre países consumidores y productores permitían


mantener el precio internacional en equilibrio, eso a partir
de un sistema de cuotas, pero con la anulación del convenio
el sector privado definió de manera libre los volúmenes por
exportar, basándose solo en las circunstancias del mercado
(Pérez, 2010).
Además, Hernández y Nava (2016) afirman que desde
1998 se han incorporado numerosos países a la producción
de café, de tal manera que para el año cafetalero 2001-
2002, el descenso del precio fue alarmante; incluso la
ICO reconoce que a finales de la década de los ochenta
las ganancias para los exportadores de café iban de 10 a
12 mil millones de dólares, mientras para 2003 los países
productores solo recibían alrededor de cinco mil millones
de dólares (ICO, 2003a).
Otra consecuencia de la desregularización internacional
fue la supresión de las agencias gubernamentales de café
en los países productores, que provocó que el gobierno se
retirara de la producción y comercialización, favoreciendo la
presencia de empresas trasnacionales en la cadena, porque
esas firmas ya podían comprar el grano directamente a
los productores, quienes pocas veces tenían el poder de
negociar (Nava, 2016). Como lo expresan Pérez y González
(2013), la desaparición de esas instituciones disminuyó el
financiamiento, capacitación, investigación y organización
del sector productivo cafetalero en casi todos los países.
Bacon (2010) plantea que la desintegración de los
acuerdos internacionales del café, la liberalización del
mercado y la eliminación de agencias estatales de café
desembocaron en una crisis humanitaria para más de 25
millones de cafeticultores alrededor del mundo. En su
investigación identificó que los precios bajos del aromático
disminuyeron los ingresos de las familias de los pequeños
productores, quienes se vieron obligados a reducir sus
gastos en educación, salud y vivienda; de igual forma, los
ecosistemas resultaron afectados cuando los agricultores
22 Comercio justo y empoderamiento

decidieron cambiar el uso de suelo de café de sombra a cría


de ganado o monocultivos.
En cuanto a la demanda, la ICO (2015) reporta que el
consumo mundial se ha incrementado a una tasa de 1.2%
anual desde principio de la década de los ochenta. Pérez
(2010) atribuye este crecimiento al aumento de los ingresos
de la población de países desarrollados, al abaratamiento
del grano y a su distribución masiva; sin embargo, la ICO
(2003a) arroja datos que muestran un desequilibrio entre
oferta y demanda, ya que la primera ha sido mayor en los
últimos años. Sin duda, los elevados costos de producción
ocasionan que muchos cafeticultores dejen de invertir en
esta actividad, pues los precios no les permiten obtener
ganancias (ICO, 2010).
Es importante mencionar que el precio del café en las
transacciones internacionales se establece conforme al
mercado de futuros de Londres (para café arábiga) o Nueva
York (para café robusta), lo que permite que el comprador
establezca el precio del producto cuando lo considere
adecuado (ITC, 2015); eso, aunado a la variabilidad del
suministro, debido a condiciones climáticas o socioeconó-
micas, ocasiona más inestabilidad en el mercado. Nava
(2016) resume que el mercado cafetalero es sensible a las
fluctuaciones del precio internacional, al incremento de los
costos de cultivo y a la demanda mundial.
Este fluctuante contexto deja en desventaja a los
pequeños productores que, como lo señalan Pérez y González
(2013), luchan contra empresas trasnacionales, las cuales
reestructuran la cadena productiva a su favor. Para Nava
(2016) las relaciones desequilibradas del sector se deben
a la estructura de la cadena, ya que en la base productiva
están los campesinos pobres y es hasta la transformación
y comercialización cuando las grandes empresas agregan
valor y cobran los beneficios.
La ICO reconoce que la caída de los precios de productos
agrícolas, como el café, contribuye a aumentar la pobreza
Café, justicia y poder 23

en África, Asia y Latinoamérica; en su informe señala que


la crisis cafetalera tiene graves consecuencias económicas,
sociales y ambientales. En el aspecto económico destaca
el abandono de los cafetales y la pérdida de empleos. En
cuanto al factor social, se reportan migraciones del campo
a la ciudad e incluso al extranjero, se invierte menos en
educación, aumenta la desnutrición y aparecen cultivos
ilícitos. El sector ambiental se ve afectado con la pérdida
de áreas forestadas que formaban parte de las plantaciones
bajo sombra (ICO, 2004).
Es claro que la industria del café ha prosperado debido
al creciente consumo mundial y a la alta tecnología de
los procesos industriales, pero los procesos agrícolas han
avanzado poco (Pérez y González, 2013). De esta forma, el
mercado cafetalero se encuentra lleno de contrastes: por un
lado están las grandes trasnacionales del norte que dominan
la comercialización internacional, y en el otro extremo existen
miles de pequeños productores obligados por sus condiciones
de pobreza a vender el café a precios inferiores al valor real.
Entonces, si la base del proceso son cafeticultores en
condiciones de pobreza, es importante preguntarse: ¿cuánto
tiempo podrá sostenerse esta situación? Bacon (2010)
asegura que en respuesta a la crisis del café, organizaciones
no gubernamentales y asociaciones de productores han
buscado expandir el mercado del café por medio de
conexiones con el comercio justo, la certificación orgánica y
otros programas de café sostenible, aunque, como lo expone
Bacon, los efectos a largo plazo de esos proyectos han sido
poco medidos.
24 Comercio justo y empoderamiento

Generalidades históricas de la cafeticultura en México

Latinoamérica es la región con mayor producción de café


a nivel global y dentro de esta región destaca México
como exportador (Pérez y González, 2013). Fideicomisos
Instituidos en Relación con la Agricultura (FIRA, 2014)
señala que en el ciclo 2013-2014, el país participó con 2.4%
del volumen de las exportaciones mundiales, ubicándose en
el lugar número 11 de los exportadores. Por otro lado, el
café ocupa el segundo nivel de importancia dentro de las
actividades agrícolas debido a la cantidad de personas que
directa o indirectamente obtienen sus ingresos de este bien
(Aragón, 2006).
Sin embargo, en las últimas décadas, tanto la producción
como exportación de café han disminuido. FIRA (2014)
afirma que de 1999 a 2000 México participaba con 5.5%
de las exportaciones globales, pero a partir del año 2000
su producción empezó a descender. Las causas de esta
disminución fueron la crisis mundial del café y los cambios
en el contexto político y económico que han ocurrido en
México desde el siglo XX, como el retiro de la participación
del Estado en el sector productivo, la apertura de los
mercados nacionales y el estancamiento de la producción
agropecuaria; asimismo, en los últimos años la enfermedad
de la roya ha contribuido al decremento de la producción.
Si bien durante el siglo XX el país experimentó el periodo
de crecimiento más prolongado, no se lograron superar todos
los rezagos (Lomelí, 2012). Uno de los sectores que finalizó
con más cuentas pendientes fue el agropecuario, en específico
la producción cafetalera donde aún persisten diferentes
problemas: pérdida de empleos, aumento de la migración,
abandono de las plantaciones, grave impacto ambiental,
incidencia de plagas y enfermedades, bajos rendimientos y
drástica caída del nivel de vida de los pobladores rurales que
dependen de la cafeticultura (Martínez, 2004).
Café, justicia y poder 25

La producción de café en México inició a finales del siglo


XIX, después de su introducción en la región de Córdoba,
Veracruz (Nava, 2016); es decir, tiene una historia de más
de 200 años en el país. Pérez (2013) señala que desde finales
del siglo XIX, hasta casi concluir el XX, el aromático fue un
producto de prioridad nacional. No obstante, se identifican
diversas fases que obedecen a las transformaciones políticas,
económicas y sociales ocurridas en el siglo XX; por ello, en
este apartado se trata la historia cafetalera nacional desde
mediados de dicho siglo hasta principios del XXI.
Entre 1940 y 1982 el modelo de desarrollo seguido
por México fue la “industrialización por sustitución de
importaciones”. La primera etapa de este modelo fue de 1940 a
1956, tiempo durante el cual hubo importantes exportaciones
del sector primario que financiaron la industrialización y
urbanización del país. El gran número de exportaciones fue
producto de la modernización del sector agrícola, el cual
creció a una tasa promedio interanual de 7.4%, de esa forma
fue posible satisfacer la demanda interna de alimentos y
generar excedentes para la exportación (Ramales, 2008).
El café estuvo dentro de los productos agrícolas con
mayor productividad durante el periodo mencionado. De
acuerdo con Nava (2016), a partir de 1950 la llamada
Revolución Verde promovió la adopción de paquetes
tecnológicos que incrementaron la producción de café y
permitieron su comercialización internacional. El auge
de dicha Revolución se dio en un periodo de estabilidad
cambiaria en México, donde la devaluación de 1954 puso
las bases para un crecimiento con estabilidad de precios
(Lomelí, 2012). Lamentablemente, la estabilidad del precio
del café no fue permanente porque los avances tecnológicos
se tradujeron en una sobreproducción del grano en México,
y en varias partes del mundo, sobre todo en países asiáticos,
como Vietnam, que ingresaron al mercado internacional. La
mayor disponibilidad del producto provocó la caída de su
26 Comercio justo y empoderamiento

precio internacional, afectando los ingresos de los pequeños


productores (Nava, 2016).
Ramales (2008) anota que de 1956 a 1970 el país
transitó a un modelo de “desarrollo estabilizador”, en el
que las políticas se orientaron hacia el mercado interno
por medio del proteccionismo comercial. En 1958 se creó
el Instituto Mexicano del Café (INMECAFÉ), el cual hasta
1989 se encargó de la política cafetalera nacional. En un
inicio sus funciones eran: realizar investigaciones técnicas
para el mejoramiento de la producción y regular el comercio
internacional del café nacional (Pérez, 2013).
En los primeros años el INMECAFÉ influyó poco en las
condiciones de vida de los productores, pero eso cambió
después de 1973, cuando formó Unidades Económicas de
Producción y Comercialización, constituidas por grupos
de productores, mediante las cuales el Instituto canalizaba
los anticipos de cosecha, los programas de asistencia social, los
apoyos técnicos, crediticios, comerciales y administrativos
(Renard, 1999). Esa fue una de las razones para que creciera
el interés por cultivar café entre los campesinos, ya que
consideraban que la producción del grano aumentaría sus
ingresos económicos, además, el INMECAFÉ apoyaba la
transferencia tecnológica, regulaba la comercialización y el
beneficiado del grano (Bartra, 1999). Pese a ello, en 1982
los cafeticultores volvieron a ser afectados por una caída
significativa del precio del café, lo cual originó movilizaciones
en el sector, debido al empobrecimiento de los productores
(Macip, 2005).
Lomelí (2012) afirma que en la década de 1980 el país
experimentó tasas de crecimiento negativo; incluso ubica el
año de 1982 como el punto de agotamiento de la estrategia
del desarrollo estabilizador. Entonces, para solucionar el
problema del valor del café, el Estado incrementó el precio del
grano, aunque esta medida fue solo una solución temporal,
porque a finales de esa década el Acuerdo Internacional
Café, justicia y poder 27

del Café no se renovó, es decir, se desreguló el precio


internacional y comenzó el libre mercado (Macip, 2005).
Aunado a lo anterior, en 1989 una fuerte helada provocó
daños a los cafetales del Golfo de México, por lo que los
productores emigraron a las ciudades, abandonando sus
plantaciones; la combinación de esos eventos causó lo que se
conoció como “la gran crisis del café” (Macip, 2005). Pese
a dichas condiciones, el gobierno decidió retirar el apoyo al
sector cafetalero y orientar sus acciones al libre mercado, tal
como lo exigía la entrada del modelo neoliberal. Entonces
los argumentos para suprimir los apoyos fueron: insolvencia,
corrupción, uso político de los productores y altos costos de
operación (Pérez, 2013).
Pero Lomelí (2012) señala que el retiro del Estado se
debió en buena parte a “la leyenda negra sobre el papel del
Estado en la economía”, algo que se venía construyendo
desde la década de 1960 por los enfrentamientos con el
sector empresarial. De igual forma, a nivel global se inició
una tendencia en contra del Estado interventor. Sin duda,
ambos factores tienen cabida en la historia del café: el
primero dio origen a la desarticulación de instituciones
como INMECAFÉ, el segundo reforzó la idea de desaparecer
los acuerdos internacionales que regulaban los precios.
En 1990 el INMECAFÉ dejó de otorgar créditos a cuenta
de cosecha a los productores, además inició la transferencia
de sus instalaciones industriales a las organizaciones de
cafeticultores, hasta que en 1993 dicho Instituto fue liquidado
(Contreras y Hernández-Martínez, 2008). Al desaparecer
la institución se suspendió la investigación, la asistencia
técnica, el financiamiento y los apoyos económicos para la
producción, beneficiado y comercialización. Los pequeños
productores quedaron muy vulnerables y ante la falta de
capacidades autogestivas tuvieron que vender sus cosechas
a los intermediarios a precios bajos (Martínez, 1995).
Más tarde, en 1993 se creó el Consejo Mexicano del Café
(CMC), con el fin de aumentar la productividad y mejorar la
28 Comercio justo y empoderamiento

calidad del grano por medio de políticas de fomento productivo


y modernización tecnológica. El Consejo fue una asociación
civil vinculada a la estructura gubernamental, esto significa
que sus acciones tenían que apoyarse en consejos estatales
presididos por los gobernadores de los estados cafetaleros.
El Consejo Directivo estaba integrado por los titulares de
la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural,
Pesca y Alimentación (SAGARPA), Secretaría de Hacienda
y Crédito Público (SHCP), Secretaría de Economía (SE) y
Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) (Santander, 2012).
Algunas de las funciones del INMECAFÉ fueron transferidas
al CMC, por ejemplo: la representación internacional de
México ante la Organización Internacional del Café,
la promoción y mejoramiento de la calidad del café, el
seguimiento administrativo, el control de las estadísticas
de exportaciones nacionales y la promoción de actividades
para el fomento productivo nacional (Guiovannucci y
Juárez, 2006). No obstante, la mayoría de las facultades del
INMECAFÉ se eliminaron, por lo que el CMC nunca tuvo la
facultad de realizar compras directas (Santander, 2012).
El Estado se limitó a implementar programas de
fomento y políticas asistencialistas para aminorar el impacto
del bajo precio del café (Aragón, 2006). Dentro de dichas
políticas surgió el Programa de Impulso a la Producción
de Café 1995-2000, donde el CMC fue el encargado de
canalizar las acciones del gobierno federal; el objetivo del
programa fue lograr la modernización del sector cafetalero
y la capitalización de los productores de café mediante el
desarrollo de la actividad primaria. Los recursos del proyecto
se utilizaron para la compra de paquetes tecnológicos, la
puesta en marcha de campañas de prevención de plagas y la
capacitación de productores (Pérez, 2010).
En general, el siglo XX estuvo caracterizado por
grandes transformaciones y la cafeticultura fue afectada
por esos cambios. Para Lomelí (2012) ese periodo puede
ser reconocido como el siglo de los procesos truncos: una
Café, justicia y poder 29

industrialización inconclusa y una reforma agraria que


repartió tierras, pero no pudo dar el salto tecnológico para
consolidarse como una actividad intensiva en capital; sin
duda, la historia de la producción de café en este siglo es la
evidencia de ello.
De acuerdo con Pérez (2010), más tarde se crearon
nuevos esquemas de apoyo al sector cafetalero nacional,
entre los que destacan:

• El Fondo de Apoyo Especial a la Inversión de Café,


que operó en 2000-2001 y consistía en entregar una
cantidad económica única a todos los productores,
sin discriminación.
• El Fondo de Estabilización Cafetalera, que se
activaba cuando los precios internacionales del
café rebasaban un mínimo establecido; se hacía
una transferencia monetaria a los cafeticultores
y al momento en que el precio recuperaba el nivel
indicado, los productores devolvían el dinero, aunque
el presupuesto asignado no siempre garantizaba el
pago a todos los cafeticultores.
• El Programa de Promoción al Consumo del Café en
México, cuyo objetivo era elevar el consumo de café
en el país al nivel promedio internacional, lo cual no
se cumplió.

Pérez (2010) expone que los problemas de corrupción


detectados dentro del CMC en 2004 contribuyeron a su cierre
en el 2005. También indica que en este año aparecieron
nuevas políticas públicas para el café y se instauró el Comité
Nacional Sistema Producto Café (CNSPC), a fin de impulsar
al sector cafetalero de forma integral. La formación de ese
comité estaba respaldado por la Ley de Desarrollo Rural
Sustentable (LDRS), la cual consideraba al café un producto
estratégico en México, por tanto, el CNSPC tuvo la facultad
30 Comercio justo y empoderamiento

de convenir medidas, dentro del marco normativo vigente,


para mejorar el desarrollo de la cadena productiva.
De acuerdo con Santander (2012), ese comité intentaba
ser un organismo de gobernanza con patrimonio propio,
plural e incluyente, al considerar a todos los involucrados
en la cadena productiva y comercial del café. No obstante,
la efectividad de ese esquema fue cuestionable debido a que
carecía de una figura jurídica, lo cual limitaba sus acciones
y, ante la falta de claridad, el liderazgo se desvaneció.
Además, en los primeros años el CNSPC se concentró más
en promocionar la producción que en mejorar la calidad del
grano y aumentar el consumo del mismo (Pérez, 2010).
También es necesario hacer referencia a la polarización
presente en la cadena productiva y en los apoyos
gubernamentales. A continuación se mencionan, de forma
breve, los extremos de algunas relaciones desiguales:

• Durante la Revolución Verde la mayor parte de


los apoyos tecnológicos se dieron para cultivos
altamente comerciales y de exportación, como el
café, el algodón y el cacao, pero los beneficiados
fueron solo los productores con oportunidades de
convertirse en grandes empresarios, los ubicados por
lo general al norte del país; los minifundistas del sur
fueron olvidados (Ramales, 2008).
• La mayoría de los fondos creados después de la
desaparición del INMECAFÉ no garantizaban cubrir a
los productores más pobres, ya que se solían atender
las necesidades de las empresas líderes (Pérez, 2010).
• Referente a la superficie de los predios, de acuerdo
con registros de SAGARPA en 2011, 70% de los
productores contaba con una hectárea o menos
de cafetales, pero en conjunto poseían 34.5% de
la superficie cafetalera; mientras los finqueros, es
decir, 0.06% de los cafeticultores, tenían más de 50
Café, justicia y poder 31

hectáreas cada uno y acaparaban 7% de la superficie


total (Hernández y Nava, 2016).

Los problemas causados por el retiro del Estado se acentuaron


con la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte (TLCAN), ya que a partir de ese acuerdo
México ha incursionado en los mercados internacionales y
ha procedido a la desregulación de los precios. A pesar de que
la primera de las acciones pudo representar una ventaja para
aumentar las ventas, esto no fue posible porque la mayoría
de los cafeticultores mexicanos tenían cartera vencida,
cafetales deteriorados y nula posibilidad de incrementar la
productividad y la calidad (Martínez, 1995). Por su parte,
la desregulación de los mercados hizo que los productores
se enfrentaran a los precios más bajos de la historia, lo cual
dio como resultado la reducción de 65% de sus ingresos
(Anta, 2006), en consecuencia tuvieron que limitar los
gastos, endeudarse con prestamistas, rentar o vender su
parcela (Nava, 2016).
Para Mestries (2003) el sector cafetalero, igual que
otros, no tenía las condiciones para ser competitivo en un
mercado abierto. De acuerdo con Lomelí (2012), la apertura
comercial lograda fue solo una victoria cultural que a pesar
de estar bien articulada en el discurso, en la realidad no ha
mostrado resultados positivos. Vanderhoff (2005) menciona
que los pequeños productores indígenas han sufrido la
carga del supuesto mercado libre y el problema no ha sido
únicamente económico, puesto que la calidad de vida de los
pobladores de las regiones cafetaleras también se ha visto
deteriorada.
32 Comercio justo y empoderamiento

La situación actual de los cafeticultores en México

Características de la producción y comercialización del café

En el país se detectan cuatro zonas cafetaleras importantes:


las vertientes en el Golfo de México y en el Océano Pacífico,
la zona centro-norte o Cuenca del Grijalva y la región del
Soconusco, en Chiapas; en conjunto abarcan 15 estados
y 398 municipios (Díaz y Escamilla, 2013). De acuerdo
con la Asociación Mexicana de la Cadena Productiva del
Café (AMECAFÉ , 2012), en México existen las condiciones
ideales para el cultivo de café arábiga de excelente calidad,
principalmente en la región montañosa del sureste, porque
se encuentra en altitudes mayores a 900 msnm y mantiene
una temperatura promedio que va de 17.5 a 25.3 °C.
FIRA (2014) menciona que 97% de la producción nacional
es de Coffea arabica y 3% restante corresponde a Coffea
canephora o robusta.
En el país, 40% de la producción de café se obtiene en
áreas con selvas altas y medianas, 23% en bosques de pino,
21% en selvas bajas caducifolias y 15% en bosques mesófilos
de montaña. Esta distribución implica que la cafeticultura
tiene importancia ambiental al encontrarse en espacios ricos
y diversos en flora y fauna.
Existen dos sistemas de producción de café, el sistema
a pleno sol y el sistema bajo sombra. Aunque en general un
ecosistema natural tiene mayor biodiversidad y productividad
de servicios ambientales que un sistema intervenido
(Rapidel, 2008), el cultivo de café de sombra representa una
excelente posibilidad de preservar la biodiversidad en las
zonas agrícolas, a diferencia del café a pleno sol (Pagiola y
Ruthenberg, 2006).
Una plantación de café de sombra imita la estructura
de un bosque natural: la sombra proporcionada por un
dosel de árboles afecta las condiciones microambientales
de la zona al regular la temperatura y la humedad, además
Café, justicia y poder 33

este tipo de plantaciones aumentan la materia orgánica en


el suelo favoreciendo la conductividad, la aireación de las
raíces, la capacidad de intercambio catiónico y el pH, lo que
a su vez incrementa la fertilidad del suelo y evita la erosión
por viento (Velasco, 2013).
Otra característica del café es su marcada estacionalidad,
ya que su ciclo inicia en octubre y termina en septiembre,
pero la cosecha se realiza principalmente entre noviembre
y marzo, meses durante los cuales se recolecta 89.5% de
la producción anual de café cereza en México (AMECAFÉ,
2012).
Tanto en el ciclo productivo, sobre todo en la cosecha,
como en el resto de la cadena, participan gran cantidad
de trabajadores. Martínez (2004) calcula que el número de
empleos en el proceso asciende a 700 mil, y en su estimación
considera: cortadores temporales, comercializadores, trans-
portistas, inversionistas e intermediarios en la bolsa de
valores, distribuidores de insumos, empacadores, beneficia-
dores y vendedores. Además, FIRA (2014) reporta 504,372
productores de café que dependen económicamente de dicho
producto, cifras que reflejan la importancia socioeconómica
del aromático. Por su parte, Nava (2016) agrega que el
café sigue siendo una de las fuentes de divisas agrícolas
más significativas del país a pesar de la disminución de sus
exportaciones.
Si se toma en cuenta la superficie cosechada, este
producto ocupa el tercer lugar nacional, solo después del
maíz y el sorgo (Hernández y Nava, 2016). AMECAFÉ
(2012) indica que 94% del área cultivada se encuentra en
los estados de Chiapas, Veracruz, Oaxaca, Puebla, Guerrero
e Hidalgo, y que de los productores registrados en el Padrón
Nacional Cafetalero de 2010, 64% posee menos de una
hectárea, y solo 2.6% es dueño de extensiones mayores a
cinco.
En Veracruz, durante el año cafetalero 2009-2010
participaron 86,164 productores en la siembra de café, con
34 Comercio justo y empoderamiento

una superficie de 133,139 hectáreas intervenidas, las cuales


fueron distribuidas en 1,388 localidades de 94 municipios
(INEGI, 2011). Escamilla, Castillo y Díaz (2013) señalan
que la zona central del estado (de Tlapacoyan a Tezonapa)
alberga 90% de la superficie cafetalera, y que 94% de
los cafeticultores veracruzanos poseen menos de cinco
hectáreas.
Para el beneficio del café se ocupan dos procesos: el seco
y el húmedo, pero en ambos casos es posible observar desde
sencillas instalaciones hasta grandes beneficios donde se
procesan considerables volúmenes con los últimos adelantos
técnicos. Los cafeticultores medianos y grandes cuentan con
beneficios propios, donde además de procesar sus cosechas
se recibe el café vendido por productores de menor tamaño.
También existen beneficios húmedos integrados al beneficio
seco, que pertenecen a reconocidos centros de compra
que cuentan con bodegas para el almacenamiento del café
pergamino; la integración productiva facilita el control de la
calidad y la exportación del grano (Díaz y Escamilla, 2013).
Respecto de la comercialización, la inestabilidad del
precio internacional del café repercute en la estructura
cafetalera nacional, afectando principalmente al productor,
porque para los pequeños cafeticultores resulta casi impo-
sible sobrevivir con precios cambiantes y sin financiamiento
oficial. La situación también es complicada para los pro-
ductores medianos, ya que los costos financieros son altos
y se les dificulta cubrirlos (Martínez, 1998); el contexto
de fluctuación de precios agudiza la competencia entre los
productores.
Martínez (1998) reconoce que la demanda externa
y el movimiento del capital se centra en los productores
y comercializadores más desarrollados. Esto concuerda
con la afirmación de Díaz y Escamilla (2013) relativa
al desplazamiento de los productores-exportadores con
capital nacional por las grandes empresas trasnacionales, las
cuales concentran y exportan la mayor parte del café oro; es
Café, justicia y poder 35

decir, en la cadena productiva nacional están presentes las


contradicciones de los diferentes sectores.
En México el mercado está integrado por diferentes
escalones. En la red aparecen los centros de producción,
los de acopio y los de industrialización, hasta llegar a los
núcleos exportadores de café verde o a las industrias de
torrefacción, descafeinación y solubilización, y conforme
avanza la cadena productiva aumenta el valor agregado
(Martínez, 1998).
En 2011, 59% de las ventas primarias (las realizadas por
el productor) fueron en forma de café pergamino, 34% de las
transacciones correspondieron a café cereza, bola o capulín,
y solo 7% se comercializó como café verde u oro. Las ventas
de café tostado y molido o soluble rara vez son realizadas
por los productores, ya que menos de 3% es mercantilizado
de esta manera (AMECAFÉ, 2012). Es importante mencionar
que tanto el volumen de la oferta como la forma de venta del
producto obedecen a la capacidad instalada y a la existencia
o no de las condiciones necesarias para el beneficio (Nava,
2016).
De acuerdo con Díaz y Escamilla (2013), el grado
de transformación del grano es definido por el nivel de
organización e integración vertical de los productores, el
tamaño de las explotaciones, las distancias y las vías de
comunicación. Para Nava (2016), las condiciones actuales
de la cafeticultura han provocado el crecimiento de la
intermediación, ya que por desgracia para los productores
con menos recursos, la única alternativa es vender el grano
al precio que fijan los intermediarios.
De modo general, el precio del café se establece con base
en el contrato “C” de la bolsa de valores de Nueva York,
pero también se pueden tomar como referencia los precios
indicativos de la Organización Internacional del Café, que
presenta cuatro grupos distintos de precios; el café mexicano
de manera tradicional está incluido en la clasificación “otros
suaves” (ICO, 2003b).
36 Comercio justo y empoderamiento

Durante los primeros meses de 2014 los precios del café


en la bolsa de valores aumentaron 60% con respecto a 2013,
aunque eso no se tradujo en beneficios concretos para el
productor debido a las disparidades presentes en la cadena
productiva y de comercialización (Pérez, 2014).
En el ciclo cafetalero 2013-2014 se cosecharon 699,304
hectáreas de café en México; 89% de la superficie cosechada
se concentró en cuatro estados: Chiapas, Veracruz, Puebla y
Oaxaca. Cabe destacar que en las entidades federativas de
Chiapas y Veracruz, la producción de café cereza fue menor
a la de años anteriores. En el caso de Chiapas la producción
alcanzada durante el ciclo 2013-2014 representó el nivel más
bajo desde el ciclo 1998-1999 y para Veracruz la producción
se ubicó en el nivel mínimo desde el periodo 2007-2008. La
disminución de los rendimientos fue producto de la presencia
de la enfermedad de la roya en los ciclos cafetaleros 2012-
2013 y 2013-2014, la cual redujo la capacidad de las plantas
para la producción de frutos y en algunos casos les provocó
la muerte (Pérez, 2014).
Hay que considerar que la baja productividad también se
relaciona con la edad avanzada de los cafetales, con el manejo
inadecuado de la poda, la mala regulación de la sombra,
la deficiente protección fitosanitaria y la carente aplicación
de abonos, así como el uso de variedades susceptibles a
enfermedades. La reducción de la producción nacional se
refleja en el decremento de las exportaciones (Perea, 2015).
En 2014 México se ubicó en el lugar número 11 entre los
países exportadores, cuando en el ciclo 1999-2000 ocupó el
sexto sitio por su contribución a las exportaciones globales
(FIRA, 2014). Para el ciclo 2013-2014 la exportación de
café mexicano tuvo una caída de 27.5% en comparación
con el ciclo anterior, debido a la incidencia de la roya y la
competencia de países emergentes. De esta forma, México
perdió participación en los principales mercados, como
EUA, aunque este país sigue siendo el principal destino de
las exportaciones mexicanas de café (Perea, 2015).
Café, justicia y poder 37

Es importante mencionar que el proceso de exportación


es uno de los puntos débiles de la cafeticultura mexicana,
debido a que la mayor parte de las exportaciones se realizan
por medio de comisionistas, quienes se encargan de vender a
los compradores internacionales a cambio de una comisión
de cerca de 10%, así que la gestión del exportador mexicano
es nula. Esta forma de operar es, en general, consecuencia
del individualismo y la poca organización gremial, y provoca
que no se establezcan relaciones comerciales eficaces (Nava,
2016).
Tanto en las ventas hacia el exterior como al interior
del país, los pequeños productores suelen recibir un pago
mucho menor al precio que eroga el consumidor final por
el café tostado, soluble o en taza; en ocasiones el pago no
cubre siquiera los costos de producción (Aragón, 2006).
Alvarado, Juárez y Ramírez (2006) explican que los
cafeticultores pobres se ven obligados a vender su cosecha
a precios inferiores al valor real, precios impuestos por los
acopiadores. La gran diferencia en los precios de compra y
venta al consumidor final provoca que las grandes compañías
comercializadoras reciban las mayores ganancias. Entonces,
las zonas cafetaleras también reflejan los contrastes típicos
del desarrollo neoliberal.

Condiciones de vida en las regiones cafetaleras

Para Vanderhoff (2005) el desarrollo neoliberal niega a


los pobres la oportunidad de crear su propio estilo de
vida, comercializar de modo profesional sus productos
y vivir con dignidad. Si se observan los efectos de la
desregulación del mercado internacional del café es fácil
aceptar dicha declaración. De acuerdo con Anta (2006),
las crisis recurrentes por la inestabilidad del precio del café
y el control de las empresas trasnacionales, han llevado a
los cafeticultores mexicanos no solo a reducir sus ingresos
sino también su calidad de vida. Al respecto, Hernández y
38 Comercio justo y empoderamiento

Nava (2016) manifiestan que estas crisis han afectado la


alimentación, la salud y la educación de las familias que
dependen del grano.
Cabe destacar que las regiones cafetaleras mexicanas
coinciden con las zonas más pobres del país, las cuales están
concentradas en el sur de México, por ello, la comercialización
del café es una de las pocas oportunidades de conseguir un
ingreso para estas poblaciones, de ahí que la caída de los
precios les afecte con tanta severidad (Johnson, 2004).
Robles (2011) va más allá al calcular la relación entre
café y pobreza, dado que en su diagnóstico de unidades de
producción cafetaleras en México clasifica los municipios
por el número de productores de café, obteniendo cinco
rangos: cafetaleros (MC), medianamente cafetaleros (MMC),
poco cafetaleros (MPC), escasamente cafetaleros (MEC) y sin
café (MSC). Con base en esta división detecta:

En los MC , siete de cada diez habitantes viven en condiciones


de alta y muy alta marginación, mientras que, en los MMC , es
el 86.3%. Por lo contrario, en la medida en que disminuye la
importancia del café, disminuye el problema de marginación,
hasta alcanzar el 8.5% en los MSC. Es decir, la producción de café
está asociada a la pobreza, lo que contrasta, por las cantidades
enormes de divisas que genera para el país (Robles, 2011:18).

