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A medida que la población y los asentamientos humanos van aumentando, lo hacen a su vez
las necesidades y requerimientos correlativos que hay que satisfacer, al producirse una mayor
demanda en la prestación de servicios, un mayor uso de los recursos naturales y una mayor
ocupación del espacio.
En este sentido, no es fácil compaginar las voluntades y deseos individuales de los ciudadanos
con la planificación estatal que, en el marco del Estado Ecológico plasmado en el Preámbulo
de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, busca alcanzar y materializar el
tan anhelado desarrollo sustentable o sostenible, paradigma de reconciliación entre desarrollo
humano y protección de la naturaleza y de los derechos ambientales de las generaciones
futuras. Según Briceño (2006),
Pues bien, para que cualquier sociedad logre insertarse en un proceso de desarrollo
sustentable o sostenible, es necesario que el Estado intervenga –fundamentalmente a través
de los distintos niveles de la Administración Pública-, a fin de regular la ordenación del
territorio; el aprovechamiento, conservación y protección de los recursos naturales y el
crecimiento organizado y armónico de las ciudades y demás centros poblaciones, esto es, la
ordenación territorial, la gestión ambiental y la gestión urbanística, conceptos que se
entrecruzan en la búsqueda del desarrollo armónico e integral a que hace referencia Briceño
(2006).
El Constituyente venezolano, por su parte, concibe a la ordenación del territorio como una
política pública –valoración sobre la cual no existe duda alguna- cuando establece en el
artículo 128 constitucional que:
Finalmente, la Ley Orgánica a que hace referencia el mencionado artículo 128 constitucional,
dispone lo siguiente: (Definición legal de la ordenación del territorio)
Artículo 2.- A los efectos de esta Ley, se entiende por ordenación del territorio la
regulación y promoción de la localización de los asentamientos humanos, de las
actividades económicas y sociales de la población, así como el desarrollo físico
espacial, con el fin de lograr una mayor armonía entre el mayor bienestar de la
población, la optimización de la explotación y uso de los recursos naturales y la
protección y valorización del medio ambiente, como objetivos fundamentales del
desarrollo integral.(LOOT, 1983)
1.1. Objetivos
Artículo 3.- A los efectos de la presente Ley Orgánica la ordenación del territorio
comprende:
1. La definición de los mejores usos de los espacios de acuerdo a sus capacidades,
condiciones específicas y limitaciones ecológicas.
2. El establecimiento de criterios prospectivos y de los principios que orienten los
procesos de urbanización, industrialización, desconcentración económica y de
asentamientos humanos.
3. La mejor distribución de las riquezas que beneficie prioritariamente a los sectores y
regiones de menores ingresos y a las localidades menos favorecidas.
4. El desarrollo regional armónico que permita corregir y superar el desequilibrio
entre las grandes ciudades y el resto del país, y entre unas regiones y otras;
5. El desarrollo agrícola y el ordenamiento rural integrados, para mejorar las
condiciones de habitabilidad del medio rural y para la creación de la
infraestructura necesaria para el fomento de la actividad del sector agropecuario;
6. El proceso de urbanización y la desconcentración urbana, mediante la creación
de las condiciones económicas, sociales y culturales necesarias que permitan
controlar el flujo migratorio a las ciudades.
7. La desconcentración y localización industrial con el objeto de lograr un desarrollo
económico más equilibrado y un racional aprovechamiento de los recursos
naturales;
8. La definición de los corredores viales y las grandes redes de transporte;
9. La protección del ambiente, y la conservación y racional aprovechamiento de
las aguas, los suelos, el subsuelo, los recursos forestales y demás recursos naturales
renovables y no renovables en función de la ordenación del territorio;
10. La descentralización y desconcentración administrativa regional, a los efectos
de lograr una más adecuada participación de las regiones y de los Estados y
Municipios en las tareas del desarrollo nacional.
11. El fomento de iniciativas públicas y privadas que estimulen la participación
ciudadana en los problemas relacionados con la ordenación del territorio y la
regionalización;
Cualesquiera otras actividades que se consideren necesarias al logro del objeto de
la Ley.
