2. ONEROSOS Y GRATUITOS:
Teniendo en cuenta que todo contrato implica uno o varios valores económicos: dinero,
servicios, bienes inmuebles, o inmuebles, bienes intangibles, etc. Se puede hablar de
contrato oneroso o gratuito.
Oneroso: Se mira la utilidad de ambos contratantes, gravándose cada uno a beneficio del
otro. El oneroso es un contrato conmutativo cuando cada una de las partes se obliga a
hacer o dar una cosa que se mira como equivalente a lo que la otra parte debe hacer o
dar a la vez.
Es decir;
CONTRATO ONEROSO
Es cuando ambas partes reciben valores
económicos, en este contrato se mediatiza
el intercambio de intereses patrimoniales
que se miran como equivalente
(subjetivamente). Algunas figuras
contractuales son necesariamente onerosas:
el arrendamiento, el suministro y el seguro
reportan utilidad económica para ambas
partes.
Objetivo: la utilidad de ambos contratantes
a beneficio del otro.
Es aquel contrato que existe por sí mismo. Así, el contrato principal es, por ejemplo, un
contrato de compraventa en que el vendedor se obliga a entregar la cosa vendida y el
comprador, a pagar el precio convenido.
CONTRATO ACCESORIO
4. BILATERAL Y UNILATERAL:
CONTRATO BILATERAL
CONTRATO UNILATERAL
Es el que crea obligaciones a cargo de una sola parte, o sea, cuando una de la partes se
obliga para con otra que no contrae obligación alguna. El contrato de donación puede
servir como ejemplo de contrato unilateral, porque solo obliga al donante a tramitar
gratuitamente el bien; sin embargo, es posible que bajo ciertas circunstancias el contrato
unilateral asigne obligaciones a ambas partes como en el comodato donde una parte
entrega una especie gratuitamente a la otra parte y ésta, después del usufructo del bien,
se compromete a restituirlo.
Intuitu personæ1 es una locución latina que significa «en función de la persona» o
«respecto a la persona» o «en atención a la persona», y que es especialmente utilizada
para calificar una relación existente entre dos o más personas, o una determinada
circunstancia, que no puede ser transportada o transferida a terceras personas (pues
depende específicamente de la o las personas involucradas). Por ejemplo y en el ámbito
del Derecho, puede tratarse así el contrato de trabajo nominativo (contrato por obligación),
y también puede referirse al contrato matrimonial (en el que la naturaleza e identidad de
los cónyuges o contrayentes es intransferible).2 En resumen, Intuitu personæ hace
referencia a aquellos actos o contratos en que la identidad o determinadas características
personales de una parte (o de ambas) son factor determinante de su celebración.
Según los distintos regímenes jurídicos, ciertos actos o contratos pueden
considerarse intuitu personae por su propia naturaleza y en todos los casos; así ocurre
con los contratos de trabajo, con las sociedades colectivas, con la constitución
de usufructo, las donaciones, o los derechos de uso y habitación.
- Contratos conmutativos
Son contratos conmutativos aquellos en los que desde un principio aparece determinada
la relación existente entre los beneficios y sacrificios que las partes asumen. Así ocurre en
la compraventa y en el arrendamiento. Ello no queda contradicho por el hecho de que la
libertad de precio y las fluctuaciones de mercado puedan dar lugar a que se haya
contratado a buen precio (con un equilibrio satisfactorio entre la prestación que cada parte
recibe y la prestación que cumple), o que al día siguiente la prestación pactada y/o
recibida valga mucho más o mucho menos.
- Contratos aleatorios
Son contratos aleatorios aquellos en los que dicha relación no está determinada, al
depender de alguna circunstancia desconocida por las partes o imprevisible): seguro,
renta vitalicia, juego, apuesta. Esta categoría de contratos es relevante básicamente
dentro de los contratos onerosos.
Los contratos de tracto sucesivo son los que regulan una serie de entregas o
prestaciones periódicas que perviven durante un tiempo prolongado. Dentro de las
operaciones de tracto sucesivo podemos incluir aquellas en las que el proveedor se obliga
a entregar una pluralidad de bienes, o prestar una serie de servicios, de forma sucesiva y
por precio unitario, sin que la cuantía total se defina con exactitud, por estar subordinadas,
las entregas o los servicios, a las necesidades del cliente.
Como ya hemos dicho el tracto sucesivo implica que el cumplimiento de las prestaciones
se realiza en un periodo determinado, y que, por deseo de las partes se puede extender
para satisfacer sus necesidades primordiales y se establecen una serie de términos para
su ejecución. Estos términos pueden ser:
Nominados: son los que aparte de tener una denominación especial tienen en el CC o en
las leyes especiales, un tratamiento que regla su formación y efectos. Son los contratos
tipo o típicos (están tipificados).
Formales: contienen una disciplina propia. La ley establece sus elementos esenciales y
efectos naturales (en razón de que son los más comunes en el orden de las relaciones
humanas).
La tipicidad no resulta de la denominación que las partes asignen a la relación jurídica
sino de que en ella, se den todos los elementos esenciales del contrato típico.
Los efectos naturales del contrato típico, los que no han sido modificados por las
cláusulas insertas por las partes, se reglan por las normas establecidas de antemano por
la ley.