Robles también revisa las posibilidades de riesgo nutricional


y las condiciones de vivienda y servicios para los pobladores
de los municipios cafetaleros, encontrando que más de tres
cuartas partes de la población presentan un riesgo nutricional
extremo o muy alto. En lo referente a la satisfacción de
las necesidades básicas observa que en los rubros de agua
entubada, drenaje, gas para cocinar y piso de cemento u
otro recubrimiento, dichos municipios se encuentran por
debajo del promedio nacional.
Por otro lado, las regiones cafetaleras poseen una gran
diversidad cultural; Moguel y Toledo (2004) mencionan
que 57% de los municipios donde se siembra café cuentan
Café, justicia y poder 39

con poblaciones indígenas importantes. Por ejemplo, en


Veracruz los productores indígenas cafetaleros incluyen
grupos nahuas, totonacos, otomíes, tepehuas y popolucas
(Escamilla, Castillo y Díaz, 2013). Robles (2011) determina
que el café y la población indígena nacional se encuentran
fuertemente ligados y asegura que es muy difícil encontrar
otro cultivo de mayor importancia para este sector
poblacional.
De igual modo, las localidades donde se practica la
cafeticultura se caracterizan por tener alta emigración
de productores, lo que se traduce en el abandono de los
cafetales. La mayoría emigra hacia EUA y se calcula que
en México más de 300 mil personas se han incorporado al
circuito migratorio para enfrentar la crisis cafetalera (Nava
y Martínez, 2012).
Ejea (2009) concluye que la migración se da sobre todo
entre los hombres, por lo que la actividad cafetalera se ha
feminizado, es decir, las mujeres se encargan de las parcelas
de sus esposos y contratan jornaleros o reciben ayuda de sus
familiares durante el tiempo de cosecha; aunque también la
migración dificulta conseguir mano de obra disponible.
Asimismo, es frecuente encontrar cafetales con alta
incidencia de plagas y enfermedades que disminuyen
la productividad, porque los cafeticultores no cuentan
con los recursos técnicos ni económicos para hacerles
frente (Hernández y Nava, 2016). La suma de todas
esas condiciones adversas motiva a los productores a
vender o transformar sus cafetales, lo que repercute en el
medio ambiente, ya que se eligen cultivos más intensivos
y contaminantes. Por ejemplo, en la región de Huatusco,
Veracruz, la inestabilidad de la cafeticultura motivó que los
productores dejaran el café para dedicarse exclusivamente
al cultivo de caña, ya que argumentan que por medio de ese
cultivo obtienen subsidios por parte de los ingenios y una
pensión para el futuro (Hernández, 2014).
40 Comercio justo y empoderamiento

En la región de Córdoba se libra una competencia entre


el café y la industria azucarera, y en menor medida con la
industria del papel y la cervecera. Entonces, al mismo tiempo
que disminuye el territorio sembrado con el aromático se
acentúa el problema de la mano de obra para ese cultivo,
dado que los pobladores rurales se orientan al trabajo en la
industria (Escamilla, Castillo y Díaz, 2013).
Los mismos autores consideran que el contexto
cafetalero actual no es solo consecuencia de la inestabilidad
de los precios, sino también del retiro de apoyo del Estado, y
que ambas circunstancias han reducido la producción y los
rendimientos del café en el país. Para estos investigadores
los efectos de la crisis dependen del tipo de productor y de la
región cafetalera; también, las estrategias para sobreponerse
son diversas y han ido desde la diversificación del cultivo
hasta el manejo especializado de los cafetales. Incluso
existen cafeticultores que además de atender sus parcelas se
ocupan en otros trabajos no relacionados directamente con
la explotación de la tierra (Hernández, 2014).
Ejea (2009) afirma que para los productores con
propiedad privada, con extensiones de tierra mediana o
grande, es común deshacerse de los cafetales por medio
de la venta, el traspaso o la inversión en otras actividades
comerciales y de servicios; en cambio, los campesinos
prefieren conservarlos porque el café tiene un sentido
en su vida, más allá de lo económico, es un componente
productivo, social y cultural.
Escamilla, Castillo y Díaz (2013) aseguran que esto
ha llevado a algunos productores a construir estrategias
colectivas para acceder al desarrollo social de forma sostenible.
Entre esas alternativas que han logrado disminuir el impacto
negativo de las crisis pueden mencionarse la comercialización
de café orgánico o de comercio justo, y la venta de productos
diferenciados, como los cafés especiales.
Café, justicia y poder 41

El comercio justo: alternativa de mercado ante la crisis


cafetalera

Definición y principios

En 1964, en Ginebra, Suiza, durante la primera Conferencia


de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo
(UNTACD), los países del tercer mundo plantearon el lema:
“Comercio, no ayuda” (ETICAGRO, 2007). FLO (2007) y
ETICAGRO (2007) señalaron este hecho como el origen del
comercio justo; por su parte, IICA (2008) indicó que esa
denominación apareció en la década de los setenta en Europa
central, por medio de movimientos sociales que protestaron
en contra de la injusticia de los mercados convencionales: la
conciencia ecológica se incrementa.
SETEM (1997) atribuyó de manera directa el inicio de
este movimiento a la organización SOS Wereldhandel, que
en 1967 importó por primera vez a Holanda productos
provenientes de cooperativas de países del sur, y en 1969
estableció la primera tienda de comercio justo en Breukelen.
Vemos que aunque el origen del concepto difiere de una
investigación a otra, lo que queda claro es que surgió como
propuesta para sustituir el asistencialismo por un espacio
comercial, donde los países menos desarrollados del sur
pudieran vender sus productos a los del norte, contribuyendo
así a disminuir la desigualdad (IICA, 2008).
El Instituto Interamericano de Cooperación para la
Agricultura (IICA, 2008) dividió la trayectoria del comercio
justo en tres generaciones. La primera que inició alrededor
de 1964, cuando la distribución de productos de ese tipo de
comercio se daba en mercados informales, como ferias
42 Comercio justo y empoderamiento

o bazares de iglesia. En ese mismo año, OXFAM2 creó la


primera importadora de comercio justo en los Países Bajos,
The Fair Trade Organization, su objetivo fue consolidar la
distribución de esos productos. Así, el Instituto de Ética
y Calidad en el Agro (ETICAGRO, 2007) menciona que
la primera tienda de este tipo fue Max Havelaar, la cual
apareció en 1969 en Holanda.
En la segunda generación, cerca de 1988, se crearon
marcas o sellos para avalar la procedencia del producto, la
calidad y el respeto por la naturaleza, algunos de esos sellos
fueron TransFair, Fair Trade Mark y Max Havelaar (IICA,
2008). De acuerdo con ETICAGRO (2007), Max Havelaar
fue el primer grupo que certificó el comercio justo; esta
marca llegó a Holanda, Suiza, Bélgica, Dinamarca, Francia
y Noruega. Después surgieron asociaciones de importadores
de ese comercio, como la Asociación Europea de Comercio
Justo (EFTA). Este organismo se estableció de manera formal
en 1990 y sirvió para apoyar a los miembros en su trabajo,
así como propiciar la cooperación y la coordinación; la
EFTA se conformó por 10 importadores situados en Austria,
Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, España,
Suiza y Reino Unido (EFTA, 2015).
En 1989 se estableció la Federación Internacional de
Comercio Alternativo (IFAT), cuyo objetivo fue fomentar el
comercio justo en todo el mundo y se conformó por 300
socios ubicados en más de 70 países (Faircompanies, 2015).
Más tarde, en 1997 se creó la Organización de Certificadoras
de Comercio Justo (FLO) que coordina marcas en especial en
Australia, Japón, Estados Unidos y Europa (IICA, 2008), las
cuales trabajan juntas para la normalización de los procesos

2 Es una confederación internacional formada por 17 organizaciones no


gubernamentales que realizan labores humanitarias en 90 países. Su objetivo es
cambiar el mundo a través de la movilización de las personas para combatir la
pobreza.
Café, justicia y poder 43

de certificación, elaboración de criterios específicos para


cada producto, inspección y certificación (Johnson, 2004).
Los productores con certificación FLO exportan en su
mayoría café, cacao, azúcar, miel de abeja, frutas frescas y
jugos de fruta (FAO, 2015).
En la tercera generación, los productores adquieren un
papel de socios, con el objetivo de controlar el mercado de
sus productos por medio de la cooperación con las empresas
de comercio justo; es decir, los productores comparten el
capital con las empresas comercializadoras y coordinan
entre sí estrategias de mercado. De esa forma se busca una
estrategia alternativa para la administración de los sellos
de comercio justo, con el fin de evitar que el sobreprecio
sea cargado a los productores asociados (IICA, 2008). La
importancia del comercio que analizamos sigue creciendo
y las políticas que se aplican a socios y productores se van
ampliando de forma gradual, ya que buscan más beneficios
con el objetivo de erradicar la pobreza.
Otros actores importantes dentro del comercio justo
son NEWS y la Federación de Comerciantes de Comercio
Justo (FTF). La primera es una red de tiendas europeas que
agrupa 15 asociaciones nacionales en 13 países europeos,
mientras que FTF está conformada por minoristas en EUA.
FLO se reúne regularmente con IFAT, NEWS y EFTA bajo el
nombre de FINE; juntas definen el comercio justo como:

[...] una asociación comercial, sobre la base del diálogo, la


transparencia y el respeto, y tiene por objeto lograr mayor equidad
en el comercio internacional. Contribuye al desarrollo sostenible
ofreciendo mejores condiciones comerciales y garantizando
los derechos de los productores y trabajadores marginalizados,
especialmente en el Sur (ETICAGRO, 2007:2).

Para SETEM (1997) el principal fundamento del comercio


justo es garantizar a los productores del sur una remuneración
justa por su trabajo para disminuir la desigualdad entre los
países desarrollados y los subdesarrollados; en este proceso
44 Comercio justo y empoderamiento

es necesario comprar los productos directamente a los


campesinos y artesanos a precios y salarios dignos. El precio
debe incluir una prima económica que los productores
deberán usar para mejorar las condiciones de su comunidad
(FAO, 2015).
Disminuir la brecha entre países ricos y pobres requiere
de una estrategia que articule el mercado hacia los territorios
con menos posibilidades de desarrollo, pero se deben
transformar aspectos básicos del comercio para que este en
realidad contribuya a reducir la pobreza (IICA, 2008). En ese
sentido, Garza (2013) señala que el comercio justo puede
corregir las distorsiones del mercado, porque al promoverse
el consumo responsable entre la población, los productores
marginados pueden acceder a mercados globales; este
modelo se basa en la reciprocidad y la equidad, y confronta
el concepto de competitividad del precio.
De acuerdo con IICA (2008), el grupo meta del comercio
justo está conformado por campesinos y artesanos con
producción a pequeña escala, diversificada y que cuenten
con medios de producción propios.
Además de colocar en el mercado los productos de este
grupo, el comercio justo busca desarrollar las capacidades
de los productores para que se vuelvan competitivos y
afronten las adversidades del modelo capitalista (Garza,
2013). Al respecto, Renard (2003) señala que ganar acceso
al mercado internacional en condiciones más favorables
que las típicas, no solo implica un mejor precio, sino
también conocimientos y habilidades; sin embargo, existen
cuestionamientos sobre si este modelo influye de manera
positiva en la vida de los productores y ofrece un desarrollo
sustentable. Garza (2013) reconoce que los promotores de
la certificación aseguran que existe un impacto positivo en
el desarrollo económico y social, pero no hay investigaciones
donde se muestre una relación significativa.
Con esas conceptualizaciones sobre comercio justo
se puede apreciar que no existe una definición única
Café, justicia y poder 45

del modelo, lo que dificulta que todas las certificadoras


se concentren en los mismos elementos y criterios. A
continuación se mencionan los principios del comercio
justo, manejados por Fairtrade International (FLO) y Worl
Fair Trade Organization (WFTO), dos de las organizaciones
más importantes.
FLO establece 10 reglas: 1) reducción de la cadena de
intermediarios, 2) pago de un precio justo, 3) condiciones
laborales dignas, 4) no discriminación, 5) condena de
cualquier forma de explotación infantil, 6) relaciones
comerciales a largo plazo, 7) pago por adelantado de la
mercancía, 8) inversión de los beneficios en el desarrollo de
la comunidad, 9) respeto al medio ambiente y 10) productos
de calidad (ETICAGRO, 2007).
WFTO (2015) también plantea 10 criterios que las
organizaciones deberán cumplir para obtener la certificación:
1) creación de oportunidades para productores en desventaja
económica, 2) transparencia y responsabilidad en la toma
de decisiones y en la rendición de cuentas, 3) prácticas
comerciales justas que permitan desarrollar el bienestar
social, económico y ambiental de los pequeños productores,
4) pago a un precio justo, 5) no al trabajo infantil ni al
trabajo forzoso, 6) no discriminación, igualdad de género,
empoderamiento económico de la mujer y libertad de
asociación, 7) condiciones de trabajo seguras y sanas,
8) desarrollo de capacidades de los pequeños productores
para mejorar sus habilidades de gestión, capacidades de
producción y el acceso a los mercados de comercio justo y
otros, 9) promoción del comercio justo y 10) minimización
del impacto al medio ambiente.
Los principios del mercado justo señalados por
Vanderhoff (2005), uno de los principales promotores de
ese sistema, resumen los criterios de estas organizaciones:

1. El principio económico, donde los costos de


producción deben calcularse de forma integral,
46 Comercio justo y empoderamiento

considerando que el campesino es quien realiza la


producción, pero debe existir una relación eficiente
entre precio y calidad.
2. El comercio justo es una producción sustentable
desde un punto de vista social, por lo que debe
considerar los costos de las obligaciones que tiene el
campesino dentro de su comunidad.
3. El comercio justo es una producción sostenible
desde un punto de vista ecológico, por ello, los
gastos medioambientales deben incorporarse a la
producción; asimismo, debe existir una producción
respetuosa con el medio ambiente.
4. La relación productor-consumidor debe ser lo más
directa posible.

Entonces, el comercio justo es una práctica comercial


basada en la eficiencia económica y en la sustentabilidad
social y ecológica, que mediante el precio integral pretende
alcanzar esas condiciones.
Los principios o reglas deben ser verificados para
asegurar al consumidor que el producto cumple con los
parámetros. La forma más común de hacer la verificación
es una certificación externa, como la de FLO, donde cada
producto debe cumplir un protocolo; la manera es por medio
de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que
controlan el proceso de comercio justo y son depositarias de
la confianza de los consumidores (ETICAGRO, 2007).
De acuerdo con Raynolds, Murray y Leigh (2004),
existen 800 asociaciones de productores en 45 países del
sur que participan en el comercio justo y la mayoría de sus
ventas son en el sector de comida. Por otro lado, Vanderhoff
(2005) indica que los productores han creado organizaciones
regionales de acuerdo con el tipo de artículo que producen.
Por ejemplo, en América Latina y El Caribe se constituyó una
entidad de enlace, intercambio y discusión, la Coordinadora
Latinoamericana y del Caribe de Pequeños Productores de
Café, justicia y poder 47

Comercio Justo (CLAC),plataforma que vigila que sus intereses


sean plasmados en los medios internacionales, como FLO.

Impacto del comercio justo: estudios de caso

Existen algunos estudios que tratan el impacto del comercio


justo, pero cada uno lo hace desde perspectivas diferentes.
Algunas certificadoras internacionales se han dado a la tarea
de entender cómo y en qué medida este modelo beneficia
a productores o trabajadores, para ello han emprendido
investigaciones detalladas donde identifican las mejoras en
ciertos aspectos a partir de la incursión de las organizaciones
en dicho mercado (Lyall, 2014; CEVAL, 2012). Por su parte,
Garza (2013) y Johnson (2004) han realizado revisiones
bibliográficas de las diversas investigaciones para determinar
las diferencias entre los impactos del comercio justo en cada
asociación de productores.
La mayoría de esos trabajos se enfocan en describir las
certificaciones y documentar el sobreprecio que reciben los
artículos en esta forma de comercio (Fairtrade Foundation,
2012; García et al. 2006). Otros más revisan cuestiones
etnográficas acerca de cómo dicho modelo ha sido adoptado
en la vida de agricultores y consumidores (Marcos, 2013;
Paz y Figueira, 2011). Cabe destacar que el número de
investigaciones de este tipo es reducido, sin embargo, el
incremento de nuevas certificaciones y el aumento de
consumidores, así como sus preocupaciones respecto a los
diferentes sellos, han incentivado la creación de documentos
que miden el impacto real de esa alternativa sobre los
productores y sus familias (Méndez et al. 2010).
A continuación se presenta un breve análisis de cuatro
investigaciones, cuyo objetivo fue determinar los distintos
efectos de esta alternativa de mercado en las organizaciones
de los productores participantes.
48 Comercio justo y empoderamiento

En la primera de ellas, Johnson (2004) realiza una revisión


bibliográfica y una comparación entre la historia de distintas
organizaciones, lo cual resulta útil para comprender que
hay otras formas de comercialización que pueden derivar
en un desarrollo sustentable. Por su parte, el Centro para
la Evaluación (CEVAL, 2012) elaboró un informe sobre el
impacto del comercio justo en el desarrollo rural sustentable,
que permite visualizar los efectos de este esquema para cinco
áreas distintas en la vida de los productores. De igual forma,
Raynolds, Murray y Leigh (2004) estudiaron la relación
entre comercio justo y desarrollo sustentable, y señalan los
factores que potencializan el éxito del modelo y sus efectos en
las capacidades de los productores. Por último, se encuentra
el trabajo de Méndez et al. (2010), quienes aplicaron un
enfoque más cuantitativo y llegaron a conclusiones que
difieren de los estudios ya mencionados, porque reportan
que los precios más altos, derivados del comercio justo, no
conllevan siempre una mejora en la calidad de vida de los
productores.
Johnson (2004), como parte de su investigación “El
comercio justo en México. Sellos de garantía y estrategias”,
examina los documentos “Lucha contra la pobreza
mediante la participación en las redes de comercio justo de
café” realizados en 2002 por el grupo de investigación de
comercio justo de la Universidad de Colorado, y afirma que
si bien se centran en las condiciones del mercado, más que
en el impacto del comercio justo sobre los productores, es
posible identificar testimonios de campesinos que señalan
el fortalecimiento de sus organizaciones por medio del
aprendizaje, el acceso al crédito, el mejoramiento de la
calidad del producto y el establecimiento de nuevas redes.
Aunado a eso, Johnson (2004) hace una comparación
entre una organización de productores indígenas con
registro de FLO y otra que no cuenta con la certificación de
dicha instancia, pero que participa en agromercados. Las
organizaciones seleccionadas son la Unión de Comunidades
Café, justicia y poder 49

Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI), certificada por


FLO y Tosepan Titataniske, que no cuenta con ese sello;
ambas se ubican en México y son similares en tamaño de
superficie promedio por familia. El análisis lo elabora por
medio de la historia de las organizaciones, identificando las
acciones que cada una llevó a cabo para el desarrollo local.
En el caso de UCIRI, la participación de sus productores
en el comercio justo se ha traducido en mejoras locales, ya
que se han derivado los siguientes proyectos: formación de
promotoras de salud, creación de farmacias comunitarias,
producción de cultivos de autoconsumo, establecimiento de
un taller para el procesamiento de frutas, consolidación
de grupos de trabajo voluntario, apertura de tiendas de
herramientas e insumos agrícolas, mejoramiento del sistema
de transporte colectivo de la región, creación de una caja de
ahorro y un centro de capacitación campesina. Asimismo,
los miembros de Tosepan Titataniske han implementado
acciones de ese tipo, por ejemplo, fundaron un centro de
capacitación que da asesoría técnica en agricultura orgánica
e inspección para la certificación, una caja de ahorro y
crédito y un programa de ecoturismo en su comunidad,
donde se promueve el uso racional del agua y la producción
de energía solar.
Aunque el objetivo de Johnson (2004) no es identificar
el impacto del comercio justo sobre el desarrollo local, con
esta comparación deja entrever que el primero es un apoyo
para dicho desarrollo, pero que gran parte del impacto
depende de las estrategias adoptadas por las organizaciones.
Dentro de sus conclusiones, el autor menciona que uno de
los límites de la certificación de comercio justo es la falta
de métodos para el análisis de aspectos relacionados al
desarrollo local sustentable.
Otro estudio que trata de establecer nexos entre el
comercio justo y el desarrollo rural sustentable es el elaborado
por CEVAL (2012), a petición de TransFair Germany y la
Fundación Suiza Max Havelaar, titulado “Evaluación del
50 Comercio justo y empoderamiento

impacto del comercio justo sobre la reducción de la pobreza


a través del desarrollo rural”. Dicho informe buscaba
comprobar la teoría de que el comercio justo puede lograr
el desarrollo rural, para ello seleccionó seis casos en diversas
categorías de productos: productores de flores en Kenia, de
cacao en Ghana, de café y plátano en Perú, y de té y algodón
en India.
El estudio abarcó tres formas de organización de
productores: organizaciones de pequeños productores
(para cacao, café y plátano), organizaciones de productores
contratados como mano de obra (para flor y té), y producción
por contrato (en algodón). A continuación se realiza
una revisión del trabajo de CEVAL (2012), enfatizando la
metodología utilizada y los resultados obtenidos para las
organizaciones de pequeños productores.
En cada caso se comparó lo que sucedía entre una
organización certificada por comercio justo y otra que no
estaba certificada o que hacía poco había ingresado a ese
movimiento. La investigación inició con entrevistas a expertos
de comercio justo, a partir de las cuales se formularon
hipótesis para las diferentes secciones analizadas: 1) impacto
en la estructura social de las comunidades, 2) impacto
sobre la situación socioeconómica de los trabajadores, los
agricultores y sus familias, 3) impacto sobre la organización
de las zonas rurales, 4) impacto sobre el desarrollo local y
nacional y, finalmente, 5) impacto sobre la gestión de los
recursos naturales. Posterior a ello, la información necesaria
para probar cada hipótesis se operacionalizó en criterios
observables.
Aquí se mencionan los aspectos analizados para cada
tipo de impacto, así como sus principales resultados; se
enfatiza en las secciones uno, dos y tres, debido a su relación
con la temática del presente trabajo:

1. Para determinar los impactos en la estructura


económica se consideraron cambios en la educación,
Café, justicia y poder 51

salud y género, a nivel regional. En esos rubros se


observa que la prima de comercio justo ha permitido
mejores servicios de educación y salud por medio
del mejoramiento de carreteras. Por otro lado,
también se percibió que los hijos menores de edad
de los agricultores suelen participar en los trabajos
de cosecha, lo cual interfiere con los requisitos del
comercio justo que no admite ese tipo de mano de
obra.
2. En el contexto socioeconómico de los trabajadores
se consideraron los aspectos: situación económica
y laboral, condiciones en el trabajo y seguridad
alimentaria. Destacó el hecho de que en todas las
regiones investigadas los pequeños productores de
comercio justo se benefician con ingresos más altos y
estables, en comparación con otros grupos.
3. Respecto a la organización de las zonas rurales se
analizaron las relaciones de poder y el desarrollo de
servicios, identificándose que la prima otorgada por el
comercio justo juega un papel crucial en este proceso,
porque con ella los productores pueden planear e
implementar proyectos de desarrollo; sin embargo,
solo cuando los productores son involucrados en el
proceso de decisión acerca de cómo invertir dicha
prima, se logra que participen de manera activa en el
desarrollo de sus comunidades.
4. A fin de conocer los impactos en el desarrollo local
y nacional se revisó el apoyo que las organizaciones
brindan a su región. La conclusión es que estas
cooperativas han logrado cambiar las estructuras de
poder en las zonas donde están establecidas, porque
disminuyeron la dependencia de los agricultores con
los compradores.
5. En términos de la administración de recursos naturales
se infiere que los estándares establecidos por el
52 Comercio justo y empoderamiento

comercio justo proveen suficiente protección al


medio ambiente.

Al analizar esas cinco secciones se aprecia que el aporte de


CEVAL (2012) va más allá de definir el impacto sobre los
productores de comercio justo, ya que revisa aspectos del
desarrollo rural para la región donde se encuentra inmersa
cada asociación. En general, se observan cambios positivos
en los ambientes con comercio justo, los cuales establecen
las condiciones necesarias para potenciar el desarrollo. En
síntesis, se puede decir que dicho informe es una revisión
de la eficacia del enfoque para reducir la pobreza por medio
del desarrollo rural.
De acuerdo con CEVAL, los factores para el éxito
del comercio justo son la calidad de la organización, la
motivación de los dirigentes y el conocimiento general
sobre el tema. Resulta importante revisar esos factores
dentro de la concepción del empoderamiento para
entender si de igual forma son críticos en las relaciones
de poder. Para CEVAL (2012) no fue posible investigar el
concepto de empoderamiento a profundidad, no obstante,
detectó que si la decisión sobre cómo utilizar la prima
de comercio justo incluye procesos democráticos, los
productores o trabajadores son capaces de asumir nuevas
responsabilidades en la implementación de proyectos que
mejoren su comunidad.
El informe finaliza con algunas conclusiones metodo-
lógicas entre las cuales destaca la recomendación de acotar
el rubro en el que se investigará el impacto, por ejemplo,
determinar el impacto solo en la estructura social de las
comunidades, y después realizar comparaciones entre
diferentes casos de estudio. Asimismo, se menciona que
para determinar el impacto a nivel agregado es necesario un
estudio más amplio. Estas recomendaciones se tomaron en
cuenta en la metodología de la presente investigación.
Café, justicia y poder 53

Raynolds, Murray y Leigh (2004), en su estudio


“Comercio justo de café: desarrollo de las capacidades de
los productores en las redes globales”, tienen como objetivo
determinar el impacto del comercio justo en las capacidades
de los productores. Para ello elaboran un análisis comparativo
de las experiencias de siete cooperativas cafetaleras de
América Latina, específicamente en México, Salvador y
Guatemala. El trabajo identifica las características de las
organizaciones que facilitan la integración exitosa a las redes
de comercio justo, así como los beneficios que tienen
las cooperativas, las comunidades y los productores por
participar en este mercado.
Las organizaciones seleccionadas diferían en años de
operación, tamaño, porcentaje de producción destinado al
mercado justo y actividades de exportación. La hipótesis
que se pretendía probar fue que la participación exitosa
en el comercio justo depende de las condiciones políticas,
económicas y del mercado, de los recursos sociales y
ecológicos de los productores, y de la organización interna
de los grupos y sus contactos externos. Se observó cómo
se encontraban las siete organizaciones en dichos aspectos
para así describir los factores que posibilitan el éxito; a
continuación se mencionan los más destacados.
Sobre las características de los recursos sociales y
ecológicos de los productores se detectó que su compromiso
con los valores del comercio justo refuerza una amplia
participación dentro de la organización. Por otro lado,
las características que dificultan la satisfacción de las
expectativas de producción y comercio son: el bajo nivel
de educación, el español básico manejado y la limitada
comprensión de los mercados internacionales, por lo que se
considera que la capacitación es fundamental. También las
características de la tierra, el trabajo y el capital se señalan
como recursos críticos, porque se relacionan con la cantidad
y calidad del café producido.
54 Comercio justo y empoderamiento

Con referencia a la organización interna y los contactos


externos, se encontró que la identidad, el liderazgo y la
capacidad de organizarse son clave para el éxito del esquema
analizado. La mayoría de las cooperativas estudiadas se
identificaron como grupos indígenas que defienden su
tierra, bienestar y cultura, lo cual fortalece su participación
en dicho mercado. De igual forma, tener líderes visionarios
y cosmopolitas ayuda a la articulación de objetivos, la
solidificación de la membresía y el establecimiento de
contactos; cabe agregar que los contactos con las ONG han
permitido a las organizaciones obtener recursos adicionales.
De acuerdo con Raynolds, Murray y Leigh (2004),
en los siete casos estudiados las redes de comercio justo
proporcionaron beneficios a cooperativas, comunidades
y hogares, observándose los impactos más positivos en el
empoderamiento y en el desarrollo de capacidades. En la
investigación se explican los beneficios en tres niveles:

• Beneficios a nivel cooperativa: incremento de


la credibilidad de los miembros, porque sienten
mayor confianza de vender su café a buen precio;
legitimidad de las asociaciones ante el gobierno,
las ONG e instituciones crediticias; habilidad de
las organizaciones para proveer de servicios a sus
miembros, por ejemplo, una parte del ingreso se
invierte en mejoras para el café; acceso a información
técnica y de mercado; se dice que esos efectos
provocan estabilidad financiera y organizacional.
• Beneficios a nivel comunidad: el uso de la prima
social de comercio justo para ejecutar programas
sociales, sobre todo en áreas de salud, construcción
de casas y educación; beneficios intangibles en la
salud y ecología de las comunidades como resultado
de las especificaciones ambientales del comercio
justo; incremento de ofertas de empleo debido a que
Café, justicia y poder 55

la calidad del café que se exige requiere mayor mano


de obra.
• Beneficios a nivel individual o de hogar: las ganancias
que reciben los productores son dos o tres veces mayo-
res a las que recibirían en el mercado convencional;
mejoras en el bienestar de los hogares, como puesta en
marcha de sistemas de saneamiento y abastecimiento
de agua y mayor inversión en educación, como la
compra de más materiales escolares para los niños.
En uno de los casos estudiados se observó también
una disminución de la migración por hogar.

El análisis comparativo practicado permite identificar las


condiciones que apoyan el éxito del comercio justo, así como
los beneficios potenciales que se derivan de este. Raynolds,
Murray y Leigh (2004) concluyen que mientras los
beneficios financieros parecen ser los más importantes en el
corto plazo, en el largo plazo es el desarrollo de capacidades
el mayor beneficio, ya que permite un desarrollo sustentable.
Por otro lado, Méndez et al. (2010) en su trabajo “Efectos
de las certificaciones del comercio justo y orgánico sobre
los agricultores a pequeña escala de café en Centroamérica
y México”, presentan resultados considerablemente distintos
sobre el impacto de esos esquemas de mercado. Si bien
determinaron los efectos del comercio justo y otras
certificaciones en la vida de los agricultores, el análisis fue
cuantitativo y se realizó a nivel de hogar; es decir, midieron
los efectos del comercio justo, del café orgánico y de la
combinación de esas certificaciones sobre las estrategias
de subsistencia de 469 hogares de 18 cooperativas de
Centroamérica y México; ese trabajo es tratado desde un
enfoque de ecología política e incluye variables económicas
y sociales.
Para recolectar información sobre los hogares se
aplicó una encuesta en el ciclo cafetalero 2003-2004; la
selección de familias se realizó de forma aleatoria, a partir
56 Comercio justo y empoderamiento

del contacto que los investigadores tenían con algunas


cooperativas. Se compararon las variables entre los tipos de
certificaciones, entre países y entre hogares pertenecientes a
grupos certificados y hogares sin miembros certificados. Los
resultados de las encuestas fueron triangulados por medio
de algunas entrevistas individuales, grupos de enfoque y
paneles de discusión.
También se trataron las diferencias en los precios del
café, el volumen, los ingresos brutos y la educación, eso
por medio de la prueba no paramétrica Kruskal-Wallis
(K-W) y la no paramétrica de Mann-Whitney: esta última se
utilizó para verificar los resultados y reducir la probabilidad
de error estadístico. El ahorro de los hogares, el crédito,
la seguridad alimentaria y la incidencia de la migración se
analizaron mediante la prueba de chi-cuadrada de Pearson.
En lo relativo a precios, volúmenes e ingresos brutos
de ventas, se observó que el precio por el café certificado
es mayor que en el mercado convencional. Asimismo,
en los hogares con certificaciones de comercio justo o
café orgánico se produjo más café que en los hogares no
certificados. Para calcular los ingresos brutos se tomaron en
cuenta los factores de precio, volumen total de la cosecha
y proporción del volumen que fue vendido por medio de
las certificaciones; detectándose que las ganancias fueron
significativamente mayores para los grupos certificados.
En cuanto al ahorro y crédito por hogar, destaca que
17% de los hogares con alguna certificación los tienen,
mientras que solo 10% de los hogares sin miembros
certificados mantiene algún ahorro. Se encontró además
una situación similar para el acceso al crédito, donde 43%
de las familias de miembros de cooperativas de comercio
justo u orgánico pueden acceder a un crédito, mientras
que solo 34% de los hogares sin certificaciones tienen la
oportunidad de obtenerlo. Los resultados para estas y las
anteriores variables económicas parecen demostrar que
Café, justicia y poder 57

las certificaciones impactan de forma positiva en los hogares


de los agricultores.
Sin embargo, en las variables sociales el impacto de las
certificaciones es nulo; por ejemplo, en el campo de seguridad
alimentaria no se detectó relación entre certificación y
autosuficiencia en la producción de comida, incluso se
apunta a que los hogares asociados a las certificaciones
tienen más dificultades para atender sus necesidades de
comida. De igual forma, en la educación no existe diferencia
significativa en el porcentaje de niños que asiste a la escuela
entre los hogares certificados y no certificados. Respecto a
la migración, es poco probable que las certificaciones hagan
una diferencia en la muestra. No obstante, la participación
en redes sociales y de soporte sí fue influida de manera
positiva por las certificaciones: los hogares con las dos
certificaciones (comercio justo y café orgánico) reportaron
mayor asociación con otras organizaciones y redes.
En síntesis, las certificaciones muestran un efecto positivo
en el precio y en los ingresos brutos, pero eso no se traduce en
mejoras importantes para los hogares, en parte debido a
que el volumen promedio de ventas por hogar individual es
bajo, además de que muchos agricultores no venden toda su
producción en mercados certificados. La contribución de los
mejores precios es limitada y no influye en la educación ni
en la migración, aunque permite mayores ahorros y créditos.
Méndez et al. (2010) concluyeron que las certificaciones no
alivian la pobreza de forma significativa en las familias de
los cafeticultores, aunque pueden contribuir a ampliar los
medios de vida sostenibles para el desarrollo rural; también
afirman que las certificaciones solo funcionan para ciertos
tipos de cooperativas, como las altamente organizadas.
Sin duda esos resultados contrastan con lo encontrado
por Raynolds, Murray y Leigh (2004), lo cual puede
atribuirse a que las organizaciones seleccionadas por
Méndez et al.(2010) son casos de éxito conocidos a nivel
internacional y se trata de empresas que fueron fundadas
58 Comercio justo y empoderamiento

mucho antes de que participaran en el mercado justo, lo


que les otorga consolidación y fuerza. Del análisis de las
investigaciones expuestas se infiere que, el comercio justo
por sí mismo no deriva en desarrollo sustentable; gran parte
del éxito del modelo y de sus efectos positivos en la vida de
los productores depende de la capacidad organizacional
de cada cooperativa.

Comercio justo de café en México

El café ha sido el producto más representativo del comercio


justo. Los esfuerzos por transformar y mejorar su cadena
productiva-comercial lo han convertido en un producto
emblemático del movimiento. Ese sistema de comercio de
café vincula de forma ética a los consumidores del norte
con los productores democráticamente organizados del sur.
Los países europeos han sido por tradición el mercado más
grande de este modelo, ya que existen alrededor de 35 mil
supermercados en Europa donde se vende café de comercio
justo, mientras que América Latina es el mayor proveedor
de este bien (Murray, Raynolds y Leigh, 2003).
Ese comercio inició como respuesta ante la caída de
los precios internacionales del grano en la década de los
noventa. Entre 1999 y 2003 los precios bajos repercutieron
de manera social y económica en los cafeticultores de todo
el mundo, y aunque hoy los precios se han recuperado, la
mayor parte de los pequeños cafeticultores no superaron las
condiciones de pobreza; entonces, las certificaciones (como
comercio justo) se vuelven instrumentos clave para superar
la crisis a través de precios más estables, mayor acceso a los
mercados y asistencia técnica (Méndez et al. 2010).
Las condiciones sociales y ambientales promovidas por
ese comercio, junto con los precios mejores, permiten a los
pequeños productores certificados sobrevivir e invertir en su
futuro; lo que ha provocado que un reducido pero creciente
Café, justicia y poder 59

porcentaje de productores a pequeña escala participen


del esquema (Murray, Raynolds y Leigh, 2003). Fairtrade
International ha registrado más de 400 asociaciones de
productores de café que representan a más de 730 mil
pequeños cafeticultores en América Latina, África y Asia,
los cuales producen cerca de 470 mil toneladas de café
anuales (FLO, 2015).
El mercado del comercio justo es relativamente pequeño.
En Europa se han ejecutado algunas campañas de marketing
y programas de consumo de café en centros corporativos,
universidades y oficinas gubernamentales; no obstante, en el
2001 las ventas de este tipo de café representaron solo 1.2%
de las ventas totales de esa región. Por otro lado, en América
del Norte se ha ampliado este mercado, incluso se observa
la oportunidad de que EUA supere el consumo de café de
comercio justo que se tiene en Europa (Murray, Raynolds y
Leigh, 2003).
Tanto comercializadores como productores de café
deben cumplir con una serie de requisitos para recibir la
certificación de comercio justo. FLO indica como obligaciones
para los comercializadores: comprar directamente a las
organizaciones de productores, mediante acuerdos que
abarquen más de un ciclo de cosecha; garantizar un precio
mínimo, el cual incluye un monto adicional para el café
orgánico y una prima social; otorgar una prefinanciación
equivalente a 60% del valor del contrato. Por su parte, los
productores están obligados a organizarse en asociaciones
democráticas y políticamente independientes, así como
perseguir objetivos ecológicos de conservación de recursos
naturales (Raynolds, Murray y Leigh, 2004).
México ha sido varias veces señalado como el mayor
proveedor mundial de café orgánico y de comercio justo
(SETEM, 1997; Raynolds, Murray y Leigh, 2004; Díaz
y Escamilla, 2013). Las bases de ese éxito se encuentran
en las experiencias de pequeños productores, en especial
de Chiapas y Oaxaca, quienes ante la caída de los
60 Comercio justo y empoderamiento

precios internacionales, la sobreproducción mundial y la


desregulación del mercado internacional del café, buscaron
mercados alternativos por medio de productos diferenciados
(García et al. 2006). En 1985, la Unión de Comunidades
Indígenas de la Región del Istmo (UCIRI) se convirtió en la
primera organización social promotora de café de comercio
justo (SETEM, 1997).
Ante el contexto de pobreza en las regiones cafetaleras
mexicanas, la producción y comercialización de café de
especialidad, sobre todo orgánico y de mercado justo,
han logrado mejorar de forma significativa la vida de los
productores certificados. En particular, el esquema analizado
permite obtener un sobreprecio con el objetivo de asegurar
el desarrollo social y económico de los productores. El éxito
de ese modelo se debe a la interacción de varios factores,
como el conocimiento y la cosmovisión indígenas, el acceso
a mercados internacionales y el esfuerzo de los propios
cafeticultores (Díaz y Escamilla, 2013).
Entre 1989 y 1994 se consolidó la producción orgánica
en México al ser retomada por organizaciones cafetaleras
de pequeños productores que trabajaban con procesos
autogestivos; así se impulsó la aparición del comercio justo
en el país. La mayoría de esas asociaciones están localizadas
en comunidades indígenas, entre las más exitosas se cuentan:
la Unión de Comunidades Indígenas de la Región del
Istmo (UCIRI), Indígenas de la Sierra Madre de Motozintla
(ISMAM), Coordinadora Estatal de Productores de Café
de Oaxaca (CEPCO), Beneficio Majomut MICHIZA, Unión
de Ejidos La Selva y Federación Indígena Ecológica de
Chiapas (FIECH).
El esquema del mercado justo ha impactado de forma
positiva en el desarrollo de los productores, en sus familias
y en sus comunidades (García et al. 2006). Ferro-Soto y
Mili (2013) señalan que la comercialización de café con
ese modelo ha incrementado la organización social y las
capacidades de los agricultores para mejorar su región. Por
Café, justicia y poder 61

ejemplo, UCIRI utiliza la prima social de comercio justo para


mantener un centro de alfabetización para las mujeres de
las comunidades cercanas; de igual forma, Majomut usa esa
prima para contratar promotores de agricultura ecológica
(Murray, Raynolds y Leigh, 2003).
Sin embargo, el comercio justo también presenta
limitantes. La más importante es la dificultad para conseguir
la certificación, dado que las primeras cooperativas en
participar en este mercado enfrentaron circunstancias menos
competitivas que los actuales participantes potenciales. Esto
se debe sobre todo a que los productores ya establecidos
están capturando la expansión de las ventas de mercado
justo; por otra parte, la mayor visibilidad de comercio justo
ha hecho que muchas cooperativas soliciten su entrada a ese
mercado y, en consecuencia, los requerimientos de calidad
de los países consumidores han aumentado (Raynolds,
Murray y Leigh, 2004).
Además, al ser el comercio justo un concepto abstracto,
los cafeticultores lo consideran elemento ajeno a sus vidas,
restringiendo los posibles efectos positivos. La falta de
comprensión se origina porque los productores no reciben
capacitación regular o detallada sobre el sistema; el total de
las cosechas no es vendido en canales de comercio justo;
los productores son miembros pasivos en sus cooperativas
y dejan toda la responsabilidad en los líderes de las
organizaciones (Murray, Raynolds y Leigh, 2003).
En otro orden de ideas, es necesario mencionar que en
México se ha establecido una iniciativa nacional llamada
Comercio Justo México (CJM), la cual es miembro de FLO
pero no cuenta con representatividad permanente ni con
derecho de voto. Ese sello surgió a finales de los noventa
para promover la distribución masiva de productos de pe-
queños productores mexicanos mediante esquemas de
comercialización justos; sin embargo, hasta 2008 había solo
ocho organizaciones cafetaleras, y una de ajonjolí, trabajando
con esta etiqueta (Pérez y González, 2013).
62 Comercio justo y empoderamiento

Al comparar el número de asociaciones certificadas por


CJM contra el de organizaciones mexicanas participantes
en FLO, se observa gran diferencia. En 2008, FLO
reportó 41 grupos de productores, cantidad superior a
las ocho organizaciones de CJM; esto refleja el interés de
los agricultores por los mercados externos. Otra causa
de escasa participación en CJM es que el sello tiene normas
administrativas, operativas y técnicas más exigentes que las
de FLO; pese a ello, CJM representa un hito en la historia al
surgir desde los productores y no desde los consumidores,
como es el caso de FLO (Pérez y González, 2013).
Por otro lado, existen obstáculos y problemas que el
comercio justo tiene que superar, como la dificultad de los
productores para vender el total de la producción certificada
con sus criterios, y la dependencia de los mercados de
exportación. A pesar de todo, el sistema justo ha demostrado
tener impacto en la vida de los agricultores, en sus familias y
en sus comunidades, aunque la magnitud y la sustentabilidad
de ese impacto deben ser aún profundizadas. Murray,
Raynolds y Leigh (2003) concluyen que este movimiento
es una pequeña vía para recuperar la participación y
empoderamiento de los pequeños productores en el mundo
moderno.

