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UNIDAD I

INTRODUCCIÓN A LA PARTE ESPECIAL

DERECHO PENAL II
MÓDULO I
INTRODUCCIÓN A LA PARTE
ESPECIAL

Fuente: elvoyager.blogspot.com
INTRODUCCIÓN A LA PARTE ESPECIAL
DEL CÓDIGO PENAL

Fuente: juiciopenal.com

El Derecho Penal persigue -sustantiva y adjetivamente-, aquellas conductas


desvaloradas por la sociedad o socialmente dañinas, y cuando particularizamos el
estudio de esas conductas, no en abstracto sino en concreto, ingresamos al ámbito de
la parte especial del Derecho Penal sustantivo o de fondo. El estudio sistemático del
derecho penal se divide en dos partes: General y Especial.
Esta división tiene en principio dos objetivos: uno didáctico y otro normativo.
Didáctico en cuanto resulta mejor al estudiante comprender en una asignatura todo lo
referente a las instituciones abstractas del Derecho Penal, y en otro, lo relacionado a
las particularidades de cada hecho punible; y normativo, considerando que el propio
Código Penal se divide sistemáticamente en tres libros: Libro I: Parte General; Libro II:
Parte Especial; y Libro III: Parte Final (que en realidad legisla exclusivamente sobre
disposiciones transitorias y finales).
En la parte General del Derecho Penal se analizan el delito y la pena en
general. En ese sentido se estudian las instituciones que son comunes a la
generalidad de los hechos punibles, y todos los problemas que pueden surgir en el
momento de aplicación de cada una de ellas. Tal como lo estuvimos viendo en
Derecho Penal I. En efecto, dicho curso estudia la ley penal, sus fundamentos y
evolución histórica, la teoría del delito y la teoría de la pena.
En cambio, la Parte Especial está dedicada al conocimiento del catálogo de
hechos punibles y de las consecuencias jurídicas que les corresponden. En esta Parte
Especial se determinan las características específicas de cada hecho punible (crimen
y delito) y el marco de la pena correspondiente. Debido a esa estructura, su contenido
fundamental está constituido por los tipos penales específicos (homicidio, hurto,
falsedad) y los bienes jurídicos protegidos por ellos (vida, patrimonio, etc.).
Es por ello que el estudio de la tipicidad en la Parte General tiene una
aplicación significativa para la Parte Especial. El alcance y desarrollo dado al bien
jurídico tutelado y al tipo penal que lo protege, es decir, a la tipicidad como elemento

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esencial del hecho punible, repercutirá directamente en el análisis de cada uno de los
tipos legales y en su sistematización.
Por tanto, puede verse claramente la necesidad de dividir el estudio del
Derecho Penal en dos partes, y a su vez, distribuir los distintos tipos penales de la
Parte Especial en categorías afines en base a criterios de uniformidad, en cuanto al
bien jurídico lesionado o puesto en peligro.

El Derecho Penal de hoy descansa en el concepto del bien jurídico, lo que a su


vez, genera interminables discusiones respecto de su contenido y alcance. Como una
primera aproximación conceptual, podemos decir que bien es una palabra que ab initio
implica algo positivo, algo bueno. Ahora, en la acepción que nos interesa, se trata de
un derecho que las personas tienen sobre algo. En el aspecto que nos concierne, en
cambio, más bien se trata de algo abstracto, una influencia que tiene alguien sobre
algo, que puede ser material o inmaterial.
Wessels dice sobre el punto, que mediante la protección de bienes jurídicos, el
derecho penal busca alcanzar la realización del bienestar común y el amparo de la paz
jurídica. Sobre el concepto mismo de bien jurídico, Zaffaroni apunta cuanto sigue:
"Para elaborar el concepto de bien jurídico funcional a la limitación del poder punitivo,
debe partirse de la concepción liberal originaria. Desde esta perspectiva, el bien
jurídico es la relación de disponibilidad de un sujeto con un objeto".
En síntesis, en el Derecho, se habla del interés que resulta relevante para el
grupo social, motivación que es recogida por los legisladores para plasmarla en las
leyes penales. Entre los bienes jurídicos más importantes figuran la vida, la integridad
física, el honor y el patrimonio. Los bienes jurídicos pueden ser individuales o
supraindividuales según sea su titular una persona en particular o el grupo social. La
titularidad de los primeros es de una persona y en los segundos trasciende la
particularidad y se atribuye a la generalidad. Entre los últimos, se puede citar el medio
ambiente y el sistema económico, entre otros. El bien jurídico debe distinguirse del
objeto de la acción o sobre el que recae la acción. Los bienes jurídicos son valores
sociales ideales (vida, propiedad, honor, etc.) y en cambio, el objeto es algo concreto
sobre lo cual se ejerce la acción u omisión típica (cosa mueble, ser humano, inmueble,
etc.).

En definitiva, para la existencia de un hecho punible, no basta con la mera


"realización" de un tipo penal; ello no es suficiente garantía para el ciudadano, sino
que es necesario que además se diera un resultado -en el sentido valorativo, no
naturalístico- que se exprese en una lesión o puesta en peligro concreto del bien
jurídico. En nuestro Código Penal se enclavan los bienes jurídicos protegidos en razón
a la propia Constitución Nacional, y así tenemos que se hallan protegidos en el código
penal en los capítulos respectivos; el derecho a la vida, en concordancia con el
derecho a la salud, la del a libertad y de la seguridad de las personas; derechos de la
familia, de la protección de la familia, derecho a la intimidad, derechos económicos, del
derecho a un ambiente saludable y su protección, defensa en juicios y derechos
procesales, de los pueblos indígenas, derechos y deberes políticos, de las garantías
constitucionales, ordenamiento político de la República, de la organización financiera
del Estado, de la Nación y del Estado, de la estructura y de la organización del Estado.

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El bien jurídico protegido es el elemento esencial, tanto para valorar la
gravedad o importancia de los delitos, como para ordenar sistemáticamente el
catálogo de delitos y penas. El bien jurídico en la Parte Especial permite, además, una
ordenación en grupos de los diferentes tipos delictivos, señalando en relación a tales
grupos la graduación jerárquica existente.
Tradicionalmente, los delitos se han sistematizado sobre la base de órdenes de
referencia sobre los bienes jurídicos tutelados, es decir, de acuerdo al individuo, a la
sociedad, al Estado, pudiendo dividirse en tres grupos:
a) Los bienes jurídicos individuales; que afectan a intereses particulares como al vida,
la integridad física y/o psíquica, la libertad, la propiedad y el patrimonio, los que son
protegidos penalmente a través de la tipificación de los delitos de homicidio, lesiones,
coacciones, hurtos, estafas, etc..
b) Los bienes jurídicos colectivos o difusos; que afectan a aquellos bienes compartidos
por todos o por un grupo significativo de personas, como lo son el medio ambiente
sano y saludable, el tránsito terrestre, ferroviario, aéreo, fluvial, etc., los cuales son
protegidos mediante la incriminación de los delitos ecológicos o aquellos contra la
seguridad de las personas en el tránsito, respectivamente, según el caso.
c) Los bienes jurídicos del Estado; considerados también como intereses públicos,
como lo son los bienes del Estado, o su seguridad o la administración de justicia, entre
otros.
La ordenación sistemática de acuerdo con el bien jurídico protegido
proporciona una primera ordenación de los delitos conforme a su gravedad, pues
cuanto más importante es el bien jurídico, mayor relevancia tiene su lesión, mayor es
su grado de injusto y de culpabilidad, y en consecuencia la pena con la que se
conmina la conducta delictiva es también mayor. Por lo tanto, la jerarquización de los
bienes jurídicos y la sistematización de los hechos punibles según aquellos, es útil
para la aplicación de criterios de mayor o menor amplitud en el ámbito de protección.
Consecuentemente, también tiene repercusión en el número de figuras delictivas, en la
gravedad de los marcos penales y en todas las demás reglas especiales o particulares
relativas a la atenuación o agravación de la punibilidad.

Según el Principio de Legalidad, no podrá castigarse ninguna acción u omisión


que no se halle prevista en forma precisa o estricta en una ley escrita anterior al
hecho, o sea "Nullum crimen, nulla poena sine lege scripta, stricta e praevia".
Los tipos penales son las descripciones de las conductas punibles contenidas
en los distintos preceptos legales establecidos en el catálogo de delitos, en la Parte
Especial del Código Penal. Así, el tipo penal de homicidio doloso (simple) está
contenido en el precepto del Art. 105°, inciso 1° que expresa: "El que matara a otro
será castigado...". Al respecto, es necesario volver a aclarar que el tipo penal queda
determinado en razón del bien jurídico que intenta proteger la norma -en este caso, la
vida-. Como se podrá ver, el proceso de tipificación o criminalización, aparece
determinado en sus líneas esenciales por el bien jurídico tutelado.

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Wolfang Shöne aclara que el análisis de los presupuestos de punibilidad
individuales se realiza siguiendo el "Esquema de Construcción", correspondiente al
hecho punible, entendiéndose como tal a la suma de todos los presupuestos de
punibilidad (crímenes y delitos). A pesar que los tipos penales en particular tienen
diferencias entre sí, todos tienen a los efectos del análisis cosas en común:
a) La CONDUCTA (acción, omisión) de una persona que debe atentar contra una
norma de conducta (prohibición, mandato). Esto corresponde a la TIPICIDAD.
b) La violación de la norma de conducta no debe estar amparada por una norma
permisiva. Esto es la ANTIJURIDICIDAD.
c) La conducta típica y antijurídica tiene que fundar un reproche personal. Esto es la
REPROCHABILIDAD.
d) Condiciones objetivas de PUNIBILIDAD, o cuando la sanción se basa en criterios de
política criminal.

Los tipos penales no son simples descripciones de conductas prohibidas u


ordenadas, sino que determinan siempre un ámbito situacional o casuístico desde el
cual se tutela al bien jurídico y por ello se recogen una serie de valores sociales cada
vez más allá de la sola valoración del acto. Toda situación casual, a su vez, puede
tener distintos grados de complejidad, y en la tipificación se trata de adecuar estas
diferentes formas de conducta a través de la especificidad de los tipos penales.
Un solo tipo penal nunca agota todas las posibilidades reales y concretas de
tipificación, en relación con el bien jurídico protegido. Indefectiblemente debe preverse
una serie de tipos penales en relación con las valoraciones sociales para particularizar
la conducta típica y antijurídica contenida en la situación específica. Así, la valoración
social de "matar al padre", o la de "aprovechar la indefensión de la víctima", que está
presente en la alevosía (Art. 105, inciso 2°, numerales 1 y 3), clarifica el mayor
contenido del injusto y de la culpabilidad, que ameritan calificar con agravantes al tipo
penal de homicidio.
Juan Bustos Ramírez explica que las distintas valoraciones sociales en un caso
particular, pueden desarrollar una multiplicidad de elementos que van más allá de la
conceptualización específica del bien jurídico. Que en definitiva, estos elementos
especificadores del injusto resultan tan relevantes como el bien jurídico para la Parte
Especial. Sin ellos, la labor tipificadora sería sumamente vasta y desconectada de la
realidad social. Por lo tanto, desde un punto de vista garantista, no sólo son
necesarias la discusión y la afirmación del bien jurídico, sino también de estos
elementos especificadores del injusto, y que aún cuando el bien jurídico quede
determinado, los criterios de sentimiento, políticos, ideológicos, religiosos, morales,
etc., pueden introducirse en el tipo legal desnaturalizándolo en su función de
protección plural y global.

La utilización de circunstancias especificadores para calificar el tipo base,


agravando o atenuando la conducta punible, presenta el problema de la forma de
enunciación de tales modos o elementos específicos. Las opciones son una fórmula
general, una casuística o una fórmula mixta. La casuística permite una mayor precisión
del tipo legal y por lo tanto cumple mejor su función garantizadora. Presenta, sin
embargo, dificultades en relación con el principio de igualdad. No se ve fundamento

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para incluir un determinado caso y no otro. Más aún, por qué solo un determinado
caso puede ser calificante o agravante o bien privilegiante o atenuante. Todo esto
puede crear una tendencia discriminatoria. Por otra parte, admite que si bien la
utilización de cláusulas generales o fórmulas genéricas resuelve los problemas
anteriormente expuestos, también tiene objeciones como única técnica aplicable.
De allí que las fórmulas mixtas -estudiar el caso concreto y aplicar la fórmula
general- sean las más adecuadas. De esta manera se cierra el tipo penal mediante la
precisión descriptiva, manteniendo a su vez un determinado ámbito de flexibilidad en
su aplicación.
Por regla general, los tipos penales describen diferentes formas de conducta en
base a una misma figura delictiva. Así, en el caso de los hechos punibles contra la vida
(Capítulo I, título I, libro II), estos tipos penales están constituidos sobre el
comportamiento de matar a otro (homicidio simple, calificado, por súplica, culposo,
instigación al suicidio). Sin embargo, algunos bienes jurídicos requieren un sistema
complejo de garantías, y la tipificación de los diferentes comportamientos para adecuar
correctamente el caso concreto que se pretende amparar.
Dentro de los niveles del hecho punible (tipicidad, antijuridicidad,
reprochabilidad y punibilidad) existen diferencias de estructuras como ser:
a) Según la forma de la conducta existen hechos punibles de acción y hechos punibles
de omisión.
b) Atendiendo al conocimiento a la previsión de hechos que el agente en un momento
dado tienen pueden diferenciarse en hecho punibles dolosos y hechos punibles
culposos.
c) Según sea el estadio de la ejecución del plan de realización del hecho punible, el
mismo puede ser consumado o tentado.
d) Con miras a la necesidad o no de una transformación del mundo exterior, los
hechos punibles pueden dividirse en hechos punibles de resultado y en hechos
punibles de mera actividad.

Al igual que todos los países que se desprendieron del tronco español, la
independencia política del Paraguay -que data de 1.811- no fue seguida sino tras
muchos años por una legislación penal que substituyó las antiguas leyes punitivas
metropolitanas. La necesidad de afianzar y consolidar la existencia autónoma del
nuevo Estado, la acusada turbulencia de la vida política paraguaya durante la centuria
decimonónica -el país no consigue librarse de regímenes dictatoriales- y, en fin, la
lacerante y homérica guerra que aquél sostuvo en 1.865 – 1.870 y amenazó aniquilar
a esta pequeña nación americana, no eran por cierto factores propicios para crear el
clima de calma y estabilidad indispensable a la siempre magna empresa codificadora.
Antes bien -precisa quien luego sería la principal figura del penalismo guaraní. De
modo que hasta bien entrado el siglo XIX permanecerán en vigor las disposiciones que
rigieron durante el período colonia, esto es, las Siete Partidas (1.265), con las
modificaciones y agregaciones que le llevaron las leyes conocidas con los nombres de
Ordenamiento de Alcalá (1.348), las Ordenanzas Reales de Castiga (1.484), las Leyes
de Toro (1.505), las Leyes de Indias (1.528), la Nueva Recopilación Castellana (1.567)
y la Novísima Recopilación (1.805)".
Durante el gobierno del Dr. Francia, las leyes vigentes eran las referidas
precedentemente. Se penaban entre otros delitos comunes, hechos como, el juego de
naipes, el casamiento sin autorización del supremo. El dictador derivaba el
juzgamiento de las conductas ilícitas a los capitanes - militares que gobernaban los

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pueblos. Estos podían emitir una sentencia de condena que era recurrible ante él. Las
condenas constituían casi siempre en penas prolongadas en condiciones inhumanas -
cepos-. En oportunidades cuando este decidía revisar las condenas, -8 o 10 años
después- los reos ya habían fallecido. “En 1829 sucedió que un cargamento de armas
dirigido al Paraguay fue incautado en el transcurso de su viaje por el gobierno
santafesino. El Dictador sumamente irritado por tal situación, debido a la importancia
que las armas tenían para él, ordenó la prisión de todos los santafesinos de Asunción,
estos presos fueron liberados luego de la muerte del Dictador en 1840, ellos nunca
supieron el motivo del apresamiento hasta la liberación. No contento con ello, prohibió
el matrimonio de santafesinos, entrerrianos y porteños.” Guido Rodríguez Alcalá. 1997.
Terminada la guerra con la triple alianza -Argentina, Brasil y Uruguay-, el Paraguay se
dio su Constitución, votada el 25 de noviembre de 1.870, y entonces fue imperativo
dotar al país de un Código penal. Corrían los meses de su primer presidente
constitucional don Cirilo Antonio Rivarola, cuando, por ley de 24 de agosto de 1.871,
se adoptó y mandó observar el Proyecto compuesto para la Argentina y tras encargo
del Supremo Gobierno de este último país, por el profesor Carlos Tejedor. De esta
suerte es como Paraguay vivirá el primer sino histórico de su progresión legislativa
en lo penal, es decir, el acogimiento liso y llano, acrítico, de un cuerpo punitivo
foráneo del todo extraño a las costumbres y tradiciones vernáculas, no menos que
ignaro de la individualidad antropológica del país al que se importaba. En efecto,
sabido es que el Código de Tejedor se basaba en lo medular en el que para Baviera
había preparado Feuerbach, en 1.813, y, por ende, en normas acaso apropiadas para
un Estado europeo reducido y, de cualquier manera, provisto de unas características
políticas, sociales y económicas en nada coincidentes con las de Argentina y, menos
aún, Paraguay. Aun soslayando los antiguos y hondos vínculos entre estas dos
naciones y el apuro de un pueblo sufrido, que buscaba a toda costa hacerse de
instituciones jurídicas propias después de sesenta arios de aislamiento, gobernantes
tiránicos y la tragedia del conflicto armado, el despropósito era mayúsculo. Con todo y
con eso, tampoco es dable afirmar que la vigencia del primer Código haya sido
efímera, ya que, con las modificaciones que le introdujo la ley de 21 de julio de 1.880,
rigió los destinos del Paraguay por el no desdeñable lapso de cuarenta años. En
1.903, en circunstancias que el Código había llegado a ser, para la época, muy
atrasado y deficiente, el Gobierno dispuso la redacción de uno nuevo, y encomendó la
tarea al doctor Teodosio González, a la sazón catedrático de Derecho penal en la
Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad Nacional de Asunción, y,
en un plano más general, una de las pocas personalidades conocidas del pensamiento
penal de su tierra. González presentó su Proyecto en junio de 1.905, el que se
promulgó como Código sólo cinco años más tarde, el 22 de febrero de 1.910, sin
alteraciones. Apuntado quedó que era un Código de neto corte clásico. Se abstiene de
regular las medidas de seguridad y el estado peligroso, como no fuese, y sin estas
denominaciones, a propósito de la internación en establecimientos especiales para los
enajenados mentales, -en cierto sentido- la corrección doméstica para los mayores de
diez y menores de quince años "que cometan un delito cuya pena no exceda de un
año de penitenciaría". Sin embargo de su enfeudación clásica, a lo largo de sus
páginas campea un humanitarismo muy relativo. En su aparato de puniciones (muerte,
penitenciaría, destierro, inhabilitación, suspensión, destitución y multa, según el
sistema que establecía el artículo 62) brillaban con siniestra luz la pena capital y la
privación de libertad hasta por treinta años. Hieren al lector la actitud hacia los ebrios:
“La embriaguez voluntaria y no acostumbrada en nada modificará la responsabilidad
penal. Si la ebriedad es habitual será circunstancia agravante. Si la embriaguez reúne
conjuntamente los requisitos de ser completa, involuntaria y no acostumbrada será
circunstancia atenuante”, la excusa absolutoria acordada al marido que, en caso de
flagrante adulterio de su mujer, matase a ésta o a su cómplice, y la acentuada

