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CURSO:

DERECHO DE CONTRATOS

TEMA:
CONTRATOS CON PRESTACIONES RECIPROCAS

DOCENTE:
Mgtr. José Daniel Montano Amador

ESTUDIANTE:
Renzo Franco Maza López

CHIMBOTE_2024
INTRODUCCION

los contratos con prestaciones recíprocas son acuerdos legales en los que cada parte se

compromete a realizar una acción o proporcionar un servicio a cambio de la

contraprestación ofrecida por la otra parte. Estos contratos establecen una relación de

intercambio donde ambas partes tienen derechos y obligaciones claramente definidos.

Las prestaciones recíprocas pueden incluir la compra y venta de bienes, la prestación de

servicios, el arrendamiento de propiedades, entre otros. Este tipo de contratos son

fundamentales en el ámbito comercial y civil, ya que permiten formalizar acuerdos y

proteger los intereses de todas las partes involucradas. La elaboración cuidadosa de los

términos y condiciones de estos contratos es esencial para garantizar un acuerdo justo y

equitativo para ambas partes también en los contratos con prestaciones recíprocas, es

crucial que las partes involucradas entiendan claramente sus responsabilidades y

derechos, así como los términos y condiciones del acuerdo. Estos contratos pueden

variar en complejidad y alcance dependiendo de la naturaleza de las prestaciones y las

necesidades específicas de las partes. Además, es común que estos contratos incluyan

disposiciones para abordar situaciones como el incumplimiento de una de las partes,

cambios en las circunstancias, o resolución de disputas. En última instancia, los

contratos con prestaciones recíprocas son herramientas legales poderosas que pueden

brindar estabilidad y seguridad a las relaciones comerciales y personales, siempre y

cuando sean redactados con claridad y precisión.

contratos con prestaciones reciprocas


como entendemos en los contratos con prestaciones reciprocas es cuando alguna de las

partes falta al cumplimiento de su prestación, la otra parte puede solicitar el

cumplimiento o la resolución del contrato y, en uno u otro caso, la indemnización de

daños y perjuicios. Como podemos ver en artículo 1430 del código civil que nos dice

Puede convenirse expresamente que el contrato se resuelva cuando una de las partes no

cumple determinada prestación a su cargo, establecida con toda precisión. La resolución

se produce de pleno derecho cuando la parte interesada comunica a la otra que quiere

valerse de la cláusula resolutoria. Por ejemplo, ambas partes se constituyen

recíprocamente en

Los contratos con prestaciones recíprocas tienen varias características distintivas:

_Interdependencia: En este tipo de contratos, las prestaciones de ambas partes están

vinculadas y son interdependientes. El cumplimiento de una prestación depende del

cumplimiento de la otra parte.

_Equivalencia: Las prestaciones acordadas en el contrato deben ser equivalentes en

valor y cumplimiento. Esto significa que ambas partes deben ofrecer algo de valor

similar en el intercambio.
_ Obligatoriedad: Ambas partes tienen la obligación legal de cumplir con las

prestaciones acordadas en el contrato. Si una parte no cumple con su parte del trato, la

otra parte puede tomar acciones legales para exigir el cumplimiento o buscar una

compensación por el incumplimiento.

_ Reciprocidad: Este tipo de contrato implica un intercambio mutuo de prestaciones

entre las partes. Cada parte se compromete a hacer algo o proporcionar algo a cambio de

recibir algo a cambio.

_Consentimiento mutuo: Los contratos con prestaciones recíprocas requieren el

consentimiento mutuo de ambas partes. Ambas partes deben estar de acuerdo con los

términos y condiciones del contrato antes de que se considere válido.

_ Ejecución simultánea o sucesiva: Las prestaciones en estos contratos pueden

cumplirse de manera simultánea o sucesiva. Esto significa que las partes pueden

cumplir con sus obligaciones al mismo tiempo o en momentos diferentes, según lo

acordado en el contrato.

Los contratos con prestaciones recíprocas, también conocidos como contratos

bilaterales, son aquellos en los que ambas partes se comprometen a cumplir con

obligaciones específicas y mutuas. En este tipo de contratos, cada parte se obliga a

realizar una acción, proporcionar un servicio o entregar un bien a cambio de que la otra

parte cumpla con su respectiva obligación. Esta reciprocidad de compromisos garantiza

un intercambio equitativo y justo entre las partes involucradas, lo que contribuye a

establecer relaciones comerciales y legales sólidas y transparentes. Los contratos con

prestaciones recíprocas pueden abarcar una amplia gama de acuerdos, desde contratos

de compraventa y arrendamiento hasta contratos de trabajo y servicios profesionales. En

esencia, estos contratos son la base de muchas transacciones comerciales y legales en la


sociedad moderna. Los contratos con prestaciones recíprocas se dividen en dos partes

principales:

1. Obligaciones de una parte: Esta parte del contrato describe las obligaciones que una

de las partes asume y se compromete a cumplir.