El concepto de empoderamiento

Conceptos y elementos

Teniendo en cuenta que el comercio justo surgió como


respuesta ante las injusticias de los mercados convencionales
para dotar de poder real a los productores (Vanderhoff, 2005),
es pertinente afianzar el concepto de empoderamiento en
el sentido del comercio justo. Hanson et al. (2012) señalan
que ha sido comparado con la participación, mientras que
para Doppler (2006) no tiene que ver solo con “dar una
Café, justicia y poder 63

voz” a los grupos marginados, sino con elevar su acceso a los


recursos económicos, a fin de que puedan tomar el desarrollo
en sus manos. Debido a la diversidad de concepciones en
torno a la noción, a continuación se presenta un análisis de
definiciones de poder, empoderamiento y la relación de este
último con el desarrollo.
Aunque el uso de la palabra empoderamiento se ha
generalizado en los últimos 25 años, aún existen ambi-
güedades y contradicciones en su concepto y utilización.
Diferentes autores señalan que hay controversias debido a
que carece de definición universal, lo que da pie a variedad
de significados y formas de teorización con similitudes y
diferencias entre ellas, de acuerdo con el contexto social
y político donde se emplean (Lyall, 2014; Ruiz, 2006).
Rowlands (1997) menciona que estas concepciones
están llenas de buenas intenciones e implican la necesidad
de cambios en la distribución del poder; sin embargo,
afirma que el fracaso para explorar los detalles prácticos
del empoderamiento debilita el valor del concepto como
herramienta para el cambio. Así, dicho término se ha
empleado tanto en el discurso como en la práctica sin una
definición clara; ha sido pensado como proceso, producto,
enfoque y fin (Ruiz, 2006), esa ambivalencia requiere
puntualizar el vocablo para que pueda ser empleado con
legitimidad.
A mediados del siglo XVII esa palabra se restringía al
ámbito legal para dar poder a una persona de representar a
otra de forma autorizada. Después, alrededor de 1960, Paulo
Freire toma el concepto desde un enfoque de educación
popular. En la década de los setenta dicho término se
vincula a movimientos sociales y políticos que denuncian
dominación y exigen equidad, pero es hasta finales de los
ochenta que el concepto se populariza a partir de estudios
de análisis de género (Ruiz, 2006).
En la actualidad, la noción de empoderamiento se utiliza
en diferentes ámbitos, como en la literatura científica de las
64 Comercio justo y empoderamiento

ciencias sociales y en las teorías de desarrollo (Rodríguez,


2009). Su uso en los debates sobre desarrollo inicia en
la década de los noventa para después incorporarse a las
políticas y programas de las agencias de cooperación
internacional, así como a diversas ONG. Aun cuando el
empoderamiento ha sido operativizado en metodologías
para diferentes proyectos, en cuestiones de medición de
impacto y efectos apenas empieza a traducirse en indicadores
(INTRAC, 1999).
Phillips (2010) afirma que las raíces del empoderamiento
están influidas por el pensamiento marxista, sobre todo al
hablar de la oposición a la opresión, la injusticia y el poder.
Es importante destacar que parte de la confusión sobre
el concepto se debe a las controversias próximas al poder
en sí, por lo que para entenderlo algunos investigadores
han considerado el poder como eje central. En la década
de los setenta aparecen las teorías sobre el poder, algunas
mencionan que la causa del subdesarrollo es la relación
desigual entre poder y pobreza; más tarde se comprende que
para romper el círculo vicioso de la pobreza es necesaria una
distribución más equitativa del poder (Ruiz, 2006).
Rowlands (1997) clasifica el poder en cuatro categorías:

• Poder sobre: es un control absoluto del poder


que implica opresión y supone que a cualquier
incremento en el poder de uno viene una pérdida en
el poder del otro. Este tipo de poder es ejercido por
grupos sociales, políticos, económicos o culturales
dominantes sobre aquellos que están marginalizados.
• Poder para: es un poder productivo que crea nuevas
posibilidades y acciones sin dominación. El liderazgo
que se acompaña con este poder tiene el objetivo
de estimular a un grupo a hacer algo que haya
establecido de forma colectiva.
• Poder con: conlleva más que la suma de los individuos,
se refiere a un grupo trabajando de manera conjunta
Café, justicia y poder 65

para vencer ciertos obstáculos; es decir, el todo es


superior a la suma de las partes.
• Poder desde adentro: tiene un sentido interno de
fortaleza, su base son la aceptación y el respeto
propio, el cual se extiende respetando y aceptando a
los otros como iguales. Se manifiesta en la resistencia
al poder de otros, rechazando demandas no deseadas.

Los últimos tres tipos permiten que el poder sea compartido.


Al no tratarse de una relación de suma cero el incremento
del poder de una persona no disminuye el poder de la otra,
sino por lo contrario, lo aumenta.
A partir de esas conceptualizaciones se obtienen
diferentes significados de empoderamiento. Con la defi-
nición convencional de “poder sobre” el empoderamiento
consiste en incluir a las personas que están fuera del
proceso de toma de decisiones formales, haciendo uso
de estructuras políticas y económicas; así, los individuos
son empoderados cuando aprovechan al máximo las
oportunidades disponibles sin restricciones. Haciendo
referencia al “poder para”, al “poder con” y al “poder
desde adentro”, el empoderamiento es concebido como un
proceso por el cual las personas se vuelven conscientes de
sus intereses y de la relación con los otros, para entonces
participar con más fuerza en la toma de decisiones sobre
cuestiones que afectan sus vidas (Rowlands, 1997); esta
es una definición más constructiva donde el individuo
tiene un rol activo y una actitud crítica que le permiten
constituirse en un actor legítimo del desarrollo.
Existen otras definiciones de empoderamiento que
tienen como objeto central el control, entre esas destaca la
de Batliwala (1993), quien habla de dos tipos de control,
externo e interno, para cambiar las relaciones de poder. El
primero se ejerce sobre recursos físicos, humanos, financieros
e intelectuales, entre otros; mientras que el segundo recae
en la ideología, es decir, en creencias, valores y actitudes. En
66 Comercio justo y empoderamiento

ese contexto, el empoderamiento es el proceso mediante el


que se ganan ambos tipos de control. El trabajo de Batliwala
se enfoca en la mujer a nivel individual y colectivo, pero
puede ser adaptado a otros sujetos; además, va más allá de
la situación económica, al hablar de creencias y recursos
humanos.
De igual forma, Zimmerman y Rappaport (1988)
consideran que el control es el eje del empoderamiento,
al aseverar que se trata de controlar las fuerzas personales,
políticas, sociales y económicas para tomar decisiones que
mejoren la vida. Una institución que también otorga un
papel protagónico al control es el Banco Mundial (2002), ya
que el empoderamiento consiste en incrementar los activos
y capacidades de los pobres para participar, negociar,
controlar y tener instituciones responsables que influyan en
su vida. Así, a medida que el sujeto ejerce su capacidad de
elección aumenta el control sobre su vida.
Se puede observar que Rowlands (1997), Zimmerman
y Rappaport (1988) y el Banco Mundial (2002) confieren
al empoderamiento el objetivo de influir en la vida, pero
Rowlands (1997) enfatiza que la gente debe estar consciente
de sus intereses y percibirse a sí misma como capaz y con
derecho a tomar decisiones. Esta toma de conciencia
es tratada por McWhirter (1991) en su definición de
empoderamiento, ya que lo concibe como un proceso en el
que las personas o grupos que no tenían poder se vuelven
conscientes de las dinámicas de poder presentes en su
contexto diario y desarrollan habilidades y capacidades para
obtener un control razonable sobre sus vidas, sin que ese
control subyugue los derechos de otros.
Para la presente investigación, la definición de McWhirter
(1991) resulta la más adecuada, porque contempla tanto la
situación individual como la colectiva. Además, coincide
con lo que representa el comercio justo, debido a que ese
esquema pretende cambiar la situación de desventaja de
los pequeños productores (quienes serían las personas sin
Café, justicia y poder 67

poder) por medio de la concientización de sus intereses, la


comprensión del mercado (donde yacen las dinámicas de
poder) y del desarrollo de habilidades y capacidades para
competir en el mismo. Asimismo, McWhirter menciona
que una persona o grupo empoderado debe apoyar el
empoderamiento de otros, y esto coincide con uno de
los principios del comercio justo, donde se pide que los
beneficios económicos, como la prima social, sean invertidos
en el desarrollo de la comunidad.
Es importante destacar que en todas las concepciones
revisadas, el empoderamiento se ubica en la categoría de
proceso, porque es cambiante y generativo. Puede tratarse
de un proceso personal, porque el individuo toma el control
sobre su vida, otras veces hace referencia a un proceso
político, si se trabaja para garantizar los derechos humanos
de un grupo marginado (Ruiz, 2006).
Rowlands (1997) apuntala que este proceso tiene
diferentes características de acuerdo con el contexto,
pero hay un núcleo común que consiste en incrementar la
confianza personal, la autoestima, la agencia personal3 y
la dignidad; si estos aspectos se desarrollan aumenta el
poder desde adentro.
Rowlands también explica que el proceso de
empoderamiento no obtiene resultados a corto plazo, pero
puede ser apoyado por enfoques de desarrollo para ligarlo
a resultados tangibles. Además, no es un proceso lineal y
depende en gran parte del contexto específico, por ejemplo,
se relaciona con la presencia de instituciones o estructuras
sociales, económicas, políticas y culturales que permitan al
actor hacer una elección (JGG, 2011); es decir, para que el

3 El término agencia personal refiere a la habilidad de definir las metas propias de


forma autónoma y la capacidad de actuar para obtener los resultados deseados.
Se recomienda consultar el trabajo de Pick et al. (2007) para comprender mejor
este concepto.
68 Comercio justo y empoderamiento

empoderamiento produzca resultados se requiere de una


combinación de confianza y habilidades propias del individuo
y la disponibilidad de recursos externos (Rowlands, 1997).
Por su parte, el Banco Mundial (2002) identifica
cuatro elementos comunes, aun en distintos contextos, que
favorecen el empoderamiento:

• Acceso a la información: porque las personas infor-


madas pueden aprovechar oportunidades, acceder a
servicios y ejercer sus derechos.
• Inclusión y participación: ya que al tener en cuenta el
conocimiento y las prioridades locales se genera un
compromiso con el cambio.
• Rendición de cuentas: para que las instituciones o
actores respondan por sus políticas, acciones y uso
de fondos.
• Capacidad de organización local: debido a que las
comunidades organizadas tienen más probabilidades
de que se atiendan sus demandas.

A partir de una revisión de diversos autores, Phillips (2010)


detecta los siguientes instrumentos o estrategias para
empoderar: participación, asociación, redistribución del
poder, transformación de las instituciones, mejoramiento de
las libertades, democracia, transparencia, apoyo al capital
social y promoción de la cooperación. Así, el desarrollo del
empoderamiento de los individuos o de los grupos depende
de las interacciones entre esos factores.
Aunque todas las definiciones podrían parecer
distintas, se centran en cuestiones de poder para la toma
de decisiones y en el control de los recursos; no obstante,
como lo señala Shetty (1991) no hay una concepción única
que pueda hacerle justicia al término, pero tampoco se debe
creer que empoderamiento es una “vacuna” para resolver
las dificultades a las que se enfrentan los pobres, aunque, si
el concepto de empoderamiento se utiliza de forma precisa
Café, justicia y poder 69

puede ayudar en la planificación y acción del desarrollo


(Rowlands, 1997).

Dimensiones

Las clasificaciones de las dimensiones del empoderamiento


son tan abundantes en la literatura como las definiciones
del concepto. Algunas organizaciones, como el Servicio
Regional de Gestión del Conocimiento para América
Latina (ASOCAM), hablan de niveles de empoderamiento,
pero otros autores como Rodríguez (2009) prefieren
señalar dimensiones, ya que consideran que no se trata de
una sucesión cronológica sino de un proceso simultáneo
en diferentes planos de la vida. Aquí se presentan las
dimensiones o niveles más comunes utilizados en cuestiones
de desarrollo.
ASOCAM (s/f) hace referencia a niveles de empodera-
miento. El primero es el nivel cognitivo, seguido por el
psicológico, el social y el económico a la misma altura, y
en el último escalón sitúa al nivel político. En el cognitivo
se concientiza la realidad, los derechos, las obligaciones y
las relaciones de poder. En el psicológico se desarrollan la
autoestima y la confianza propia para tomar decisiones. Los
niveles más altos envuelven mayor complejidad, incluso
el empoderamiento social comprende en sí mismo otras
etapas; este tipo de empoderamiento incluye persona,
pareja, familia, grupo, comunidad, organización social,
instituciones públicas y privadas, así como el sistema de
redes y alianzas, es decir, todo el tejido social.
Según la misma fuente, las etapas que comprende el
empoderamiento social son:

• Autoreconocimiento personal y cultural. Hace refe-


rencia a la persona en relación con su entorno
inmediato; depende de factores psicológicos, pedagó-
gicos, antropológicos y sociales.
70 Comercio justo y empoderamiento

• Fortalecimiento de las organizaciones. Se llega a esta


etapa cuando las asociaciones dialogan y establecen
alianzas con otros actores considerando variables
políticas y sociológicas.
• Gestión social participativa. Permite potenciar el
capital social para incrementar la eficiencia de las
acciones, programas y políticas por medio de herra-
mientas de diagnóstico, planificación, seguimiento y
evaluación.

El empoderamiento económico es definido por ASOCAM


como un proceso dirigido al desarrollo de capacidades y al
aumento de oportunidades para que los individuos accedan
a factores productivos y de servicios que les ayuden a
desarrollar su competitividad e insertarse en el mercado,
de esa forma incrementarán sus ingresos y mejorarán su
calidad de vida. Para el último nivel, el empoderamiento
político, ASOCAM explica que las relaciones de poder
excluyentes dentro de los grupos sociales se tendrán que
transformar en relaciones democráticas y equitativas
que mejoren la calidad de vida.
Por su parte, Luttrell et al. (2009), en su investigación
teórica sobre el concepto de empoderamiento, encuentran
que el término de forma común está limitado a las
dimensiones económica, social y política; explican de
manera breve los elementos de cada dimensión:

• Empoderamiento económico: son las habilidades,


capacidades y recursos que aseguran ingresos y
medios de vida sostenibles.
• Empoderamiento humano y social: las habilidades
y capacidades para ganar control sobre la propia
vida, de acuerdo con lo que cada quien defina como
importante.
Café, justicia y poder 71

• Empoderamiento político: la capacidad de organi-


zarse y movilizarse por medio de la acción colectiva
hacia un cambio.

En las dimensiones hasta ahora expuestas, sobre todo en


las que propone ASOCAM, no hay límites entre algunos
niveles; verbigracia, la etapa de autoreconocimiento perso-
nal y cultural del empoderamiento social es similar a los
niveles cognitivo y psicológico, porque hace referencia a
la conciencia de la persona sobre su entorno y a factores
psicológicos. Rowlands (1997) explica que el proceso de
empoderamiento comprende complejas interrelaciones e
interacciones; por ejemplo, el incremento de la independencia
económica puede aumentar la confianza personal en el
individuo o viceversa, por tanto, para separar los elementos
del empoderamiento se requieren modelos más dinámicos
y fluidos.
Otra clasificación de las dimensiones de empoderamiento
es propuesta por Rodríguez (2009), para quien existen tres
dimensiones: individual, organizacional y comunitaria.
El empoderamiento individual refiere al desarrollo del
control personal y de competencias para actuar e influir en
las relaciones. En el nivel organizacional se controlan las
organizaciones para influir en políticas y decisiones en la
sociedad por medio de la democratización y cohesión.
La última dimensión, la comunitaria, se alcanza cuando los
individuos trabajan en conjunto para un mayor impacto,
creando cambios en la comunidad.
Rowlands (1997) propone una categorización similar
con base en el análisis de dos organizaciones específicas.
Las dimensiones que contempla son: 1) personal: donde
se desarrollan la confianza y la capacidad individual y se
eliminan los efectos de la opresión interna; 2) relacional:
refiere la habilidad de negociar e influir en la naturaleza de
las decisiones y 3) colectiva: nivel en el que los individuos
trabajan juntos para lograr un impacto más grande, lo que
72 Comercio justo y empoderamiento

involucra estructuras políticas y trabajo en cooperación,


no en competencia; la diferencia entre las tipificaciones
de Rodríguez (2009) y Rowlands (1997) se dan en el nivel
organizacional y relacional.
El modelo de Rowlands (1997) parece más adecuado
para los objetivos de la presente investigación, ya que el
comercio justo busca impactar de manera directa en la
vida del productor, aunque también se plantean efectos en
la comunidad de los productores, pero esto se trata en la
dimensión colectiva. Por otra parte, en la clasificación de
Rodríguez (2009) se traslapan las dimensiones organiza-
cional y comunitaria, debido a que en ambas está implícito
el trabajo conjunto, pero queda fuera la habilidad de
negociar, lo que es clave en el comercio justo. De forma
adicional, Rowlands (1997) expone que los elementos
del empoderamiento pueden dividirse en tres grupos:
1) contextual: los aspectos que son parte del ambiente;
2) estructural: para referirse a la naturaleza de la organización
y sus actividades y 3) interior: que refiere a los procesos
psicológicos o sociales. Los primeros dos grupos pueden
considerarse circunstancias que alientan o inhiben el
proceso de empoderamiento, el grupo interior es el núcleo
del proceso de empoderamiento.
Además, el núcleo del empoderamiento personal com-
prende el desarrollo de autoconfianza, autoestima y sentido
de agencia para saberse una persona que puede interactuar
con su entorno y hacer que las cosas sucedan; este proceso
se manifiesta como un cambio en el comportamiento. Al
mismo tiempo, dichos elementos constituyen el empodera-
miento relacional, pero este requiere también de habilidades
para negociar, comunicar y defender los propios derechos.
En cuanto al empoderamiento colectivo, no puede suceder
sin participantes que hayan alcanzado un grado de
empoderamiento personal; es decir, estas dimensiones están
interrelacionadas, por lo que la participación en un grupo
puede acrecentar el empoderamiento personal y viceversa.
Café, justicia y poder 73

Así, el núcleo del empoderamiento colectivo es análogo al


del empoderamiento personal, comprende el sentido de
agencia y de identidad colectivos (Rowlands, 1997).
Dentro de este modelo se puede observar que la
autoestima, la autoconfianza, el sentido de agencia y
la conciencia de la relación del propio sujeto con un
contexto más amplio, incrementan la posibilidad de actuar
en el mundo. Asimismo, existe una relación dialéctica entre
las tres dimensiones, porque al ser el empoderamiento un
proceso dinámico, los cambios en una dimensión pueden
alentar cambios en las otras. Por último, hay que decir que
el empoderamiento puede tomar muchas formas, pero
cualquier modelo que represente esas formas o dimensiones
no es definitivo, ya que se trata de una realidad simplificada
que puede ser adecuada o no para un determinado contexto.

Metodologías de medición

El empoderamiento se ha convertido en un elemento clave


de las intervenciones de desarrollo, por lo que comprender
sus fortalezas, limitaciones y sobre todo cómo evaluarlo es
indispensable para optimizar dichas intervenciones. El Banco
Mundial (2002) afirma que mejorar el empoderamiento es
un desafío de los países en desarrollo y sus socios externos,
porque permite el crecimiento económico y la reducción de
la pobreza. En ese contexto, establecer criterios para evaluar
el empoderamiento permitiría incrementarlo, así como
disminuir el número de personas pobres.
Sin embargo, la gran cantidad de interpretaciones
que giran alrededor del concepto plantea retos para la
evaluación del impacto de ese proceso (INTRAC, 1999). Las
dificultades para medir el empoderamiento en los proyectos
de desarrollo son considerables; de acuerdo con Randalin
(2009), ni siquiera el Banco Mundial ha desarrollado un
método riguroso para esa medición y seguimiento de los
74 Comercio justo y empoderamiento

cambios, a pesar de eso hay algunas coincidencias en la


literatura sobre cómo medir el empoderamiento, en especial
el femenino.
Por otro lado, existen otros proyectos de desarrollo que
ubican el empoderamiento entre sus objetivos, pero no
han sido capaces de explicar el proceso, darle seguimiento
ni evaluar sus resultados. El mayor desafío ha sido hacer
operativos los elementos del empoderamiento, ya que
la operativización suele terminar con la identificación
de indicadores que no son adaptados a las actividades
específicas de los proyectos, de tal forma que no se genera
información para monitorear con eficacia los avances de
una intervención (INTRAC , 1999).
Intentar cuantificar el empoderamiento coloca al término
en un terreno más sólido (Pick et al. 2007). Pereznieto y
Taylor (2014) aseguran que es preferible un enfoque que
combine datos cuantitativos y cualitativos para garantizar
que los indicadores miden de manera adecuada el cambio
transformacional. Con la revisión de 70 evaluaciones de
empoderamiento se encontró que los métodos mixtos fueron
los más efectivos para medir los resultados y el cambio, ya
que los datos cualitativos y cuantitativos se complementan.
En cuanto a las herramientas de medición, las más
comunes son: tarjetas de informe, encuestas, grupos de
enfoque, entrevistas, narración de historias, drama, mapeo,
dibujo, escritura y revisión de documentos. Durante el uso
de esos instrumentos, el evaluador debe dar seguimiento
a los cambios en la población objetivo, de igual forma se
recomienda la comparación de los cambios entre diferentes
poblaciones (JGG, 2011); pese a la variedad de enfoques y
herramientas se debe aceptar que no es posible definir
y medir cada detalle del empoderamiento (Rowlands, 1997).
Uno de los dilemas en la medición es si debe ser evaluado
o no en función de los objetivos específicos del proyecto; por
ejemplo, la evaluación podría efectuarse dentro del marco
del proyecto y determinar hasta qué punto los objetivos se
Café, justicia y poder 75

han alcanzado. Un punto de partida distinto es analizar las


estructuras de poder a nivel local para conocer los factores
que generan condiciones de desempoderamiento. Dado
que los objetivos de un proyecto podrían ser limitados,
se recomienda evaluar, tanto en función de ellos como en
función de las estructuras de poder locales, a fin de saber si
la intervención ha tenido impacto de largo plazo (INTRAC,
1999).
Para la evaluación se han desarrollado varios indicadores
de empoderamiento, sin embargo, no existe índice capaz
de medirlo en su totalidad debido a su naturaleza multidi-
mensional (Luttrell et al. 2009). Rowlands (1997) afirma
que los indicadores cualitativos han demostrado expresar
resultados más significativos, además menciona que la
población beneficiaria debe participar activamente en la
negociación de los criterios con los cuales se eva-luará el
empoderamiento, porque esa participación se convierte en
una oportunidad de incrementar su propio empoderamiento;
otros autores (JGG, 2011; Pereznieto y Taylor, 2014)
coinciden con la idea de una medición participativa e
incluyente.
Además, hay que considerar que la conceptualización
del empoderamiento permite que cada persona o grupo le
atribuya un sentido específico, por lo que los indicadores
deben ser flexibles; no obstante, es necesario mantener
el número a un nivel mínimo aunque adecuado, porque
resulta eficiente recolectar una cantidad pequeña de datos y
de descripciones, lo que implica que detrás de la selección de
indicadores haya lógica, coherencia y estructura (JGG, 2011).
Las evaluaciones que han obtenido resultados aceptables
son las que utilizan indicadores de diferentes dimensiones
para medir el progreso y los cambios en el poder; una
evaluación adecuada utiliza variables específicas para su
contexto y lo ideal es que se formule en la etapa de diseño
del proyecto y se establezca la línea base (Pereznieto y Taylor,
76 Comercio justo y empoderamiento

2014). A continuación se mencionan algunas metodologías


utilizadas para evaluar el empoderamiento.
La asociación Grupo de Gobernanza y Justicia (GGJ),
con sede en Canadá, realizó en 2010 una evaluación del
programa “McGill en la sociedad civil y la construcción de
la paz”, para los países de Jordania, Palestina e Israel, con
el fin de conocer cómo los socios del programa midieron el
empoderamiento de las personas y comunidades involu-
cradas. Se detectó que en los centros de práctica basados
en los derechos comunitarios, que forman parte de la red
McGill, las principales técnicas empleadas para demostrar
el empoderamiento fueron: análisis de historias individuales
y colectivas e informes de progreso (JGG, 2011).
El personal de dichos centros se enfocó en identificar
cómo cambió el comportamiento de los beneficiarios en sus
relaciones con los organismos públicos. A través de historias
se detectaron habilidades que los beneficiarios adquirieron
y se pudo saber de qué forma las estaban aplicando; por
ejemplo, las mujeres palestinas beneficiarias explicaron que
ahora podían reclamar beneficios de salud en las oficinas
municipales de Bienestar de la Familia, en Jerusalén oriental
(JGG, 2011). Esa medición fue cualitativa y se centró en la
percepción del individuo, aunque tiene la desventaja de que
la información no se triangula para fortalecer su validez.
Otra forma más estructurada es la Medida de
Empoderamiento de Género (GEM, por sus siglas en
inglés). El Reporte de Desarrollo Humano de 1995 describe
el empoderamiento como la participación plena de las
personas en las decisiones y en los procesos que afectan
su vida, e incorpora dos índices para medirlo: el Índice de
Desarrollo Relativo al Género (GDI) y el GEM. El primero
es una medida para países que analizan los logros en las
capacidades básicas cubiertas por el Índice de Desarrollo
Humano (IDH), considerando y penalizando las inequidades
entre los logros de mujeres y hombres. Las capacidades
básicas son: esperanza de vida, logros educacionales e
Café, justicia y poder 77

ingresos. Si un país tiene grandes disparidades entre


mujeres y hombres, en estas capacidades, tendrá un
GDI bajo comparado con su IDH (Luttrell et al. 2009).
El GEM revisa la representación de las mujeres en los
parlamentos, la cuota de puestos de gerencia y profesionales
para estas, su participación en la fuerza laboral activa y
la proporción que obtienen de los ingresos nacionales. El
objetivo de este indicador es examinar si las mujeres y los
hombres son capaces de participar de forma activa en la
vida económica y en la toma de decisiones. De esta manera,
el GDI se enfoca en la expansión de capacidades, mientras
que el GEM mide si esas capacidades son aprovechadas
(Luttrell et al. 2009).
Si bien esos índices han sido adoptados por las Naciones
Unidas, han recibido fuertes críticas porque pasan por alto
el hecho de que el empoderamiento cambia de un contexto
a otro, aunque se debe tener en cuenta que el propósito
de esas medidas es dar a conocer el empoderamiento de
las mujeres en un amplio nivel de la sociedad, no medir
los efectos de proyectos o programas específicos sobre el
empoderamiento (Randalin, 2009).
De acuerdo con Randalin (2009), uno de los marcos
más usados para medir el empoderamiento de la mujer es el
propuesto por Sara Longwe debido a la fuerza y flexibilidad
de sus indicadores. Su metodología identifica los pasos
hacia la igualdad de hombres y mujeres, considerando cinco
niveles de empoderamiento:

1. Nivel de bienestar. Se refiere a un mejoramiento


en el estatus socioeconómico de las mujeres, pero
como resultado de un beneficio dado mientras ellas
mantienen una actitud pasiva; es decir, las mujeres no
producen o adquieren los beneficios por sí mismas.
2. Nivel de acceso. Se logra cuando una mujer mejora
su estatus con respecto al del hombre debido a su
propio trabajo y organización, que surge de un
78 Comercio justo y empoderamiento

mayor acceso a los recursos; sin embargo, ese mayor


acceso también le es otorgado como parte de una
intervención, ella no lo exige.
3. Nivel de concientización. Se refiere al proceso por
el que las mujeres son capaces de darse cuenta que
sus carencias de bienestar no se deben a su falta de
capacidad, organización o esfuerzo, sino que son
consecuencia de prácticas y normas que dan acceso
prioritario y control a los hombres; con esa conciencia
después pueden exigir mejores condiciones.
4. Nivel de movilización. Implica el trabajo conjunto de
las mujeres para reconocer y analizar los problemas
que enfrentan, y de esa forma proponer estrategias
de acción colectiva que supriman las prácticas
discriminatorias.
5. Nivel de control. Se alcanza cuando las mujeres
han logrado la igualdad de género en la toma de
decisiones sobre el acceso a los recursos, teniendo
un control directo sobre los mismos.

La clave en este marco es preguntarse: ¿en qué nivel está


interviniendo el proyecto?, ¿provee bienestar, acceso a
recursos o provoca la concientización y movilización para
incrementar la acción y el control? (Randalin, 2009).
Por otro lado, la Agencia de Desarrollo Internacional
de Canadá (CIDA) ha realizado una serie de indicadores
cuantitativos y cualitativos de empoderamiento femenino,
los cuales hacen referencia sobre todo a procesos de
tipo legal, político, económico y social. CIDA afirma
que la naturaleza del empoderamiento exige que, tanto
los indicadores cualitativos como los cuantitativos sean
sustentados por un análisis cualitativo, para ello propone las
siguientes preguntas: ¿cómo los cambios en la legislación
nacional o local han empoderado o desempoderado a
mujeres u hombres?, ¿cuál es el rol de las instituciones en
el empoderamiento o desempoderamiento de mujeres u
Café, justicia y poder 79

hombres?, y si la educación y el trabajo para las mujeres


está aumentando, ¿eso incrementa su empoderamiento?,
entre otros cuestionamientos (Luttrell et al. 2009).
En resumen, algunas metodologías se centran en los
logros del individuo o en sus capacidades, como las empleadas
por la Red McGill, el GEM y el GDI, mientras otras tienden
a realizar un análisis de estructuras, como el marco de
Longwe y los indicadores de CIDA. La coincidencia de esos
métodos es el uso del enfoque mixto para comprender los
cambios en el proceso de empoderamiento. Con base en eso,
la presente investigación utilizó instrumentos cuantitativos y
cualitativos para el análisis de la relación comercio justo-
empoderamiento, pero más que medir esa interacción trató
de describirla y analizarla, por lo que se empleó como guía
el marco de Phillips (2010).
Phillips (2010) realizó una investigación titulada “Co-
mercio justo y empoderamiento comunitario: el caso de los
productores de azúcar en Malawi”, donde genera indicadores
específicos a partir de material empírico de comercio justo
y de reuniones con expertos en la materia. Este autor
establece seis categorías que corresponden a las estrategias
del comercio justo, y para cada una de ellas muestra el
grupo de indicadores a partir de los cuales construye una
serie de preguntas para los productores de la asociación
con la que trabajó; así trata cuestiones cuantitativas y
cualitativas. Las categorías con sus respectivos indicadores
de empoderamiento se presentan en el cuadro 1.
80 Comercio justo y empoderamiento

Cuadro 1
Indicadores de empoderamiento
para cada estrategia de comercio justo

Estrategia Indicadores

Mejorar los medios de Aumento de los ingresos; mayores activos


subsistencia de los pequeños económicos; recibos de primas sociales;
productores y sus familias. mejoras en la producción; más fondos para
las necesidades de salud y educación.
Mejorar las condiciones de Evidencia de oportunidades de negociación
trabajo para todos los productores colectiva; menos discriminación; mejores
de pequeña escala. salarios y disposición de equipos; mejora
de los procesos de representación.
Crear oportunidades para los Mayor acceso al capital; opciones para la
pequeños productores. diversificación de los medios de vida; desarrollo
de una red de comercio justo; más control sobre
los medios de vida individual y colectiva.
Contribuir a proyectos locales Evidencia de gasto de prima social; número de
de desarrollo comunitario. proyectos de desarrollo; difusión local del comercio
justo; más enlaces de interés para la comunidad.
Promover la igualdad de la Comprender los procesos de toma de
producción local en la comunidad. decisiones; evidencia de la transparencia,
los procesos democráticos, la participación
justa y la inclusividad; representación.
Construir capacidades de Evidencia de la formación y la información
los pequeños productores recibida; el aumento de la comprensión de los
y sus organizaciones. negocios, el mercado y el comercio justo.

