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Introducción
La Semana Santa o semana mayor, la más santa de las semanas, puede estudiarse desde
diferentes puntos de vista. Puede verse desde el punto de vista histórico, desde
una perspectiva astronómica, a la luz de la religión comparada y con un enfoque
íntimo trascendental.
Desde el punto de vista histórico nos recuerda la pasión del gran iniciado Jesús o
Jeshuá Ben Pandirá. De acuerdo con los estudios gnósticos, no todos lo versículos
bíblicos se refieren a la vida privada de Jesús. Muchos aspectos de su vida
privada, su preparación, sus estudios, su iniciación se encuentran ocultos. Otros
aspectos de su obra y enseñanza extraordinaria, no aparecen en ninguno de los
cuatro evangelios, pero afortunadamente sobrevivieron de generación en generación
por la tradición oral y se hallan contenidos en los evangelios apócrifos. Gran
parte de su enseñanza esotérica permaneció escondida durante siglos, pero a partir
del siglo XIX, las arenas del desierto y la divinidad han ido devolviéndola en la
forma de los códices gnósticos en los que se halla la Pistis Sofía, los evangelios
gnósticos y muchos otros textos de invaluable valor histórico, arqueológico y
esotérico.
La más santa de las semanas, registra formidables acontecimientos que todo iniciado
debe efectuar si quiere alcanzar la perfección, la inmortalidad o la Auto
Realización Íntima del Ser. A una escala intermedia, señala el camino a seguir por
los iniciados que quieren alcanzar la santidad, la maestría o la salvación. Al
nivel de la humanidad, proporciona múltiples símbolos que interpretados
adecuadamente explica las causas por las cuales el animal intelectual se encuentra
tan lejos de Dios y cuál es el método para regresar a él.
Dada la honda significación de la Semana Santa para todos los pueblos y no solo
para el Cristianismo, resulta muy lamentable que algunos guías espirituales
recomienden a sus discípulos no conmemorar esta fiesta sagrada y sostengan que
carece de valor espiritual por el simple argumento de tener orígenes paganos. La
verdadera Semana Santa es para vivirla internamente por un auténtico cristiano.
Para entender el profundo mensaje oculto escondido en los versículos bíblicos hay
que acudir entre otros recursos, a la ley sagrada del Heptaparaparshinock o Ley de
Siete, a la Alquimia, a la Cábala, a la Anatomía Oculta y a la Psicología Gnóstica.
Cuando en los evangelios se leen los milagros y prodigios de Jesús, hay que
entender que esos milagros los debe realizar el Cristo íntimo, el salvador
individual de cada persona. Cuando Jesús cura la ceguera, lo hace para que podamos
ver el camino hacia él, cuando cura sordos, es para escuchar su palabra, sus
mensajes que vienen de las partes superiores de sí mismos, cuando cura paralíticos,
es para aprender a caminar en su búsqueda. ¿Y cuando cura la lepra? Esa lepra es el
Ego, viva personifación de los errores humanos. El ego o yo de la Psicología
Gnóstica es el que tiene atrapada, encarcelada a la Esencia maravillosa a la que el
Cristo viene a salvar.
Simbolismo esotérico
La higuera está relacionada con las fuerzas sexuales, con el ens seminis,
indispensable para lograr el Nacimiento Segundo del que habló Jesús a Nicodemo en
el capítulo 3 del Evangelio de Juan. Eso del árbol que no da fruto está más allá de
la interpretación literal y se relaciona con los místicos que no realizan
transformaciones íntimas profundas y que no trabajan en la conservación de su
energía, ni en la transmutación alquímica.
Conforme al Drama Cósmico, en Jueves Santo el Redentor del mundo da las últimas
instrucciones a sus discípulos y en el Nuevo Testamento están registradas las que
da a Pedro y a Judas Iscariote. Esa noche ocurre también la oración en el huerto de
Getsemaní y el formidable llamado al despertar de la Conciencia al encontrar a sus
discípulos durmiendo, es decir, con la conciencia dormida (Mt 26: 38 – 44).
Las siete palabras o siete frases que pronuncia el señor en la cruz también son
profundamente significativas y se relacionan con el septenario sagrado de teósofos
y yoguis, con siete principios anímicos y espirituales que el iniciado debe
construir o realizar. Una de ellas, enigmática por siglos es la famosa frase maya:
Helí, Helí, Lamá Zabaktani y que significa: “Ahora hundirme en la prealba de tu
presencia”.