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franquista (1939-1959)
1.Franco y las bases ideológicas, políticas y sociales del franquismo
El 1 de octubre de 1936 fue nombrado por sus compañeros de la Junta de Defensa de Burgos, jefe militar
y político de la España sublevada contra la República.
Vencedor de la Guerra Civil, a partir de 1939 inicia un largo período de mandato personal hasta su muerte
en 1975. La dictadura de Franco fue esencialmente personalista. Él se consideró ante todo un militar y
con mentalidad militar gobernó España. Para Franco el ejército representaba la esencia nacional frente a
los políticos profesionales, a los que veía como corruptos, incompetentes y desprestigiados.
Se vio a sí mismo como personaje providencial elegido por Dios para la salvación de la patria, por lo que
no puso plazos al ejercicio de su poder. No se vio limitado por un esquema ideológico inmutable, lo que
fue una ventaja para la perduración de su régimen, adaptándolo a las cambiantes circunstancias
internacionales. Siempre tuvo una gran habilidad y voluntad para mantenerse en el poder.
Mantuvo la unidad de las facciones de la derecha con el recuerdo de la Guerra Civil. Nunca buscó una
reconciliación con los vencidos. La división entre vencedores y vencidos y el miedo a que estos volviesen
al poder y se tomaran la venganza si caía el franquismo fue uno de los fundamentos que le permitió
gobernar durante casi cuarenta años.
La dictadura franquista permitió un cierto pluralismo interno entre los sectores de la derecha en los que se
apoyaba (“las familias del régimen”). No quiso atarse nunca con ninguna tendencia de la derecha
autoritaria y las manipuló a todas en su propio beneficio, actuando como árbitro de las mismas, dando a
cada una parcela de poder político y social.
El franquismo se caracterizó por un autoritarismo extremo. Sus rasgos más relevantes fueron:
El totalitarismo, en sus inicios se inspiró en las dictaduras fascistas italiana y alemana. Suprimió todas las
garantías individuales y colectivas, se prohibieron todos los partidos políticos y los sindicatos salvo la
Falange y el sindicato oficial. Se ejerció un férreo control de los medios de comunicación que, sometido a
una rígida censura eran utilizados como un aparato de propaganda franquista.
El tradicionalismo español, los modelos históricos a imitar eran la España de los Reyes Católicos y de los
Austrias. La adopción de las ideas extranjerizantes de la Ilustración y del liberalismo había conducido a la
decadencia española.
El caudillismo, Franco investido con el título de Caudillo de España, era el jefe del Estado y el presidente
del gobierno. Además era Generalísimo de todos los ejércitos y jefe nacional del partido único. Hasta el
último momento mantuvo el poder en sus manos.
La concepción centralista del Estado, el franquismo abolió los estatutos de autonomía y marginó las
culturas y lenguas propias de Cataluña, País Vasco y Galicia.
El ejército fue fiel al generalísimo y constituyó la columna vertebral del régimen. Sus miembros gozaron
de privilegios y un bien número de ellos desempeñaron tareas ministeriales.
La Falange quedó subordinada al caudillo, quien la utilizó para afianzar su poder personal y como enlace
con la sociedad. La Falange desplegó una gran actividad social, política e ideológica a través de sus
organizaciones: Frente de Juventudes, Sección Femenina y Sindicato de Estudiantes Universitarios
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(SEU), para adoctrinar a niños y jóvenes se sirvió de la Formación del Espíritu Nacional para los niños y
de la Iniciación al Hogar para los niños.
La Iglesia se identificó con el nuevo régimen y colaboró con su política. Franco la favoreció dejando en
sus manos la educación y el control religioso- moral de la sociedad. De esa alianza nació el
nacionalcatolicismo, la ideología oficial unificadora y hegemónica de los españoles. Franco se reservo el
derecho de presentación de obispos.
Los católicos de la Asociación Católica Nacional de Propagandistas (ACNdp) y del Opus Dei fueron los
responsables las carteras de educación y de economía.
Los monárquicos, divididos entre carlistas y juanistas, estuvieron representados tanto por militares como
por los sectores católicos.
Franco contó con el apoyo y adhesión de la élite económica y social: empresarios, comerciantes, hombres
de negocios, terratenientes y pequeños y medianos propietarios.
Una buena parte de los sectores populares se consideraban perdedores de la Guerra Civil pero la
represión, el miedo y el control policial, junto con el hambre, la miseria y el afán de supervivencia,
condujeron a la mayor parte de las clases populares a la pasividad política.
El régimen franquista al carecer de una constitución inició la institucionalización del Estado con la
promulgación de leyes fundamentales.
-El Fuero del Trabajo (1938), reguló las relaciones laborales entre trabajadores y empresarios y estableció
los principios del nacionalsindicalismo, se establece los sindicatos verticales.
- La Ley Constitutiva de las Cortes (1942) dy otaba al régimen de unas Cortes sin poder legislativo porque
estaban supeditadas a la voluntad del jefe del Estado. Su función solo era consultiva.
- El Fuero de los Españoles (1945) recogía los deberes y derechos de los españoles, dentro de los
principios del régimen, esos derechos podían ser suspendidas por interés superior del Estado.
- La Ley de Referéndum Nacional (1945) permitía someter a consulta popular las decisiones del gobierno
o de las Cortes.
- La Ley de Sucesión (1947) definía a España como un <<Reino sujeto a los principios del Movimiento>>
Franco elegiría a su sucesor.