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severidad del régimen de la reincidencia. Un racionalismo exacerbado y fuera de
tiempo y lugar, entregaba al Código en brazos de un curioso régimen de penas rígidas
- reminiscencia de los Códigos revolucionarios franceses y del mismo Código
paraguayo anterior, para el caso de no concurrir en el hecho circunstancias atenuantes
ni agravantes. Por lo demás, caía a menudo en fórmulas casuistas y enrevesadas al
mezclar trascendentes materias, con las consiguientes dificultades de interpretación y
aplicación de la ley. Hablando en términos amplios, el Código no mejoraba los
deméritos de su principal fontana europea y, al contrario, buscando una improbable
coordinación de ésta con otras de las que se nutrió y con ideas nacidas de la
inteligencia del codificador, tendía a multiplicarlos y, por consiguiente, quedaba al
margen de su época no sólo por su desatención a las corrientes político-criminales en
boga, que entretanto cautivaban al legislador de algunos países vecinos, sino también
y sobre todo al no profundizar ni perfeccionar el surco del recio clasicismo de las
décadas precedentes, vapuleado en Europa por la fiebre positivista, mas cuya
supervivencia atestigua la creación de González. A las penas, aunque graves, no se
asociaba cruel ejecución, incluso la de penitenciaría, que carecía de sesgo infamante y
se articulaba conforme al sistema progresivo.
José Guzmán nos cuenta que como es costumbre en varios países de
Iberoamérica la revisión no se hizo aguardar y, esto a pesar de su modesto alcance,
desagradó profundamente al codificador, ausente, cuando se dio, del país. Por otra
parte, era razonable conjeturar que en sus largas décadas de vigencia el Código
experimentaría nuevas modificaciones, que no afectaron, empero, sus paredes
maestras.
Durante 1.994 comenzó a gestarse un Anteproyecto que andando pocos años
se convertirla en el Código actual vigente. Entonces, bajo la coordinación ejecutiva del
Fiscal General del Estado, don Luis E. Escobar Faella, y con la intervención decisiva y
fundamental de don Wolfgang Schone, trabajó una Comisión de redacción para la
parte general y otra casi por entero distinta para la especial (los únicos miembros que
integraron ambas fueron don Gustavo Gorostiaga Boggino y don Leonardo Ledezma,
Samudio), con las que colaboró para cuestiones de "gramática, sintaxis y semántica"
don Helio Vera. El texto fue presentado al parlamento en 1.995. A su Exposición de
motivos y articulado le precedía una especie de introducción firmada por el Fiscal
Escobar, en verdad desconcertante y peregrina, si bien muy aleccionadora para
ponernos en sintonía con la desorientación y los defectos y dislates de toda índole y
calibre del documento. Desprovisto de una fundamentación convincente, sin indicar
con detalle los motivos que hacían recomendable substituir in totum el viejo Código -
que, sin duda, precisaba numerosas reformas impostergables- y no explicitando
tampoco las razones en virtud de las cuales era el caso de romper radicalmente y sin
más con las tradiciones jurídico-penales del país, se consideraba, en fin, que el
Proyecto distaba mucho de constituir una novedad en el panorama político-criminal
contemporáneo, pues era apenas una versión casi textual y desde luego bastante
desdichada del Código penal vigente en la República Federal de Alemania. Si bien
tenemos noticia de dos Proyectos adicionales -uno del Ejecutivo y otro del senador
don Evelio Fernández Arévalos -que fueron verificados por el Senado junto con el que
tuvo origen en el Ministerio Público, la Cámara alta, con fecha 21 de agosto de 1.997,
decidió aprobar éste sin alteraciones de importancia. Luego de su sanción por la de
Diputados, el Ejecutivo lo promulgó mediante decreto el 26 de noviembre de 1.997.
Conforme expresa su artículo 325, el nuevo cuerpo punitivo debe entrar en vigencia un
año después de su promulgación. Actualmente, la Ley 1.160/97 fue modificada en
ciertos artículos por la Ley Nº 3.440/08 y la ley 4.439/11.

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Articulo. En esta sección se ingresará el texto completo de cada Artículo
Conducta ¿Qué conducta está descripta o normada en el artículo?
Verbo Rector ¿Cuál es el verbo rector del artículo?
Sujeto Activo ¿Quién es el Sujeto Activo? ¿Puede ser Cualquiera o
debe reunir alguna característica particular (médico, juez,
tutor, etc)?
Sujeto Pasivo ¿Quién es el Sujeto Pasivo? ¿Puede ser Cualquiera o
debe reunir alguna característica particular (paciente,
tutelado, etc)?
Clase de Norma ¿La norma, es prohibitiva (castiga la acción) o imperativa
(castiga la omisión)?
Tipo Base ¿Cuál es el Tipo Base?
Tipo Agravado del Tipo ¿Cuál el Agravado del tipo Base?
Base
Tipo Atenuado del Tipo ¿Cuál el Atenuado del tipo Base?
Base
Tipo Atenuado del Tipo ¿Cuál el Atenuado del tipo Agravado?
Agravado
Clase de Pena ¿De qué clase es la Pena prevista? ¿Privativa de
Libertad, Medidas -Sustitutivas, de Seguridad, Cautelares-
o Multa?
Marco Penal (min/máx) ¿Cuál es el marco penal (penas mínima y máxima) del
Tipo Base?
Idem, del Tipo Agravado del tipo base
Idem, del Tipo Atenuado del tipo base
Idem, del Tipo Atenuado del tipo agravado
Clase de H.P. Atendiendo al Marco Penal del Tipo Base, ¿qué clase de
Hecho Punible es? Crimen o Delito
Clase de Atendiendo al Tipo Base, ¿qué clase de responsabilidad
Responsabilidad tiene el Sujeto Activo? Dolosa o Culposa
¿Se castiga la
Tentativa?
¿Se castiga la Culpa?
¿Cuál es el Bien
Jurídico Protegido?

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HECHOS PUNIBLES CONTRA LA
PERSONA

Fuente: www.corresponsalesclave.org

Existe hoy unanimidad en que la persona, además de ser titular de su vida y su


integridad física, es titular de otros valores que son también objeto de protección
jurídico penal, como por ejemplo, el honor, la libertad, la integridad moral y el
patrimonio. Es por esto que actualmente la expresión "Delitos contra las personas" ha
ampliado su sentido, abarcando delitos que atacan valores pertenecientes al ámbito de
la persona y que son objeto de protección penal. Frente a los delitos contra las
personas están los delitos contra la sociedad, que son aquellos que afectan a valores
de los que ya no es titular la persona aisladamente considerada, sino la sociedad,
como hecho que se deriva de la convivencia de varias personas.
De acuerdo con lo dicho, dentro de los delitos contra las personas en doctrina
se distinguen, a su vez dos grandes grupos:
a) En primer lugar los delitos que atacan los valores de la personalidad inherentes a
todo individuo por el hecho de vivir: delitos contra la vida, en su doble vertiente de vida
humana independiente y dependiente, contra la salud y la integridad corporal, las
lesiones al feto, los relativos a la manipulación genética, contra la libertad, contra la
integridad moral, contra la libertad sexual, la omisión del deber de socorro, contra la
intimidad, contra el derecho a la imagen y la inviolabilidad del domicilio, contra el honor
y contra las relaciones familiares.
b) En segundo lugar los delitos contra los valores patrimoniales y socioeconómicos
que no acompañan necesariamente al individuo y de los que puede carecer en
determinados momentos de su vida: delitos contra el patrimonio y el orden
socioeconómico, que inciden en una parte menos transcendental e importante de la
persona y tienen muchas concomitancias con algunos delitos contra valores de
carácter social.
Aunque el Código Penal prescinda de esta clasificación y se proceda a agrupar
los delitos en función primordialmente del bien jurídico protegido común a todos ellos,
de un modo implícito, la diferencia entre delitos contra valores de carácter personal
individual y delitos contra valores de carácter social está acogida en el orden de

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aparición de los delitos en los distintos Capítulos que componen el libro II. El Derecho
Penal no protege a la persona aislada en cuanto tal, sino en su convivencia con las
demás personas. Todo atentado contra la persona es, al mismo tiempo, un atentado
contra la sociedad en la que dicha persona se integra y por las mismas razones todo
atentado a la convivencia pacífica asegurada por un orden social es también un
atentado a la persona individual que sólo a través de la convivencia puede
autorrealizarse.

El estudio de los hechos punibles contra la persona debe comenzar por el


examen de los delitos dirigidos contra la vida, que es el mayor bien de la persona y
sirve de soporte y base física a todos los demás. El bien jurídico protegido en todos los
delitos contra la vida es la vida misma. El Derecho Penal contempla la vida humana
como un fenómeno biosociológico inseparablemente unido. La vida se protege de un
modo absoluto, sin consideración a la voluntad del individuo, que no puede disponer
de ella, aunque sea su titular, y que, por tanto, tampoco puede consentir válidamente
para que se le prive de ella. También se protege independientemente de la estimación
que de esa vida haga la sociedad, que no puede decretar en ningún caso, el
exterminio de seres que representan una carga social.
La Constitución Nacional, luego de las declaraciones fundamentales, establece
y reconoce el derecho a la vida. A pesar de esta tajante declaración (que se ve ya en
lo que se refiere a la abolición y proscripción de la pena de muerte), se nota que la
protección que el derecho brinda a la vida no es en absoluto uniforme, tiene sus límites
y también sus excepciones. Los límites de la protección jurídica vienen marcados por
la propia temporalidad de la vida humana. No se puede proteger a la vida que aún no
existe ni a la que ha dejado de existir. Existe además el hecho que la vida, antes de
alcanzar su autonomía, pasa por un proceso de formación desde el momento de la
concepción hasta su independización del claustro materno, razón por la cual en
derecho comparado existe la distinción entre delitos contra la vida humana
dependiente y contra la vida humana independiente, por razones no sólo científicas,
filosóficas y morales, sino sobre todo jurídicas y jurídico penales que obligan a
distinguir la protección a la vida humana según esta se haya independizado o no del
claustro materno.
En nuestro Código, en los delitos contra la vida se tutela la vida desde el
momento de la concepción hasta la muerte. La protección de la vida humana termina
con la muerte real de la persona. La palabra homicidio se emplea en el Código Penal
en un sentido amplio equivalente a la muerte de un hombre por otro, comprendiendo
todas sus modalidades y variantes. El homicidio se halla regulado en el libro segundo
del Código Penal, estableciendo así la pauta del interés supremo por tutelar este bien
jurídico inigualable; la Vida Humana, en concordancia con los preceptos
constitucionales.
El bien jurídico es la vida humana que se concreta en la existencia de todo
hombre, y por ende es el objeto de la acción del homicidio.
Es importante tener en cuenta que la vida de las personas humanas tiene dos
momentos: 1. La Intrauterina (prenatal) o dependiente y 2. La vida extrauterina o
independiente. Según pertenezca al primer o segundo momento, se la protege por
medio del tipo llamado aborto o por medio del tipo llamado homicidio. Se debe admitir
que en la conceptualización de ambos hechos punibles surgen muchos problemas. Es
preciso establecer la línea divisoria entre al aborto y el homicidio y se relaciona
precisamente con saber:

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 Cuando comienza la vida
 Cuando se produce el nacimiento
 Cuando se produce la muerte
Inicio de la vida humana: Se ha dicho, y bien, que la vida humana es un proceso
dinámico, y por ende no es posible afirmar la existencia de un punto exacto de cuándo
comienza la vida humana. El problema de determinar desde cuándo corre la protección dada
por el Derecho Penal al ser humano, en el delito de homicidio, no es menor, ya que antes de
comenzar a nacer, la muerte del feto no tipifica el delito de homicidio, sino el de aborto, que
en nuestra legislación tiene una menor sanción.
Resumiendo, las actuales posiciones se podrían sintetizar de la siguiente manera: una
primera posición que afirma que la vida humana se inicia con el comienzo de la expulsión del
seno de la madre (Bacigalupo, Lüttger, y con variantes, Gossel). Una segunda posición afirma
que se produce después de la dilatación, cuando el feto corona y está preparado para iniciar la
expulsión (Huerta Tocildo). Una tercera postura es que hay vida dependiente mientras el feto
permanezca dentro del seno de la madre (García Vitoria). Otro grupo de autores, que son
mayoritarios en España, exigen la separación completa del seno de la madre. En esa posición
hay diferencias. Mientras un sector afirma que se exige la respiración pulmonar autónoma
(Quintano, Cobo del Rosal), otros consideran que es suficiente la percepción visual del feto
completamente separado de la madre (Gimbernat, Muñoz Conde), sin importar que el feto
haya vivido separado de la madre o exista respiración pulmonar o corte del cordón umbilical
(Rodríguez Deveza), o directamente respiración pulmonar autónoma.
Si bien se puede afirmar que este criterio tiene la ventaja de tener apoyatura
legal, la objeción que se puede hacer es que no hay motivo para afirmar que una vida
humana dependiente sea menos valiosa que una que ya sea independiente, además
de dejar sin protección, o con menor protección, al hombre durante el nacimiento.
González Rus ha sostenido lo que él llama una interpretación funcional independiente.
En base a ello, la diferencia entre el aborto y el homicidio estaría dada por la
existencia de la vida humana dependiente o independiente. "Desde la perspectiva de
una eventual agresión, que es la que importa en los delitos contra la vida, la
dependencia comporta una especial forma de aislamiento y protección del feto, de
manera que pueda decirse que la vida es independiente cuando puede ser directa e
inmediatamente lesionada y que es dependiente cuando la agresión inevitablemente
incide de manera más o menos intensa sobre el cuerpo de la madre, siquiera sea
como vehículo para la lesión. En definitiva: hay vida independiente cuando la expulsión
haya llegado a un punto en que es posible matar directamente al producto de la
concepción".
Fin de la vida humana: El segundo problema que se plantea tanto desde la
dogmática penal como desde un punto de vista legal es el del final de la vida. El tema
reviste real importancia debido a que después de muerta la persona, ya no se podrá
dar el delito de homicidio porque no existirá la víctima o el objeto de la acción. Este
extremo determina la importancia de fijar el momento de la muerte de una persona. La
jurisprudencia toma el criterio de muerte cerebral, con lo cual la discusión, por lo
menos en este sentido, ha terminado. La norma protege en el delito de homicidio al
llamado sujeto pasivo hasta el momento de su muerte, motivo por el cual la decisión
de la ley reviste suma importancia.

Abog. Vanessa Fernández


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1- Homicidio Doloso

Art. 105: "1°.- El que matara a otro será castigado con pena privativa de libertad de
cinco a veinte años.
2°.- La pena podrá ser aumentada hasta treinta años cuando el autor:
1. matara a su padre o madre, a su hijo, a su cónyuge o concubina, o a su hermano;
2. con su acción pusiera en peligro inmediato la vida de terceros;
3. al realizar el hecho sometiera a la víctima a graves e innecesarios dolores físicos
o síquicos, para aumentar su sufrimiento;
4. actuara en forma alevosa, aprovechando intencionalmente la indefensión de la
victima;
5. actuara con ánimo de lucro;
6. actuara para facilitar un hecho punible o, en base a una decisión anterior a su
realización, para ocultarlo o procurar la impunidad para sí o para otro;
7. por el mero motivo de no haber logrado el fin propuesto al intentar otro hecho
punible; o
8. actuara intencionalmente y por el mero placer de matar.
3°.- Se aplicará una pena privativa de libertad de hasta cinco años y se castigará
también la tentativa, cuando:
1. el reproche al autor sea considerablemente reducido por una excitación emotiva o
por compasión, desesperación u otros motivos relevantes;
2. una mujer matara a su hijo durante o inmediatamente después del parto.
4°.- Cuando concurran los presupuestos del inciso 2° y del numeral 1 del inciso 3°, se
aplicará una pena privativa de libertad de hasta diez años."

Tipo Objetivo Base: está constituido, tanto por la acción de matar como por el
resultado muerte de otro ser humano, que deben estar unidos ambos por una relación
de imputación objetiva o de causalidad, según sea la terminología que se utilice. Pena:
Privativa de Libertad. Tentativa: Condición Excluyente.
El objetivo material sobre el que recae directamente la acción y el sujeto pasivo
del delito de homicidio y de todos los que caen en este grupo, es el hombre vivo
físicamente considerado, mientras que el bien jurídico protegido es la vida humana
como valor ideal. Sujetos activo y pasivo pueden serlo cualquier persona, sin más
limitaciones de las que provienen del concurso de las leyes. La acción consiste en
matar a otra persona. El resultado es la muerte efectiva de otra persona. Entre la
acción de matar y el resultado debe mediar una relación de causalidad. El dolo exige
el conocimiento la voluntad de realizar las circunstancias del tipo objetivo, es decir,
saber que se mata a otra persona y querer hacerlo. Basta con el dolo eventual, o sea
que es suficiente con que el autor haya previsto la muerte de otra persona como
consecuencia probable de su acción y a pesar de ello haya actuado. Es irrelevante el
error en la persona; igualmente será castigado quien creyendo matar a B mata por
equivocación a C.