Fuente: Phillips (2010).

Esos indicadores fueron adaptados para la presente


investigación. A partir de ellos se elaboraron preguntas
específicas dirigidas a los miembros de las asociaciones
cafetaleras estudiadas. El análisis de datos no se realizó para
cada estrategia de comercio justo, sino para las dimensiones
de empoderamiento individual y colectivo señaladas en el
modelo de Rowlands (1997); de igual forma, se tomaron
algunos elementos de este modelo como indicadores.
Catuai Amarillo y Cafetos de Neria:
Pequeños cafeticultores veracruzanos
en busca de un mercado justo

En este capítulo se exponen las características generales


del municipio de Chocamán, para dar el contexto en que
operan las dos organizaciones estudiadas. Se describen las
trayectorias de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria, desde
que fueron constituidas legalmente hasta que incursionaron
en el mercado justo; esta información es producto de
las entrevistas que se aplicaron a los presidentes de cada
organización. También se incluye información general sobre
el grupo de segundo nivel al que pertenecen, la Integradora
de Cafés Especiales de las Altas Montañas (INCAFESAM);
por último, se exponen los resultados de la relación entre
comercio justo y empoderamiento individual y colectivo,
obtenidos mediante la aplicación de una encuesta a los socios.

El municipio de Chocamán, Veracruz

Chocamán está ubicado en la zona montañosa del estado


de Veracruz, entre los paralelos 18°58’ y 19°02’ de latitud
norte y los meridianos 97°00’ y 97°06’ de longitud oeste. Se
encuentra rodeado por las sierras de Matlaquiahuitl y parte
de la sierra de Zacatla, que a su vez integran la Sierra Madre
Oriental; su altitud varía entre 1,100 y 2,2000 msnm y posee
nueve elevaciones o cerros (INEGI, 2009). Esta ubicación
favorece el cultivo de café por parte de los productores

81
82 Comercio justo y empoderamiento

locales, quienes siembran principalmente café arábica, en


altitudes que van de 1,000 a 2,800 msnm; en específico
Santoyo (1994) señala que el café arábica de mayor calidad
crece entre los 1,200 y 1,500 msnm.

Figura 1
Localización del municipio de Chocamán, Veracruz

Fuente: INEGI (2009).


Catuai amarillo y cafetos de neria 83

Es importante mencionar que Chocamán pertenece a


la región cafetalera de Córdoba, una de las áreas del estado
más importantes en términos de cantidad y calidad de café
producido (Mestries, 2006). Chocamán limita al este con
los municipios de Córdoba, Tomatlán y Fortín, al oeste
con Atzacan y Coscomatepec, al norte con Coscomatepec y
Tomatlán, y al sur con Fortín y Atzacan (figura 1).
La cabecera municipal se sitúa sobre la carretera federal
Fortín-Conejos, en los kilómetros 13, 14 y 15, lo que le
permite comunicarse con las ciudades de Córdoba, Orizaba,
Huatusco y Xalapa (INAFED, 2015). La considerable
accesibilidad al municipio facilita la salida y la distribución
de mercancías, como el café, que se producen en el territorio.
El clima predominante es semicálido húmedo con lluvias
todo el año, aunque en verano se tiene un clima templado
húmedo con abundantes lluvias. La temperatura media
anual oscila entre 19 y 20 °C; la mínima es de 5 °C y la
máxima de 26 °C; mientras que la precipitación tiene un
rango de 1,500 a 2,000 mm (INEGI, 2009). La Asociación
Mexicana de la Cadena Productiva del Café (AMECAFÉ,
2012) indica que la temperatura adecuada para el cultivo de
café de alta calidad va de 17 a 25 °C; en cuanto al nivel
de lluvia, Pérez (2010) menciona que la precipitación anual
ideal para el café arábica está entre 1,400 y 2,300 mm; por
tanto, los niveles de temperatura y lluvia presentes en el
municipio resultan ideales para el cultivo del café.
Chocamán se ubica en la cuenca del río Jamapa y posee
corrientes fluviales que son afluentes de los ríos Jamapa,
Atoyac y Blanco; asimismo, tiene una gran cantidad de
manantiales. Pese a estas ventajas naturales, en los últimos
años ha habido escasez de agua debido a la sobreexplotación
del recurso (INAFED, 2015); esa escasez también puede
limitar el recurso hídrico disponible para el beneficiado
del café. En cuanto al suelo, en Chocamán predominan los
Andosoles (INEGI, 2009), los cuales son negros y tienen un
alto potencial para la producción agrícola; se recomiendan
84 Comercio justo y empoderamiento

para el cultivo de café debido al rango de pH que poseen


(Velasco, 2013). Así, en el municipio existen las condiciones
físico-geográficas necesarias para la producción de café de
alta calidad.
En lo referente a las características biológicas, el ecosis-
tema que predomina en el municipio es el bosque mesófilo
de montaña con especies como: ocozote (Liquidambar
styraciflua), encino (Quercus xalapensis y Q. germana), fresno
(Fraxinus spp.), álamo (Platanus lindeniana), sangregado
(Croton draco), nogal (Juglans spp.), aguacatillo (Persea spp.),
capulín (Bunchosia lanceolata), guaje (Leucaena macrophylla),
palo blanco (Meliosma alba), nopal (Opuntia sp.), toloache
(Datura stramonium), pasionaria (Pasiflora spp.) y helecho
arborescente (Nephelea mexicana).
La vegetación secundaria se encuentra ubicada en
las plantaciones tradicionales de café; las especies que se
localizan en esas áreas son vainillo (Inga leptoloba), palo
mulato (Bursera simaruba), huizache (Acacia pennatula),
chalahuite (Inga spp.), jinicuil (Inga jinicuil), ixpepe (Trema
micrantha), izote (Yuca elephantipes), palo gusano (Lippia
myriocephala) y zapote negro (Diospyros ebenaster), entre
otras (Velasco, 2013).
La fauna de la región se constituye por mamíferos como
conejo (Sylvilagus floridanus), ardilla (Sciurus spp.), tlacuache
(Didelphys marsupialis), zorra (Urocyon cinereoargenteus),
onzilla (Mustela frenata), mapache (Procyon lotor), tuza
(Orthogeomys grandis y O. hispidus), liebre (Lepus flavigularis),
armadillo (Dasypus novemcinctus) y rata (Sigmodon hispidus).
Entre otros representantes de la fauna están la rana (Rana
berlandieri), lagartija (Sceloporus variabilis), murciélago
(Molossus ater), culebra lagartijera (Dryadophis melanolomus),
culebra petatilla (Drimobius margaritiferus), falsa coralillo
(Scaphiodontophis annulatus), culebra de agua (Thamnophis
proximus) y tlaconete (Bolitoglossa rufescens) (Velasco, 2013).
La distribución de la vegetación y la presencia de
fauna implica que la cafeticultura en el municipio tiene
Catuai amarillo y cafetos de neria 85

importancia ambiental al encontrarse en espacios ricos


y diversos. La biodiversidad de estos espacios puede ser
aprovechada para acceder a certificaciones sustentables
como lo están haciendo las asociaciones cafetaleras Catuai
Amarillo y Cafetos de Neria; sin embargo, las actividades
agrícolas han desplazado gran parte del bosque mesófilo de
montaña (bosque de niebla). Velasco (2013) explica que en
Chocamán el remplazo de cafetales tradicionales con sombra
por cultivos de caña de azúcar ha ocasionado la disminución
de ciertas especies como temazate (Mazama americana),
tigrillo (Felis wiedii), ocelote (F. pardalis), gato montés (F.
yagouaroundi), coyote (Canis latrans), venado (Odocoileus
virginianus), oso hormiguero (Tamandua mexicana) y puma
(F. concolor).
La superficie total del municipio de Chocamán es de
44.4 km2. La mayor parte del suelo está dedicado a la
agricultura, esta actividad abarca 71.4% del territorio,
mientras que 1.8% corresponde a áreas urbanas y el
restante 26.8% se encuentra cubierto con bosque mesófilo
y vegetación secundaria (SEFIPLAN, 2015). En la superficie
destinada a la agricultura los principales cultivos en orden
de importancia son caña de azúcar, café cereza y maíz
grano (cuadro 2). Otros cultivos de menor importancia son
plátano, chayote, aguacate y macadamia (Velasco, 2013).
En el cuadro 2 se puede observar que el rendimiento del
cultivo de caña de azúcar está muy por encima del de café y
maíz, por tanto, aunque el precio medio rural de estos cultivos
sea mayor que el precio de la caña, el valor de la producción
de caña es mayor al resto de los cultivos. El rendimiento
de la caña no es el único motivo de la preferencia de los
agricultores, ya que ese cultivo está apoyado por una fuerte
industria azucarera conformada, en primera instancia, por
ingenios y trapiches; además, ese cultivo comercial ha sido
una solución temporal ante las crisis del precio del café
(Escamilla, Castillo y Díaz, 2013). Por ejemplo, en la región
de Huatusco, Veracruz, la inestabilidad de la cafeticultura
86 Comercio justo y empoderamiento

motivó que algunos productores dejaran el café para


dedicarse de forma exclusiva al cultivo de caña, porque por
medio de este obtienen subsidios por parte de los ingenios
(Hernández, 2014).

Cuadro 2
Principales cultivos en el municipio de Chocamán, 2013
Sup. Sup. Producción Rendimiento PMR Valor
sembrada cosechada (Precio producción
Cultivo Medio
Rural)
(ha) (ha) (ton) (ton/ha) ($/ton) (Miles
de pesos)
Caña de 2,270.00 2,270.00 208,840.00 92 641.82 134,037.69
azúcar
Café 1,190.00 1,190.00 3,665.20 3.08 5,000.00 18,326.00
cereza
Maíz 562 562 1,436.00 2.56 4,611.70 6,622.40
grano
Fuente: SIAP (2013).

Es necesario mencionar que la caña es un monocultivo


que requiere grandes cantidades de agua, incorpora un
alto grado de agroquímicos, aumenta la temperatura del
aire y del suelo reduciendo la humedad; todo ello afecta
a las especies animales y vegetales que habitan en el
agroecosistema, incluso puede implicar consecuencias graves
en las condiciones ambientales regionales. No obstante, la
percepción económica de los productores ha provocado que
realicen cambios en sus sistemas productivos, convirtiendo
los cafetales bajo sombra en monocultivos de caña (Ruelas
et al., 2014).
Velasco et al. (2013) señala que los cafetales se
encuentran sobre todo en las laderas de las sierras,
mientras que la caña de azúcar se siembra en las llanuras.
Con probabilidad, la lejanía de los cafetales incrementa
Catuai amarillo y cafetos de neria 87

los costos de producción y hace más difíciles las labores


de abono y resiembra, disminuyendo así los rendimientos
de café y la competitividad de los cafeticultores. A pesar
de estas dificultades la actividad cafetalera mantiene su
importancia porque se encuentra culturalmente arraigada
en el municipio. Velasco (2013) menciona que diversas
plantaciones de este grano se establecieron en Chocamán
desde hace 30 años, lo que implica la existencia de un bagaje
de conocimiento local, aunque ello también refleja la edad
avanzada de los cafetos y repercute de manera negativa en el
rendimiento del cultivo.
En resumen, la altitud, la temperatura, la precipitación
y las características del suelo del municipio hacen posible
la cosecha de café de alta calidad. Además, el cultivo de
café bajo sombra permite mantener un nivel adecuado de
biodiversidad que favorece a la naturaleza y que puede
beneficiar a los cafeticultores para obtener certificaciones
como café orgánico o café de comercio justo. Pese a estos
beneficios, los campesinos prefieren cultivar caña de azúcar
y han transformado algunos cafetales tradicionales en
sembradíos de esa especie (Velasco, 2013).
En cuanto a los aspectos socioeconómicos, el
municipio cuenta con 19 localidades y una población
total de 18,601 habitantes (9,428 son mujeres y 9,173
hombres). La mayor parte del territorio es rural; solo dos
localidades son consideradas urbanas, Tetla con 2,761
habitantes y la cabecera municipal con 10,727 personas.
En 2010, la población económicamente activa (PEA)
se conformó por 7,148 personas, de las cuales 91.21%
se encontraba ocupada en alguna actividad productiva.
De la PEA ocupada, 45.7% trabaja en el sector primario,
21.1% en el secundario y 32.9% en el terciario, el
0.4% restante no está identificado (INAFED, 2015).
Estos datos reflejan la importancia de las actividades
agrícolas y la existencia de escasas alternativas productivas
dentro del territorio, lo cual coincide con la afirmación de la
88 Comercio justo y empoderamiento

Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación


y la Agricultura (FAO, 2015) respecto a que en México la
agricultura es una actividad fundamental en el medio rural,
sobre todo entre la población más pobre.
Al analizar las condiciones de pobreza se observa que,
en 2010, 34.1% de la población vivía en pobreza moderada
y 35.9% en pobreza extrema. El grado de rezago social del
municipio estaba clasificado como alto, ocupando el lugar
número 51 a nivel estado (de un total de 212 municipios);
mientras que el grado de marginación fue medio (INAFED,
2015). Estas cifras concuerdan con lo señalado por Johnson
(2004), quien afirma que las regiones cafetaleras mexicanas
coinciden con las zonas más pobres del país, las cuales están
concentradas en el sur de México.
Por tanto, la comercialización del café es una de las pocas
oportunidades de conseguir un ingreso para estas poblaciones,
pero ante los altos grados de pobreza, rezago social y
marginación, experimentados en el municipio de Chocamán,
es muy factible que los pequeños cafeticultores acepten los
precios impuestos por los acopiadores, figuras comunes dentro
de la cadena cafetalera. Por ello, con el objetivo de disminuir
la dependencia de los intermediarios y conseguir un mejor
precio, los productores de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria
han decidido participar en los mercados alternativos de café
orgánico y de comercio justo, agregándole así valor al grano.

Integradora de Cafés Especiales de las Altas Montañas,


S. A. de C. V. 4

Con anterioridad, Catuai Amarillo y Cafetos de Neria


formaron parte de la Red Nacional de Organizaciones

4 Fuente: entrevista realizada a Esteban Escamilla Prado, presidente de Catuai


Amarillo, el 7 de enero de 2016 en Chocamán, Veracruz.
Catuai amarillo y cafetos de neria 89

Cafetaleras Sustentables (REDCAFES); grupo de segundo


nivel que se creó en 2002 para fortalecer la capacidad
exportadora y pagar los procesos de certificación orgánica
y de comercio justo de 14 organizaciones de primer nivel,
provenientes de los estados de Veracruz, Puebla y Chiapas.
La Red logró comercializar a nivel internacional, con
certificaciones, y apoyó a pequeñas organizaciones para
que comercializaran su café; sin embargo, en 2013 se
desintegró debido a las deudas, la falta de transparencia
en los contratos de venta, la renuncia de varios grupos
de primer nivel y la tendencia a concentrar la toma de
decisiones en la gerencia contratada de manera externa.
Ante la necesidad de mejorar la producción y comercia-
lización del café, algunos grupos, como Catuai Amarillo
y Cafetos de Neria, promovieron de nuevo la unión de
organizaciones. Así, en 2013 nueve organizaciones cafetaleras
de primer nivel, de Veracruz y Puebla, decidieron aliarse para
realizar actividades de comercialización desde los criterios de
café orgánico y comercio justo. Conformaron un grupo de
segundo nivel denominado Integradora de Cafés Especiales
de las Altas Montañas, S. A. de C. V. (INCAFESAM), que hoy
se conforma por cinco cooperativas (cuadro 3).

Cuadro 3
Organizaciones cafetaleras que conforman INCAFESAM
Nombre de la organización Municipio/Estado Número de socios

Cafetos de Neria, S. C. de R. L. Chocamán, Veracruz 10


Catuai Amarillo, S. S. S. Chocamán, Veracruz 16
Grupo de Trabajo de La
Sierra Madre Oriental, S. C. Ixhuatlán del Café, Veracruz 27
San Sebastián Tlacotepec San Sebastián
Ipantepetl, S. P. R. de R. L. Tlacotepec, Puebla 93
Productores Sustentables
de Ocozaca, S. A. de C. V. Ixhuatlán del Café, Veracruz 18

Fuente: elaboración propia a partir de entrevistas.


90 Comercio justo y empoderamiento

La certificación orgánica se realiza con el registro CMX-


580-2014-44 otorgado por Certificadora Mexicana, S. C.
(CERTIMEX), que acredita productos y procesos orgánicos
de alcance internacional. Por otro lado, la certificación de
comercio justo es avalada por FLO con el número 29952.
Cada organización tiene un delegado ante la integradora,
quien elige, por medio de votación, un presidente, un
tesorero y un secretario; además, existe un consejo de
vigilancia. El delegado informa a los miembros de su grupo
sobre las decisiones por tomar; una vez que los miembros del
grupo de primer nivel han tomado una decisión, el delegado
notifica a la integradora el resultado.
El principal comprador de INCAFESAM es Malongo, una
empresa con sede en la ciudad de Niza, Francia; cuenta con
nueve boutiques de café en Francia y tiene presencia en Suiza,
España y Dubai; se declara el principal comercializador de
café procedente de comercio justo y de agricultura biológica
y estableció en el municipio de Ixhuatlán del Café, Veracruz,
el Centro Internacional de Capacitación en Cafeticultura
y Desarrollo Sustentable (CICADES), el cual se ha puesto
a disposición de los socios de INCAFESAM, brindando
capacitaciones para la elaboración de abonos y fungicidas
orgánicos y la generación de capital humano. Además, entre
los planes de CICADES se encuentra fortalecer los lazos
entre los miembros de la integradora y el comprador.
Después de presentar la visión general de la integradora
se describen las dos organizaciones de Veracruz que se
trataron en la presente investigación.
Catuai amarillo y cafetos de neria 91

Catuai Amarillo, S. S. S.5

El 12 de mayo de 1990, Catuai Amarillo, S. S. S. se constituye


legalmente. El desmantelamiento de INMECAFÉ es el
detonante para que un grupo de 32 productores cafetaleros
del municipio de Chocamán, Veracruz, decidieran asociarse
con la denominación jurídica de Sociedad de Solidaridad
Social (S. S. S.). Durante la existencia del Instituto esos
cafeticultores conformaban tres unidades económicas pro-
ductivas dentro de Chocamán. El retiro del Estado los
motivó a trabajar de forma conjunta para obtener créditos,
procesar el café y disminuir el poder de los intermediarios.
El avance de este grupo ha sido notable, los 16 miembros
que permanecen en Catuai Amarillo han tenido logros
significativos.
En 2006 adquirieron un beneficio húmedo por medio de
una subasta virtual de la Secretaría de Hacienda y Crédito
Público (SHCP). Dicho beneficio, las oficinas y bodegas
del grupo pertenecían al INMECAFÉ y estaban ubicados en
Chocamán, cabecera municipal. A partir de la adquisición
del beneficio los socios de Catuai Amarillo procesan el café
cereza, además, en la actualidad prestan servicio de beneficio
a otros cafeticultores de la región; otro logro importante es
la certificación de 65 hectáreas de café orgánico y comercio
justo.
La estructura que conformaron los socios es la de un
comité directivo, integrado por un presidente, un tesorero y
un secretario, además de un comité de vigilancia que supervisa
el cumplimiento de los acuerdos y procura los intereses
de los miembros. Existen dos tipos de miembros: socios
A y socios B. Los primeros son los miembros fundadores,
quienes participan directamente en las actividades del grupo

5 Fuente: entrevista realizada a Esteban Escamilla Prado, presidente de Catuai


Amarillo, el 7 de enero de 2016 en Chocamán, Veracruz.
92 Comercio justo y empoderamiento

y tienen derecho al patrimonio de la asociación. Los socios


B solo reciben el servicio de beneficio por el pago de una
tarifa preferencial. Esta investigación tuvo como objeto de
estudio a los socios A, porque son los que comercializan café
de comercio justo.
Catuai Amarillo cuenta con un reglamento interno que
establece que el comité directivo debe ser elegido por medio
de la votación de los socios A y tiene vigencia por dos años,
con posibilidad de reelección por otro periodo similar. El
reglamento define los lineamientos que debe cumplir
el café para ser considerado orgánico y de comercio justo;
asimismo, se señalan los criterios de calidad y se menciona
la obligación de los productores de asistir a las asambleas
mensuales de la organización. Es necesario destacar que
Catuai Amarillo no siempre ha comercializado café orgánico
y de comercio justo; la búsqueda de la certificación orgánica
se da a raíz de que uno de los miembros de la asociación,
Esteban Escamilla, conoce en 1992 la experiencia de la
cooperativa UCIRI en Oaxaca.
Después de promover los beneficios de conservación
de biodiversidad en los cafetales y el mejoramiento del
precio del café, Catuai Amarillo decide en 2001 invertir
en sus parcelas para lograr la conversión a café orgánico,
y en 2005 inicia su participación en el comercio justo.
La principal razón para unirse a dicho esquema fue el
precio de garantía que se asegura por el café, el cual
normalmente se encuentra por encima del precio en el
mercado convencional; otra razón para ingresar al mercado
justo fue el deseo de fortalecer los procesos organizativos
y el trabajo social, sin embargo, como lo señala el líder
de la organización, las expectativas no se han cubierto
en su totalidad: “el precio no ha sido siempre tan justo”.
En la actualidad, Catuai Amarillo produce y comercializa
café tostado, molido y café oro. Los dos primeros se comer-
cializan en el mercado convencional y una parte se vende
como café soluble; ambos se expenden con la marca Catuai
Catuai amarillo y cafetos de neria 93

Azteca. El café oro se oferta con los sellos de orgánico y


comercio justo. De forma aproximada, 90% del café de la
organización es vendido en comercio justo, de esa forma los
miembros de Catuai Amarillo han cubierto gran parte de sus
objetivos iniciales; cabe destacar que eso ha sido un proceso
lento, lleno de cambios y aprendizajes. De acuerdo con el
directivo de Catuai Amarillo, transitar de café convencional
a orgánico fue la principal transformación que enfrentaron
los productores, debido a la costumbre arraigada de aplicar
abonos, plaguicidas y herbicidas químicos para aumentar el
rendimiento del cafetal.
La conversión a cafetales orgánicos disminuyó la
productividad en las cosechas, lo cual ha sido una de las
desventajas de participar en el comercio justo, en la categoría
de producto orgánico. Otras desventajas señaladas por el
presidente del grupo son: el pago de la certificación anual
y el descuido del manejo del cafetal, porque al avanzar en
el aspecto comercial se destina menos tiempo a cuestiones
productivas; no obstante, a pesar de estos inconvenientes,
Catuai Amarillo ha obtenido un mejor precio por el café y
la certificación ha funcionado como garantía de venta, por
lo que también ha motivado a otras cooperativas a afiliarse
al mercado justo.
Por otro lado, la organización ha desarrollado proyectos
productivos complementarios: un trapiche para la producción
de panela, un módulo de lombricomposta para la venta
de composta y lombriz roja, y viveros de plantas frutales,
forestales y café. Otra actividad que ha emprendido es
la impartición de un curso anual de café para niños de
la región, el cual se oferta de forma gratuita y tiene por
objetivo despertar en los niños el interés por el proceso
cafetalero; cada año asisten entre 30 y 40 niños. De igual
manera, Catuai Amarillo ha buscado el acompañamiento
del sector académico por medio de instituciones como el
Centro Regional Universitario de Oriente de la Universidad
Autónoma Chapingo. Los resultados de esa relación
94 Comercio justo y empoderamiento

benefician a los alumnos que desean realizar estudios sobre


la organización, pero también a los productores, porque han
recibido capacitaciones por parte de dicha institución.

Cafetos de Neria, S. C. de R. L.6

Organización que surge en el año 2007, cuando un grupo


de cafeticultores de la comunidad de San José Neria se
asociaron en la búsqueda de mejores precios para su café.
La figura jurídica que utilizaron para validar el trabajo
conjunto fue la de Sociedad Civil de Responsabilidad
Limitada (S. C. de R. L.), por lo que los socios solo están
obligados a responder por las deudas de la sociedad hasta el
monto de sus aportaciones (Dávalos, 2013). En la actualidad,
este grupo se conforma por 10 miembros, quienes cada
dos años designan un comité directivo conformado por un
presidente, un tesorero y un secretario; también cuentan
con un comité de vigilancia para asegurar que los intereses
de todos los socios sean respetados.
En 2009, Cafetos de Neria obtuvo las certificaciones de
café orgánico y de comercio justo. La principal razón para
participar en estas modalidades fue el deseo de obtener un
precio más alto por el café, sin embargo, el presidente actual
de la organización considera que ese precio no ha mejorado
y no hay otro tipo de beneficios; además, menciona que
la transición de café convencional a café orgánico ha sido
el principal reto que enfrentaron los socios, debido a que
la productividad de sus cafetales disminuyó de forma
considerable al dejar de utilizar abonos, plaguicidas y
herbicidas químicos. Pese a esto, se espera que los socios
puedan, a mediano plazo, mejorar la productividad de sus

6 Fuente: entrevista realizada al señor Felipe Reyes Díaz, presidente de Cafetos


de Neria, el 24 de enero de 2016 en Chocamán, Veracruz.
Catuai amarillo y cafetos de neria 95

fincas, aumentar la calidad de su café y obtener precios


mayores por el mismo.
Los productores de Cafetos de Neria se reúnen cuatro o
cinco veces al año y procuran tener una asamblea al final de
cada cosecha. En la actualidad permiten el ingreso de nuevos
miembros mientras cumplan con el requisito de producir
café orgánico y se actualicen en inversión; esto quiere
decir que inviertan una cantidad económica equivalente
a las aportaciones que han realizado los socios vigentes.
Dicha situación se define en su reglamento interno, donde
también se señala que los socios tienen la obligación de
asistir a todas las asambleas que se realicen y deben aportar
una cooperación mensual para el funcionamiento de la
asociación. Es importante mencionar que Cafetos de Neria
no cuenta con beneficio ni con oficinas propias.
Haberse incorporado a INCAFESAM permite que el café
de los socios de Cafetos de Neria sea despergaminado en el
beneficio de Catuai Amarillo a una tarifa preferencial. De
igual manera, esa relación ha permitido manufacturar parte
de la producción para venderla como café molido y soluble,
por lo tanto, Cafetos de Neria exporta café orgánico y de
comercio justo, y vende en el mercado convencional café
molido y soluble. En cada cosecha casi la totalidad del
café ha sido dedicada al comercio justo.

Características generales de los productores

La edad promedio de los nueve socios encuestados


pertenecientes a Catuai Amarillo es de 64.4 años, con un
rango de 36 a 84 años; mientras que la de los productores
de Cafetos de Neria es de 57 años, con un rango de 50 a 63
años. Ambos promedios se encuentran por encima del de los
cafeticultores a nivel nacional que es de 55 años (AMECAFÉ,
2012). Entonces, la edad avanzada de los productores de
café indica una posible ruptura sociogeneracional en la
96 Comercio justo y empoderamiento

continuidad del cultivo. Al respecto, Nava y Marroni (2003)


consideran que ha aumentado la desvinculación de los hijos
de los productores hacia el cultivo y comercialización del
café, lo que afecta fuertemente al sector, ya que se pierde el
conocimiento y la cultura agrícola tradicional que se hereda
de padres a hijos y, en consecuencia se pone en riesgo el
relevo generacional de la producción cafetalera.
La diferencia en los promedios de edad, entre Catuai
Amarillo y Cafetos de Neria, se atribuye a la fecha en que se
conformó cada grupo. El primero adquirió su figura jurídica
en 1990, mientras que el segundo en 2007. El hecho de que
el rango de Catuai Amarillo empiece en una edad menor,
36 años, se debe al fallecimiento de uno de los productores
fundadores y a la incorporación de su hijo a la asociación.
Casi la totalidad de los productores de Catuai Amarillo
ha tenido acceso a educación formal y la mayoría cuenta con
estudios profesionales (cuadro 4). Es importante mencionar
que el actual presidente de ese grupo (no considerado en las
encuestas) es doctor en ciencias, con una amplia trayectoria en
la investigación de sistemas cafetaleros, lo que sin duda impacta
en los resultados de las dimensiones de empoderamiento
analizadas. En Cafetos de Neria todos los productores han
cursado algún grado escolar, sin embargo, el socio con mayor
nivel de estudios solo concluyó la secundaria (cuadro 4);
por su parte, el presidente del grupo (no considerado en las
encuestas) tiene escolaridad a nivel de preparatoria.

Cuadro 4
Escolaridad de los socios
Catuai Amarillo Cafetos de Neria
Escolaridad
Frecuencia % Frecuencia %
Ninguno 1 11.11 0 0.00
Algún año de primaria 2 22.22 4 80.00
Algún año de secundaria 1 11.11 1 20.00
Algún año de preparatoria 0 0.00 0 0.00
Licenciatura o carrera técnica 5 55.56 0 0.00
Total 9 100.00 5 100.00
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.
Catuai amarillo y cafetos de neria 97

El promedio de escolaridad de la población de 15 años o


más, en el municipio de Chocamán, es de 5.9 años, mientras
que en el estado de Veracruz se reporta un promedio de 7.7
años en el mismo sector poblacional (SEDESOL y CONEVAL,
2010). Por tanto, en Catuai Amarillo la mayor parte de los
socios están por encima del promedio municipal y estatal
y de los productores de Cafetos de Neira, la mayoría se
encuentran alrededor del promedio municipal y por debajo
del promedio estatal.
En cuanto a la ocupación principal de los encuestados,
en Catuai Amarillo predominan los productores que tienen
como ocupación principal el campo, aunque el café no sea
su único cultivo; también dedican una extensión de sus
fincas a la siembra de caña para complementar sus ingresos,
y algunos socios ejercen o ejercieron otra profesión, la cual
constituye su principal fuente de ingresos. En Cafetos
de Neria todos los productores tienen como ocupación
principal el campo, y aparte del café siembran plátano,
chayote y caña (cuadro 5).

Cuadro 5
Ocupación principal de los socios

Catuai Amarillo Cafetos de Neria


Ocupación
Frecuencia % Frecuencia %
Campesino 6 66.67 5 100.00
Jubilado 2 22.22 0 0
Abogado 1 11.11 0 0
Total 9 100.00 5 100.00
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Los resultados de ambas organizaciones coinciden con la


situación general del municipio. En Chocamán, 71.4% del
territorio está dedicado a la agricultura (SEFIPLAN, 2015),
por lo que es común que la mayor parte de la PEA tenga
98 Comercio justo y empoderamiento

actividades relacionadas con el sector primario. Dentro de


esta superficie los principales cultivos son caña y café, y
de menor importancia plátano y chayote. La dependencia de
la población a las actividades primarias también es reconocida
por Robles (2011), quien señala que en las unidades de
producción reportadas en el Censo Agrícola Ganadero 2007
de México, las actividades primarias son el principal origen
de los ingresos, en especial en los municipios cafetaleros
donde no suelen existir otras fuentes de empleo.
Los años de experiencia de los productores de Catuai
Amarillo en la siembra de café va de dos a 60 años; la mayor
parte tiene más de 25 años de experiencia (cuadro 6).
Los dos socios de la categoría menor llevan dos y 10 años
participando en esta actividad y comenzaron a ejercerla
después del fallecimiento de sus padres, quienes eran
cafeticultores; mientras, en Cafetos de Neria, los miembros
tienen entre ocho y 50 años de experiencia en la siembra de
café, presentándose la mayor frecuencia en el rango de 37
a 48 años.

Cuadro 6
Años de experiencia en el cultivo de café de los socios
Catuai Amarillo Cafetos de Neria
Años
Frecuencia % Frecuencia %
2-12 2 22 1 20
13-24 1 12 1 20
25-36 3 33 0 0
37-48 0 0 2 40
49-60 3 33 1 20
Total 9 100 5 100

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Los valores del cuadro 6 muestran que, entre cada categoría


el número de productores tiende a aumentar cuando son
más años de experiencia. Esos datos, junto con los resultados
Catuai amarillo y cafetos de neria 99

sobre la edad de los productores, hacen posible inferir


problemas de relevo generacional, ya que el número de
productores que envejece no está a la par del de agricultores
jóvenes que se incorporan a la siembra de café.
Es importante mencionar que siete de los productores
encuestados de Catuai Amarillo son socios activos de
este grupo desde su fundación en 1990, los dos restantes
ingresaron hace dos y 19 años, respectivamente; por otro
lado, todos los miembros encuestados de Cafetos de Neria
han participado en dicha organización desde su fundación
en el año 2007.
En los siguientes apartados se exponen los resultados de
empoderamiento individual y colectivo de los productores
pertenecientes a Catuai Amarillo y a Cafetos de Neria, los
cuales no representan tendencias estatales, pero permiten
vislumbrar cómo la trayectoria cafetalera veracruzana ha
impactado en los procesos organizativos de los cafeticultores.
El orden y la forma en que se exponen los resultados no
atiende a una idea de comparación entre una organización y
otra, sino que muestran las posibilidades y limitantes que el
comercio justo ofrece para fortalecer el empoderamiento de
los pequeños productores.
Primero, se indica el aspecto de empoderamiento
individual y colectivo que se analiza, a continuación se
señalan los resultados de Catuai Amarillo seguidos por
los de Cafetos de Neria, con posterioridad se destacan las
semejanzas y diferencias de lo hallado en esta investigación,
en comparación con otros estudios, enseguida se exponen
las posibles causas de las diferencias entre Catuai Amarillo
y Cafetos de Neria y, al final, después de presentar los
hallazgos sobre empoderamiento individual y colectivo, se
describe cómo es el empoderamiento de los productores o
los grupos.
100 Comercio justo y empoderamiento

Empoderamiento individual

Conocimiento de los productores sobre comercio justo

Para indagar si los productores han sido instruidos sobre


esa forma de comercio se les cuestionó si han recibido
explicaciones acerca del funcionamiento de ese esquema.
Los nueve encuestados de Catuai Amarillo respondieron que
sí; además se les preguntó si han recibido algún tipo de taller
o capacitación, ocho de los nueve socios (88.89%) declaran
haber asistido a diferentes talleres. Llama la atención el
comentario de uno de los miembros “si no fuera por los
talleres que he tomado, hoy yo no podría responderle todo
lo que me pregunta”, eso pone en evidencia la importancia
de las capacitaciones para los productores; aunque es
preciso aclarar que los talleres no han sido consecuencia
directa de la afiliación al comercio justo, sino que los han
buscado algunos socios para mejorar cuestiones técnicas de
producción y trabajo organizativo. Las instituciones que han
brindado este tipo de cursos son CERTIMEX, Universidad
Autónoma Chapingo, Fideicomisos Instituidos en Relación
con la Agricultura (FIRA) y Centro Internacional de
Capacitación en Cafeticultura y Desarrollo Sustentable
(CICADES).
Los socios de Cafetos de Neria indican que a todos se
les ha explicado qué es el comercio justo, y dos de los cinco
productores (40%) mencionan que han recibido algún tipo
de capacitación. El líder de la organización señala que la
certificadora les ha explicado a los productores cuáles son
sus derechos y responsabilidades al participar en el mercado
justo, y que por medio del CICADES han recibido algunos
talleres y asesorías sobre cuestiones técnicas de producción.
A continuación se presentan los resultados a preguntas
específicas en torno al comercio justo, con el objetivo de
detallar el nivel de conocimiento que tienen los socios de las
dos organizaciones respecto a este esquema.
Catuai amarillo y cafetos de neria 101

Cuando se solicitó a los productores de Catuai Amarillo


y Cafetos de Neria que definieran el comercio justo, la
mayoría solo hizo referencia al aspecto económico, es decir,
son pocos los cafeticultores que reconocieron otros ámbitos
que implica el sistema. En el caso de los integrantes de
Catuai Amarillo, cuatro consideran que este modelo remite
a mejores precios para el café y mejores salarios para los
trabajadores; su concepción es sobre todo económica. Solo
un productor expresó que el comercio justo influye en tres
aspectos: el precio del café, el trato a los trabajadores y la
relación con la comunidad (cuadro 7).
Para los socios de Cafetos de Neria, el mercado justo
gira en torno a obtener un precio más alto por el café.
Ninguno especifica que se trata de dar mejores salarios a
los trabajadores o cumplir con ciertas condiciones sociales
y ambientales; aunque uno de los productores se refiere al
café de comercio justo como un producto sustentable, no
detalla qué aspectos debe cumplir (cuadro 7).

