Está en la página 1de 3

Economía, energía y geopolítica, las tensiones del mundo multipolar emergente

El encarecimiento de los precios del petróleo colisiona con el esfuerzo de los bancos centrales
por combatir la inflación global
Esta semana se conoció el informe sobre desempleo de la Oficina Nacional de Estadísticas del
Reino Unido, dando cuenta que las cifras continuaron en aumento, llegando al 4,3% en julio. El
viernes de la hebdómada previa, la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU señaló que la
tasa de desempleo aumentó al 3,8% en agosto, alcanzando su máximo en 18 meses. Este es el
resultado natural de las políticas de endurecimiento monetario que impulsan los principales
bancos centrales del mundo, buscando desacelerar la economía y aplacar la inflación.
Paralelamente, Arabia Saudita y Rusia anunciaron que mantendrían sus recortes unilaterales en
el bombeo de petróleo hasta fin de año. Ya en mayo, la OPEP+, que incluye a los 13 miembros
actuales de la Organización de Países Exportadores de Petróleo más otros diez liderados por
Rusia, ya habían anunciado recortes hasta 2024. Con estas medidas en curso, los precios del
Brent volvieron a subir hasta los $us 93, en tanto que el WTI se ubicó en $us 91.
Al subir el crudo, suben los precios de los combustibles y esto plantea un riesgo de inflación al
consumidor más amplia, afectando las tarifas aéreas y los costos de los camioneros, las fábricas,
las entregas de comidas y otros bienes y servicios. Los precios de la energía impactan en las
estructuras de costos de todas y cada una de las cadenas productivas.
Entonces, mientras los bancos centrales tensionan sus economías, acercándolas al borde de la
recesión, los intereses de los productores de crudo van en otro sentido. Esta colisión, sumada al
reacomodo de las rutas comerciales luego de iniciada la guerra en Ucrania, están empujando al
mundo hacia territorios de incertidumbre.
Para una comprensión ilustrada de estos temas, consultamos al reconocido economista y
académico boliviano, Horst Grebe. Comienza señalando que “efectivamente, las señales indican
que las autoridades monetarias, tanto de Estados Unidos como del Reino Unido, están
explorando la posibilidad de ya no subir más la tasa de interés porque habrían eventualmente
logrado que el tema inflacionario ya entre en calma. Obviamente eso, según la teoría, se traduce
en un aumento del desempleo y una recesión. Sin embargo, quisiera hacer notar que hay una
discusión entre los especialistas y los que siguen este tema. Lamentablemente, en Estados
Unidos la gestión de la política económica, y en especial de la monetaria, ha entrado en la
disputa política entre el gobierno demócrata y los opositores republicanos”.
Prosigue explicando que “hay un debate ortodoxo de hasta dónde puede funcionar la política
monetaria y de tasas de interés para seguir reduciendo la inflación. Como se sabe también, el
costo es evitar que el mercado laboral siga expansivo. Entonces, es muy cruel la manera en que
se está resolviendo el problema de la inflación en los Estados Unidos y en Europa occidental,
porque toman con naturalidad la perspectiva de que tiene que haber un desempleo mayor, lo
cual siempre trae sufrimiento para los trabajadores”.
En el caso de Sudamérica, al observar lo que esto está sucediendo en Estados Unidos y la pausa
de la Reserva Federal (Fed)en la subida de sus tipos de interés referenciales, informes de las
instituciones que observan la economía de la región dan cuenta de que algunos bancos centrales
han empezado a relajar sus políticas monetarias.
“La verdad de las cosas es que no hay un promedio para América del Sur, ni siquiera para toda
la América Latina desde México hasta Argentina. Las situaciones son muy, muy desiguales,
considerando que estamos mirando a la Argentina que tiene una inflación que va a superar el
100% probablemente este año y otros países que tienen una inflación muy baja”, afirma Grebe.
“También hay que considerar que hay diversas situaciones de inflación”, añade.
Frente a este panorama de grandes diferencias, cabe ver las cosas caso por caso y, en medio, está
la situación por la que atraviesa Bolivia. “Nosotros levantamos la idea de que somos el país con
la menor inflación, pero la verdad en las cosas es que tenemos una inflación represada, una
inflación estrangulada, mediante medidas administrativas y subsidios que generan un altísimo
costo fiscal. Creo que lo que está en discusión en este momento es por cuál es la política
monetaria más acertada. A algunos países que han seguido la política de mover flexiblemente