2. Obligaciones de la otra parte: Esta parte del contrato describe las obligaciones que la

otra parte asume y se compromete a cumplir en reciprocidad a las obligaciones de la

primera parte.

Estas dos partes constituyen el núcleo del contrato con prestaciones recíprocas,

estableciendo las obligaciones y responsabilidades de ambas partes involucradas en el

acuerdo.

Además de las dos partes principales que mencioné anteriormente, hay otros conceptos

importantes asociados con los contratos con prestaciones recíprocas:

_Objeto del contrato: Es el propósito o la finalidad del acuerdo, es decir, lo que las

partes están intercambiando o comprometiéndose a hacer. Puede ser la venta de un

producto, la prestación de un servicio, etc.


_Consentimiento: Las partes deben estar de acuerdo con los términos y condiciones del

contrato de manera voluntaria y consciente. El consentimiento es un elemento

fundamental en la formación del contrato.

_Capacidad legal: Ambas partes deben tener la capacidad legal para celebrar el

contrato. Esto significa que deben tener la edad legal adecuada y la capacidad mental

para entender y cumplir con las obligaciones del contrato.

_Causa y objeto lícitos: La causa se refiere a la razón o el propósito legal del contrato,

mientras que el objeto se refiere a las obligaciones específicas que las partes se

comprometen a cumplir. Ambos deben ser lícitos, es decir, no pueden ser contrarios a la

ley, al orden público o a las buenas costumbres.

Estos conceptos son importantes para comprender completamente los contratos con

prestaciones recíprocas y asegurar su validez y cumplimiento adecuados.

Según (eugenio, 1957) dice que el contrato bilateral Siempre hubo de llamarme la

atención el hecho que en el cód. civ. germano, fuera objeto de un tratamiento especial el

contrato sinalagmático. El BGB en el título 111 de la sección tercera de su libro

primero, se ocupa de los contratos. Dicho libro primero regula la parte general.

Posteriormente, en el libm segundo, que trata del derecho de las relaciones obligatorias,

existe una sección segunda cuyo título 11 se denomina "Del contrato sinalagmático",

que comprende los parágrafos 320 al 327 inclusive. Este ensayo sirve para exponer ese

tratamiento específico del contrato que la doctrina y la ley italiana llaman con

prestaciones recíprocas Es el bilateral un contrato que se encuentra desdoblado en una

pluralidad de obligaciones que deben cumplir cada una de las dos partes. Dícese de él

que su esencia puede significarse en esta frase: "Yo estoy obligado para contigo, porque

tú estás obligado para conmigo". Así es el contrato bilateral. Hay en él reciprocidad de


prestaciones. Si yo doy un precio a cambio de una cosa, existirá contrato bilateral de

compraventa. Si yo doy una merced por el uso de una cosa, habrá una locación; si yo

recibo un salario por mi trabajo, habrá locación de servicios (contrato de trabajo); si se

me paga por construir un edificio, existirá locación de obra. El contrato de que estamos

ocupándonos, no es sólo oneroso, sino con prestaciones recíprocas. El contrato oneroso

no supone interdependencia entre las prestaciones. Por ejemplo, es un contrato oneroso

el préstamo con intereses. No es sinalagmático o bilateral. Dícese que es bilateral el

contrato porque en realidad obliga bilateralmente. No obliga sólo unilateralmente. Son

estrictamente unilaterales, por ejemplo. los contratos de mutuo y de donación. También

son unilaterales, aunque no con la intensidad de los primeros. los contratos de mandato,

de depósito gratuito y de comodato. El comodato no es un contrato bilateral no obstante

que el comodante concede el uso de la cosa y el comodatario se obliga a devolverla,

porque esta última obligación no es la contra-partida de la otra; no existe reciprocidad

en las obligaciones. Tampoco se puede decir que una obligación no se concibe sin la

otra, ni media entre ambas obligaciones un nexo jurídico correlativo

(karl, 2008) dice los siguiente, la prestación simultánea es la nota de los contratos

bilaterales. Cada contratante asume un deber de prestación, porque mediante ese deber

recibe la contra-prestación del otro contratante. Agrega que el contrato bilateral es

contrato de intercambio; las partes se cambian prestaciones, por lo que cada una de ellas

recibe por la prestación que realiza la contra-prestación de la otra; los valores de ambas

prestaciones son equivalentes no en un sentido objetivo, sino subjetivo. Las partes creen

