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Definición de pre operatorio (Clasificación, evaluación del estado de salud del paciente

clínico y paraclínico)

DEFINICIÓN

Se conoce como preoperatorio al manejo integral del paciente quirúrgico en el periodo que
antecede a la operación. Por razones de didáctica se le divide en dos fases: diagnóstica y de
preparación del enfermo para ser operado.

FASE DIAGNÓSTICA

El diagnóstico es la parte fundamental y más importante de la cirugía. Si con la cirugía se


pretende tratar las enfermedades por medios manuales e instrumentales, es condición previa
indispensable conocer bien al paciente y la naturaleza de la enfermedad que le aqueja.

La tendencia actual de la medicina es manejar los datos clínicos como datos científicos,
preferentemente de manera cuantitativa y objetiva. Si en la evaluación se llega al
planteamiento de la cirugía como medio de tratamiento se calculan los riesgos y se
comparan con los beneficios que se espera obtener; se analizan las probabilidades de
complicación, y se hace un pronóstico. En la fase diagnóstica, la información que se ha
recogido permite al paciente y al equipo de salud tomar las decisiones.

Historia clínica

La excelencia en la cirugía comienza con una buena historia clínica, hablamos de preguntas
que se hacen al enfermo en interrogatorio directo, o mediante un interrogatorio indirecto
cuando se hace a otra persona que informa lo que el paciente no puede comunicar.

En la elaboración de la historia clínica, la actitud y las palabras del médico tienen mucha
importancia para el paciente quirúrgico.

Técnica del interrogatorio

Es indispensable efectuar un interrogatorio intencionado sobre los diferentes aparatos y


sistemas con el fin de informarse acerca de las manifestaciones de padecimientos no
sospechados que pudieran tener influencia en el riesgo de la operación. En especial
interesan los aparatos cardiovascular, respiratorio, renal y nervioso.

Técnica de la exploración

Es fundamental siempre explicar al enfermo los procedimientos exploratorios antes de


ejecutarlos. Inspección, palpación, percusión y auscultación.

Exámenes de laboratorio
En el periodo preoperatorio existe un grupo de exámenes que se efectúa en forma rutinaria
con dos finalidades:

a) Descartar padecimientos comunes o prevalentes que no son siempre detectables en la


exploración clínica.

b) Realizar una valoración funcional mínima de los órganos y aparatos previa a una
probable intervención quirúrgica; la valoración se juzga con más importancia en pacientes
mayores de 60 años.

En la rutina preoperatoria se llevan a cabo los siguientes exámenes de laboratorio: EL POR


QUÉ DE CADA COSA

• Determinación del grupo sanguíneo y Rh del enfermo aun cuando en primera instancia se
piense que no necesitará sangre o productos hemáticos. .

• Citología hemática, en la que se determinan por lo menos el hematócrito y la hemoglobina


en gramos por ciento, la fórmula blanca, búsqueda de leucocitos anormales y cuenta de
plaquetas.

• Química sanguínea de tres elementos, es decir, la determinación de glucosa, urea y


creatinina en sangre.

• Determinación de proteínas en sangre.

• Examen general de orina.

• Tiempos de sangrado, coagulación, protrombina y tromboplastina.

• Prueba de ensayo por inmunoabsorción ligado a enzimas (ELISA) para detección de virus
de inmunodeficiencia humana (HIV).

• Reacción a la prueba VDRL para detección de sífilis.

Exámenes de gabinete

Sólo dos de ellos son de rutina en el preoperatorio por las razones antes aducidas para el
laboratorio.

-La placa de tórax como rutina preoperatoria orientada a tres finalidades primarias: saber
si los hallazgos pueden modificar la programación quirúrgica; saber si el abordaje
quirúrgico debe ser modificado en atención a las alteraciones encontradas, y conocer las
posibles complicaciones posoperatorias.

-El electrocardiograma se hace en el periodo preoperatorio en pacientes mayores de 40


años de edad con el fin de explorar el estado cardiovascular; su utilidad es que permite
identificar dilatación o hipertrofia de las cavidades cardiacas y detectar los trastornos del
ritmo cardiaco.

Indicación quirúrgica

-IQ urgente: Una intervención urgente se plantea cuando la función de un órgano o la vida
del paciente dependen de la prontitud con que se realice. Por ejemplo, el tratamiento
quirúrgico de un paciente traumatizado que sufre estallamiento de bazo: si no se ejecuta la
operación, fallecería de anemia aguda por hemorragia interna; su operación es urgente.

