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Agudos (Qx de urgencia): Las urgencias pueden ser de carácter dramático (donde
la patología no admite ninguna consideración previa [rotura de aneurisma, lesión
traumática vascular]) o pueden ser urgencias diferidas (en este caso la patología
permite tomar un intervalo de 12-48 hs para realizar una serie de exámenes [ECG,
ecografía, coagulograma], como ser una colecistitis aguda, oclusión intestinal no
estrangulada). Entre ambos extremos existen estados intermedios (EE, apendicitis
aguda, obstrucción arterial aguda) que dan un margen de pocas horas para
preparar al paciente.
Crónicos (Qx programada o electiva): La cirugía programada es aquella que
permite una ordenada y exhaustiva evaluación, con tiempo para planear la cirugía
con el menor riesgo posible. En estas circunstancias se realiza una evaluación
global y una evaluación sectorial. De acuerdo a la complejidad de la cirugía
podemos tener casos comunes o no problemas (donde la evaluación queda
reducida a una buena anamnesis y EF, análisis y estudios básicos), o casos
problemas/cirugía de alta complejidad (donde deben agregarse estudios
especializados además de ciertas medidas terapéuticas previas para corregir
alteraciones funcionales).
La evaluación del paciente quirúrgico comienza en la primera entrevista. El enfermo debe
ser evaluado en forma global, teniendo en cuenta que realizando un buen examen clínico
y estudios básicos se debe analizar la totalidad funcional del enfermo, sobre todo en
aquellos sistemas que tienen mayor peso en la mortalidad intra y postoperatoria, como
ser el sistema CV, respiratorio y renal, y siguiendo en importancia la inmunidad, la
coagulación y la nutrición. De acuerdo al tipo de paciente que nos encontremos, la
evaluación tendrá distintas características:
Clase I (0-5 puntos, riesgo mínimo de complicaciones), Clase II (6-12 puntos, riesgo del
5%), Clase III (13-26 puntos, riesgo del 13%) y Clase IV (>26 puntos, riesgo >30% con
mortalidad del 56%).
Para otros, los pacientes pueden tener contraindicaciones absolutas (IC grado III y IV, IAM
reciente, insuficiencia valvular grave) y relativas (IAM hace 3-6 meses, IC grado I y II,
cardiopatías congénitas cianóticas, angina inestable, algunas arritmias) para una cirugía
electiva. El cardiólogo debe tomar recaudos sobre las patologías del paciente (tratar IC,
corregir anemias, controlar arritmias, controlar marcapaso, fármacos, etc).
Otros factores de riesgo asociados a función CV: edad >60, tabaquismo crónico, cirugía
torácica y digestiva alta, enfermedades pulmonares previas, obesidad, tipo de anestesia y
momento de la cirugía.
-Función Respiratoria: El conocimiento de la función respiratoria es elemental en cualquier
tipo de cirugía. Las complicaciones pueden estar asociadas o relacionadas con los
anestésicos, drogas, lugar anatómico de la cirugía, edad, antecedentes de tabaquismo,
EPOC, obesidad, alergias, etc.
En pacientes sin antecedentes debe realizarse examen clínico integral y respiratorio y
evaluar tolerancia al ejercicio. En pacientes con antecedentes respiratorios, obesidad o
sometidos a cirugía torácica o abdominal alta debe solicitarse además espirometría,
gasometría arterial, radiografía de tórax y estudios destinados a la patología.
Para disminuir el riesgo de complicaciones se debe preparar al paciente en el
preoperatorio:
Con riesgo mínimo o sin riego: se solicita hemograma completo, glucemia, urea,
creatinina, orina completa, coagulograma, pseudocolinesterasa, ECG y RX de
Tórax. Si esto es normal se indica cirugía.
Con riesgo pero paciente compensado: se agregan estudios especiales de acuerdo
al sistema en disfunción, y luego se reevalúa y se da tratamiento de sostén para
poder realizar la cirugía (hay mayor probabilidad de complicaciones que en riesgo
mínimo).