- Normas Constitucionales: Artículo 128 (anteriormente citado); artículo 156, numeral 23,
que adjudica al Poder Público Nacional la política nacional de ordenación del territorio
y la legislación en la materia; y el artículo 178 numeral 1 que incluye a la ordenación del
territorio dentro de las materias correspondientes a la gestión de los asuntos de la vida
local y por tanto, dentro de las competencias de los municipios.
- Normas de rango legal. Según lo señalado anteriormente, son las contenidas en la Ley
Orgánica para la Ordenación del Territorio, publicada en G.O. Nº 3.238 Extraordinario
de fecha 11 de agosto de 1.983.
Sobre esta Ley, es menester destacar, como bien lo señalan Brewer-Carías (2007) y Rodríguez
García (2004), que la Asamblea Nacional venezolana intentó fusionarla con la Ley Orgánica
de Ordenación Urbanística de 1987, en una sola Ley, denominada Ley Orgánica para la
Planificación y Gestión de la Ordenación del Territorio, publicada en G.O. Nº 38.263 de fecha 1
de septiembre de 2005, la cual, después de sucesivas vacatio legis y reformas parciales, fue
inexplicablemente derogada el 27 de febrero de 2007, por lo tanto, se trata de una Ley que si
bien estuvo publicada en Gaceta Oficial casi dos años, nunca entró en vigencia.* De modo
que la ley vigente es la Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio, publicada en G.O. Nº
3.238 Extraordinario de fecha 11 de agosto de 1.983.
1.3. La planificación como actividad central de los órganos encargados de gestionar la
ordenación del territorio
Como bien señala González (2004), comparando los textos constitucionales de 1.961 y el
vigente de 1.999:
En esta materia, el plan es un instrumento estratégico que permite enfatizar las características
más relevantes de un área espacial, manejar los problemas y restricciones que la aquejan y
aprovechar sus recursos y potencialidades.
En la legislación venezolana (LOOT, art. 5º) el Plan Nacional de Ordenación del Territorio es
calificado como un instrumento básico de la ordenación del territorio, así como también los
planes en los cuales éste se desagrega, a saber:
- Los planes nacionales de aprovechamiento de los recursos naturales y los demás planes
sectoriales.
- Los planes de ordenación urbanística.
- Los demás planes de la ordenación del territorio que demande el proceso de desarrollo
integral del país.
Todos estos planes, así como sus modificaciones, entrarán en vigencia una vez que sean
publicados junto con sus actos de aprobación definitiva en la GACETA OFICIAL DE LA
REPUBLICA DE VENEZUELA y son de obligatorio cumplimiento tanto para los organismos
públicos como para los particulares (Art. 7°, ejusdem).
Estimo conveniente citar algunas cifras dadas por Rodríguez García (2004), para poder dar
una idea aproximada de la notable expansión de los centros urbanos que se ha producido en
Venezuela a partir de la segunda mitad del siglo XX, pues antes de esta década referencial, la
población de nuestro país era fundamentalmente rural y su principal fuente de ingresos
provenía del eje agroexportador del café y del cacao.
En este orden de ideas, señala el autor in comento lo siguiente:
Un proceso como el descrito, amerita la intervención de los órganos públicos para ordenar y
regular este fenómeno de “acelerado urbanismo” y poder satisfacer así las exigencias que
derivan de un escenario como éste, principalmente, minimizar el impacto negativo que
pudiera generarse de tal concentración poblacional en términos de equilibrio social,
económico, alimentario, de seguridad, de vivienda, de servicios, entre otros muchos aspectos
involucrados.
Es por ello, que la Constitución y las leyes atribuyen a los tres niveles políticos territoriales,
funciones propias de esta materia o vinculadas con ella. Así, el artículo 6 de la Ley Orgánica
de Ordenación Urbanística (Gaceta Oficial Nº 33.868, del 16 de diciembre de 1987), califica
expresamente como autoridades urbanísticas al Ejecutivo Nacional y a los Municipios (estos
últimos, a diferencia de la LOOT, que no los contemplaba como órganos de planificación y
ordenación territorial), reservando en principio a ambos niveles de la Administración, las
competencias en esta materia (artículos 8 y 10) y adjudicando a los organismos regionales y a
los Estados funciones de cooperación con aquéllos en la ejecución de los planes de
ordenación urbanística (LOOU, 1987. Art. 9). No obstante, la Ley Orgánica de
Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder Público G.O.