que existe equilibrio. Base del contrato bilateral es el "do ut des", ya que la obligación

de un contratante se asume bajo la condición de que el otro contratante se obligue a la

contraprestación. De allí proviene también que la nulidad de la obligación de un

contratante origina la nulidad de la obligación del otro contratante. Lo decisivo es que


contratante se obliga a una prestación porque debe recibir una contra-prestación. En

estos contratos cada parte sólo quiere realizar su prestación si al mismo tiempo recibe la

contra-prestación. Y por eso, el contratante sólo puede exigir el pago de la contra-

prestación que se le debe si ofrece la prestación que le respecta. De lo contrario, está

expedita la deducción de la "exceptio non adimpleti contraetus". Es claro que el

demandado puede no oponer tal excepción, por lo que el juez sólo ordenaría el pago

puro y simple de la excepción demandada.

(J, 1958) el contrato bilateral existe pluralidad de obligaciones distribuidas entre las dos

partes y lo esencial es la paridad entre esas obligaciones. X se obliga para con Z porque,

a su vez, Z se obliga para con X, ya que ello deriva de la esencia del contrato. De ese

entrecruzamiento de obligaciones surge lo sinalagmático. Por ejemplo, en la compra-

venta la cosa se da a cambio del precio; en la locación de obra la cosa se repara en vista

del pago del trabajo; en el arrendamiento de cosas el arrendatario está obligado a pagar

el alquiler o merced a cambio de uso de la cosa lacada; en la locación de servicios el

obrero trabaja contra pago del salario. Eso no ocurre en los llamados contratos

unilaterales, como la donación y el mutuo. Del contrato sinalagmático derivan

obligaciones recíprocas; obligaciones que se contraponen al ser confrontadas. Esta nota

de reciprocidad la tiene también el vulgo; todos tienen la conciencia de que se hace o se

da algo a favor de otro, porque ese otro hace o da algo, en reciprocidad. Hay un

intercambio de prestaciones, por lo que en el contrato bilateral existe una dependencia

recíproca de dichas prestaciones

(Mendez, 2012) para Méndez nos detalla ha constituido siempre materia de diferentes

posiciones, tanto en la doctrina corno en la legislación comparada, el atribuirle a la

prenda carácter contractual Tal es la finalidad del presente trabajo, investigar si en el

nuevo Código Civil de 19841a institución jurídica de la prenda es un contrato, y si de


ser· lo, pueda ser también un contrato de prestaciones recíprocas. Considero que es

importante investigar sobre esta doble posibilidad que pudiera encontrarse en el nuevo

código Civil, ya que, de hallarse, nos permitiría obtener interesantes e importantes

consecuencias jurídicas sobre todo si se llega a concluir que la prenda pueda ser un

contrato de prestaciones recíprocas. Pero para poder saber si la prenda es un contrato de

prestaciones recíprocas, primero que nada, hay que averiguar si la prenda 'es en realidad

un contrato, al menos en nuestro ordenamiento civil. Por lo cual, empezaré este trabajo

analizando primero si la prenda es un contrato, para luego, en caso hallar una conclusión

positiva, analizar si puede ser también un contrato de prestaciones recíprocas. Antes de

dar inicio considero que es necesario señalar que no debe pensarse que por el hecho que

en el actual Código Civil la prenda no figure legislada en ninguna de las dos primeras

secciones del Libro VIl -que versa sobre las Fuentes de las Obligaciones ya sea en la

Sección Primera (que versa sobre los con· tratos en general) o en la Sección Segunda

(que versa sobre los Contratos Nominados), sea razón suficiente para afirmar que la

prenda no es un contrato, y que como la prenda se encuentra legislada en el Libro de los

Derechos Reales, ésta sea sólo un derecho real. Hipótesis que restaría total fundamento

a este trabajo. Al respecto, debo indicar que tal razonamiento no es exacto. Y esto se

demuestra o explica mejor con algunos ejemplos más que con una explicación teórica.

Situándonos en el actual Código Civil, la anticresis, por ejemplo, es tratada

expresamente corno un con· trato (art. 1 092) y, sin embargo, no se encuentra ubicada

en ninguna de las Secciones Contractuales anteriormente citadas. Igualmente, y

situándonos ahora en el Código Civil de 1936, la prenda también es tratada

expresamente como un contrato (Art. 895). y sin embargo tampoco se encontraba

legislada en la respectiva sección contractual del Código Civil ya derogado. Por lo

tanto, cabe afirmar que por el he· cho que una institución jurídica se encuentre legislada
en una determinada sección, esta ubicación no necesariamente determina su naturaleza

jurídica. Hecha ya está necesaria aclaración, daré ahora sí inicio al presente trabajo. La