Alto riesgo o paciente descompensado: En caso de que el paciente se encuentre
descompensado en una nueva evaluación o presente grave alteración que
contraindique cirugía, se descarta. Si se consigue la compensación, se reevalúa y se
opera con monitoreo permanente de funciones vitales y control en UTI.
2) Preoperatorio Inmediato: comprende el conjunto de indicaciones y cuidados que se
deben tomar en la víspera de la cirugía y horas previas al acto quirúrgico. Incluyen:
a) Dieta: dependerá del tipo de cirugía. Es preferible ayuno o comida frugal en la víspera
de la cirugía.
b) Sedación: puede ser requerida en personas psíquicamente inestables o bajo
tratamiento previo.
c) Baño: debe ser completo y si fuera posible utilizando jabones antisépticos (clorhexidina
o iodopovidona). Si existen zonas de infecciones cutáneas deben tratarse previamente. Se
debe realizar adecuada antisepsia de la zona quirúrgica y cubrir con compresa estéril
antes del traslado al quirófano.
d) Rasurado: se efectúa sólo en la zona quirúrgica.
e) ATB: en cirugías programadas o de urgencia se usan antibióticos que cubran
principalmente Gram negativos y anaerobios en dosis única 2 horas antes de la inducción,
y de acuerdo al tipo de cirugía, ésta requerirá o no continuar con el tratamiento.
POSTOPERATORIO: Puede definirse como el período comprendido entre el final del acto
quirúrgico y los 20-30 días posteriores, si no existe ninguna complicación. La evolución del
paciente durante el postoperatorio depende de múltiples factores como el estado previo,
el tipo de patología quirúrgica, el momento de la cirugía, el riesgo del paciente, el éxito de
la cirugía, etc.
El postoperatorio puede clasificarse en:
Inmediatas: desde el momento en el que el paciente sale del quirófano hasta las
primeras 24-48 horas.
Mediatas: a partir del 3°-4° día hasta la 4° semana.
Locales: alteraciones que se producen en la herida operatoria o en la cavidad
donde se realizó la cirugía.
Sistémicas: compromiso de uno o más sistemas y del estado general del paciente.
Complicaciones locales inmediatas: corresponden a la zona de incisión de laparotomía,
toracotomía, cervicotomía, etc:
-Hemorragia: puede ser de mínima magnitud (vaso dérmico de la zona de la herida, de
fácil diagnóstico y manejo) o de mayor cuantía con repercusión hemodinámica y que
requiera reposición del volumen plasmático y tratamiento de la lesión.
-Hematomas: colecciones sanguíneas en cavidades neoformadas. Se manifiestan como
una tumoración a veces visible y palpable (supraaponeuróticos) o sólo palpable
(subaponeuróticos), que puede acompañarse de manchas equimóticas. Pueden complicar
con infección, y ante la duda puede realizarse una ecografía. Su manejo en un principio es
expectante, y ante duda de que se haya reiniciado el sangrado se recurre a la exploración
quirúrgica, lavado o aspirado y control de la hemostasia.
-Supuración/Infección: puede deberse a una técnica quirúrgica o de asepsia defectuosa,
contaminación por vísceras exteriorizadas, focos sépticos, etc. A veces no se evidencia
clínica local pero sí cuadro infeccioso general (fiebre, escalofríos, astenia, etc), y
posteriormente aparecen los signos locales (dolor, tumor y rubicundez en herida). Se debe
localizar adecuadamente el foco y extraer material por punción para estudio
microbiológico.
En caso de colecciones purulentas deben someterse a drenaje quirúrgico. La infección
puede derivar en un proceso de celulitis y miositis de carácter polimicrobiana que avanza
sobre zonas vecinas y puede generar sepsis. Puede observarse en cirugía coloproctológica,
pacientes inmunodeprimidos, y requiere tratamiento quirúrgico de desbridamiento
además de ATB.