39.140 de fecha 17 de marzo de 2009 (analizada en sesiones anteriores) establece en su
artículo 4º, que:
Una vez expuesto el fenómeno de la expansión urbana en Venezuela y conocidos los órganos
administrativos competentes para ordenar la vida de los ciudadanos en los centros de esta
naturaleza, nos corresponde dar una definición de ordenación urbana o urbanística.
Artículo 1. La presente Ley tiene por objeto la ordenación del desarrollo urbanístico
en todo el territorio nacional con el fin de procurar el crecimiento armónico de los
centros poblados.
El desarrollo urbanístico salvaguarda los recursos ambientales y la calidad de vida
en los centros urbanos. (LOOU, 1987)
Para culminar este punto, debe resaltarse la vinculación existente entre la actividad
administrativa de ordenación urbanística y la actividad administrativa de planificación, de
manera análoga a lo que ocurre en materia de ordenación del territorio. Para poder ordenar,
primero hay que planificar. Esa es la realidad. De allí que la LOOU de 1987 establezca en su
artículo 16, lo siguiente:
Artículo 16. La planificación urbanística forma parte del proceso de ordenación del
territorio, y se llevará a cabo mediante un sistema integrado y jerarquizado de
planes, del cual forman parte:
1. El Plan Nacional de Ordenación del Territorio.
2. Los planes regionales de ordenación del territorio.
3. Los planes de ordenación urbanística, y
4. Los planes de desarrollo urbano local.
También formarán parte integrante del sistema de planes al cual se refiere este
artículo los planes especiales y particulares que se formulen.” (LOOU, 1987).
Lo expuesto por este autor se ha agudizado en los últimos años, lo que a mi juicio ha
contribuido en gran medida a fomentar el grave problema de inseguridad y delincuencia que
se padece actualmente en todas las ciudades y centros poblados del país, los cuales, más
que bienestar y calidad de vida, lo que ofrecen es caos y violencia a sus ciudadanos.
3. El Ambiente
3.1. Concepto
En Venezuela, la más reciente versión de la Ley Orgánica del Ambiente (Gaceta Oficial N°
5.833 Extraordinario de fecha 22 de diciembre de 2.006), incorpora dentro de su articulado por
primera vez en nuestro país una definición legal de ambiente, en los términos siguientes:
- Los componentes del ambiente conforman una unidad funcional, pues se encuentran
estrechamente interrelacionados y son interdependientes unos de otros, de manera tal
que, el destino de uno afecta indefectiblemente a los demás.
- Del mismo modo, el ser humano puede intervenir e incluso, modificar la naturaleza,
razón por la cual se habla de la existencia de una interacción permanente entre el
hombre y el ambiente que lo rodea, que se circunscribe a un espacio y a una época
determinada.
Tal complejidad incide en la conformación del derecho ambiental, -rama de las ciencias
jurídicas cuyo objeto es la tutela integral del ambiente- pues en él convergen normas de
diferente origen y naturaleza: internacionales, constitucionales, leyes orgánicas, leyes
especiales, leyes estadales, ordenanzas municipales y reglamentos. En este sentido, Meier
(2003) destaca entre las características del Derecho Ambiental “la profusión de normas que
conforman los plurales ordenamientos jurídico-ambientales (esta última derivada de la
significativa complejidad de su objeto de regulación y tutela).” (p. 75).
Para esta sesión, estimo conveniente abordar de manera resumida el estudio de las principales
normas venezolanas reguladoras del ambiente, a saber:
Efectivamente, el Capítulo IX del Título III referente a los “Deberes, Derechos Humanos y
Garantías”, consagra los Derechos Ambientales de los venezolanos, los cuales concibe en el
artículo 127 simultáneamente como derecho y como deber, deber que se proyecta hacia las
futuras generaciones a fin de garantizarles a su vez el disfrute de sus derechos ambientales.
