Aunque la peste negra no fue la única causa de la fractura del
poder de la Iglesia, puso en tela de juicio la afirmación de que
comprendía y representaba la voluntad de Dios. Este desafío quedó sin respuesta y animó a clérigos (hombre que ha recibido las ordenes sagradas) como Wycliffe y Hus a seguir cuestionando y, finalmente, las objeciones de Lutero, que lanzaron la Reforma protestante (1517-1648) quebraron el poder de la Iglesia medieval.
Durante la Edad Media, la Iglesia tenía una jerarquía establecida:
El papa: la cabeza de la Iglesia
Cardenales: consejeros del papa; administradores de la Iglesia Obispos/Arzobispos: autoridades eclesiásticas en una catedral o diócesis Sacerdotes: autoridades eclesiásticas en una parroquia, aldea o iglesia de una población Órdenes monásticas: religiosos en monasterios, supervisados por un abad o abadesa (superior a un monasterio)
La vida de la gente en la Edad Media giraba en torno a la Iglesia.
Se sabía que la gente, en especial las mujeres, iba a la iglesia de tres a cinco veces diarias para rezar y al menos una vez por semana para la misa, la confesión y los actos de contrición, en arrepentimiento.
La Iglesia no pagaba impuestos y era financiada por los
ciudadanos, que eran responsables de mantener al párroco y la iglesia en general a través de un diezmo del diez por ciento de sus ingresos. Se pagaban diezmos por los bautizos, las confirmaciones y los funerales, así como en las fiestas de los santos y las fiestas de guardar, como por ejemplo las celebraciones de Pascua. Además, apoyaban a instituciones sociales como asilos de pobres, orfanatos, escuelas y órdenes religiosas que no podían mantenerse por sí mismas.
La Reforma protestante (1517-1648) se refiere a la amplia revuelta religiosa, cultural y social de la
Europa del siglo XVI (16) que rompió el yugo de la Iglesia medieval, permitió el desarrollo de interpretaciones personales del mensaje cristiano y condujo al desarrollo de las naciones-estado modernas. La práctica religiosa en la Europa medieval (entre alrededor del 476 y el 1500) estuvo dominada e inspirada por la Iglesia católica. La mayoría de la población era cristiana, lo que en aquel momento era sinónimo de católica, ya que inicialmente no existía ninguna otra forma de esta religión. La aparente corrupción de la Iglesia medieval, inspiró el movimiento que hoy conocemos como la Reforma protestante.
Si bien es cierto que en la Edad Media la Iglesia se
centraba en regular y definir la vida del individuo, aunque se rechazaran sus enseñanzas, y el clero no solía ser el más calificado, seguía siendo reconocida como la manifestación de la voluntad y la presencia de Dios en la tierra.
Los dictados de la Iglesia no debían cuestionarse, ni
siquiera cuando parecía evidente que muchos de los clérigos trabajaban más en su propio interés que en el de Dios, porque, aunque los instrumentos de Dios fueran defectuosos, se entendía que el Creador del universo seguía teniendo el control.
Un golpe dramático a la autoridad de la Iglesia llegó con la
pandemia de peste negra de 1347-1352, durante la cual la gente empezó a dudar del poder de los instrumentos de Dios, que no podían hacer nada para evitar que la gente muriera o que la peste se extendiera.