sus tipos de cambio les ha ido bastante bien con la inflación, es el caso del Perú. Ahí se tiene
una economía bastante estable, sin sobresaltos, a pesar de que su sistema político está bastante
deteriorado. Su economía funciona razonablemente bien. En cambio, Chile está con una
situación complicada porque es el país que con mayor probabilidad va a entrar en recesión al
próximo año”, sostiene el especialista.
En un mundo que tiene sus placas tectónicas con cambios y en desplazamientos, estamos frente
a nuevas realidades. El tránsito del orden unipolar al multipolar, que surge a empujones, no
tiene un mapa trazado y ordenado hacia adelante. Cada país, entonces, tendrá que cruzar el río a
pie desnudo, sintiendo las piedras en el lecho y haciendo ajustes paso a paso.
“Hay varios esquemas que se han aplicado en materia de respuestas de la política económica a
la nueva situación internacional de modificación de los precios básicos y de generación de
presiones inflacionarias muy intensas. Éstas parten de dos grupos de productos muy sensibles,
que son la energía y los alimentos. Pero esto no ha ocurrido por razones de mercado, sino por
situaciones generadas en la geopolítica. El conflicto de Ucrania y Rusia ha traído consigo una
recomposición de las fuentes energéticas en los principales países. Es el caso de Alemania, que
es impresionante y lo mismo en el caso del abastecimiento con cereales al África, etcétera. No
es una época en la cual uno pueda contraponer doctrinas macroeconómicas, tanto los
neoliberales como los más estatistas o los que tienen un enfoque estructuralista. Hay que mirar
caso por caso. No hay una orientación común”, dice el economista.
La Economist Intelligence Unit (EIU), división especializada en análisis del grupo The
Economist, lanzó esta semana su más reciente informe, Panorama Económico Global. “El
crecimiento económico mundial se está manteniendo bien ante un fuerte endurecimiento de la
política monetaria y shocks geopolíticos. Europa evitó una recesión en el invierno entre 2022 y
2023, y el gasto de los consumidores estadounidenses continuó en la primera mitad de 2023. La
recuperación económica de China tras la salida de su política de cero Covid se ha esfumado,
pero el crecimiento sigue siendo superior al del año pasado”, señala el reporte.
La EIU indica que los ahorros acumulados por los hogares durante la pandemia y el aumento de
las ganancias corporativas (con la ayuda de los altos precios) han protegido el consumo y la
inversión. Desde su perspectiva, estos factores limitarán el debilitamiento del crecimiento
mundial al 2,3%, desde el 3,1% en 2022. “Un resultado razonable dados los vientos en contra”,
afirma.
La EIU pronostica un crecimiento global modesto pero estable durante los próximos 18 meses.
El impacto retardado del aumento de las tasas de interés limitará la actividad en el resto de 2023
y en 2024, pero hay pocos indicios de tensión sistémica en los mercados de deuda que podría
lanzar la economía global hacia una recesión. “En 2024, prevemos que la desaceleración del
crecimiento en EEUU se verá compensada por un mayor impulso en Europa a medida que la
industria alemana se normalice tras las interrupciones relacionadas con la energía este año”,
consigna el informe.
La división de análisis de The Economist considera que un estímulo moderado en China
inyectará suficiente impulso para preservar el crecimiento. Los mercados emergentes se
beneficiarán de la reducción de la incertidumbre que se producirá con la conclusión del ajuste
monetario global. Prevemos que la economía mundial se expandirá un 2,3% en 2024, antes de
volver a acercarse a su tasa de tendencia a largo plazo entre 2025 y 2027.
Los datos y proyecciones de la EIU son de utilidad, pero no explicitan los intereses reales que
están empujando las cosas hacia que se configuren como se están configurando. Para esto,
volvemos con el economista Horst Grebe.
“Estamos precisamente en una situación donde se mezclan intereses y objetivos geopolíticos
con circunstancias de desequilibrio en los diferentes mercados respecto a sus tendencias
históricas. La situación es que el mercado más grande que está importando el petróleo y el gas
que no compra Alemania es China. A China le conviene que el mercado o que el precio de la
adquisición que hacen sea pues muy bajo, pero ocurre que también compra de Rusia e India.
India intermedia con Europa y hace ganancias ahí. Entonces, está muy enredada la situación”,
explica.
Grebe concluye aseverando que “lo más prudente es indicar que hay incertidumbre y que hay
diversos factores empujando en una y otra dirección”.

También podría gustarte