-IQ programada: Una intervención quirúrgica es programada, es decir, que no es urgente


mientras el paso de horas o días no sea determinante para la vida del paciente ni para la
función de un órgano. Un ejemplo es el tratamiento quirúrgico de una hernia inguinal no
complicada en la que el médico y el paciente pueden planear y programar con tiempo el
momento óptimo para practicar la operación.

-IQ necesaria: Cuando el planteamiento habla del carácter imprescindible de una


operación se le dice necesaria. Una intervención es necesaria cuando de ella depende la
función de un órgano o la vida del enfermo, aparte de la oportunidad de su ejecución. Por
ejemplo, cuando un paciente sufre apendicitis aguda se considera necesaria la intervención
quirúrgica porque el padecimiento pone en peligro la vida y, además, es urgente porque de
no hacerse la afección progresará en corto plazo a formas más graves.

-IQ electiva: Es aquella en la que se recomienda la operación; sin embargo, el paciente


puede optar por ser operado o no, sin que esto represente el riesgo inminente de pérdida de
la vida o de la función de un órgano, sino sólo la presencia de una alteración orgánica
funcional o estética que el paciente puede tolerar de manera voluntaria. Un ejemplo es el
paciente que sufre una colecistitis calculosa que le ocasiona molestias físicas y, con el
tiempo, puede complicarse, pero puede escoger entre ser operado o no, con el conocimiento
pleno de que su condición puede agravarse.

En todos estos tipos es privilegio y derecho inalienable del paciente aceptar o rechazar el
tratamiento que se le propone, pero el carácter de la recomendación que hace el médico es
el que se califica como urgente, no urgente, necesario o electivo..

FASE DE PREPARACIÓN

Planteamiento quirúrgico

Cuando se ha elaborado el diagnóstico integral, han discernido las causas que existen para
efectuar el tratamiento quirúrgico y se tienen definidos los riesgos que representa el acto
propuesto, se comunica la decisión al paciente en una entrevista en la que plantea la
necesidad de más miembros de la familia.

La comunicación debe ser respetuosa para explicar con palabras simples la naturaleza de la
enfermedad. Es importante que la exposición sea completa y objetiva, de manera que aclare
cuál es la historia natural del padecimiento. Enseguida se debe exponer la posibilidad de
modificar la evolución mediante el tratamiento quirúrgico y dar el nombre preciso de la
operación que se propone, explicar en qué consiste y las alteraciones funcionales que
pueden existir.

También se debe aclarar si la operación es de carácter urgente o no; si la persona puede


elegir entre ser operado o no, y cuáles serían los inconvenientes en caso de decidir no
aceptar la intervención.

Explicación de riesgos

Se acostumbra explicar al enfermo que su riesgo es el habitual o mínimo cuando se planea


tratar lesiones localizadas, sin efecto sistémico y si el enfermo está en buenas condiciones
generales.

Cuando los pacientes tienen más problemas por sus condiciones de edad, sobrepeso, por
sufrir enfermedades sistémicas moderadas o por los efectos iniciales de la lesión quirúrgica,
se les explica que su riesgo es mayor al habitual o intermedio.

Los enfermos en quienes la lesión ha provocado deterioro sistémico grave o tienen lesiones
en uno o más órganos vitales, y todos aquellos en estado de gravedad o que ingresan en
condiciones de urgencia, tendrán información suficiente y veraz si se les explica que el
riesgo es elevado o máximo.

Consentimiento informado y autorización legal

El enfermo y las personas legalmente responsables ya informadas en la entrevista tienen el


privilegio de hacer todas las preguntas que crean pertinentes para tomar su decisión, y de
consultar a otros profesionales para orientar su criterio. Si así lo desean, pueden rechazar la
operación propuesta y, en este caso, se les debe informar acerca de los problemas
potenciales a que está expuesto el paciente; deben dejar constancia escrita de su negativa
voluntaria en el expediente clínico.

Es reglamentario que el paciente y dos familiares o testigos firmen un documento


autorizando la intervención por parte del equipo de salud que la propone y que el
documento forme parte del expediente clínico.