Abog. Vanessa Fernández


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* Homicidio simple: Dentro de nuestra práctica forense se llama homicidio simple al
contemplado en el Art. 105, Inc. 1º, del Código Penal. Ese es el tipo base del
homicidio; sin embargo, los demás delitos contra la vida previstos en los demás incisos
del mencionado artículo, son homicidios calificados por agravación o por atenuación.
* Homicidio calificado: Consiste en el homicidio simple, al que se le agrega algunas
circunstancias especiales para su agravación (Art. 105, Inc. 2º) o para su atenuación
(Art. 105, Inc. 3º y 4º). El homicidio se agrava por las siguientes circunstancias:
 Parricidio: se llama así al homicidio cometido en la persona de un ascendiente,
descendiente o cónyuge, conociendo esa calidad en la víctima. El hombre de
parricidio proviene de la palabra latina parens – parentis que significa pariente. Ese
era el sentido del derecho romano y sólo estaba extendido a los legítimos; pero,
hoy ya se extiende también a los legítimos, con tal de que el victimario así lo
conozca. La vinculación se debe probar por cualquier medio previsto legalmente.
 La creación de peligro: es decir, la puesta en peligro de la vida de terceros. Esto
ocurre cuando se comete un homicidio, en presencia de una multitud, por ejemplo,
poniendo en peligro la vida de esa multitud, con desprecio a la vida de todos.
 Ensañamiento: ocurre cuando se aumenta innecesaria e inhumanamente el dolor
del ofendido. No se trata de que el dolor sea totalmente físico, sino también se
incluye el dolo psíquico (la tortura, por ejemplo). No existe ensañamiento omisivo.
El padecimiento que se infiere a la víctima debe ser innecesario para la ejecución
del delito. En el ensañamiento tiene que ser deliberado y de ahí que existe un
doble resultado: por un lado la muerte y por el otro el dolor de la víctima. Hay que
excluir todo lo que sea producto de un arrebato violento o una obcecación por
razones pasionales.
 La alevosía: exige que el sujeto activo utilice los medios necesarios para evitar la
defensa de la víctima o para asegurar el resultado. En síntesis, aprovechando la
indefensión de la víctima y la imposibilidad de que el sujeto activo sufra ningún
daño.
 Ánimo de lucro: para que exista este agravante, es preciso que el autor haya
actuado por precio, recompensa o promesa de pago y deben esos elementos, los
que motivan su actuación.
 Para facilitar un hecho punible o para ocultarlo o procurar la impunidad propia o
de otro: Aquí cabe el que mata para robar o para cometer otro delito (violar).
Dentro de este numeral también cabe el pretender ocultar el delito de homicidio o
simplemente buscar la impunidad propia o ajena.
 Mata por no haber logrado el fin propuesto al intentar otro delito: Alguien que
viene para robar o violar o matar, pero no consigue hacerlo y por esa razón mata.
 El que actuara intencionalmente y por mero placer de matar: Esto ocurre
cuando el sujeto activo mata sin motivo alguno o por mero placer de hacerlo.
El homicidio puede estar calificado por una agravación, conforme lo venimos
explicando. También puede estar atenuado de acuerdo a lo previsto en el Art. 105 del
Código Penal, Inc. 3º. En el caso de que ello ocurra, la pena es de hasta 5 años.
Entonces el marco penal va de 6 meses a 5 años. Esto ocurre en dos supuestos:
 Cuando el autor haya actuado: por excitación emotiva, por compasión, por
desesperación o por otros motivos relevantes.
 Cuando una mujer mata a su hijo durante o inmediatamente después del parto.
Esta circunstancia es conocida en el Código Penal anterior como “con la finalidad
de proteger su honor”.

Abog. Vanessa Fernández


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2- Homicidio motivado por súplica de la víctima

Art. 106: "El que matara a otro que se hallase gravemente enfermo o herido,
obedeciendo a súplicas serias, reiteradas e insistentes de la víctima, será castigado
con pena privativa de libertad de hasta tres años."

Hoy día sigue cuestionándose en otros ámbitos la criminabilidad de la práctica


de la eutanasia, nuestra legislación en este punto es tajante al expresarse en los
términos del artículo citado ut supra.
La eutanasia activa tiene cada vez más partidarios que solicitan una regulación
expresa del problema o simplemente la abolición del castigo de la cooperación al
suicidio que, según algunos, es incompatible con la libre autonomía individual,
consagrada en la Constitución. No parece, sin embargo, político criminalmente
deseable, dar a toda costa la primacía a la voluntad de quien no quiere vivir más hasta
el punto de dejar impune todo tipo de colaboración de terceros e dicha decisión, que
incluso pueden actuar interesadamente, o por lo menos sin la angustia y la tensión de
quien no quiere vivir más. Piénsese en un enfermo incurable que consiente en que se
acelere su muerte para que se le extraigan sus órganos vitales a cambio de una fuerte
cantidad de dinero para sus herederos, o simplemente porque la perspectiva de una
larga y penosa enfermedad apenas comenzada, le hace preferir la muerte.
Dejando de lado problemas de prueba y de manipulación del consentimiento, el
derecho a disponer sobre la propia muerte (suicidio), caso de que existiera, no hace
surgir automáticamente un derecho de terceros a colaborar en el suicidio. El problema
de la eutanasia, dista mucho de haber sido bien y definitivamente resuelto, y en el
fondo de la discusión sobre ella, late más que nada la preocupación de que se pueda
llevar acabo de manera deshumanizada o de forma masiva en los centros
hospitalarios o que, en los casos de inconsciencia o de poca lucidez del enfermo, se
pueda acabar con la vida de una persona sin que esta así lo solicite, o lo haya
solicitado expresa y seriamente.

3- Homicidio Culposo

Art. 107: "El que por acción culposa causara la muerte de otro, será castigado con
pena privativa de libertad de hasta cinco años o con multa."

La discusión doctrinaria estaría en la consideración de la culpa, o el criterio y


alcance de las acciones culposas, esto es, producidas por negligencia, impericia o
desidia. En este punto se debe considerar como una acción culposa a aquella
enmarcada dentro de las actividades de quien debe guardar los deberes de cuidado y
no lo hiciere o lo hiciere de manera deficiente.
La imprudencia en el homicidio, como en los demás delitos, constituye el límite
mínimo para la imputación del resultado delictivo. Para que se dé esta forma de
imputación del delito es precisa la realización de un acto sin la diligencia debida,
lesionando, por tanto, el deber, tanto objetivo como subjetivo, de cuidado que es
necesario tener en cuenta en la ejecución de las acciones, delictivas o no, que
previsiblemente pueden producir la muerte de alguien. La previsibilidad, objetiva y
subjetiva, constituye en consecuencia un elemento conceptual del homicidio
imprudente. Junto a estos dos elementos: falta de diligencia debida y previsibilidad, es
necesaria la producción del resultado muerte en conexión causal con la acción
imprudentemente realizada.

Abog. Vanessa Fernández


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Lo que sí hay que hacer -sostiene Muñoz Conde- es buscar un punto de
referencia para comparar la acción realizada y determinar si ha sido imprudente; tal
referencia lo constituye el "deber objetivo de cuidado". La naturaleza de la imprudencia
está dada por la "infracción al deber objetivo de cuidado" o la "infracción a la norma de
cuidado". Será necesario entonces analizar el elemento normativo y núcleo del tipo
que constituye el injusto imprudente: el deber objetivo de cuidado.
La complejidad del tráfico automovilístico, sector en donde estadísticamente se
producen más homicidios imprudentes, ha obligado a desarrollar una serie de criterios
que sirvan para solucionar una serie de casos en los que la conexión causal entre la
acción imprudente y el resultado de muerte no es suficiente para la imputación objetiva
de éste a aquella. Tres son los criterios básicos utilizados por la teoría de la
imputación objetiva, que así se llama, para solventar problemas de imputación de un
resultado a una acción imprudente:
a) El incremento del riesgo no permitido, o sea que la acción incremente el riesgo de
producción de un accidente.
b) El riesgo implícito en la acción imprudente debe realizarse en el resultado (de modo
que este se produzca como consecuencia directa de ese riesgo).
c) El resultado debe producirse dentro del ámbito de protección de la norma, es decir
dentro del ámbito o actividad que regula la norma infringida por la acción imprudente.

4- Intervención en el Suicidio

Art. 108: "1°.- El que incitare a otro a cometer suicidio o lo ayudare, será castigado
con pena privativa de libertad de tres a diez años.
2°.- El que no lo impidiere, pudiendo hacerlo sin riesgo para su vida, será castigado
con pena privativa de libertad de uno a tres años.
3°.- En estos casos la pena podrá ser atenuada con arreglo al artículo 67."

El suicidio es el acto de quitarse deliberadamente la propia vida. El comportamiento


suicida es cualquier acción que pudiera llevar a una persona a morir. Años atrás, las
leyes castigaban el suicidio. La pena recaía sobre los herederos del suicida, a quienes
se les privaba de la herencia de éste. En otras oportunidades, la pena recaía sobre el
propio cadáver del suicida: se lo colgaba de una horca, se lo dejaba sin sepultura, se
le amputaban miembros, etc. Como tal, el suicidio, actualmente es impune en nuestro
derecho. Razones político-criminales han movido al legislador a dejar impune esa
conducta del que atenta contra su propia vida. Esta impunidad del suicidio no significa
indiferencia del Ordenamiento Jurídico frente a tal acto. La vida es objeto de
protección en el ámbito penal, incluso frente a la voluntad de su titular, que no tiene
derecho a disponer sobre ella libremente, y que, en consecuencia, no está autorizado
a legitimar a los demás a que lo maten.
En un primer caso el legislador ha considerado, con razón, que no puede
castigar a quien atente contra su propia vida, bien porque si el suicidio se consuma no
puede castigar a un muerto, y si no se consuma porque carece de sentido, desde el
punto de vista preventivo general y especial, imponer una sanción a quien ha
demostrado con su intento el escaso interés en los asuntos terrenales. Pero en el
segundo caso, es decir, cuando en la toma de decisión del suicidio o en la ejecución
del mismo intervienen terceras personas, el legislador no ha querido que la impunidad
del suicidio beneficie a otras personas distintas del suicida; y ha tipificado en el Art.
108, numerales 1 y 2 una serie de conductas de participación en el suicidio que, de
otra manera, probablemente hubieran quedado impunes en base al principio de la
accesoriedad de la participación.

Abog. Vanessa Fernández


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El Código Penal nos trae tres cuestiones sancionables en el Art. 108,
enmarcadas las dos primeras en acciones y la tercera en una omisión, al establecer la
sanción a quien incitare a otro a cometer suicidio, lo ayudare o no lo impidiere. El
resultado común a estas modalidades de conductas es la muerte del suicida que
constituye la consumación de los delitos previstos en dicho artículo. Para cierto sector
doctrinal, la muerte del suicida sería una condición objetiva de penalidad que, de no
producirse, dejaría impunes estas conductas, pero hay otros que consideran que la
muerte del suicida no es una condición objetiva de penalidad, pero que la voluntad del
legislador es dejar impune la inducción y el auxilio, cuando la muerte no se produce.
Para ello es necesario el cumplimiento de ciertos requisitos:
1) Que exista instigación o ayuda: Instigar al suicidio es determinar directamente a
otro a suicidarse. Es inducir o persuadir a alguien a que se suicide. Ejemplos:
mediante consejos, bromas de mal gusto, órdenes, etc. La instigación debe ser dolosa;
el instigador debe actuar con la intención de crear o aumentar en el suicida, la
voluntad de matarse. La instigación debe llevarse a cabo sobre un individuo que esté
en pleno goce de sus facultades y de su voluntad, ya que si el individuo fuese un
inimputable o mediase error, ignorancia, coacción, etc., podría tratarse de un
homicidio, y no de instigación. Ejemplo: apuntar con un arma a una persona, y decirle
a su padre que si no se suicida, morirá su hijo, no es instigación, sino homicidio, dado
que la resolución del suicida no ha sido voluntaria, sino que medió coacción. Ayudar
al suicidio es prestar cualquier tipo de colaboración material al suicida para que se
quite la vida. Ejemplos: conseguirle el arma, proveerlo de la droga, etc. A diferencia de
la instigación, en este caso, la determinación de matarse ya ha sido tomada por el
suicida; el que ayuda sólo facilita los medios. Igual que la instigación, la ayuda
debe ser dolosa; el que ayuda sabe que el otro quiere suicidarse, pero igual lo ayuda.
Entiende Soler que la simple omisión (ej.: no impedir que el sujeto se suicide) no
constituye ayuda al suicidio. La instigación y la ayuda pueden darse juntas, sin que ello
altere la aplicación del Art. 108. Ejemplo: un hombre instiga a otro a que se suicide, y
luego lo ayuda a hacerlo. Aunque la inducción se da generalmente en ámbitos
privados o individuales, también se puede incluir en este artículo los casos de
inducción al suicidio colectivo por líderes espirituales con gran capacidad de influencia
sobre grupos fanatizados.
2) Que el suicidio se haya intentado o consumado: El segundo requisito que pide esta
figura es que el suicidio se haya consumado.
Muñoz Conde encara este tema desde una triple perspectiva:
a) Inducción al suicidio
b) Cooperación al suicidio
c) Cooperación ejecutiva al suicidio
Al respecto de estos dos últimos puntos distingue que en la simple cooperación
se refiere solo a actos necesarios al suicidio de una persona, más en la cooperación
ejecutiva, no solo se coopera sino que se lleva esta cooperación hasta el punto que se
ejecuta la muerte del que no quiere vivir más, pero que sigue teniendo el dominio del
hecho. Supuesto muy distinto al de matar a alguien contra su voluntad. En algunas
ocasiones estos casos pueden deberse a motivaciones piadosas y humanitarias como
la de acortar los sufrimientos y dolores de quien sabe que va a morir pronto, o pasará
por padecimientos permanentes y difíciles de soportar.

5- Aborto

Art. 109: "1°. El que matare a un feto será castigado con pena privativa de libertad de
hasta cinco años. Se castigará también la tentativa.
2°. La pena podrá ser aumentada hasta ocho años, cuando el autor:

Abog. Vanessa Fernández


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1. obrara sin consentimiento de la embarazada; o
2. con su intervención causara el peligro serio de que la embarazada
muera o sufra una lesión grave.
3°.- Cuando el hecho se realizare por la embarazada, actuando ella sola o
facilitando la intervención de un tercero, la pena privativa de libertad será de hasta dos
años. En este caso no se castigará la tentativa. En la medición de la pena se
considerará, especialmente, si el hecho haya sido motivado por la falta del apoyo
garantizado al niño en la Constitución.
4°.- No obra antijurídicamente el que produjera indirectamente la muerte de un
feto, si esto, según los conocimientos y las experiencias del arte médico, fuera
necesario para proteger de un peligro serio la vida de la madre."

Antes de comenzar a hablar del aborto tenemos que tener primero en claro
cuál es su concepto. Si bien el Código Penal no da una definición de aborto, no por
ello se puede decir que no sea posible definir de manera específicamente jurídica.
Se puede conceptuar al aborto de dos maneras diferentes: a) jurídicamente, y
b) médicamente. Para empezar, el concepto legal de aborto, como delito contra la
vida, atiende, en su materialidad, a la muerte provocada del feto, con o sin expulsión
del seno materno. Su esencia reside, desde que el sujeto pasivo es un feto, en la
interrupción prematura del proceso de la gestación mediante la muerte del fruto.
Médicamente, desde el punto de vista puramente ginecológico, el aborto atiende a la
expulsión del producto de la concepción provocada prematuramente.
El bien jurídico protegido es la vida del feto, lo que se protege es una vida que,
aunque se desarrolla en las entrañas y a expensas de la madre, merece una
protección independiente de la vida misma de ésta, pero no de su salud. La ley toma
en cuenta como elemento distinto para agravar la pena la muerte de la madre, pero no
el daño en la salud que el proceso abortivo implica en sí mismo.
La ley incluye en este caso cualquier aborto que se realice sin el
consentimiento expreso o tácito de la madre. Se comprenden todos los supuestos
posibles en que el tercero realiza el aborto sin el consentimiento de la mujer. Entran
los casos de engaño, aprovechando el error de la mujer, ya sea por confianza en el
autor, ya sea por un descuido de ésta. Además, se incluyen los casos de
inconsciencia, ya sea que la mujer ha consentido, por ejemplo para realizarse otra
operación, o directamente como un caso de violencia. De más está decir que entran
en estos casos los de violencia (vis absoluta) y la coacción (vis compulsiva).
El error del sujeto que cree que tiene el consentimiento de la madre, elimina el
agravante, dado que es un elemento del tipo. En el caso del aborto por un tercero,
pero con el consentimiento de la mujer, no hay duda de que, como bien lo dice
González Rus, intervienen por lo menos dos personas, esto es, el autor del hecho y la
mujer que consiente. La mujer consiente expresamente si su manifestación, que
puede ser verbal, por escrito o por signos inequívocos, es en el sentido de que el
tercero mate al feto. En cambio, consiente tácitamente si deja que el tercero actúe y no
se opone a ello. Debe conocer que el tercero va a producir la muerte del feto. De
acuerdo a la redacción del texto legal, no es admisible el consentimiento presunto.
Si bien el artículo 109 del Código Penal establece que la tentativa del aborto de
la mujer no es punible, esta impunidad no alcanza a la que consintió que un extraño
intentara hacerla abortar, ya que la necesidad de castigar al tercero que interviene
como autor somete el hecho al estrépito del foro, el fundamento de la exención de
pena para la mujer que intenta causar su propio aborto es evitar el escándalo y la
turbación de la familia, sin utilidad apreciable para la sociedad que no se sentiría muy
alarmada por la ineficaz tentativa, en la hipótesis de tentativa de aborto consentido, la
punibilidad de los ejecutores determina que el estrépito del fuero deba producirse,

Abog. Vanessa Fernández


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razón por la cual el motivo determinante de la excusa absolutoria carece de toda
utilidad.
Este artículo exime de pena, eliminando la antijuridicidad, a quien causara
indirectamente la muerte del feto mediante actos propios del parto si ello, según los
conocimientos y las experiencias del arte médico, fuera necesario e inevitable para
desviar un peligro serio para la vida o la salud de la madre. Esto es así en atención
que no existe en el acto ni reprochabilidad ni elementos propios de la culpabilidad.
La conducta que afecta a la vida humana no independizada o dependiente
ofrece particularidades que distinguen de las que afectan a la vida independiente. En
primer lugar la vinculación orgánica que existe durante el embarazo entre el feto y la
embarazada determina una especial relación de dependencia de aquel frente a esta
que condiciona la protección jurídico penal que, en principio, merece la vida humana
dependiente.
Ciertamente nada habría que objetar a una protección absoluta de la vida
dependiente si la continuación de un embarazo no afectara también a otros bienes
jurídicos dignos de protección, como la vida, la salud, la libertad o la dignidad de la
embarazada. Pero muchas veces el embarazo afecta seriamente a esos otros bienes
jurídicos, planteándose un conflicto de intereses que debe resolverse conforme al
principio general de salvaguarda del interés preponderante.
El problema jurídico se plantea porque algunos consideran que el interés
preponderante es, en todo caso, la vida dependiente, es decir, el feto, convirtiendo a la
mujer embarazada en simple receptáculo de un ser al que deben rendirse todos los
demás intereses en juego, incluidos los de la embarazada misma. Otros, en cambio,
consideran que el interés preponderante es siempre el de la mujer embarazada
constituyendo el feto una simple prolongación del vientre de la mujer, carente por
completo de protección al margen de la que merece la mujer misma.