Como derecho, el constituyente lo reconoce bajo dos modalidades distintas: la individual y la
colectiva.
Como derecho colectivo, encuentra en la teoría de los intereses difusos o sociales el asidero
teórico necesario para invocar la protección del Estado. No obstante conviene estar advertido
sobre las dificultades que han existido para proteger al ambiente por esta vía, en virtud de la
concepción misma de nuestro sistema de Derecho, en donde la tradicional figura del interés
subjetivo ha constituido la base primordial de legitimación para accionar el control
jurisdiccional de los actos ilegales. Muy poco a poco tal concepción ha venido ampliándose
haciendo apertura a la idea de los intereses difusos como base de legitimación para la
interposición de acciones judiciales en defensa de los bienes y valores ambientales, pudiendo
citar como ejemplo la Sentencia 656 del 30.06.2000 de la Sala Constitucional del T.S.J, en
donde el máximo Tribunal manifestó que:
Y finalmente, debe señalarse que, de la forma como está prevista en el texto constitucional in
comento, la protección ambiental es
…un valor transversal que afecta a la mayor parte de las políticas públicas (...)
integrado a las políticas de seguridad y defensa de la Nación, desarrollo de las
regiones fronterizas, desarrollo económico, social y cultural o desarrollo humano
integral, y educación nacional (Arts. 326, 327,15, 299 y 107 de la Constitución).
(Meier, 2003, p. 22)
b.1. Ley Orgánica del Ambiente. Gaceta Oficial N° 5.833 Extraordinario, de fecha 22 de
diciembre de 2006.
Esta importantísima ley, cuya primera edición data del año 1976, tiene por objeto
establecer las disposiciones y los principios rectores para la gestión del ambiente, en el
marco del desarrollo sustentable, como derecho y como deber fundamental del Estado;
y, establecer las normas que desarrollan las garantías y derechos constitucionales a un
ambiente seguro, sano y ecológicamente equilibrado.*
Define la gestión del ambiente como “el proceso constituido por un conjunto de
acciones o medidas orientadas a diagnosticar, inventariar, restablecer, restaurar, mejorar,
preservar, proteger, controlar, vigilar y aprovechar los ecosistemas, la diversidad
biológica y demás recursos naturales y elementos del ambiente, en garantía del
desarrollo sustentable.” (LOA, art. 2º), la cual declara de manera expresa, de “utilidad
pública e interés general” (LOA, art. 5º) y la sustenta en los principios de
corresponsabilidad, prevención, precaución, participación ciudadana, tutela efectiva,
educación ambiental, limitación a los derechos individuales, responsabilidad en los daños
ambientales, evaluación de impacto ambiental y socio-cultural, y de consideración de
los daños ambientales como daños al patrimonio público (LOA, art. 4º). Asimismo, la Ley
declara de “orden público” las normas en ella previstas, en las leyes que la desarrollan y
las demás normas ambientales (LOA, art. 6º).
La Ley Orgánica del Ambiente establece los lineamientos generales para diseñar e
implementar la política ambiental del país y para llevar a cabo una adecuada gestión
del ambiente; de igual forma, establece las bases para la organización institucional
venezolana en la materia; señala las autoridades ambientales y los órganos de defensa
ambiental; consagra los lineamientos a seguir en materia de planificación del ambiente;
fija las directrices para la educación ambiental y para la participación ciudadana en los
asuntos relativos a la gestión del ambiente; establece también un conjunto de
disposiciones que rigen el manejo y la conservación de los ecosistemas, de los recursos
naturales y de la diversidad biológica; de la investigación e información ambiental; otras
relativas al control ambiental (preventivo y posterior); a los incentivos económicos y
fiscales; fija los lineamientos para el establecimiento de las sanciones ambientales de
carácter penal y administrativo, así como de las medidas preventivas, accesorias y de
seguridad en materia ambiental; establece un conjunto de sanciones administrativas; y,
crea la jurisdicción especial penal ambiental.
