Está en la página 1de 6

ISFD N°1 “Abuelas de Plaza de Mayo”

Evaluación parcial - 1° cuatrimestre 2023


Psicología del desarrollo y el aprendizaje I
Prof.: María Sol Perez
Estudiantes: Catherine Garrido,
Celeste Gomez,
Ileana Sclarandi,
(Iza) M. Urtasun
Curso: 1° 6°.
Turno: Tarde
Desde la psicología vemos al sujeto como un ser biopsicosocial y esto es así porque
somos seres humanos, lo que hace que seamos seres biológicos y esto tiene que ver
con nuestras capacidades biológicas, como por ejemplo, la forma de hablar, caminar,
madurar y desarrollarnos.

En lo que respecta a lo psicológico, es porque nos compone como personas pero no


se ve, como elegir la manera de definirse, de cómo llamarse y de saber que nos gusta
y que si, entre otras.

Y en cuanto a lo social, esto es por la relación con el entorno, ya que somos de tal
manera por los vínculos que hacemos y la relación que tenemos con ellos, ha de ser
con la familia, con amigos, compañeras, etc.

Entonces decimos que estos factores del sujeto siempre están en constante
interacción porque su cuerpo, sus pensamientos, creencias y su entorno social no
funcionan separadas sino en conjunto y en constante movimiento.

Habiendo aclarado por qué somos sujetos biopsicosociales, queremos abordar los
primeros años del niñe para explicar lo que dice el fragmento de Winnicott, decidimos
separar por diferentes meses y años sus avances:

 Primer mes: maman y duermen la mayor parte del tiempo.


 Al mes y medio, 2 meses: aparece la sonrisa, aparecen las lágrimas en los
ojos.
 Tercer mes: tratan de alcanzar objetos que se balancean ante sus ojos; emiten
balbuceos con base de “diálogos”. Los extraños le resultan indiferentes.
 Sexto mes: se sientan, comen, son capaces de aferrar objetos con sus
manitos, le resultan interesantes sus pies; las personas extrañas no le causan
demasiada gracia; sus padres le son muy familiares y cuando ellos de ríen él
bebe también participa de la broma.
 Octavo mes: aparece el gateo, se independiza de su madre adueñándose de
la cuchara con la cual ensucia todo y no come nada, primeros dientes, usa sus
dedos como pinzas con mayor precisión, trata de atrapar los rayos de luz, el
humo, las sombras; comienza a jugar en la bañera; encontrar un objeto que se
le oculto, etc.
 Al fin del primer año: algunos bebés gatean, otros de saltean está etapa para
comenzar a pararse y caminar directamente. Una vez que consigue el
movimiento le cuesta detenerlo en ese periodo se reconocen en el espejo y
mejora el control de sus manos.
 Alrededor del año: abraza y besa con la boca abierta, trata de cantar y le
gusta la música. El arte lo lleva en hacer trazos con lápiz en el papel y también
en alguna pared; se vuelve un poco menos dependiente que al comienzo y
sonríe, tiene risa.
 Al año y medio: avanza con paso tieso pero veloz, parece que marchara hacía
algún objetivo. Se sienta en su sillita, arrastra juguetes, hace torres de cubos,
se divierte destruyéndolas, adquiere capacidad de arrojar una pelota, logra
manejar hasta 10 palabras bien definidas, juega solo, se le comienza a pedir
que deje los pañales, deben controlar sus esfínteres y comunican sus deseos
de orinar y defecar.
 A los 2 años: tiene actividad muscular que es centro de su vida y fuente de
todo placer. Sube y baja escaleras, corre, salta, patea una pelota, parlotear sin
dificultad; llega a esconder sus juguetes para asegurar su posesión. Si se lo
reta hace pucheros, se siente “culpable” cuando ocurre algún accidente, se
aleja de su madre por ciertos periodos y concurren a un jardín de infantes.
 A los 3 años: la necesidad de actividad motriz ya no es tan fuerte y aparece la
capacidad de realizar juegos sedentarios; imita a todas las personas que ve,
improvisa canciones cuando se despierta, habla mucho consigo mismo y al
mismo tiempo tiene capacidad para quedarse escuchando lo que dicen; corre
bien, controla su velocidad, sabe frenar bruscamente; le gusta hacer pequeños
mandados; se alimenta solo y puede servirse agua, le gusta imitar.
 En el transcurso del tercer año: el niño deja de hablar de sí mismo en tercera
persona.
 A los 4 años: se vuelve más rígido, menos fácil de convencer; habla mucho y
entiende más, le gustan los juegos de palabras. Tiene fama de mentiroso, da
órdenes y es tajante en sus opiniones; puede saltar y mantenerse en equilibrio
sobre un pie, sabe atarse las zapatillas y dibuja con cierto detalle.
 A los 5 años: se deje de considerar un bebé, es un preescolar y su desarrollo
implica vínculos con otros compañeros y la docente como un sustituto de su
madre; también se lo obliga a incorporar nuevas normas de funcionamiento,
horarios, respeto por los demás, etc. Crece mucho y engorda poco en
proporción; las piernas crecen más que el resto del cuerpo, corre, trepa, salta y
camina con toda soltura; escucha cuentos, reconoce a los niños de su edad
como iguales; conoce el mismo, el peligro.
 A los 6 años: se le comienza a caer los dientes de leche, su estado de ánimo
varía de un extremo a otro.
Con lo dicho más arriba comprendemos que les niñes llegan al mundo en un
estado de dependencia total, todo lo que sucede en el exterior le trae sensaciones
nuevas y extrañas, por lo que necesitara si o si de los demás. Como dice Beguy,
“será tarea de la pareja parental contenerlo, funcionando como una piel para ese
bebé, ofreciéndole un sostén no solo físico sino también simbólico y emocional.
Las miradas, las caricias, los susurros, el lenguaje y el contacto corporal así como
el establecimiento de ciertos ritmos, sonidos y gestos, irán construyendo una
envoltura protectora que se fundirá con la piel del bebé permitiendo que se
estructure su psiquismo, que pueda ir reconociendo un adentro y un afuera, las
nociones de tiempo y espacio, de su propio cuerpo, y de su mente viviendo en su
cuerpo a medida que vaya conformándose un espacio psíquico interno que permita
la elaboración de la experiencia física”

