Antonia Mª Rayó Dominguez

Gestión del patrimonio cultural

3 de marzo de 2020

Las cajas españolas

Resumen y opinión personal sobre el documental

Este reportaje es un pequeño homenaje a todas esas personas que, aún arriesgando sus
vidas, actuaron de modo altruista para evitar que las obras mas importantes de nuestro país
resultaran dañadas durante la Guerra Civil Española.
En general, a lo largo del documental, se enseñan las vicisitudes a las que se tuvieron
que enfrentar los conservadores del Museo del Prado y los cargos políticos de aquella época,
que fueron los que soportaron la responsabilidad de conservar la colección del Museo durante
la guerra, enseñándonos el recorrido que hicieron dichas obras para no ser destruidas.
El gobierno republicano de aquel entonces creó una Junta de Defensa del Tesoro
Artístico, dirigida por el pintor Timoteo Pérez Rubio, con el objetivo de preservar el
patrimonio artístico nacional. Gracias a ese proyecto, se rescataron, custodiaron, clasificaron y
salvaguardaron una enorme cantidad de piezas del patrimonio español.
Pinturas de Velázquez, Goya, Murillo, Rubens y tantos otros fueron embaladas en cajas
de madera hechas a medida para cada una de ellas, y se desalojaron del Museo varios días
antes de su bombardeo, acompañando al gobierno republicano allí donde se iban instalando,
primero en Valencia y luego en Barcelona, hasta que se vieron obligados a cruzar la frontera
y las obras fueron enviadas a Ginebra, siendo 1.868 las obras salvadas.

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 Mi opinión respecto a este reportaje es confusa y contradictoria.
En primer lugar, me parece admirable la labor que llevaron a cabo los hombres y
mujeres en medio de ese infierno para salvar el patrimonio artístico e histórico de nuestro
país. Gracias a esas valientes personas, hoy en día podemos disfrutar de esas obras de arte,
aunque muchas personas no sepan el camino que han tenido que recorrer para sobrevivir
hasta nuestros días.
Sin embargo, no puedo evitar sentir una sensación agridulce al saber que los medios
que se utilizaron para transportar dichas obras de arte fueron los mismos que minutos antes
estaban transportando los heridos de la guerra. Para nada comparto las formas que se
utilizaron, apeando heridos y dejándolos a la merced de la guerra priorizando unas pinturas a
las vidas humanas.
Insisto en que comparto el fin pero no las formas, aunque entiendo que en esos
momentos de caos, incertidumbre y miedo, no hay tiempo para la organización de medios.

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