Como puede observarse en este esquema muy general sobre su contenido material, la
Ley Orgánica del Ambiente, al tratar los diferentes tópicos y aspectos vinculados con la
efectiva tutela del ambiente y poseer rango de ley orgánica, es el instrumento jurídico
rector de la política ambiental venezolana.
b.2. Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio. Gaceta Oficial Nº 3.238
Extraordinario de fecha 11 de agosto de 1.983.
Esta importante ley es el complemento legislativo perfecto que requiere la Ley Orgánica
del Ambiente para estructurar un marco general de protección ambiental en el país,
pues es uno de los principales instrumentos con que se cuenta para materializar las
premisas del desarrollo sustentable, primordialmente a través del Plan Nacional de
Ordenación del Territorio y los diversos planes en los que se desagrega. En tal sentido, la
ordenación del territorio es calificada expresamente por el legislador como herramienta
de la gestión del ambiente (LOA, art. 3º). Así por ejemplo, uno de los aspectos más
importantes contemplados en esta importante ley es el relativo a la definición y
señalamiento de las áreas bajo régimen de administración especial (ABRAES), superficies
del territorio venezolano de importancia estratégica para la conservación del ambiente,
y por tanto, sujetas a un régimen especial de uso y regulación.
b.3. Ley Penal del Ambiente. Gaceta Oficial N° 4.358, de fecha 03 de enero de 1992.
Esta ley –aprobada el 05 de diciembre de 1991, luego de tres años de haber sido
sometido el proyecto a la consideración de la Cámara de Diputados, y publicada en
Gaceta el 03 de enero de 1992- criminalizó las conductas antiambientales en Venezuela,
al establecer como su objeto el
…tipificar como delitos aquellos hechos que violen las disposiciones relativas a la
conservación, defensa y mejoramiento del ambiente, y establecer las sanciones
penales correspondientes. Asimismo, determinar las medidas precautelativas, de
restitución y de reparación a que haya lugar. (LPA, art. 1º).
De acuerdo a esta ley, son responsables tanto las personas naturales como las personas
jurídicas, señalando expresamente respecto de estas últimas que, son responsables
siempre que el hecho punible descrito haya sido cometido por decisión de sus órganos,
en el ámbito de la actividad propia de la entidad y con recursos sociales y siempre que
se perpetre en su interés exclusivo o preferente (LPA, art. 3º)
En el Título Segundo, que trata de los delitos contra el ambiente, se establecen en siete
capítulos distintos -según la naturaleza del bien jurídico protegido-, los distintos tipos
penales, a saber:
Debe destacarse que la adopción de cualquier conducta descrita en tales tipos, hace
nacer la correspondiente acción penal.
Dentro del modelo federal y descentralizado del Estado Venezolano, las competencias para
llevar a cabo la gestión ambiental son concurrentes y se hayan distribuidas entre los distintos
órdenes gubernativos existentes en Venezuela, de tal manera que sus máximos jerarcas
ejecutivos fungen como autoridades ambientales dentro de sus límites territoriales. No
obstante, conviene destacar que la suprema dirección de la política nacional ambiental
corresponde al Presidente de la República en Consejo de Ministros (art. 13, Ley Orgánica del
Ambiente), quien la ejerce a través del Ministerio del Poder Popular para el Ambiente, como
Autoridad Nacional Ambiental (LOA, art. 18).
En lo que respecta a las competencias de los Estados, el artículo 164 constitucional las
adjudica para el régimen y aprovechamiento de los minerales no metálicos no reservados al
Poder Nacional; de las salinas y ostrales de perlas y para la administración de las tierras baldías
en su jurisdicción, de conformidad con la ley. Además, la Ley Orgánica para la Ordenación
del Territorio, desde su promulgación, otorgó a los Estados la facultad de producir sus
respectivos Planes de Ordenación del Territorio, en coordinación y bajo los lineamientos del
Plan Nacional.