Cuadro 7
Concepciones de comercio justo

Productores que
Número de lo mencionaron
aspectos Concepción
Catuai Cafetos
reconocidos Amarillo de Neria
0 La desconoce 0 1
Precios/salarios justos 4 0
Proceso para exportar 1 0
1 Mejor precio por el café 0 3
Café sustentable 0 1
Mejor precio y producción orgánica 1 0
Salario justo y buen trato a los trabajadores 1 0
2 Precio de garantía y premio a
la calidad del producto 1 0
Precio justo, buen trato a los
3 trabajadores y apoyo a la comunidad 1 0
Total 9 5
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.
102 Comercio justo y empoderamiento

En el esquema de comercio justo, tanto productores como


compradores adquieren obligaciones y derechos que van más
allá de la relación de compra-venta; las certificadoras han
plasmado estos requisitos en forma de reglas o lineamientos.
Por ejemplo, FLO señala que los comercializadores deben
establecer contratos que abarquen más de un ciclo de cosecha,
por su parte, los productores están obligados a organizarse
de forma democrática (Raynolds, Murray y Leigh, 2004).
Asimismo, si se trata de productos comercializados con la
denominación orgánica se requiere que estén respaldados
por alguna agencia certificadora especializada (González,
Linck y Moguel, 2003).
A fin de conocer si los socios de ambas organizaciones
están conscientes de esos lineamientos, se les pidió enlistaran
tres derechos y tres obligaciones que tienen por participar
en el mercado justo. De los nueve productores de Catuai
Amarillo, solo uno (11.12%) fue capaz de enunciarlos,
cuatro socios (44.44%) mencionaron dos derechos y los
cuatro restantes (44.44%) referenciaron uno. Por otro lado,
tres de los nueve socios (33.33%) mencionaron las tres
obligaciones que se solicitaban, uno (11.12%) indicó dos y
los cinco restantes (55.55%) señalaron solo una (cuadro 8).

Cuadro 8
Derechos y obligaciones al participar en comercio
justo mencionados por los socios de Catuai Amarillo

Número de veces
mencionado
Derecho
Recibir un buen precio 6
Recibir la prima social 3
Acceder al mercado 1
Participar en toda la cadena productiva 1
Recibir capacitaciones 1
Seguridad de venta 1
Catuai amarillo y cafetos de neria 103

Obligación
Dar buen trato y pago justo al trabajador 5
Cuidar el ambiente 4
Entregar café de calidad 3
Dar mantenimiento a las fincas 1
Entregar todo el café estipulado 1
Tomar capacitaciones 1
Distribuir bien la prima social 1
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

De los cinco miembros encuestados de Cafetos de Neria,


solo uno (20%) pudo enlistar tres derechos, mientras que
otros tres (60%) citaron exclusivamente uno, y un socio
(20%) no señaló derechos; este mismo productor (20%)
no hizo referencia a obligaciones, dos productores (40%)
citaron una obligación, un productor (20%) señaló dos
y uno (20%) habló de tres obligaciones (cuadro 9). Es
importante señalar que el derecho más referenciado en
ambas organizaciones es el acceso a un precio de venta
adecuado, por lo que de nuevo destaca la dimensión
económica dentro de las concepciones de comercio justo.

Cuadro 9
Derechos y obligaciones al participar en comercio
justo mencionados por los socios de Cafetos de Neria

Número de veces
mencionado
Derecho
Recibir un buen precio 4
Recibir capacitaciones 1
Conocer la trazabilidad del café 1
Obligación
Entregar café de calidad 2
Entregar todo el café estipulado 1
Entregar café orgánico 1
Informarse de la trazabilidad del café 1
Asistir a las juntas de la organización 1
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.
104 Comercio justo y empoderamiento

En este mismo tema de conocimiento sobre comercio


justo se preguntó a los productores qué requisitos debe
cumplir el café para venderse en este mercado; 55.56% de
los encuestados de Catuai Amarillo señaló que el proceso
de producción del café debe ser orgánico; otros criterios
mencionados son los niveles de calidad, etiquetar el café y
la administración familiar de la finca, mientras 80% de los
socios de Cafetos de Neria indicó que la producción del café
debe ser orgánica. Uno de los socios no mencionó requisito
alguno con el que debe cumplir el café de comercio justo,
dado que los desconoce (cuadro 10).

Cuadro 10
Requisitos que debe cumplir el café
de comercio justo según los socios

Número de
veces mencionado
Concepción
Catuai Cafetos
Amarillo de Neria
Ser café orgánico 5 4
Ser café de calidad 2 0
Provenir de una organización de pequeños productores 2 0
Estar etiquetado 1 0
Provenir de una finca administrada de forma familiar 1 0
Ofrecer salarios justos y buen 1 2
trato a los trabajadores contratados
No tener niños trabajando 0 1

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Al analizar el conocimiento de los productores sobre el


esquema de mercado justo, las mismas cuestiones llaman la
atención en ambas organizaciones. Para definir el concepto
la mayoría de los productores de Catuai Amarillo y de
Cafetos de Neria enuncian sobre todo aspectos relacionados
con la dimensión económica de dicho modelo; para ellos el
comercio justo se trata principalmente de recibir un mayor
precio por el café. En sus definiciones no están incluidas
Catuai amarillo y cafetos de neria 105

de forma explícita cuestiones de justicia social, aunque


algunos productores mencionan dentro de sus obligaciones
elementos de responsabilidad social y ambiental.
Es importante señalar que los cafeticultores no reco-
nocen de forma directa que el comercio justo sea un
mecanismo que les permita mejorar su calidad de vida.
Algunos relacionan el mercado justo con una producción
orgánica y buen trato a los trabajadores, pero solo uno de
ellos va más allá y expresa que las organizaciones afiliadas
a ese sistema de comercio deben apoyar a la comunidad.
En algunas investigaciones sobre el tema se afirma que ese
modelo contribuye al desarrollo de las comunidades de los
productores, porque se trata de una relación comercial,
ecológica y socialmente sostenible (ETICAGRO, 2007;
Vanderhoff, 2005).
En cuanto al conocimiento sobre derechos, se observa
otra vez que el aspecto económico tiene mayor peso para
los socios de las dos organizaciones. En Catuai Amarillo el
derecho más mencionado fue recibir un buen precio por
el café, seguido por recibir la prima social, la cual es un
premio económico que se otorga de forma grupal al final de
la cosecha. En Cafetos de Neria recibir un buen precio por
el café también fue el derecho más citado.
Respecto a las obligaciones, las más señaladas en
Catuai Amarillo fueron dar un buen trato y pago justo a
los trabajadores, seguido de cuidar el ambiente; en Cafetos
de Neria la obligación más identificada fue entregar café de
calidad. Al enunciar estas responsabilidades es evidente que
algunos productores conocen cuál es su responsabilidad
social con el trabajador y su responsabilidad ambiental en
el cafetal, lo cual puede relacionarse con el hecho de que la
certificadora de comercio justo evalúa esos aspectos.
Así, se encuentra que las definiciones integrales
elaboradas por el sector académico distan de la concepción
que tienen los cafeticultores sobre ese modelo de mercado
alternativo. Como lo señalan Raynolds, Murray y Leigh
106 Comercio justo y empoderamiento

(2004), se trata de un concepto abstracto alejado de la vida


diaria de los cafeticultores; el hecho de que los socios de
las organizaciones estudiadas refieran su concepción
de comercio justo y sus derechos al aspecto económico es
una prueba de ello. Esa situación también ha sido señalada
por Doppler y González (2007), quienes afirman que el
desconocimiento de cómo funciona el comercio justo se
debe a la complejidad del sistema, el cual, en el caso del café,
además está estrechamente vinculado con la percepción de
buena calidad a partir de la certificación orgánica.
La relación entre café de comercio justo y café orgánico
es muy cercana para los productores de Catuai Amarillo
y Cafetos de Neria. Ambas organizaciones mencionaron
múltiples veces que el requisito que debe cumplir el café
de comercio justo es ser orgánico, dado que la certificación
inicial que obtuvieron fue tal y les permitió obtener mayor
precio por el grano, aunque la conversión fue difícil. Por
tanto, los socios relacionan fuertemente el comercio justo
con la comercialización de productos orgánicos. En ese
sentido, Raynolds, Murray y Leigh (2004) consideran que
los productores están más conscientes de los procesos de la
producción orgánica que de los del comercio justo, porque los
primeros están relacionados con sus prácticas agrícolas diarias.
Es importante agregar que, en ambas organizaciones
se identificó al menos un productor consciente de otros
aspectos del mercado justo y no solo de la dimensión
económica, ya que mencionaron derechos como participar
en toda la cadena productiva y conocer la trazabilidad
del café. Esto coincide con lo que argumentan Doppler
y González (2007), respecto a que la percepción de
los productores sobre el comercio justo es relativa, ya
que el nivel de información de los afiliados es variado,
porque existen productores que al haber ocupado cargos
directivos poseen más datos que la mayoría de los socios.
Es imprescindible aclarar que, en efecto, quienes han dado
Catuai amarillo y cafetos de neria 107

este tipo de respuestas han ocupado algún cargo directivo


en la trayectoria de los grupos estudiados.

Ingresos por la venta de café de comercio justo

De los productores de Catuai Amarillo, cuatro socios


(44.44%) mencionan que los ingresos por la venta de café
de comercio justo permanecen iguales en comparación
con la venta de café en el mercado convencional; el mismo
porcentaje señala que si bien aumentaron los ingresos, solo
crecieron un poco. El 11.12% restante (un productor),
señala que sus ingresos disminuyeron bastante, porque en
la conversión a producción orgánica el rendimiento de sus
cosechas bajó.
Asimismo, en Cafetos de Neria uno de los miembros (20%)
indicó que sus ingresos disminuyeron significativamente
al producir de forma orgánica, el restante 80% (cuatro
productores) señaló que los ingresos por la venta de café,
a partir de que se afiliaron al esquema de comercio justo,
permanecen iguales.
Aunque algunos socios de Catuai Amarillo mencionan
que sus ingresos aumentaron un poco, para la mayoría de
los productores de ambos grupos la afiliación al comercio
justo no ha significado mayores ingresos, debido, entre otras
cosas, a los altos costos de producción y a la disminución del
rendimiento por sembrar de forma orgánica.
También se les preguntó a los socios de las dos
cooperativas si los ingresos son suficientes para cubrir
los siguientes aspectos: necesidades de comida, vestido
y vivienda; gastos de salud y educación; ahorrar dinero;
adquirir alguna propiedad o terreno; realizar alguna
construcción; adquirir maquinaria, equipo o insumos para
mejorar la producción cafetalera
Al analizar las respuestas de Catuai Amarillo (cuadro
11) se observa que solo las categorías de “necesidades de
comida, vestido y vivienda”, “gastos de salud y educación”
108 Comercio justo y empoderamiento

y “adquirir maquinaria, equipo o insumos para mejorar la


producción cafetalera” pueden ser solventadas por algunos
productores. Destaca que para el rubro de “gastos de salud y
educación” un menor número de socios afirman ser capaces
de financiar dichas actividades, lo cual resulta coherente
si se tiene en cuenta que esas erogaciones por lo general
son mayores a los gastos cotidianos de comida, vestido y
vivienda. Respecto a la capacidad de adquirir maquinaria
para mejorar los procesos de producción, los cuatro socios
que afirmaron que esto era posible, explicaron que la
adquisición de este tipo de material se ha hecho a nivel de
la organización.

Cuadro 11
Aspectos que pueden cubrir con los ingresos
de comercio justo

Catuai Amarillo Cafetos de Neria


Aspecto por cubrir
Sí No Sí No
Necesidades de comida, vestido y vivienda 3 6 1 4
Gastos de salud y educación 2 7 1 4
Ahorrar dinero 0 9 1 4
Adquirir alguna propiedad o terreno 0 9 0 5
Realizar alguna construcción 0 9 0 5
Adquirir maquinaria, equipo o
insumos para mejorar la producción 4 5 0 5

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

En el caso de Cafetos de Neria, la mayor parte de los


encuestados afirman que los ingresos por las ventas de
comercio justo no les permiten cubrir las necesidades básicas
y mucho menos actividades que requieren más fondos, como
realizar alguna construcción (cuadro 11). Solo un productor
afirmó que ese comercio le permite cubrir sus necesidades
de comida, vestido, vivienda, salud y educación, así como
ahorrar dinero, aunque esos ingresos no son suficientes para
Catuai amarillo y cafetos de neria 109

cubrir el resto de los aspectos. Por tanto, de acuerdo con la


mayoría de los socios de ambas organizaciones, los ingresos
que reciben por la venta de café de comercio justo permiten
solventar solo algunas de las necesidades básicas.
Estos resultados contrastan con lo presentado por
Raynolds, Murray y Leigh (2004), quienes señalan que en
sus diversos casos de estudio, uno de los mayores beneficios
de la afiliación al comercio justo, a nivel individual, son las
ganancias que reciben los productores por la venta de su
café, las cuales resultan dos o tres veces mayores a las que
reciben en el mercado convencional, por lo que los socios
pueden incrementar el bienestar en sus hogares. De esta
forma, para dichos autores el precio más alto del café, junto
con las condiciones sociales y ambientales promovidas por
el mercado justo permiten a los productores invertir en el
futuro.
Es importante mencionar que las organizaciones
seleccionadas por estos autores son casos de éxito a nivel
internacional, lo cual puede ser una de las razones de la
diferencia con los hallazgos encontrados en la presente
investigación; asimismo, se reconoce que las condiciones
actuales del mercado difieren del contexto vivido antes de
2003. Al respecto, Bacon (2006) señala que la inflación
se ha incrementado de manera continua, pero el precio
garantizado por el comercio justo permanece igual desde
hace varios años. En otra de sus investigaciones, Bacon
(2010) afirma que los beneficios del mercado justo fueron
más evidentes entre 1999 y 2004, cuando el precio mínimo
garantizado era significativamente más alto; entre 2001
y 2002 este precio equivalía a más del doble del precio
convencional.
Estudios más recientes, como el de Barrick (2013),
anotan que el certificado de comercio justo no garantiza a
los productores recibir los recursos necesarios para satisfacer
sus necesidades básicas, porque no asegura encontrar un
110 Comercio justo y empoderamiento

mercado para todo el café producido; es decir, el mercado


justo también está sujeto a las leyes de oferta y demanda.
Por tanto, el precio justo es insuficiente para hacer frente a
la pobreza. Por su parte, González, Linck y Moguel (2003)
determinan que ese sistema permite obtener mejores
precios por el café; sin embargo, no resuelve el problema
de fluctuación de precios ni proporciona ventaja económica
significativa, tal como se observa en los casos de Catuai
Amarillo y Cafetos de Neria.
No obstante, es conveniente advertir que los resultados
obtenidos en esta investigación sobre la cuestión económica
dependieron de la perspectiva de los productores y no se
contrastaron con registros cuantitativos de ventas, ingresos
o egresos personales. Además, aunque los socios de ambas
organizaciones manifiestan que sus ingresos por la venta de
café de comercio justo no son significativamente mayores, han
decidido permanecer en este mercado por más de cinco años.

Confianza para acceder a capital

Se preguntó a los socios de Catuai Amarillo y Cafetos de


Neria si al trabajar con la certificación de comercio justo
ha incrementado el nivel de confianza en sí mismos para
presentarse ante una institución financiera y solicitar
un crédito con el objetivo de financiar la producción o
comercialización de su café. La mayoría de los encuestados
de Catuai Amarillo no han solicitado un crédito especializado
en café, porque consideran que los intereses generados son
demasiado altos, mientras que tres productores afirman que
a partir de su afiliación al comercio justo se sienten más
seguros al momento de solicitar un crédito y en la mayoría
de las ocasiones han logrado obtener algún préstamo
(cuadro 12). Es importante mencionar que, en forma
grupal, Catuai Amarillo ha podido acceder a algunos apoyos
gubernamentales para la compra de maquinaria. Pero de
Catuai amarillo y cafetos de neria 111

acuerdo con el presidente de la asociación, esto ha sido por


esfuerzo propio de los socios, aunque el reconocimiento del
sello de comercio justo facilita que ciertos apoyos les sean
otorgados.
La frecuencia de las respuestas de los productores de
Cafetos de Neria es similar, tres de los cinco encuestados
mencionan que no han adquirido créditos debido a la
magnitud de los intereses. Los dos socios restantes indican
que se sienten más seguros cuando solicitan un préstamo
económico ante alguna institución (cuadro 12).

Cuadro 12
Nivel de confianza de los socios
para acceder a capital (créditos)

Catuai Amarillo Cafetos de Neria


Ocupación
Frecuencia % Frecuencia %
No tienen ningún crédito 5 66.67 3 60
No ha aumentado su confianza
personal para solicitar un crédito 1 22.22 0 0
Aumentó su confianza personal
para solicitar un crédito 3 11.11 2 40
Total 9 100.00 5 100

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Es difícil comparar los resultados que se obtuvieron en


esta pregunta con otros estudios, dado que en la mayoría
de las investigaciones sobre comercio justo se determina si
aumenta el número de productores que obtienen un crédito
financiero, no el incremento en su confianza personal.
Además, algunos de estos trabajos consideran tanto créditos
para la producción o comercialización del café como
aquellos personales que permitan cubrir gastos de la vida
diaria. Asimismo, en el caso de créditos específicos para el
112 Comercio justo y empoderamiento

café, se determina si a nivel de organización obtienen más


créditos. Reconociendo estas diferencias se procede a hacer
un análisis sobre la relación entre la afiliación al comercio
justo y la obtención de créditos.
Phillips (2010) menciona que existe una expectativa
positiva entre el comercio justo y la obtención de herramientas
para mejorar los medios de sustento de los individuos y
las comunidades, por lo que considera que el incremento
al acceso de créditos es indicador de empoderamiento. Al
preguntarles a los pequeños productores si tenían acceso a
créditos asequibles, Phillips encontró que si bien el sistema
analizado permite que los afiliados obtengan algún tipo de
crédito, son los productores o trabajadores con bajos ingresos
los que menos pueden acceder a un préstamo económico,
detectando así una situación de desigualdad aún dentro del
mercado justo.
En la misma línea se encuentran Raynolds, Murray
y Leigh (2004), quienes indican que la certificación de
comercio justo amplía las posibilidades de los productores
afiliados de adquirir un crédito tradicional, debido a que
mejora la imagen de la cooperativa ante los prestamistas,
porque demuestra capacidad de entrar a ciertos nichos de
mercado. Esta situación concuerda con lo señalado por el
presidente de Catuai Amarillo, cuando reconoce que
el sello de FLO facilita que ciertos apoyos les sean otorgados
a la organización. No obstante, en ambas agrupaciones el
beneficio no se logra vislumbrar a nivel individual. Otro
trabajo en el que se concluye que la certificación de mercado
justo influye en cuestiones crediticias es el de Méndez
et al. (2010), donde por medio de pruebas estadísticas
afirman que hay una relación significativa y positiva entre la
certificación y la obtención de créditos.
Aunque los resultados de los autores citados van en
la misma dirección, en los casos analizados en la presente
investigación, la afiliación al comercio justo no representa
un aumento significativo en la confianza de los socios para
Catuai amarillo y cafetos de neria 113

solicitar un crédito especializado ante alguna institución


financiera. Es cierto que algunos manifestaron tener mayor
seguridad para solicitar un crédito, sin embargo, son
minoría en las dos organizaciones. García (2013) agrega
que aunque los productores posean mayor confianza en sí
mismos, acceder a un crédito especializado también supone
la posesión de estados financieros sanos y de una capacidad
comercial administrativa comprobada, pero son pocos los
cafeticultores que logran consolidar esos aspectos, incluso
participando en el comercio justo.

Control sobre la venta de café

En Catuai Amarillo, 55.56% de los encuestados (cinco


miembros) consideran que su afiliación al comercio justo
les ha permitido tener mayor control sobre la venta de café,
pero la mayoría conciben el control solo como una cuestión
económica; es decir, para ellos un mayor control es asegurar
una cantidad de venta y un mejor precio del café. Se
encuentra un productor que va más allá al mencionar que
vigilar la rendición de cuentas que hace la integradora es
como él ejerce su control; ese socio explica que “el comercio
justo obliga a que todos los socios seamos informados. La
integradora debe darnos estados financieros entendibles”.
Los cuatro productores restantes (44.44%) piensan que el
comercio justo no aumenta su control sobre la venta de café.
En Cafetos de Neria solo un productor (20%) considera
que el comercio justo ha aumentado su control sobre la
venta, debido a que es más fácil comercializar este tipo de
café. Los otros cuatro productores (80%) no perciben que
el esquema aumente su control en la comercialización. Uno
de los socios añadió que son los directivos de INCAFESAM
quienes se encargan de todo el proceso, por lo que ellos no
tienen control sobre la comercialización; eso ha motivado
su inasistencia a las reuniones de la integradora, porque
114 Comercio justo y empoderamiento

en ellas no tienen voto. Es conveniente no pasar por alto


que la integración a un grupo de segundo nivel puede
conllevar la disminución del control de los productores
sobre la comercialización, sobre todo si no se acompaña
de comunicación y retroalimentación constantes entre los
grupos de primer nivel.
De acuerdo con iica (2008), en la actualidad se vive
la tercera generación del comercio justo. El objetivo
ahora es que los productores ejerzan cierto control en
el mercado donde venden sus productos, ello por medio
de la cooperación con las empresas comercializadoras. A
partir del cuestionario implementado es difícil determinar
si los socios de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria están
en posibilidad de ejercer ese tipo de control; sin embargo,
los hallazgos reflejan que, al menos para la mayoría de los
socios de Cafetos de Neria, el mercado justo no representa
mayor control sobre las ventas.
Si se reconoce el comercio justo como un mercado,
debe entenderse que este no queda exento del efecto de
las regulaciones externas, las cuales pueden ser políticas o
acuerdos comerciales. Por tanto, una certificación por sí
sola no incrementa el poder o el control de los pequeños
productores sobre las ventas. Es importante reconocer que
las reglas de operación del comercio justo priorizan que
los productores tengan el control de la administración,
no obstante, como lo indican Aguilar y González (2009),
la certificación no siempre les otorga dicho control a los
productores, porque su normativa viene impuesta desde
arriba. En consecuencia, las características propias de un
mercado y la fuerza de las certificadoras dejan al pequeño
productor en la posición más débil.
Las diferencias entre los resultados de Catuai Amarillo,
donde 55.56% de los productores indicaron que a partir
de su ingreso al comercio justo ha aumentado su control de
las ventas, frente a 20% de los socios de Cafetos de Neria,
quienes afirmaron lo mismo, pueden no estar relacionadas
Catuai amarillo y cafetos de neria 115

directamente con el modelo de comercio justo, dada la


cantidad de factores que, como se planteó en el párrafo
anterior, están en juego. La diferencia podría estar más
relacionada con el número de años que los cafeticultores
llevan trabajando en sus respectivos grupos, en sus perfiles e
incluso en la fuerza organizativa de sus cooperativas.

Cambios en habilidades y capacidades personales

Se les pidió a los socios de las organizaciones estudiadas que


afirmaran o negaran si las actividades realizadas para obtener
y mantener la certificación de comercio justo han provocado
que mejoren algunas de sus habilidades y capacidades
personales. Como se puede observar en el cuadro 13, en
Catuai Amarillo son más los socios que declararon que ha
modificado de forma positiva las habilidades y capacidades
enlistadas; mientras que un número menor considera que
esos aspectos no han cambiado después de su afiliación. La
capacidad que de acuerdo con los productores ha mejorado
más es la de efectuar cambios dentro de la organización.
En cuanto a expresar mejor sus ideas y preocupaciones
sobre el trabajo organizativo, uno de los productores señala
que puede expresarse mejor debido a los talleres que ha
tomado. Debe tenerse en cuenta que los socios de ese grupo
han recibido diferentes talleres que no necesariamente
están relacionados con el comercio justo, aunque esas
capacitaciones han buscado mejorar su desempeño produc-
tivo y comercial en el mercado justo y el orgánico.
En Cafetos de Neria son más los socios que declaran
que la mayor parte de sus habilidades y capacidades no
han cambiado (cuadro 13). Es relevante mencionar que
uno de los productores afirma que, si bien a partir de su
afiliación al comercio justo puede expresar mejor sus ideas
y preocupaciones sobre el trabajo organizativo, no se siente
escuchado por la directiva de su grupo, ni por el comité de
representantes en la instancia de segundo nivel.
116 Comercio justo y empoderamiento

Cuadro 13
Cambios en habilidades y capacidades
personales de los socios

Catuai Amarillo Cafetos de Neria


Habilidades y capacidades
Sí No Sí No
Expresar mejor las ideas y preocupaciones
sobre el trabajo organizativo a los 5 4 2 3
dirigentes de la asociación.
Mayor capacidad de efectuar
cambios en la organización. 7 2 2 3
Mayor poder al tomar decisiones que
afectan el aspecto económico personal. 6 3 2 3
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Un estudio que ha discutido el desarrollo de habilidades


o capacidades personales en torno a la participación
en el comercio justo es el realizado por Lyall (2014),
quien determinó su impacto en el empoderamiento de
los trabajadores de plantaciones de flores en Ecuador,
certificadas desde ese esquema. Su trabajo está basado en la
perspectiva de los trabajadores, es decir, ellos fueron quienes
definieron el concepto de empoderamiento y después
determinaron las variables para medirlo; ahí señalaron que
uno de los procesos que permiten el empoderamiento es el
desarrollo de confianza para expresar ideas y preocupaciones
en sus lugares de trabajo.
Los trabajadores de las plantaciones de flores notaron
que los entrenamientos recibidos por la Fundación Max
Havelaar, y el hecho de organizarse en grupos (situaciones
que se dieron a raíz de la adopción de los estándares de
comercio justo), les permitieron mejorar la forma en que
expresan sus ideas; además, al “desarrollar su voz” ampliaron
su control en los procesos de toma de decisión dentro de
las plantaciones, en sus hogares y en sus comunidades.
Esto hace posible pensar que las variables manejadas en
Catuai amarillo y cafetos de neria 117

la presente investigación, referentes a: expresar mejor


ideas y preocupaciones sobre el trabajo organizativo, más
capacidad de efectuar cambios en la organización y, mayor
poder al tomar decisiones que afectan el aspecto económico
personal, se encuentran interconectadas.
Los resultados arrojados por ambas organizaciones
permiten observar esta relación, ya que en el caso de Catuai
Amarillo es mayor el número de socios que opinan el
mejoramiento de sus habilidades o capacidades, mientras
que en Cafetos de Neria, el número de socios que aceptan
se mantiene constante y la diferencia entre los que están
de acuerdo o en desacuerdo es mínima (un productor).
Además, hay que tomar en cuenta que Lyall (2014) realizó
su estudio con los trabajadores contratados en plantaciones
de flores, mientras que la presente investigación se enfocó en
los socios de organizaciones cafetaleras, es decir, el tipo de
afiliación a la organización (trabajador contratado o socio)
así como el tipo de producto (flor o café), pueden influir en
la diferencia de los resultados.
Para terminar este apartado se concluye que el comercio
justo fortalece las habilidades y capacidades mencionadas,
pero probablemente existen otras variables en juego que
hacen que los resultados cambien de una organización a otra.
Esas variables pueden ser las personalidades específicas de
los socios, el contexto en el que se desenvuelven y los años
que las organizaciones llevan trabajando desde los criterios
de comercio justo. Al respecto, Lyall (2014) advierte que
en el caso de las plantaciones de flores los participantes
reconocieron que de 2002 (año que se afilian al comercio
justo) a 2005, vivieron un periodo de aprendizaje difícil,
durante el cual observaron pocos beneficios concretos. Así,
cobra sentido que la mayoría de los productores de Cafetos
de Neria no perciban con claridad las mejoras, ya que dicha
organización ingresó al mercado justo cuatro años después
que Catuai Amarillo.
118 Comercio justo y empoderamiento

Conocimiento del negocio: planes a primer y segundo nivel

Se identificó si los socios de los grupos estudiados están al


tanto de los planes de sus respectivas organizaciones. De igual
forma, se cuestionó si conocen el trabajo que desempeña la
integradora de segundo nivel a la que pertenecen.
Al preguntar a los socios de Catuai Amarillo si conocen
los planes que tiene su organización de primer nivel, todos
respondieron de modo afirmativo y fueron capaces de
mencionar al menos uno. Los planes mencionados son:
erradicar la roya en los cafetales, ampliar el vivero, buscar
nuevos mercados de especialidad y adquirir un beneficio
seco. Eso coincide con lo señalado por el presidente
de la asociación durante la entrevista, quien explicó
que recientemente realizaron un análisis de fortalezas,
oportunidades, debilidades y amenazas (FODA), a partir del
cual los socios definieron planes basados en sus intereses.
Por su parte, solo tres de los socios de Cafetos de
Neria (60%) mostraron conocimiento sobre alguno de los
planes de su grupo y mencionaron cuestiones como:
comprar maquinaria y seguir participando en el comercio
justo durante la actual cosecha. El resto de productores
no mencionó plan; el presidente de la organización explicó
durante la entrevista que es prioridad aumentar la calidad y
la productividad de las cosechas.
Respecto al conocimiento que tienen los miembros
de Catuai Amarillo sobre los planes de INCAFESAM, siete
productores (77.78%) conocen al menos un plan de la
integradora, mencionando los siguientes: obtener créditos
y un inmueble para establecer oficinas, contactar nuevos
compradores, comprar contenedores para la exportación de
café y explicar mejor los proyectos de comercio justo a los
grupos que conforman la integradora. En Cafetos de Neria
solo dos socios (40%) fueron capaces de enlistar un plan: la
búsqueda de créditos.
Catuai amarillo y cafetos de neria 119

Sobre la forma en que INCAFESAM negocia las


condiciones de venta del café, cinco socios de Catuai
Amarillo (55.56%) afirman tener conocimiento, los otros
cuatro encuestados (44.44%) respondieron no estar al
tanto de ello; sin embargo, todos los productores afirmaron
recibir algún tipo de información sobre el proceso de venta
del café por parte de la integradora. En Cafetos de Neria
dos encuestados (40%) conocen cómo INCAFESAM negocia
las condiciones de venta del café, mientras los tres restantes
(60%) desconocen ese aspecto, aunque todos los miembros
han recibido información de algún tipo. Cabe destacar
que entre los miembros de Cafetos de Neria fue común la
expresión “la integradora sí nos informa, pero a su manera”.
En el cuadro 14 puede leerse el tipo de información y el
número de socios que la recibe en cada organización.

Cuadro 14
Información que reciben los socios por parte de
INCAFESAM respecto a las condiciones de venta del café

Número de socios
Información
Catuai Cafetos
Amarillo de Neria
Nombre del comprador 7 4
Cantidad total de café vendido 8 4
Condiciones físicas con las que debe cumplir el café 8 4
Fecha para entregar el café 8 3
Precio pagado 7 4
Fechas de pago 7 4
Costos y ganancias 7 2

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Renard (2003) señala que los productores incrementan su


conocimiento sobre el mercado como consecuencia de la
afiliación al modelo de comercio justo y su acceso al mercado
120 Comercio justo y empoderamiento

internacional. Por su parte, Phillips (2010) detectó que los


productores tienen mayor acceso a información del mercado
en el que participan después de adoptar los estándares de
comercio justo y como resultado se comprometen más
a trabajar. De la investigación de Phillips es importante
destacar que los productores ganaron en conocimiento del
negocio a partir de capacitaciones sobre ventas de comercio
justo, mientras que los trabajadores de las plantaciones no
mejoraron su conocimiento, ya que casi no asistían a ese
tipo de capacitaciones ni eran informados a detalle.
En la presente investigación no se examinó si el
conocimiento de los productores se incrementó después de
la certificación, ya que las preguntas estuvieron enfocadas
en identificar si los socios eran conscientes de los planes de
sus organizaciones, de primer y segundo nivel, y si conocían
cómo opera la empresa de segundo nivel. De acuerdo
con el Banco Mundial (2002), el acceso a la información
es un elemento de empoderamiento porque permite
aprovechar oportunidades, determinar en qué medida los
socios están informados y ayuda a vislumbrar su nivel de
empoderamiento.
En las organizaciones estudiadas se observa que, sobre
las de primer nivel los socios están más informados, aunque
los planes de la integradora son menos conocidos. Respecto
a la forma en que se negocian las condiciones de venta del
café, es decir, aspectos administrativos, un menor número de
socios está consciente de ello. Esta situación coincide con lo
señalado por Doppler y González (2007), quienes explican
que la institucionalización, por medio de organizaciones de
segundo y tercer nivel, tiene sus contradicciones, ya que si
bien facilita la entrada al comercio justo, a veces limita el
involucramiento de todos los socios y eso puede provocar
que algunos productores se sientan al margen de los procesos
y planes, o que, incluso, al no recibir suficiente información
desconfíen de la administración de segundo nivel; de ahí la
Catuai amarillo y cafetos de neria 121

expresión de algunos cafeticultores: “la integradora sí nos


informa, pero a su manera”.
Por otro lado, se observó que algunos socios desconocen
ciertos procesos; uno de los productores comentó molesto:
“ahora nosotros debemos pagar en la integradora por enviar
nuestro café al extranjero, en vez de que nos paguen”.
Al respecto, es necesario aclarar que los procesos de
exportación conllevan diferentes costos, que dependiendo
del contrato de compra-venta serán cubiertos por el
vendedor o el comprador, pero si esto no es explicado de
forma detallada a los productores, difícilmente estarán
conformes. En consecuencia, la falta de compresión del
mercado internacional debilita al comercio justo como
herramienta de empoderamiento.
En cuanto a las diferencias de los resultados entre las
dos organizaciones, los socios de Catuai Amarillo tienen
mayor conocimiento, tanto de su propia organización
como del grupo de segundo nivel. Eso se puede atribuir
al mayor tiempo que llevan trabajando juntos, así como al
grado de participación de los productores, ya que para estar
informados deben asistir a las asambleas y capacitaciones.
En ese sentido, en Catuai Amarillo hay asambleas mensuales,
mientras que en Cafetos de Neria solo se reúnen cuatro o
cinco veces al año.

Cambios en la participación de los productores dentro de sus


organizaciones

Para que las personas puedan empoderarse deben participar


de forma plena en las decisiones y procesos que afectan
su vida (Luttrell et al. 2009). Por esta razón, se consideró
conveniente determinar si los productores de Catuai
Amarillo y Cafetos de Neria aumentaron su participación en
las organizaciones de primer nivel, después de implementar
los estándares del comercio justo. En el caso de Catuai
122 Comercio justo y empoderamiento

Amarillo se encontró que son tres socios quienes participan


más en los procesos organizativos del grupo, y la mayoría
no piensa que el comercio justo haya modificado su nivel
de participación. En Cafetos de Neria ninguno de los socios
considera que la afiliación al comercio justo modificó su
participación dentro de su grupo de primer nivel (cuadro
15). Uno de los productores mencionó que siempre ha
participado en los proyectos de su grupo, pero que esto lo
hace por gusto propio, no porque el comercio justo lo haya
motivado a hacerlo.

