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CONSTITUCIÓN Y MOTIVACIÓN EN LA VALORACIÓN PROBATORIA

Rodrigo Rivera Morales1

Las leyendas de la Justicia encubren con un velo pintado las miserias de lo


cotidiano
A Nieto
“Costumbres intelectuales que fueron útiles y sanas pueden, a la larga entorpecer
la investigación de la verdad”
Gaston Bachelard

Cuestiones preliminares sobre la sentencia

Los jueces tienen la obligación de resolver todos los casos que dentro de su
competencia les fueren planteados. Las decisiones de los jueces deben estar
fundadas en derecho, lo que implica que siempre podrán cumplir esa obligación 2.
Esto significa que en derecho siempre se encuentra una solución, al menos, para
cualquier problema planteado (vid 19 CPC venezolano, artículo 37 numeral 8°
CPC colombiano). El juez debe dictar sentencia en todo caso que conozca.

La sentencia es el acto procesal por el cual el juez emite un


pronunciamiento definitivo, estableciendo el derecho que debe aplicarse en la
situación jurídica que presentaron las partes, y definiendo el alcance que tiene
dicha resolución. En ella se vuelca el juicio del juzgador sobre la conformidad o
disconformidad de la pretensión procesal con el derecho y, en consecuencia,
decide estimarla o rechazarla, poniendo fin al proceso3.

1
Doctor en Derecho Universidad de Salamanca. Maestría en Planificación y Desarrollo Regional.
Especialista en Derecho Procesal. Especialista en Derecho Constitucional. Especialista en Derecho
Penal General. Especialista en Derecho Penal Especial. Profesor Universitario de Pre y Postgrado
en Universidades Nacionales y Extranjeras invitado: España: Universidad de Salamanca,
Colombia: Universidad de Medellín, Universidad Libre, y Pontificia Universidad Católica de Perú.
Miembro del grupo de Investigación IUDICIUM Universidad Salamanca. Miembro del Consejo de
Redacción de la Revista de Derecho Procesal de la Universidad de Valencia-España.
Vicepresidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Procesal. Presidente del Instituto de
Derecho Procesal Colombo-Venezolano. Autor de varias obras jurídicas.
2
BULYGIN, Eugenio (2003), “Los jueces ¿crean derecho? Buenos Aires: ISONOMIA N° 18/abril
2003, p. 9.
3
ORTELLS RAMOS, M. (2005). Derecho Procesal Civil, ob. cit. p. 422.
En la sentencia tiene que resolverse el problema planteado como objeto del
proceso y las cuestiones que inciden en el sentido de la resolución sobre él, o
también cuestiones de naturaleza procesal, que impiden un pronunciamiento
sobre el fondo. Así pues, junto a la obligación de dictar decisiones que resuelvan
los litigios y que sea conforme a derecho, el juez debe motivar dichas decisiones.
La obligación de motivar es un aspecto o un elemento integrante de la obligación
de dictar sentencia, dado que la decisión no es cualquier decisión sino motivada y
conforme a derecho4.

Indudablemente que el acto de decisión es bastante complejo. Para arribar


a la estructura material debe realizar operaciones racionales dificultosas. Está
formado por tres partes principales: a) el razonamiento decisorio mediante el cual
llega al descubrimiento para formular unos hechos probados; b) la sustentación de
hecho y derecho y, 3) la argumentación racional en la justificación de la decisión5.

En casi todos los códigos procesales las normas que regulan la sentencia
exigen que en la motivación se realice un examen crítico de las pruebas. La
motivación es una garantía puesto que se erige en la forma instrumental para
legitimar que el poder del juez actúe racionalmente. Entendida la motivación en
esta concepción como instrumento para evitar la arbitrariedad del poder judicial.
Vale señalar que la motivación se configura como una dimensión político-jurídica
garantista, de tutela de los derechos. A manera de despejar nuestra asunción
teórica sobre la motivación diré en forma simple que una sentencia está motivada
si en su justificación se aducen buenas y rectas razones

El deber del juez de motivar la sentencia tiene un correlato con el derecho


del justiciable de conocer porque se le sentencia. Se trata de un aspecto del
debido proceso que configura para el ciudadano un derecho. No solo se ampara
en el debido proceso sino que forma parte de la tutela efectiva. El justiciable tiene
que conocer exactamente porque la sentencia obra en su contra, pues, este

4
HERNÁNDEZ MARÍN, Rafael (2005), Las obligaciones básicas de los jueces, Barcelona: Marcial
Pons, Ediciones jurídicas, p. 143.
5
TARUFFO, Michele (2009), "La motivación de la sentencia”, en obra recopiladora de escritos de
Taruffo Páginas sobre Justicia Civil, ob. cit. p. 520.
conocimiento le permite fundamentar la impugnación de la decisión y solicitar su
anulación o corrección. Tiene derecho a conocer que se da o se tiene por probado
en su contra.

En el procesalismo garantista contemporáneo se sostiene que atender los


hechos como paso previo a la decisión judicial significa un adelanto en la
interdicción de la arbitrariedad y en la garantía de sentencia racional y justa. De
suerte que en la oportunidad de sentencia el juzgador hará un estudio exhaustivo
de los hechos puestos a su conocimiento, valorará con las reglas procesales y la
sana crítica la prueba producida por las partes, qué significa o qué debe
entenderse como verificados los enunciados fácticos de las partes en cuanto a su
correspondencia con los hechos probados y la realidad y aplicará el derecho que
considere pertinente6. Es decir, dirá los hechos H1, H2, H3,….Hn son
comprendidos en la Hipótesis fáctica Hf de la norma, dando los argumentos
porqué se considera así, por tanto se aplica la consecuencia jurídica de la norma.
Debe recordarse que los hechos se verifican o se establece grado de
demostración mediante la práctica de los medios probatorios. Obviamente, fijar los
hechos está contenido en la formación de la prueba.

La formación de la prueba

Partiremos de la idea que la prueba se forma en el proceso. Antes del


proceso lo que existen son fuentes de prueba, nos parece conveniente recordar lo
que ya se dijo sobre ella. Qué fuente es un concepto metajurídico, extrajurídico o
a-jurídico, que corresponde forzosamente a una realidad anterior y extraña al
proceso. Las fuentes preexisten al proceso. Así la fuente de prueba existirá con
independencia de que se siga o no el proceso, aunque mientras no se llegue a él
su existencia carezca de repercusiones jurídicas. Ella contiene una impresión o
percepción de hechos ocurridos. Hechos que pueden ser discutidos en un
proceso. En el proceso se discuten son las afirmaciones sobre hechos del pasado.

6
GOZAINI, Osvaldo (2005), Elementos de Derecho Procesal Civil, Buenos Aires, Editorial
Rubinzal-Colzoni. p. 378.
A través de los medios de prueba llevamos las fuentes al proceso para
verificar los contenidos materiales de las afirmaciones realizadas por las partes.
Cuando las partes hacer oferta probatoria, en realidad lo que hacen es manifestar
de que fuentes disponen7, y a través de que medios probatorios pueden
trasladarlas al debate probatorio. En la admisibilidad el juez autorizará acerca de
los medios para traer las fuentes al proceso.