Ahora bien, es necesario aclarar el régimen competencial de las ABRAE que se encuentran en
la poligonal urbana de los municipios, pues a pesar de esta circunstancia, su administración
corresponde a las autoridades nacionales designadas en su decreto de creación y no a las
autoridades municipales, como sería el caso de los parques nacionales y los monumentos
naturales ubicados dentro de la poligonal urbana de un municipio, cuya administración
corresponde exclusivamente al Instituto Nacional de Parques (INPARQUES), eso sí, debiendo los
entes municipales cooperar con la protección y conservación de esas áreas sujetas a
regímenes especiales.
Para garantizar la efectiva y eficaz tutela de los recursos ambientales, los distintos niveles del
Poder Público con competencias ambientales, pueden solicitar asistencia al Ministerio del
Poder Popular para la Protección del Ambiente y los Recursos Naturales, al Ministerio de la
Defensa (Guardería Ambiental), a las Alcaldías, al Ministerio del Poder Popular para la Salud y
Desarrollo Social, a la Defensoría de los Derechos del Pueblo y al Ministerio Público,
principalmente.
Dentro de este control previo, debe destacarse el rol desempeñado por los estudios de
impacto ambiental y sociocultural y por las evaluaciones de impacto ambiental como
herramientas fundamentales para la toma de decisiones informada y responsable por parte
de los órganos administrativos competentes, y por ende, para un adecuado control
ambiental.
- Guardería Ambiental. De acuerdo al artículo 100 de la Ley Orgánica del Ambiente, los
servicios de guardería ambiental son competencia directa de los ministerios de
ambiente, industria básica y minería, infraestructura, salud, agricultura y tierra, energía y
petróleo; así como de la Fuerza Armada Nacional a través de la Guardia Nacional (con
la cualidad de “órgano de policía administrativa especial”) y de los órganos y entes
nacionales, estadales y municipales con competencia en la materia. Todos ellos con
facultades para tramitar en el marco de sus competencias, lo conducente ante la
comisión de un hecho punible ambiental o de una infracción administrativa en garantía
de la conservación del ambiente y del desarrollo sustentable (LOA, art. 101). Su labor es
complementada con la acción de los denominados órganos auxiliares de guardería
ambiental: las comunidades organizadas, los consejos comunales y demás
organizaciones y asociaciones civiles con fines ambientales.
- Policía Ambiental.
BRICEÑO MÉNDEZ, M. (2006). Desarrollo, ambiente y ordenación del territorio: Base Teórico-
Política para la Ordenación del Territorio en Venezuela. República Bolivariana de Venezuela,
Asamblea Nacional, Comisión Permanente de Ambiente, Recursos Naturales y Ordenación
Territorial.
MEIER, Enrique (2004). El Derecho Ambiental y el Nuevo Milenio. Caracas: Ediciones Homero.
MENDEZ VERGARA, E. (2005). Ordenación del territorio y el Plan de Ordenamiento Territorial.
Mérida: CIDIAT/ULA.
TROCONIS PARILLI, N. (2005). Tutela Ambiental: revisión del paradigma ético-jurídico sobre el
ambiente. Caracas: Paredes Libros Jurídicos, C.A.
VILLAFAÑE, N. (2004) Elementos jurídicos del Derecho Ambiental en Venezuela. Mérida:
Diplomado en Derecho Agrario, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad de
Los Andes.
LEGISLACIÓN
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela. Gaceta Oficial Extraordinario del 24 de
marzo de 2000.
Ley Orgánica para la Ordenación del Territorio. Gaceta Oficial Nº 3.238 Extraordinario de
fecha 11 de agosto de 1.983.
Ley Orgánica de Ordenación Urbanística. Gaceta Oficial Nº 33.868 del 16 de diciembre de
1987.
Ley Orgánica del Ambiente. Gaceta Oficial N° 5.833 Extraordinario de fecha 22 de diciembre
de 2.006.
Ley Orgánica de Descentralización, Delimitación y Transferencia de Competencias del Poder
Público. Gaceta Oficial Nº 39.140 de fecha 17 de marzo de 2009.
Ley de Reforma Parcial de la Ley Orgánica del Poder Público Municipal. Gaceta Oficial Nº
6.015 Extraordinario de fecha 28 de diciembre de 2010.