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11.1. La creación del Estado franquista. Grupos ideológicos y apoyos sociales. Etapas
de la dictadura y principales características de cada una de ellas. El contexto
internacional: del aislamiento al reconocimiento exterior.
Franco era ante todo un militar, con escasa formación política. Nunca tuvo un proyecto político
concreto para organizar el Estado aunque hay que reconocerle grandes dotes de mando y una
gran habilidad para adaptarse a las circunstancias políticas de cada momento.
El régimen de Franco fue una Dictadura militar, que se impuso mediante la represión. Sus
antecedentes están en la Guerra Civil. Cuando el golpe militar de julio de 1936, se convirtió en
una guerra prolongada, los militares sublevados decidieron crear una Junta de Defensa
Nacional para organizar el territorio que controlaban. El 1 de octubre de 1936 la Junta de
Defensa reunida en Salamanca nombró a Francisco Franco como Jefe de Estado y
Generalísimo de los ejércitos uniendo bajo su mando los poderes militar y político y sentando
las bases del nuevo régimen. El 1 de enero de 1938, se creaba oficialmente el Estado Nacional
con sede en Burgos, que eligió a Franco como Jefe de Estado y Presidente del Gobierno. A
esta doble condición unía la de la jefatura militar y la de las fuerzas políticas (falange, carlistas),
que habían sido obligadas a unirse bajo su mando.
e) El régimen tiene un partido único. Para evitar la utilización del término partido, que
recordaba a la república y a las “degradadas” democracias parlamentarias, se le definirá como
Movimiento Nacional.
Tras su victoria en la Guerra Civil el régimen franquista fue creando una estructura orgánica
muy influida por el fascismo italiano y por la impronta política de Falange que llevó a que el
régimen se definiese como Nacionalsindicalista. Sin embargo, a partir de 1943, Franco dio un
cambio de rumbo ideológico prohibiendo el término de fascista para referirse a su régimen y
selló su alianza con la iglesia católica adoptando el calificativo de Nacionalcatólico. Así se
presentaba al franquismo como un régimen específicamente español y sin influencias de los
modelos totalitarios italiano y alemán. Se reconocía como único referente ideológico al
catolicismo y se establecía una interpretación muy singular de la democracia, definiéndola
como “Democracia orgánica” que consideraba que la verdadera democracia era aquella en la
que estuviesen representados los tres órganos naturales de asociación: la familia, donde se
nace; el municipio donde se vive y el sindicato donde se trabaja. Para el régimen franquista los
partidos políticos eran construcciones artificiales que sólo dividían y enfrentaban a la sociedad.
La Falange
En los comienzos del franquismo su influencia fue muy grande pues el número de sus
miembros creció espectacularmente durante la Guerra Civil. Sus planteamientos ideológicos
iníciales estaban próximos al fascismo y tenía una eficaz estructura paramilitar. Sin embargo, la
muerte de su fundador José Antonio Primo de Rivera, permitió a Franco someterlos a su
autoridad. Controlaron ámbitos de poder muy importantes dentro del franquismo (los medios
de información y propaganda; la organización sindical y la dirección del Movimiento Nacional).
Uno de sus líderes más significados fue Serrano Suñer, cuñado del Dictador. Con el tiempo su
influencia fue decayendo a favor de los católicos.
Los católicos
Los monárquicos
2. Los juanistas, partidarios del hijo de Alfonso XIII, Don Juan de Borbón, nuevo
pretendiente al trono que aspiraba a la restauración de la monarquía borbónica. Don
Juan, padre del rey Juan Carlos, acabó enfrentado con Franco y viviendo en el exilio.