Así tenemos que el hecho que fue observado por el testigo y percibido por
su psiquis es preexistente al proceso y esa percepción del hecho existirá así no
haya proceso. Esos testigos son fuente de prueba, y los llevaremos al proceso
mediante la prueba testimonial. Su testimonio se produce en el debate probatorio,
en este sentido puede decirse que se realiza o práctica en el proceso, conforme a
las reglas procesales, en debate contradictorio y público, obteniéndose una
declaración que tiene un contenido material, o datos o informaciones.

Puede observarse que la formación de la prueba es un proceso, pues pasa


por una serie de etapas. El proceso judicial –como proceso de cognición- se nutre
de las fuentes de prueba a través de la práctica de los medios probatorios y de allí
el juez obtiene un conocimiento, Conocimiento que es relativo y parcial. Es así
mediante la práctica de los medios en el debate probatorio que el juez puede
llegar a conocer si un evento pasado ocurrió de tal o cual manera.

Bajo estas premisas es forzoso concluir que para el juez, quien es quien
debe declarar qué está probado y que no, la prueba se forma como producto en el
proceso contradictorio que le posibilita o nutre su conocimiento para realizar el
procedimiento intelectivo de inferencias y conexiones entres los medios y datos
disponibles.

La realización de las fuentes en el proceso tienen como función aportar los


datos o informaciones que poseen, en forma bruta cuando se trata de medios
personales no valorativos –testigos, partes-, y en forma de conclusiones
inferenciales cuando se trata de valoración técnica o científica de los hechos o
cosas – dictamen de expertos-. Obviamente tiene una función cognoscitiva, pues a
7
SENTÍS MELENDO, Santiago (1979), La Prueba, Buenos Aires, Editorial EJEA, p. 152.
través de ellas se obtienen datos empíricos que posibilitan la verificación o no de
una hipótesis, es decir, tiene una función confirmatoria. Siguiendo a TARUFFO 8
debe asignársele a este proceso de práctica de medios probatorios una función
demostrativa, no en el sentido deductivo, sino el significado más amplio que le
asigna el sentido común.

En el proceso garantista debe darse con todas las garantías un proceso de


cognición. Dice FERRAJOLI9 que “Podemos llamar poder de cognición a la suma
de los tres poderes: del poder de denotación jurídica, del poder de verificación
fáctica y del poder de connotación equitativa”. Esto indudablemente exige la
presencia de un modelo epistemológico que coadyuve a la decisión correcta
ajustada la verdad.

Este modelo epistemológico racional parte de la formación de la prueba en


el proceso mediante debate libre, público y contradictorio ante juez imparcial.
Debe entenderse el contradictorio como la posibilidad para las partes de
cuestionar preventivamente todo aquello que pueda influir en la decisión final 10. Es
la posibilidad real de refutar los medios y fuentes que se practican en el proceso.

Desde el punto de vista constitucional el proceso está impregnado del


principio democrático, lo cual implica la libertad, el contradictorio, la participación
de las partes, lo público y el control de la decisión judicial. Con mayor razón, la
prueba que es el sustento de la sentencia, debe formarse bajo esos principios. De
suerte que la prueba que fundamenta la decisión judicial y que el juez declara bajo
la fórmula está probado que …,se ha formado con la participación de las partes en
esa relación dialéctica contradictoria del debate probatorio y ante el juez. En un
Estado constitucional democrático, en un sentido técnico jurídico, no puede haber
prueba pre-constituida o existente antes del proceso, existen fuentes que
contendrán indicios, huellas, marcas, vestigios, signos o símbolos, pero que

8
TARUFFO, Michele (2002), La prueba de los hechos, Madrid. Editorial Trotta, pp. 349 y ss.
9
FERRAJOLI, Luigi (1995), Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal, Madrid, Editorial
Trotta, p. 38.
10
GUZMÁN, Nicolás (2006), La verdad en el proceso penal, Buenos Aires: Editorial Editores del
Puerto, p. 137.
deberán los medios probatorios que los trasladen practicarse en debate libre y
contradictorio para que pueda tenerse como resultado probado un hecho.

No hay duda que la prueba se forma en el debate probatorio. Pues, es allí,


donde el derecho de defensa encuentra su más alta afirmación. El contradictorio
permite actuar a las partes en condiciones de paridad –igualdad-, sobre los temas
que luego serán objeto de la decisión judicial. En el proceso probatorio este
debate se da en forma dialéctica afirmación-refutación, demostración-
indeterminación o duda, presentación-impugnación, etc. Obviamente, se dirá que
puede formarse fuera del proceso prueba, como el caso de la prueba anticipada.
Debe tenerse claro que sólo podrá formarse prueba anticipada si se produce con
todas las garantías, incluido el contradictorio. Pero además, una vez realizada
puede hacer lo que se llama el contradictorio sobre la prueba, que no es más que
le control sobre la prueba producida. Esto significa que se podrá ejercer el control
si ella satisface los requisitos exigidos y que la justifican (indicación de parte,
notificación de parte, contradictorio, indisponiblidad futura de la fuente, etc.), así
mismo sobre su fiabilidad, y si efectivamente satisface los requisitos que el debido
proceso impone11.

Así pues, que el contradictorio en el debate probatorio permitirá el


sometimiento de las hipótesis en confrontación a diversas verificaciones
contrarias, mediante la presencia de fuentes a través de los medios de prueba. En
este sentido en los epígrafes siguientes trataremos de presentar los diversos
medios probatorios que se pueden ofertar al proceso, desde el punto de vista de la
traslatividad de las fuentes o de los datos o informaciones que posibiliten la
reproducción imaginaria como sucedieron los hechos en controversia.

Sentencia como decisión racional

Así las cosas, se plantea como una tarea del procesalismo científico
contemporáneo la fundamentación y exigencia de que la decisión judicial esté

11
RIVERA MORALES, Rodrigo (2011), La Prueba: análisis racional y práctico, Madrid: Editorial
Marcial Pons, pp. 345 y ss
sustentada sobre un conocimiento racional sostenido en la práctica y formación de
la prueba. El problema mayor que confronta este tipo de conocimiento radica en
cómo conocer los hechos que no se pueden observar, sea porque se trate de
hechos pasados o porque no son observables directamente, o incluso sean
hechos del futuro.

Esto significa que se deben generar un conjunto de reglas que nos permitan
determinar si una hipótesis determinada se puede considerar verdadera. Se trata
de formar reglas que nos procuren la fijación de los grados de confirmación,
sustentabilidad y aceptabilidad de una hipótesis, así como el grado de refutación y
exclusión o rechazo de la hipótesis contraria u otras hipótesis.

Así pues, la motivación constituye un elemento crítico, valorativo y lógico,


que consiste en el conjunto de razonamientos de hecho y de derecho en que el
juez apoya su decisión. Dice CALAMANDREI que la motivación “constituye el
signo más importante y típico de racionalización de la función jurisdiccional”. La
motivación es un control de sentido jurídico. En la doctrina venezolana CUENCA 12
expresa que “la motivación es un conjunto metódico y organizado de
razonamientos que comprende los alegatos de hecho y de derecho expuestos por
las partes, su análisis a la luz de las pruebas y de los preceptos legales y el criterio
del juez sobre el núcleo de la controversia”.