El bien jurídico protegido por este capítulo es, sin lugar a dudas, la integridad
corporal y la salud de la persona humana. Como veremos, no solamente se protege el
cuerpo del individuo sino también su salud, es decir, se incluye tanto el aspecto
anatómico como el fisiológico. Además no sólo se tutela la salud física sino que
también la psíquica.
La Constitución Nacional salvaguarda celosamente la integridad física de los
ciudadanos al estipular de manera expresa "Toda persona será protegida por el
Estado en su integridad física y psíquica", dentro del criterio de la protección de la vida
humana como bien supremo. En este apartado se recogen una serie de conductas
cuya característica principal es que afectan directamente a la integridad corporal o a la
salud, física o mental, de las personas.
Si se entiende la salud en un sentido amplio, lo que se trata de proteger en
estos delitos es un solo bien jurídico; la salud, que incluye también la integridad
corporal, pues la salud es susceptible de ser atacada tanto produciendo una alteración
en su normal funcionamiento, como causando un menoscabo en el sustrato corporal.
En el capítulo II de los hechos punibles contra la vida de la persona,
encontramos aquellos delitos que atentan con la integridad corporal, la cual puede ser
atacada de varias maneras. Así encontramos los tipos de maltrato corporal, lesión y
lesión grave. Los delitos de lesión sin consecuencia alguna -por irrelevantes- son
excluidos del actual código penal, pero hay que recordar que en el código penal
anterior estaba posibilitado el juez a prescindir de la pena, cuando la lesión haya sido
insignificante o en los casos menores.

Abog. Vanessa Fernández


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Si bien cierto, al maltrato físico se halla prevista como conducta típica en el
actual código penal, la sanción prevista por el mismo es solamente la multa, son
agresiones pero no llega a constituirse como lesión. Sin embargo en la previsión
nominada como lesión, la clave es el daño con un veneno, arma blanca, de fuego o
contundente o si somete a la victima a graves dolores físicos o psíquicos.

1- Maltrato Físico

Art. 110: "1°.- El que maltratara físicamente a otro, será castigado con pena de hasta
ciento ochenta días-multa.
2°.- Cuando la víctima sea un niño, la pena privativa de libertad será de hasta un año o
multa.
3°.- La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima, salvo que
la protección de ésta o de terceros requiera una persecución de oficio."

El Maltrato Físico es todo trato inadecuado o toda acción realizada sobre el


físico de una persona sin causarle ningún daño, es decir, sin existir consecuencia
física alguna después de desaparecer la acción del maltrato. Ej.: empujar a alguien
contra la pared o cualquier otro obstáculo, estirón de pelo, etc. En síntesis una acción
contra el físico humano sin relevancia.
Puede entenderse que con la tipificación de la conducta llamada "maltrato
físico" se contradice el principio de Intervención Penal Mínima del Estado -definido por
el orden penal paraguayo- pues, pudiendo haberse implementado una solución extra
penal al maltrato físico, se ha elegido justamente una solución penal.

2- Lesión

Art. 111: "1°.- El que dañara la salud de otro será castigado con pena privativa de
libertad de hasta un año o con multa.
2°.- En los casos del inciso anterior se aplicará lo dispuesto en el artículo 110, inciso
3°.
3°.- Cuando el autor utilizara veneno, arma blanca, de fuego o contundente o
sometiera a la víctima a graves dolores físicos o psíquicos, se aplicará una pena
privativa de libertad de hasta tres años o multa."

Para Antón Oneca las lesiones implican una disminución en la integridad


corporal, un daño en la salud o una incapacidad para el trabajo. Por salud debe
entenderse un estado en que el ser orgánico ejerce normalmente sus funciones, o en
palabras de la Organización Mundial de la Salud, como un estado de completo
bienestar físico, mental y social. En síntesis se puede decir que la salud es un estado
ideal del cuerpo y de la mente. Debido a esta compleja situación del bien jurídico, que
lleva a que Bokelmann haya sostenido que en realidad se trata de un menoscabo al
bienestar corporal, la ley ha tenido que conformarse con destacar en su protección
ciertos fenómenos particularmente cargados de significación en cuanto al detrimento o
deterioro de la armonía general del organismo. Sobre la base de ello la pérdida de un
órgano no sólo supone alteraciones anatómicas y fisiológicas, sino además las
repercusiones sociales que este daño tiene, tal como la incapacidad para el trabajo.
Es decir, en el delito se comprende a cualquier alteración del normal
funcionamiento del cuerpo, ya sea por pérdida de sustancia corporal o por inutilización
funcional de cualquier órgano o miembro (integridad), ya sea por enfermedad física o
psíquica (salud).

Abog. Vanessa Fernández


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La cuestión más importante que se presenta es si sólo quedan comprendidas
en la ley las lesiones provocadas a personas nacidas o también las causadas a
personas por nacer. La mayoría de la doctrina tradicional considera que el sujeto
pasivo debe ser el mismo que en el delito de homicidio, esto es, el ser humano desde
que comienza el nacimiento hasta que se produzca la muerte. Las lesiones al feto
serían atípicas salvo que constituyan tentativa de aborto.

LOS DERECHOS QUE COMPRENDE EL BIEN JURÍDICO "INCOLUMIDAD


DE LA PERSONA O INTEGRIDAD CORPORAL DE LA PERSONA" SON LOS
SIGUIENTES:
1. el derecho a la integridad física, es decir, el derecho a no ser privado de ningún
miembro u órgano corporal.
2. el derecho a la salud física y mental, esto es, el derecho de la persona a no ser
sometida a enfermedades que eliminen (o debiliten) su salud.
3. el derecho de bienestar corporal y psíquico, es decir, el derecho de la persona
a que no le hagan padecer sensaciones de dolor o sufrimiento.
4. el derecho a la propia apariencia personal, o sea el derecho de la persona a no
ser desfigurada en su imagen externa.

3- Lesión Grave

Art. 112: "1º Será castigado con pena privativa de libertad de hasta diez años el que,
intencional o conscientemente, con la lesión:
1. pusiera a la víctima en peligro de muerte;
2. la mutilara considerablemente o la desfigurara por largo tiempo;
3. la redujera considerablemente y por largo tiempo en el uso de su cuerpo o de sus
sentidos, en su capacidad de cohabitación o de reproducción, en sus fuerzas
psíquicas o intelectuales o en su capacidad de trabajo; o
4. causara una enfermedad grave o afligente.
2º El que dolosamente maltratara físicamente o lesionara a otro y con ello causara uno
de los resultados señalados en el inciso 1º, habiéndolos tenido como posibles, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años. Será castigada también
la tentativa".

Para que concurra la figura de la lesión grave, es preciso que a la circunstancia


de la lesión se sumen los presupuestos numerados, es decir aumentar deliberada e
inhumanamente el sufrimiento de la víctima, etc. Por otro lado, ya hemos dicho que el
resultado de este delito es siempre un menoscabo de la integridad corporal o de la
salud, la mayor o menor gravedad de este menoscabo puede determinar también una
mayor o menor gravedad de la pena aplicable al responsable del delito.
Según los numerales del inciso 1° del Art. 112 puede entreverse que se
refieren a lo que en la doctrina se especifica como la pérdida o inutilidad de un órgano
o miembro principal, o de un sentido, la impotencia, la esterilidad, una grave
deformidad, o una grave enfermedad somática o psíquica, algunos de ellos
irreversibles, de ahí la especial gravedad de las penas aplicadas a las circunstancias
ante dichas, que serán castigadas con pena privativa de libertad de hasta 10 años
para su autor, quien debe cometer los hechos con intención o conscientemente.
Para uso del cuerpo y sentidos y mutilación se entiende lo que no es vital ni
esencial para la salud, la pérdida de un dedo, un lóbulo de la oreja, etc. El concepto de
deformidad es un concepto valorativo estético que depende de las más diversas
circunstancias: edad, sexo, profesión, etc., del lesionado, que son decisivos a la hora
de determinar lo que se entiende por deformidad. Normalmente se entienden como

Abog. Vanessa Fernández


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tales las cicatrices y desfiguraciones del rostro, la pérdida de dientes, las cicatrices en
cuello, muslos, o cualquier desfiguración del cuerpo cuya visión cause un sentimiento
de desagrado estético en los demás.

4- Lesión Culposa

Art. 113: "1°.- El que por acción culposa causa a otro un daño en su salud, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta un año o con multa.
2°.- La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima, salvo que
la protección de ésta o de terceros requiera una persecución de oficio".
La conducta de la lesión culposa consiste en causar un daño a otro en su
salud. Puede realizarse tanto por acción como por omisión impropia.
No obstante, se quiere un nexo de causalidad entre el comportamiento culposo del
sujeto y el resultado, es decir, la lesión en la salud. Por otro lado, esta circunstancia no
será suficiente ya que será necesario comprobar la posibilidad de imputar
objetivamente el resultado al comportamiento del sujeto; según esto, por ej., faltaría la
relación de imputación objetiva entre la conducta de quien maneja y la lesión que sufre
su acompañante el arrojarse sin mayor razón del vehículo. Según Raúl Peña Cabrera,
en el delito de lesiones culposas se presentan las mismas características del homicidio
culposo.
Para que el daño en el cuerpo o en la salud sea punible en el caso de las
lesiones culposas, el autor tiene que obrar con culpa, esto es, con imprudencia o
negligencia, por impericia en su arte o profesión o por inobservancia de los
reglamentos o deberes a su cargo. Es decir, si el autor viola su deber de cuidado
mediante cualquiera de estos institutos, debe responder penalmente.
En relación al concepto de culpa, si bien nuestro Código no lo define
expresamente, voy a transcribir la definición que da Carlos Fontán Balestra, pues
considero que es la más clara y completa: “...la culpa se caracteriza por la falta de
previsión del resultado o por su previsión no seguida de la observancia del deber de
cuidado para evitarlo. De esto se infiere que es de la esencia del delito culposo la
previsibilidad, cognoscibilidad o advertibilidad, en abstracto del resultado típico, puesto
que lo que no puede ser previsto, lo imprevisible, no puede ser reprochado…”.
La imprudencia se caracteriza en que el autor toma más riesgos que los
permitidos, es decir, no se mantiene en el deber de cuidado y elige asumir más peligro
en su accionar. En la negligencia el autor no guarda los recaudos que debería
guardar ante dicha acción, es decir, es indiferente a los riesgos no permitidos que
pueda causar. Cuando se habla de la impericia en su arte o profesión, claramente se
está refiriendo a los errores que pueda cometer algún sujeto en su profesión o en
cualquier otra situación en la que esté especializado. Es decir, no hace falta que sea
una persona que haya estudiado algo en especial o tenga un título, sino que sólo
basta con que sepa hacer esa acción o la haga cotidianamente. Por último, en la
inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo, se está frente a
algún sujeto que haya producido el resultado motivo de haber incumplido con alguna
norma que regule la acción que estaba llevando a cabo, o bien con alguna obligación
que debía cumplir.
En definitiva, muchos autores (Donna, Zaffaroni, Alagia, Slokar) enseñan que,
en rigor de verdad, sólo deben diferenciarse la negligencia de la imprudencia, pues
explican que tanto la impericia como la inobservancia se encuentran dentro de estos
dos conceptos.

Abog. Vanessa Fernández


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Circunstancias comunes a los delitos de Lesión, Lesión Grave y Lesión Culposa

Art. 114: "No habrá lesión en el sentido de los Art. 111 al 113, cuando la víctima haya
consentido el hecho".
Art. 115: "En los delitos señalados por los Art. 110, 111, incisos 1º y 4º, y el artículo
112, se acordará la composición prevista en el artículo 59. En los casos de los
artículos 111, inciso 2º, y 113 el tribunal podrá acordar la composición".
Art. 116: " Cuando el reproche al autor sea considerablemente reducido por una
excitación emotiva o por compasión, desesperación u otros motivos relevantes se
podrá, en los casos de los artículos 110, 111, incisos 1º y 2º, y 113, prescindir de la
condena a una pena, a la composición o a ambos".

a) El Consentimiento. Aunque pueda parecer obvio es preciso señalar que es requisito


esencial que la víctima no consienta los hechos motivadores de la lesión, a tenor de lo
expuesto por el articulado. En derecho comparado, en los delitos de lesiones, si ha
mediado el consentimiento válido, libre, espontánea y expresamente emitido del
ofendido, se impone una pena inferior en uno o dos grados, pero en nuestro derecho
penal, exime de responsabilidad penal. También en derecho comparado no es válido
el consentimiento otorgado por un menor o incapaz, algo sobre lo que nuestro código
no se manifiesta expresamente.
b) La Composición
c) El Reproche Reducido

5- Omisión de Auxilio

Art. 117: "1º El que no salvara a otro de la muerte o de una lesión considerable,
pudiendo hacerlo sin riesgo personal, será castigado con pena privativa de libertad de
hasta un año o con multa, cuando:
1. el omitente estuviera presente en el suceso; o
2. cuando se le hubiera pedido su intervención en forma directa y personal.
2º Cuando el omitente, por una conducta antijurídica anterior, haya contribuido a que
se produjera el riesgo, se aplicará una pena privativa de libertad de hasta dos años o
multa".

Diversas opciones ha ofrecido la doctrina para contestar a la pregunta referida


a cuál es el objeto de protección de este tipo penal. Cuando se individualizaba el
objeto de protección como específicos derechos subjetivos, se habló del derecho a la
mutua asistencia, que asiste a todo ciudadano y se corresponde con uno de los
deberes más sagrados del hombre sociable y civilizado. La doctrina italiana rechazó
esta concepción propia del Derecho Penal de la época de las luces y concibió el
contenido material del injusto como lesión o puesta en peligro de determinados
intereses vitales, diciendo entonces que el objeto de protección del delito de omisión
de socorro estaba constituido por el interés relativo a la asistencia que debe ser
prestada por consideraciones de solidaridad social. Pero igualmente no reina en la
literatura unanimidad respecto de cuál sea el interés protegido, ya que mientras para
Manzini el objeto específico de tutela es el "interés del Estado concerniente a la
seguridad de la persona física", Pannain afirma que "el interés protegido es aquel
relativo a la tutela de los bienes vida e incolumidad individual", y Guarnen alude al
interés a la vida y a la integridad personal de los individuos.
En la doctrina alemana también encontramos distintas vertientes, pues
mientras Welzel sostiene que el objeto que se protege en la omisión de auxilio es la

Abog. Vanessa Fernández


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seguridad pública, en tanto que el particular que corre peligro es protegido solamente
como parte de lo público, pero no como titular individual, Maurach habla de la
solidaridad humanitaria como objeto de protección.
Muñoz Conde especifica que si bien es cierto que la solidaridad humana,
interpretada como el deber que tienen todas las personas de prestar ayuda o socorrer
a otro que se halle en situación de peligro, es el bien jurídico protegido, al mismo
tiempo se trata de un deber de socorro respecto a determinados bienes, que en una
situación concreta se encuentran en peligro. Porque al configurar un delito de peligro,
dada la importancia del bien en cuestión, la ley convierte en bien jurídico la seguridad
del mismo, de modo que el quebranto de la seguridad de éste entraña la lesión del
bien jurídico específicamente protegido en el delito de peligro, aun cuando no suponga
más que un riesgo para aquél.
Es un delito que no requiere de resultado alguno, pues la omisión por sí misma
es lesiva del bien jurídico. No se exige, en consecuencia, la lesión de los valores vida
o integridad, sino sólo la ausencia injustificada de ayuda.
Como el Derecho no busca héroes, será atípica la conducta de quien pudiera
sufrir un riesgo personal en la prestación del auxilio, entendido como peligro para su
persona o perjuicio desproporcionado en relación con la ayuda que suponga la
prestación de socorro.

1- Abandono

Art. 119: "1º El que: 1. expusiera a otro a una situación de desamparo; o 2. se


ausentara, dejando en situación de desamparo a quien esté bajo su guarda o a quien,
independientemente del deber establecido por el artículo 117, deba prestar amparo, y
con dicha conducta pusiera en peligro su vida o integridad física, será castigado con
pena privativa de libertad de hasta cinco años.
2º Cuando la víctima fuera hijo del autor la pena podrá ser aumentada hasta diez
años.
3º Cuando el autor, antes de que se haya producido un daño, voluntariamente
desviara el peligro, la pena prevista en los incisos 1º y 2º podrá ser atenuada con
arreglo al artículo 67. Cuando el peligro haya sido desviado por otras razones, bastará
que el autor haya tratado voluntaria y seriamente de desviarlo".

El elemento objetivo está determinado por la situación de desamparo en que se


coloca a la víctima, cuyo resultado es el abandono, es decir la situación de desamparo
a consecuencia de la omisión del deber de cuidado. El elemento subjetivo está
determinando por el conocimiento que el sujeto activo debe tener sobre la situación de
inseguridad e que queda el otro (la víctima). En derecho comparado, si el sujeto se
representó esa situación, pero confió en que no se produciría, falta el dolo, no
existiendo responsabilidad penal, pero nuestra legislación anda dice al respecto.
Por abandonar se entiende privar al sujeto pasivo del delito, aun en forma
temporaria, de los cuidados que le son debidos y de los cuales tiene necesidad para
subsistir. Consiste en que el autor se aleje de la persona necesitada de auxilio. La
esencia del abandono consiste en que el autor ya tenía a la víctima bajo su guarda o
están de alguna manera obligados a ocuparse de su alojamiento, transporte o

Abog. Vanessa Fernández


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finalmente de recibirlo. Surge claramente que se trata de un delito especial, y que el
deber de cuidado se derivará de los principios generales para fundar la posición de
garante.
Se trata en consecuencia de un delito de comisión, ya que la acción es la de
abandonar, con lo cual se descarta que el tipo pueda llegarse a cometer por omisión
simple. El abandono significa que el autor se aleje, tal como lo hemos afirmado, del
lugar o del espacio físico de la víctima, lo que le provoca un peligro concreto para la
vida o la salud.
También tipifica el delito el sujeto que imposibilita el acceso de terceros a la
víctima, al tiempo que le quita su protección. En este sentido, la jurisprudencia
alemana ha sostenido que tipifica este delito la enfermera que tira la llave de la
habitación del enfermo e ingiere somníferos para luego dormir. Dellavedova piensa
que el que "abandona a su suerte" al incapaz viola, con ello, un deber jurídico
preexistente que pesaba sobre él, en virtud de la posición de garante asumida. De allí
que esta hipótesis delictiva sea, para este autor, una figura expresa de comisión por
omisión.

