Está en la página 1de 13

DERECHO PENAL II:

BOLILLA 1

Introducción. El derecho penal actual. El fenómeno de la expansión. Sus manifestaciones:


La parte especial: La existencia en el CP de dos partes (general y especial) separadas no significa que funcionen
independientemente la una de la otra. Si bien ambos sectores del conocimiento del derecho penal se hallan en
íntima relación entre sí, no siempre han sido objeto de una misma consideración en el plano científico. Frente al
hecho histórico de que la Parte Especial ha existido antes que la parte general, o sea, que el tratamiento de los
delitos y las penas en particular han comenzado a estudiarse y elaborarse muchos siglos antes que el delito y la pena
en abstracto, con el transcurso del tiempo se produjo una irrupción de los estudios dedicados exclusivamente a la
parte general.
Sin embargo, grandes obras de la literatura penal han vuelto a poner atención a la parte especial. En Argentina,
pueden mencionarse a autores como Creus, Fontan Balestra, Soler, Nuñez, etc, han demostrado su enorme
importancia, por ser esta rama la que demuestra la voluntad del legislador que indica cuáles son las conductas
punibles criminalmente. Sucede que los principios y reglas del Libro 1 CP sólo tiene razón de ser en relación a un
delito, una pena o una medida de seguridad determinadas.
La parte especial constituye un sector del derecho penal estratificado en un cuerpo normativo en cuyo marco se
estructuran los tipos legales, teniendo como objeto fundamental establecer con la mayor exactitud posible cuáles
son los actos prohibidos por la ley bajo amenaza de pena y qué relaciones existen entre ellos.
El sistema de clasificación de los delitos: A decir de Buompadre, la sistematización de la parte especial consiste
primordialmente en clasificar y ordenar las tipologías que encierra. Pero ¿qué importancia puede tener una
clasificación de los delitos? Si acogemos una concepción fundada en la persona y en la protección de sus derechos
fundamentales (derecho penal de la democracia, con absoluto respeto a la máxima nullum crimen, nulla poena sine
lege), seguramente la clasificación habrá de partir de los delitos contra las personas. En cambio, si acogemos una
concepción orientada a la tutela del Estado por el Estado mismo (que desprecia las garantías y las libertades), la
clasificación tendrá como punto de partida los delitos contra la patria o el Estado.
La clasificación de los delitos, que no es un problema científico, sino de política criminal, sirve para facilitar al que lee
el Código y, primordialmente, para constituir un soporte garantista para la libertad de los ciudadanos,
permitiéndoles conocer con anticipación qué conductas están prohibidas y castigadas con pena y cuáles están
permitidas por el Estado. La clasificación delictiva se convierte en un real y efectivo complemento del principio
constitucional de legalidad.
A lo largo de la historia, surgieron diversos criterios clasificatorios de los delitos:
 La legislación romana primitiva no se ocupó de clasificar los delitos, sino recién en el derecho intermedio se
tomó en cuenta la acción emergente del delito para clasificarlos en crimina publica y delicta privada, o sea,
delitos perseguibles de oficio y delitos privados perseguibles a instancia de parte.
 A partir de la edad media, se toma como criterio clasificatorio la pena, distinguiendo entre delitos,
contravenciones y faltas, con el fin de excluir a estas últimas del ámbito del derecho penal.
 En el ámbito legislativo, el criterio de mayor predicamento ha sido el del bien jurídico.
La base para la estructuración de la parte especial está formada por el bien jurídico, objeto de protección y a la vez
objeto de ataque. Su importancia se pone de relieve en cuanto se advierte que no sólo especifica las garantías de los
ciudadanos, sino que fija el ámbito del injusto y, al mismo tiempo, permite una ordenación en grupos de delitos,
señalando la gradación jerárquica existente.
En adelante, para clasificar a los delitos según el bien jurídico, Buompadre recepta la clasificación de Bustos Ramirez,
que propone distinguir los bienes jurídicos de la siguiente manera:
 Bienes jurídicos referidos a las bases y condiciones de subsistencia del sistema: Constituidos por la persona y
su dignidad, son los denominados “bienes jurídicos individuales” por el liberalismo penal decimonónico. Al
relacionarse con el individuo, tienen un carácter microsocial, y sin ellos no sería posible la existencia de
ningún sistema social. Se incluyen aquí los delitos contra la vida, la salud individual, la libertad, el honor, etc.
 Bienes jurídicos referidos al funcionamiento del sistema: Se encuentran relacionados a los procesos o
funciones que el sistema debe cumplir para asegurar sus bases y condiciones. Tienen un carácter
macrosocial, constituyendo relaciones entre una persona y los demás, y sin ellos el sistema puede existir,
pero defectuosamente. Podemos encontrar dentro 3 subcategorías:
o Bienes jurídicos institucionales: referidos a instituciones básicas para el funcionamiento del sistema.
Ej: delitos contra la administración pública, fe pública, etc.
o Bienes jurídicos colectivos: referidos a la satisfacción de necesidades de carácter social y
económicas. Ej: delitos contra la libre competencia, contra el medioambiente, etc.
o Bienes jurídicos de control: referidos a la organización del aparato estatal, para que pueda cumplir
sus funciones propias. Ej: delitos contra la seguridad de la nación.
La denominada “Parte General de la Parte especial del Código Penal”: Se pretende aquí construir una teoría
general de la parte especial, idea que proviene de Mezger. La idea consiste en integrar el plan expositivo de la
materia mediante la interposición de una parte interpuesta entre la parte general y la parte especial, dado que
mediante la inserción de ella pasarían al dominio de la parte especial todos los elementos elaborados por la teoría
del delito y que hoy se estudian en la parte general. De esta manera, se produciría una repetición de los elementos
del delito (tipicidad, antijuridicidad, etc.) en el estudio de las figuras en particular.
En Argentina, esta teoría fue aceptada por FontanBalestra, pero no tuvo aceptación en la doctrina universal.
Las agravantes genéricas de los artículos 41 bis, quater y quinquies:
ARTICULO 41 bis.- Cuando alguno de los delitos previstos en este Código se cometiera con violencia o intimidación
contra las personas mediante el empleo de un arma de fuego la escala penal prevista para el delito de que se trate se
elevará en un tercio en su mínimo y en su máximo, sin que ésta pueda exceder el máximo legal de la especie de pena
que corresponda.
Este agravante no será aplicable cuando la circunstancia mencionada en ella ya se encuentre contemplada como
elemento constitutivo o calificante del delito de que se trate.
ARTICULO 41 quater.- Cuando alguno de los delitos previstos en este Código sea cometido con la intervención de
menores de 18 años de edad, la escala penal correspondiente se incrementará en un tercio del mínimo y del máximo,
respecto de los mayores que hubieren participado en el mismo.
ARTICULO 41 quinquies.- Cuando alguno de los delitos previstos en este Código hubiere sido cometido con la
finalidad de aterrorizar a la población u obligar a las autoridades públicas nacionales o gobiernos extranjeros o
agentes de una organización internacional a realizar un acto o abstenerse de hacerlo, la escala se incrementará en el
doble del mínimo y el máximo.
