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“El pasado es solo un prólogo”: una reseña crítica sobre el papel de la literatura en el

siglo XIX

Sandra Vanessa Rodríguez

Universidad de Cartagena

“El pasado siempre está cargado de historicidad”, tal y como exterioriza

certeramente esta locución, el pasado está lleno de elementos que son propios de su

historia, de ahí que enfatizemos con precisión el redireccionamiento de la mirada hacia la

significancia del papel crucial que desempeña la literatura en el siglo XIX, el cual

contempla una serie de procesos inherentes que lo conforman, como lo son los eventos,

acciones, y situaciones. Por tanto, siguiendo la línea de lo anteriormente dicho, hablar de la

posición que asume la literatura, correspondería a dialogar a cerca de la transcendencia que

captura su representación histórica, es decir, el conjunto de eventos históricos, sociales e

intelectuales, que permitió una acentuación, y delimitación de los elementos propios de su

historia. En esta línea de ideas, nos referimos, a los procesos que conformaron a la

literatura, como el paso de las revoluciones, procesos como la industrialización, los

movimientos sociales y por supuesto las ideologías creadas a raíz de estas; como las que

recibimos a partir de la primera mitad del siglo XIX, como lo fue el romanticismo, del cual

se extrajeron ideologías categorizadas como subjetivas, idealistas e individuales.

Alternativamente a esto, igualmente en la segunda mitad del mismo siglo, se acogió una

perspectiva mas inclinada hacia lo objetivo, lo social y la condición humana, a modo de

repercusión de los movimientos generados como el realismo y naturalismo.

Por consecuencia a lo anterior, nos percatamos que nos hallamos expuestos y

vulnerables a múltiples cambios de paradigmas y perspectivas conforme a la época lo

propugna, por esta razón emergen una serie de interrogantes tales como, ¿de qué forma el
contexto social configura la perspectiva de las personas?, en consecuencia, a esto nos

cuestionamos, ¿incide el cómo las personas representan la realidad en sus obras desde su

perspectiva individual?

Continuando con este análisis, nos percatamos que estas complejidades abordadas

anteriormente instauran el conjunto de vínculos, direccionados a la conexión o en contraste,

la desconexión, entre lo que denominamos nociones de literatura y la historia.

Considerando que el contexto social y cultural de este periodo de tiempo pone en

manifiesto la manera en que, los individuos permanecieron expuestos a las adaptaciones de

paradigmas e influencias como lo fueron el romanticismo, o el positivismo, mismos que

nos iban aproximando o en su defecto distanciando a puntos de vista de tipo arbitrarios y

fácticos.

En vista de lo mencionado anteriormente, localizamos lo que catalogaríamos como

el nacimiento o la consolidación de lo que se empezaría a denominar el concepto de

“novela histórica”, arraigada de la mano de autores tales como Walter Scott o Víctor Hugo,

ya que estos alrededor del siglo XIX, arribaron representando esa fusión de los elementos

anteriormente mencionados, abordados con más profundidad en el libro La novela histórica

(1966) de Georg Lukács. Sin embargo, la presentación de este par de nociones, no resultó ser

del todo homogéneo, debido a que divisamos la aparición de toda una amplia gama de

opiniones, tal como la aborda Jitrik en su libro Historia e imaginación literaria (1995), en el

cual comprende estas concepciones como un “oxímoron”, con el fin último de “renunciar a

la esperanza de un modelo único de comprensión” (p.3). Todo lo anterior, como

consecuencia, nos conduce a plantearnos interrogantes como, ¿la historia que se está

viviendo en el momento condiciona al autor de los textos para representar la realidad que se

está desarrollando?, bien es dicho que la historia es un reflejo, por tanto, si partimos del
hecho de que todo proceso histórico y social llega imbuido a las concepciones individuales

de las personas, ¿Cómo y dónde se establecerían las categorías de verdad y ficción?,

¿mediante que categorías se podría controlar lo que representa el autor en sus obras?

¿Cómo podemos detectar si hay casos de omisión o silenciamientos?, o si lo que se

demuestra está en función de su concepto social y político, ¿Cómo podemos determinarlo?,

¿dónde posicionaríamos aspectos como la subjetividad del autor, creencias, posiciones y

valores, considerando que no existe una realidad objetiva y puede haber manipulación?, etc.

Ahora bien, después de haber considerado todo lo anterior, podemos concluir que, a

pesar de todo, el pasado actúa como un espejo que refleja nuestro sendero hacia el futuro,

dicho de otro modo, nos sigue redireccionando, a una especie de comprensión más

acentuada del presente, brindándonos una visión hacia el futuro. Por lo tanto, resulta de

suma importancia comprender y reflexionar sobre el pasado, como un proceso íntegro de

nuestra identidad, ya que este nos ayuda a entender nuestra historia, como un vínculo que

no se puede soltar, ya que nos lleva a reflexionar sobre quienes somos, quienes fuimos y

hacia dónde nos encaminamos; como bien sostiene Shakespeare “el pasado es solo un

prólogo”.
Referencias bibliográficas:
Fumero, P. (2003). Historia y literatura: una larga y compleja relación. Istmo.

Revista virtual de Estudios Literarios y Culturales Centroamericanos, 6.

Jitrik, N. (1995). Historia e imaginación literaria. Las posibilidades de un género.

Editorial Biblos.

Lukács, G. (1966). La novela histórica. Ediciones Era, s.a.

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