El régimen franquista contó con amplios apoyos sociales pues cualquier oposición era
perseguida y reprimida. Los vencedores en la Guerra Civil, impusieron una concepción de vida
basada en la moral católica y la disciplina militar (obediencia ciega a cualquier superior
jerárquico). La mentalidad conservadora y el orden social atrajeron a su causa a las clases altas
e, incluso, a las clases medias y a los pequeños propietarios rurales que se vieron
representados por los valores que defendía el nuevo régimen: familia, catolicismo, propiedad
privada y autoridad. El control ideológico de los españoles se convirtió en un objetivo desde la
infancia. En la enseñanza se introdujo la asignatura de Formación del Espíritu Nacional y se
crearon organizaciones juveniles de encuadramiento doctrinario como el Frente de
Juventudes y la Sección Femenina.
Por su parte, el ejército y la iglesia se convirtieron en los pilares del régimen. El ejército fue
columna vertebral del sistema. Su fidelidad fue compensada con una situación de privilegio y
su participación en los altos cargos de la administración. Por otra parte, el clero fue uno de los
principales apoyos del régimen franquista. La decidida defensa del catolicismo por parte de
Franco, convirtió la Guerra Civil en una “cruzada” contra el ateísmo y llevó al estado franquista
a definirse ideológicamente como nacionalcatólico. Eso le supuso el reconocimiento del
Vaticano.
Etapas de la Dictadura
Tal vez la Dictadura se pensase como una solución transitoria pero acabó siendo vitalicia y
alargándose durante cerca de cuarenta años, pasando por distintas etapas en las que se fue
adaptando a la coyuntura internacional:
En el ámbito económico, las consecuencias de la Guerra Civil, que dejaron al país devastado, y
el aislamiento internacional generaron graves problemas de desabastecimiento y la recesión
de la economía española que tuvo que recurrir al autoabastecimiento (etapa de la autarquía).
La población pasaba hambre y floreció el mercado negro o estraperlo.
La crisis del régimen también coincidió con una crisis económica a nivel mundial: la crisis
del petróleo de 1973, que anunciaba una nueva recesión económica.
El 20 de noviembre de 1975, fallecía Francisco Franco y Don Juan Carlos era elegido como
rey, abriendo una nueva etapa en la historia de España.
Al acabar la Segunda Guerra Mundial en 1945, los Aliados no olvidaron el apoyo de Franco a
Hitler y sometieron al franquismo a una dura condena política y al aislamiento internacional
que tuvo su máxima expresión en la Resolución adoptada por la ONU, el 12 de diciembre de
1946, que acusaba al Régimen de Franco de fascista prohibiéndole la entrada en los
organismos internacionales y retirando de España a sus embajadores. España también quedó
fuera del Plan Marshall con el que se reconstruyó económicamente Europa tras la guerra
mundial. Únicamente Portugal y Argentina mantuvieron su reconocimiento a Franco.
No obstante, el final de la Guerra Mundial fue también el inicio de la conocida como Guerra
Fría que enfrentaba a EEUU con la URSS. Europa quedó dividida en dos bloques ideológicos
separados por lo que se conoció como el Telón de Acero. La nueva coyuntura internacional
favoreció al Régimen franquista que supo explotar su exacerbado anticomunismo y el valor
estratégico de la Península Ibérica. Los Estados Unidos buscaban aliados y territorios donde
ubicar bases militares, lo que hizo cambiar la actitud de EEUU hacía Franco que pasó a ser
considerado un aliado valioso y le abrió las puertas al reconocimiento internacional:
La Guerra Civil había dejado a España en una situación ruinosa: destrucción de sus industrias y
de sus infraestructuras; perdida de capital financiero y de las reservas de oro (utilizadas por la
república para comprar material de guerra); pérdida de población…
Al terminar la guerra española comenzó la mundial, lo que impidió a España recibir ayuda del
extranjero. Tras la guerra, el aislamiento internacional del régimen de Franco, provocó un
bloqueo a la economía española que, además, no se pudo beneficiar de las ayudas económicas
de EEUU para reconstruir una Europa devastada por la guerra y que se conoce como “Plan
Marshall”.