Las agravantes previstas en este artículo no se aplicarán cuando el o los hechos de que se traten tuvieren lugar en
ocasión del ejercicio de derechos humanos y/o sociales o de cualquier otro derecho constitucional.
Metodología del Libro II del CP. Análisis de los títulos comprendidos: El CP Argentino (1921) se apartó de los CP
europeos de la época, que comenzaban la sistematización de sus partes generales con los bienes jurídicos públicos,
manteniendo fidelidad a la regla que prioriza los delitos que lesionan o ponen en peligro bienes jurídicos de tipo
individual.
El libro 2 del CP se divide en 13 títulos:
 Título 1: Delitos contra las personas
 Título 2: Delitos contra el honor
 Título 3: Delitos contra la integridad sexual
 Título 4: Delitos contra el estado civil
 Título 5: Delitos contra la libertad
 Título 6: Delitos contra la propiedad
 Título 7: Delitos contra la seguridad pública
 Título 8: Delitos contra el orden público
 Título 9: Delitos contra la seguridad de la nación
 Título 10: Delitos contra los poderes públicos y el orden constitucional
 Título 11: Delitos contra la administración pública
 Título 12: Delitos contra la fe pública
 Título 13: Delitos contra el orden económico y financiero (título incorporado en el año 2011)
DELITOS CONTRA LAS PERSONAS
Principios generales: En este título es dable advertir que se protegen sólo dos aspectos de las personas: su vida y su
integridad corporal, entendida esta en su más amplio alcance de salud física y mental. Así, se puede deducir que la
ley penal argentina ha empleado el concepto de persona en su sentido más restringido de persona física,
comprensivo de su salud mental o psicológica. No es la personalidad (entendida como personalidad moral) la que
está aquí en juego, sino sólo el individuo como entidad psico-física.
Críticas:
 No señala el bien jurídico específico objeto de tutela (vida e integridad física), sino la persona, que es titular
de esos bienes jurídicos.
El Título “Delitos contra las personas” consta de 6 capítulos:
 Capítulo 1: Delitos contra la vida
 Capítulo 2: Lesiones
 Capítulo 3: Homicidio o lesiones en riña
 Capítulo 4: Duelo
 Capítulo 5: Abuso de armas
 Capítulo 6: Abandono de personas
A) Delitos contra la vida.
Principios generales: admiten la siguiente clasificación:
 Delitos de homicidio: se tutela la vida humana después de verificado el proceso de nacimiento (vida humana
independiente)
 Delitos de aborto: se tutela la vida humana en formación (vida humana dependiente).
El concepto jurídico de vida humana. El inicio de la vida: En general la doctrina entiende que hay vida humana allí
donde una persona existe, cualquiera sea la etapa de su desarrollo: desde que es concebida por medio de la unión
de las células germinales, que marca el punto inicial de ese desarrollo, hasta que acaba con la extinción del
funcionamiento orgánico vital (muerte). Sucede que en la actualidad, los adelantos de la ciencia han trastocado los
criterios clásicos sobre vida humana. Así, un sector de la doctrina (Buompadre, Donna, Muñoz Conde, Roxin)
defiende la idea de que la vida humana tiene comienzo en la anidación del óvulo en la matriz de la mujer.
Conforme esta última interpretación, tiene que tratarse de una vida que esté en el seno del cuerpo gestante,
cualquiera sea el medio que se haya utilizado para lograr la concepción (natural o artificial). El producto de una
concepción lograda fuera del seno materno, que no ha sido implantado todavía en él, que se sostiene artificialmente
fuera del mismo (vida in vitro), aunque biológicamente pueda calificarse como “vida”, no es lo que la ley protege
bajo este título.
Debemos tener presente que lo protegido es el “funcionamiento vital” y no cualquier manifestación de vida.
El fin de la vida. Ley 24193 de Trasplantes de Órganos: Se protege la vida hasta que la misma acaba como complejo
vital, a lo largo de toda su evolución, cualquiera fuese su capacidad de subsistencia (ya sea una vida en plenitud,
como la más precaria: el homicidio del que va a morir inmediatamente no deja de ser homicidio). En principio no
interesa si ese funcionamiento se debe a la actividad natural del organismo o si es mantenido por medios artificiales,
en cuanto éstos no reemplacen en todo el funcionamiento orgánico: vive quien lo hace ayudado por un pulmotor,
con un marcapasos, etc., pero no se puede decir que vive aquel cuyas funciones han sido reemplazadas en su
totalidad por medios artificiales.
La muerte es un hecho natural, no jurídico, por lo que la ley sólo puede adaptarse a los conocimientos científicos del
momento. Como ya se dijo, hay muerte cuando cesan TODAS las funciones vitales, pero la Ley de Trasplantes de
Órganos establece además que cuando se realizan 2 electroencefalogramas y los dos dan negativo, se considera
irreversible la situación y se faculta a declarar a la persona jurídicamente muerta, para que puedan donarse sus
órganos.

B) Homicidio. La figura básica:


ARTICULO 79. - Se aplicará reclusión o prisión de ocho a veinticinco años, al que matare a otro siempre que en este
código no se estableciere otra pena.
 Acción típica: “MATAR”: extinguir la vida de una persona. Pero la figura es subsidiaria, no aplicándose
cuando la muerte del sujeto pasivo constituya un aborto, o cuando el homicidio se encuentre agravado o
atenuado, o cuando el homicidio está contemplado por la ley como resultado agravatorio de otros delitos.
 Modalidad de la comisión: puede realizarse por comisión, o por comisión por omisión (omisión impropia)
cuando el autor ha contraído una obligación de preservar la vida del sujeto pasivo (posición de garante).
 Consumación y tentativa: Se trata de un delito de resultado, que se consuma tanto cuando el ataque
infligido es normalmente letal (ej: una herida de bala que atraviesa el corazón), como cuando, sin serlo
normalmente, ha resultado letal en el caso concreto al unirse con circunstancias que han contribuido a la
causación (ej: pequeña herida de arma blanca en la piel que produce una septicemia). Distinto es la cuestión
cuando el derecho tiene en cuenta otro resultado intermedio para asignar responsabilidad penal al autor,
con lo cual descarta su responsabilidad por la posterior muerte de la víctima (ej: cuando se han inferido
lesiones que producen una enfermedad incurable, caso en el cual el autor responderá por lesiones
gravísimas, aunque después de su juzgamiento el sujeto pasivo muerta a consecuencia de la enfermedad).
Es perfectamente admisible la tentativa.
 Medios: Cualquier medio es típico, tanto los:
o Medios materiales: operan físicamente sobre el cuerpo o la salud de la víctima
o Medios morales: operan sobre el psiquismo del sujeto pasivo originando su muerte (ej: la mala
noticia al cardíaco, el suscitamiento de situaciones de terror). Aunque entre nosotros se ha querido
rechazar la tipicidad del medio moral, el grueso de la doctrina entiende que, en cuanto pueda
señalárselo como causa de la muerte, es típico y fundamenta la responsabilidad por homicidio, si el
autor lo utilizó de ese modo, es decir, como medio para alcanzar ese resultado (dolo directo), o
aceptó el riesgo de causarlo al hacer uso de él (dolo eventual).