Cuadro 15
Modificación en el nivel de participación de los socios

Nivel de participación Catuai Amarillo Cafetos de Neria


de los socios dentro
de la organización Frecuencia % Frecuencia %
Ha mejorado 3 33.33 0 0
Permanece igual 6 66.67 5 100
Se ha deteriorado 0 0 0 0
Total 9 100.00 5 100
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

En términos generales, en ambos casos la entrada al


comercio justo no ha significado para la mayoría de los
socios un aumento de su participación en las organizaciones.
Phillips (2010) trata en específico la participación de
los productores en su agrupación después de unirse al
comercio justo, concluyendo que a pesar de las intenciones
de dicho esquema de mercado, de promover la democracia,
la transparencia y la participación de los miembros de
las empresas certificadas, en el caso que estudió eso no
se logra para todos los productores y mucho menos para
los trabajadores que laboran en los cultivos. Aunque
algunos productores lograron colaborar más, observó
Catuai amarillo y cafetos de neria 123

discrepancia entre los de altos ingresos, de bajos ingresos


y los trabajadores, es decir, solo una elite alcanzó mayores
niveles de conciencia y participación.
Lo anterior permite argumentar que el comercio justo
es una herramienta que facilita el empoderamiento y el
desarrollo, pero no está exenta de crear condiciones de
desigualdad. Asimismo, se debe considerar lo señalado por
Doppler y González (2007) respecto a que la estructura de
participación y representación que imponen los mercados
de exportación, incluso los de comercio justo, se apoyan en
formas jerárquicas empresariales que no procuran el diálogo
y la inclusión de todos los productores.
En general es posible considerar que el comercio justo
es una herramienta para el empoderamiento individual
porque permite que se incrementen la conciencia, el
poder y el control que tienen los productores sobre la
comercialización del café; sin embargo, al menos en los
casos examinados en esta investigación, no empodera por
completo a los productores, porque si bien han mejorado
ciertas condiciones en la comercialización del grano y en los
procesos organizativos, esos beneficios no se extrapolan a
otros aspectos de la vida.
Asimismo, como se puede ver al comparar los resultados,
tanto entre los socios de cada organización como entre
organizaciones, el comercio justo no empodera a todos los
productores por igual. Los efectos dependen de condiciones
previas como: personalidad y disposición de participar e
involucrarse.
También se puede afirmar que la mayoría de los socios
de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria no relacionan con
claridad al comercio justo con aspectos de justicia social
ni desarrollo personal; su visión está más centrada en el
incremento del precio. Aunque existen productores con
más conciencia de las intenciones sociales, ambientales y
de desarrollo de esta certificación, son minoría y en varios
casos se trata de miembros que han sido dirigentes de sus
124 Comercio justo y empoderamiento

asociaciones, por lo que han adquirido mayor conocimiento.


Por otro lado, pese a que los cafeticultores muestran confianza
de obtener un mejor precio por el café, se observa que los
ingresos que provee el comercio justo no representan un
medio de vida sostenible, aunque a nivel grupal (como es el
caso de los integrantes de Catuai Amarillo) les ha permitido
mejorar sus procesos de producción y su patrimonio.
El empoderamiento individual por medio del comercio
justo implica, además del conocimiento sobre el esquema
y la satisfacción de las necesidades económicas, el control
del comercio y la participación de los productores. En estos
aspectos el sistema representa, para los socios, mayor control
a partir de la estabilidad del precio y la rendición de cuentas
por parte de directivos, además de mayor colaboración
debido a las estructuras democráticas.
Pese a ello, aquí se muestra que el mercado justo no ha
dotado de poder real a todos los miembros de las cooperativas
estudiadas, sobre todo porque al integrarse a un grupo
de segundo nivel la mayoría de los productores queda al
margen de los procesos y las decisiones. El desconocimiento
de los planes de la integradora y la forma en que negocia son
prueba de ello.
Por último, sobre el desarrollo de habilidades y
capacidades necesarias para el empoderamiento individual,
se encontraron diferencias significativas entre los miembros
de cada grupo. En Catuai Amarillo es mayor el número de
socios que han logrado expresar mejor sus ideas sobre el
trabajo organizativo y consideran tener mayor poder de
efectuar cambios y tomar decisiones. El comercio justo
promueve estos cambios, aunque no es la única causa, ya
que también influye que los integrantes de Catuai Amarillo
han tomado más capacitaciones y talleres, por su propio
interés y debido a la motivación de sus dirigentes; de igual
forma, Catuai Amarillo lleva más años constituida como
una cooperativa, lo que dota a sus miembros de mayor
experiencia.
Catuai amarillo y cafetos de neria 125

Empoderamiento colectivo

Proceso de toma de decisiones y representación de intereses

Antes de examinar el efecto del comercio justo sobre


el empoderamiento colectivo, es necesario describir de
qué manera se toman las decisiones en cada una de las
organizaciones estudiadas, así como conocer el sentir de los
socios respecto a la forma en que los directivos representan
sus intereses. Estos aspectos pueden considerarse elementos
del empoderamiento relacional; sin embargo, al no hacer
un análisis profundo y específico sobre esta dimensión, se
incluyen en la presente sección. Además, el empoderamiento
relacional y el colectivo se encuentran interrelacionados, así
que los hallazgos sobre toma de decisiones y representación
de intereses determinan en gran medida la fuerza del
empoderamiento colectivo de cada organización.
Respecto a la toma de decisiones, todos los miembros de
las organizaciones estudiadas declaran que las decisiones se
toman de forma democrática. En las asambleas se exponen
y discuten las decisiones por implementar, y por medio de
votación se establecen acuerdos. La cantidad de café que
aportará cada productor para la venta en comercio justo
depende de la capacidad de sus fincas, por lo que esta
decisión se toma de forma individual.
Sobre la representación de los intereses de los socios por
parte de los directivos, ocho miembros de Catuai Amarillo
(88.89%) consideran que los directivos de la organización
representan sus intereses, “es por eso que les dimos nuestro
voto de confianza”, expresaron algunos productores; el
productor restante (11.11%) afirma que sus intereses son
representados de manera parcial.
Para conocer la influencia que ha tenido el comercio
justo en la representación de los intereses, se preguntó a los
socios en qué sentido consideraban que esta certificación
modificó dicho aspecto. Solo dos productores consideran
126 Comercio justo y empoderamiento

que ha mejorado (cuadro 16); sin embargo, para el directivo


de Catuai Amarillo ha fortalecido los procesos democráticos
y aumentado la transparencia en la rendición de cuentas.
En Cafetos de Neria, tres socios (60%) expresaron que
sus intereses son representados de forma completa por los
líderes de su organización, los otros dos (40%) mencionan
que los directivos representan de manera parcial sus
intereses, aunque ninguno considera que el comercio justo
haya modificado este aspecto (cuadro 16).

Cuadro 16
Modificación en la representación de intereses de los socios

Catuai Amarillo Cafetos de Neria


Modificación
Frecuencia % Frecuencia %
Ha mejorado 2 22.22 0 0
Permanece igual 7 77.78 5 100
Se ha deteriorado 0 0 0 0
Total 9 100.00 5 100
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Es posible afirmar que, en ambas organizaciones, existen


procesos democráticos para la toma de decisiones y el
comercio justo los ha promovido a través de los criterios
que reglamenta la certificadora FLO, ya que, en lo referente
a los temas de democracia, participación y transparencia,
la certificadora establece como requisito general que toda
organización debe tener estructuras democráticas que
permitan a los miembros, y al Consejo, tener control sobre
el manejo de la organización. Para ello, FLO indica que es
necesaria la conformación de una Asamblea General donde
todas las decisiones importantes sean discutidas y tomadas,
y donde todos los miembros tienen derecho de voto (FLO,
2011).
Catuai amarillo y cafetos de neria 127

Por otro lado, hay que reconocer que la pluralidad de


intereses y contextos socioculturales y económicos de los
productores dificulta la toma de decisiones satisfactorias
para todos los miembros. A esto puede atribuirse que, en
las dos organizaciones, una minoría de socios consideren
que sus intereses no están representados completamente.
Respecto a si el comercio justo ha mejorado la representación
de intereses, es importante señalar que la certificadora solo
establece el objetivo “estructuras democráticas que permitan
el control”, pero no describe por medio de qué procesos o
factores alcanzarlo; por tanto, es posible que no en todas
la organizaciones, como es el caso de Cafetos de Neria, se
logre mejorar la representación de intereses. Además, el
éxito de las estructuras de comercio justo también depende
de la fortaleza y el compromiso organizacional que exista en
los grupos, con antelación a la afiliación.

Prima social, definición y usos

Como ya se mencionó, el precio pagado por el café en el


comercio justo incluye una prima económica. De acuerdo
con FLO, la prima social o prima fair trade, es una suma de
dinero extra que se paga a la organización de productores, y
sirve para el empoderamiento y el desarrollo socioeconómico
sustentable. FLO no establece cómo debe usarse esa prima
social, pero exige que la selección del proyecto en el que
se usará se realice por medio de procesos democráticos y
transparentes. Con el objetivo de identificar si la prima ha
incentivado el empoderamiento de Catuai Amarillo y Cafetos
de Neria, se preguntó a los socios: qué es la prima social, en
qué la han utilizado y cómo deciden en qué se empleará.
Los nueve encuestados de Catuai Amarillo afirmaron
saber qué es la prima social (cuadro 17). Todos los miembros
reconocieron el aspecto económico de la prima, pero
ninguno sugirió una relación entre ella y el desarrollo o el
128 Comercio justo y empoderamiento

empoderamiento. Por otro lado, mencionaron que la prima


ha sido utilizada de forma grupal para mejorar el proceso de
producción del café, así como para comprar material o equipo
necesario para las oficinas de la organización. De acuerdo
con el presidente del grupo, cada año se acuerda entre
todos los productores en qué se invertirá la prima; los socios
corroboraron que esta es una decisión grupal y democrática.
En Cafetos de Neria solo dos productores (40%)
declararon tener conocimiento de lo que es la prima social.
Uno de ellos incluyó en su definición el apoyo a la comunidad
(cuadro 17). Después de explicar a los cinco socios la
definición de prima social se procedió a preguntarles para
qué fines ha sido utilizada. Tres de ellos (60%) coincidieron
en que ha sido invertida para mejorar el proceso de
producción de café y dos mencionaron que no ha sido
recibida o que se ha repartido entre todos los productores.
Esta diferencia de declaraciones pone en evidencia que no
todos los cafeticultores están conscientes del destino de
la prima. Por otro lado, cuatro de los encuestados (80%)
mencionan que de forma grupal se decide en qué utilizar la
prima; el productor restante afirma que los dirigentes son
quienes deciden el uso de este premio.

Cuadro 17
Definición de prima social, según los socios
Número de
veces mencionado
Definición
Catuai Cafetos
Amarillo de Neria
Un mayor precio por el café. 2 0
Premio económico o cantidad extra de dinero
que recibe el grupo al final del año por participar 7 0
en comercio justo.
Premio económico. 0 1
Premio económico para proyectos de la organización
o para apoyar a la comunidad. 0 1
Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.
Catuai amarillo y cafetos de neria 129

Con el objetivo de conocer si los socios de Catuai Amarillo


están de acuerdo con el uso que hasta ahora se ha dado a
la prima, se preguntó: ¿en qué consideran que este dinero
debería invertirse? Resalta que la mayoría está de acuerdo
en el uso para el beneficio de la organización y que solo uno
declara que la prima debería emplearse para el desarrollo de
la comunidad. En el caso de Cafetos Neria, casi la totalidad
de los socios piensan que la prima debe emplearse de forma
grupal para mejorar los procesos de producción de café, así
como para comprar material o equipo que requieran como
organización. Solo un productor considera que el dinero
debe repartirse entre todos los miembros, ya que ellos han
ganado el premio a partir de su trabajo en la siembra y la
cosecha (cuadro 18).

Cuadro 18
Usos que debería tener la prima social, según los socios

Número de
veces mencionado
Uso
Catuai Cafetos
Amarillo de Neria
Invertirse en el proceso de producción del café y en
la compra de material o equipo para las oficinas 6 4
(de forma grupal).
Repartirse entre los socios de la organización. 2 1
Apoyar proyectos que mejoren la comunidad. 1 0
Total 9 5

Fuente: elaboración propia a partir de datos de la encuesta.

Casi todos los productores de ambas organizaciones


consideran que la prima social es una cantidad de dinero
extra, pero no están plenamente conscientes de que este
pago lo reciben para mejorar su desarrollo. Solo un miembro
de Cafetos de Neria refiere la dimensión social de la prima
y menciona que esta puede usarse para cubrir necesidades
130 Comercio justo y empoderamiento

grupales o apoyar a la comunidad. Lo anterior permite


pensar que, al menos para estos dos grupos, es difícil
comprender y ejecutar los objetivos del empoderamiento y
desarrollo establecidos por las certificadoras. A pesar de ello,
en ambas organizaciones se cumple con la regla de elegir de
forma democrática el uso de la prima social. Al respecto, es
importante resaltar que la certificadora tiene la capacidad
de auditar este proceso.
Aunque en esta investigación se encontró que la prima
social, en las dos organizaciones, es fundamentalmente
empleada para cubrir necesidades que enfrentan los
socios de forma grupal, existen otros estudios como los de
Raynolds, Murray y Leigh (2004) y CEVAL (2012), donde
esa prima promueve el desarrollo de las comunidades. En las
organizaciones estudiadas por los primeros investigadores se
utiliza para ejecutar programas sociales en las áreas de salud,
construcción de casas y educación. Por su parte, CEVAL
(2012) reporta que la prima le permitió acceder a mejores
servicios de educación y salud por medio del mejoramiento
de carreteras; además, señala que cuando los productores
son involucrados en el proceso de decisión de cómo invertir
dicha prima, se logra participen de manera activa en el
desarrollo de sus comunidades.
Un estudio que muestra mayor concordancia con los
resultados de la presente investigación es el de Barrick (2013),
quien analiza el caso de la cooperativa cafetalera Comunidades
Indígenas de la Región de Simojovel de Allende (CIRSA),
y encuentra que es difícil para los miembros del grupo
contribuir a programas sociales debido a sus bajos ingresos,
por lo que prefieren usar la prima social para satisfacer
necesidades propias. Esta puede ser una de las causas por
las que los socios de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria han
decidido solventar con la prima social los requerimientos de
sus organizaciones, asimismo explica por qué la mayoría de
los miembros considera que la prima debe seguir ocupándose
para atender los requerimientos grupales.
Catuai amarillo y cafetos de neria 131

La diferencia más significativa entre las organizaciones


estudiadas es que en Cafetos de Neria una menor proporción
de productores pudo expresar una definición. Además,
en este grupo dos productores declararon que la prima
se repartía entre los socios o no se había recibido; estos
resultados evidencian que hace falta información dirigida
a los socios, sobre los planes y logros de la utilización de la
prima social. La mayor fortaleza que refleja Catuai Amarillo
en estos aspectos puede relacionarse con que tiene más
años de trayectoria participando en comercio justo, de ahí la
buena difusión que realizan los directivos de los procesos de
uso de la prima y la mayor participación de los productores
en la toma de decisiones.

Alianzas con otras organizaciones

Con el propósito de conocer si Catuai Amarillo y Cafetos


de Neria están inmersos en una red sólida de alianzas, se
preguntó a socios y directivos si han establecido relaciones
con otras organizaciones y con qué objetivo lo han hecho;
la alianza más evidente que tienen ambos grupos es con
INCAFESAM.
Catuai Amarillo mantiene relación con instituciones
académicas de la región (como la Universidad Autónoma
Chapingo); aunque ha tratado de establecer lazos con
gobiernos municipales, estos no han mostrado disposición
para colaborar en proyectos conjuntos; ha hecho alianzas
temporales con otras cooperativas como UCIRI, para
intercambiar experiencias de aprendizaje y se relaciona
con otros agricultores de la región para rentarles el servicio
de beneficiado de café. Ocho socios (88.89%) conocen la
mayoría de estas relaciones y el productor restante solo
identifica la relación de Catuai Amarillo con INCAFESAM.
También se preguntó a los socios si el comercio justo
ha promovido que la organización colabore con otras
132 Comercio justo y empoderamiento

asociaciones. Al respecto, cinco encuestados (55.56%)


respondieron que sí y cuatro (44.44%) que no. Los
productores que perciben una relación entre comercio justo
y las alianzas establecidas con otras instancias, explican que
ese sistema de comercio es la razón por la que se unieron
a INCAFESAM y colaboran con otros grupos afiliados por
medio de inspecciones cruzadas de parcelas para cumplir
las auditorías de la certificadora.
Cafetos de Neria, además de ser parte de INCAFESAM,
mantiene vínculos con otros grupos de productores de
la región, con el objetivo de intercambiar ideas que les
permitan mejorar la producción y la calidad del café.
También ha establecido relaciones con dependencias de
gobierno para obtener apoyos en especie o económicos.
Los cinco cafeticultores encuestados tenían conocimiento
de estas colaboraciones. Cuando se les preguntó si
consideraban que el comercio justo motivaba al grupo
para aliarse a otras organizaciones, cuatro miembros (80%)
contestaron afirmativamente, porque están conscientes de
que si trabajan en alianza con otras cooperativas de primer
nivel pueden incrementar las ventas y reducir los costos de
certificación. Solo uno de los encuestados (20%) consideró
que el comercio justo no ha promovido las relaciones que
han establecido con otras instancias.
De acuerdo con ASOCAM, una organización se fortalece
cuando logra dialogar y establecer alianzas con otros actores,
considerando variables sociológicas; además, el trabajo
conjunto permite generar mayores impactos, como influir
en las estructuras políticas a través de la cooperación, no de
la competencia. Uno de los estudios que ha identificado la
influencia del comercio justo en la formación de alianzas para
intervenir en el contexto político es el de Lyall (2014), quien
reporta que desde la afiliación al mercado justo los comités de
trabajadores (en las plantaciones que estudió) se fortalecieron,
hasta el grado de formar alianzas con otras organizaciones
para promover los intereses de los trabajadores rurales.
Catuai amarillo y cafetos de neria 133

En los casos de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria se


observa un fortalecimiento colectivo a partir del intercambio
de experiencias y de conocimientos de producción con
otras instancias. Los diálogos que ambas organizaciones
han establecido con otros grupos son causa de motivación
y aprendizaje; no obstante, este contacto no ha conllevado
poder económico, político o social, y aunque los cambios
positivos siempre se dan hacia dentro de las organizaciones,
no trascienden al contexto de la comunidad o región
donde operan. Asimismo, se encuentra que la mayoría de
los contactos que ambas cooperativas han establecido con
otros actores, son para implementar acciones concretas y
temporales, más que alianzas de larga duración, por lo que
no se puede hablar de una red fija de cooperación.
Una relación en la que ha influido el comercio justo
es, sin duda, la que tienen estos grupos con la integradora
de segundo nivel (INCAFESAM). Puede decirse que esta
relación procura el poder económico de las organizaciones
participantes, ya que les permite incrementar y asegurar
cierta venta, así como disminuir los costos administrativos
derivados de la comercialización. En ese sentido, González
y Doppler (2008) señalan que se han creado organizaciones
de productores de segundo y tercer nivel para enfrentar los
complejos procedimientos y altos costos de la certificación
de comercio justo, además, han desarrollado un eficiente
sistema de control interno en sus sembradíos para no fallar las
auditorías, tal como sucede con los integrantes de INCAFESAM.
El potencial de los grupos de primer y segundo nivel no se
limita al cumplimiento de los criterios de la certificación. De
acuerdo con Johnson (2004), la fuerza del sector cafetalero
en México reside en su organización, ya que las asociaciones
de productores pueden establecer alianzas comerciales con
empresas de distribución y trabajar con asociaciones civiles
interesadas en una cultura de consumo responsable, pero
se trata de un camino largo, lleno de intereses económicos
y políticos.
134 Comercio justo y empoderamiento

Para finalizar, se puede afirmar que el grupo con


mayor número de alianzas o acciones concretas con otros
actores es Catuai Amarillo, ya que además de formar parte
de INCAFESAM, colabora con instituciones de educación
locales, ha establecido contacto con grupos de cafeticultores
de Oaxaca y Chiapas para intercambiar ideas, y ha buscado
emprender proyectos con los gobiernos municipales, aunque
el interés no sea mutuo. El hecho de que Catuai Amarillo
colabore con más grupos se puede relacionar (una vez más)
con la mayor cantidad de años que tiene funcionando como
organización y la mayor experiencia y empoderamiento
individual de sus miembros. Es importante mencionar
que el actual dirigente de esa organización fue presidente
municipal de Chocamán y labora en el sector académico
dedicado a la investigación en cafeticultura.

Influencia en la comunidad

Para conocer el empoderamiento de los grupos es necesario


analizar de qué forma cada organización contribuye al
desarrollo de su localidad, y cómo es la relación entre los
habitantes que no pertenecen a Catuai Amarillo o Cafetos de
Neria y las cooperativas. Es también importante identificar
si los socios están al tanto de las actividades grupales que se
realizan en su comunidad.
El presidente de Catuai Amarillo mencionó que, de
forma indirecta el grupo contribuye a la conservación
del medio ambiente en Chocamán por medio del manejo
adecuado de los cafetales, mientras que de forma directa
han ejecutado acciones de apoyo hacia algunas personas
o grupos de la localidad, por ejemplo: prestando las
instalaciones de la cooperativa para realizar reuniones,
donando café a la parroquia de la cabecera municipal y
realizando aportaciones económicas al equipo de futbol
local Águila Azteca. El proyecto que han mantenido de
Catuai amarillo y cafetos de neria 135

forma constante es el curso gratuito sobre café, dirigido


a niños de la región.
Cuando se preguntó a los integrantes de Catuai Amarillo
qué acciones o proyectos llevan a cabo como grupo para
mejorar su comunidad, solo cuatro encuestados (44.44%)
mencionaron alguno de los proyectos descritos; los otros
cinco (55.56%) no recordaron acción alguna. Por otra parte,
cuando se les cuestionó si consideraban que el comercio justo
les permite influir como grupo en su comunidad, tres socios
(33.33%) respondieron que sí y añadieron que es porque la
certificadora sugiere que participen en el desarrollo de su
localidad.
El presidente de Catuai Amarillo considera que el comercio
justo ha fortalecido el trabajo social de la cooperativa porque
promover el desarrollo del lugar donde viven es parte de la
filosofía del mercado justo; sin embargo, no es la principal
causa para realizar actividades como el curso de cafeticultura
para niños y el manejo sustentable de los cafetales, eso lo han
implementado como respuesta a los problemas que enfrentan
en la actualidad, como la falta de relevo generacional en la
cafeticultura regional y el cambio climático.
En otro orden de ideas, el directivo explicó que la relación
entre Catuai Amarillo y la comunidad es poco valorada a
raíz de que el grupo adquirió el beneficio de café ubicado
en Chocamán, ya que algunos habitantes consideraban
que dichas instalaciones deberían ser propiedad de todo
el municipio. Para mejorar esa relación y contribuir al
desarrollo local, Catuai Amarillo tiene el propósito de
construir un centro de capacitación y un centro recreativo.
En Cafetos de Neria se presenta una situación muy
diferente, tanto el presidente de la organización como el resto
de los integrantes indicaron que no contribuyen de forma
grupal al desarrollo de la comunidad, tampoco consideran
que el comercio justo motive a participar en acciones para
mejorar el lugar donde residen; sin embargo, consideran
que la organización es bien vista en la comunidad, porque
136 Comercio justo y empoderamiento

sus integrantes mantienen relaciones cordiales con el resto


de los habitantes de San José Neria.
Algunas investigaciones que han considerado la
influencia del comercio justo en la comunidad de los socios
son las de CEVAL (2012) y Lyall (2014). El primer estudio
identificó el impacto de este esquema sobre el desarrollo
local, encontrando que los productores afiliados al mercado
justo participaban en la planeación y ejecución de otros
proyectos locales de desarrollo, además, lograron disminuir
la dependencia de los agricultores hacia los compradores en
las zonas donde estaban establecidas las cooperativas. Por
su parte, Lyall (2014) fue testigo de una mayor influencia,
ya que algunos grupos afiliados al sistema intervinieron en
el contenido de la Constitución de 2008 en Ecuador, en
específico en los artículos 304 y 336, donde se establece,
aunque vagamente, la responsabilidad del Estado para
promover el comercio justo.
El nivel de empoderamiento en los anteriores casos dista
de lo que sucede en Catuai Amarillo y Cafetos de Neria,
pero eso se puede relacionar con los objetivos desde los
cuales surgió cada una de las organizaciones y el contexto
en que se desenvuelven, dado que en los casos aquí
analizados el objetivo que tenían los socios al incorporarse
al comercio justo era sobre todo económico. No obstante,
Catuai Amarillo ha implementado acciones en beneficio de
su comunidad y el comercio justo es, como lo consideran
algunos de los integrantes, parte de ese trabajo, aunque no
la causa principal, porque para contribuir al desarrollo social
de la localidad, al mismo tiempo que se busca satisfacer las
necesidades de la organización y sus miembros, se requiere
de disposición previa por parte del grupo; además, Catuai
Amarillo no utiliza la prima de comercio justo de forma
directa en beneficio de la comunidad.
Catuai Amarillo y Cafetos de Neria influyen diferente
en sus localidades, lo cual se relaciona con el número de
años de experiencia, no solo en el comercio justo, sino
Catuai amarillo y cafetos de neria 137

como organización. Sin duda esa experiencia ha influido


en el empoderamiento individual de los socios, y dado que
el empoderamiento individual y colectivo son dimensiones
interconectadas, es de esperar que los productores más
empoderados en una dimensión también lo estén en la otra.
En resumen, el empoderamiento colectivo alcanzado
hasta ahora, en ambas organizaciones, se sustenta en la
confianza de los socios en sus representantes de primer
nivel, así como en la identidad colectiva que posee cada
asociación. Es posible observar esa identidad cuando
la mayoría de los socios manifiesta su deseo de utilizar la
prima social para el beneficio de sus respectivos grupos, en
lugar de querer repartirla de modo individual. Por otro lado,
el factor que ha reforzado el empoderamiento colectivo es el
comercio justo, porque promueve los procesos democráticos
y la rendición de cuentas; además, la participación en este
esquema ha implicado para Catuai Amarillo y Cafeto de
Neria la integración en una cooperativa de segundo nivel.
De esa forma, con el objetivo de incrementar su
participación en el comercio justo, ambos grupos han
aumentado su empoderamiento colectivo, porque al trabajar
con INCAFESAM buscan lograr mayor impacto positivo en
sus vidas por medio de mejores contratos de compra-venta
de café, lo que ha implicado la creación de estructuras
de cooperación entre grupos, es decir, la formación de
comités directivos y de vigilancia a segundo nivel. Así, la
cooperación ha mejorado la producción de café, todo a
partir del intercambio de ideas con otras asociaciones y al
cumplir los requerimientos de las certificadoras por medio
de auditorías internas cruzadas.
Otra característica de un grupo empoderado es que
apoye el empoderamiento de otras personas (McWhirter,
1991). En ese sentido, el comercio justo no ha aumentado
el de Catuai Amarillo y Cafetos de Neria, ya que aunque se
espera que la prima social sea utilizada para el desarrollo de
las comunidades de los productores, en los casos analizados
138 Comercio justo y empoderamiento

se observó que los cafeticultores no han establecido un


vínculo entre la prima social y el desarrollo de programas
sociales. En ambas asociaciones se ha preferido utilizar
esa prima para obtener beneficios grupales, lo cual está
relacionado con el hecho de que los productores reciben
pocos ingresos, siendo difícil cubrir sus propias necesidades.
No obstante, Catuai Amarillo trata de influir de forma
positiva en su comunidad con las acciones ya mencionadas,
aunque el comercio justo no es el único motivo de esas
iniciativas. El trabajo de los grupos en la comunidad también
depende de los intereses de los socios y de los objetivos que
se formularon al integrarse, es decir, de la naturaleza de la
asociación, así como de las características individuales de
los productores.
El empoderamiento colectivo no puede suceder sin
participantes que hayan alcanzado un grado de empode-
ramiento personal. En ese contexto se determinó que los
integrantes de Catuai Amarillo están más empoderados que
los productores de Cafetos de Neria, por tanto es factible
que su empoderamiento colectivo también sea mayor.
Trayectorias cafetaleras de
Veracruz y Chiapas:
Hacia una forma de vida
digna y significativa

El objetivo del capítulo es mostrar el avance y las dificultades


que presenta una de las primeras organizaciones insertas en
el movimiento del comercio justo, la Federación Indígena
Ecológica de Chiapas, S. S. S. (FIECH). Como su nombre lo
indica, esta asociación se encuentra en el estado de Chiapas,
lo que plantea un contexto histórico y actual diferente de las
situaciones que han enfrentado las organizaciones Catuai
Amarillo y Cafetos de Neria. Para comprender mejor las
diferencias del empoderamiento logrado por los grupos de
Veracruz y el grupo de Chiapas, es necesario poner atención
en la trayectoria cafetalera de cada región, de esa forma se
pueden entender las motivaciones sociales y los significados
de las transacciones comerciales que en ambos estados son
más que aspectos económicos y representan la esperanza de
una vida digna.
Si bien es cierto que los cafeticultores mexicanos
comparten una historia nacional y condiciones generales,
como la fragmentación de la cadena productiva y la sujeción
a los cambiantes precios internacionales, existen diferencias
regionales en la forma en que los pequeños productores se
apropiaron del proceso cafetalero y en cómo lo incorporaron
en sus dinámicas sociales, culturales y económicas. En esta
sección no se pretende hacer una descripción detallada de
la historia cafetalera de ambos estados, ya que el contexto
histórico general se anotó de forma cronológica en un

139
140 Comercio justo y empoderamiento

apartado anterior. Aquí solo se reflejarán las condiciones


de vida de los pequeños cafeticultores y sus relaciones con
las actividades económicas, los grandes finqueros, otros
campesinos, los intermediarios privados y el gobierno.
Los ritmos y formas de lucha de los pequeños
productores de café son desiguales en Veracruz y Chiapas,
por ello se iniciará con la descripción de las condiciones que
determinaron la organización de los pequeños cafeticultores
en Veracruz; después, se procede a explicar los puntos
más relevantes que condicionan la estructura cafetalera
en Chiapas, y sobre ese análisis señalar las diferencias de
las formas de trabajo y organización cafetalera de ambos
estados.

La trayectoria cafetalera de Veracruz

Antes de que llegara el café a Veracruz, la Conquista y la


colonización de Mesoamérica introdujo a europeos y
africanos al centro del estado. La mortalidad de los indios
debido a las enfermedades traídas del Viejo Mundo y la
“gracia” de la Corona española, permitieron un modo de
producción esclavista basado en la importación de esclavos
africanos no musulmanes. A pesar de que los indios eran
enganchados para trabajar en las plantaciones de los
colonizadores, su alta mortalidad provocó la adopción de
la esclavitud, respaldada por la autoridad de la Corona, que
advirtió a los dueños de ingenios y trapiches que no podían
obligar a los indios a trabajar para ellos. Pero esta no era una
orden de carácter benevolente, pues el objetivo era asegurar
a la autoridad núcleos de población india produciendo y
tributando (Bartra, Cobo y Paz, 2011).
Si bien se prohibió el esclavismo de los indios,
estos continuaron trabajando para los colonizadores en
condiciones de opresión, porque la Corona española también
reguló el acceso de particulares a la tierra, estableciendo
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 141

la Ley de Congregación de Indios. A partir de dicha ley


surgió un sistema de rentas que aumentó la explotación de
los campesinos, quienes trataron de conservar el acceso a
la tierra por medio del arrendamiento para garantizar su
alimento y pagar tributo; además, hubo funcionarios locales
y comerciantes que buscaban y lograban apropiarse de
los territorios que pertenecían a los pueblos indios (Báez,
2004).
Más tarde surgió otro factor que, igual que el arrenda-
miento, determinaría la forma de producción de los pequeños
productores de café, ese fue el estanco de tabaco establecido
por decreto real de la Nueva España y la ley estatal de 1826.
La regulación del tabaco promovió estructuras productivas
que se volvieron típicas en la producción cafetalera, tales
como el gran número de unidades productivas pequeñas y
medianas, el uso de trabajadores asalariados temporales,
y la emergencia de fincas y huertas especializadas (Macip,
2005). La ley estatal de 1826 se adelantó a la Ley Lerdo,
ordenando el reparto de las tierras comunales y permitiendo
el latifundismo (Báez, 2004).
En ese contexto se integraron las rancherías veracruzanas
que en el siglo XIX llevaron a la conformación de fincas
cafetaleras, que surgieron de préstamos hipotecarios y de
compra-venta de terrenos. A principios del siglo XX, los
dueños de las haciendas arrendaban parte de sus tierras a
los campesinos pobres para que pudieran sembrar maíz, y en
algunos casos les permitieron cultivar café. Así, la propiedad
agraria veracruzana se encontraba muy polarizada; mientras
2.5 millones de hectáreas estaban concentradas en cerca
de medio millar de propietarios, los indígenas estaban
obligados a vivir dentro de las haciendas o en las hoscas
tierras montañosas (Bartra, Cobo y Paz, 2011).
En el mismo siglo XX transcurre la Revolución
mexicana. Sin embargo, durante la fase armada Veracruz
no es espacio para las grandes batallas, la formación de
ejércitos decisivos o los movimientos políticos militares
142 Comercio justo y empoderamiento

intensos. En ese periodo prevalece en la entidad la presencia


del ejército constitucional, aunque hubo zapatistas y otras
fracciones revolucionarias activas. Más tarde, a fin de
conseguir el apoyo de los seguidores reales de villistas y
zapatistas, la fracción constitucionalista permite que se
firme en Veracruz la Ley Agraria del 6 de enero de 1915, la
cual ordenaba el regreso de las tierras tomadas por parte de
las haciendas y empresas, anulando la Ley Lerdo (Macip,
2005).
Es hasta un mes después de la firma de esa ley que
hubo fuertes movilizaciones agraristas de dirigentes rurales
que demandaban la aplicación de la Reforma Agraria en
el estado. El agrarismo exigía la división de las grandes
propiedades (haciendas y latifundios) en ejidos (Bartra,
Cobo y Paz, 2011). La lucha fue violenta y participaron, con
diversos intereses sociopolíticos, tanto campesinos como
profesionales, trabajadores urbanos y agentes de todos
los niveles del gobierno regional, juntos para hacer frente
a los grupos preocupados por la propiedad privada. Fue
decisiva la presencia del gobernador del estado, Adalberto
Tejeda, quien antes del reparto agrario cardenista estableció
alianzas con los campesinos para crear un sector ejidal y
fortalecer el de los pequeños propietarios (Bartra, Cobo
y Paz, 2011).
Es necesario mencionar que los pequeños propietarios
resultaron de la subdivisión y venta de terrenos que
algunos hacendados hicieron con anticipación por temor a
la expropiación. Es decir, se trató de una maniobra de los
terratenientes para obstaculizar el reparto agrario, ya que
al dar sus propiedades en arriendo ganaban la lealtad de
los nuevos “propietarios” para enfrentarse a los agraristas.
Otra maniobra fue concederles a los peones permiso para la
siembra de café. No obstante, en 1923 la lucha se radicalizó
por medio de la creación de la Liga de Comunidades Agrarias
y Sindicatos Campesinos de Veracruz, la cual reunía a los
grupos solicitantes de tierra (Macip, 2005).
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 143

Ese año los saldos de la lucha fueron: 42 mil pequeñas


propiedades de menos de cinco hectáreas; 5,500 propietarios
de entre 51 y 500 hectáreas, y 70 haciendas con más de 10
mil hectáreas. Para 1930, el café veracruzano tenía su origen
sobre todo en las pequeñas plantaciones. Las parcelas de
cuatro o menos hectáreas solían utilizar hasta 78% de la
superficie para la siembra de café. Por tanto, no solo se
modificó el reparto de la tierra, sino también le fue posible al
campesino cultivar café, cuando antes se le había prohibido
o limitado. El café pronto cobró importancia social, aunada
a la relevancia económica que tenía en ese momento (Bartra,
Cobo y Paz, 2011).
En Veracruz el reparto agrario no implicó la distri-
bución de los recursos necesarios para la producción y
comercialización de los bienes agrícolas, por tanto, siguió
el dominio de los hacendados sobre los procesos de
transformación de los cultivos más importantes, la caña y el
café, ya que poseían la infraestructura y los contactos para
la venta. De igual manera, las condiciones precarias de los
pequeños cafeticultores fueron la causa de la proliferación
de prestamistas que concedían créditos a altas tasas de
interés; algunos de estos prestamistas habían sido finqueros
de café y ofrecían en sus beneficios el procesamiento del
grano y la comercialización, cobrando altas tarifas que los
pequeños cafeticultores se veían imposibilitados de pagar
(Bartra, Cobo y Paz, 2011).
Las condiciones fueron semejantes en Oaxaca y Chiapas;
en Oaxaca se presentaron antes y en Chiapas en menor
medida. La repartición de parcelas sin apoyos ocasionó
que la mayor parte de los campesinos fueran presa fácil de
viejos finqueros, grandes comerciantes, nuevos prestamistas
e intermediarios (coyotes). Esa configuración continúa en
la actualidad, aunque en el periodo entre 1958 y 1990 el
Estado fue actor en la cadena productiva del café, ya que
el sector público tuvo bienes e infraestructura, como los
beneficios cafetaleros en Oaxaca, Veracruz y Chiapas.
144 Comercio justo y empoderamiento

Martínez (2006) señala que en Veracruz la aparición


del INMECAFÉ y la ejecución de los programas de anticipo
a cuenta de cosecha permitieron que los cafeticultores
minifundistas se liberaran de los intermediarios; además,
el apoyo del Estado promovió la extensión del cultivo.
Aun cuando el INMECAFÉ fungía como soporte para el
campesino, los cafeticultores enfrentaron bajas significativas
en el precio del café, por lo que surgió un nuevo movimiento
veracruzano para defender el precio del grano. Diferentes
grupos constituidos formalmente con el respaldo de las
leyes de crédito rural y de reforma agraria, buscaron formar
un frente común ante el INMECAFÉ, presentando peticiones
de modificación a la política cafetalera estatal, así como
mayores precios para el aromático.
Uno de los grupos con mayor fuerza fue la Unión de
Productores de Café de Veracruz (UPCV), asociación que
logró coordinar a más de 10 mil productores de diferentes
comunidades para que se manifestaran en junio de 1982,
exigiendo el aumento del precio del café. Ante dicha petición,
el INMECAFÉ cedió y aunque el aumento no se hizo en la
proporción que la UPCV solicitaba, fue significativo (Martí-
nez, 2006). Con todo, este tipo de movimientos no significó
la formación de productores autónomos y autogestivos. El
INMECAFÉ mantuvo relaciones de dependencia con la gran
mayoría de cafeticultores; un ejemplo de eso fue la posesión
de beneficios por parte del Instituto. Por ello, a su cierre los
pequeños productores quedaron muy vulnerables.
Aunque al desaparecer el INMECAFÉ surgieron otras
instituciones para apoyar a los productores y aumentar la
productividad y la calidad del grano, el Estado se limitó
a aplicar programas y políticas asistencialistas que no
comprendían la compra directa. Ante esa situación y las
constantes crisis del precio internacional del café, algunos
productores comprendieron que para superar el dominio
de los intermediarios debían plantearse la apropiación
completa de los procesos de producción, industrialización y
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 145

comercialización. Es así como se constituyeron en Veracruz


organizaciones de productores que buscaron mecanismos
propios para vender el café, llevando a alternativas como las
certificaciones, que en el caso del comercio justo implican
aspectos de mejora de precios, responsabilidad social y
ambiental. También la entrada al mercado gourmet, donde
se valora con un sobreprecio la calidad, fue otra de las vías
que han explorado los cafeticultores veracruzanos.