No obstante, estas notas preliminares, debemos mostrarnos de acuerdo


con IGARTUA13 que hay escasez de estudios históricos sobre la motivación de la
sentencia, cuestión que se observa con preocupación más en los países
latinoamericanos. Esto para contestar algunas preguntas como:¿se ha
incrementado con la modernización de las Constitución la “racionalidad” en la
aplicación del Derecho? ¿Es posible fundamentar, actualmente, las sentencias de
una manera significativamente mejor (más “científica”) que hace diez, veinte o

12
CUENCA, Humberto (1980), Curso de Casación Civil, Caracas: Edita Universidad Central de
Venezuela, p. 132.
13
IGARTUA SALAVERRÍA, Juan (2003), La motivación de las sentencias, imperativo
constitucional, Madrid: Centros de Estudios Políticos Constitucionales, p. 7.
cincuenta años?. Preguntas válidas, especialmente, cuando no hay precisión en el
alcance del deber de motivar y el significado garantista del mismo.

Sobre la problemática de la motivación hay muchos interrogantes que hay


que responder o resolver. Entre ellos: qué es motivar, qué cosas se motivan en
una sentencia, cómo se motivan, si todas de la misma manera, con destino a
quiénes se motiva, cómo se controla la motivación, como se corrige los defectos
de motivación, entre otros14.

Lo primero que debemos aclarar es si la motivación debe entenderse como


una garantía constitucional. Incuestionablemente que si debe aceptarse con ese
rango. Tanto en Venezuela como Colombia en los artículos consagratorios de la
tutela efectiva15 y el debido proceso 26 y 49 CRBV y 29 y 86 C Colombiana, así
como en España en lo referente a la tutela efectiva en su artículo 24
constitucional, como expresamente en el artículo 120 CE, se extrae que el
ciudadano en juicio tiene derecho a saber porque hay un fallo en su contra.
Cuando las normas constitucionales consagran que el justiciable tiene derecho a
impugnar las decisiones de condena lleva implícito que para ejercer ese derecho
debe conocer las razones que fundamentan la decisión.

No tenemos dudas que la motivación de las decisiones judiciales es un


Derecho Fundamental amparado en las Constituciones que proscribe la
arbitrariedad en las resoluciones judiciales y cumple el rol sustancial de legitimar la
función jurisdiccional en la medida que vincula al juez a la supremacía
constitucional, además se efectiviza el control de la actividad jurisdiccional no
solamente por parte del litigante sino también por la sociedad 16. De esta forma las
partes procesales conocen en qué se fundamenta la decisión en torno a su
controversia, además que posibilita la efectividad de la impugnación al descubrir
14
RIVERA MORALES, Rodrigo (2011), La Prueba: análisis racional y práctico, ob. cit. p.350.
15
JURISPRUDENCIA. VENEZUELA TSJ. SALA CONSTITUCIONAL. Sentencia N° 1082, de fecha
01 de junio de 2007, expediente N° 07-0323, Magistrado ponente Francisco Carrasquero López.
“En efecto, entre las exigencias de la tutela judicial efectiva y del debido proceso se encuentra la de
dar respuesta motivada y fundada en derecho, a las cuestiones suscitadas en el proceso que
ameritan un pronunciamiento judicial”.
16
SOLIS ESPINOZA, Jorge Alfredo (s/f), La motivación de las resoluciones judiciales. Trabajo
mimeografiado.
las falencias que contenga en cuanto a su razonamiento fáctico y de derecho, lo
cual permite el control de la decisión en la instancia. Dijo el profesor español
GUASCH FERNÁNDEZ17 que “La motivación de las resoluciones judiciales no sólo
supone la interdicción de la arbitrariedad y, por tanto, evidencia que el fallo de una
resolución no es un simple y arbitrario acto de voluntad irracional del juzgador sino
una decisión razonada en términos de derecho; también responde al principio del
Estado democrático de derecho”.

La sociedad democrática exige cada vez más la transparencia e idoneidad


del poder público. Entre sus reclamos figura la transparencia de las decisiones
judiciales. El público reclama la “racionalidad” del aparato judicial y exige una
“justicia cuasi- divina”. Pero: ¿Son verdaderamente realistas estas pretensiones?
Una respuesta desagradable nos la ofrece, de una manera lacónica, un autor
español18:

“…El proceso judicial se desenvuelve como un duelo sin sentido, como un


gasto social y un fraude personal absolutamente convencionales; los
abogados aparecen como profesionales egoístas, mitad ignorantes mitad
tramposos [...]; los profesores actúan como embaucadores y falsos
profetas; y, en fin, la sentencia termina siendo una burla resultado del azar
o del capricho del juez.”

Frente a esta crítica del proceso actual, que no deja de tener visos de
realidad, los juristas debemos procurar que el proceso sea un auténtico
mecanismo de protección de los derechos. De suerte que es necesario desarrollar
una cultura jurídica alrededor de la racionalidad del proceso y sus decisiones.

Las Constituciones Iberoamericanas autodefinen el Estado como


democrático social de derecho lo que implica que su actividad y su desarrollo
deben desarrollarse bajo esos valores y principios. Las decisiones judiciales, que
obviamente, afectan derechos de los ciudadanos, para unos en tutela, pero para el
perdidoso una restricción, deben estar en plenitud justificadas racionalmente.

17
GUASCH FERNÁNDEZ, Sergi (2009), “La historia de la casación civil española”, en Revista de
Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, N° 33,pp. 345-367.
18
NIETO, A., (1998), El Derecho y el revés, Barcelona: Editorial Ariel, pp. 40-41.
La motivación de la decisión judicial forma parte de los derechos
fundamentales de tutela efectiva y debido proceso. Es así una exigencia
constitucional. En primer lugar, porque el acceso a ser oído implica una respuesta
y esta debe ser conforme a la Constitución y el ordenamiento jurídico. En segundo
lugar, la motivación implica el derecho de conocer lo que obra en contra y el
derecho a recurrir, pues uno y otro se condicionan. Mediante la motivación las
razones la forma porque se tiene un fallo en contra, lo cual permitirá denunciar la
arbitrariedad y los errores de derecho que se hayan cometido.

Puede repararse que la motivación tiene dos destinatarios. El primero, el


ciudadano que está en la confrontación como parte, pues tiene derecho
fundamental a conocer porque se le condena y porqué a favor de la otra parte, ese
derecho forma parte del debido proceso; pero por otra parte, para ejercer en
plenitud su derecho a la impugnación debe conocer los elementos que han
justificado la decisión en su contra y así pueda ser efectivo su recurso. El
segundo, la sociedad tiene derecho a saber la racionalidad de las
argumentaciones en la aplicación del derecho y que, efectivamente, el poder
público en sede jurisdiccional actúa sin arbitrariedad, conforme a la Constitución y
a las leyes19.