 Tipo subjetivo: Tipo doloso (directo o eventual).
C) Homicidios agravados:
ARTICULO 80. - Se impondrá reclusión perpetua o prisión perpetua, pudiendo aplicarse lo dispuesto en el artículo 52,
al que matare:
- En razón del vínculo:
1º A su ascendiente, descendiente, cónyuge, ex cónyuge, o a la persona con quien mantiene o ha mantenido una
relación de pareja, mediare o no convivencia. (modif 2012)
 Ascendiente / Descendiente: Se protege el vínculo de sangre, por el especial respeto que debe tenerse en
esas relaciones de parentesco. Puede tratarse de cualquier grado (hijos, padres, abuelos, nietos, etc.)
mientras se mantengan dentro de la línea recta (no colateral: matar a un hermano o tío es homicidio
simple).
No importa el origen de la filiación, pero la doctrina ha excluido el vínculo derivado de la adopción (incluso
plena) por no estar expresamente contemplado por la ley. La adopción es un vínculo jurídico, y los vínculos
jurídicos que la ley quiso proteger son los derivados del matrimonio. Este artículo sólo protege vínculos
naturales.
 Cónyuge / Ex cónyuge: La redacción anterior incluía únicamente al cónyuge, lo que llevó a la doctrina a decir
que para que exista agravante el matrimonio debía ser civil, válido y subsistente. Así, vigente la ley de
divorcio vincular (que contemplaba la separación de hecho, situación que no extinguía el vínculo), el
separado de hecho que mataba al otro cometía homicidio calificado, mientras que el divorciado cometía
homicidio simple. La redacción actual incorpora también al ex cónyuge. Además, ya no existe la separación
de hecho.
Ciertas modificaciones de la ley civil afectan al tipo penal, por ejemplo, el concepto de “conyuge” se
modificó con la ley de matrimonio igualitario.
La redacción anterior decía “a su cónyuge, sabiendo que lo son”. La redacción actual elimina esta exigencia,
pero la doctrina entiende que sin dudas el autor debe saber del vínculo, ya que en caso contrario estaríamos
ante un supuesto de error de tipo respecto de la agravante.
 Persona con quien ha mantenido una relación de pareja, mediare o no convivencia: Es complejo definir a la
relación de pareja:
o Arozena y Cesaro: Puede entenderse como la unión (actual o anterior) basada en relaciones
afectivas de carácter singular, público, notorio, estable y permanente, entre dos personas de uno u
otro sexto, que comparten un proyecto de vida en común. Esta definición se apoya en el artículo 509
CCC (definición uniones convivenciales, aunque sin el elemento convivencia)
o Nardielo: también entiende correcto aplicar el artículo 509 CCC, lo que llevaría a excluir las
relaciones informales. Sin embargo, este autor cree satisfecho el concepto aunque falte el carácter
“público” de la relación (incluyendo en las relaciones de pareja las relaciones entre los amantes).
o Estas posturas se ven avaladas por un Fallo de Casación que interpreta la relación de pareja como
aquella que surge tanto del 509 como del 510 CCC (incluyen la exigencia de 2 años de convivencia).
Los magistrados interpretan “mediare o no convivencia” como “mediare o no convivencia durante la
comisión del homicidio”.
o Marisa Herrrera: Critica el fallo de casación, explicando que el CCC no regula la relación de pareja
como género, sino sólo algunas especies de relaciones de pareja concretas: el matrimonio y la unión
convivencial. El fallo confunde género-especie. Entiende la autora que el concepto “relación de
pareja” NO es un elemento normativo, sino SOCIOLÓGICO, por lo que no es necesario recurrir a la
ley civil. Así, su interpretación NO violaría el principio de legalidad.
o En el mismo sentido que Herrera falló el Superior Tribunal de Corrientes, no exigiendo para tener
acreditada la relación de pareja los elementos del 509/510.
Cuando en el caso del inciso 1° de este artículo, mediaren circunstancias extraordinarias de atenuación, el juez
podrá aplicar prisión o reclusión de ocho (8) a veinticinco (25) años. Esto no será aplicable a quien anteriormente
hubiera realizado actos de violencia contra la mujer víctima. (modif 2012)
Las circunstancias extraordinarias de atenuación son aquellas referidas al hecho, que por su carácter y la incidencia
que han tenido en la subjetividad del autor, han impulsado su acción con una pujanza tal, que le ha dificultado la
adopción de una conducta distinta de la que asumió. Pueden originarse en las relaciones de la víctima con el agente
(larga vida de malos tratos de un cónyuge para con el otro), proceder de la misma víctima (el caso del homicidio
piadoso) o hasta originarse en situaciones extrañas a las relaciones personales (la madre que pone fin a la vida de sus
hijos por hallarse en un estado de miseria por el que no puede atender a sus necesidades.
En todos estos casos, desde el punto de vista subjetivo la acción de matar tiene que ser una respuesta, una reacción,
que haya tenido en cuenta esas circunstancias. Esta raigambre subjetiva acerca al instituto a la “emoción violenta”,
pero esta última requiere EXCUSABILIDAD DE LA EMOCIÓN. Para que se den circunstancias extraordinarias de
atenuación pudo no haber existido emoción violenta (como en el homicidio piadoso, donde puede haber existido
una verdadera premeditación) o haber existido emoción violenta pero inexcusable.
La concurrencia de una circunstancia extraordinaria de atenuación en los homicidios agravados por el vínculo
ELIMINAN LA AGRAVANTE, dejando subsistente el tipo básico (8 a 25 años). Creus entiende que como el artículo dice
que “el juez podrá” aplicar el tipo básico, se trata de una verdadera facultad del magistrado, aunque deba fundarla
adecuadamente.
Estas circunstancias NO SON APLICABLES cuando hubiesen mediado actos de violencia contra la mujer
(incorporación 2012). Se trata de supuestos de violencia de género, siendo éste un elemento normativo. Para
advertir lo que es violencia de género es necesario recurrir al artículo de la Ley 26.485 de Protección Integral a las
Mujeres, que lo define:
ARTICULO 4º — Definición. Se entiende por violencia contra las mujeres toda conducta, acción u omisión, que de
manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público como en el privado, basada en una relación desigual de poder,
afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también
su seguridad personal. Quedan comprendidas las perpetradas desde el Estado o por sus agentes.
Se considera violencia indirecta, a los efectos de la presente ley, toda conducta, acción omisión, disposición, criterio o
práctica discriminatoria que ponga a la mujer en desventaja con respecto al varón.
ARTICULO 5º — Tipos. Quedan especialmente comprendidos en la definición del artículo precedente, los siguientes
tipos de violencia contra la mujer:
1.- Física: La que se emplea contra el cuerpo de la mujer produciendo dolor, daño o riesgo de producirlo y cualquier
otra forma de maltrato agresión que afecte su integridad física.