La trayectoria cafetalera de Chiapas

En Chiapas, las dinámicas cafetaleras tuvieron un ritmo


diferente. Los pequeños productores, en su mayoría
indígenas, obtuvieron de forma lenta y caótica un poco de
tierra. El aislamiento de la entidad, la cubierta selvática y la
disputa del territorio entre nacionales y guatemaltecos, fue-
ron condiciones que influyeron fuertemente en la estructura
cafetalera. De acuerdo con Bartra, Cobo y Paz (2011), en
los primeros años de la década de 1870, el Soconusco, una
de las regiones cafetaleras más grandes de Chiapas, no
tenía más fama que la derivada de su extremo aislamiento
y los frecuentes conflictos fronterizos con Guatemala. En
cambio, como ya se describió, desde 1826 en Veracruz las
tierras habían sido repartidas entre los colonizadores.
En 1846, pioneros como el italiano Manchinelli no
corrieron con suerte en sus primeras plantaciones de café;
la selva del Soconusco devoró los cultivos (Romero, 1893).
Pese a ello, en menos de 30 años esta región se transformó
en sede de un emporio cafetalero donde más de 70 empresas
extranjeras explotaban millones de matas y cientos de
indígenas para proveer un tercio de la producción nacional.
El crecimiento se logró gracias a la apropiación de tierras en
apariencia baldías y a las fuertes inversiones de consorcios
alemanes que dejaban atrás a los modestos pioneros y
monopolizaban el cultivo (Bartra, Cobo y Paz, 2011).
146 Comercio justo y empoderamiento

Aunque los indígenas reclamaban la posesión de la tierra,


al resolverse en 1982 la disputa territorial con Guatemala,
se dieron las condiciones para que la burguesía extranjera
triunfara sobre los nativos, ya que el gobierno vendió grandes
extensiones de tierra “pública” a compañías de desarrollo
agrario. De esa forma inició una colonización tipo farmer,
donde resultaba caro traer a trabajadores extranjeros para
laborar en las plantaciones, por lo que los indígenas se
convirtieron en la única mano de obra (Baumann, 1983).
Esa colonización agraria fue respaldada por un capital
mayor al que sustentaba las fincas cafetaleras de Veracruz,
asimismo, los objetivos de esos poderosos empresarios fueron
diferentes a los ideales de los dueños de la tierra en Veracruz.
La venta de terrenos fue amparada por el presidente
Porfirio Díaz, por medio de la Ley de Colonización,
promulgada en 1883 con el fin de obtener los terrenos
necesarios para el establecimiento de colonos; así prosperó
el enclave cafetalero alemán en Chiapas. Por tanto, la
producción cafetalera de esa región ya no estaba sujeta
solo a los mercados internacionales sino también a los
capitales extranjeros (Nolasco, 1985). Los inversionistas
prefirieron apropiarse de plantaciones ya establecidas,
comprando tierra, casa central, beneficio, mozos y sirvientes
endeudados, pero también adquiriendo tierras vírgenes.
Esos nuevos colonos fueron diferentes a los pioneros,
originarios de Hamburgo, Bremen o Lübeck, Alemania,
y su fuerza provenía de recursos financieros y canales de
comercialización de compañías trasnacionales importadoras
(Bartra, Cobo y Paz, 2011).
A diferencia del avance gradual de la cafeticultura en
Veracruz, en el Soconusco es desde su origen una producción
empresarial que no tiene como base el trabajo familiar ni la
riqueza proveniente de rentas territoriales. Bartra, Cobo y
Paz (2011) explican que ese avance también se debe a la
llegada del ferrocarril al Soconusco en 1907 y a que antes
los alemanes ya habían prosperado en Guatemala. Para
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 147

dichos autores la finca alemana es un gueto capitalista en el


territorio tropical, donde la empresa exigía ganancias a toda
costa, siendo los pobladores autóctonos los más afectados.
Los indígenas fueron desplazados a las zonas menos
fértiles y más accidentadas geográficamente. Los campesinos
que fueron arrinconados en las regiones montañosas
de Motozintla, Chicomuselo, San Cristóbal y Comitán,
necesitaban otras fuentes de ingresos para mantener a sus
familias, por lo que se convirtieron en la mano de obra de
las cosechas de café en el Soconusco. Llegaban a las grandes
fincas por medio de los enganchadores, quienes les pagaban
de forma anticipada un mes de trabajo de campo y con ello
aseguraban a los dueños de las fincas una cantidad anual de
trabajadores (Bartra, Cobo y Paz, 2011).
Los campesinos eran enganchados para el trabajo
forzado en condiciones semiesclavistas. Los terratenientes
les procuraban grandes deudas, y para saldarlas los
trabajadores o sus hijos debían trabajar el resto de sus días
para la misma finca. Las labores se pagaban por tareas que
implicaban bastante fuerza y tiempo, la disciplina se imponía
a golpes y el costo de la comida consumida era sumado a sus
deudas (Baumann, 1983). El comercio de hombres no solo
hizo ricos a los enganchadores, también abasteció de dinero
al sector público, porque los enganchadores necesitaban
licencia para operar y debían pagar por cada contrato a
la Dirección de Rentas del Estado; además, los alcaldes
demandaban impuesto por cada indio reclutado (Bartra,
Cobo y Paz, 2011).
El trabajo forzado fue denunciado públicamente desde
finales del siglo XIX. Diferentes periódicos nacionales y
locales hablaron de la situación de esclavitud en Chiapas.
En 1895, el gobernador del estado convocó a un Congreso
Agrícola para intentar reglamentar el enganche y enfrentar
el problema de mozos y sirvientes endeudados. No obstante,
los finqueros astutamente se declararon agraviados y
culparon al indio por pedir dinero prestado, argumentando
148 Comercio justo y empoderamiento

que al prestarles dinero se exponían a grandes pérdidas por


muerte o fuga de mozos, es decir, adujeron que el capital que
invertía el terrateniente en mano de obra no estaba seguro.
Así, al presentarse los empresarios como las víctimas, no
se lograron avances para erradicar la esclavitud, por lo que
los indios continuaron trabajando en esas condiciones hasta
después de la Revolución (Baumann, 1983).
Durante la Revolución, los alemanes supieron adaptarse,
ya que no les interesaban las cuestiones políticas, solo
deseaban proteger sus fincas. El hecho de que los finqueros
del Soconusco mostraran un apoyo relativo a Carranza
les sirvió para que sus haciendas permanecieran intactas.
Por tanto, para la mayor parte de los indígenas la lucha
revolucionaria resultó ajena. Más tarde, los primeros
gobiernos posrevolucionarios trataron de hacer justicia a los
forzados trabajadores agrícolas. Pero para Álvaro Obregón
y Plutarco Elías Calles, la ayuda a este sector no estaba en
la entrega de las eficientes haciendas comerciales, sino en la
sindicalización (Bartra, Cobo y Paz, 2011).
En 1914, el gobierno militar promulgó en Chiapas
la Ley Obreros, con el objetivo de poner fin al enganche
y endeudamiento. Al cancelar las deudas varios peones
abandonaron las fincas, aunque esa liberalización significó
quedarse sin trabajo. Por otro lado, la ley permitía nuevas
formas de organización gremial, por lo que algunos de los
indígenas que se quedaron en las plantaciones se aliaron en
sindicatos. Sin embargo, en 1915 los finqueros alemanes
mostraron un conveniente reconocimiento al gobierno de
Carranza y solicitaron que los artículos restrictivos de la
Ley Obreros ya no fueran impuestos. Por tanto, en 1916 el
trabajo se normalizó en las fincas del Soconusco y el trabajo
forzado no se suprimió por decreto ni por sindicalismo
(Baumann, 1983).
De esa forma, en 1930 las condiciones de vida de los
trabajadores de las fincas cafetaleras seguían siendo similares
al esclavismo del siglo XIX. En 1934, las denuncias sobre
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 149

la situación atrajeron la atención del presidente Lázaro


Cárdenas, quien realizaba una gira por el estado y prometió
llevar los beneficios de la Revolución Mexicana al estado
chiapaneco. Así, inició en 1936 la llamada revolución de
los indios, la cual comprende hasta los primeros años de
la década de 1940, periodo durante el cual los sindicatos
agrícolas se convirtieron en comités agrarios solicitantes
de tierras (Bartra, Cobo y Paz, 2011). Es factible decir que
en Chiapas el reconocimiento del derecho agrario de los
trabajadores de las fincas inició 20 años después que en
Veracruz.
En la década de los cuarenta la situación del Soconusco
y otras regiones cafetaleras chiapanecas cambió un poco.
Aunque varias de las fincas seguían siendo privadas y
atendidas por indígenas, una parte de los cafetales se volvió
ejidal y se formaron pequeñas huertas cultivadas por los
campesinos que ahora eran también los beneficiarios. Con
el reparto agrario cardenista y la revolución de los indios, la
producción comercial campesina pasó a ser parte de un nuevo
modelo de desarrollo, respaldado jurídicamente por la Ley
Agraria y económicamente por el Banco de Crédito Ejidal.
Sin embargo, el respaldo económico no era significativo y los
pequeños y medianos productores quedaron subordinados
a capitales agroindustriales y agrocomerciales (Bartra, Cobo
y Paz, 2011).
A pesar de que los grandes productores fueron
afectados por el reparto, lograron conservar las plantas de
beneficio y los contactos comerciales, por lo que alentaron
la cafeticultura campesina vía crédito, conservando así el
control sobre la producción (Doppler, 2006). En el caso de
Chiapas, como sucedió en Veracruz años atrás, a pesar del
reparto agrario el dominio de los grandes capitales sobre
la producción y comercialización cafetalera continuó hasta
la década de 1970. En ese nuevo sistema proliferaron los
intermediarios y los prestamistas, cuyos símiles operaban
varios años atrás en Veracruz y Oaxaca.
150 Comercio justo y empoderamiento

Como ya se ha descrito, la entrada del INMECAFÉ


significó cierto progreso para los pequeños productores,
ya que otorgó asistencia técnica y créditos en forma
de pagos anticipados a la cosecha; asimismo, realizó la
compra directa de café, lo que disminuyó la participación
de los intermediarios en el mercado. En este sentido, el
INMECAFÉ sustituyó a los grandes productores recreando
las relaciones de dependencia, porque no contemplaba la
participación de los productores en la administración ni
en la comercialización. De acuerdo con Renard (1999),
eso impidió que los productores se familiarizaran con los
mecanismos del mercado internacional.
Por otro lado, en Chiapas los programas oficiales de
fomento no llegaron a todos los campesinos. Así que a
principios de los ochenta nacen nuevas organizaciones
autónomas de productores de café, entre ellas la Unión de
Uniones de Chiapas, conformada por grupos de campesinos
que habían luchado para recuperar la tierra y ahora
organizaban la lucha por la comercialización del café. Los
principales problemas que enfrentaban eran la carencia de
crédito oportuno, irregularidades en el pago del producto
por parte del INMECAFÉ, insuficiencia de bodegas y falta
de transporte. Las movilizaciones realizadas por este grupo
obligaron al Instituto a firmar un convenio sobre créditos y
liquidación de las ventas (Salazar, 1988).
Igual que en Veracruz, la supresión del INMECAFÉ
significó el abandono de los productores. En un estado
donde el avance del reparto agrario había sido lento, de
nuevo se frenó el apoyo a los campesinos, pero los pequeños
productores cafetaleros aprendieron a organizarse como
colectivo. Eso, aunado a la intervención en Chiapas de
organizaciones no gubernamentales vinculadas a la iglesia
católica, motivó la incursión de los pequeños cafeticultores
en mercados alternativos como el orgánico y el de comercio
justo. Los precursores de este tipo de movimientos surgieron
entonces en Oaxaca y más tarde en Chiapas.
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 151

Después de presentar de forma breve la trayectoria


cafetalera de Veracruz y Chiapas, es posible entender de qué
forma los primeros años de producción agraria determinaron
la estructura cafetalera actual, donde el Porfiriato condicionó
los tipos de producción y los resultados de la Revolución y la
repartición agraria. En resumen, en Veracruz la “gracia” de
la Corona española alentó desde temprano el arrendamiento
de la tierra al indio. Más tarde, rancheros o empresarios
construyeron sus haciendas basándose en un proceso de
acumulación gradual, respaldado por créditos hipotecarios
y rentas a la población autóctona; al final, el reparto
agrario adelantado permitió que los indígenas fueran los
usufructuarios de la tierra un poco antes que el resto de
los campesinos del sureste.
Por otro lado, las disputas territoriales entre México y
Guatemala, y el aislamiento selvático de Chiapas, fueron
condiciones difíciles de vencer, a menos de que se contara
con grandes capitales, como los que tenían los colonizadores
agrarios alemanes. El tamaño de las inversiones y los objetivos
de los dueños de las fincas definieron la forma de trabajar del
indio enganchado, quien fue la base del emporio cafetalero.
Los privilegios otorgados por el presidente Porfirio Díaz
permitieron que floreciera el latifundismo durante su larga
dictadura, y durante la Revolución los empresarios supieron
cómo mantener intactas sus fincas. Por tanto, el indígena
de Chiapas fue primero sindicalizado y varios años después
logró obtener un poco de tierra.
En ese contexto se definió la naturaleza de las relaciones
de los pequeños productores con otros actores. Resulta
inadecuado colocar a los cafeticultores minifundistas de
Veracruz y Chiapas en extremos opuestos, los dos han
encabezado luchas por la tierra y por el precio, ambos
enfrentaron procesos similares aunque a ritmos diferentes.
En Veracruz las condiciones políticas favorecieron la posesión
temprana de la tierra para los campesinos. En Chiapas
los indígenas enfrentaron condiciones más tortuosas en
152 Comercio justo y empoderamiento

la producción, por lo que su lucha no representa solo la


búsqueda de un mejor precio, sino también la protesta y
exigencia de mejores condiciones de vida, prueba de ello es
que la Federación Indígena Ecológica de Chiapas (FIECH)
considera de forma explícita dentro de sus objetivos,
empoderar a las comunidades donde viven sus socios.

La FIECH: configuración compleja enfrenta un problema


complejo

Presentar las características generales de la FIECH permite


describir el funcionamiento de algunos departamentos que
conforman esa organización. Sobre la descripción de los
procesos globales de cada departamento es posible hacer
observaciones respecto a cómo los productores se involucran
en las actividades productivas, administrativas o comerciales,
y permite hacer un análisis enfocado en el papel del comercio
justo y en la influencia de este en el empoderamiento
individual y colectivo de los socios de FIECH, para demostrar
que el comercio justo no es el eje central ni la principal causa
del empoderamiento hasta ahora alcanzado. Ello se corrobora
en los comentarios de algunos productores de FIECH que
alientan la reflexión sobre el empoderamiento individual.
La FIECH fue constituida de manera formal en 1996; es
un proyecto que surge de organizaciones sociales indígenas
y campesinas de las etnias tzotzil, tzeltal, mame, chuj y
zoque, las cuales buscaban ingresar al mercado justo. En
su historia aparecen figuras como las de los sacerdotes
Vanderhoff y Rigoberto Galindo, asesores de las cooperativas
pioneras en el comercio justo UCIRI e ISMAM (Indígenas
de la Sierra Madre de Motozintla). La Federación es un
grupo de segundo nivel que agrupa a 20 asociaciones de
primer nivel, pertenecientes a 21 municipios del estado
de Chiapas, distribuidos en las siguientes regiones: Itsmo
Costa, Soconusco, Sierra Mariscal, Frailesca, Altos Tzotzil
Tzeltal y Bosques.
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 153

Es importante recordar que la región del Soconusco


fue sede del emporio cafetalero de empresas trasnacionales,
mientras que en regiones como los Altos Tzotzil Tzeltal
vivieron los indígenas desplazados a los territorios más
accidentados geográficamente.
Las oficinas y el beneficio seco de la Federación se
encuentran en el municipio de Chiapa de Corzo, sobre
la autopista a Tuxtla Gutiérrez (la capital del estado). Al
beneficio llega el producto de 3,300 socios certificados como
café orgánico por CERTIMEX (CMX-L00AA-08) y comercio
justo por FLO (2465).
Desde su constitución, la FIECH trató de incorporarse
a los mercados orgánico y solidario. En la actualidad, su
objetivo es promover el desarrollo integral y sustentable
de las organizaciones sociales que la integran, para ello
ha conformado una extensa red encabezada por una
asamblea de delegados, donde existe un delegado por cada
organización base; los miembros de la asamblea eligen
de forma democrática cada dos años un comité directivo,
compuesto por un secretario, un tesorero y un presidente.
Ese comité es acompañado por un comité de vigilancia. La
asamblea, el comité directivo y el de vigilancia, en conjunto
representan la máxima autoridad de la FIECH.
A fin de atender las exigencias de la participación en el
mercado internacional y reconociendo que ni el esquema
del comercio justo ni el precio pactado por el café certificado
son suficientes para lograr el desarrollo sustentable de los
pequeños productores indígenas, la FIECH ha establecido
otras dos áreas de trabajo: gerencia empresarial y gestión
social. El área empresarial tiene varios departamentos:
producción, centros coordinadores, industrialización, co-
mercialización, gestión de créditos, análisis de proyectos,
certificación, contabilidad y planta y servicios. Enseguida
se describen los procesos generales de los departamentos
directamente relacionados con el sector cafetalero.
154 Comercio justo y empoderamiento

Producción

El primer paso de la cadena productiva tiene lugar en las


parcelas de los socios. La FIECH acompaña al productor en
el cafetal por medio de capacitaciones teóricas y prácticas
sobre el proceso de siembra y cosecha de café, impartidas
por nueve asesores técnicos y 12 promotores; la mayoría son
productores o hijos de estos. Dicho personal es responsable
de impartir talleres de fortalecimiento organizativo y
desarrollo de capacidades técnicas a los delegados de
cada comunidad. La difusión del conocimiento empieza
en reuniones regionales a las que asisten los delegados;
después, estos tienen que convocar a juntas comunitarias
para enseñar al resto de los socios lo aprendido. Aunque no
es obligación de los socios estar presentes en los talleres, la
asistencia de los productores es alta porque consideran que
lo aprendido en las capacitaciones les permite resolver los
problemas que se presentan en el proceso de producción,
asímismo pueden aumentar la calidad de su café.
Además de las capacitaciones, el área de producción
realiza procesos de inspección internos en las parcelas de
los productores, por medio de 40 inspectores que son socios
o hijos de estos. Ellos verifican que se cumplan los requisitos
de la certificación orgánica; el dictamen de las auditorías
es revisado por un comité interno conformado también por
socios o sus hijos. Los recursos económicos para financiar
las actividades provienen sobre todo de la comercialización
del café, aunque en ocasiones se han obtenido recursos
de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo
Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA), haciendo uso
de las convocatorias del Programa de Apoyo a Pequeños
Productores de Café (PROCAFE); asimismo, se ha utilizado
parte de la prima social del comercio justo para implementar
los talleres.
Ese panorama remite a dos situaciones: la primera es
el involucramiento de los hijos de los productores en el
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 155

proceso cafetalero, ya que varios jóvenes se han interesado


en participar de la capacitación, promoción y vigilancia de
cuestiones cafetaleras, lo cual está relacionado con el hecho
de que la FIECH ofrece desempeñar esas actividades en una
relación laboral remunerada, lo que ayuda a disminuir la
ruptura sociogeneracional típica del sector agrícola; aunque
la participación de los hijos de los productores no es la
generalidad o la regla dentro de la FIECH.
La otra situación es que las auditorías internas reflejan el
deseo de la Federación por reducir el peso de las inspecciones
de las certificadoras y aumentar el grado de cumplimiento.
González (2010) menciona que esos eficientes sistemas
de control interno se han vuelto comunes entre las
organizaciones de pequeños productores certificadas, ya
que lo mismo sucede en INCAFESAM.

Centros coordinadores

La FIECH cuenta con 10 centros coordinadores (CC), donde


se acopia el café de los socios. Los CC están localizados de
forma estratégica para que una o más organizaciones de
primer nivel puedan entregar el café sin trasladarse grandes
distancias. Cuando el café ingresa a un CC, el personal evalúa
la calidad midiendo mancha, rendimiento y humedad;
conforme con la calidad del café y el precio garantizado por
el comercio justo, el productor recibe un pago por el grano.
En cuanto a la prima social, esta es calculada al final de la
cosecha, de acuerdo con la cantidad de café dado por cada
organización, el dinero puede ser otorgado a cada grupo o
utilizado a segundo nivel para un proyecto común. La decisión
de inversión de la prima es tomada en asamblea general.
Después, el café acopiado en los CC se traslada al
beneficio seco de la FIECH, para ello se hace uso de dos
tráileres de 30 toneladas cada uno, y de un camión tipo
torton de 15 toneladas; esos vehículos se adquirieron con el
156 Comercio justo y empoderamiento

dinero recibido por concepto de prima social. Es relevante


mencionar que en cada CC laboran cuatro personas en los
puestos de administrador, control de calidad, estibador
y velador, además, en las oficinas centrales hay cinco
personas que trabajan en el departamento de CC, lo que
refleja la complejidad del proceso de acopio, debido a los
grandes volúmenes manejados y a la necesidad de recursos
financieros para mantener esa actividad.
El análisis del funcionamiento de ese departamento
deja ver que la prima social ha sido utilizada para atender
necesidades propias de la organización de segundo nivel.
Lo anterior refleja que aun en los grupos más grandes y
con mayor trayectoria, la prima social de comercio justo
no siempre puede ser utilizada en programas de desarrollo
social de las comunidades de los productores, porque existen
otras prioridades para los socios.
En el mismo sentido económico, se observó que los
ingresos derivados de la venta de café de comercio justo
pueden no ser suficientes para solventar las necesidades
de los pequeños cafeticultores, porque de acuerdo con los
informantes de este departamento, algunos productores
fabrican sus propios tostadores y molinos para procesar una
parte del café y venderlo al menudeo a los consumidores
locales. Aunque empacan el café en bolsas de nailon, al
tostarlo y molerlo le agregan valor que les permite obtener
mayores ingresos y asegurar su sustento.

Industrialización

Cuando el café ingresa al beneficio seco, el personal


de la planta realiza un segundo control de calidad,
considerando humedad, rendimiento y control de
mancha. Enseguida, el café es maquilado separando
los granos defectuosos del café de primera calidad. Los
trabajadores preparan diferentes mezclas de granos para
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 157

obtener diversas calidades. La calidad más alta en general


se destina al mercado de exportación y se envía en forma
de café oro verde, mientras que un pequeño porcentaje se
utiliza para la comercialización nacional. La FIECH tiene
el registro nacional de la marca Biomaya, la cual maneja
cinco calidades producto de las mezclas realizadas en el
beneficio. El café que se vende con esa marca es tostado y
molido con maquinaria propia de la Federación.
La FIECH ofrece a sus clientes la posibilidad de catar
el café que desean ordenar, para ello, dentro de sus instala-
ciones cuenta con un laboratorio de catación equipado para
determinar la calidad del café e identificar las características y
atributos. Asimismo, algunos trabajadores del departamento
de industrialización han sido enviados a tomar cursos de
catación para no depender del arbitraje de terceros. Otro
servicio que se ofrece en la planta es el beneficio de café para
grupos de productores que no pertenecen a la Federación;
además, se realiza la venta de cascabillo (cáscara de café).
La infraestructura con la que cuenta la FIECH es reflejo
del empoderamiento que como colectivo han alcanzado
las 20 organizaciones que la conforman; sin embargo, no
para todos los grupos organizados de productores es posible
construir un patrimonio ni apropiarse de los procesos que
van más allá de la producción. En los casos analizados de
Veracruz, solo Catuai Amarillo cuenta con un beneficio
húmedo. Por otro lado, si consideramos la historia cafetalera
nacional es posible ver que aún después del reparto agrario las
grandes empresas controlan los procesos de transformación,
por lo que disponer de un beneficio y maquinaria para tostar
y moler el grano es un logro.
El arrendamiento del servicio de beneficio y la venta de
los desechos del café muestran la necesidad de complementar
los ingresos, por lo que de nuevo se plantea la pregunta: ¿la
participación en el mercado justo es suficiente para que los
productores alcancen una calidad de vida adecuada?
158 Comercio justo y empoderamiento

Comercialización

Del café procesado en el beneficio 85% es enviado al


extranjero como café oro verde, los destinos son EUA,
Alemania, Suecia, Holanda, Austria y Japón, siendo los
principales clientes A. van Weely B.V. en Holanda, Gepa
mbH en Alemania y EZA en Austria; estas empresas son
importadoras de productos de comercio justo reconocidas
a nivel internacional. Doce por ciento del café restante se
vende en el mercado nacional en forma de café verde, y
3% se consigna tostado y molido a la marca nacional. La
Federación cuenta con una cafetería ubicada en la ciudad
de Tuxtla Gutiérrez, donde además de ofertar el café
molido y empacado, se sirve café en taza, llegando así a la
última etapa de valor agregado en la cadena productiva.
La mayor parte de la cartera de clientes extranjeros ha
comprado café a la FIECH desde sus inicios. Los nuevos
clientes internacionales se contactan a partir de la plataforma
en internet de FLO, donde se muestra en línea un catálogo
de tostadores, el cual es utilizado para localizar a clientes
potenciales, mientras que los nacionales son detectados por
medio de ferias y en la cafetería de la empresa. El presidente
del comité directivo es quien tiene los primeros contactos
con los clientes extranjeros para dar apertura a las relaciones
de compra-venta, que usualmente serán de largo plazo.
Después, en las negociaciones de las condiciones de venta
interviene el gerente del departamento de comercialización,
quien se encarga de dar seguimiento a todos los clientes y
establecer los respectivos contratos; pero el presidente tiene
que aprobar esos documentos. Después de que el contrato
ha sido firmado por el directivo, el gerente realiza los trámites
de exportación.
En otro orden de ideas, la FIECH tiene planeado introducir
café tostado y molido a EUA bajo la marca “6onzas”. El
mercado objetivo es el mercado gourmet; sin embargo,
para implementar dicho proyecto se requiere contar con
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 159

suficiente capital para adquirir tostadoras y molinos con la


capacidad adecuada.
A partir del análisis de este departamento se observa que
la participación de la FIECH no se limita al mercado justo
certificado. La Federación ha diversificado sus ingresos
por medio de la incursión en el mercado nacional bajo una
marca propia y también ha aumentado su control sobre la
cadena productiva, ya que al ofrecer el café en taza le agrega
valor, lo que permite percibir más ingresos. Esto sin duda
tiene un impacto en el empoderamiento colectivo de la
organización, ya que fortalece su imagen local y su posición
en las negociaciones.
No obstante, el empoderamiento individual del grueso
de los socios parece no ser modificado a partir de la
comercialización. Aun cuando algunas investigaciones de
comercio justo tienden a señalar que la participación en este
mercado permite a los productores adquirir conocimiento
sobre el mercado internacional y desarrollar capacidades
para mejorar su incursión, esto no siempre es así. La
institucionalización y la profesionalización, que el propio
mercado justo exige, han provocado que la mayor parte de los
socios no participen directamente en la comercialización. Hay
que reconocer la imposibilidad de que todos los miembros
sean parte de ese proceso, aunque ello no descarta el uso de
mecanismos de difusión y aprendizaje para hacer visibles y
comprensibles los procesos al pequeño cafeticultor, a fin de
evitar que la profesionalización implique su exclusión.

Gestión de créditos

La FIECH solventa algunas de sus actividades utilizando


créditos financieros que obtiene de instituciones financieras
nacionales y extranjeras. Uno de los trabajadores de la
Federación es el responsable de gestionar esos créditos a
nombre de la FIECH o de las organizaciones de primer nivel.
160 Comercio justo y empoderamiento

Los créditos a segundo nivel se solicitan cuando los miembros


de la Asamblea y el Comité Directivo lo acuerdan. Además,
si algún grupo de primer nivel quiere solicitar un préstamo,
puede pedir al personal de la FIECH que se encargue del
proceso ante la institución correspondiente; si el crédito es
otorgado, la Federación abre una cuenta bancaria para que
los directivos de la cooperativa en cuestión hagan uso del
dinero bajo su vigilancia.
Los créditos que la FIECH ha obtenido han sido de corto
y largo plazo, y utilizados para financiar costos de modalidad
agrícola, industrialización y exportaciones. Algunas de
las instituciones que han concedido esos préstamos son
Rootcapital, Incofin y Bancaool, organismos especializados
en créditos agrícolas para pequeños productores. Las tasas
de interés de este tipo de créditos oscilan entre 9.5% y 13%
mensuales. En ocasiones, la FIECH ha concedido préstamos
a algunos de sus grupos base; el dinero proviene del fondo
de ahorro que tienen entre todas las cooperativas; esos
préstamos ascienden a los 50 mil pesos y son otorgados a
una tasa de interés mensual de uno por ciento.
García (2013) señala que acceder a los fondos
especializados privados requiere de confianza entre los
actores comerciales, sustentada en estados financieros sanos
y en la posesión de una capacidad comercial administrativa
comprobada en el tiempo. Lo anterior permite suponer
que la FIECH cuenta con esos requerimientos, reflejando
así su fortaleza económica como colectivo. A partir de las
entrevistas realizadas se encontró que la FIECH depende en
gran medida de los créditos, por lo que es recomendable
vigilar el grado de apalancamiento financiero a fin de no
incurrir en altos pagos de intereses que afecten de modo
negativo las ganancias.
La eficiencia de la FIECH en la solicitud y obtención de
créditos es alta y significativamente mayor a la que tienen
otros grupos como los analizados en Veracruz, aunque
el productor no participa en esa actividad, porque las
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 161

organizaciones de primer nivel están limitadas a entregar


la documentación requerida y firmar los compromisos
adquiridos si el crédito es concedido; es decir, la línea entre
la profesionalización de las actividades y la exclusión de los
productores es muy delgada.

Análisis de proyectos

El personal de este departamento identifica las convocatorias


a las que puede aplicar la FIECH para obtener subsidios,
créditos o recursos en especie, considerando tanto las ne-
cesidades de los departamentos de la empresa y de las
organizaciones de primer nivel, como los requisitos señalados
por los organismos que otorgan los recursos. Después,
los analistas hacen la planeación de los proyectos para
las convocatorias seleccionadas. Si el proyecto es elegido,
el departamento de Contabilidad trabajará en conjunto
con el área correspondiente (de acuerdo con el tipo de
programa) en la implementación de la planeación. La FIECH
ha obtenido recursos económicos para la construcción
de oficinas y centros de acopio, compra de maquinaria y
renovación de cafetales, por medio de la construcción de
viveros. Las instituciones que han financiado sus proyectos
son: SAGARPA, Secretaría de Desarrollo Social (SEDESOL) e
Instituto Nacional de Economía Social (INAES).
Para la FIECH aplicar a este tipo de convocatorias
implica, entre otras cosas, ejercer su capacidad de negociar
como colectivo con instituciones gubernamentales. Esto
es parte del empoderamiento, aunque el éxito que se ha
tenido al obtener recursos públicos no puede ser atribuido
directamente a la participación que tiene la Federación en
el mercado justo certificado, ya que es la propia capacidad
organizativa de los productores la que ha permitido que su
imagen grupal sea reconocida. Los beneficios de este tipo
162 Comercio justo y empoderamiento

de convocatorias se reciben a nivel colectivo, por tanto, para


algunos productores e incluso organizaciones de primer
nivel, los resultados no siempre son entendidos como
mejoras para todos los socios.
Por otro lado, aunque la certificación de comercio
justo puede funcionar como un respaldo de transparencia
y calidad, instituciones nacionales como SAGARPA están
más familiarizadas con la certificación orgánica, y en fechas
recientes han manifestado su interés en los productos de
ese tipo debido al aumento de consumidores que exigen
alimentos sanos (SAGARPA, 2014). Es posible que SAGARPA
apoye la producción y comercialización de productos
orgánicos porque se empieza a asegurar un mercado y, en
consecuencia, el pago de los créditos otorgados.