Por otra parte, la motivación de la decisión judicial responde al principio


democrático constitucional, pues los poderes tienen la obligación de razonar sus
decisiones, pero además que las mismas puedan ser controladas social y
19
JURISPRUDENCIA. VENEZUELA TSJ. SALA PENAL, Sentencia N° 181, de fecha 26 de abril de
2007, expediente N° C06-0549, Magistrado ponente Héctor Coronado Florez: “Esta Sala ha
sostenido reiteradamente que la motivación de las decisiones judiciales tiene como fin
fundamental: “ … la interdicción de la arbitrariedad, permite constatar los razonamientos del
sentenciador, necesarios para que el acusado y las demás partes, conozcan las razones que le
asistan, indispensables para poder ejercer con propiedad los recursos y, en fin, para poder
determinar la fidelidad del juez con la ley. Por consiguiente, tiende a la incolumidad de principios
fundamentales como el derecho a la defensa, a una sentencia justa e imparcial y a los principios de
la tutela judicial efectiva (artículo 49, de la Constitución)…” (Sent. N°200-230503-C02005, Ponente:
Dr. Rafael Pérez Perdomo) Este deber de la motivación de las decisiones judiciales es una
exigencia constitucional integrada en el derecho a la tutela judicial efectiva (artículo 26) y que
guarda relación directa con el principio de Estado Democrático de Derecho (vinculación de la
función jurisdiccional a la ley). Por ello, la motivación de las decisiones judiciales, ofrece una
doble función. Por una parte, da a conocer el fundamento racional, fáctico y jurídico de la decisión
judicial, y, por otra, permite el control de la actividad jurisdiccional por la vía de los recursos
previstos en la Ley, es decir, posibilita su impugnación razonada”. Tomado www.tj.gov.ve
orgánicamente para así interdictar la arbitrariedad y que el poder público sea
responsable como lo establece la Constitución.

Vista de esta forma se puede inferir que en un Estado social democrático


constitucional la motivación cumple cuatro funciones inseparables 20: a)
endoprocesal, pues permite un control judicial de los tribunales superiores, lo cual
se vincula directamente con los recursos, pues la motivación es útil para la parte
que pretende impugnar dado que le facilita la identificación de los errores
cometidos por el juez y los aspectos criticables de la misma y útil para el juez
superior pues la facilita la tarea de reexaminar la decisión impugnada 21 b) un
sistema judicial debe ser racional lo cual representa un ideal humano, c) como
mecanismo de legitimación del poder judicial, pues decisiones racionales justas le
confieren aceptación social, mientras que la irracionalidad y arbitrariedad ocasiona
rechazo social, y d) satisfacer una necesidad humana de las partes y el juez,
puesto que las partes requieren conocer porque la decisión le es favorable o
desfavorable, y el juez tiene necesidad psíquica que su decisión sea valorada
correcta conforme a derecho por el tribunal superior en caso de ser impugnada22.

No obstante, estas cuestiones previas debemos expresar que examinando


algunas sentencias de los tribunales supremos nos encontramos con la sorpresa
20
RIVERA MORALES, Rodrigo (2011), La Prueba: análisis racional y práctico, ob. cit. p. 348.
21
TARUFFO, Michele (2009), “La motivación de la sentencia” en obra recopilativa de escritos de
Taruffo Páginas sobre Justicia Civil, ob. cit. pp. 516-517.
22
JURISPRUDENCIA. ESPAÑA. Tribunal Supremo (Sala de lo Civil, Sección 1ª) Sentencia núm.
623/2009 de 8 octubre [RJ 2009\4606]: La motivación de las sentencias es una exigencia
constitucional establecida en el Art. 120.3 CE (RCL 1978,2836). Desde el punto de vista
constitucional, el deber de motivación es inherente al ejercicio de la función jurisdiccional y forma
parte del derecho a la tutela judicial efectiva, porque está prohibida la arbitrariedad del juez y la
forma de controlar la razonabilidad de las decisiones se efectúa por medio de la motivación, y todo
ello para evitar que el derecho a la tutela judicial efectiva sufra una lesión (STS 14 abril
1999(RJ1999, 2821). La respuesta a las peticiones formuladas en la demanda no debe ser ni
extensa ni pormenorizada, pero sí debe estar argumentada en derecho, puesto que el juez no
puede decidir según su leal saber y entender, sino mediante el recurso al sistema de fuentes
establecido, tal como dispone el Art. 1.7 CC (LEG 1889,27), lo que deriva de la sumisión de los
jueces a la ley, establecida en el Art. 117.1 CE . En este sentido, el Tribunal Constitucional ha
señalado que "la motivación [...] ha de ser la conclusión de una argumentación ajustada al tema o
temas en litigio, para que el interesado, destinatario inmediato pero no único, y los demás, los
órganos judiciales superiores y también los ciudadanos, puedan conocer el fundamento, la ratio
decidenci de las resoluciones[...] ( STC 77/2000 ( RTC 2000, 77) , así como las SSTS 69/1998 SIC
( RTC 1998, 69) , 39/1997 ( RTC 1997, 39) , 109/1992 ( RTC 1992, 109) , entre muchas otras).
Tomado www.usal.es en Aranzadi www.westlaw.es
que no hay un criterio uniforme y a veces restrictivo del alcance de lo que se
supone debe ser amplio, dado que el derecho a conocer lo que obra en nuestra
contra es un derecho fundamental23.

Por ello pensamos que uno de los problemas que deben ser abordados
debe ser la respuesta a la pregunta ¿Qué es motivar o fundamentar? Lo primero
que hay que tener presente, al enfrentar esta cuestión, es precisamente la

23
JURISPRUDENCIA. ESPAÑA. Tribunal Constitucional (Pleno) Sentencia núm. 258/2007 de 18
diciembre[RTC 2007\258]: Este Tribunal ha reiterado que el derecho a la tutela judicial
8770 8770
efectiva sin indefensión comporta el de obtener una resolución
motivada, razonada y no incursa en arbitrariedad, irrazonabilidad o error patente, de modo que tan
8801 8801
sólo podrá considerarse que la resolución judicial impugnada
8809 8809
vulnera el derecho a la tutela judicial efectiva cuando el
razonamiento que la funda incurra en tal grado de arbitrariedad, irrazonabilidad o error que,
por su evidencia y contenido, sean tan manifiestos y graves que para cualquier observador
8851
resulte patente que la resolución de hecho carece de toda motivación
8851
o razonamiento (por todas, STC 104/2006, de 3 de abril ( RTC 2006, 104) , F. 7).
8878
Igualmente se ha hecho especial incidencia en el deber de motivación
8878
de las Sentencias condenatorias penales tanto en relación con la eventual
concurrencia de eximentes o atenuantes ( STC 139/2000, de 29 de mayo [ RTC 2000, 139] , F. 6),
como en relación con el ejercicio de las facultades discrecionales que tiene reconocidas legalmente
el Juez penal en la individualización de la pena, imponiendo, para este último caso, no sólo que se
8949 8949
exterioricen las razones que conducen a la adopción de la decisión
, sino que éstas sean razonablemente acordes con los elementos objetivos y subjetivos cuya
valoración exige el precepto aplicable para la individualización de la pena ( STC 148/2005, de 6 de
junio [ RTC 2005, 148] , F. 4). Sin embargo, respecto de la condena al pago de una
responsabilidad civil, se ha destacado que sólo resulta exigible el deber genérico de motivación,
9009 9009
ya que es una condena en sí misma desconectada de los
derechos fundamentales susceptibles de amparo (por todas, STC 104/2006, de 3 de abril [ RTC
2006, 104] , F. 7). Tomado www.usal.es en Aranzadi www.westlaw.es. JURISPRUDENCIA.
VENEZUELA TSJ. SALA CIVIL, Sentencia N° RC-00301, de fecha 22 de mayor de 2008,
expediente N° 07-839, Magistrado ponente Luis Ortiz Hernández: En este sentido, la Sala ha
sostenido en relación al vicio de inmotivación, en sentencia N° 164, de fecha 2 de mayo de 2005,
expediente N° 04-749, lo que a continuación se transcribe: ‘…En relación al vicio de inmotivación,
la Sala en decisión N° 231 de 30 de abril de 2002, juicio Nory Raquel Quiñonez y otros contra
Instituto Autónomo de Policía del estado Yaracuy y otro, expediente N° 01-180, ratificada en fallo
Nº 476 de 26 de mayo de 2004, juicio Avilio José Trujillo contra Inversiones El Rolito, C.A.,
expediente Nº 2002-000099, se dijo lo siguiente: ...El propósito de la motivación del fallo es,
además de llevar al ánimo de las partes la justicia de lo decidido, permitir el control de la legalidad,
en caso de error. Sobre este particular, la Sala ha señalado en reiteradas decisiones, entre otras,
en sentencia Nº 83 del 23 de marzo de 1992, lo siguiente: …La motivación debe estar constituida
por las razones de hecho y de derecho que dan los Jueces como fundamento del dispositivo. Las
primeras están formadas por el establecimiento de los hechos con ajustamiento a las pruebas que
tremenda polisemia y ambigüedad del término “fundamentar”. Recuérdese nada
más lo siguiente: lo que para mí es una “fundamentación” suficiente no lo es para
otra persona, pues generalmente lo que se ofrece como “fundamento” no es más
que un juicio axiológico que no tiene por qué ser aceptado por todo el mundo.
Siempre es posible cuestionar el “fundamento” que se ofrezca como justificación
de una acción.