2.- Psicológica: La que causa daño emocional y disminución de la autoestima o perjudica y perturba el pleno
desarrollo personal o que busca degradar o controlar sus acciones, comportamientos, creencias y decisiones,
mediante amenaza, acoso, hostigamiento, restricción, humillación, deshonra, descrédito, manipulación aislamiento.
Incluye también la culpabilización, vigilancia constante, exigencia de obediencia sumisión, coerción verbal,
persecución, insulto, indiferencia, abandono, celos excesivos, chantaje, ridiculización, explotación y limitación del
derecho de circulación o cualquier otro medio que cause perjuicio a su salud psicológica y a la autodeterminación.
3.- Sexual: Cualquier acción que implique la vulneración en todas sus formas, con o sin acceso genital, del derecho de
la mujer de decidir voluntariamente acerca de su vida sexual o reproductiva a través de amenazas, coerción, uso de
la fuerza o intimidación, incluyendo la violación dentro del matrimonio o de otras relaciones vinculares o de
parentesco, exista o no convivencia, así como la prostitución forzada, explotación, esclavitud, acoso, abuso sexual y
trata de mujeres.
4.- Económica y patrimonial: La que se dirige a ocasionar un menoscabo en los recursos económicos o patrimoniales
de la mujer, a través de:
a) La perturbación de la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes;
b) La pérdida, sustracción, destrucción, retención o distracción indebida de objetos, instrumentos de trabajo,
documentos personales, bienes, valores y derechos patrimoniales;
c) La limitación de los recursos económicos destinados a satisfacer sus necesidades o privación de los medios
indispensables para vivir una vida digna;
d) La limitación o control de sus ingresos, así como la percepción de un salario menor por igual tarea, dentro de un
mismo lugar de trabajo.
5.- Simbólica: La que a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca
dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la
sociedad.
Buompadre critica estas definiciones por vaguedad. Además, entiende que la no permisión de atenuar el tipo por
haber existido violencia de género violaría el non bis inidem, en el caso de que el violento ya haya sido juzgado
penalmente por ese hecho de violencia.
El tipo subjetivo en todos los casos de homicidio agravado por el vínculo es DOLO DIRECTO, o sea, conocimiento y
voluntad respecto del vínculo que une al sujeto pasivo con el sujeto activo. Sin embargo, entiende Creus que es
admisible el dolo eventual respecto del resultado (o sea, un sujeto que, sabiendo que la persona está unida a él por
alguno de los vínculos protegidos, realiza una conducta asumiendo el peligro de que cause el resultado muerte).
- En razón del modo:
2º Con ensañamiento, alevosía, veneno u otro procedimiento insidioso.
 Ensañamiento: Implica el dolo directo de hacer sufrir + el dolo de matar. Objetivamente requiere que la
agonía de la víctima significa para ella un padecimiento no ordinario e innecesario en el caso concreto, sea
por el dolor que se le causa, o por la prolongación de la agonía. Subjetivamente requiere crueldad del sujeto
pasivo, cuya acción se dirige deliberadamente a producir el padecimiento. Sin embargo, no es imprescindible
que el autor pretenda satisfacer una tendencia sádica, o que goce con el alargamiento de la agonía o la
intensificación del dolor, siendo suficiente que CONOZCA que aumenta el sufrimiento de la víctima.
 Alevosía: Se agrava el delito porque la víctima tiene menos posibilidades de defenderse. Entiende Creus que
pueden cumplimentarse las exigencias objetivas y subjetivas de la alevosía si se recurre a la fórmula del CP
español, que la describe como el actuar:
o Por traición: Aprovechamiento de un estado de indefensión de la víctima, que usualmente no tiene.
La víctima no se pudo defender, aunque si no existiese ese modo del sujeto activo, sí habría podido
hacerlo. Esto se ve en el siguiente ejemplo: si la víctima estaba durmiendo, es claro que NO hay
alevosía, dado que nadie puede defenderse mientras duerme. En cambio, si el sujeto activo planeó
la situación de indefensión de la víctima, y luego aprovechó dicha situación, estamos ante el
supuesto de alevosía.
o Sobre seguro: Intención del agente de obrar sin riesgos para sí.
Sostiene Creus que, objetivamente, es necesario que la víctima se encuentre en una situación de
indefensión, que le impida oponer resistencia que se transforme en un riesgo para el agente. Pero la
indefensión no basta, pues subjetivamente el autor debe querer obrar sobre seguro, o sea, sin riesgos que
puedan surgir de la reacción de la víctima o de terceros dirigida a oponerse a su acción (se requiere una
premeditación. Por tanto, para que haya alevosía debe ser el móvil alevoso lo que decide al agente a
actuar. Esto nos permite resolver los casos en que la víctima sea físicamente incapacitada para defenderse
por sus condiciones (niños de corta edad, personas enfermas, etc.), donde el elemento decisivo NO será la
simple ausencia de riesgo por la situación de indefensión, sino el móvil con que actuó el sujeto activo
(alevoso o no).
 Veneno: Se trata de sustancias que, introducidas al cuerpo humano por cualquier vía, normalmente matan
en virtud de las transformaciones químicas que producen. Así, no son veneno las sustancias que matan por
procesos de otro carácter, como mecánicos (ej: ingestión de vidrio molido) o térmicos (ej: sustancias que
ingeridas producen calor excesivo). Tampoco son veneno las sustancias normalmente NO letales (ej: azúcar
administrada en exceso a un diabético).
Además de las características de la sustancia (cuestión objetiva) es necesario que haya insidia (engaño,
ausencia de conocimiento de la víctima) en la administración (cuestión subjetiva). Lo que agrava no es el
carácter de la sustancia, sino el modo como el autor lo utiliza para matar. Así, sólo se agrava la muerte
producida por la administra INSIDIOSA de veneno, o sea, ocultando a la víctima la calidad de la sustancia,
induciéndola a error.
 Otro procedimiento insidioso: No existente en la redacción originaria del CP, sino incorporado
posteriormente a causa de las discusiones que originó la posibilidad de incluir en el concepto “veneno” otros
procedimientos insidiosos que no eran estrictamente veneno.
Todos los casos en los que dijimos que no se trataba de veneno, pero en los que hay insidia en la
administración, quedan residualmente comprendidos en la categoría “otro procedimiento” (ej: vidrio, azúcar
del diabético, etc.).
- En razón de la causa:
3º Por precio o promesa remuneratoria.
El núcleo de la finalidad agravatoria reside en el pacto y en su contenido. El ejecutor debe haber aceptado el
mandato de un tercero para matar y haber actuado en cumplimiento del mismo. No cualquier mandato integra el
tipo, sino el que tiene por objeto la comisión del homicidio y su retribución, debiendo contener el pacto un:
 Precio: En ambos casos se trata de bienes apreciables económicamente (lo que excluye, por ejemplo, los
favores sexuales, o la designación en un determinado cargo público), sean o no dinero. El precio se da
cuando el bien apreciable económicamente se entrega antes del hecho.