En casos de urgencia o incapacidad y en los casos de ausencia de familiares responsables,


dos médicos deben firmar la nota quirúrgica y hacer constar la urgencia.
Nota preoperatoria

Después de haber obtenido el consentimiento, se procede a elaborar la nota preoperatoria,


que se asienta en el expediente clínico y que siempre debe ser firmada por el cirujano
responsable. Datos que van en la nota: Fecha y hora de elaboración de la nota/Nombre y
datos generales del enfermo/Diagnóstico integral/Operación propuesta/Especificación de la
urgencia, si la hubiera/Riesgo calculado en la clasificación de la ASA/Referencia a la
autorización de la operación.

Órdenes preoperatorias

En el expediente clínico se escriben las indicaciones dirigidas al cuerpo de enfermería cuyo


objeto es preparar al paciente para la intervención que se planea. Las indicaciones
preoperatorias no son rutinarias en ningún caso y deben realizarse por el cirujano en la
visita que hace al enfermo la noche anterior a la operación. La medicación preanestésica la
ordena el anestesiólogo.

PREPARACIÓN GENERAL

Ayuno

AYUNO PREOPERATORIO

Las últimas guías americanas sobre ayuno preoperatorio y disminución de riesgo de


aspiración pulmonar recomiendan actualmente 2 horas de ayuno para líquidos claros
(identificando como líquidos claros: agua, jugos transparentes sin pulpa, té y café). El
ayuno recomendado para leche materna es de 4 horas y la recomendación para sólidos y
leche no materna es de 6 horas. Por último, se mantiene la recomendación de 8 horas de
ayuno para comidas grasas. Estas recomendaciones aplican para pacientes que van a ser
sometidos a anestesia general, anestesia regional, como también pacientes sometidos a
sedación y que no presenten patologías coexistentes que afecten el vaciamiento gástrico,
como embarazo, obesidad, diabetes, reflujo gastroesofágico, hernia hiatal, alimentación
enteral, y cirugías de urgencia.

El enfermo debe llegar a la sala de operaciones con el estómago vacío. No es recomendable


que la cirugía coincida con el proceso de digestión de alimentos, debido a que con la
administración de medicamentos y agentes anestésicos suelen presentarse reacciones
indeseables como náuseas y vómito. La regla general es que se suspenda la ingesta desde la
media noche antes de la operación para obtener un ayuno promedio de 8 a 12 horas. Si el
enfermo requiere líquidos, éstos se deben administrar por vía intravenosa.

Aseo general
Si hay tiempo suficiente se recomienda que los pacientes adultos se bañen durante cinco
días seguidos con jabón de hexaclorofeno o clorhexidina, frotando por varios minutos la
zona donde se ha de practicar la incisión. Se ha demostrado que el hexaclorofeno tiene un
efecto acumulativo y disminuye la flora transitoria de la piel.

Si no hay tiempo suficiente, se pide al paciente un baño general previo a la operación y se


le recomienda que lave de manera escrupulosa las “zonas difíciles” (ombligo, perineo,
pliegues inguinales y axilas).

Rasurado de la región

En las órdenes preoperatorias se indica lavar y rasurar el sitio de la incisión propuesta y de


las regiones anatómicas circundantes. El rasurado hecho varias horas antes es inadecuado
porque produce escarificaciones y soluciones de continuidad en la piel; en las excoriaciones
se reproduce la flora bacteriana y las posibilidades de infección aumentan cuanto más
tiempo ha transcurrido.

Es preferible que el personal de enfermería use guantes desechables para hacer el rasurado
y un equipo estéril para cada paciente, resaltando que también esto puede ser realizado por
los familiares del paciente. El rastrillo con hoja desechable de doble fi lo es el mejor
instrumento para el rasurado. Terminado el rasurado se pide al enfermo que entre a la
regadera para quitarse el jabón y el vello suelto. Por último, se pone antiséptico en toda la
región rasurada y así pasa el enfermo a la sala de operaciones.

Vestido y preparación del enfermo

El paciente debe ir a la sala sin ropa interior, vistiendo sólo una bata desechable con una
gran abertura longitudinal que hace fácil su manejo.

Un turbante o una gorra amplia, también de algodón o de material desechable, el cual le


cubre el cabello, y los pies suelen cubrirse con botas flojas de tela de algodón o de material
desechable.