Afirmamos en atrás que, en términos muy generales, motivar un fallo


significa dar argumentos o razones plausibles para justificar por qué se ha tomado
precisamente esa decisión en lugar de otra. Es en este sentido general Motivar
una decisión es expresar sus razones y por eso debe obligarse al que la toma, a
tenerlas. Es decir, las sentencias deben estar fundamentadas con buen respaldo
fáctico, lógico y coherente con los valores de la sociedad.

Asumiremos que motivar, prestando los términos de la metodología


científica contemporánea, es establecer los elementos del contexto de
descubrimiento y el contexto de justificación24, no obstante, preferimos utilizar el
término proceso para cada uno de ellos: proceso de descubrimiento/proceso de
justificación25. El primero, trata del itinerario recorrido para asumir la hipótesis
elegida, es decir, la forma en una decisión o conclusión es alcanzada; el segundo,

las demuestran; y las segundas, la aplicación a éstos de los preceptos y los principios doctrinarios
atinentes. Para la Sala en constante y pacífica doctrina, por lo menos a partir de 1906, el vicio de
inmotivación en el fallo, consiste en la falta absoluta de fundamentos y no cuando los
mismos son escasos o exiguos con lo cual no debe confundirse. También ha sostenido la
Sala en repetidas ocasiones que la falta absoluta de motivos puede asumir varias modalidades: a)
Que la sentencia no presente materialmente ningún razonamiento. b) Que las razones dadas por el
sentenciador no guarden relación alguna con la acción o la excepción y deben tenerse por
inexistentes jurídicamente. c) Que los motivos se destruyan los unos a los otros por
contradicciones graves e irreconciliables y, d) Que todos los motivos sean falsos...’. (Negrillas de la
Sala). Tomado www.tsj.gov.ve.
24
En sentido contrario la profesora TECLA MAZZARESE (1996), Forme de razionalità delle
decisioni giudiziali,Torino; Editore Giappicheli, quien se opone al uso de estas categorías
aduciendo que hay muchas diferencias en el manejo científico y las decisiones judiciales, y que en
el ámbito jurídico ha sido confuso el uso de estas categorías contexto de descubrimiento/contexto
de justificación.
25
ACCATINO SCAGLIOTTI, Daniela (2005), La motivación de las sentencias: genealogía y teoría,
Granada: Editorial Universidad de Granada, p. 152.
apunta a aportar las razones convincentes a favor de la decisión elegida, es decir,
cómo puede ser justificada exteriormente26.

Ahora bien, se trata de hacer una buena decisión que sea justa y conforme
a derecho y los principios que conforman la sociedad viva. No se trata de
argumentar simplemente, sino de fundamentar fáctica y jurídicamente la decisión.
Vale decir, que esa elección no es solo una cuestión lógica, sino, y esencialmente,
valorativa (política –en el buen sentido como conducción apropiada del
ciudadano). Esto hace del problema de la fundamentación un problema de
carácter moral que involucra la responsabilidad personal y social de los
magistrados. Por supuesto, existen respecto a la fundamentación jurídica “buenas”
y “malas” razones, “buenos” y “malos” argumentos, tal y como los juristas clásicos
ya lo habían reconocido cuando decían: Argumenta non sunt numeranda, sed
ponderanda (los argumentos no solo deben contarse, sino también pesarse).
Aquello que distingue un “buen” argumento de uno “malo”, representa, por
supuesto, una cuestión valorativa (y no sólo lógica) que resulta extremadamente
difícil resolver y que depende de múltiples factores: el punto de partida teórico e
ideológico de quien argumenta, la consistencia lógica del argumento mismo y su
fuerza persuasiva. El problema de la fundamentación se relaciona, por lo tanto y
de una forma estrecha, con el problema de la verdad, de la aceptación social de
las sentencias y, finalmente, con el problema de los fines de la vida humana27.

Hemos asumido conscientemente las dificultades teóricas que implica


asumir la idea del proceso de descubrimiento/proceso de justificación, pero
considero que es actualmente el método más apropiado de motivación en
sentencia, porque integra la formación de las premisas (descubrimiento) con base
a los hechos alegados y probados con los medios disponibles, y la justificación
que consiste en mostrar cómo se conectan esos hechos probados en la premisa

26
IGARTUA SALAVERRÍA, Juan (2003), La motivación de las sentencias, imperativo
constitucional, ob. cit. p. 62.
27
SALAS, Minor E., (s/f), “¿Qué significa fundamentar una sentencia? O el arte de redactar fallos
sin engañarse a sí mismo y a la comunidad jurídica”, Universidad de Costa Rica. tomado en
www.uv.es.
fáctica normativa que autorizan la aplicación de la consecuencia prevista en la
norma.

En cuanto al proceso del descubrimiento en la motivación, ab initio


expresamos que el juez no hace investigación sobre los hechos, ni debe hacerlo,
pero ello no excluye que en el marco de la práctica probatoria el juez realice
descubrimientos o devele los hechos ocultos que pertenezcan al tema probandum.
Es claro que ese descubrimiento ocurre dentro del contexto de los medios
disponibles y sobre los hechos objeto del proceso. Su descubrimiento versará
sobre la verdad/falsedad de las afirmaciones sobre los hechos realizadas por las
partes, lo cual es un proceso mental –inferencial-, pues las conexiones no
aparecen de forma inmediata sino que hay que elaborarlas aplicando las reglas de
la lógica, el método científico y máximas de experiencia. En él encontramos
causas. En ese proceso hay un iter mental gobernado por el pensar reflexivo que
guía, a partir de unos hechos controvertidos, a la formulación de un enunciado
sobre aquéllos, por ejemplo, Pedro mostró a Carmen el inmueble el día tal… y ella
revisó íntegramente el inmueble28. De acuerdo que es un proceso psicológico,
propio de la psicología del conocimiento, pero no hay duda que haya una
operación lógico-racional, el uso de reglas de la lógica y uso máximas de
experiencia que deben ser expuestas a fines de su control 29, no se trata de
expresar lo íntimo y sus pensamientos, sino la objetividad en el razonamiento.