 Promesa remuneratoria: Pago o entrega que se realiza después de ejecutado el hecho.
La responsabilidad del instigador y del ejecutor (sicario) en el hecho a raíz del pacto los sitúa en un plano de igualdad
como autores.
El hecho queda consumado como homicidio agravado con la muerte de la víctima en virtud del pacto. Cuando el
pacto tiene como contenido una promesa remuneratoria, es indiferente que la misma sea o no sea dada a los fines
de la consumación: basta con que el ejecutor haya obrado en virtud del pacto.
Respecto de la tentativa, la formalización del pacto NO ES UN ACTO EJECUTIVO, SINO PREPARATORIO (no entra en la
tentativa). La tentativa se da con la agravante cuando realmente se ha intentado la muerte.
4º Por placer, codicia, odio racial, religioso, de género o a la orientación sexual, identidad de género o su expresión.
(modif 2012)
• Placer: El fundamento de la agravante es la mayor perversidad del autor, que mata para experimentar placer.
Placer es la sensación de contento o satisfacción que produce cierto hecho o circunstancia. Abarca distintas
situaciones:
o El placer de quien mata para desahogar el instinto de matar sin motivo alguno o por motivos banales
(ej: probar el arma)
o El placer derivado de la satisfacción de una curiosidad malsana (ver correr sangre o contemplar la
agonía)
o El placer que se origina en otras situaciones que aumentan con los sufrimientos de la víctima (ej:
placer sexual).
Lo importante es que el placer sea la causa por la que se mata, sin importar si al matar experimentó realmente
placer o no lo hizo.
• Codicia: También se pune la mayor perversidad del agente. Codicia es el afán de lograr ganancias o provecho
material mediante la obtención de dinero, bienes, o liberándose de cargas, u ocupando posiciones que puedan
suministrar ventajas patrimoniales. Tanto puede darse la agravante en el caso en que el agente ha esperado una
ganancia considerable (ej: una gerencia importante por medio de la muerte de un hermano), como una pequeña
retribución de aquel a quien molestaba el occiso; en ambos casos, el agente ha actuado por codicia.
La agravante queda descartada cuando el lucro que espera obtener el agente es el de otras agravantes (ej: inc 4 y 7).
Como se trata de una “finalidad”, basta para que se consume la agravante con que el agente obre con la esperanza
de obtener la ventaja, aunque ésta no se logre.
• Odio racial o religioso: Todas las agravantes por odio se justifican tanto en la perversidad del autor como en el gran
peligro social de esta clase de hechos. El odio es la aversión que el agente siente por una persona o grupo. El odio
racial o religioso es el móvil principal de la muerte. Así, el hecho de que por error el agente haya dado muerte a
quien no pertenecía a la raza o religión (error in personam) cuyo odio motivó el homicidio, no excluye la calificante,
puesto que igualmente actuó por odio racial o religioso.
• Odio de género, a la orientación sexual, a la identidad de género o su expresión: (Incorporado por la ley 26.791)
Existe tal odio cuando el sujeto activo mata a la víctima por su aversión a tales condiciones y esta aversión
(Sentimiento de rechazo o repugnancia hacia una persona o cosa) es el móvil principal de corte psicológico (no ya
cultural o sociológico, como sucede en el femicidio).
Aquí hay que apelar al elemento normativo de tipo extrapenal como es el contenido en la Ley 26.743 de Identidad
de Género en cuyo artículo 2º define este concepto de la siguiente forma:
Art 2 Ley 26.743.- Se entiende por identidad de género a la vivencia interna e individual de género tal como cada
persona lo sienta, la cual puede corresponder o no con el sexo asignado al momento del nacimiento, incluyendo la
vivencia personal del cuerpo. Esto puede involucrar la modificación de la apariencia o la función corporal a través de
medios farmacológicos, quirúrgicos o de otra índole, siempre que ello sea libremente escogido. También incluye otras
expresiones de género como la vestimenta, el modo de hablar y los modales.
De modo que esta última motivación – identidad de género – incluye el odio o sentimiento adverso a la persona por
su cambio de sexo o por tener modales, forma de hablar o vestimenta que no condice con su original conformación
biológica. En este contexto se incluye a quien mantiene su pertenencia a un determinado género – femenino o
masculino – pero se manifiesta como si perteneciera al contrario, tal es el caso del travestismo o transformismo.
El odio también se extiende a la orientación sexual de la víctima que se manifiesta por parte del sujeto activo por un
rechazo a dicha tendencia y está referida a la atracción sexual al mismo sexo, al sexo opuesto o ambos sexos.
Buompadre critica todas estas expresiones por ser vagas.
- En razón del medio:
5º Por un medio idóneo para crear un peligro común.
Aquí se regula el “homicidio catastrófico”, donde la intensificación de la punibilidad se justifica en el poder letal del
medio elegido por el autor que facilita la extensión indiscriminada de los daños a terceros extraños. Se pune la
expandibilidad del delito.
Respecto que los requisitos que debe reunir ese medio, la ley no dice que deba constituir un delito contra la
seguridad común. Objetivamente, basta con que la idoneidad para generar el peligro sea propia de la naturaleza del
medio y de las circunstancias en que se lo utilizó (ej: explosivo que se arroja cuando la víctima pasa por un lugar).
Subjetivamente, se debe haber querido matar con ese medio. Sin embargo, vale hacer una aclaración: en cuanto a la
producción de la muerte, es indispensable el dolo directo, pero respecto de la idoneidad del medio seleccionado
para producir el peligro común, basta con que el agente haya aceptado la producción de ese peligro utilizando el
medio.
- En razón de la pluralidad de agentes:
6º Con el concurso premeditado de dos o más personas.
También aquí se castiga la menor posibilidad de defensa de la víctima ante la actividad de varios agentes. Los que
concurren pueden actuar como coautores o como cómplices primarios o secundarios (ej: el que avisa sobre la
presencia de terceros). No quedaría comprendido el instigador (Creus) ya que la razón de ser de la agravante sólo
justifica la mayor punibilidad cuando realmente la pluralidad puede aminorar la defensa de la víctima, lo que no
ocurre cuando el sujeto que participa NO interviene en el hecho.
Es claro que la participación debe ser premeditada. Así, como en las otras agravantes, es necesario un elemento
objetivo (concurso de 2 o más personas) y uno subjetivo (acuerdo de los sujetos activos para matar en concurso).
- Por la calidad funcional de la víctima:
8° A un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o penitenciarias, por su función, cargo o condición.
(modif 2002)
Se trata de una norma contenida anteriormente en leyes de facto. El fundamento de la agravante reside en el mayor
peligro de afectación de la vida de individuos que, por su condición funcional, se encuentran al frente de la lucha
contra el delito. Así se protege el estado funcional de estos sujetos pasivos especiales. Objetivamente, es necesario
que el sujeto pasivo sea un miembro de las fuerzas de seguridad pública, policiales o penitenciarias. Para saber si lo
es, se debe recurrir a las correspondientes disposiciones de las leyes orgánicas. Subjetivamente, el móvil que lleva al
actor a cometer el homicidio es la condición o cargo que la víctima tiene (ej: lo mata porque es policía).