- La Ley de Principios del Movimiento Nacional (1958) asumía los postulados de Falange, aprobada en
Referéndum incorpora a las Cortes al tercio familiar, asegura la monarquía franquista y separa la jefatura
del Gobierno y del Estado. La Constitutiva de las Cortes y crearon los cauces de participación de los
españoles a través de sus organizaciones naturales: la familia, el municipio, y el sindicato. Este sistema
fue definido como <<democracia orgánica>>.
Nada más iniciarse la guerra mundial, España se declaró neutral, el ministro de Asuntos Exteriores,
Serrano Súñer (el personaje más influyente del régimen hasta 1942). La Falange tendrá en esta etapa un
papel hegemónico.
Franco cambiara su posición neutral por la de no beligerancia en junio 1941, tras la derrota francesa y la
entrada de Italia en la guerra.
El gobierno español aplaudió la invasión de la URSS en junio 1941 por Alemania. Mandó la División Azul,
voluntarios falangista para luchar en el frente ruso contra el comunismo soviético.
La colaboración de España con Alemania se amplió con el envío de miles de <<voluntarios>> para
trabajar en sus fábricas.
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España se declaraba de nuevo neutral en 1943 y retiraba la División Azul del frente ruso. Franco decidió
cambiar algunos aspectos de su política. En julio de 1945, remodeló el gobierno, del que desplazó a la
Falange y dio entrada al sector católico.
Tras la II Guerra Mundial, surgieron denuncias contra el régimen franquista que lo condenaron al
aislamiento internacional:
Don Juan de Borbón publicaba el Manifiesto de Lausana en 1945 para criticar la situación española y
reclamaba la restauración de la monarquía como instrumento de paz y de concordia entre españoles.
En su aislamiento, el régimen solo contó con el apoyo de la Argentina de Perón, con importantes envíos
de alimentos para mitigar la hambruna, y del Portugal de Salazar. Fueron los años más difíciles del
régimen: aislamiento internacional, guerrilla, hambre, autarquía y ruina económica.
3.3 El fin del aislamiento, el predominio del nacionalcatolicismo y los primeros internos de apertura
(1920-1959) 3ºEtapa
Los cambios de actitud de Estados Unidos consiguieron que la Asamblea General de las Naciones Unidas
revocase la condena de 1946 a 1950. Las relaciones diplomáticas se reanudaron en la ONU. El
franquismo superó el aislamiento con importantes acuerdos diplomáticos:
-La firma del Concordato con la Santa Sede en agosto de 1953 legitimaba el régimen y reconocía el papel
de la jerarquía eclesiástica española.
-En 1953 se firmaron los pactos de Madrid con Estados Unidos; de asistencia económica, de suministros
de material de guerra. A cambio España cedía 4 bases militares del Protectorado de Marruecos, logró su
independencia en 1953.
Al acabar la guerra, España era un país arruinado y sin recursos. El régimen puso en marcha una política
económica intervencionista y autárquica, es decir, pretendía ser autosuficiente y mantener escasa
conexión con el exterior. Esta política económica fue nefasta. La autarquía favoreció el estancamiento y la
crisis de subsistencia.
El Estado intervino y controlo todas las actividades económicas. Las medidas provocaron la escasez de
intervencionismo propició, además, el amiguismo y el tráfico de influencias.
En 1941 se creaba el Instituto Nacional de Industria (INI), inspirado en el IRI italiano, con el fin de articular,
fomentar y nacionalizar la industria. Se prestó especial atención a la industria militar y a los sectores
considerados estratégicos: naval, siderúrgico, ferroviario, aeronáutico y automoción.
La agricultura fue el sector con menos ayuda y menor innovación. Algunas medidas, como la creación en
1939 del Instituto Nacional de Colonización (INC), resultaron insuficientes. La producción agrícola
disminuyó en la década de los cincuentas se iniciaron planes integrales que mejoraron la situación rural y
agrícola. Destacaron el de Badajoz en 1952 y el de Jaén en 1953. Se potenció la construcción de
embalses.
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La autarquía retrasó la recuperación de la renta por cápita de preguerra hasta los inicios de los años
cincuenta. Su desarrollo tuvo muchos fallos y su ejecución se vio obstaculizado por una burocracia
ineficaz y corrupta y por la falta de los recursos más esenciales para afrontar la pretendida autosuficiencia
económica:
Ante la carestía de alimentos, el gobierno controló su distribución a partir de mayor de 1939 con cartilla de
racionamiento. Estuvieron vigentes hasta 1952.
El gobierno intervino en la producción agrícola a través del Servicio Nacional del Trigo y obligaba a los
agricultores a entregar la mayor parte de sus cosechas a un precio establecido para ponerlo en el
mercado con un precio regulado. Las bajas tarifas impuestas en los productos básicos disgustaron a los
productores, que ocultaban parte de la cosecha.
A mediados de los 50, el descontento general se reveló en el aumento del número de huelgas de obreros
y de manifestaciones de estudiantes en la universidad.
Para afrontar esta situación, Franco remodeló el gobierno en febrero de 1957 nombrado a ministros del
Opus Dei. Estos eran tecnócratas, aperturistas en materia económica y conservadores en asuntos
políticos y sociales. Convencieron a Franco de que la economía no podía estar aislada de su entorno
europeo ni dirigida por el Estado.