Mientras que en el proceso de justificación el juez hace referencia a las


razones por las que ese enunciado puede aceptarse como verdadero, esto es,
presentando los argumentos que permiten presentar el enunciado como
verdadero30. En este contexto encontramos razones. En este proceso
encontramos dos aspectos: uno, el descriptivo que tiene que asumir una forma
lingüística jurídica, y el otro, la forma argumentativa subsuntiva de la facticidad en
28
LIONETTI DI ZORZI, Juan Pablo (2004), “La toma de decisión en la argumentación jurídica”, en
Revista Telemática de Filosofía del Derecho, N° 7, 2003/2004, p. 67.
29
Asumimos el mismo criterio de IGARTUA sobre el descubrir, en el sentido fuerte. Vid. IGARTUA
SALAVERRÍA, Juan (2003), Hechos y argumentos (Racionalidad epistemológica y prueba de los
hechos en el proceso penal) II, en Jueces para la Democracia, N° 47, julio/2003, p.46.
30
GASCÓN ABELLÁN, Marina (2010), Los hechos en el derecho: Bases argumentales de la
prueba, Madrid, Editorial Marcial Pons, p. 186.
la norma que se aplica. Es pues, argumentar encadenando proposiciones que
justifican la decisión31. Estos argumentos deben contener fundamentos fácticos y
fundamentos normativos, siendo el primero la descripción del caso individual como
se probó en el proceso con los medios probatorios practicados disponibles, y el
segundo, se refiere a que ese caso individual es una instancia o puede
subsumirse en el caso genérico que contiene la norma que se aplica32.

A manera de conclusión de este epígrafe, diremos que la motivación


constituye una exposición del razonamiento justificativo de las bases en las cuales
se fundamenta la decisión judicial. Tal exposición ha de efectuarse mediante
argumentos que den cuenta de la eficacia atribuida a cada uno de los medios de
prueba, del resultado de la evaluación global, y de !a elección de la hipótesis
fáctica asumida como verdadera reconstrucción de los hechos, en función del
mayor grado de confirmación lógica; todo ello como manifestación expresa de las
diversas inferencias y criterios que articulan las premisas de las cuales se parte, y
que permiten-llegar a las conclusiones respectivas y en qué norma encuadran
tales hechos. Esto es, la motivación debe contener tanto la justificación interna
como la justificación externa. Entendiendo por la primera la argumentación acerca
del nexo que sustenta la decisión final sobre la base de la vinculación entre hecho

31
ATIENZA, Manuel (1994), Las razones del derecho. Sobre la justificación de las decisiones
judiciales, en Revista de Teoría y Filosofía, Doxa, N° 1, Octubre 1994: “Desde el punto de vista de
la lógica, un argumento es un encadenamiento de proposiciones, puestas de tal manera que de
unas de ellas (las premisas) se sigue(n) otra(s) (la conclusión). El ejemplo tradicional y bien
conocido es el silogismo que tiene a Sócrates como protagonista: Todos los hombres son mortales;
Sócrates es un hombre; luego, Sócrates es mortal. Quien acepta la verdad de las primeras
proposiciones (la mortalidad de los hombres y la humanidad de Sócrates) viene obligado a aceptar
también la última, la conclusión de que Sócrates es mortal. También a propósito de la sentencia
sobre los GRAPO podríamos decir que el tribunal en algún momento efectúa -explícita o, cuando
menos, implícitamente- una inferencia de este tipo. Lo que el Tribunal Constitucional establece en
dicha sentencia podríamos ponerlo, en efecto, en forma silogística o deductiva: [La Administración
tiene la obligación de velar por la vida de los presos, incluso cuando estos, voluntariamente, la
ponen en peligro; con su huelga de hambre, los presos del GRAPO están poniendo en peligro sus
vidas; por lo tanto, la Administración tiene la obligación de velar por la vida de estos presos].
Alguien podría decir que esa no es aún la conclusión a que llega el tribunal, pero una objeción
semejante puede ser fácilmente contestada mediante otro silogismo u otra deducción: la obligación
de la Administración de velar por la vida de los presos implica que cuando su salud corra grave
riesgo como consecuencia de una huelga de hambre, debe alimentarles por la fuerza; la huelga de
hambre de los presos del GRAPO les sitúa, en efecto, en una situación de riesgo grave para su
salud; por lo tanto, la Administración debe alimentarles por la fuerza”.
32
BULYGIN, Eugenio (2003), “Los jueces ¿crean derecho?, ob. cit. p. 13.
y derecho, es demostrar la subsunción del hecho dentro de la norma; la segunda,
exige que el juez desarrolle argumentos en apoyo de la elección relativa a la
norma que ha considerado aplicable como regla de decisión en el caso concreto, y
en apoyo de la interpretación que adoptado de la misma33.

Trataremos de ver de acuerdo a nuestra postura ideológica como debe


desarrollar la estructura argumentativa de la decisión judicial, que implique el
proceso de descubrimiento, el cual ubicamos como fijar un hecho; y el proceso de
justificación, que definimos como la dar razones porque el enunciado es verdadero
o debe tenerse por verdadero34. Ambos contextos se correlacionan y forman una
sola estructura: la sentencia35.

De lo expuesto se infiere, indefectiblemente, que el juez debe motivar sus


decisiones referentes a la actividad probatoria: admisión o inadmisión, si hay
decisiones incidentales que suspendan la práctica de prueba y la valoración que
hagan de la misma. El Derecho a la prueba forma parte de la estructura de los
derechos fundamentales de tutela efectiva y del debido proceso. La vieja fórmula
33
TARUFFO, Michele (2009), “La motivación de la sentencia”, ob. cit. pp. 522-523.
34
RIVERA MORALES, Rodrigo (2010), Actividad probatoria y valoración racional, Barquisimeto,
Editorial Librería Jurídica Rincón.
35
JURISPRUDENCIA. TSJ. SALA CONSTITUCIONAL, Sentencia Nº 1862, de fecha 28 de
noviembre de 2008, expediente Nº 08-1194, Magistrado ponente Francisco Antonio Carrasquero
López, caso Luis Francisco Rodríguez: “ahora bien, uno de los requisitos que debe cumplir la
motivación de toda decisión judicial, es la racionalidad, la cual implica que la sentencia debe
exteriorizar un proceso de justificación de la decisión adoptada que posibilite el control externo de
sus fundamentos, y además, que para tal justificación se utilicen argumentos racionales, es decir,
argumentos válidos y legítimos, ya que deben articularse con base en los principios y normas del
ordenamiento jurídico vigente, y en los conocimientos desarrollados por la comunidad científica. En
efecto, la exteriorización de la racionalidad ha de ser guía de todo pronunciamiento judicial, lo cual
otorga un respaldo a la potestad de administrar justicia, legitimándola así ética y socialmente, para
evitar el decisionismo o voluntarismo (sentencia n° 236/1991, de 22 de diciembre, del Tribunal
Constitucional español). Ahora bien, en el proceso de justificación, el órgano jurisdiccional está en
la obligación de tomar en consideración los alegatos esgrimidos por las partes que componen la
relación jurídico-procesal, así como también debe examinar y valorar el respaldo probatorio
aportado por aquéllas para sustentar sus alegaciones, ello para arribar al convencimiento de la
veracidad o no de tales alegatos (sentencia n° 1.120/2008, del 10 de julio, de esta Sala) .…
omissis…De lo anterior se deduce la necesidad de que los fallos judiciales resuelvan todos los
puntos formulados en la causa, siempre y cuando los mismos resulten necesarios e indispensables
para las resultas del proceso, aun cuando previamente se haya determinado la procedencia de la
pretensión y éstos puedan generar un cambio en el animus decidendi del juez, sin embargo, si por
el contrario éstos constituyen elementos redundantes que no van a modificar el destino de la
decisión jurisdiccional los mismos pueden ser omitidos, siempre que se haya estimado previamente
la procedencia de la tutela jurisdiccional (sentencias n° 1.516/2006, del 8 de agosto; y 1.120/2008,
del 10 de julio, de esta Sala)”. Tomado. www.tsj.gov.ve.
escueta de ha lugar no tiene cabida en un sistema garantista, máxime que
consagra el debido proceso como derecho fundamental.