Certificación

La FIECH cuenta con dos certificaciones: la orgánica y la


de comercio justo. Dado el objetivo del presente trabajo, a
continuación se describen solo los procesos relacionados
con la certificación de comercio justo.
En la actualidad la Federación cuenta con 7,855 hectáreas
certificadas con el sello FLO. El objetivo del departamento
de Certificación respecto al sello de comercio justo es
conocer y respaldar la trazabilidad del café cosechado por
los 20 grupos que conforman la FIECH. Se requiere que
la entrada y la salida de café estén documentadas en cada
etapa del proceso, desde el acopio hasta la venta; asimismo,
es responsabilidad del área de Certificación mantenerse al
tanto de la calidad del café para verificar que se cumplan los
requerimientos de los clientes.
La prima social casi siempre se ha utilizado para mejorar
la estructura de la organización a segundo nivel, por ello
muchos productores no la ven como un beneficio, porque
el dinero no es invertido directamente en sus parcelas u
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 163

hogares, por lo que un entrevistado afirmó: “el productor


piensa que si no recibe dinero no gana”.
Lo anterior, lleva a cuestionar si existe un sentido de
identidad y pertenencia por parte de los socios y los grupos
de primer nivel hacia la FIECH, además, permite iniciar
el debate sobre las buenas intenciones definidas por las
certificadoras, pues se debe considerar qué tan alejada de
la realidad y del deseo de los pequeños productores está la
sugerencia de utilizar la prima social para apoyar programas
de desarrollo.
En cuanto al nivel de comprensión de los productores
sobre las reglas de operación del mercado justo, el gerente
señaló que los cafeticultores han recibido talleres de
capacitación por parte de la Coordinadora Latinoamericana
y del Caribe de Pequeños Productores de Comercio Justo
(CLAC) y de la certificadora FLO, donde se les explica el
funcionamiento de este mercado; sin embargo, persiste
el desconocimiento del esquema entre los socios y estos no
se acercan a las cuestiones administrativas. El encargado
del área atribuye dicha situación a que la mayoría de los
socios solo están interesados en el pago que reciben por
el café; además, el cultivo les exige mucho tiempo, por lo
que no pueden asistir a todos los talleres o involucrarse en
actividades administrativas y de comercialización. Asimismo,
reconoce que la oferta de talleres de formación sobre
comercio justo o trabajo organizativo resulta insuficiente, ya
que dichos talleres se imparten una vez al año y no se cuenta
con recursos para llevarlos a todas las comunidades donde
radican los socios.
Como se planteó en la revisión teórica y en la sección de
resultados de las organizaciones de Veracruz, la inversión
de la prima social en programas de desarrollo local
sustenta el empoderamiento colectivo que han alcanzado
las cooperativas cafetaleras, porque un grupo empoderado
apoya el empoderamiento de otros; no obstante, en la medida
en que es difícil para los productores cubrir sus necesidades
164 Comercio justo y empoderamiento

básicas, individuales o colectivas, y la prima se utiliza para


atender requerimientos dentro de la organización, se genera
desacuerdo. Por tanto, es indispensable cuestionar si las
sugerencias que dan las certificadoras sobre el uso de la
prima son las mejores posibilidades y parten de los deseos
de los pequeños productores.
Respecto de las reglas de operación del comercio
justo, el desconocimiento de los productores sobre dichos
lineamientos contribuye a su alejamiento de las cuestiones
administrativas. Con el objetivo de conservar la certificación,
la FIECH cuenta con asistentes técnicos que apoyan a los
agricultores a llenar las bitácoras de campo que solicita
la certificadora y con personal administrativo que reúne la
documentación de la trazabilidad del café. Lo anterior obliga
a cuestionar si la institucionalización y profesionalización
exigidas por el esquema de comercio justo permiten el
empoderamiento de los productores.

Gestión social

El objetivo de esta área es promover y coordinar acciones


para el desarrollo y el empoderamiento de las comunidades
donde viven los socios de la FIECH. El gerente a cargo
menciona que para cumplir el objetivo se planea actuar
en torno a nueve ejes: economía solidaria, salud, gestión
integral de riesgos, educación, promoción social, derechos
humanos, comunicación, mujeres y jóvenes, y soberanía
alimentaria. En la actualidad solo se llevan a cabo actividades
relacionadas con la promoción social, para el resto de los
ejes aún no se ha iniciado una planeación detallada de las
estrategias por seguir.
Para la Federación, la promoción social consiste en
motivar a los productores a cumplir los objetivos de su
organización de primer y segundo nivel, haciéndolos
conscientes de su papel protagónico en el desarrollo. A fin
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 165

de lograr esta meta, el personal del departamento visita


las comunidades de los socios y hace reuniones en las que
expone los planes y estrategias de la Federación.
La FIECH está en búsqueda de subsidios gubernamentales
que le permitan iniciar proyectos desde los nueve ejes
señalados, después, se espera que estos sean autosuficientes
y no dependan de apoyos económicos externos. Además,
se tiene contemplado realizar evaluaciones anuales de los
mismos para conocer su impacto en la población objetivo.
Sin duda, los planes son ambiciosos y conllevan años de
trabajo, pero el hecho de que una organización de pequeños
productores maneje términos como gestión integral de
riesgos y soberanía alimentaria, manifiesta la conciencia que
tienen sobre el entorno, al menos los directivos y el personal
de esta área; asimismo, los ejes propuestos concuerdan con
el objetivo general de la Federación.
Aunque el área de Gestión social es reciente dentro de la
FIECH, por varios años algunas organizaciones de primer nivel
han llevado a cabo acciones con incidencia en el desarrollo
local. Dentro de esas se encuentran BIOPAS y Grupo
Belisario, que se ubican en los municipios de Jaltenango y
Belisario Domínguez, respectivamente. BIOPAS mantuvo por
alrededor de ocho años un albergue educativo ubicado en la
cabecera municipal donde vivían los hijos de productores
que deseaban cursar sus estudios de preparatoria, pero ante
la falta de escuelas en sus comunidades debían viajar a la
cabecera; proporcionarles hospedaje y alimentos disminuía
los gastos de los jóvenes, pero el servicio de albergue se
suprimió cuando el gobierno construyó escuelas en más
comunidades. Por su parte, Grupo Belisario ha mantenido
por 10 años un albergue educativo en el que recibe a jóvenes
que pueden ser o no hijos de productores; en la actualidad
se da asilo a 28 estudiantes y se sostiene con recursos de la
cooperativa, donativos en especie de la Comisión Nacional
para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas y contribuciones
económicas de los padres de los menores.
166 Comercio justo y empoderamiento

Por otro lado, a segundo nivel la Federación mantiene un


albergue para los trabajadores que laboran en las oficinas o
el beneficio, el cual cuenta con dormitorios para hombres y
mujeres, quienes por cuestiones de tiempo no podrían viajar
todos los días a las instalaciones de la FIECH; además del
hospedaje, el personal recibe alimentación gratuita de lunes
a viernes. Estos servicios también se les brindan a hijos de
productores socios, mientras participan como becarios en el
área administrativa.
El área de Gestión social está desligada del depar-
tamento de Certificación, aun cuando la prima social
podría funcionar como una articulación entre ambos. Un
objetivo del comercio justo es promover el desarrollo de
las comunidades de los productores, por lo que la prima
puede ser invertida en el financiamiento de los proyectos de
gestión social.
Aunque la FIECH contempla aspectos de desarrollo
social y empoderamiento, y algunas de sus organizaciones
procuran avanzar en aspectos sociales, esto no está ligado
directamente a las características del mercado justo certi-
ficado ni a sus mecanismos de acción, ya que al revisar la
historia cafetalera de Chiapas se puede encontrar el objetivo
de lograr una vida digna como uno de los motores de la
lucha indígena.
De acuerdo con González y Nigh (2005), la visión y
el sentido de comunidad que tienen los pueblos indígenas
permite la búsqueda de una agenda más amplia centrada en
esos intereses. Historia e identidad indígena son uno de los
principales detonantes para tratar de alcanzar un desarrollo
sustentable y no solo apropiarse del proceso productivo
cafetalero.
La historia cafetalera de Veracruz y Chiapas determinó
en gran medida los objetivos para los que se aliaron
sus campesinos. Es decir, los objetivos desde los que se
constituyeron los grupos de Veracruz y Chiapas definieron
la dirección de su empoderamiento, proceso en el cual
Trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas 167

también influyó la visión del mundo de cada grupo. La


FIECH mantiene una cosmovisión indígena que se manifiesta
en sus objetivos y en sus actividades; la primacía del trabajo
colectivo, característica de dicha cosmovisión, puede ser
el elemento cohesionador que agrupa a 3,300 socios y les
ha permitido avanzar en la cadena productiva cafetalera,
aumentar su patrimonio grupal e implementar algunas
actividades para el desarrollo social.
Aunque en la búsqueda del comercio justo la unión
indígena resultó una fortaleza, esta combinación no está
exenta de debilidades, las cuales deben funcionar como
advertencias tanto para la FIECH como para los grupos que
deseen un crecimiento similar. La Federación es conocida a
nivel nacional e internacional y el sello de comercio justo le
ha valido el establecimiento de relaciones de compra-venta a
largo plazo. Dichas relaciones, junto con los créditos, apoyos
gubernamentales y las ganancias de una marca nacional, le
han permitido construir un patrimonio colectivo que incluye
oficinas, bodegas, beneficio y un laboratorio de catación. Sin
embargo, su compleja configuración (requerida hasta cierta
medida por el mercado internacional en el que se mueve
el mercado justo) ha promovido la institucionalización y la
profesionalización, excluyendo de los procesos organizativos
a la mayoría de los productores.
La exclusión se puede transformar en paternalismo
o desconfianza, cuando eso sucede la consecución de
un patrimonio colectivo será vista como un sacrificio sin
beneficio, el empoderamiento se volverá una meta imposible
y el concepto de comercio justo que inició como lucha
quedará en un plano abstracto. Para evitar los riesgos que eso
implica se requieren mecanismos de diálogo que permitan
al productor comprender las cuestiones administrativas y
participar en los planes y ejecución de los proyectos. Por
otro lado, los socios que se han empoderado a partir de su
liderazgo en el proceso de participación en el mercado justo
parecen no atribuirlo directamente a la certificación, ya que
168 Comercio justo y empoderamiento

ingresar a ese sistema fue el objetivo, pero lo que aumentó


su poder fue la formación de un colectivo, sus motivaciones
individuales e incluso las exigencias del mercado.
Conclusiones:
Entre el empoderamiento
y la exclusión

Con el panorama presentado, el comercio justo puede


ser entendido como un elemento que contribuye al
empoderamiento sin ser este el origen del mismo. La
certificación de ese sistema afecta positivamente algunos
elementos del empoderamiento individual y colectivo de
los productores; además, al comparar tanto grupos como
individuos se observa que existen otros factores que
determinan, incluso en mayor medida, el empoderamiento
alcanzado. Es indispensable comprender las limitantes
del comercio justo, porque si bien este esquema permite
que se establezcan ciertas condiciones para facilitar el
empoderamiento, no lo promueve de modo directo.
En las organizaciones veracruzanas analizadas, el
comercio justo disminuye la desventaja de los pequeños
productores en la comercialización, ya que garantiza un
precio por el café y permite el contacto directo con los
compradores. Desde un enfoque de empoderamiento, eso
significa que los productores tienen mayor control sobre
su medio de vida, pero sin que este represente mayor
participación de los socios en la cadena comercial o en los
procesos organizativos. Por otro lado, la afiliación al comercio
justo no modifica de manera significativa la comprensión de
dicho mercado, además, es posible afirmar que el concepto
no es entendido con claridad por los productores como un
esquema que promueva el desarrollo social y ecológico.

169
170 Comercio justo y empoderamiento

La comprensión del mercado y el conocimiento del


negocio que tienen la mayoría de los productores son
escasos; la mayor parte de los miembros de Catuai Amarillo
y Cafetos de Neria consideran principalmente el aspecto
económico del comercio justo. Aun cuando sus definiciones
están centradas en lo económico, los socios señalan que
los ingresos por las ventas de café en mercado justo no
son suficientes para cubrir más allá de las necesidades
básicas (comida, vestido y vivienda); incluso hay quienes
consideran que en ocasiones el precio ofrecido en el mercado
convencional es igual o superior al garantizado por el sello.
Asimismo, persiste el desconocimiento de cómo se
realizan las ventas y los procesos administrativos; sobre
todo a segundo nivel los productores no tienen claros los
planes y proyectos. En el grupo de Chiapas, debido a la
estructura compleja y profesionalizada de la Federación,
el desconocimiento se acentúa y la participación de los
cafeticultores en los procesos administrativos disminuye.
En cuanto a las habilidades y capacidades de los
productores, algunos miembros de los grupos estudiados
en Veracruz han mejorado su habilidad para expresarse,
incrementado su poder para efectuar cambios dentro
de las cooperativas y tomar decisiones que afecten su
economía; en Catuai Amarillo existen más cafeticultores
que señalaron estos cambios positivos. Dado que esta
asociación lleva trabajando en el comercio justo más años
que Cafetos de Neria, es posible que sus socios tengan
mayores avances en el proceso de empoderamiento,
aunque también se deben considerar otros factores como
la mayor capacitación que han recibido los miembros de
Catuai Amarillo.
En lo referente al empoderamiento individual se observa
que no todos los productores se empoderan igual, ya que su
avance en este proceso depende en gran medida del nivel de
información que reciban y de su involucramiento en procesos
organizativos y administrativos; en los tres grupos analizados
Conclusiones 171

los productores que muestran más empoderamiento son o


han sido directivos de sus organizaciones.
En la dimensión colectiva, el empoderamiento resulta
favorecido por la aplicación de los requerimientos de
comercio justo que priorizan la rendición de cuentas por
parte de los directivos y la toma democrática de decisiones.
Estos elementos, igual que la identidad colectiva, son
condiciones necesarias para el empoderamiento de un
grupo.
En Catuai Amarillo y Cafetos de Neria se percibe una
fuerte identidad colectiva, dado que la mayoría de los socios
manifiestan el deseo de utilizar la prima social para beneficio
grupal. No se duda de que en las cooperativas de primer nivel
de la Federación de Chiapas también exista una identidad
colectiva; no obstante, la inversión de la prima a segundo
nivel a veces genera descontento, ya que los productores no
perciben un beneficio directo.
El sentido de pertenencia de los socios hacia sus
cooperativas, y viceversa, debe promoverse a primer y
segundo nivel, de lo contrario los beneficios que no incidan
de manera directa y tangible en la vida de los productores
no serán valorados individualmente.
En lo relativo a los aspectos del empoderamiento
colectivo se identificó que la afiliación al comercio justo
promueve que las organizaciones realicen alianzas de
segundo nivel para aumentar su poder en el mercado, lo que
implica crear estructuras de cooperación. Esto incrementa
el empoderamiento colectivo porque permite mejorar la
posición de los productores en los contratos de compra-
venta de café.
Con referencia a la creación de alianzas, los grupos de
Veracruz en ocasiones han trabajado con otros productores
u organizaciones, pero los lazos no son a largo plazo y se
remiten a cuestiones puntuales. La Federación de Chiapas
muestra más avances en la creación de estructuras de
cooperación, ya que estas no se han desarrollado solo al
172 Comercio justo y empoderamiento

interior de las cooperativas, sino también hacia al exterior,


creando lazos con otros organismos.
Sin embargo, la búsqueda y consolidación de la
cooperación no se debe en particular al comercio justo,
sino que surge de la intención de diversificar y mejorar los
ingresos, así como otros aspectos sociales y políticos.
Otra característica de un grupo empoderado es que
apoye el empoderamiento de otras personas; en este caso
se concluye que a pesar de las buenas intenciones de las
certificadoras, resulta muy difícil para las cooperativas usar
la prima social como herramienta de desarrollo local.
La mayor parte de los miembros de Catuai Amarillo
y Cafetos de Neria perciben la prima social como un
premio económico desligado de cuestiones de desarrollo o
empoderamiento, y por lo general la utilizan para mejorar
los procesos de producción del café o cubrir necesidades
operativas de la organización. Aun así, Catuai Amarillo
influye de manera indirecta en el desarrollo social de su
comunidad por medio de los cursos sobre cafeticultura que
imparte a niños de la región.
De igual forma, algunas cooperativas de primer nivel
de la Federación de Chiapas implementan proyectos que
no solo benefician a los socios; además, la FIECH tiene
planeado aumentar su incidencia en el desarrollo regional.
No obstante, este tipo de actividades no se encuentran
ligadas directamente a la certificación de mercado justo.
Entonces, el comercio justo contempla mecanismos que
promueven la democracia y la rendición de cuentas, pero no
alientan de manera directa la inclusión y la participación de
la mayoría de los productores. Aunado a ello, los ingresos
recibidos por las ventas en el mercado certificado parecen
no ser suficientes para cubrir las necesidades de los socios,
por lo que resulta complejo financiar con la prima social
actividades que impacten más allá de lo que se requiere a
nivel grupal.
Conclusiones 173

Los resultados de los casos estudiados permiten iden-


tificar que no todos los aspectos del empoderamiento se
modificaron y las condiciones o factores que cambiaron
de forma positiva no lo hicieron en la misma medida; lo
que responde al hecho de que el empoderamiento no es un
proceso lineal y depende del contexto en que se analice.
A pesar de ello, debido a que sus dimensiones están
interconectadas, si aumenta el empoderamiento individual
es muy probable que aumente el colectivo. Así, en la
medida que los pequeños productores tengan la capacidad
de transformar sus espacios de acción personal, podrán
ser también capaces de intervenir en el desarrollo de sus
comunidades.
Entonces, el empoderamiento depende de una combina-
ción de confianza, habilidades propias y recursos externos
disponibles. El comercio justo puede considerarse un
recurso externo que tendrá éxito en la promoción del
empoderamiento si aumenta el conocimiento general de
los productores sobre el mercado y el propio esquema
de comercio justo, además de permitir la inclusión y
participación de la mayoría de los socios. Pero, como ya
se enuncia, existen otros elementos que condicionan la
existencia del empoderamiento, por ejemplo: la fuerza
y experiencia de la organización, la motivación de los
dirigentes y los contactos con otras instituciones o grupos.
Si se analizan esas relaciones se puede entender por
qué los integrantes de Catuai Amarillo (individual y
colectivamente) están más empoderados que los de Cafetos
de Neria.
Catuai Amarillo lleva más años conformada como una
cooperativa, lo que, por un lado, permite mayor consolidación
grupal y, por otro, dota de más experiencia individual a
cada productor; además, esos cafeticultores han tomado
mayor número de capacitaciones que han contribuido a su
formación. Con esto se quiere destacar que, el comercio
174 Comercio justo y empoderamiento

justo es solo un elemento del empoderamiento, pero no su


detonante.
Asimismo, la influencia de los grupos en la comunidad
depende de los intereses de los socios y de los objetivos que
se plantearon al integrarse, es decir, de la naturaleza de
la asociación. Además, de acuerdo con lo que se examinó
sobre las trayectorias cafetaleras de Veracruz y Chiapas, los
intereses están influidos por el contexto histórico y actual.
En ese sentido, la forma en que se empodera un grupo
también está determinada por su historia y contexto social.
A fin de complementar el análisis del empoderamiento, a
continuación se explica brevemente cómo el comercio justo
impacta en ciertos tipos de poder. Debido a los requisitos
impuestos por las certificadoras del mercado justo, varios
grupos de primer nivel, como Catuai Amarillo, Cafeto de
Neria y las organizaciones de la FIECH, han decidido aliarse
con otras asociaciones a segundo nivel para conseguir
mejores contratos de compra-venta de café, lo que implica
la creación de estructuras de cooperación entre los grupos.
De esa forma, se observa un aumento del “poder para”,
el cual es un poder productivo que crea posibilidades y
acciones sin dominación, debido a que se enfoca en cumplir
algo que se estableció de forma colectiva. Asimismo, se ha
disminuido el “poder sobre” que estaba implícito en las
relaciones de dependencia de los pequeños productores
hacia los intermediarios, los cuales quedan fuera de la
comercialización en el mercado justo. Solo queda pendiente
aumentar el “poder con”, porque hace falta que la mayor
parte de los integrantes de los grupos participen activamente
en planes y proyectos a primer y segundo nivel.
Desde un punto de vista metodológico, en esta
investigación se realizó un análisis mixto, el cual partió
de una definición de empoderamiento elaborada desde el
sector académico. Por ello, se reconoce que para un examen
más profundo del proceso de empoderamiento es necesario
que los actores definan por sí mismos este concepto y
Conclusiones 175

señalen qué diferencias han observado en sus actitudes y


capacidades a partir de su ingreso en el comercio justo.
Sería enriquecedor comparar la perspectiva de los
implicados contra el análisis puntual de los conceptos y
elementos de empoderamiento que se señalan en la teoría.
Aquí, la metodología empleada permitió realizar tanto el
análisis de las capacidades de los individuos como el de las
estructuras del comercio justo.
Respecto al examen de las estructuras, se concluye que,
si las estructuras de cooperación en el trabajo administrativo
y organizativo permanecen jerárquicas o no se acompañan
con otros procesos que permitan la comprensión y el
acercamiento de la mayoría de los socios, tal vez los únicos
miembros que resulten empoderados sean los directivos.
En la Federación de Chiapas está muy marcada la
exclusión del productor de algunos procesos, pero en los
grupos de Veracruz también se presentan situaciones en las
que los socios muestran desconfianza hacia la organización de
segundo nivel, debido al desconocimiento y al hecho de que
se sienten excluidos. Esas fallas deben ser una advertencia
para las certificadoras y las propias organizaciones, ya que sus
acciones tienen que retomar como eje central del mercado
justo al pequeño productor, para que en verdad existan
posibilidades de alcanzar un desarrollo local sustentable.
Anexos
ANEXO 1
Guía de entrevista a presidentes de
Catuai Amarillo y Cafetos de Neria

1. ¿En qué año inicia operaciones Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria?

2. ¿Cómo surgió esta organización?

3. ¿Podría describirme el organigrama de la organización?

4. ¿De qué forma se realiza la selección de los dirigentes?

5. ¿Qué requisitos deben cumplir los productores


de café para ser parte de la organización?

6. ¿La organización cuenta con un reglamento interno


que rija su funcionamiento? Si la respuesta es SÍ
preguntar ¿Qué operaciones están definidas dentro
del reglamento? Y solicitar acceso al documento.

7. ¿Cuáles han sido los principales cambios que


ha sufrido la organización desde su origen?

8. ¿Cuáles han sido los principales


logros de la organización?

9. ¿Cuáles son las perspectivas a futuro de


Catuai Amarillo/Cafetos de Neria?

10. ¿Bajo qué modalidades comercializan el


Café? (Café cereza, tostado, molido, etc.)
Y ¿En qué tipos de mercado?

11. ¿Aproximadamente qué porcentaje del café producido


por la organización es vendido en el comercio justo?

179
180 Comercio justo y empoderamiento

12. ¿Cuándo y por qué la organización decidió


incorporarse al esquema de comercio justo?

13. ¿Qué expectativas tuvo usted cuando la organización


decidió participar en el comercio justo?

14. ¿En qué medida se ha cumplido lo que usted esperaba?

15. ¿Qué responsabilidades tiene usted como líder?

16. ¿Qué ventajas o beneficios ha tenido Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria como organización
al participar en el comercio justo?

17. ¿Qué desventajas o problemas ha enfrentado


Catuai Amarillo/Cafetos de Neria como
organización al participar en el comercio justo?

18. ¿Cuáles son los derechos y las responsabilidades


que tienen como cafeticultores que
participan en el comercio justo?

19. ¿Se han comunicado a todos los cafeticultores de


la organización los derechos que tienen por formar
parte del esquema de comercio justo? Si la respuesta
es SÍ preguntar ¿Cómo se ha promovido que los
cafeticultores conozcan y ejerzan estos derechos?

20. ¿Han recibido alguna capacitación por participar


en el comercio justo? Si la respuesta es SÍ preguntar
¿Qué tipo de capacitación? Y ¿Quién la ha dado?

21. ¿Con qué frecuencia se reúne Catuai Amarillo/


Cafetos de Neria con INCAFESAM?

22. ¿Cómo se toman las decisiones dentro


de INCAFESAM?
Anexos 181

23. ¿Catuai Amarillo/Cafetos de Neria tiene la capacidad


de negociar dentro de INCAFESAM? Si la respuesta
es SÍ preguntar ¿Qué es lo que ha negociado?

24. ¿Participar en el comercio justo le ha


permitido a Catuai Amarillo/Cafetos de Neria
acceder a algún préstamo o crédito?

25. ¿Catuai Amarillo/Cafetos de Neria ha tratado


de tener mayor participación y responsabilidad
dentro de la cadena de comercialización de
comercio justo? Si la respuesta es SÍ preguntar
¿De qué forma se ha tratado de hacer esto?

26. ¿La organización recibe el pago de prima social


derivado del comercio justo? Si la respuesta es
SÍ preguntar ¿Para qué objetivos es utilizada esta
prima? Y ¿Cómo deciden a qué se destinará?

27. ¿Catuai Amarillo/Cafetos de Neria ha invitado a otros


grupos a participar en el comercio justo? ¿Por qué?

28. ¿La organización mantiene vínculos con otros


grupos? Si la respuesta es SÍ preguntar ¿Con cuáles
organizaciones tiene interacción y por qué motivos?

29. ¿Han tenido que negociar con otras


organizaciones o con alguna autoridad? Si
la respuesta es SÍ preguntar ¿Para qué?

30. ¿La organización contribuye de alguna forma


al desarrollo social de la comunidad? Si la
respuesta es SÍ preguntar ¿De qué forma?

31. ¿Considera que el comercio justo ha motivado a Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria a realizar alguna actividad
dentro de la comunidad además de la venta de café?
Si la respuesta es SÍ preguntar ¿Qué actividades?
182 Comercio justo y empoderamiento

32. ¿Cómo es la relación entre Catuai Amarillo/


Cafetos de Neria y la comunidad? ¿Considera
que el comercio justo influye en esta relación?
Si la respuesta es SÍ preguntar ¿Por qué?

33. ¿La organización ha pensado en mejorar su


imagen ante la comunidad? Si la respuesta
es SÍ preguntar ¿Cómo planea hacerlo?

Al finalizar la entrevista solicitar los siguientes datos y asegurar la


confidencialidad de la información.

• Nombre completo:
• Género: M ( ) F ( )
• Edad:
• Escolaridad:
• Puesto dentro de la asociación cafetalera:
• Antigüedad en ese puesto:
• Antigüedad como integrante de la asociación:
Anexos 183

ANEXO 2
Encuesta aplicada a los socios de
Catuai Amarillo y Cafetos de Neria

El objetivo del presente cuestionario es conocer los cambios que


ha tenido el productor a raíz de que participa en el comercio justo.

¿Cuál es su ocupación principal?

¿Desde hace cuántos años se dedica a producir café?

¿Cuántos años tiene de pertenecer a Catuai Amarillo/Cafetos


de Neria?

Dimensión individual

SÍ NO
1. ¿Le han explicado cómo funciona
el comercio justo?
2. ¿Ha recibido alguna capacitación por
participar en el comercio justo?

3. ¿Qué entiende por comercio justo?

4. ¿Cuáles son los requisitos con los que debe cumplir


el café para ser vendido en el comercio justo?
184 Comercio justo y empoderamiento

5. Mencione tres derechos que tiene como


productor de comercio justo.

6. Mencione tres obligaciones que tiene


como productor de comercio justo.

7. ¿A partir de su afiliación al comercio justo los ingresos


que recibe por la venta de café han cambiado?
□ Mis ingresos crecieron en gran medida.
□ Mis ingresos crecieron un poco.
□ Mis ingresos permanecen iguales.
□ Mis ingresos disminuyeron un poco.
□ Mis ingresos disminuyeron en gran medida.

Los ingresos que recibe por la venta de café


en el comercio justo le han permitido:

SÍ NO
8. Cubrir sus necesidades de comida,
vestido y vivienda.
9. Cubrir gastos de salud y educación.
10. Ahorrar dinero.
11. Adquirir alguna propiedad o terreno.
12. Realizar alguna construcción.
13. Adquirir maquinaria, equipo o insumos
para mejorar la producción cafetalera.
Anexos 185

14. ¿A partir de su afiliación al comercio justo le ha


sido más fácil solicitar y obtener un crédito?
□ No tengo ningún crédito.
□ No ha sido más fácil solicitar ni obtener un crédito.
□ Sí, me siento más seguro para solicitar un crédito.
□ Sí, me siento más seguro y logré obtener el crédito.

15. ¿Tiene mayor control sobre la venta de café


de comercio justo que el control que tenía al
vender el café en el mercado convencional?
□ Sí □ No
¿Por qué?

A partir de su afiliación al comercio justo

SÍ NO
16. Puede expresar mejor sus ideas y preocupaciones
sobre el trabajo organizativo a los
dirigentes de la asociación.
17. Considera que tiene más capacidad de efectuar
cambios dentro de la organización.
18. Ha propuesto acciones o actividades para mejorar
alguna situación dentro de la organización.

19. En comparación a cuando no participaba en el


comercio justo, ¿considera que ahora tiene más
poder al tomar decisiones importantes que afectan
el aspecto económico o productivo de su vida?
□ Sí □ No

20. ¿Conoce cómo INCAFESAM negocia las


condiciones de venta del café?
□ Sí □ No

21. ¿Recibe información sobre el proceso de


venta del café de comercio justo?
□ Sí □ No
186 Comercio justo y empoderamiento

22. ¿Qué tipo de información?


Puede seleccionar más de una opción.
□ El nombre del comprador.
□ La cantidad total de café vendido.
□ Condiciones físicas con las que debe cumplir el café.
□ Fecha para entregar el café.
□ Precio pagado.
□ Fechas de pago.
□ Costos y ganancias totales.
□ Otra:

23. ¿Conoce los planes que tiene Catuai Amarillo/


Cafetos de Neria como organización?
□ Sí □ No
Mencione alguno:

24. ¿Recibe información sobre los planes que tiene


INCAFESAM para participar en el comercio justo?
□ Sí □ No
Mencione alguno:

Dimensión relacional

25. ¿En qué medida el comercio justo ha afectado su


capacidad de negociar dentro de la organización?
□ La ha mejorado.
□ Permanece igual.
□ La ha deteriorado.

26. ¿En qué medida el comercio justo ha afectado su nivel de


participación en el proceso de comercialización del café?
□ La ha mejorado.
□ Permanece igual.
□ La ha deteriorado.
Anexos 187

27. ¿De qué forma se toman las decisiones relacionadas con


el comercio justo en Catuai Amarrillo/Cafetos de Neria?
□ Todos los miembros votamos y lo que
decida la mayoría es lo que se hace.
□ Los dirigentes de nuestra organización escuchan
nuestras opiniones y ellos toman una decisión.
□ Los dirigentes de nuestra organización
toman las decisiones sin consultarnos.
□ No estoy enterado de cómo se toman las decisiones.

28. ¿Cómo se decide qué cantidad de café aportará cada


productor para la venta en el comercio justo?
□ Todos los miembros votamos y lo que
decida la mayoría es lo que se hace.
□ Los dirigentes de nuestra organización escuchan
nuestras opiniones y ellos toman una decisión.
□ Los dirigentes de nuestra organización
toman las decisiones sin consultarnos.
□ No estoy enterado de cómo se toman las decisiones.
□ De acuerdo con la capacidad de la
finca de cada productor.

29. ¿Dentro de la organización existen espacios


o tiempo para el intercambio de ideas?
□ Sí □ No
Si su respuesta fue NO, pase a la pregunta número 40.

30. ¿En qué medida el comercio justo ha afectado


el intercambio de ideas entre los
miembros de la organización?
□ Lo ha mejorado.
□ Permanece igual.
□ Lo ha deteriorado.

31. ¿Considera que alguno de los productores de Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria ha sido discriminado
durante las actividades de comercio justo?
□ Sí □ No
188 Comercio justo y empoderamiento

32. ¿Los dirigentes de Catuai Amarillo/


Cafetos de Neria representan sus intereses
dentro y fuera de la organización?
□ Completamente.
□ Parcialmente.
□ No.

33. ¿En qué medida el comercio justo ha afectado


la representación de sus intereses por parte
de los dirigentes de la organización?
□ Lo ha mejorado.
□ Permanece igual.
□ Lo ha deteriorado.

Dimensión colectiva

34. ¿Me podría explicar qué es la prima


social de comercio justo?
□ Sí □ No

35. ¿Para qué utiliza la prima social Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria?
□ Para mejorar el proceso de producción
de café o comprar equipo o material
que requiere la organización.
□ Para apoyar proyectos que mejoren la comunidad.
□ La prima social se reparte entre todos los productores.
□ Para otra cosa:
Anexos 189

36. ¿Cómo se decide en qué se utilizará la prima social?


□ Los dirigentes de la organización deciden
en qué invertir la prima social.
□ Entre todos los productores decidimos
en qué usar la prima social.
□ De otra forma:

37. ¿Para qué cree usted que debería ser


utilizada la prima social?
□ Para mejorar el proceso de producción
de café o comprar equipo o material
que requiere la organización.
□ Para apoyar proyectos que mejoren la comunidad.
□ La prima social debe repartirse individualmente
entre todos los productores.
□ Para otra cosa:

38. ¿Catuai Amarillo/Cafetos de Neria participa en


algún proyecto para mejorar la comunidad?
□ Sí □ No □ No lo sé

39. ¿En qué proyecto?

40. ¿Considera que el comercio justo ha provocado


que Catuai Amarillo/Cafetos de Neria
participe o influya en su comunidad?
Si su respuesta es SÍ, favor de indicar por qué.
□ Sí □ No
190 Comercio justo y empoderamiento

41. ¿Catuai Amarillo/Cafetos de Neria ha establecido alianzas


con otras organizaciones o personas de la comunidad?
□ Sí □ No □ No lo sé

42. ¿Con qué organizaciones o personas se ha aliado


Catuai Amarillo/Cafetos de Neria? Y ¿Para qué?
Organización/Persona:

¿Para qué? Objetivo y acciones realizadas:

43. ¿Considera que el comercio justo ha promovido


que Catuai Amarillo/Cafetos de Neria trabaje con
otras organizaciones o personas de su comunidad?
Si su respuesta es SÍ, favor de indicar por qué.
□ Sí ¿Por qué?

□ No

44. Cuando alguno de los miembros de Catuai


Amarillo/Cafetos de Neria ha tenido un problema,
¿la organización le ha brindado apoyo?
□ Sí □ No

• Nombre completo:
• Género: M ( ) F ( )
• Edad:
• Escolaridad:
• Puesto dentro de la asociación cafetalera:

• Antigüedad en ese puesto:


• Antigüedad como integrante de la asociación:
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Comercio justo y empoderamiento. Realidades y expectativas de los pequeños
cafetaleros en Veracruz y Chiapas de Sandra Ramírez García y Martha Elena Nava
Tablada se imprimió en diciembre de 2019 en la Editora de Gobierno del Estado,
siendo Gobernador del Estado, Cuitláhuac García Jiménez y Director General de
la Editora de Gobierno, Israel Hernández Roldán. Edición: Sandra Ramírez García
y Martha Elena Nava Tablada. Corrección de estilo: Aída Pozos Villanueva y María
Elena Contreras Costeño. Diseño editorial: Fausto Pastoressa Valdés. Formación:
Dalila Islas Ladrón de Guevara. Diseño de portada: Gladys Patricia Morales Martínez.
El tiraje consta de 300 ejemplares más sobrantes para reposición.

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