10° A su superior militar frente a enemigo o tropa formada con armas. (modif 2008)
Este artículo fue incorporado por la ley que derogó el Código de Justicia Militar, despenalizando algunas conductas,
y dejando otras como faltas disciplinarias. Aunque el bien jurídico que se protege, por tratarse de un homicidio, es la
vida, la agravante se fundamenta en la ofensa de bienes jurídicos castrenses. Lo que la agravante contempla es la
indisciplina, la insubordinación, etc.
Tanto el sujeto activo como el sujeto pasivo deben ser militares. Subjetivamente, la condición de militar de ambos, y
la relación de jerarquía deben ser conocidas por el sujeto activo.
Además, la acción debe ser cometida en un determinado contexto: de guerra (not so sureaboutthis).
11° A una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un hombre y mediare violencia de género. (modif 2012)
Ciertos autores critican esta figura dado que concreta simplemente un “derecho penal simbólico”. El femicidio se da
en un ámbito de violencia de género, es decir, que anteriormente se han producido diversos episodios violentos.
Entonces, la sanción máxima punitiva se aplica cuando ya se está en el punto más álgido del contexto. ¿Ha cumplido
la pena alguna función?
El tipo requiere un sujeto activo especial (hombre), un sujeto pasivo especial (mujer) y un contexto específico. Así,
respecto de esto último, no cualquier muerte de una mujer por un hombre constituye femicidio, sino que es
necesario que aquella muerte sea provocada en un ámbito situacional en el que existe subordinación de la mujer
hacia el varón, basada en una relación desigual de poder (elemento subjetivo distinto del dolo).
Se requiere un dolo especial: conocer que se mata a una mujer, y que se lo hace bajo violencia de género. Para la
definición de violencia de género, acudir al art 4 y 5 de la Ley 26.485 ya citada.
Femicidio:
En los primeros tiempos de vigencia del código penal, la “penalización” no estaba orientada hacia una protección
especial de las mujeres ni a sancionar la violencia contra ellas; en todo caso, el castigo estaba dirigido a la violencia
familiar o intrafamiliar, vale decir, a la que se llevaba a cabo en un entorno privado, mediante figuras de escasa
entidad lesiva y en el marco de un derecho construido sobre la base de una neutralidad de género, en el que
también podía ser sujeto pasivo el hombre. Eran los tiempos de la “mujer honesta”, no de la “mujer vulnerable”
En Argentina, el término comenzó a popularizarse en la década del 2000, de la mano de los movimientos feministas
que enunciaban -y denunciaban- como un hecho político y social los asesinatos de mujeres causados por hombres y
motivados por la violencia machista. Poco a poco, el concepto de femicidio fue extendiéndose y en la prensa y en la
vida cotidiana comenzó -titánica lucha de por medio- a reemplazar al deleznable término de “crimen pasional”.
El 14 de noviembre del 2012 se sancionó la ley 26.791 que modificó el artículo 80 del Código Penal Argentino
incorporándole la figura del femicidio para quien matare “a una mujer cuando el hecho sea perpetrado por un
hombre y mediare violencia de género.”

- Por la calidad funcional del autor:


9° Abusando de su función o cargo, cuando fuere miembro integrante de las fuerzas de seguridad, policiales o del
servicio penitenciario. (modif 2003)
Objetivamente, y en sentido contrario al inciso 8°, se requiere que el sujeto activo sea un integrante de las fuerzas
de seguridad, policiales o del servicio penitenciario. Subjetivamente, es necesario que mate abusando del cargo o
función pública, o sea, que se aproveche de las facilidades que le otorga la condición que ostenta para cometer el
homicidio.

7º Para preparar, facilitar, consumar u ocultar otro delito o para asegurar sus resultados o procurar la impunidad
para sí o para otro o por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito.
El inciso 7° recepta aquello generalmente conocido como “homicidio criminis causa”, homicidio que se conecta
ideológicamente con otro delito. Dicha conexión puede ser:
• Final: Cuando el otro delito ha sido el motivo que ha inducido al agente a actuar. Ej: el homicidio se comete para
preparar, facilitar, consumar u ocultar el otro delito o procurar la impunidad para el mismo agente o para otro que
ha cometido el delito.
Preparación: se procura obtener los medios que permiten la ejecución del otro delito.
Facilitación: se procuran mejores posibilidades para la ejecución o efectividad del resultado de otro delito.
Consumación: Cuando el homicidio es el medio para ejecutar el otro delito (Ej: matar para vencer la
resistencia de quien se resiste a que lo roben);
Ocultación: Cuando con el homicidio se procura que el otro delito no llegue a ser conocido (Ej: matar al único
testigo presencial o a su víctima).
Aseguramiento del resultado del otro delito: Cuando mediante el homicidio se procura afirmar la
pertenencia de los beneficios que se han obtenido del otro delito ya consumado o de lo que se piensa obtener del
delito que se va a cometer.
Procuración de la impunidad: del propio autor o de un tercero. El delito al que refiere la impunidad procurada
puede ser uno que ya se ha cometido o uno que se va a cometer (Ej: matar al único policía del pueblo para que no
investigue el delito que se proyecta).
• Impulsiva: “por no haber logrado el fin propuesto al intentar el otro delito”. Cuando el otro delito ha sido la razón
por la que el agente actuó. Ej: cuando el agente mata por no haber logrado el fin propuesto al intentar el otro delito.
Es el despecho o rabia que mueve al agente a matar a causa de la frustración de sus propósitos, ocasionada por su
propia torpeza, por la oposición de la víctima o por circunstancias extrañas a ambos.
Como el artículo dice “intentar”, la doctrina interpreta que es necesario que el delito propuesto haya alcanzado
aunque sea la fase de tentativa (se haya realizado al menos un acto ejecutivo).
12. Con el propósito de causar sufrimiento a una persona con la que se mantiene o ha mantenido una relación en los
términos del inciso 1°. (modif 2012)
D) Homicidios atenuados:
ARTICULO 81. -1º Se impondrá reclusión de 3 a 6 años, o prisión de 1 a 3 años:
- Homicidio en estado de emoción violenta:
a) Al que matare a otro, encontrándose en un estado de emoción violenta y que las circunstancias hicieren excusable.
La emoción violenta es una alteración profunda del ánimo. En su acepción jurídica, la emoción es el estado de
conmoción del ánimo en que los sentimientos se exacerban, alcanzando límites de gran intensidad. Creus entiende
que esa emoción debe ser violenta, lo que implica que los excesos de sentimiento alcanzados en el estado del
agente tienen que ser de tal modo desordenados y potentes, que le resulte difícil controlar los impulsos a la acción
contra la víctima. El autor enseña que se está ante casos en los que se debilitan o disminuyen los frenos inhibitorios,
pero la capacidad deliberativa del autor no debe verse anulada, ya que dicha situación nos llevaría a casos de
inimputabilidad.