investigación sobre el carácter contractual de la prenda debo iniciarla con el estudio de

las acepciones que comúnmente se le asignan a la prenda. Como se sabe, y como bien lo

señala él (Valdez, 2017 ) se le asignan tres acepciones a la palabra prenda. La primera

acepción es precisamente la de prenda como "el contrato en virtud del cual el deudor de

una obligación o un tercero, entrega una cosa mueble de su propiedad a un tercero,

entrega una cosa mueble de su propiedad al acreedor o a un Este mismo autor,

comentando esta acepción, dice: "Este contrato de prenda es paralelamente al contrato o

vínculo obligacional que se garantiza. Por consiguiente, supone un acuerdo de

voluntades distinto del que da lugar a la obligación garantizada; si bien ambos se

producen generalmente en el mismo momento y están vinculados” La segunda acepción

es la de prenda como "la cosa que se entrega en garantía de la obligación" Esta

acepción, como se puede apreciar, se explica por sí sola. Y finalmente, la tercera

acepción es la de prenda como el "derecho real de garantía" que, surge en el acreedor

respecto de la cosa como consecuencia de la obligación contraída que se quiere

garantizar. Expuestas ya las tres acepciones que se le asignan comúnmente a la prenda,

toca ahora averiguar, sólo para efectos metodológicos, cuál de estas tres acepciones

utiliza el actual Código Civil para la trata· miento o regulación de la prenda. Porque es

menester señalar, que el dar con esta averiguación no quiere decir que para el Código

Civil la prenda sea únicamente lo que significa la acepción que éste utiliza para referirse

a aquélla. Dicho en otras palabras, si tal parece, el Código Civil de 1984 para referirse a

la prenda no utiliza la acepción de "contrato" sino la acepción de "derecho real de

garantía esto no quiere decir que la prenda no pueda ser un contrato y que sólo sea un

derecho real de garantía


(Ayestaran, 2022) algo teórico sobre válvulas de escape para la contratante in bonis

quiere decir Análisis bajo la órbita del deber de prevención del daño La Ley de

Concursos y Quiebras, con la finalidad de receptar y dar preminencia al principio de

continuidad de la empresa, estipula un sistema particular respecto de la persistencia de

algunos contratos, en particular los que tienen prestaciones reciprocas pendientes. Este

sistema difiere según se esté frente al supuesto del concurso o frente al supuesto de la

quiebra, ambos se alejan de ciertos principios del derecho común, se ve afectada

principalmente la posibilidad del contratante in bonis de poder elegir sobre la

continuación. Dentro de la órbita contractual, salvo clausulas particulares del contrato,

el principio general es la continuación del contrato, y si bien en cualquier momento

alguno de los contratantes puede optar por terminar el contrato debe acarrear los daños

que esto trae aparejado. Dentro del trámite del concurso preventivo o la quiebra, normas

de orden público que son inalterables, este principio se ve afectado inclinándose la

balanza en favor del concursado o quebrado. Este alejamiento, principalmente del

equilibrio contractual, responde a que la Ley de Concursos y Quiebras busca dar

soluciones a la insolvencia, postergando en ocasiones los derechos de terceros. El

principio general es que: el concurso preventivo no afecta la eficacia de las obligaciones

contractuales contraídas por el deudor con anterioridad a la presentación; y en la

quiebra, el juez debe decidir sobre la continuación o no de la actividad empresarial

como de los contratos. En ese sentido si bien admite la continuación de los contratos y

en principio no quedarían resueltos esto rige para los contratos que hacen al giro diario

regulados por los art. 16 y 17 Sin embargo, otros contratos, aquellos con prestaciones

reciprocas pendientes que no hacen al giro diario empresario no continúan sin una

autorización previa y se encuentran regulados en el art. 20 y 144 para el supuesto del

concurso y de la quiebra respectivamente. El instituto trae varios puntos de coyuntura


que exceden el objeto de este trabajo, debates que algunos ya fueron zanjados por

doctrina y jurisprudencia. El punto central es revisar como queda posicionado la

contratante in bonis como parte de un contrato con prestaciones recíprocas pendientes

frente al concurso, comparándolo con el supuesto de quiebra, y si el tercero vulnerado

frente al problema financiero o a veces económico que aqueja del otro contratante no

tiene otras herramientas jurídicas para evitar que la insolvencia le genere un perjuicio,

afectación que quizás ya lo viene aquejando antes de la presentación del concurso o la

quiebra.