La recuperación económica fue muy lenta y España tardó varias décadas en salir del
subdesarrollo cuya máxima expresión eran las cartillas de racionamiento para abastecer a las
familias de productos básicos y disimular el fantasma de la miseria.
Entre los resultados positivos del milagro español cabría señalar como los más importantes los
siguientes:
a) La renta per capita española aumentó en más del doble entre 1960 y 1970.
b) El producto interior bruto (PIB), casi se triplicó.
c) Se inició una modernización en todos los sectores económicos incorporando nuevas
tecnologías.
d) El sector más desarrollado fue el industrial impulsado por el sector químico, los altos
hornos y especialmente la fabricación de automóviles, con la creación de SEAT
(Sociedad Española de Automóviles Turismo), con patente de la italiana FIAT.
e) Avance del sector servicios debido al espectacular crecimiento del turismo desde los
años “60”, con la llegada masiva de turistas extranjeros atraídos por el sol, las playas
y los bajos precios.
Transformaciones sociales
El desarrollo económico también tuvo sus efectos sobre la sociedad española transformándola
de rural a urbana. Las ciudades españolas doblaron o triplicaron su población entre 1960 y
1975 debido a uno de los fenómenos demográficos más importantes de este período los
grandes movimientos migratorios tanto interiores como al exterior. Millones de españoles se
desplazaron desde las áreas rurales a las grandes ciudades o a las regiones industriales
(Cataluña, País Vasco) y turísticas (Levante, Baleares). El espectacular crecimiento de Madrid o
Barcelona hizo surgir un cinturón de ciudades dormitorio en su periferia. Por su parte, la
emigración exterior hacia Europa (Alemania, Francia o Suiza) supuso la salida de más de un
millón y medio de españoles cuyas remesas de divisas fueron fundamentales para impulsar el
desarrollo económico del país y para mitigar el desempleo.
La sociedad también se vio afectada en su estructura. El aumento de la renta per capita permitió
que las clases medias supusiesen, por primera vez, más del 50% de la población española. El
bienestar económico introdujo a España en el modelo de las sociedades de consumo lo que
supuso una mejora en la alimentación, de la demanda de bienes de consumo (electrodomésticos,
automóviles) o de vivienda propia. Surge una nueva mentalidad en la juventud que se aleja de la
estricta moral católica y aspira a mayor libertad en las costumbres y en la política. La sociedad
española comenzaba a demandar cambios hacia la libertad y hacia la democracia.
11.3. La oposición a la dictadura: principales grupos y evolución en el tiempo. La crisis
del franquismo desde 1973 a la muerte de Franco.
Los republicanos
Sin embargo, el inicio de la Guerra Fría, favoreció al franquismo por sus posiciones
anticomunistas y le permitió sobrevivir. El gobierno republicano en el exilio organizó una
oposición desde el exterior consiguiendo, en un principio, que las democracias occidentales
les reconociesen como gobierno legítimo y que condenasen y aislasen internacionalmente a la
España de Franco. Consiguieron evitar su entrada en organismos internacionales como la ONU
o el Mercado Común Europeo y una resolución en la que no sólo condenaban al régimen
franquista sino que se le exigía formar un gobierno democrático. Sin embargo, la situación
cambió radicalmente en 1953, con la firma de un tratado preferencial con EEUU, que
establecía una alianza militar por la que España cedía su territorio para que se instalasen bases
militares norteamericanas y, a cambio, conseguía ayuda militar, económica y reconocimiento
internacional. Con el apoyo estadounidense y de los países iberoamericanos la España de
Franco consiguió ingresar en la ONU en 1955 y consolidar su reconocimiento internacional.
El maquis
Pese a todo, dentro de España surgió una oposición interna que se fue reorganizando
clandestinamente contra el franquismo. Entre 1944 y 1949, se organizó un movimiento guerrillero
de oposición formado por antiguos combatientes republicanos y conocido como maquis. Su
intención era mantener la lucha armada dentro de España hasta que la presión internacional
acabase con el franquismo. Su lucha se concentró en zonas rurales y aisladas de la cordillera
cantábrica (Asturias, León) y Pirineos. Sin embargo su aislamiento y el hostigamiento de la Guardia
Civil acabaron con el movimiento.