Di Siena: en realidad el término “emoción violenta” es erróneo, siendo en realidad una “emoción profunda” lo que
habilita a atenuar el homicidio. Es difícil de medir por el alto grado de subjetividad que tiene la emoción para cada
sujeto, por lo que el juez se vale de peritos que valoran cuán profundamente se encontraba alterado el ánimo.
Además, la emoción debe ser excusable. Lo que las circunstancias deben excusar es el hecho de haberse
emocionado violentamente, lo que implica que debe existir una causa provocadora de la emoción que sirva de
estímulo al autor, y que esa causa debe ser eficiente. Así, la excusabilidad implica que la emoción es entendible para
el punto medio de la población. Al sujeto emocionado violentamente el derecho penal no puede hacerle el mismo
reproche, dado que la culpabilidad es menor (y el principio de proporcionalidad exige, en el caso, una pena menor).
La emoción no puede ser autoprovocada, no puede imputarse al sujeto que actúa violentamente.
- Homicidio preterintencional:
b) Al que, con el propósito de causar un daño en el cuerpo o en la salud, produjere la muerte de alguna persona,
cuando el medio empleado no debía razonablemente ocasionar la muerte.
Entiende Creus que, por más de que la ley mencione este supuesto como una atenuante del homicidio, en realidad
se trata de una figura autónoma. Sucede que el dolo con que se debe cometer el homicidio (conocimiento de que se
está matando a otro) está ausente en el homicidio preterintencional, donde la voluntariedad del autor no se dirige al
resultado muerte, sino a otro distinto.
La figura contiene una situación particular, dado que el hecho comienza siendo doloso, pero termina culposo:
 Dolo: De causar lesiones, sin extenderse al resultado muerte, dado que, si el mismo ha sido querido o
eventualmente aceptado, desaparece la figura en análisis y se da lugar al homicidio en cualquiera de las
figuras antes expuestas. Es este dolo de lesión el que sustenta subjetivamente la punibilidad del homicidio
preterintencional, dado que cuando ese dolo está ausente (cuando el agente no quiere siquiera dañar a la
víctima) saldremos de la figura del homicidio preterintencional para entrar a la de homicidio culposo.
 Culpa: Negligencia respecto del resultado muerte.
Hay dolo en la causación del daño, pero culpa en la causación del resultado. El dolo NO comprende el resultado
muerte.
Además, se requiere una característica especial del medio empleado, el que no debe razonablemente causar el
resultado muerte. Esa razonabilidad refiere a la capacidad o idoneidad letal del medio empleado: si normalmente es
apto para causa la muerte, por ejemplo, por su propia finalidad (un arma), o por su capacidad vulnerante (una
herramienta pesada) impide la aplicación de este tipo. La razonabilidad se mide en el caso concreto (ej: un simple
empujón no es, en sí, un medio razonable para producir la muerte, pero sí puede serlo si la víctima está al borde del
abismo).
Ejemplo de aplicación de la figura (Creus): Quien pretendiendo producir un resfrío en una persona, la arroja a un
lago, creyendo que no es profundo, cuando en realidad lo es, y la persona se ahoga.
ARTICULO 82.- Cuando en el caso del inciso 1º del artículo 80 (homicidio agravado por el vínculo) concurriese alguna
de las circunstancias del inciso 1º del artículo anterior (homicidio atenuado por emoción violenta), la pena será de
reclusión o prisión de 10 a 25 años.

Homicidio culposo:
El delito de homicidio culposo ha sido nuevamente reformado por la Ley 27.347, la cual introdujo modificaciones de
gran escala, tanto en los artículos 84 y 94 (particularmente aumentando la pena), y en la creación ex novo de dos
artículos: 84 bis y 94 bis, en cuyos textos se ha incorporado un catálogo cerrado de conductas específicas que tienen
únicamente vinculación con la conducción de un vehículo automotor.
Ingresando al análisis del homicidio culposo, Buompadre advierte que los elementos fundamentales del artículo 84
coinciden con el artículo 79, es decir, con el homicidio simple (doloso). La diferencia fundamental está, claramente, a
nivel de la tipicidad subjetiva: estamos ante un tipo culposo, expresamente tipificado, dado que nuestro CP sigue a
nivel de la culpa el sistema numerus clausus. Para nuestra ley, la culpa aparece como una violación del deber de
cuidado, el cual se estructura directamente sobre la previsibilidad del resultado típico. El hecho culposo sin resultado
es irrelevante para el derecho penal.
ARTICULO 84. - Será reprimido con prisión de 1 a 5 años e inhabilitación especial, en su caso, por cinco 5 a 10 años el
que, por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o de los
deberes a su cargo causare a otro la muerte.
El mínimo de la pena se elevará a 2 años si fueren más de una las víctimas fatales (modif 2017)
El tipo subjetivo se satisface con la realización de las formas culposas previstas en la ley:
 Imprudencia: Es el obrar ligero, precipitado, peligroso. Obra imprudentemente quien realiza un acto cuando
las reglas de la prudencia aconsejan su abstención. Es un exceso de acción, un hacer demás.
 Negligencia: Es lo contrario que imprudencia, o sea, sinónimo de descuido, desatención, falta de
preocupación en el obrar. Obra negligentemente quien omite realizar un acto que la prudencia aconsejaba
hacer.
 Impericia: También conocida como “culpa profesional”. Es la falta de aptitudes para el ejercicio de una
profesión o arte, que importa un desconocimiento de los procedimientos más elementales (ej: el médico
que confunda el diagnóstico siendo éste evidente).
 Inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo: Configura un supuesto culpable punible que puede
derivar de cualquier normativa de orden general emanada de autoridad competente (Art 77 CP.- (…) La
expresión ‘reglamentos’ u ‘ordenanzas’, comprende todas las disposiciones de carácter general dictadas por
la autoridad competente en la materia de que traten”).
Así, como puede verse, la culpa implica haber querido la conducta descuidada, no haber querido la producción del
resultado y que hubiera sido posible actuar conforme al deber de cuidado.
Como ya se dijo más arriba, y conforme el entender de Buompadre, “es preciso que se haya producido el resultado
muerte, pues en la imprudencia no cabe la tentativa, resultando punible únicamente la consumación”.
Distintos tipos de culpa:
 Consciente: La persona no acepta el resultado, debido a que considera que lo va a poder evitar, pero conoce
que con su actuar viola un deber de cuidado.
 Inconsciente: No hay advertencia sobre la violación del deber de cuidado.
 Temeraria: Explicada en el próximo artículo.
Di Siena: La punición de estos delitos se basa en el principio de confianza: en las actividades compartidas, el sujeto
actúa conforme a la confianza de que el actuar de otros sujetos será prudente. Si se incumple la norma de cuidado,
se produce el resultado lesivo. Pero es la violación de ESA norma de cuidado la que debe producir el resultado lesivo.
En el delito culposo hay que demostrar:
 Que se violó una norma de cuidado exigible al sujeto activo;
 Que esa violación guarda una relación de causalidad directa para con el resultado.
De todos modos, el juez antes debe descartar el tipo doloso.