(Bas, 2006) nos comenta no se exige fundamentación de su decisión, pero a la hora de la

decisión judicial, los motivos invocados por el tercero contratante suelen ser

especialmente valorados. Si el tercero hubiese manifestado su oposición a la

continuación y el juez decide la continuación, se activará su legitimación a los fines del

recurso de apelación previsto en el art. 144, inc. 7º De esta forma podemos ver que el

blindaje jurídico con el que se protege al tercero contratante en el supuesto de quiebra se

da de tres maneras, Puede manifestar si quiere continuar o no el contrato, al margen que

no sea vinculante para el juez ello le abre dos puertas más; Puede apelar la decisión si

opto por no continuar y el juez decide lo contrario y Si opta por continuarlo puede pedir

una garantía extra a la preferencia en el cobro de los créditos post-concursales que se

aplica por vía del art. 240

Según (GHERS, 2005) El problema de la equivalencia de las prestaciones nos da su

definición

El Código Civil supone que, en 10$ contratos de prestaciones recíprocas, estas

equivalen entre sí. Esta suposición es equivocada y constituye un grave error

económico, por cuanto como trataré de argumentar las prestaciones jamás equivalen en
los contratos. Es más, no puede haber un contrato si las prestaciones equivalen. Aunque

el Código Civil tiene una visión muy poco clara de la teoría económica, es posible

explicitar algunos conceptos de su articulado. Podríamos decir, por ello, que hay una

doctrina económica implícita en el Código Civil. Hay algunos temas desarrollados

expresamente; otros. implícitamente, El tratamiento, en general, de tales conceptos

económicos es, sin embargo, asistemático e incurre en múltiples contradicciones, que

han llevado a desarrollos jurisprudenciales equívocos, inciertos y erráticos. Creo, en

síntesis, que el Código Civil de 1984 es un monumento al error económico. Entrando a

nuestro tema en particular, el Código Civil tiene un concepto de valor, en el sentido

económico, bastante vago e impreciso y, en consecuencia, tiene un equivocado concepto

del intercambio como fenómeno económico e identifica, por ende, erróneamente. el

concepto de contrato. ¿Cuál es el concepto de valor que tiene el Código Civil he escrito

sobre esto? anteriormente. Aunque no hay una definición expresa ni consistente, si

examinamos sus artículos nos vamos a dar cuenta de que el Código Civil confunde

valor, coste y precio: y utiliza como sinónimos los tres conceptos. Hay artículos en los

cuales se habla del valor como costo. Por ejemplo, los correspondientes a las mejoras,

cuando se dice que el poseedor tiene derecho al reembolso del valor actual. dice el

Código de las mejoras necesarias y útiles, Utiliza sinonímicamente el concepto costo en

algunos Otros articulas del Código Civil; por ejemplo, en familia, se habla de

inventarios valorizados. Finalmente, utiliza en algunos casos, como en obligaciones, el

término precio, pero en algunas ocasiones habla del valor por el costo, en otras habla del

costo por el precio y a veces habla del precio por el costo. Esto no es casual, semejante

confusión conceptual en el Código obedece a que, en la teoría económica, en general, se

distingue el concepto de valor objetivo del concepto de valor subjetivo de los bienes.

Por lo común, se divide a la teoría económica entre una escuela objetivista y una escuela
subjetivista del valor. También sostiene desde ese punto de vista, una cualidad del bien:

estaría en el bien. Sería la cantidad de madera, plástico, tornijas, diseño, metal, capital.

intereses de ese capital. mano de obra. transporte y mercadeo de esas carpetas. Es decir,

la teoría objetivista del valor sostiene que este es intrínseco a la cosa y que, por

consiguiente. el valor de la cosa está en ella misma. Variantes del objetivismo han

estado presentes de una u otra manera en la teoría económica, desde Aristóteles hasta

nuestro tiempo. y la presencia del objetivismo, que supone que el valor es una cualidad

de la cosa, es muy importante desde la ética nicomáquea hasta el socialismo

contemporáneo. a largo de la historia, existe, pues, una línea argumental que sostiene

que el valor de una cosa está en la cosa. De esta convicción deriva otra no menos

difundida, según la cual el costo de una cosa solo puede ser su valor y el precio, su

costo. Esta confusión llevaría a la teoría económica a uno de los más notables

trabalenguas de su historia, Identifica, también, el objetivismo: valor, precio y costo. Si

el valor está en la cosa, el costo de la cosa solo puede ser uno, el de sus integrantes, el

de sus componentes, el de sus insumos. La sumatoria de todos ellos suma su costo y el

precio es la representación de ese valor. Valor es igual a costo, es igual a precio y el

precio solo puede ser uno: el precio objetivo, el justo precio. La doctrina del justo

precio, elaborada así por los escolásticos, contamina todo el Derecho medieval. Desde

los canonistas, glosadores y post-glosadores está presente la idea de que el valor está en