Oposición interna
A finales de los años “50” la oposición se extendió a otros ámbitos como el universitario. En 1956
las protestas estudiantiles provocaron el cierre de la Universidad y la declaración del estado de
excepción. También se reorganizaran clandestinamente y con apoyo exterior algunas fuerzas
políticas (PCE, PSOE, PNV) y sindicales que reclamaban mejoras salariales y el derecho a huelga.
Por su parte la iglesia comienza a jugar un nuevo papel social más comprometido en el que una
nueva generación de sacerdotes abogan por la reconciliación y el cambio social o hacen suya la
lucha obrera, siendo conocidos como los curas rojos. Por su parte el clero catalán y vasco se
significó en su apoyo a posiciones nacionalistas.
Los monárquicos
Por su parte los monárquicos acabarán también enfrentados al régimen de Franco. Alfonso XIII
había abdicado en su hijo Don Juan. Al final de la Guerra Civil un grupo de militares y
procuradores pidió a Franco restaurar la monarquía pero este lo rechazó. En 1945, Don Juan pidió
a Franco que dimitiese y restaurase la monarquía (Manifiesto de Lausana). Franco no lo hizo y sus
relaciones se deterioraron. Don Juan nunca llegó a reinar.
En 1962, representantes de diversas fuerzas políticas antifranquistas tanto del interior como del
exilio se citaron en la ciudad alemana de Munich, para aunar fuerzas, buscar una salida política e
impedir el ingreso de la España franquista en la Comunidad Europea.
Entre 1970 y 1975, la edad avanzada de Franco y las presiones para democratizar el régimen
provocaron un clima de inestabilidad política acentuado por las acciones terroristas. La oposición
política y social iba en aumento y los propios franquistas estaban divididos entre Aperturistas
partidarios de introducir reformas en el franquismo y los Inmovilistas, conocidos como el Búnker,
deseosos de mantener el Régimen inalterable. En 1969 Franco había designado al príncipe Juan
Carlos como sucesor con la intención de restaurar la monarquía pero haciéndole jurar los
Principios del Movimiento Nacional, para darle continuidad al Régimen. En junio de 1973, Franco
formó un nuevo gobierno presidido por el almirante Carrero Blanco, persona de confianza del
dictador y perteneciente al sector más inmovilista. Por primera vez se diferenciaban los cargos de
Jefe del Estado y de presidente del gobierno, que hasta entonces había asumido el propio Franco.
Además, en 1974, una sublevación militar conocida como la Revolución de los Claveles, acabó con
la dictadura en Portugal dejando a la dictadura franquista como un anacronismo dentro de
Europa Occidental.
A los acontecimientos políticos se unió una grave crisis económica provocada por la subida de los
precios del petróleo en 1973, cuyos efectos fueron: el aumento del déficit; el incremento de la
inflación y del paro y la interrupción de la emigración hacia Europa. La situación económica
aumentó la conflictividad laboral y la oposición al Régimen franquista al que se consideraba
incapaz de dar una solución a los graves problemas. Solo en el final del franquismo se veía la salida
a la crisis económica, social y política.
La avanzada edad y el deterioro de la salud de Franco prolongaron la crisis final del franquismo
entre 1974 y su muerte el 20 de noviembre de 1975. La incertidumbre política debilitaba la toma
de decisiones como quedó patente en la crisis del Sahara español. El gobierno de Marruecos
reclamó el territorio y promovió una marcha de ciudadanos conocida como la Marcha Verde, para
ocuparlo. La indecisión del gobierno español acabó cediendo a las presiones marroquíes con la
entrega del Sahara Occidental a Marruecos el 14 de noviembre de 1975, olvidando los
compromisos de independencia prometidos al pueblo saharahui.