Conforme lo expresa, la modificación más importante que la Ley 27.347 introdujo al CP fue la incorporación de los
artículos 84 bis y 94 bis, como dos formas especiales de homicidio y lesiones culposas, pero contextualizadas a la
conducción automovilística en la vía pública.
ARTICULO 84 bis. - Será reprimido con prisión de 2 a 5 años e inhabilitación especial, en su caso, por 5 a 10 años el
que por la conducción imprudente, negligente o antirreglamentaria de un vehículo con motor causare a otro la
muerte.
La pena será de prisión de 3 a 6 años, si se diera alguna de las circunstancias previstas en el párrafo anterior y el
conductor se diere a la fuga o no intentase socorrer a la víctima siempre y cuando no incurriere en la conducta
prevista en el artículo 106 (abandono de personas), o estuviese bajo los efectos de estupefacientes o con un nivel de
alcoholemia igual o superior a 500 miligramos por litro de sangre en el caso de conductores de transporte público o 1
gramo por litro de sangre en los demás casos, o estuviese conduciendo en exceso de velocidad de más de 30
kilómetros por encima de la máxima permitida en el lugar del hecho, o si condujese estando inhabilitado para
hacerlo por autoridad competente, o violare la señalización del semáforo o las señales de tránsito que indican el
sentido de circulación vehicular o cuando se dieren las circunstancias previstas en el artículo 193 bis, o con culpa
temeraria, o cuando fueren más de una las víctimas fatales (Art incorporado en 2017)
 Vehículo con motor: todo vehículo cuyo desplazamiento sea propulsado por motor y que sea utilizado para
el transporte de personas o cosas, con independencia de la vía de circulación.
 Conducción del vehículo con motor: Se conduce un vehículo con motor mediante el dominio de los
mecanismos de dirección y desplazamiento mínimo “a impulsos de su motor”, haciéndolo ir de un lugar a
otro.
Lo importante es analizar las agravantes que introdujo la citada ley. Entiende Di Siena que este artículo rompió la
idea general de culpa del código penal. Antes la culpa era medida por el juez, ahora el legislador ha medido la culpa,
diciendo que existe una culpa leve y una culpa temeraria. La pena se agrava si se comete un homicidio culposo, y el
conductor realiza alguna de las siguientes situaciones:
1. Fuga del conductor: evitar que el conductor se ausente del lugar del hecho. El legislador ha pretendido el
reconocimiento inmediato de la autoría del hecho
2. Falta de socorro a la víctima: prestarle los medios de auxilio que razonablemente estuvieran dentro de sus
posibilidades con el fin de evitar consecuencias más graves
3. Conducción bajo efectos de estupefacientes: aquellas sustancias que son susceptibles de producir
dependencia física o psíquica y que se encuentran incluidas en las listas del poder ejecutivo.
es necesario que al momento del hecho el autor estuviese bajo los efectos de estupefacientes, es decir, por
el influjo de esas sustancias se haya alterado negativamente la capacidad de conducción
4. Conducción bajo determinado nivel de alcohol en sangre: a diferencia de la anterior, no se requiere que el
alcohol haya provocado efectos negativos, la sola ingesta es suficiente
5. Conducción a velocidad excesiva: ley penal en blanco, remitir a la ley de transito
6. Conducción bajo inhabilitación:
7. Violación de la señalización:
8. Picadas ilegales:
9. Culpa temeraria:
10. Pluralidad de víctimas:
La culpa temeraria es una forma de culpa consciente, pero más grave, en donde el sujeto asume conscientemente
un riesgo grave.
a culpa temeraria sólo ha sido incorporada como una circunstancia agravante en los delitos de homicidio y lesiones
culposas en ocasión de la conducción de un vehículo con motor, de manera que continuará la discusión (entre dolo
eventual y culpa o entre quienes creen en una graduación de la culpa y quienes no) para otros supuestos igualmente
graves, como por ej. una muerte o lesión por el empleo imprudente de un arma de fuego, de una máquina industrial,
de un producto farmacéutico o de una intervención quirúrgica, etc., con lo cual estaríamos –como ha enfatizado
Vitale, ante un caso de violación de los principios de legalidad e igualdad ante la ley .
“Hoy la doctrina define a la culpa temeraria como aquella donde un observador tercero percibe la creación de un
peligro prohibido en forma tan clara, que la exterioridad del comportamiento le muestra un plan dirigido a la
producción del resultado, que por supuesto, no debe conformarse con su existencia subjetiva. Es decir, la culpa
temeraria se da cuando la violación al deber de cuidado es notoria, más allá del resultado; aunque el agente se
pueda representar el resultado de su acto, sigue adelante confiando en que no ha de producirse. Esa infracción al
deber de cuidado implica una grave desconsideración por los bienes en juego y es por ello que merece un reproche
penal más elevado, pero siempre dentro del ámbito de la culpa y no del dolo.” Dice que la reforma se propone para:
1. clausurar definitivamente la disputa entre la culpa con representación y el dolo eventual; 2. buscar una
proporcionalidad racional en el reproche penal; 3. establecer que la cuantía de la gravedad de la lesión al deber de
cuidado debe referirse solamente a dos estándares: la jerarquía del deber que le concernía al autor y el grado de
violación en que incurrió.”

Instigación o ayuda al suicidio:


ARTICULO 83.- Será reprimido con prisión de 1 a 4 años, el que instigare a otro al suicidio o le ayudare a cometerlo, si
el suicidio se hubiese tentado o consumado.
El CP comunica que el suicidio es una conducta disvaliosa, pero no se castiga a quien trata de suicidarse y fracasa
(tentativa de suicidio, lo que es atípico), dado que se entiende que el propio hecho de intentar suicidarse es pena
suficiente (Roxin = pena natural).
Distinta es la situación cuando un tercero instiga o ayuda a otro a suicidarse. Hay una diferencia básica entre estas
dos acciones típicas:
 Instigar: Acción por medio de la cual el agente trata de persuadir a un sujeto de que se dé muerte por sí
mismo. Para ser instigación, la actividad debe estar dirigida a persona determinada (no es típico instigar al
suicidio colectivo), y haber sido eficaz (el sujeto pasivo debe haber emprendido, aunque sea en grado de
tentativa, la conducta instigada, ya que la mera incitación que es rechazada por la víctima NO es típica).
 Ayudar: Mientras que la instigación es una “ayuda moral”, la ayuda es una “cooperación material” al hecho
del suicidio (ej: facilitar un arma, una soga, el veneno, etc.). La distinción entre la ayuda y el homicidio está
en las circunstancias de que en la ayuda el agente no debe haber realizado actos materiales sobre el cuerpo
de la víctima que importen la acción de matar. Así: ayuda al suicidio el que le presta al suicida la soga, pero
comete homicidio el que corre el banco sobre el cual se apoyaba).
El tipo requiere, además, una condición objetiva de punibilidad: que el tercero a quien se ha dirigido la instigación, o
prestado la ayuda, se haya dado muerte (consumado el suicidio) o por lo menos haya ejecutado actos para lograr
(tentado el suicidio).

También podría gustarte