la cosa y que el precio tiene que representar su valor. Frente al objetivismo, la teoría

económica, también tiene otra forma de definir el valor, que es la teoría subjetiva. La

teoría subjetiva del valor señala que el valor no está en la cosa; que la cosa no vale nada

en sí misma. Sostiene, a diferencia de la teoría objetiva, que el valor es una cualidad que

la gente le atribuye a la cosa, pero en función de múltiples consideraciones como

pueden ser su utilidad ° su escasez. Las cosas no valen nada más que la opinión que
tiene de ellas la gente. La gente estima que valen. Cada uno de nosotros le reconocemos

valor a las cosas en función de su utilidad o de su escasez. Las cosas pueden ser útiles,

en consecuencia, valen; pueden ser escasas, en consecuencia, no valen. Se trata.

finalmente, de apreciaciones puramente arbitrarias que, aun basándose en perjuicios y

errores, producen consecuencias económicas. Para los subjetivistas. entonces, el valor

no es un atributo de la cosa; es una cualidad atribuida a la cosa; es externa y extrínseca a

ella. Yo le asigno valor a la cosa, la sociedad le da valor a la cosa. Para los subjetivistas,

entonces, el valor nunca puede ser igual al costo; en cambio para los objetivistas, el

costo y el valor siempre son lo mismo; para los subjetivistas, no. ¿Cuál es el costo de

una cosa para los subjetivistas? La oportunidad sacrificada para hacerla. Se habla, por

consiguiente, en un pleonasmo. de un costo de oportunidad desde el punto de vista

subjetivo. ¿Cuál es el costo de la carpeta, en nuestro ejemplo? Lo que he podido hacer

en lugar de comprar la carpeta. Subjetivamente hablando, el costo de algo es lo que dejo

de hacer para hacer ese algo. Un ejemplo permitirá esclarecer las diferencias de

concepto. ¿Cuál es el costo de una clase?, sería la pregunta del examen. Los objetivistas

dirán lo que pagaron por asistir- a este; los subjetivistas, lo que dejaron de hacer por

hacerlo.

(Medina, 1987) se basa en la venta de bien ajeno en el código civil peruano en nuestro

Código Civil de 1984 ha legislado en la parte referida al Contrato de Compraventa

respecto de la venta de bienes ajenos. En tal sentido y antes de ingresar al análisis de las

normas correspondientes es importante establecer algunas precisiones. La venta de bien

ajeno constituye un contrato de compraventa mediante el cual el vendedor se obliga a

transmitir la propiedad de un bien al comprador. La única particularidad de este contrato

radica en que el bien materia de la transferencia no pertenece al vendedor al momento

de la celebración del contrato. El contrato de compraventa como todos los contratos en


nuestro Código Civil es -respecto de su formación- un contrato consensual, es decir, su

celebración se produce por el simple acuerdo dado por las partes. De esta manera la

compraventa no constituye un contrato real, que es aquel que para su celebración

requiere que se haga la entrega o la transmisión de la propiedad del bien vendido, ni

tampoco constituye un contrato solemne, que. es aquel que para su celebración requiere

el cumplimiento de alguna formalidad. La importancia de la venta de bien ajeno es muy

grande, pues permite una mayor fluidez en el tráfico de los bienes. En efecto, en

aquellas legislaciones que permiten su celebración cabe la posibilidad de que el

vendedor se comprometa a transmitir la propiedad de un bien que no le pertenece,

pudiendo cumplir con su obligación adquiriendo el bien para transmitírselo a su

comprador. En nuestra realidad social, los contratos de venta de bienes ajenos se

celebran con una frecuencia no imaginada. En efecto, diariamente se cele· bran

innumerables contratos de compraventa en los que vendedores de productos

(alimenticios, domésticos, industriales, etc.) se obligan a transmitir la pro· piedad de

dichos bienes sin contar con la propiedad de los mismos, la que adquirirán con el objeto

de cumplir su obligación. De igual modo muchos vendedores de inmuebles ofrecen la

propiedad de los mis· nos y se obligan a transmitirla sin ser propietarios, adquiriendo

posteriormente a la celebración del contrato la propiedad de dichos bienes con el objeto

de cumplir su obligación de transmitir. En todos esos casos se celebran ventas de bienes

ajenos, sin que nos encontremos ante hipótesis de ventas celebradas en representación

de alguien o por comisión.