En derecho comparado la libertad a que se refiere la legislación es la libertad


de actuación en un sentido amplio, visto como un atributo de la capacidad que tiene
una persona para decidir lo que quiere o no quiere hacer y trasladarse de un lugar a
otro o situarse por sí mismo en el espacio, sin que su decisión se vea constreñida o
mediatizada por otras personas. La libertad así entendida es un atributo de la voluntad,
pero su existencia depende también de la propia convivencia y de una serie de
condicionamiento que la misma importe a la actuación del ser humano. De ahí la
relatividad del concepto de libertad. La organización social impone una serie de
limitaciones al comportamiento humano que, al no poder ser determinadas de una vez
para siempre, impiden una fijación absoluta de la esfera de libertad correspondiente a
cada uno, por eso al hablar de libertad, hay que situarse en un contexto social y
político determinado.
La libertad tiene una connotación psicológica, político social y jurídica. Por el
lado psicológico la libertad es un atributo de la voluntad que se desarrolla en dos
niveles: la libertad en la formación del acto voluntario y la libertad en la manifestación
del acto voluntario ya formado. Tanto uno como otro nivel pueden verse afectados por
las conductas tipificadas, bien impidiendo la libre formación de la voluntad
(coacciones, amenazas), bien despreciando la ya manifestada (privación de libertad).
Desde el punto de vista político social, la libertad ha de ponerse en relación con la
propia naturaleza del actuar humano. De aquí surgen una serie de limitaciones que se
derivan de la necesidad de la convivencia y que están representados por la libertad de
los demás. Esto lleva a que la libertad humana esté encauzada dentro de ciertos
límites cuya efectividad corresponde proteger al derecho. Por último, desde la óptica
jurídica, la libertad es también objeto inmediato de protección como bien jurídico de
carácter político frente a la actividad estatal materializada en las actuaciones de un
funcionario que en el ejercicio de su cargo puede conculcar esa libertad, constituyendo
otro tipo penal tipificado como coacción grave.
Dentro de los hechos punibles contra la libertad, ella es el bien jurídico
protegido, y al mismo tiempo, el objeto inmediato de ataque, diferenciándose en esto
de otros delitos que atacan también a la libertad, pero de un modo indirecto y como
medio para conseguir otros fines como son el robo con intimidación y las agresiones

Abog. Vanessa Fernández


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sexuales, con los que constituye un delito complejo, en el que la autonomía del delito
contra la libertad se pierde, quedando absorbida en el delito complejo.

1- Coacción

Art. 120: "1º El que mediante fuerza o amenaza constriña gravemente a otro a hacer,
no hacer o tolerar lo que no quiera, será castigado con pena privativa de libertad de
hasta dos años o con multa.
2º No habrá coacción, en los términos del inciso 1º, cuando se amenazara con:
1. la aplicación de medidas legales cuya realización esté vinculada con la finalidad
de la amenaza;
2. la publicidad lícita de una situación irregular, con el fin de eliminarla;
3. con una omisión no punible, un suicidio u otra acción que no infrinja los bienes
jurídicos del amenazado, de un pariente o de otra persona allegada a él.
3º No será punible como coacción un hecho que se realizara para evitar un suicidio o
un hecho punible.
4º Será castigada también la tentativa.
5º Cuando el hecho se realizara contra un pariente, la persecución penal dependerá
de su instancia".
La acción consiste en obligar a otro a hacer, no hacer o tolerar lo que no
quiera, mediante el empleo de la fuerza o amenaza, que es fundamental en este delito;
lo cual en jurisprudencia se entiende por fuerza física, intimidaciones personales y
empleo de la fuerza en las cosas. Asimismo, los casos en que la fuerza actúa sobre la
motivación de la otra persona, pertenecen al ámbito de la amenaza.

2- Coacción Grave

Art. 121: "Se aplicará una pena no menor de ciento ochenta días-multa o una pena
privativa de libertad de hasta tres años cuando la coacción se realizara:
1. mediante amenaza con peligro para la vida o la integridad física; o
2. abusando considerablemente de una función pública".

Gramaticalmente la voz "amenaza" significa dar a entender a otro con actos o


palabras que se quiere hacerle algún mal. La palabra aquí tiene un significado más
restringido, ya que el mal con el que se amenaza debe constituir un delito que recaiga
sobre bienes jurídicos tales como la vida y la integridad física.

3- Amenaza

Art. 122: "1º El que amenazara a otro con un hecho punible contra la vida, contra la
integridad física o contra cosas de valor considerable, o con una coacción sexual, en
forma apta para alarmar, amedrentar o reducir su libertad de determinarse, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta un año o con multa.
2º En estos casos, se aplicará lo dispuesto en el artículo 110, inciso 2º".

Se configura el delito con el peligro cierto del acaecimiento de un mal sobre la


víctima, sea contra su vida, integridad física, contra bienes de valor considerable o con
coacción sexual. La acción consiste en exteriorizar el propósito consistente en un mal,
es decir en la privación de un bien presente o futuro. El mal ha de ser en principio
ilícito, siempre delito. El sujeto activo ha de exteriorizar su propósito de un modo que
haga creer al sujeto pasivo que es real, serio y persistente, independientemente de la
forma usada para la exteriorización. También es necesario que la amenaza llegue a

Abog. Vanessa Fernández


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conocimiento del amenazado, aunque sea por vía indirecta, y que este comprenda el
sentido de la amenaza. Generalmente, con la amenaza se exige al amenazado una
condición, esta condición exigida, de hacer u omitir hacer algo puede ser lícita o ilícita,
pero el mal que se amenaza causarle siempre ha de constituir delito, por ejemplo
amenazar con injurias haciendo público un defecto o actividad deshonrosa. La
amenaza que no constituye delito es la contemplada en el inciso 2°, numeral 2 de la
coacción como: la publicidad lícita de una situación irregular, con el fin de eliminarla.

4- Tratamiento Médico sin consentimiento

Art. 123: "1º El que actuando según los conocimientos y las experiencias del arte
médico, proporcionara a otro un tratamiento médico sin su consentimiento, será
castigado con pena de multa.
2º La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima. Si muriera
la víctima, el derecho a instar la persecución penal pasará a los parientes.
3º El hecho no será punible cuando:
1. el consentimiento no se hubiera podido obtener sin que la demora del
tratamiento implicase para el afectado peligro de muerte o de lesión grave; y
2. las circunstancias no obligaran a suponer que el afectado se hubiese negado a
ello.
4º El consentimiento es válido solo cuando el afectado haya sido informado sobre el
modo, la importancia y las consecuencias posibles del tratamiento que pudieran ser
relevantes para la decisión de una persona de acuerdo con un recto criterio. No
obstante, esta información podrá ser omitida cuando pudiera temerse que, de ser
transmitida al paciente, se produciría un serio peligro para su salud o su estado
anímico".

Esto se trata de una serie de prescripciones procedentes de persona


autorizada para ello (un médico), o de acciones realizadas directamente por dicha
persona sobre otra (la víctima) y que pueden afectar a la salud y a la integridad física
de ésta. Normalmente el tratamiento médico realizado conforme a la "lex artis", con la
diligencia debida y con intención de curar, excluye la parte subjetiva del tipo. Tampoco
se da el tipo objetivo cuando el tratamiento médico mejora y no menoscaba la salud.
Sólo el tratamiento médico sin éxito puede llegar a constituir el tipo de un delito por lo
que hay que diferenciar siempre la simple asistencia o ayuda que se presta a quien
tiene algún problema, se queja o manifiesta que adolece de algo sin que eso exija la
adopción de ninguna medida curativa y el tratamiento, que es el conjunto sistemático
de actos realizados en el trascurso del tiempo con finalidad eminentemente curativa.
Es entonces el tratamiento médico el elemento diferencial del delito.
El presupuesto general del tratamiento médico (salvo casos excepcionales de
tratamiento obligatorio o de estado de necesidad, urgencia, incapacidad) es el
consentimiento del paciente, pues es él quien debe decidir libremente. Una obligación
de tratamiento reduciría al paciente a la condición de conejillo de indias. Tampoco se
puede admitir que el consentimiento legitime en todo caso el tratamiento médico,
porque ello podría dar lugar a prácticas inmorales y atentatorias a la dignidad humana.
Para evitar indeseables consecuencias es necesario denegar eficacia al
consentimiento prestado viciadamente mediante precio o recompensa, incapacidad,
desconocimiento de los alcances del tratamiento, etc. El correlativo del consentimiento
válido del paciente es el deber de informar, por parte del médico, sobre las
consecuencias y riesgos del tratamiento, la que debe referirse también a los medios y
forma de tratamiento y posibles alternativas, debiendo ser más precisa cuanto mayor

Abog. Vanessa Fernández


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sea el riesgo de la intervención o del tratamiento. Por último, deben tenerse en cuenta
las condiciones subjetivas del paciente; su nivel cultural, edad, situación familiar, etc.

5- Privación de la libertad

Art. 124: "1º El que privara a otro de su libertad, será castigado con pena privativa de
libertad de hasta tres años o con multa.
2º Cuando el autor:
1. produjera una privación de libertad por más de una semana;
2. abusara considerablemente de su función pública; o
3. se aprovechara de una situación de dependencia legal o de hecho de la
víctima, será castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años. Será
castigada también la tentativa.
3° Cuando el autor privare a otro de su libertad para coaccionarle, bajo amenaza de
muerte, de lesión grave en los términos del artículo 112 ó con la prolongación de la
privación de la libertad por más de una semana, a hacer, no hacer o tolerar lo que no
quiera, será castigado con pena privativa de libertad de hasta ocho años".

El bien jurídico protegido en este artículo es la libertad ambulatoria, es decir la


capacidad del hombre de fijar por sí mismo su situación en el espacio físico y esta
constituye la acción. No importa que a esa libertad externa no acompañe la libertad
interna, el que concurra o no la falta de discernimiento, por lo cual sujetos pasivos
serán todos los que tengan voluntad abstracta o potencial de movimiento (menores,
incapaces, etc.), capacidad suficiente para poder trasladarse por sí mismos. Sujeto
activo puede ser el particular y/o el funcionario público.
En la antijuridicidad, el consentimiento del sujeto pasivo justifica, en principio, la
privación de libertad o es el presupuesto del ejercicio legítimo de un derecho por parte
de terceras personas para llevar a cabo esa privación de libertad. De no mediar el
consentimiento hay que recurrir al estado de necesidad, como sucede con el
internamiento de un enfermo mental peligroso en los casos en que esta peligrosidad
no pueda ser eliminada de otro modo. Una de las razones que justifica un trato
agravado en la aplicación de la pena es la prolongación de la detención, lo que
aumenta el disvalor del resultado.

6- Extrañamiento de Personas

Art. 125: "1°.- El que mediante fuerza, engaño o amenaza condujera a otro fuera del
territorio nacional para exponerle a un régimen que pusiera en peligro su vida, su
integridad física o su libertad, será castigado con pena privativa de libertad de hasta
diez años.
2°.- El que actuara sin intención, pero previendo la exposición del otro al régimen
descrito en el inciso anterior, será castigado con pena privativa de libertad de hasta
cinco años.
3°.- Cuando la víctima sea menor de dieciocho años, la pena privativa de libertad será
de hasta doce años.
4°.- Será castigada también la tentativa."

El término "extrañamiento" está definido como apartar, inducir a una persona a


abandonar el país; apartarlo del medio en que se desenvuelve o la comunicación.

Abog. Vanessa Fernández


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7- Secuestro

Art. 126: "1°.- El que con la intención de obtener para sí o para un tercero un beneficio
patrimonial u otra ventaja indebida, privara a otro de su libertad, será castigado con
pena privativa de libertad de cinco a quince años.
2°.- La pena podrá ser aumentada hasta veinte años, cuando el autor actuara con la
intención de causar la angustia de la víctima o de terceros.
3°.- Cuando al realizar el secuestro el autor o partícipe:
1. matara a otro, la pena privativa de libertad será no menor de diez.
2. causara la muerte por acción culposa, la pena privativa de libertad será de diez a
veinte años.
4°.- Cuando el resultado fuera una lesión grave en sentido del artículo 112, producida
dolosamente, la pena privativa de libertad será de ocho a veinte años. Cuando este
resultado fuera causado mediante una acción culposa, la pena privativa de libertad
será de ocho a dieciséis años.
5°.- Cuando el autor, renunciando a la ventaja pretendida, pusiera en libertad a la
víctima en su ámbito de vida, la pena podrá ser atenuada con arreglo al artículo 67. Si
la víctima hubiera regresado a su ámbito de vida por otras razones, será suficiente
para aplicar la atenuación indicada, que el autor haya tratado de hacerlo voluntaria y
seriamente.
6°.- El que, habiendo participado con otros en la realización del hecho, luego colabore
en forma eficaz en la liberación de la víctima o en la acreditación de la participación de
los demás, podrá ser castigado con una pena privativa de libertad atenuada hasta la
mitad del marco penal previsto."

Según Guilermo Cabanillas, "el secuestro consiste en la detención o retención


forzosa de una persona para exigir por su rescate o liberación una cantidad u otra
prestación sin derecho, como prenda ilegal". El ilustre jurista Francisco Carrara dice
que "el plagio es la sustracción de una persona con fines de lucro o venganza, hecho
por medio de la violencia o fraude". Por otra parte, Etcheverry dice que el secuestro
consiste en encerrar o detener a otro sin el derecho, privándolo de la libertad.
El bien jurídico protegido de este delito de secuestro es la libertad, sin embargo
es indudable que también pueda lesionarse la seguridad y el patrimonio de la persona,
ya que para devolverle la libertad a la misma se le exige cierta cantidad de dinero.
Para Maggiore el objeto jurídico protegido del secuestro es "la libertad externa de las
personas, la libertad de obrar y de moverse de la persona física del sujeto pasivo".
El secuestro se clasifica en simple, extorsivo y profesional. El secuestro simple
se establece en el caso de arrebatar, sustraer, retener u ocultar a una persona, pero
con fines o propósitos diferentes a la exigencia de un rescate. Este fenómeno se
clasifica en rapto (ejecutado normalmente por familiares, sobre todo cuando se trata
de menores de edad y son arrebatados por uno de sus padres, abuelos y empleadas
del servicio. También es frecuente el caso de amantes cuando uno de ellos es menor
de edad) y simple propiamente dicho (cuando se trata de ocultar a una persona con
fines distintos a los extorsivos). El secuestro extorsivo consiste en arrebatar, sustraer,
retener u ocultar a una persona con el propósito de exigir por su libertad un provecho o
cualquier utilidad, para que se haga o se omita algo, con fines publicitarios o políticos.
El secuestro extorsivo a su vez se subdivide en económico (llevado a cabo por los
delincuentes con fines absolutamente de orden pecuniario, es en la actualidad el de
mayor comisión por parte de bandas organizadas, grupos rebeldes o delincuentes que
se unen solamente para ejecutar la acción delictiva) y político (secuestros que son
realizados con un propósito exclusivo y con demandas específicas, ya sea para darle
publicidad a una acción de carácter político, para exigir la acción u omisión con

Abog. Vanessa Fernández


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respecto a políticas o acciones de un gobierno. Igualmente los que demandan la
abolición de una medida de carácter gubernamental). Por último, el secuestro
profesional es el ejecutado por grupos entrenados y bien organizados que trabajan
con un plan diseñado. La víctima, igualmente, ha sido bien seleccionada por reunir
ciertos factores. Estos casos se presentan en áreas urbanas y semiurbanas, aun
cuando la víctima pueda ser trasladada de inmediato a una zona rural.
En el inciso 5° del artículo 126 se establece una atenuación de la pena en el
secuestro que es destacable mencionar.

8- Toma de Rehenes

Art. 127: "1°.- Será castigado con pena privativa de libertad de dos a doce años el
que:
1. privando de su libertad a una persona la retuviere para coaccionar a un
tercero, a hacer, a no hacer o a tolerar lo que no quiera, amenazando a la víctima de
muerte, de lesión grave o de la extensión de su privación de la libertad hasta obtener
su objetivo.
2. utilizara para este fin tal situación creada por otro.
2°.- En estos casos, se aplicará lo dispuesto en el artículo 126, inciso 6°".

Este tipo penal aguarda cierto similitud con el secuestro, en el factor común de
la privación ilegítima de libertad de la víctima, más se aparta de aquel en que el
objetivo del injusto penal no se cierne necesariamente sobre la víctima sino sobre un
tercero que no sufre la consecuencia directa del autor de ilícito sino la coacción que el
hecho le produce en su libre determinación.

La evolución de los Derechos Humanos y en particular los de la Mujer, del Niño


y del Adolescente, ha obligado al Derecho Penal a fijarse en aquellas conductas que
antiguamente se consideraban hasta necesarias y lícitas.
La Doctrina -en la búsqueda de proteger el Bien Jurídico de la Autonomía
Sexual- encuentra sus fundamentos en las premisas previstas desde antiguo en el
Derecho Civil, específicamente en los Vicios de los Hechos y Actos Jurídicos, que si
los recordamos son entre otros el Consentimiento y la Intención, así como el
Discernimiento y la Ignorancia, algunos de cuyos conceptos se encuentran totalmente
asumidos por el Derecho Penal.
Entre todos los requerimientos de los Hechos y Actos Jurídicos Bilaterales (o
multilaterales) es obligatorio que exista sobre todo la Libertad y el Consentimiento de
las partes. Cualquier vicio sobre el consentimiento determina que el Acto es ilícito -en
derecho civil- o antijurídico -en el fuero penal- afectando sobre todo a los Sujetos
Pasivos del Hecho Punible, en particular en aquellos casos donde se ejerciera
violencia o amenaza de violencia sobre su(s) persona(s), donde por la mera existencia
de violencia o amenaza de violencia sobre el consentimiento, se anula totalmente la
capacidad del Sujeto Pasivo en cuanto a su libertad fundamental de concederlo (el
consentimiento).
Otro aspecto importante en lo que hace a la determinación de la antijuridicidad
y/o reprochabilidad de la conducta es el Discernimiento, recayendo en esta
oportunidad no sólo en el Sujeto Activo más también en el Sujeto Pasivo y afectando
sobre todo a aquellos que por edad o salud ven disminuidas sus facultades mentales y
son -como Sujeto Pasivo- susceptibles de abuso por parte de los Sujetos Activos.