Y esta pareja parental no es nada menos que quienes cumplen las funciones materna
y paterna. Estás funciones no tienen un género en particular, sino que lo que interesa
es que cumplan ese rol.

Por lo que la función materna se trata de cubrir las necesidades del bebé y lograr un
apego. Está persona debe alimentarlo, cambiarle los pañales, bañarlo, ver si tienen
frío, calor, dolor, si está enfermo. Depende de cómo lo haga, sea con canciones,
lecturas, tranquilo/a enojado/a, etc., hace que el bebé determine su carácter y al
cumplir estás necesidades se genera un vínculo de apego con esta persona.

Y la función paterna es ser la persona mediadora entre la relación dual de la madre


con le niñe. Viene a ser una terceridad, que resuelve algún conflicto entre elles e
interviene poniendo límites a les niñes, que son una referencia, un marco de
contención, una guía, que le indican al niñe qué se puede o se debe hacer y qué no,
son reglas que ordenan sus comportamientos y le permiten una mejor percepción de la
realidad, al reconocer lo incorrecto de lo correcto. Además, les brindan a los niños la
oportunidad de pensar, de tomar la iniciativa y buscar soluciones. Asimismo, favorecen
el desarrollo de la identidad y fomentan la autonomía. Y muestra a la madre que ese
niñe no es su objeto, sino que es un individuo que viene a hacer su vida.

Por ende quienes cumplan estas funciones, junto a su hije, deberán construir día a día
ese vínculo, desde el amor, el cariño, el juego, comunicándose y aprendiendo del otro
así como también poniendo límites.
Para terminar este extenso trabajo nos gustaría agregar algo, en palabras de Beguy,
“que la llegada de un bebe implica cambios, internos y externos, en cada uno de los
miembros de la pareja parental; las energías se re-acomodan”.

Por lo que, no existe una fórmula de crianza, cada persona tiene su historia, su
personalidad, sus deseos, su propia manera de vincularse y cuando llega un bebe,
todas estas cosas debe transcribirlas, reformularlas, para poder construir y generar un
vínculo de apego, esa base segura, ese lazo invisible y duradero que al niñe le dé
seguridad y protección, pudiendo también separarse y con esto dar cuenta de la
calidad de ese apego.

Y sobre todo, no olvidarnos, que el vínculo crece, se desarma y vuelve a armarse y


acomodarse todo el tiempo.
Bibliografia:

 Perez, María Sol (2013):“Introducción a la psicología del desarrollo. Concepción del


sujeto” Ficha de Cátedra-ISFD Nº1 Avellaneda.
 Di Signi Obiols, S (2012): “Psicología”.Cap “Los comienzos” Buenos Aires. AZ

Editores.

 Papalia, D(2009): “Psicología del desarrollo: De la infancia a la adolescencia” Cap1-2.


México: McGrawHilI.
 EL NACIMIENTO DE UN HIJO Y LA CONSTRUCCIÓN DE UN VÍNCULO. Por Lic. Agustina
Beguy [i]
 Video: 42- “Función paterna: la articulación del deseo a la ley”
https://www.youtube.com/watch?v=b-uLzDboprU

También podría gustarte