También nos preguntamos si hubo incidencia de incumplimiento de contrato en tiempo

de la pandemia o covid-19 tal como dice (Ramos, 2020) La excepción de

incumplimiento como derecho contractual en el Código Civil peruano y su incidencia

con el COVID-19 El artículo 1352 del Código Civil peruano establece: Los contratos se
perfeccionan por el consentimiento de las partes, excepto aquellos que, además, deben

observar la forma señalada por la ley bajo sanción de nulidad. A partir de lo

mencionado, resulta esencial remitirnos a la libertad contractual que constituye base

para la expresión del consentimiento a libertad contractual es una manifestación de la

autonomía de la voluntad, que alcanzó su cuota de aceptación y desarrollo más elevado

con el liberalismo decimonónico y resurgió con renovada vitalidad con el

neoliberalismo, tendencias1 que han llevado el principio a límites extremos.

(Garrido, 1996) Nos da ideas del liberalismo, que el pacto haya sido voluntariamente

convenido es una garantía de justicia, puesto que no hay alguien mejor que uno mismo

para proteger sus intereses. Así mismo, una intervención del Estado llevaría a una

intromisión en el ámbito de libertad de los particulares, salvo los casos en que el Estado

actúe para dar fuerza legal a lo pactado por las partes por medio de su poder coactivo,

puesto que la libertad contractual no tendría sentido si no fuera posible hacer cumplir un

contrato que una de las partes se niega a ejecutar. Del mismo modo, el autor en mención

señala: La invocación de la libertad contractual para justificar el uso e imposición de

condiciones generales abusivas es parcial e interesada, no es admisible ya fundamentar

el uso y validez de las condiciones generales en la libertad contractual de una manera

indiscriminada En nuestra legislación, la libertad contractual encuentra sus límites en el

artículo 1354, donde se establece que: Las partes pueden determinar libremente el

contenido del contrato, siempre que no sea contrario a norma legal de carácter

imperativo. El principio de limitación excepcional de la libertad contractual está

conectado con la institución de la nulidad virtual regulada en el artículo V del título

preliminar del Código Civil peruano. El contrato deja de concebirse únicamente como

un instrumento creador de derechos y obligaciones (artículo 1438 del Código Civil);

hoy se impone una noción más realista que atiende sobre todo al interés de las partes. El
contrato debe ser entendido no simplemente como un mecanismo de creación,

modificación o extinción de relaciones jurídicas, aunque también le cabe ese cometido

sino también como algo más complejo y de más amplio alcance: como un medio con el

cual los particulares organizan sus intereses

(Olivares, 2021) Se considera la autonomía privada representa la libertad más importante

concedida por el Estado a la persona natural o jurídica, con este pleno poder absoluto,

bajo los límites excepcionales fijados por la ley. Con amplia libertad se ejercita la

libertad de vincularse con diferentes personas, negociar las condiciones o cláusulas y,

finalmente, conservar intacto el derecho (con justa razón) de retirarse de alguna

negociación o culminar un contrato conforme al marco contractual lícito. Así mismo, los

postulados sobre la buena fe se encuentran vinculados a la libertad contractual y al

contrato en sí en nuestra legislación. Volvemos a acotar que en el artículo 1362 se

establece que: Los contratos deben negociarse, celebrarse y ejecutarse según las reglas

de la buena fe.

(Boetsch; (2015)) se podía entenderse como “hacer lo que uno dice”, “cumplir con lo que

se promete”, o bien “tener palabra”. En ese sentido, (Hernández, 2022) definió la fides

como la actitud perseverante y veraz ante las palabras», lo que siglos después fue

afirmado por el profesor italiano Betti al indicar que el concepto consistía en el hábito

de firmeza y de coherencia de quien sabe recordar los compromisos asumidos mediante

declaraciones o acuerdos. Se estima que el bona fides surgió debido a la difusión de los

negocios internacionales en el ordenamiento romano y de inexistencia de una

formalidad que permitiera la interferencia del Estado (actio) en las relaciones negociales

la buena fe adquirió los caracteres de principio general del Derecho. Es en este período

cuando surgen con gran fuerza los juristas influenciados por el iusnaturalismo, que

estimaban que existían una serie de principios de orden superior que emanaban del
Derecho natural, entre los que destaco a la buena fe, ahora impregnada de conceptos

moralistas y religiosos

(Pérez, 2022) según Medina en esta época se hacía distinción entre buena fe jurídica y

buena fe teológica. La primera se encontraba en el conjunto de reglas de las

legislaciones; la segunda, en el fuero interno del individuo. Con el positivismo todo

aquello que no estaba consagrado en la ley no tenía valor, pero como rápidamente

constataron que el legislador no podía regular todas y cada una de las situaciones, se

vieron en la necesidad de recurrir a los principios generales como el de la buena fe. Así

empezaron a regularse situaciones como la posesión de buena fe, la ejecución de buena

fe de los contratos, Según la doctrina moderna, existe un aspecto subjetivo y objetivo de