Abog. Vanessa Fernández


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El bien jurídico que es protegido por nuestra Legislación en general y en
particular por la Penal es el Derecho a la Autonomía Sexual. Es decir -y en particular
para los adultos- el Derecho que tiene cada persona a elegir -sin encontrarse
supeditado a nadie- el con Quién quiere tener relaciones sexuales, el Cuándo, el
Dónde, el Cómo y el Por qué, es decir todos los factores que afectan a su Libertad, a
su Consentimiento y a su Discernimiento, ya fuere físico como emocional, a lo que se
suma la posibilidad de gestación de una vida producto del Hecho Punible.
En cuanto a los menores de edad, más allá de su libertad de elección,
fundamental como hemos determinado, se protege también su normal y natural
desarrollo, así como su educación. Los incapaces y los indefensos -ya fueran
permanentes o temporales- también son protegidos en virtud de su falta de
discernimiento o a su grado de dependencia (en particular aquellos que se encuentran
internados en instituciones médicas y/o son objeto de acoso por superiores).
Por último y no menos importante, encontramos que el artículo 129c, cuya
redacción se la debemos a la Ley 3.440/08, se encuentra mal ubicado dentro del
capítulo, dado que configura Trata de Personas con objeto de Esclavitud o
Servidumbre bajo condiciones inferiores a las normales y por tanto creemos que
debiera estar encuadrado dentro del Capítulo IV, Hechos Punibles contra la Libertad, y
concordando con el Art. 125 – Extrañamiento de Personas.

1- Coacción Sexual y Violación

Art. 128: "1°.- El que, mediante fuerza o amenaza con peligro presente para la vida o
la integridad física, coaccionara a otro a padecer en su persona actos sexuales, o a
realizar tales actos en sí mismo o con terceros, será castigado con pena privativa de
libertad de hasta diez años.
2°.- Cuando la víctima haya sido violada, coaccionándosela al coito con el autor o con
terceros, la pena privativa de libertad será de tres a doce años.
3°.- Cuando la víctima del coito haya sido una persona menor de dieciocho años de
edad, la pena privativa de libertad será de tres a quince años.
4°.- La pena podrá ser atenuada con arreglo al artículo 67 cuando de la relación de la
víctima con el autor, surgieren considerables circunstancias que lo ameriten.
5°.- A los efectos de esta Ley se entenderán como:
1. actos sexuales, aquellos destinados a excitar o satisfacer los impulsos de la
libido, siempre que respecto a los bienes jurídicos protegidos, la autonomía sexual y el
desarrollo sexual armónico de niños y adolescentes, sean manifiestamente relevantes;
2. actos sexuales realizados ante otro, aquellos en el sentido del numeral anterior
que el otro percibiera a través de sus sentidos."

Este delito tiene una percepción más amplia que la clásica "violación" del
anterior código penal. Evidentemente la jurisprudencia y la doctrina penal deben acudir
en socorro de esta norma a los efectos de establecer cuándo un acto es
"manifiestamente relevante" en relación al bien jurídico protegido y cuándo, por las
relaciones de víctima y autor, se dieran "considerables" circunstancias atenuantes. Los
sujetos pasivos pueden serlo cualquier persona, hombre, mujer o niño, sí como
también la persona prostituida y el cónyuge o conviviente; sobre lo último debe tenerse
en cuenta la regularidad de las relaciones y su naturaleza, lo que hace problemático
diferenciar las disputas y desavenencias conyugales y la verdadera coacción sexual.
Lo característico de la coacción sexual es que el ataque a la libertad sexual se
lleva a cabo mediante fuerza o amenaza para la vida o integridad física. Cuando
hablamos de fuerza, es la física, o sea vis absoluta (mayor resistencia de la víctima =
mayor fuerza aplicada para doblegarla), por lo que no es necesario una resistencia

Abog. Vanessa Fernández


31
continuada de la misma que puede, para evitar males mayores, "consentir" en la
agresión apenas comiencen los actos de la violencia física. En la amenaza, el peligro
debe medirse en forma objetiva y debe tener un carácter de inmediatividad en su
realización que prácticamente no le deje a la persona intimidada otra salida que
aceptar lo que se le obliga a hacer. En las coacciones sexuales, la edad del sujeto
pasivo y el contexto social o familiar que le rodean son factores decisivos para valorar
hasta qué punto la intimidación de la amenaza puede tener el grado suficiente para
integrar este delito.

2- Rufianería

Art. 129a: "El que explotara a una persona que ejerce la prostitución, aprovechándose
de las ganancias de ella, será castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco
años."

La acción consiste en imponer, es decir, obligar a la víctima a aceptar


determinadas condiciones que coaccionan su libertad sexual. El núcleo del injusto
viene condicionado por la dedicación de la víctima a la prostitución y la recaudación
económica del autor. Lo que se quiere prevenir es así la instrumentalización de
personas para la obtención de lucro económico, un delito de lamentable actualidad,
protegiendo al mismo tiempo la dignidad humana de acuerdo a la Constitución.

3- Trata de Personas con fines de su Explotación Sexual

Art. 129b: "1º.- El que, valiéndose de una situación de constreñimiento o


vulnerabilidad de otro por encontrarse en un país extranjero, le induzca o coaccione al
ejercicio o a la continuación del ejercicio de la prostitución o a la realización de actos
sexuales en sí, con otro o ante otro, con fines de explotación sexual, será castigado
con pena privativa de libertad de hasta ocho años. Con la misma pena será castigado
el que induzca a otra persona menor de dieciocho años al ejercicio o la continuación
del ejercicio de la prostitución o a la realización de los actos señalados en el párrafo
10.
2°.- Con pena privativa de libertad de hasta doce años será castigado el que mediante
fuerza, amenaza con un mal considerable o engaño:
1. induzca a otro al ejercicio o la continuación del ejercicio de la prostitución o a la
realización de actos sexuales señalados en el inciso 10, párrafo 2;
2. captara a otro con la intención de inducirle al ejercicio o la continuación del ejercicio
de la prostitución o a la realización de actos sexuales señalados en el inciso
10, párrafo 2.
3º.- La misma pena se aplicará, cuando la víctima sea:
1. una persona menor de catorce años; o
2. expuesta al realizarse el hecho, a maltratos físicos graves o un peligro para su vida.
4º.- Con la misma pena será castigado el que actuara comercialmente o como
miembro de una banda que se ha formado para la realización de hechos señalados en
los incisos anteriores. En este caso se aplicará también lo dispuesto en los artículos 57
y 94. El consentimiento dado por la víctima a toda forma de explotación no se tendrá
en cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera de los medios enunciados en este
artículo."

Se define la "Trata de Personas" o "trata" como delito representado por la


corrupción de las mujeres mayores o menores, con el propósito de lucrarse o de algún
modo beneficiarse con ellas, dedicándolas a la prostitución, este delito se encuentra

Abog. Vanessa Fernández


32
catalogado entre los de "delitos Juris Gentium", lo que permite que cualquier Estado
aplique al delincuente la sanción penal que cada país contemple, debido a que este
delito por sus características suele perpetrarse en el ámbito internacional, ya que las
víctimas, en algunos casos, son transportadas de un país a otro. En el caso de trata de
blancas "menores de edad", contará con el agravante relacionado a los delitos de
corrupción de menores y otros.

4- Trata de Personas con fines de su Explotación Personal y Laboral

Art. 129c: "1º.- El que, valiéndose de la situación de constreñimiento o vulnerabilidad


de otro por encontrarse en un país extranjero, le someta a esclavitud, servidumbre,
trabajos forzados o condiciones análogas o le haga realizar o seguir realizando
trabajos en condiciones desproporcionadamente inferiores a las de otras personas
que realizan trabajos idénticos o similares, será castigado con pena privativa de
libertad de hasta ocho años. Con la misma pena será castigado el que someta a un
menor de dieciocho años a esclavitud, servidumbre, trabajos forzados o condiciones
análogas o a la realización de trabajos señalados en el párrafo 1.
2°.- Con pena privativa de libertad de hasta doce años será castigado el que mediante
fuerza, amenaza con un mal considerable o engaño:
1. someta a otro a esclavitud, servidumbre, trabajos forzados o condiciones
análogas o le haga realizar o continuar realizando trabajos señalados en el
inciso 1°, párrafo 1;
2. captara a otro con la intención de someterle a esclavitud, servidumbre, trabajos
forzados o condiciones análogas o de hacerle realizar o continuar realizando
trabajos señalados en el inciso 1°, párrafo 1;
3. captara a otro con la intención de facilitar la extracción no consentida de sus
órganos.
3°.- Se aplicará también lo dispuesto en el artículo 129b, incisos 3° y 4°.
El consentimiento dado por la victima a toda forma de explotación no se tendrá en
cuenta cuando se haya recurrido a cualquiera de los medios enunciados en este
articulo."

5- Abuso Sexual en Persona Indefensa

Art. 130: "1º El que realizara actos sexuales en otra persona que se encontrase en
estado de inconsciencia o que, por cualquier otra razón, estuviese incapacitada para
ofrecer resistencia, será castigado con pena privativa de libertad de hasta tres años.
Será castigada también la tentativa.
2º Si los actos sexuales con personas que se encontraran en las condiciones referidas
en el inciso anterior comprendieran el coito, la pena privativa de libertad podrá ser
aumentada hasta diez años.
3º La pena podrá ser atenuada con arreglo al artículo 67 cuando, por las relaciones de
la víctima con el autor, se dieran considerables circunstancias atenuantes. En este
caso no se castigará la tentativa."

El abuso, a diferencia de la coacción, no presenta la violencia del uso de la


fuerza o amenazas como medios de ataque a la libertad sexual, pero igualmente se
trata de un ataque a la libertad sexual no consentida o con consentimiento viciado.
Sujetos activos y pasivos pueden serlo cualquier persona. La falta del consentimiento
es el requisito fundamental, bastando, según la jurisprudencia, simplemente que el
sujeto activo aproveche el descuido del sujeto pasivo. El consentimiento, incluso tácito,
destipifica el hecho.

Abog. Vanessa Fernández


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Si el sujeto pasivo se encuentra en uno de estos casos contemplados en el
articulado, se presume que no tiene capacidad para consentir o rechazar los actos
sexuales libremente.
Según la jurisprudencia, el abuso comporta dos elementos: el conocimiento del
estado de indefensión de la víctima y el aprovechamiento de tal estado para dirigirlo de
acuerdo a los intereses del autor, por lo cual exige una actitud eminentemente dolosa
que tiene que ser probada y no simplemente presumida en el proceso.
Con el término inconsciencia o incapacidad deben entenderse situaciones de
trastorno mental transitorio producidas por cualquier causa (alcohol, drogas),
durmientes, narcotizados, incapacidad de resistir por causas físicas o corporales como
parálisis, agotamiento, etc.

6- Abuso Sexual en Personas Internadas

Art. 131: "1º.- El que en el interior de una institución cerrada o de la parte cerrada de
una institución:
1. realizara actos sexuales con internados bajo su vigilancia o asesoramiento, o
2. hiciera realizar a la victima tales actos en sí mismo o con terceros, será castigado
con pena privativa de libertad de hasta tres años o con multa.
2°.- Cuando el autor fuese un funcionario, la pena podrá ser aumentada a pena
privativa de libertad de cinco años."

Existiendo instituciones que por su naturaleza acogen a un número


considerable de personas, sea por voluntad propia o por imperativo legal, es preciso
que se precautelen de manera explícita las relaciones que eventualmente configuren
atentados contra los conceptos sexuales protegidos por la sociedad, y el Código Penal
se refiere a estas situaciones en este artículo 131.

7- Actos Exhibicionistas

Art. 132: "1°.- El que realizara actos obscenos que ofendan el pudor de las personas
de manera a inquietar o agraviar de modo relevante a terceros, será castigado con
pena privativa de libertad de hasta un año o multa.
2°.- Se podrá prescindir de la ejecución de la pena cuando el autor se sometiera a un
tratamiento idóneo. Será aplicable, en lo pertinente, el artículo 49."

Los actos exhibicionistas nuevamente tendrán que ser considerados en razón a


ciertos criterios muy particulares, en atención a que es necesario que se delimiten
expresiones tales como "considerable" o "relevante", en razón a que el juzgador
deberá tener presente circunstancias sociales, personales, circunstanciales y demás
para considerar estos presupuestos legales.
La doctrina se refiere a este tipo de conductas diciendo que son aquellas en las
que el autor trata de involucrar a un tercero en una acción sexual sin su
consentimiento o menospreciando su falta de madurez para decidir con libertad,
convirtiéndolo en un mero objeto pasivo del placer sexual ajeno. El exhibicionismo,
según la Psiquiatría y la Criminología evoca a un tipo de autor generalmente con
problemas de desequilibrio mental, que realiza actos de exhibición de sus genitales a
un extraño, con el propósito de alcanzar excitación sexual, sin ánimo de llegar a tener
relaciones con él; constituyendo una personalidad psicopática habitualmente descripta
en los manuales de Psiquiatría.
Por ellos las posibles alteraciones deben tenerse en cuenta a la hora de valorar
la imputabilidad o capacidad de culpabilidad del sujeto exhibicionista, debiendo

Abog. Vanessa Fernández


34
aplicarse si procede la correspondiente medida terapéutica, ya sea en substitución de
la pena o como complemento de la misma. Por último, la doctrina especifica que el
exhibicionismo debe ser castigado por su idoneidad para atemorizar a la víctima o
incluso para posibilitar el tratamiento del autor por la vía de la medida de seguridad
post delictual, pero no por su inmoralidad intrínseca, pues ello supondría resucitar la
"anatomía moral del cuerpo humano" de los tiempos de la Inquisición.

8- Acoso Sexual

Art. 133: "1º El que con fines sexuales hostigara a otra persona, abusando de la
autoridad o influencia que le confieren sus funciones, será castigado con pena
privativa de libertad de hasta dos años.
2º En estos casos se aplicará lo dispuesto en el artículo 59.
3º La persecución penal dependerá de la instancia de la víctima".

El acoso sexual es definido como: "insinuaciones sexuales indeseables, o un


comportamiento verbal o físico de índole sexual que persigue la finalidad o surte el
efecto de interferir sin razón alguna en el rendimiento laboral de una persona, o bien
de crear un ambiente de trabajo intimidante, hostil u ofensivo".
Los casos de acoso sexual pueden incluir:
• Insultos, observaciones, bromas o insinuaciones de carácter sexual o comentarios
inapropiados sobre la forma de vestir, el físico, la edad o la situación familiar de una
persona;
• Contacto físico innecesario y no deseado, como tocamientos, caricias, pellizcos o
violencias;
• Observaciones molestas y otras formas de hostigamiento verbal;
• Miradas lascivas y gestos relacionados con la sexualidad;
• Invitaciones comprometedoras;
• Solicitudes de favores sexuales.
La introducción de este precepto en los códigos penales modernos ha sido
consecuencia de la presión de grupos sociales -principalmente femeninos, puesto que
también afecta pero en menor grado a los hombres-, que consideran que este tipo de
conductas se dan con frecuencia y dificultan y afectan a la libertad sexual.
Efectivamente, muchos de estos hechos realizados al amparo de una situación
prevalimiento o incluso con intimidación, constituyen graves atentados a la libertad
sexual.
La conducta típica consiste en solicitar "favores de naturaleza sexual para sí",
prevaliéndose de una situación de superioridad. No basta por lo tanto, la solicitud en sí
misma, sino que ésta debe hacerse desde una situación de prevalimiento derivada de
una relación laboral, docente o análoga, en doctrina se exige y es necesario que la
acción vaya acompañada de una amenaza: el anuncio expreso o tácito de causar al a
víctima un mal relacionado con las legítimas expectativas que pueda tener en el
ámbito de dicha relación.

Este apartado contiene tipificaciones enmarcados dentro del criterio


constitucional de la protección al menor, conforme se desprende del Art. 54 de la
Constitución Nacional que de: "La familia, la sociedad y el Estado tienen la obligación
de garantizar al niño su desarrollo armónico e integral, así como el ejercicio pleno de
sus derechos, protegiéndolo contra el abandono, la desnutrición, la violencia, el abuso,

Abog. Vanessa Fernández


35
el tráfico y la explotación. Cualquier persona puede exigir a la autoridad competente el
cumplimiento de tales garantías y la sanción de los infractores. Los derechos del niño,
en caso de conflicto, tienen carácter prevaleciente".
Muñoz Conde explica que el problema de considerar la "libertad" como
elemento fundamental de este hecho radica en que no se puede hablar de libertad
sexual cuando los sucesos considerados recaen sobre menores o incapaces, pues en
ambos casos las personas consideradas carecen de autonomía para determinar su
comportamiento en el ámbito sexual. Sin entrar ahora en polémicas sobre el derecho a
la sexualidad de menores y deficientes mentales y sobre los límites del mismo,
actualmente en nuestro ámbito de cultura existe una especie de consenso no escrito
sobre la "intangibilidad" o "indemnidad" que frente a la sexualidad de terceros debe
otorgarse a estas personas.
Puede observarse fácilmente que en cuanto a los menores y respecto a su
sexualidad ya no protege su autonomía, sino su inmadurez en cuanto a su sexualidad,
como también en cuanto a su capacidad mental para auto determinarse. Así a los
menores se los ha calificado como un sector importante, al igual que a las mujeres en
general, de los componentes de la vulnerabilidad. Esta circunstancia ha ameritado
suficientemente, reiterando, que el nuevo Sistema Penal paraguayo tuviera en cuenta
la situación de los menores. Es esa la razón de porque se ha creado todo un capitulo
para establecer las conductas que guardan relación a su inmadurez y a su falta de
protección. La naturaleza de los delitos contra menores se basa en la situación de
prevalencia o de ventajas del sujeto activo, respecto al sujeto pasivo y sobre todo la
vulnerabilidad en que se encuentra el menor por la imposibilidad de defenderse, en
igualdad de condiciones, de sus agresores.