-Dehiscencia: se observa sobre todo en laparotomías. Puede ser sólo de planos
superficiales (piel y TCSC), la cual no adquiere gravedad y se relaciona con necrosis de
bordes, supuración, y el tratamiento consiste en la limpieza y posterior sutura o
aproximación con material adhesivo, o puede dejarse abierta para cicatrización por
segunda.
La dehiscencia que abarca todos los planos puede condicionar una evisceración, que
puede acompañarse de exteriorización de vísceras. La causa está relacionada con el
estado del paciente (hipoalbuminemia, desnutrición), con el acto quirúrgico (defectos
anestésicos, técnica incorrecta) o con problemas postoperatorios que aumenten la
tensión parietal (íleo, tos, vómitos, distensión abdominal). En este caso los pacientes
suelen tener síntomas que marcan un postoperatorio anormal (taquicardia,
intranquilidad, vómitos, íleo) y localmente a veces hay secreción serohemática que sale de
la herida. Requiere rápido tratamiento quirúrgico bajo anestesia.
Complicaciones intracavitarias
-Hemorragia: en el caso de que la cavidad operada tenga drenaje, llamará la atención que
hay pérdida importante en poco tiempo de sangre roja. En el caso de que no se coloque
drenaje, cuando la pérdida sanguínea es importante se manifiesta con taquicardia,
palidez, frialdad, sudoración, oliguria, desasosiego, etc. La formación de hematomas
puede condicionar su infección y transformación en foco séptico. El Dx se basa en la clínica
y los métodos de imagen.
-Colecciones: pueden deberse a filtraciones de suturas, anastomosis, ligaduras o por
lesiones no advertidas durante la cirugía (de VB, uréter, bronquio, etc). Las colecciones
darán lugar a cuadros clínicos como sepsis, peritonitis, coleperitoneo, mediastinitis. En
algunos casos luego de un tiempo la colección puede fistulizar y crear una pérdida por la
cicatriz de la zona del drenaje.
-Oblito: el cuerpo extraño olvidado (gasa o compresa) puede condicionar un cuadro de
peritonitis localizada o generalizada, que requiere cirugía y que puede provocar fístulas
digestivas.
-Íleo postoperatorio prolongado: en caso de que el íleo se prolongue por más de 72 horas,
la distensión abdominal progresa y aparecen los signos y síntomas del íleo (dolor
abdominal tipo cólico, vómitos fecaloides, falta de eliminación de gases o materia fecal
por el ano). Debe realizarse laboratorio con hemograma e ionograma, directa de abdomen
y se procederá al tratamiento.
Complicaciones Sistémicas
-Shock cardiogénico: por falla ventricular en pacientes con o sin antecedentes de
cardiopatía. El shock puede asociarse a asistolia o FV y obliga a realizar masaje cardíaco,
intubación y VMA, corrección de la acidosis y tratamiento farmacológico de la asistolia,
desfibrilación en FV.
-Arritmias.
-Shock Hipovolémico
-IAM: puede manifestarse como el cuadro típico de dolor precordial, o bien como
inestabilidad hemodinámica, arritmias o shock. Se diagnostica con ECG y enzimas.
-Broncoaspiración: puede observarse al extubar al paciente o en su traslado y paso a
cama. Puede provocar paro respiratorio o bronconeumonía grave que depende de la
cantidad y calidad del jugo aspirado. El manejo consiste en intubación y/o VMA,
broncoscopia y aspirado y ATB.
-Atelectasia: es común. Puede deberse a una intubación inadecuada que deja un sector sin
ventilar (inmediata), o por acumulación de secreciones, dificultad para toser (se presenta
en los primeros días). Tratamiento: VMA, fluidificar secreciones, Kinesioterapia,
broncoscopia y aspiración y nebulizaciones.