la buena fe. Por aspecto subjetivo tenemos que entender la convicción que tiene el

sujeto de encontrarse en una situación regular de acuerdo con el derecho, aunque no sea

el caso. Por otro lado, la buena fe objetiva consiste en una serie de reglas de

comportamiento que nos dicen cómo debemos dirigir nuestra conducta de acuerdo con

patrones de honestidad y lealtad. Según, la división de la buena fe en los aspectos

anteriormente mencionados acarrea confusiones. Su postura consiste en concebir la

buena fe de forma unitaria, de modo que actúe como pauta de comportamiento: se

sostiene que la buena fe subjetiva se aplicaría solo a materias relativas a derechos reales

y de familia, y la buena fe objetiva solo se aplicaría en el derecho de las obligaciones

(Hernández, 2022) Reciprocidad entre acreedor y deudor Se denominan obligaciones

recíprocas aquellas en las que ambas partes son deudores y acreedores, es decir, tienen

ambas obligaciones distintas, pero ligadas al cumplimiento de prestaciones en mutua

cooperación. La esencia de la reciprocidad implica un deber amplio de cooperación y

equidad, según el esquema económico diseñado en el contrato. Las diferentes

obligaciones establecidas deberán ser cumplidas en forma simultánea o alternada en el


plazo y modo pactados con antelación. A este tipo de obligaciones también se les

conoce como obligaciones sinalagmáticas y tienen una interdependencia que podría

resumirse en una frase coloquial: Dame, que te doy Ambas, prestación y

contraprestación, podemos decir que son las dos caras de una misma moneda, pues la

una depende de la otra, ya que en estos tipos de contratos sinalagmáticos si no existe el

incentivo, si queremos llamarlo así, o una contraprestación pactada a favor del deudor

no habría motivo para obligarse a una prestación y por consiguiente si no existe una

prestación a favor del acreedor no hay razón para desplegar la contraprestación, de allí

que estos tipos de contratos reciben el nombre de contratos con prestaciones recíprocas.

(Morales, 1986) Se basa directamente proporcional a su duración (que, en ese sentido,

puede calificarse como un elemento causal). Por esta razón, se afirma que la entidad

cuantitativa de la prestación solo está determinada por el tiempo de duración, que

funciona, por tanto, como criterio de medida. La moderna doctrina alemana destaca,

además, la característica de que el deudor se encuentra en constante tensión, en

permanente disponibilidad para cumplir, pero en los contratos con prestaciones

recíprocas la condición de deudor será una condición variable como el plazo de la

duración de la prestación. En realidad, este tipo de contratos no se diferencia de los

otros por contar con características específicas y exclusivas, sino por la mayor

intensidad con que se manifiestan determinados elementos contractuales: la estructura

obligacional presenta mayor complejidad, pues la prolongación del vínculo contractual

exige la ampliación de las obligaciones accesorias; los deberes de buena fe y de lealtad

adquieren especial importancia en virtud de la larga vinculación de los contratantes.

Bajo la pauta de los contratos de duración amplia o prolongada, a modo referencial, se

encuentran materializados en los contratos de obra y suministro, que requieren que el

deudor ejecute la prestación en el modo y plazos pactados; pero, a su vez, que el


acreedor cumpla con el pago de la contraprestación económica conforme a lo fijado en

el contrato. El incumplimiento del pago de la contraprestación o valorización en una

ejecución de una obra involucrará la posibilidad de la exigencia del requerimiento del

deudor a su acreedor con el fin de que el calendario o plazo.

CONCLUSIONES

En el trabajo investigativo ya mencionado a las conclusiones que he llegado en mi

entender los contratos con prestaciones recíprocas es fundamental para garantizar

relaciones comerciales y personales sólidas. En conclusión, estos contratos establecen

un marco legal que define las obligaciones y derechos de todas las partes involucradas

en un acuerdo.

Al ser herramientas legales poderosas, ofrecen seguridad y estabilidad al establecer

claramente las expectativas y responsabilidades de cada parte. Además, promueven la

equidad y el cumplimiento de los compromisos acordados, lo que contribuye a la

confianza y la buena fe entre las partes.

La elaboración cuidadosa de los términos y condiciones de estos contratos es esencial

para evitar malentendidos y conflictos futuros. Las cláusulas que aborden situaciones
como el incumplimiento, los cambios en las circunstancias y la resolución de disputas

son elementos clave para garantizar la eficacia y la aplicabilidad del contrato.

En resumen, los contratos con prestaciones recíprocas son una herramienta vital en el

mundo de los negocios y las relaciones personales, ya que proporcionan un marco legal

sólido para garantizar el cumplimiento de los acuerdos y proteger los intereses de todas

las partes involucradas.

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