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Autor Dr.

Hugo Cappelloni

Ajuste alzado “rabioso”, relativo y unidad de medida


¿Cuál es la realidad en las obras públicas?
Para las oferentes-contratistas que no tienen bien en claro estos sistemas de
contratación en obras públicas (y privadas) podemos decir lo siguiente a grandes
rasgos: ¿cuándo se tienen que hacer cargo las empresas constructoras de las
diferencias constructivas y cuando tienen derecho a percibir el pago de esos
nuevos porcentajes de obra?

Atención, que no es lo que parece en teoría, según los textos de los pliegos
licitatorios.

Las diferencias que marcan los pliegos y que definen los dos sistemas principales
que se aplican, es decir ajuste alzado y unidad de medida, no son tan definitivas,
ni tan absolutas.

El sistema de ajuste alzado implica que la contratista se obliga a hacer una obra
en su totalidad necesaria constructiva por un precio fijo, determinado, inicial y que
queda definido en el contrato. Pero, ¿qué sucede cuando hay variaciones de
medidas, volúmenes, materiales?

Veamos:

Ajuste alzado relativo: los pliegos admiten expresamente que las modificaciones
en más o en menos serán tenidas en cuenta a la hora de las mediciones; entonces
las planillas de cómputo valen como parámetro técnico-legal, tienen validez y no
son sólo referenciales.

¿Cuál es la diferencia con el sistema de unidad de medida? Ninguna o casi


ninguna.

Entonces, ¿por qué hay dos sistemas que en principio parecen opuestos y en los
hechos operan casi idénticos?

Hay una explicación: la gran diferencia sí existe con el ajuste alzado absoluto, que
es un sistema histórico por el cual el comitente de una obra le decía al
constructor: ¿por qué precio total y definitivo me hace este puente, esta casa,
este camino? Ese precio era definitivo, Pasara lo que pasare, se encontrara el
suelo que fuere, piedra, agua, etc se hacía cargo el constructor sin derecho a
reclamo ... eso es ajuste alzado furioso, a rajatabla.

Ese es el sistema que se opone en forma clara al sistema de unidad de medida. En


uno se puede medir todo lo que se hace y cobrarlo. En el ajuste alzado “absoluto”
no se paga más que lo pactado como precio único, aunque se mida a los efectos
certificatorios; pero el precio final no se toca, no se reconoce más dinero.
Este ajuste alzado absoluto, ¿se aplica hoy en día en la obra pública? Muy poco,
casi ninguna obra pública resiste este sistema. La obra pública llave en mano casi
no existe.

La realidad nos muestra que los casos de ajuste alzado terminan siendo de ajuste
alzado relativo y esta flexibilización no es otra cosa que la aceptación del sistema
de precios unitarios-unidad de medida.

¿Cómo se resuelven las diferencias de medidas, volúmenes en la realidad de las


obras entre la Inspección estatal y el Contratista? Yo diría que según la medida de
las diferencias: es muy distinta una diferencia de 20% de materiales que una
diferencia de 2 por ciento.

En el primero de los casos se planteará un error de proyecto, el cual es


responsabilidad del comitente o sin que haya litigio, esa inspección o dirección de
obras aprobará un adicional o la certificación y pago a favor de la contratista. Todo
estará bien...y el ajuste alzado habrá sido relativo...o como expliqué...operará
como unidad de medida.

En el caso de pequeñas diferencias, la empresa se hará cargo y si se reclama aún


por esas pequeñas diferencias, le aplicarán la rigurosidad del ajuste alzado, pero
en forma absoluta y le dirán: ¡esto es ajuste alzado! y la empresa se debe hacer
cargo de estas pequeñas diferencias.

Conclusión

Es evidente que el problema está en la interpretación del sistema de ajuste alzado


y caemos entonces en un tema redundante: los pliegos.

Allí deben definirse con términos claros y establecer si se tendrán en cuenta las
diferencias que puedan surgir de las medidas establecidas en las planillas de
cómputo y presupuesto. Caso contrario, ser terminantes que la obra no tendrá
modificación alguna, aun con modificaciones que no importen pequeñas
diferencias; entonces, los oferentes sabrán que tienen que profundizar sus
estudios para detectar hasta errores del proyecto oficial.

En mi opinión, se debería erradicar este sistema de ajuste alzado de las obras


públicas, ya que el Estado tiene la obligación de presentar un proyecto final y
correcto.

El sistema de unidad de medida es justo en sí mismo, pues se paga por lo


realmente hecho y necesario de la obra en su realidad ejecutoria.

El ajuste alzado conlleva los siguientes riesgos:

Si hay error de proyecto o modificaciones necesarias importantes: es una lotería,


que cada comitente acepte abonar esas diferencias o interprete que debe
considerar el ajuste alzado absoluto y se lo carga a la empresa (o sea, depende de
la voluntad de las partes de aceptar o no)
El oferente no sabe que tipo de ajuste alzado se aplicará y como el proyecto es
oficial, no puede hacer un estudio profundo y toma el riesgo de las diferencias que
surjan. (Consejo práctico a las Contratistas)

En este caso es que, salvo “muy pequeñas variaciones” en las porciones de obra,
volúmenes de materiales, de horas de trabajo, se reclame siempre el
reconocimiento (pago) de diferencias surgidas bajo sistema de ajuste alzado, pues
debe ser muy terminante el pliego, debe “negar” en forma muy clara cualquier
medición en más (o en menos). El Pliego deberia decir: “no se reconocerán
certificaciones que excedan el presupuesto contratado, siendo responsabilidad y
cargo de la empresa contratista los mayores trabajos y mayor cantidad de
materiales que exija la obra para su ejecución”.