El enfermo va a la sala de operaciones sin cosméticos de ningún tipo, pues no se podría


apreciar el color de los tegumentos; por la misma razón se retira el esmalte de las uñas. Es
indispensable retirar todas las prótesis o postizos que el enfermo utilice; es necesario poner
especial cuidado en retirar las prótesis dentarias que se podrían desprender y obstruir de
manera accidental las vías respiratorias, así como los lentes de contacto.

En los enfermos con riesgo de enfermedad tromboembólica se recomienda aplicar vendaje


elástico en las extremidades inferiores o colocar medias o pantimedias elásticas de grado
médico, ya que son útiles para prevenir la estasis en la circulación venosa cuando los
pacientes estarán por mucho tiempo inmóviles en la mesa de operaciones. Sólo se debe
ordenar el vendaje para pacientes seleccionados con el propósito de evitar estasis venosa y
como sustituto económico de las medias antiembolia.

Venoclisis y vía venosa permeable

Se instala una venoclisis en las venas de los antebrazos o del dorso de las manos del
enfermo, lejos de los sitios de flexión, con el fi n de que llegue a la sala con una vía venosa
útil para la administración de medicamentos y soluciones. Se acostumbra mantener la vía
venosa permeable con el goteo de solución glucosada al 5% a razón de 20 gotas por
minuto, pero el anestesiólogo puede tener otra indicación o preferencia. La instalación de
las venoclisis es por lo general labor del cuerpo de enfermería.

Las venas son también accesibles en otras regiones anatómicas, pero las de las
extremidades inferiores se abordan con poca frecuencia dado que los movimientos
involuntarios de estos miembros son muy amplios y más difíciles de controlar en el
transoperatorio y posoperatorio.

Existen otras opciones en diferentes regiones anatómicas cuando se han agotado las venas
en los brazos o cuando el clínico se encuentra con venas difíciles de penetrar. En estos
casos poco comunes se pueden practicar los abordajes en las venas temporales
superficiales, en las venas yugulares externas en el cuello.

Preparaciones especiales

Preparación psicológica

En la mayoría de las operaciones programadas la relación médico-paciente adecuada es


suficiente para que el paciente tenga apoyo afectivo que le asegure una buena evolución.
Sin embargo, las explicaciones deben ser más claras y la presencia del profesional debe ser
más estrecha en las intervenciones quirúrgicas en las que por necesidad se extrae una parte
del cuerpo; o en las operaciones con las que se busca un paliativo o curación de
enfermedades neoplásicas, como la mastectomía, la histerectomía.

Cuando se detecta un trastorno psicológico es preferible que un especialista proporcione la


terapia de apoyo.

Productos hemáticos

En las intervenciones en las que por su naturaleza pudiera haber pérdida de sangre y
necesidad de restituir el volumen sanguíneo perdido, se debe verificar que las muestras
piloto de sangre hayan sido enviadas de manera oportuna y que en el banco exista la
suficiente reserva de productos hemáticos o componentes compatibles para ser utilizados en
la operación programada.

Catéter venoso central


Cuando el enfermo sea sometido a intervenciones en las que pueda haber pérdida de
líquidos o cambios de volumen sanguíneo, es probable que se requiera instalar tubos largos
de polietileno en la luz de una vena superficial; dichos tubos se introducen hasta la vena
cava superior o la aurícula derecha. A esta operación se le llama colocación del catéter en
posición central para control posterior en el transoperatorio.

Debido a que la instalación de estas vías tiene un índice de complicaciones conocido, las
indicaciones para instalar el catéter venoso central son reguladas por criterios objetivos. En
las situaciones programables del preoperatorio se usa:

1. Cuando se desea tener acceso venoso confiable y duradero.

2. Cuando es necesario medir la presión venosa central en los pacientes.

3. Cuando se tiene que instalar un tratamiento endovenoso repetido para administrar


sustancias que irritan la pared venosa en vasos de bajo flujo.

Las otras opciones comunes son las venas yugulares externas y, de preferencia, la vena
yugular interna o la vena subclavia derecha. Las izquierdas también son utilizables, pero
sólo como una última opción debido a que puede lesionarse el conducto torácico.

Complicaciones

Catéter

En las punciones subclavias y yugulares se presentan más complicaciones. Las más


comunes son la lesión de la cúpula pleural con atrapamiento de aire en la cavidad pleural y
colapso del pulmón, que se llama neumotórax; la formación de hematomas en el cuello por
laceración de los vasos que se penetran; la posición inadecuada del catéter con mal
funcionamiento de la línea, la cual pudo haberse doblado en cualquier forma en el interior
de los vasos y del corazón mismo; irritación del miocardio por estímulo mecánico del
catéter; infección local y por diseminación hematógena con flebitis, sepsis y endocarditis;
lesiones del conducto torácico cuando se hace la punción en el lado izquierdo.