-Broncoplejía: poco frecuente, se presenta especialmente en ancianos enfisematosos, con
antecedentes de insuficiencia respiratoria previa. Presenta cianosis, hipoxia progresiva
que puede provocar disfunción ventricular derecha y compromiso neurológico. Tiene el
mismo tratamiento que la atelectasia.
-TEP: Aparece por lo general luego del 3° o 4° día, y puede presentarse en forma variable
(desde cuadros mínimos no diagnosticados a TEP masivos con muerte súbita o IC derecha
aguda).
-Síndromes de ocupación pleural: puede ser un NTX hipertensivo por una bulla
enfisematosa rota. En el hemotórax el cuadro variará según la magnitud del mismo,
asociando un cuadro de derrame pleural con uno de hemorragia. Para el estudio es
necesario solicitar RX, gasometría, ionograma y se trata con drenaje.
-IRA: puede obedecer a múltiples causas (sepsis, hipotensión prolongada, shock,
hemólisis, nefrotóxicos). Debe controlarse minuciosamente la diuresis, la hidratación y la
PVC. Debe solicitarse laboratorio con urea, creatinina, ionograma plasmático y urinario y
orina completa. Tratamiento: tratar la causa, hidratación, diuréticos y diálisis.
-Retención Vesical Aguda: se observa con mayor frecuencia en cirugía abdominal baja,
coloproctológica, ginecológica y en ancianos con problemas prostáticos. Puede ser un
efecto adverso de opioides o antiespasmódicos. Se recurre al sondaje o PSP.
-Hemorragia Digestiva: generalmente hemorragia digestiva alta, que de acuerdo con su
magnitud y persistencia pueden provocar descompensación hemodinámica. Se observa
luego de varios días y generalmente se asocia a úlceras por stress, y en menor medida
puede ser una úlcera crónica, un efecto de los anticoagulantes o falla en las suturas.
-Complicaciones neurológicas: pueden aparecer alteraciones de la conciencia como
excitación, depresión, o desorientación témporo-espacial. Puede deberse en un principio
al efecto de la anestesia, y si aparece más tardíamente se relaciona con otras
complicaciones (sepsis, insuficiencia hepática o renal, hipovolemia).
-Ictericia postoperatoria.
-Colecistitis Ag Gangrenosa Alitiásica: especialmente en pacientes sépticos, vasculares, con
ayuno y alimentación parenteral prolongada. Otras complicaciones abdominales:
Pancreatitis Ag Postoperatoria, bolo fecal.
Requerimientos Básicos del Postoperatorio Normal
a) Hidratación: dependerá del estado del paciente, el tipo de cirugía, el momento y
otras variables. En el individuo normal de 70 kg se calcula un requerimiento de
2000-2500 ml/d. En cirugías simples (hernia, apendicitis no complicada, várices,
bocio) el stress quirúrgico no es tan grande y se puede cubrir un requerimiento en
base a las pérdidas de 1000-1500 ml/d a partir de las 8 hs del postoperatorio (por
VO o parenteral). La reposición se realiza alternando D5% y SF, agregando
ampollas de K en algunos casos. En cirugías mayores el requerimiento es mayor
(no poder alimentarse por vía oral + débito por SNG o drenajes) por lo que el
aporte en general debe superar los 3000 ml/d, también alternando D5% con SF y K.
b) Alimentación: el plan alimentario va a variar según el tipo de cirugía, el estado
nutricional previo, etc. La realimentación oral puede ser al 3° o 4° día en caso de
cirugía abdominal, o bien la 7°-8° día cuando hay sutura importante.
c) Deambulación: debe ser lo más rápido posible, y si no se pudiese se hace
movilización precoz en el lecho (pasiva), para prevenir TVP y TEP.
d) Dolor: Debe calmarse el dolor, evaluando la necesidad de utilizar opiáceos.
e) ATB.
f) Cuidado de la herida: debe hacerse toilette en forma periódica y la extracción de
puntos puede hacerse a partir del 7° día.
g) Control diario de Drenajes.