Si se encontrara en el Pliego una norma terminante en este sentido, que estaría


marcando lo que llamamos ajuste alzado propiamente dicho, absoluto..., sólo
podemos iniciar un reclamo de diferencias constructivas fundado en los conceptos
jurídico-técnicos de error de proyecto (situación previa) o dificultades materiales
imprevisibles (acontecimiento posterior al inicio de obra).

El principio de equidad que rige el contrato de obra pública, solo salvaguarda a las
contratistas de aquellas contingencias o situaciones que no pudieron prever o no
debieron prever.

Pero siempre hay un campo de posibilidades de reclamos jurídicos en estos casos,


pues la justicia es muy exigente con la administración pública, tanto en la
corrección de los pliegos, sus ambigüedades, la certeza de los proyectos de obra,
la gestión de los funcionarios técnicos estatales y es muy raro ver sentencias que
carguen los perjuicios sobre conflictos en obras sólo a las empresas particulares,
pues el Estado Comitente es el proyectista y Director Técnico calificado de las
obras públicas.

Entonces, si un pliego en una parte dice: “no se admitirán mayores precios o


pagos por diferencias de medición atento ser un sistema de ajuste alzado”...y en
otra parte señala: “se medirán las obras realizadas aplicándose los precios de la
planilla de presupuesto para abonar diferencias que puedan surgir...”, ¿cuál
cláusula debe prevalecer en este caso de ambigüedad, muy común en los pliegos?

No deben quedar dudas al respecto. Entre una cláusula que perjudica a la


contratista y otra que no, se debe estar a la mas favorable, ya que el culpable de
la ambigüedad es el Estado redactor del pliego y su obligación es la de presentar
normas de contratación y presupuestación, ¡claras e indubitables!

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LA MODALIDAD DEL AJUSTE ALZADO

El art. 1633 del Código Civil, establece: "Aunque encarezca el valor de los materiales
y de la obra de mano, el locador, bajo ningún pretexto puede pedir aumento en el
precio, cuando la obra ha sido contratada por una suma determinada, salvo lo
dispuesto en el art. 1198".

Precisamente, el art 1198 establece que los contratos deben celebrarse, interpretarse
y ejecutarse de buena fe y de acuerdo con lo que verosimilmente las partes
entendieron o pudieron entender, obrando con cuidado y previsión. Si el cumplimiento
de la obligación a cargo de una de las partes se tornara excesivamente onerosa, por
acontecimientos extraordinario e imprevisibles, la parte perjudicada podrá demandar
la resolución del contrato a menos que éste hubiese obrado con culpa o estuviese en
mora.

El ajuste alzado podrá ser absoluto cuando ninguna modificación de costos justifica
alterar el precio acordado o en su defecto, relativo, cuando admite que la mercadería
o la mano de obra eventualmente pueda modificar el precio convenido

El art. 1633 bis dispone que "El empresario no podrá variar el proyecto de la obra sin
permiso por escrito del dueño, pero si el cumplimiento del contrato exigiera esas
alteraciones y ellas no pudieron preveerse al tiempo en que se concerto, deberá
comunicarlo inmediatamente al propietario, expresando la modificación que importe
sobre el precio fijado...l". O sea si la modificación de obra conlleva incremento del
precio pactado previamente.

Si no hubiera acuerdo entre el empresario y el dueño de la obra, el codigo de fondo


determina que se deberá resolver judicialmente.

La modalidad de ajuste alzado, tambien llamada "a destajo" o "per aversionem" en el


derecho italiano, consiste que las partes establecen un precio fijo e inamovible
aunque la ejecución de la obra importe la modificación del valor de los materiales o la
mano de obra.

El ajuste alzado podrá ser absoluto cuando ninguna modificación de costos justifica
alterar el precio acordado o en su defecto, relativo, cuando admite que la mercadería
o la mano de obra eventualmente pueda modificar el precio convenido.

Cuando la encomienda de trabajo consigna expresamente el ajuste alzado, se aplican


las disposiciones del art. 1633 del C.C. por lo que no cabe solicitar aumento en el
precio.

Si no hubiera acuerdo entre el empresario y el dueño de la obra, el código de fondo


determina que se deberá resolver judicialmente.

Si en cambio, la encomienda admite el ajuste alzado relativo, el texto convenido debe


ser riguroso y minucioso a los fines interpretativos y clara la determinación en torno a
los valores que autorizan modificar el precio.
Las únicas excepciones admisibles a los principios sustentados precedentemente,
son:

o Contratación de adicionales: implica que las partes acuerdan realizar trabajos


distintos a los originalmente convenidos.

o Realización de adicionales: implica que por circunstancias que no pudieron


razonablemente preverse al contratar, se torna imperioso su realización; lo que
implica el deber de comunicar inmediatamente al propietario expresando la
modificación que importe sobre el precio fijado.

o La excesiva onerosidad sobreviniente: acontecimientos extraordinarios e


imprevisibles que tornan excesivamente onerosas la prestación a cargo de una
de las partes

( Ver “Vademécum del Arquitecto” Ed.Quórum. Ricardo Alejandro Terrile)

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