Vaciado del estómago

En casos de urgencia, cuando se debe operar a pacientes que no están en ayuno, se debe
inducir o provocar el vómito como el medio más efectivo. Después se pasa por una narina
una sonda de Levin (sonda nasogástrica) lubricada y se aloja la punta en el estómago. Su
extremo se asegura en la mejilla con una tela adhesiva. Se conecta un aparato de succión
gástrica intermitente o continua y entonces se puede lavar el estómago con solución salina.

Es importante subrayar que una de las complicaciones más temidas, pero susceptibles de
prevención, es la aspiración del vómito a los bronquios. Dicha complicación puede ser
fatal.
Sonda vesical

Aunque siempre se pide al enfermo vaciar la vejiga antes de ir a la sala de operaciones, en


casos especiales es necesario instalar una sonda vesical, como cuando el cirujano desea
prevenir la distensión de la vejiga, en las operaciones de la mitad inferior del abdomen en
las que la vejiga llena sería obstáculo mecánico durante la intervención y en los casos en los
que se desea vigilar el gasto urinario.

En la mayoría de los casos la sonda se instala en el quirófano cuando el paciente ya está


bajo los efectos de la anestesia. La dimensión de la sonda utilizada debe estar en función de
lo más adecuado a la talla del paciente. Se prepara la piel del perineo y el pene o la vagina
con agente antiséptico.

Enema evacuante

El enema o lavativa se hace en el periodo preoperatorio de los pacientes que serán operados
del abdomen y en los que se desea tener el colon vacío. En especial, en la operación del
colon, del recto y del ano; también se emplea en las intervenciones ginecológicas y en
obstetricia en mujeres en quienes se pretende evitar la contaminación fecal del campo
operatorio o el impacto fecal posoperatorio y el estreñimiento. No es una preparación de
rutina y está formalmente contraindicada en presencia de signos de irritación peritoneal.

Preparación del colon

La operación electiva del colon requiere que se le prepare desde varios días antes. Tiene por
objeto hacer llegar al paciente a la sala de operaciones con el intestino vacío y tan libre de
gérmenes patógenos como sea posible. Los medios mecánicos son muy efectivos y
consisten en consumir una dieta líquida y de escasos residuos durante tres días, usar
laxantes suaves y enemas a diario; el último de ellos se hace la noche anterior a la
operación.

Antibióticos profilácticos

Con objeto de prevenir las infecciones es común la administración de antibióticos a los


enfermos en quienes se identifica la posibilidad o riesgo de que sufran esta complicación.

En las intervenciones clasificadas como heridas limpias, los cirujanos no acostumbran el


uso de antibióticos con fines de prevención. En tanto que en las operaciones limpias-
contaminadas se utilizan en forma común para la profilaxis de las intervenciones gástrica,
biliar, transuretral, histerectomías y cesáreas; en la operación colorrectal es obligado
administrarlos, al igual que en las intervenciones especializadas o de larga duración.
Los fármacos más usados son las cefalosporinas, seguidas por las bencilpenicilinas, la
ampicilina y las tetraciclinas, en ese orden. Se debe administrar el antibiótico seleccionado
una hora antes del procedimiento quirúrgico.

Estados anormales que se deben tratar antes de la operación

Entre los estados anormales que se deben tratar o estabilizar antes del procedimiento
quirúrgico cuando no se trata de una urgencia inmediata están el choque, la anemia, la
deshidratación y el desequilibrio tanto acidobásico como hidroelectrolítico.

Choque: Es un estado fisiológico anormal en el que el riego sanguíneo de los tejidos


periféricos es inadecuado para sostener la vida, el cual se asocia por lo general con
hipotensión arterial y oliguria.

Anemia: Es la disminución de la masa de sangre o alguno de sus componentes, ya sea del


número de eritrocitos o de hemoglobina. Puede ser a causa de sangrado, de destrucción de
glóbulos rojos o de detrimento en su producción, o bien, como resultado de una
combinación de estas alteraciones.

Deshidratación: Son síndromes relacionados con pérdida de agua y solutos, así como
disminución del volumen total de sangre.

