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No hay nada que hacerle, las verdades no se tapan con un dedo. Y la verdad sea
dicha, es que hoy Santa Cruz muestra vacíos imposibles de ocultar entre sus estructuras
políticas y de representación ciudadana. No solo que ha quedado en evidencia la falta de
preparación política, filosófica, ideológica y doctrinaria de los liderazgos existentes –
algo que para comprobarlo basta remitirse a la superficialidad y elementalidad de los
discursos que emiten-, sino que las estructuras mismas de representación existentes han
sido rebasadas por la dinámica de la realidad y sus posibilidades como continentes de
representación ciudadana se han desmoronado. Líderes sin formación política,
estructuras obsoletas, negación y pensamiento único, todo eso unido con una pegatina
de intereses antes que de ideales; ese es un cocktail del que nada bueno puede salir.
Una sociedad tan dinámica como la cruceña, que está en permanente ajuste con
la realidad, necesariamente y para el bien de su propia construcción como sociedad
precisa de espacios para el debate. Actualmente no se encuentra en Santa Cruz un
debate político serio y constructivo. Lo que hay, en lugar de debate y dialogo, son o
bien discusiones entre convencidos de uno u otro bando o shows mediáticos con
diálogos de sordos e insultos de por medio. ¿Cómo es posible entonces la construcción
de espacios de debate para la sociedad cruceña en estas circunstancias y cuál la
incidencia -o no- de la actual dirigencia política cruceña respecto a esto? Edward
Serrate considera que “esos escenarios los va a crear la propia ciudadanía con las
respuestas a las demandas de apoyo por parte de la actual dirigencia e institucionalidad.
Y de ese poder de convocatoria ausente tienen que darse cuenta la dirigencia y la
institucionalidad. Los escenarios van a tener que ser convocados por parte de la actual
dirigencia, ante la presión de la población”. Claro, es que necesariamente y en última
instancia, la respuesta está en la sociedad civil cruceña. Ésta, a falta de respuestas por
parte de los actuales representantes políticos y de la institucionalidad existente, tendrá
que generar nuevas opciones para sí a partir de sí misma