La exigencia de motivación expresa y refuerza una debida relación entre


razonamiento decisorio y razonamiento justificativo. Ella cumple una función de
autocontrol del juez y de racionalización de la decisión. Justificar una decisión
judicial significa que es jurídicamente debida. GASCÓN ABELLÁN 36 establece una
fundamental distinción entre contexto decisorio y contexto justificativo. El primero
se expresa por la actividad del raciocinio decisorio, teniendo por resultado la
decisión. El segundo se expresa por la actividad del raciocinio justificativo,
resultando en la motivación. Para que la motivación sea adecuada, es
fundamental que haya una relación entre prueba y hechos37.

Por ello, es imprescindible una concepción que haga posible hablar de la


justificación de la decisión judicial sobre la prueba y que permita dar cuenta de su
falibilidad y de su carácter relacional respecto de los elementos de juicio aportados
al proceso. Esto implica, en el contexto de una valoración racional, que afirmar
que una proposición está probada tiene que ser equivalente a afirmar algo en
relación con los elementos de juicio aportados al proceso y, además, algo que –
desde el punto de vista conceptual– sea susceptible de justificación y de
evaluación crítica.

Una reconstrucción que parece cumplir esas condiciones es la que ha sido


explorada en recientes trabajos de FERRER BELTRÁN 38 y según la cual decir que
una proposición está probada equivale a decir que hay elementos de juicio

36
GASCÓN ABELLÁN, Marina (2010), Los hechos en el derecho: Bases argumentales de la
prueba, ob. cit. pp. 206 y ss.
37
JURISPRUDENCIA. ESPAÑA. TRIBUNAL CONSTITUCIONAL, STC 220/1998, “La protección
del derecho a la presunción de inocencia comporta, según hemos dicho, ‘en primer lugar ... la
supervisión de que la actividad probatoria se ha practicado con las garantías necesarias para su
adecuada valoración y para la preservación del derecho de defensa ... en segundo lugar ...
comprobar, cuando así se nos solicite, que el órgano de enjuiciamiento expone las razones que le
han conducido a constatar el relato de hechos probados a partir de la actividad probatoria
practicada ...en tercer y último lugar ... supervisar externamente la razonabilidad del discurso que
une a la actividad probatoria y el relato fáctico resultante’ (STC 189/1998, FJ 2; STC 220/1998, FJ
3”.
38
FERRER BELTRÁN, Jordi (2005), Prueba y verdad en el derecho”, Madrid: Editorial Marcial
Pons. p. 35 y ss y 96 y ss.
suficientes para aceptar o dar por verdadera a esa proposición. La aceptación es,
a diferencia de la creencia, un acto voluntario que admite justificación –la que
deberá referir a la suficiencia de los elementos de juicio– y la suficiencia de los
elementos de juicio es, a diferencia de la afirmación de una creencia, una
circunstancia respecto de la cual cabe, desde el punto de vista conceptual, la
equivocación y la crítica.

Es interesante notar como esta noción de prueba permitiría abordar las


preguntas sobre el estándar de prueba más allá de toda duda razonable y sobre la
“reproducibilidad” del razonamiento probatorio de un modo que las libere de las
cargas del subjetivismo, esto es, como preguntar sobre las condiciones y las
formas de justificación de la suficiencia de los elementos de juicio disponibles. Así
que, las funciones de la motivación sobre la prueba sólo se satisfacen a través de
una argumentación que dé cuenta de modo completo de la justificabilidad de la
decisión judicial.

Así que la motivación sobre las diversos actos que conforman o pueden
surgir en la actividad probatoria requieren de motivación, como un derecho y
garantía del judiciable, entendiéndola como la consideración objetiva de
argumentos jurídicos relevantes a la luz de la situación presentada y del caso y la
narración de la justificación de los criterios de valoración, así como satisfacer las
condiciones de racionalidad lógica, substancial, científica y normativa. La
motivación debe cumplir el principio de exhaustividad, expresando la valoración y
el porqué de cada uno de los medios y su conexión con otros medios. Todos los
medios probatorios practicados deben ser apreciados y valorados, expresando el
resultado sobre cada uno de ellos.

La motivación exhaustiva de los resultados probatorios viene a ser la


concreción de ese principio en forma empírica. Esto es, el juez debe expresar qué
resultados fácticos se derivan de cada medio probatorio. Esto tiene una doble
función práctica garantista: una, que los hechos que se declaren como probados,
sean directos o indirectos, deben estar acreditados en los medios disponibles; dos,
que establecidos en cada medio el juez puede conectarlos con los resultados de
los otros medios y verificar si concuerdan, si incrementan su grado de
confirmación, o si son desvirtuadas o si se contradicen39.

Las partes hacen su alegación fáctica, aportando narración sobre cómo


acontecieron las cosas que originaron el conflicto, allí en su demanda/contestación
o acusación/rechazo, construyendo con ello una hipótesis sobre los hechos. Estos
hechos pueden ser principales o secundarios. En el momento probatorio cada una
de las partes tratará de verificar con los medios probatorios los hechos que han
alegado. Por ejemplo: Imaginemos un incumplimiento de contrato por fuerza
mayor. Se alega lluvia fuera de lo normal por varios días, lo que ocasionó
inundación, derrumbes, bloqueo de la zona, retiro de escombros y sedimentos por
organismos oficiales, los cuales no permitían el paso por la zona. Para demostrar
estos hechos alegados se utilizarán estos medios probatorios. Con documento se
tratará de verificar que el otorgante firmó el contrato y que hay cláusula que exime,
por fuerza mayor, el cumplimiento en el plazo convenido. Con testigos e informes
de oficina de meteorología se tratará de probar que en el período tal en la zona de
ejecución del contrato llovió más de lo normal, se alegará como hecho notorio que
esa zona en los períodos…. se inundó producto de las lluvias, con testigos e
informes de bomberos y mantenimiento vial de alcaldía se tratará de probar que la
inundación provocó arrastre elevado de sedimentos, rocas, etc., en la zona de
ejecución del contrato, con inspección judicial se demostrará el estado actual de la
obra y se dejará constancia de los residuos o huellas de la inundación. Véase que
hay muchos hechos que pueden ser catalogados como principales y como
secundarios, y su verificación a través de diversos medios probatorios. El juez no
puede despreciar ningún hecho que sea pertinente a la causa, Debe examinarlos
e interpretarlos todos, así como ha hecho una evaluación exhaustiva de los
medios probatorios practicados. Soslayar hechos pertinentes es incurrir en error
denominado en la doctrina como falso juicio de identidad40.