1- Maltrato de Niños y Adolescentes bajo Tutela

Art. 134: "El encargado de la educación, tutela o guarda de una persona menor de
dieciocho años de edad, que sometiera a éste a sufrimientos síquicos, maltratos
graves y repetidos o lesiones en su salud, será castigado con pena privativa de
libertad de hasta tres años o con multa, salvo que el hecho sea punible como
lesión grave según el artículo 112.”

A tenor de este articulo penal, el sujeto pasivo es el niño o adolescente, quien


se halla bajo la tutela del sujeto activo, y la acción está perfectamente detallada en el
articulado, aunque nada dice si a consecuencia del maltrato sobreviene la muerte o la
lesión permanente del niño o adolescente, a lo cual la doctrina da el correspondiente
concurso de delitos, quedando el maltrato sólo como un medio de comisión de otro
delito más grave.

2- Abuso Sexual en Niños

Art. 135: "1°.- El que realizara actos sexuales con un niño o lo indujera a realizarlos en
sí mismo o a terceros, será castigado con pena privativa de libertad de hasta tres años
o con multa. Con la misma pena será castigado el que realizara actos sexuales
manifiestamente relevantes ante un niño y dirigidos a él, o lo indujera a realizarlos ante
sí o ante terceros.
2°.- En los casos señalados en el inciso anterior la pena privativa de libertad será
aumentada hasta cinco años cuando el autor:
1. al realizar el hecho haya maltratado físicamente a la víctima en forma grave;
2. haya abusado de la víctima en diversas ocasiones; o
3. haya cometido el hecho con un niño que sea su hijo biológico, adoptivo o hijastro, o

Abog. Vanessa Fernández


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con un niño cuya educación, tutela o guarda esté a su cargo.
3°.- Cuando concurran varios agravantes de los señalados en el inciso 2°, el autor será
castigado con pena privativa de libertad de hasta seis años.
4°.- En los casos señalados en el inciso 1°, la pena privativa de libertad será de tres a
doce años cuando el autor haya realizado el coito con la víctima. En caso de que la
victima sea menor de diez años, la pena podrá aumentarse hasta quince años.
5°.- Será castigado con pena de multa el que:
1. realizara delante de un niño actos exhibicionistas aptos para perturbarle; o
2. con manifestaciones verbales obscenas o publicaciones pornográficas en los
términos del artículo 14, inciso 3° se dirigiera al niño para estimularlo sexualmente o
causarle rechazo respecto al sexo.
6°.- Cuando el autor sea menor de diez y ocho años, se podrá prescindir de la pena.
7°.- En los casos de los incisos 1° y 5° se podrá prescindir de la persecución penal,
cuando el procedimiento penal intensificara desproporcionadamente el daño
ocasionado a la víctima.
8°.- Se entenderá por niño, a los efectos de este artículo, a la persona menor de
catorce años."

El abuso sexual de niños es la exposición deliberada de niños menores a la


actividad sexual. Esto significa que el niño es forzado o persuadido por otra persona al
sexo o a las actividades sexuales. Es difícil determinar qué tan común es el abuso
sexual de niños, dado que es más secreto que el maltrato físico. Con frecuencia, los
niños temen comentarle a alguien el hecho y muchos casos de abuso no se
denuncian.
Los abusadores generalmente son personas que tienden a conocer a la
persona de la que están abusando. El abusador viola la confianza de la persona más
joven, lo cual hace que el abuso sexual sea aun más devastador.

3- Abuso Sexual en personas bajo Tutela

Art. 136: "1º El que realizara actos sexuales con una persona:
1. no menor de catorce ni mayor de dieciséis años, cuya educación, guarda o
tutela esté a su cargo;
2. no menor de dieciséis años ni mayor de edad, cuya educación, guarda o tutela
esté a cargo del autor quien, abusando de su dependencia, lo sometiera a su voluntad;
3. que sea un hijo biológico, adoptivo o hijastro del cónyuge o concubino; o
4. que indujera al menor a realizar tales actos en él, será castigado con pena
privativa de libertad de hasta tres años o con multa. Con la misma pena será castigado
el que, ante un menor y dirigido a él, realizara actos sexuales o lo indujera a realizarlos
ante sí o ante terceros.
2º El que se dirigiera al menor con manifestaciones verbales obscenas o publicaciones
pornográficas en los términos del artículo 14, inciso 3º, para estimularle sexualmente o
causarle rechazo, será castigado con pena de hasta ciento ochenta días-multa."

4- Estupro

Art. 137: "1°.- El hombre que por medio de la persuasión lograra realizar el coito
extramarital con una mujer de catorce a dieciséis años, será castigado con pena de
multa.
2º.- Cuando el autor sea menor de dieciocho años se podrá prescindir de la pena.”

Abog. Vanessa Fernández


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La diferencia entre este tipo y el anterior radica en la posibilidad de
discernimiento de la víctima, pero se sanciona en que generalmente el mismo está
viciado por la persuasión del autor que también se encuentra en la mayoría de los
casos en una situación de superioridad con respecto a la víctima, no importando las
causas de esta superioridad. En el estudio actual se obvia la palabra "engaño"
utilizada comúnmente por la doctrina para especificar la conducta dolosa del autor. El
sujeto activo debe conocer aproximadamente la edad efectiva del sujeto pasivo, que
debe efectivamente tener entre 14 y 16 años.
La inocencia y la inexperiencia, dentro de la edad que fija el Código Penal, son
las condiciones que requiere la ley para dar un concepto medio de la honestidad. La
inocencia presume la inexperiencia. La ilicitud que se castiga, en el fondo, es que el
consentimiento que se ha dado resulta ineficaz porque la víctima, debido a su estado
de inocencia y falta de experiencia sexual, no ha podido dar un consentimiento que
abarque todas las consecuencias del acto. Entonces, no hay duda de que se protege a
la libertad sexual de la víctima, ya que el consentimiento está viciado y el autor se ha
aprovechado del vicio que radica en la inexperiencia sexual de la víctima. Es decir, se
castiga un acceso carnal cuya ilicitud se fundamenta en la temprana edad y en la
inexperiencia de la víctima.

5- Actos Homosexuales con personas menores

Art. 138: "El que siendo mayor de edad realizara actos sexuales con una persona del
mismo sexo, de catorce a dieciséis años, será castigado con pena privativa de libertad
de hasta dos años o con multa."

6- Proxenetismo

Art. 139: "1°.- El que indujera a la prostitución a una persona:


1. menor de dieciséis años de edad;
2. entre dieciséis años y la mayoría de edad, abusando de su desamparo, confianza o
ingenuidad; o
3. entre dieciséis años y la mayoría de edad, cuya educación esté a su cargo, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años o multa.
2°.- Cuando el autor actuara comercialmente, el castigo será aumentado a pena
privativa de libertad de hasta seis años. Se aplicará también lo dispuesto en los
artículos 57 y 94.
3°.- Cuando la víctima sea menor de catorce años, el castigo será aumentado a pena
privativa de libertad de hasta ocho años."

La prostitución en sí misma no es delito, es una problemática social tan antigua


como la humanidad que no ha podido ser abolida pese a los muchos intentos. Más o
menos oficialmente se admite y tolera dentro de ciertos límites, aunque incluso a
escala internacional existen acuerdos para reducirla al mínimo y castigar conductas
concomitantes a ella. Por prostitución debe entenderse el acuerdo sexual por precio,
tanto femenina como masculina. En el caso de los mayores de edad, la incriminación
del hecho es que se ataca la libertad sexual de la persona que se prostituye,
obligándola a practicarla. La acción típica de inducción puede llevarse a cabo por el
empleo de coacciones, amenazas, engaños, abusando de una situación de
superioridad o de necesidad de la víctima.

Abog. Vanessa Fernández


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7- Pornografía relativa a niños y adolescentes

Art. 140: "1° El que:


1. produjere publicaciones, en el sentido del Artículo 14, inciso 3°, que representen
actos sexuales con participación de personas menores de dieciocho años de edad o la
exhibición de sus partes genitales;
2. organizara, financiara o promocionara espectáculos, públicos o privados, en los que
participe una persona menor de dieciocho años en la realización de actos sexuales, o;
3. distribuyera, importara, exportara, ofertara, canjeara, exhibiera, difundiera,
promocionara o financiara la producción o reproducción de publicaciones en sentido
del numeral 1, será castigado con pena privativa de libertad de hasta cinco años o
multa.
2° El que reprodujera publicaciones según el numera l 1 del inciso 1°, será castigado
con pena privativa de libertad de hasta tres años o multa.
3° La pena de los incisos anteriores podrá ser aumentada hasta diez años cuando:
1. las publicaciones y espectáculos en el sentido de los incisos 1° y 2° se refieran a
menores de catorce años o se dé acceso a los menores de dicha edad a publicaciones
y espectáculos, en sentido de los incisos citados;
2. el autor tuviera la patria potestad, deber de guarda o tutela del niño o adolescente, o
se le hubiere confiado la educación o cuidado del mismo;
3. el autor operara en connivencia con personas a quienes competa un deber de
educación, guarda o tutela respecto del niño o adolescente;
4. el autor hubiere procedido, respecto del niño o adolescente, con violencia, fuerza,
amenaza, coacción, engaño, recompensa o promesa remuneratoria de cualquier
especie; o
5. el autor actuara comercialmente o como miembro de una banda dedicada a la
realización reiterada de los hechos punibles señalados.
4° El que obtuviera la posesión de publicaciones en el sentido de los incisos 1° y 3°,
será castigado con pena privativa de libertad de hasta tres años o con multa.
5° Se aplicará, en lo pertinente, también lo dispuesto en los Artículos 57 y 94.”

Pornografía de niños y adolescentes se entiende como todo material que


represente de forma visual a un niño manteniendo una conducta sexualmente
explícita, real o simulada, a toda representación de los órganos sexuales de un niño
con fines principalmente sexuales.

Nuestro Código Penal tipifica varios delitos que tienen como nota común que
en ellos se protege la voluntad de la persona de que no sean conocidos determinados
hechos que sólo son conocidos por ella o por un círculo reducido de personas, es
decir, que pueden ser cualificados de secretos, y también el derecho de la persona a
controlar cualquier información o hecho que afecte a su vida privada, y por tanto a su
intimidad. El descubrimiento y/o la revelación de esos secretos y de hechos relativos a

Abog. Vanessa Fernández


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la intimidad constituyen el núcleo de estos tipos delictivos. La regulación penal de esta
materia se inserta en un contexto amplio en el que no sólo se brinda protección a los
hechos que se consideran secretos, sino de un modo más general al derecho a la
intimidad, que se configura así como un bien jurídico merecedor y necesitado de
protección penal. También en relación con la intimidad están otros bienes jurídicos,
como son los afectados por la infidelidad en la custodia de documentos o en la
violación del secreto profesional, o procesal por parte de abogados, médicos, etc.
La opinión doctrinal tiene uniformidad al señalar que el bien jurídico protegido
en los hechos punibles de este capítulo es el ámbito material de la intimidad de la
persona, que se proyecta como una manifestación fundamental de la libertad del
hombre.

1- Violación de Domicilio

Art. 141: "1°.- El que:


1. entrara en una morada, local comercial, despacho oficial u otro ámbito cerrado, sin
que el consentimiento del que tiene derecho de admisión haya sido declarado
expresamente o sea deducible de las circunstancias; o
2. no se alejara de dichos lugares a pesar del requerimiento del que tiene derecho a
excluirlo, será castigado con pena privativa de libertad de hasta dos años o con multa.
2°.- Cuando el autor actuara conjuntamente con otra persona, abusando gravemente
de su función pública o con empleo de armas o de violencia contra personas o cosas,
la pena privativa de libertad será de hasta cinco años o multa. En estos casos será
castigada también la tentativa.
3°.- La persecución penal dependerá de la instancia de la víctima."

La Constitución Nacional en el Art. 34, establece el derecho a la inviolabilidad


de los recintos privados. El bien jurídico protegido en este delito es, dentro del amplio
campo que cubre la intimidad, el derecho a la intimidad del domicilio.
Subsisten algunas discusiones solo respecto a las conceptualizaciones que se
le da al término domicilio; pues algunos le dan un sentido conceptual más amplio y
otros los restringen. Tenemos que convenir no obstante, que el sentido que el derecho
penal le da al termino domicilio es más amplio que en el derecho civil. Francesco
Carrara, a ese respecto decía: “la palabra domicilio debe ser entendida no con el
sentido estricto del derecho civil, sino en el sentido amplísimo mediante el cual se
designa cualquier lugar que el hombre haya escogido lícitamente para su propia
morada continua o solamente por algunas del día o de la noche o también para un
destino transitorio especial, como un laboratorio o un pabellón de caza, con tal que la
invasión se produzca durante la subsistencia de su destino. Tampoco interesa que el
lugar se encuentre en la ciudad o en el campo, que este abierto o clausurado.”
Con la tipificación del delito de violación de domicilio, se pretende la protección
del ámbito o espacio territorial en que se desenvuelve el ser humano en forma
individual, sin otra limitación que el orden jurídico, como por ejemplo cuando se da una
orden de allanamiento de domicilio, emanada de autoridad judicial competente ,
conforme a las reglas del código procesal penal.
"Entrar" quiere decir pasar de fuera a adentro, introducirse en un espacio,
siendo indiferente el medio empleado. La primera modalidad se produce si ha
ingresado al domicilio sin el consentimiento del morador. La segunda modalidad se da
si el sujeto se encuentra ya dentro y la entrada fue consentida, Lo común en ambas
modalidades es que se realicen en contra de la voluntad de morador, expresa o tácita;
ha de haber entonces un contraste efectivo entre la voluntad del autor del delito y la
del morador; y la voluntad de éste ha de ser manifestada al exterior, real y existente.

Abog. Vanessa Fernández


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La violación de domicilio se halla agravada, como es lógico, cuando se comete
por abuso grave a la función pública, de una manera tumultuosa o en forma violenta.
El marco penal ha sido agravado o elevado en comparación a la previsión del Código
Penal anterior, todo ello para dar mayor efectividad a la protección del ámbito espacial
de la persona.

2- Invasión de Inmueble ajeno

Art. 142: "1°.- El que individualmente o en concierto con otras personas, y sin
consentimiento del titular, ingresara con violencia o clandestinidad a un inmueble
ajeno, será castigado con pena privativa de libertad de hasta dos años o con multa.
2°.- Cuando la invasión en sentido del inciso anterior se realizara con el objeto de
instalarse en él, la pena será privativa de libertad de hasta cinco años."

La punición de la invasión de inmueble ha sido igualmente incluida en este


Capítulo, en atención a los fenómenos que se viven en la actualidad en la sociedad
paraguaya. En efecto, las invasiones realizadas en este momento en todo el país
ponen en zozobra, en general a toda la sociedad paraguaya.
El tipo objetivo: se prevé que el sujeto ingrese sin consentimiento del titular,
con violencia o clandestinidad, individualmente o en concierto con otros.

3- Lesión de la Intimidad de la Persona

Art. 143: "1°.- El que, ante una multitud o mediante publicación en los términos del
artículo 14, inciso 3°, expusiera la intimidad de otro, entendiéndose como tal la esfera
personal íntima de su vida y especialmente su vida familiar o sexual o su estado de
salud, será castigado con pena de multa.
2°.- Cuando por su forma o contenido, la declaración no exceda los limites de una
crítica racional, ella quedará exenta de pena.
3°.- Cuando la declaración, sopesando los intereses involucrados y el deber de
comprobación que según las circunstancias incumba al autor, sea un medio adecuado
para la persecución de legítimos intereses públicos o privados, ella quedará exenta de
pena.
4°.- La prueba de la verdad de la declaración será admitida sólo cuando de ella
dependiera la aplicación de los incisos 2° y 3°.
5°.- La persecución penal dependerá de la instancia de la víctima."

La lesión a la intimidad de la persona que recibe protección constitucional en el


art. 33 es consagrada en el art. 143 del Código Penal. La tipificación prevista de esa
manera amplia otros derechos ya previstos en otros Capítulos y aquí se salvaguarda la
esfera intima personal o familiar, ya sea en relación a la salud o la sexualidad,
evitando de esa manera la difusión de los mismos, ante multitudes o mediante
publicaciones.
La protección eficaz de la intimidad de las personas que, en otro tiempo
significó una preocupación casi irrealizable de los doctrinarios, hoy por hoy va
cobrando forma práctica con las nuevas tipificaciones. Entonces, al estado que hasta
la intimidad de las personas ya estaba invadiendo, con las previsiones típicas de
referencia, se le ha puesto un freno importante y ya no aparece como el gran amo
estatal. Pero, sin embargo, como que en la actualidad no es solo el Estado el que tiene
acceso a las tecnologías, sino también los particulares, la posibilidad de abuso de la
intimidad de las personas es ya casi imposible de controlarlo.

Abog. Vanessa Fernández


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4- Lesión del Derecho a la Comunicación y a la Imagen

Art. 144: "1º El que sin consentimiento del afectado:


1. escuchara mediante instrumentos técnicos;
2. grabara o almacenara técnicamente; o
3. hiciera, mediante instalaciones técnicas, inmediatamente accesible a un tercero, la
palabra de otro, no destinada al conocimiento del autor y no públicamente dicha, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta dos años o con multa.
2º La misma pena se aplicará a quien, sin consentimiento del afectado, produjera o
transmitiera imágenes:
1. de otra persona dentro de su recinto privado;
2. del recinto privado ajeno;
3. de otra persona fuera de su recinto, violando su derecho al respeto del ámbito de su
vida íntima.
3º La misma pena se aplicará a quien hiciera accesible a un tercero una grabación o
reproducción realizada conforme a los incisos 1º y 2º.
4º En los casos señalados en los incisos 1º y 2º será castigada también la tentativa.
5º La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima, salvo que
el interés público requiera una persecución de oficio. Si la víctima muriera antes del
vencimiento del plazo para la instancia sin haber renunciado a su derecho de
interponerla, éste pasará a sus parientes."

La intimidad va referida en este caso a las comunicaciones personales ya la


propia imagen. La captación de cualquier comunicación solamente es típica si se
utilizan instrumentos técnicos, con ello quedan fuera otras formas de captación de
sonidos como escuchar tras las puertas o a escondidas. Nada dice el articulado si se
pueden incluir en ellos la transmisión, grabación o reproducción ilegal del sonido,
aunque la escucha sea legal. Para la consumación es suficiente con la instalación de
instrumentos técnicos, sin que sea preciso, además, que se capte el sonido o la
imagen, pues se contempla la punición de la tentativa.