Desequilibrios acidobásico e hidroelectrolítico: Se trata de trastornos en la composición y


volumen de los líquidos corporales por alteración en los mecanismos responsables de
mantener la homeostasis y el equilibrio acidobásico del organismo.

Insuficiencia cardiaca: Es un síndrome que hace que el corazón no cubra las necesidades
metabólicas de los tejidos.

Cetoacidosis diabética: Es la complicación metabólica aguda de la diabetes mellitus,


resultado de una deficiencia grave en la modulación de la glucosa por la insulina, que en
ocasiones se debe a una infección, traumatismo, estrés o interrupción del tratamiento con
insulina, y se caracteriza por gluconeogénesis con producción de cuerpos cetónicos, estado
hiperosmolar, deshidratación y cetoacidosis.

Medicamentos que se recomienda suspender antes de la intervención

Anticoagulantes

Los anticoagulantes orales son medicamentos derivados de la cumarina que bloquean en el


hígado la síntesis de los factores VII, IX, X y de la protrombina. Si se han recibido por
espacio de 36 a 72 horas producen suficiente alteración de los factores para ocasionar
hipoprotrombinemia y afectar el mecanismo normal de la coagulación. Estos medicamentos
se administran como preventivos o como tratamiento de numerosos estados patológicos
conocidos como enfermedad tromboembólica; sin embargo, debido a que pueden ocasionar
complicaciones hemorrágicas graves en los enfermos que serán operados, es conveniente
realizar un interrogatorio intencionado, y en caso de que los estén recibiendo se debe
comunicar el hecho al grupo quirúrgico junto con los resultados de laboratorio del tiempo
de protrombina.

El medicamento debe ser suspendido 4 o 5 días antes cuando se desea interrumpir la


actividad anticoagulante.

Ácido acetilsalicílico e inhibidores de la función plaquetaria

El ácido acetilsalicílico inhibe la agregación de las plaquetas y con ello prolonga el tiempo
de sangrado. Su acción sobre la función de las plaquetas se debe a la acetilación de la
ciclooxigenasa plaquetaria, que previene la acción del ácido araquidónico y resulta en una
inhibición irreversible de la formación del tromboxano. Cuando se utiliza con el fin de
disminuir el riesgo de trombosis, aumentan las posibilidades de sangrado transoperatorio y
posoperatorio.

Hasta el momento, los estudios prospectivos sobre la determinación del tiempo que debe
transcurrir entre la suspensión del medicamento y la fecha de la operación se ha fijado en
siete días. Sin embargo, en estudios más recientes se afirma que incluso para intervenciones
de alto riesgo de sangrado es suficiente la suspensión por 72 horas. Hay muchas dudas en el
caso de operaciones de urgencia y en los procedimientos de trasplantes a propósito de la
dosis y la necesidad de suspender el medicamento en donde su ingesta no es
contraindicación para la operación a pesar de las posibilidades de sangrado.

Otros medicamentos

-Los derivados de la malonilurea se conocen como agentes barbitúricos y se utilizan para


producir somnolencia como medicamentos sedantes o hipnóticos. Por su efecto depresor
general es preferible que los pacientes que reciben estos fármacos en forma prolongada
sean identificados antes de la operación, sobre todo quienes los ingieren como tratamiento
del estado de convulsiones generalizadas tónicoclónicas. El anestesiólogo recomendará en
cada paciente si el tratamiento debe ser interrumpido para evitar la suma de su efecto al de
los agentes anestésicos o determinar, en su caso, el estado de tolerancia a los anestésicos
afines.

-Otro fármaco que se utiliza en el tratamiento de los padecimientos neurológicos conocidos


como estados convulsivos es la difenilhidantoína o fenitoína, la cual no es una sustancia
sedante ni trastorna la conciencia; por este motivo el cirujano prefiere continuar este tipo de
tratamiento durante los periodos preoperatorio y posoperatorio para mantener su efecto
anticonvulsivo en los pacientes que sufren el trastorno.

-La medicación de los pacientes diabéticos es de manejo particularmente delicado, en ellos


es recomendable interrumpir o disminuir de manera temporal los hipoglucemiantes orales
con el fin de prevenir estados de hipoglucemia en las primeras horas de ayuno del periodo
perioperatorio y vigilar las cifras de glucosa en sangre para manejarlas con dosis precisas
de insulina de acción rápida.

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