39
RIVERA MORALES, Rodrigo (2010), Actividad probatoria y valoración racional, ob. cit. pp. 656 y
ss.
40
Vid. RIVERA MORALES, Rodrigo (2009), Recursos procesales, ob. cit. p. 342.
En todo caso, la decisión sobre los hechos debe partir de un análisis de lo
aportado por cada uno de los medios de prueba, de sus respectivos valores
probatorios y de las inferencias que se fundamentan en cada medio de prueba 41.
Así, es ineludible un análisis que consiste en la valoración individualizada de todas
las pruebas practicadas, la cual debe incluir los criterios de valoración utilizados,
las inferencias correspondientes y el resultado de la valoración. Todo ello ha de
comprender tanto las pruebas referidas a un hecho principal, como las referidas a
la comprobación de un hecho secundario, cuando corresponda a una premisa
respecto de una inferencia orientada a establecer la ocurrencia de un hecho
principal42.

El análisis de cada uno de los medios probatorios supone la identificación y


descripción de las pruebas que van a valorarse, lo cual se debe expresar en la
argumentación probatoria de la motivación, a efectos de que las partes puedan
saber (y otras instancias controlar) si se tienen en cuenta hechos resultado de
pruebas no admitidas por la ley, si se consideran hechos que no constan en
pruebas practicadas en el proceso, si se altera una prueba (por ejemplo al cambiar
el sentido de un testimonio configurando un hecho), si se asume un hecho
proveniente de prueba no sometida a contradicción, o si se omiten pruebas que
contengan hechos relevantes para la causa, etc. 43. Además, la individualización de
las fuentes y los medios de prueba es requisito indispensable para el examen
valorativo, por supuesto, expresando su credibilidad y fiabilidad44.

La apreciación del resultado de las pruebas para el convencimiento del juez


no debe ser empírica, fragmentaria o aislada, ni ha de realizarse considerando
aisladamente cada una de las pruebas, ni separarse el resto del proceso, sino que
debe comprender cada uno de los elementos de prueba y su conjunto, es decir,

41
TARUFFO, Michele (2002), La prueba de los hechos, ob. cit. p. 307.
42
GASCÓN ABELLÁN, Marina (1999), Los hechos en el derecho. Bases argumentales de la
prueba. ob. cit. pp. 180-183.
43
IGARTUA SALAVERRÍA, Juan (2003), La motivación de las sentencias, imperativo
constitucional, ob. cit. pp. 151-154.
44
RIVERA MORALES, Rodrigo (2010), Actividad probatoria y valoración racional, ob. cit. p. 659.
todo el acervo probatorio que surge en el proceso45. Debe tenerse en cuenta que
el resultado particular de un medio probatorio puede, junto a otros, tomar un
significado distinto46.

Conclusiones

1.- La motivación es una exigencia constitucional inserta en la tutela efectiva y el


debido proceso.

2.- La valoración probatoria implica un análisis racional de los hechos alegados y


de los medios probatorios practicados.

3.- Debe haber una fijación descriptiva, sistemática y jurídica de los hechos que
deben ser declarados probados o tenidos por probados.

45
JURISPRUDENCIA. COLOMBIA. Corte Constitucional. Sentencia T-329 de 1996, M. P. José
Gregorio Hernández Galindo: “Para la Corte es claro que, cuando un juez omite apreciar y evaluar
pruebas que inciden de manera determinante en su decisión y profiere resolución judicial sin
tenerlas en cuenta, incurre en vía de hecho y, por tanto, contra Ia providencia dictada procede la
acción de tutela. La vía de hecho consiste en ese caso en la ruptura deliberada del equilibrio
procesal, haciendo que, contra lo dispuesto en la Constitución y en los pertinentes ordenamientos
legales, una de las partes quede en absoluta indefensión frente a las determinaciones que haya de
adoptar el juez, en cuanto, aun existiendo pruebas a su favor que bien puedan resultar esenciales
para su causa, son excluidas de antemano y la decisión judicial las ignora, fortaleciendo
injustificadamente la posición contraria”. JURISPRUDENCIA.VENEZUELA TSJ. Sala Civil,
sentencia N° RC.00591, de fecha 8 de agosto de 2006, expediente N° 05-818, Magistrado ponente
Carlos Oberto Vélez; SALA PENAL, sentencia N° 24, de fecha 29 de enero de 2009, expediente N°
C08-357, Magistrado ponente Eladio R. Aponte. Tomado de www.tsj.gov.ve. JURISPRUDENCIA.
ESPAÑA. Tribunal Supremo (Sala de lo Penal). Sentencia núm. 1377/2003 de 20 octubre [RJ
2003\7316]: “la sentencia guarda un absoluto silencio en relación a los elementos de prueba sobre
los extremos esenciales del relato de hechos, omitiendo toda cita de las pruebas en que se
fundamenta su declaración del estado psicosomático de la víctima, la actuación desarrollada por
los acusados sobre los medios utilizados para abrir a nombre de la anciana la libreta de ahorro a
nombre de aquélla en la que figuraba como «autorizada y facultada» la coacusada, y las distintas
operaciones de transferencias dinerarias efectuadas por los hoy recurrentes así como los
elementos probatorios que acrediten la participación de ambos acusados en los hechos reseñados
en el relato histórico. Ninguna prueba pericial, testifical o documental, directa o circunstancial se
señala en la sentencia como fundamento de convicción del Tribunal sobre el «desarrollo de los
hechos» que alega el motivo casacional, y, mucho menos, se expone la valoración efectuada por
los jueces a quibus de esas ignoradas pruebas para declarar acreditada la realidad de los hechos
descritos en el «factum» y la culpabilidad (en el sentido de autoría material de aquéllos) de los
acusados, vulnerándose de este modo los derechos fundamentales invocados, lo que conlleva la
estimación del motivo de casación y exime a esta Sala del examen de los restantes que conforman
el recurso, debiendo casarse la resolución impugnada y remitirse las actuaciones al Tribunal de
instancia para que redacte nueva sentencia ajustada a derecho”. Tomado de www.usal.es en
Aranzadi www.westlaw.es.
46
FLORIAN, Eugenio (1995), De las pruebas penales, ob. cit., pp. 357 y ss.
4.- La motivación debe ser exhaustiva, integral y suficiente conforme a derecho
para permitir su control por el órgano jurisdiccional superior.

Bibliografía Básica

FERRAJOLI, Luigi (1995), Derecho y Razón. Teoría del Garantismo Penal,


Madrid, Editorial Trotta

GASCÓN ABELLÁN, Marina (2010), Los hechos en el derecho: Bases


argumentales de la prueba, Madrid, Editorial Marcial Pons.

IGARTUA SALAVERRÍA, Juan (2003), La motivación de las sentencias, imperativo


constitucional, Madrid: Centros de Estudios Políticos Constitucionales

RIVERA MORALES, Rodrigo (2010), Actividad probatoria y valoración racional,


Barquisimeto, Editorial Librería Jurídica Rincón.

RIVERA MORALES, Rodrigo (2011), La Prueba: análisis racional y práctico,


Madrid: Editorial Marcial Pons.

SENTÍS MELENDO, Santiago (1979), La Prueba, Buenos Aires, Editorial EJEA.

TARUFFO, Michele (2002), La prueba de los hechos, Madrid. Editorial Trotta.

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