5- Violación a la Confidencialidad de la Palabra

Art. 145: "1º El que sin consentimiento del afectado:


1. grabara o almacenara técnicamente; o
2. hiciera inmediatamente accesibles a un tercero, mediante instalaciones técnicas,
la palabra de otro destinada a su conocimiento confidencial, será castigado con multa
2º La misma pena se aplicará a quien hiciera accesible a un tercero una grabación o
reproducción realizada conforme al inciso anterior."

La violación de la confidencialidad de la palabra, como también la producción


de imágenes de un tercero sin su consentimiento, también son sancionados. Estas
innovaciones son privativas del nuevo Código Penal, ya que cuando se redactara el
anterior código, hoy derogado, no existía aun el avance tecnológico de este momento.
Estas protecciones son también de orden Constitucional, el derecho a la inviolabilidad
del patrimonio documental y la comunicación privada se hallan contemplados en el Art.
36.
Se trata según la doctrina, de un delito especial, porque sujeto activo sólo
puede serlo aquel a quien la palabra se destinó para su conocimiento confidencial, y
es necesario que la palabra se conozca en virtud de la relación que liga a la persona
que revela el secreto con el titular del mismo, y es preciso además que lo divulgue o
revele, ya que el conocimiento en sí no significa nada.

Abog. Vanessa Fernández


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6- Violación del Secreto de la Comunicación

Art. 146a: "1º El que, sin consentimiento del titular:


1. abriera una carta cerrada no destinada a su conocimiento;
2. abriera una publicación, en los términos del artículo 14, inciso 3º, que se
encontrara cerrada o depositada en un recipiente cerrado destinado especialmente a
guardar de su conocimiento dicha publicación, o que procurara, para sí o para un
tercero, el conocimiento del contenido de la publicación;
3. lograra mediante medios técnicos, sin apertura del cierre, conocimiento del
contenido de tal publicación para sí o para un tercero, será castigado con pena
privativa de libertad de hasta un año o con multa.
2º La persecución penal dependerá de la instancia de la víctima. Se aplicará lo
dispuesto en el artículo 144, inciso 5º, última parte."

La acción consiste en apoderarse de cartas cerradas, publicaciones cerradas


procurando el conocimiento de su contenido para sí o para un tercero (pero no se
menciona el correo electrónico). No basta sólo con la intención, ya que no se
considera la tentativa. Sujeto activo puede ser cualquiera, sujeto pasivo es el titular de
los referidos documentos de los que se apodera el autor.
Respecto a este delito, específicamente, Nelson Mora nos dice que “El delito se
consuma en el momento en que se abre el sobre o la publicación, o por medios
técnicos se logra conocer el contenido de éste sin llegar a abrirla, no interesando si
divulga o no el secreto (lo cual vendrá a constituir una agravación no contemplada en
el Código). La ilegitimidad se da porque los objetos citados no están dirigidos al sujeto
que los viola”.

7- Acceso Indebido a Datos

Art. 146b: "1° El que sin autorización y violando sistemas de seguridad obtuviere para
sí o para terceros, el acceso a datos no destinados a él y especialmente protegidos
contra el acceso no autorizado, será castigado con pena privativa de libertad de hasta
tres años o multa.
2° Como datos en sentido del inciso 1°, se entenderán solo aquellos, que se
almacenan o transmiten electrónicamente, magnéticamente o de otra manera no
inmediatamente visible.”

8- Interceptación de Datos

Art. 146c: "El que, sin autorización y utilizando medios técnicos:


1° obtuviere para sí o para un tercero, datos en sentido del Artículo 146 b, inciso 2°, no
destinados para él;
2° diera a otro una transferencia no pública de datos; o
3° transfiriera la radiación electromagnética de un equipo de procesamiento de datos,
será castigado con pena privativa de libertad de hasta dos años o multa, salvo que el
hecho sea sancionado por otra disposición con una pena mayor.”

9- Preparación de Acceso Indebido e Interceptación de Datos

Art. 146d: "1° El que prepare un hecho punible según el Artículo 146 b o el Artículo
146 c produciendo, difundiendo o haciendo accesible de otra manera a terceros:

Abog. Vanessa Fernández


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1. las claves de acceso u otros códigos de seguridad, que permitan el acceso a datos
en sentido del Artículo 146 b, inciso 2°; o
2. los programas de computación destinados a la realización de tal hecho, será
castigado con pena privativa de libertad de hasta un año o multa.
2° Se aplicará, en lo pertinente, lo previsto en el Artículo 266, incisos 2° y 3°.”

10- Revelación de un Secreto de Carácter Privado

Art. 147: "1° El que revelara un secreto ajeno:


1. llegado a su conocimiento en su actuación como,
a. médico, dentista o farmacéutico;
b. abogado, notario o escribano público, defensor en causas penales, auditor o
asesor de Hacienda;
c. ayudante profesional de los mencionados anteriormente o persona formándose
con ellos en la profesión; o
2. respecto del cual le incumbe por ley o en base a una ley una obligación de guardar
silencio, será castigado con pena privativa de libertad de hasta un año o con multa.
2º La misma pena se aplicará a quien divulgue un secreto que haya logrado por
herencia de una persona obligada conforme al inciso anterior.
3º Cuando el secreto sea de carácter industrial o empresarial, la pena privativa de
libertad podrá ser aumentada hasta tres años. Será castigada también la tentativa.
4º La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima. Se
aplicará lo dispuesto en el artículo 145, inciso 5º, última parte.
5º Como secreto se entenderá cualquier hecho, dato o conocimiento:
1. de acceso restringido cuya divulgación a terceros lesionaría, por sus
consecuencias nocivas, intereses legítimos del interesado; o
2. respecto de los cuales por ley o en base a una ley, debe guardarse silencio".

El Código Penal define determinado que como "secreto" se entenderá cualquier


hecho, dato o conocimiento de acceso restringido cuya divulgación a terceros
lesionaría, por sus consecuencias nocivas, intereses legítimos del interesado, o
respecto de los cuales por ley o en base a una ley, debe guardarse silencio. Según la
doctrina, son también estos delitos especiales, ya que en ellos sólo pueden ser sujetos
activos los especificados en los apartados del artículo. Se prevé también un tipo
cualificado cuando el secreto es de carácter industrial o empresarial que tienen una
dimensión socioeconómica distinta a la de la intimidad, razón por la cual en ese inciso
se castiga también la tentativa.

11- Revelación de Secretos Privados por Funcionarios o Personas con


Obligación Especial

Art. 148: "1°.- El que revelara un secreto ajeno llegado a su conocimiento en su


actuación como:
1. funcionario conforme al artículo 14, inciso 1°, numeral 14; o
2. perito formalmente designado, será castigado con pena privativa de libertad de
hasta tres años o con multa.
2°.- La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima. Se
aplicará lo dispuesto en el artículo 144, inciso 5°, última parte."

Abog. Vanessa Fernández


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12- Revelación de Secretos Privados por Motivos Económicos

Art. 149: "1º Cuando los hechos punibles descriptos en los artículos 147 y 148 hayan
sido realizados:
1. a cambio de una remuneración;
2. con la intención de lograr para sí u otro un beneficio patrimonial; o
3. con la intención de perjudicar a otro, la pena privativa de libertad podrá ser
aumentada hasta cinco años.
2º Será castigada también la tentativa.
3º La persecución penal del hecho dependerá de la instancia de la víctima. Se
aplicará lo dispuesto en el artículo 144, inciso 5º, última parte."

Definir al bien jurídico honor es una tarea difícil, aún necesitada de la debida
profundización, por ello resulta certera la frase de Maurach en el sentido de que "el
honor es el bien jurídico más sutil, el más difícil de aprehender con los toscos guantes
del Derecho Penal y por tanto el menos eficazmente protegido". Esta particularidad
que reviste este bien jurídico halla su razón tanto respecto a su contenido inmaterial
como a las diferentes interpretaciones y sentidos que se le ha dado a través del tiempo
histórico y de las diversas evoluciones sociales.
En este sentido es importante dar una primera aproximación de su concepto:
"Honor es la suma de todas las cualidades, incluidos no sólo los atributos morales,
sino también los valores jurídicos, sociales y profesionales valiosos para la comunidad,
que se pueden atribuir los individuos a sí mismos, o la buena opinión y fama que
tienen los terceros respecto de uno mismo".
De tal modo, existen dos aspectos del "honor", uno subjetivo que "es la propia
ponderación que tiene toda persona de sí misma", es decir, es un concepto propio e
íntimo que cada uno realiza, con independencia de lo que consideren los demás, y
otro objetivo, entendido como "la reputación social o mérito que otros hacen de la
personalidad del sujeto, condicionada por el momento histórico dado". En pocas
palabras, es el crédito que una persona tiene como consecuencia de la valoración
social que realizan los terceros, esto es la fama o reputación. Estos dos aspectos se
encuentran relacionados, ya que el honor es inherente a la persona y forma parte de la
dignidad humana, pero puede sufrir variaciones según las circunstancias de tiempo,
modo y lugar.

1- Calumnia

Art. 150: "1º El que en contra de la verdad y a sabiendas afirmara o divulgara a un


tercero o ante éste un hecho referido a otro, capaz de lesionar su honor, será
castigado con multa.
2º Cuando el hecho se realizara ante una multitud, mediante la difusión de
publicaciones conforme al artículo 14, inciso 3º, o repetidamente durante un tiempo
prolongado, la pena podrá ser aumentada a pena privativa de libertad de hasta dos
años o multa.
3º En vez de la pena señalada, o conjuntamente con ella, se aplicará lo dispuesto en
el artículo 59."

Abog. Vanessa Fernández


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La esencia de la calumnia es la falsa imputación de un delito. Se reconoce este
delito como una injuria calificada por la conducta ofensiva, radicando la mayor
punibilidad del autor en la afectación al honor y en el peligro que corre la víctima frente
a la posibilidad de ser investigada penalmente por el delito que se le atribuye
falsamente.
La acción consiste en atribuirle a otro la comisión de un hecho delictivo. Esta
atribución debe tratarse de un hecho concreto (lugar, tiempo y espacio) y debe recaer
sobre persona determinada. Es indistinto que se impute el delito a título de autor,
cómplice o encubridor. Lo que se imputa debe ser un delito, entendido como cualquier
hecho subsumible en las figuras penales previstas en el Código Penal y leyes penales
especiales, con lo cual queda fuera de la calumnia la falsa atribución de una falta
administrativa.
No importa el nomen iuris o la calificación jurídica que invoca el autor del
hecho, sino el llamado contenido fáctico de la imputación y por lo tanto lo que importa
es que los hechos atribuidos al ofendido permitan al Tribunal valorarlos como
constitutivos de delitos. Por ello se exige que la imputación sea circunstanciada, que
tenga datos precisos, con el fin de individualizar el hecho en el tiempo y en el espacio.
También se exige que la imputación se dirija contra una persona determinada o
determinable, concreta e inconfundible, de indudable identificación.

2- Difamación

Art. 151: "1º El que afirmara o divulgara, a un tercero o ante éste, un hecho referido a
otro, capaz de lesionar su honor, será castigado con ciento ochenta días-multa.
2º Cuando se realizara el hecho ante una multitud o mediante difusión de
publicaciones conforme al artículo 14, inciso 3º, o repetidamente durante un tiempo
prolongado, la pena podrá ser aumentada a pena privativa de libertad de hasta un año
o multa.
3º La afirmación o divulgación no será penada cuando sea dirigida confidencialmente
a una persona allegada o cuando, por su forma y contenido, no exceda los límites de
una crítica aceptable.
4º La afirmación o divulgación no será penada cuando, sopesando los intereses y el
deber de averiguación que incumba al autor de acuerdo con las circunstancias, se
tratara de un medio proporcional para la defensa de intereses públicos o privados.
5º La prueba de la verdad de la afirmación o divulgación será admitida sólo cuando de
ella dependa la aplicación de los incisos 3º y 4º.
6º En vez de la pena señalada, o conjuntamente con ella, se aplicará lo dispuesto en
el artículo 59."

Se desacredita a otra persona cuando se vierten imputaciones ofensivas ante


terceros que pueden menoscabar la reputación (crédito) de que goza, como persona,
el sujeto pasivo ante ellos. Esto se llama difamación y requiere la trascendencia de la
imputación a terceros, con lo cual es indiferente la ausencia o presencia del ofendido.
Lo lesionable en este caso es el honor objetivo, el que se sustenta en el juicio
que los terceros puedan tener sobre la personalidad ajena. Es pues la afirmación o
difusión, por el autor, de un hecho injurioso para una persona. De modo que lo que se
intenta no es sólo impedir que el autor manifieste su menosprecio frente a la víctima,
sino además que ponga a disposición de terceros los elementos necesarios para el
menosprecio de la víctima y de esa manera ponga en peligro, de forma intensiva, la
posibilidad de vivir una vida acorde a su propio prestigio. Con lo cual la figura es de
peligro para el honor objetivo y se consuma cuando llega a terceros.

Abog. Vanessa Fernández


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Obra en su contra la llamada "exceptio veritatis" (excepción de la verdad), esto
significa que si el presunto calumniador puede demostrar que la expresión vertida es
cierta, no existe antijuridicidad y, por tanto, no hay delito.

3- Injuria

Art. 152: "1º El que:


1. atribuya a otro un hecho capaz de lesionar su honor; o
2. expresara a otro un juicio de valor negativo o a un tercero respecto de aquél, será
castigado con pena de hasta noventa días-multa.
2º Cuando la injuria se realizara ante un tercero o repetidamente durante tiempo
prolongado, la pena podrá ser aumentada hasta ciento ochenta días-multa.
3º En estos casos, se aplicará lo dispuesto en el artículo 151, incisos 3º al 5º.
4º En vez de la pena señalada o conjuntamente con ella, se aplicará lo dispuesto en el
artículo 59."

Se puede decir que es la irreverencia y el menosprecio dirigidos a la dignidad o


el prestigio de la víctima. La norma abarca, la declaración de un juicio ofensivo tanto
frente al afectado como frente a un tercero. La palabra deshonrar significa quitar a una
persona la honra, injuriar, escarnecer y despreciar a alguien con ademanes y actos
ofensivos. Por lo tanto, se deshonra (contumelia) cuando se ofende la honra de la
persona, es decir, su honor subjetivo, por medio de imputaciones agraviantes que
violan el respeto debido a aquélla en su carácter de tal y que son dirigidas al mismo
sujeto pasivo. La deshonra debe ser dirigida al ofendido personalmente, por cualquier
medio.
La conducta reprochable y penada es aquella del sujeto que ofende o ultraja a
una persona ya sea, con palabras, gestos o muecas; es necesario que se afecte el
honor del otro, no basta con su puesta en peligro. No es necesario que las ofensas
sean verdaderas o falsas, lo que importa es el hecho de afectar el honor y la intimidad
personal.
Se entiende que las palabras pueden ser escritas u orales, asimismo los gestos
son expresiones hechas con el rostro o movimientos corporales, que sean ofensivos.
Estos hechos deben ser sin autorización del sujeto pasivo, ya que del consentimiento
no constituiría el ilícito.

4- Denigración de la memoria de un muerto

Art. 153: "1º El que denigrara gravemente la memoria de un muerto mediante


calumnia, difamación, injuria o lesión de la intimidad de la persona, será castigado con
pena privativa de libertad de hasta un año.
2º El hecho no será perseguible si fuera realizado después de transcurridos diez años
de la muerte del denigrado, salvo que el mismo constituyera, independientemente, otro
hecho punible."

Es el hecho punible contra el honor y la reputación, en donde se denigra


gravemente la memoria de un muerto, mediante calumnia, difamación, injuria o lesión
a la intimidad de la persona.
El tipo subjetivo en los delitos contra el honor es el dolo, constituido por la
conciencia y la voluntad de calumniar, difamar o injuriar. En principio, se estima que la
ley no exige determinada intención o móvil especial por parte del sujeto activo; éste
por social que fuere no elimina la tipicidad legal. El dolo es suficiente. Todo delito

Abog. Vanessa Fernández


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contra el honor precisa de un dolo directo, puesto que sería absurdo pensar en
cometer la injuria con dolo de atar, violar, etc.
En principio los muertos no pueden ser sujetos pasivos del delito contra el
honor, al respecto CARRARA dice que el objeto de este delito no es el derecho del
extinto, y es preciso encontrarlo en un derecho de los que viven. En definitiva, lo que
se hiere al ofender a un difunto es su memoria.
Esta figura tiene como objeto garantizar bienes jurídicos inmateriales,
concernientes más estrictamente a la esfera de la personalidad propiamente dicha; el
honor y la memoria de un muerto.

Penas Adicionales a las previstas

Art. 154: "1º En los casos de los artículos 150 al 152 se aplicará, en vez de la pena o
conjuntamente con ella, lo dispuesto en el artículo 59.
2º Cuando, en los casos de los artículos 150 al 152, el hecho haya sido realizado ante
una multitud o mediante publicaciones conforme al artículo 14, inciso 3, se aplicará a
petición de la víctima o del Ministerio Público lo dispuesto en el artículo 60."

Circunstancias comunes a estos delitos

Art. 155: "Cuando el reproche al autor sea considerablemente reducido por sus
motivos o por una excitación emotiva, se podrá prescindir de la pena y de la
composición en los casos de los artículos 150 al 152".
Art. 156: "1º La persecución penal de la calumnia, la difamación y la injuria dependerá
de la instancia de la víctima. En estos casos se aplicará lo dispuesto en el artículo 144,
inciso 5º, última parte.
2º La persecución penal de la denigración de la memoria de un muerto dependerá de
la instancia de un pariente, del albacea, o de un beneficiario de la herencia".

Antes que nada debemos recordar que la reprochabilidad consiste básicamente


en la reprobación en la capacidad del autor de conocer la antijuridicidad del hecho
realizado y de determinarse conforme a ese conocimiento.

Abog. Vanessa Fernández


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- CODEHUPY (2.013). Aborto, Sistema Penal y Derechos Humanos de
BIBLIOGRAFÍA la Mujer. Asunción, Paraguay. S. V. Servicios Gráficos.
- Código Penal Paraguayo - Ley 1.160/97 y su modificatoria Ley
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Abog. Vanessa Fernández


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