Está en la página 1de 17

SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0847/2014

Sucre, 8 de mayo de 2014

SALA PRIMERA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional

Expediente: 05269-2013-11-AAC
Departamento: Oruro

En revisión la Resolución 29/2013 de 9 de octubre, cursante de fs. 231 a 235 vta.,


pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Víctor Otto
Laime Veizan contra Gregorio Orosco Itamari y José Romero Solíz, Vocales de la
Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro; y, Sergio
Guido Vásquez Jiménez, Juez Segundo de Instrucción en lo Penal del mismo
departamento.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 11 de septiembre de 2013, cursante de fs. 61 a 66 vta., el


accionante expone los siguientes fundamentos de hecho y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

Dentro del proceso penal seguido por el Ministerio Público contra Adriano Cossío
Mercado, por la presunta comisión del delito de asesinato, el 21 de junio de 2009, la
autoridad fiscal secuestró su vehículo marca Mitsubishi, clase vagoneta, con placa de
control 2198-LFP; por otro lado, el 22 del mismo mes y año, allanaron su domicilio
particular, en cumplimiento de la orden judicial 393/2009, dictado por el Juez
demandado, a fin de secuestrar todos los objetos manchados con sangre y,
posteriormente enviar a los laboratorios del Instituto de Investigaciones Forenses (IDIF)
del departamento de La Paz.

El resultado de las pruebas periciales del neumático y las pruebas de luminol realizado
al interior de su motorizado, determinaron que su vehículo no fue utilizado para
trasladar el cuerpo de la víctima al lugar donde fue hallada muerta; de la misma forma,
las sesenta pruebas de ácido desoxirribonucleico (ADN), determinaron que la escena
del crimen no fue en su habitación; consiguientemente, su esposa interpuso incidente de
devolución de vehículo y desprecintado de su vivienda, petición que fue rechazada
mediante Auto 338/2010 de 16 de junio de 2010, con el argumento de no haberse
acreditado el derecho propietario y que todavía no se hubiere cumplido con el objetivo
de colección de pruebas y podría existir la posibilidad de realizar algún acto de
investigación.
El 1 de febrero de 2011, la comisión de Fiscales dispuso su sobreseimiento; sin
embargo, la autoridad jerárquica del Ministerio Público, el 1 de marzo del mismo año,
revocó la Resolución de los Fiscales de Materia, ordenando presentar acusación formal
por encubrimiento del ilícito de asesinato.

El 29 de agosto de 2012, durante la realización de la audiencia conclusiva, formuló


nuevamente incidente de devolución de vehículo, desprecintado y entrega de su bien
inmueble, mismo que fue rechazado con el argumento que dicha pretensión ya fue
presentada anteriormente, fundando su decisión en el art. 315 del Código de
Procedimiento Penal (CPP); consiguientemente, planteó apelación incidental; sin
embargo, los Vocales demandados mediante Auto de Vista 14/2013 de 12 de marzo,
confirmaron el fallo impugnado, con una mala interpretación y aplicación de los arts.
56.II, 178.I y 180.I de la Constitución Política del Estado (CPE); 189 y 326 inc. 2) del
CPP; y, 105 del Código Civil (CC).

I.1.2. Derecho y garantía supuestamente vulnerados

El accionante considera lesionados su derecho a la propiedad privada, la garantía del


debido proceso en sus vertientes de la fundamentación y congruencia de las
resoluciones y el principio de “seguridad jurídica”, citando a cuyo efecto los arts. 9.2,
56.I, 115.II, 178.I y 180.I de la CPE.

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela y se disponga la devolución de su vehículo con placa de


control 2198-LFP y el desprecintado de la habitación de su hijo, debiendo retirarse el
candado de seguridad, con el objeto de luego devolverle para su uso.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

La audiencia pública de consideración de la acción de amparo constitucional se realizó


el 9 de octubre de 2013, en presencia del accionante asistido de su abogado defensor,
los terceros interesados asistidos de sus patrocinantes y ausentes las autoridades
judiciales demandadas, conforme consta en el acta cursante de fs. 222 a 230, en la que
se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

El abogado del accionante, en audiencia de consideración de la presente acción


constitucional, ratificó el tenor íntegro de su demanda y lo amplió señalando que,
también fue vulnerado el derecho de “congruencia”, porque los Vocales demandados
determinaron que en juicio oral el lugar podría ser objeto de inspección y
reconstrucción, razón por la que existe la necesidad de esperar hasta dicha etapa
procesal; sin embargo, ya fue demostrado que el crimen no sucedió en ese sitio; por lo
tanto, es una afirmación que no tiene coherencia.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Gregorio Orosco Itamari y José Romero Soliz, Vocales de la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, en calidad de demandados presentaron
informe escrito, cursante de fs. 79 a 80, señalando que: a) Estando el proceso en etapa
de juicio, es posible que las autoridades judiciales dispongan la inspección in situ o
reconstrucción en el escenario o lugar del hecho, del cual inclusive puede suscitarse la
anulación de obrados, razón por la que no es posible disponer lo solicitado por el
impetrante, debiendo aguardar la culminación de juicio oral; b) Por otro lado,
anteriormente ya fue planteado el incidente de devolución de vehículo y desprecintado
del bien inmueble, la que fue resuelto por la autoridad judicial; por consiguiente, dicho
acto procesal constituye un impedimento legal para promover una nueva pretensión con
el mismo objeto, conforme estipula el art. 315 del CPP; c) No existe vulneración de los
derechos a la seguridad jurídica, al debido proceso ni a la propiedad privada y menos
existe sustento legal para pedir la tutela de los mismos; y, d) La seguridad jurídica y el
debido proceso, por tener categoría de principios no son tutelables vía acción de amparo
constitucional.

Sergio Guido Vásquez Jiménez, Juez Segundo de Instrucción en lo Penal del


departamento de Oruro, en su calidad de demandado, presentó informe escrito cursante
de fs. 77 a 78, sosteniendo que: 1) En el proceso penal de referencia ya concluyó la
etapa preparatoria y la causa se encuentra radicada en el Tribunal de Sentencia; sin
embargo, con este tipo de acciones el imputado persiste en dilatar el proceso; 2) El
ahora accionante pretende inducir a confusión, ya que los argumentos vertidos en
relación a la existencia de un sobreseimiento y, que la víctima fue asesinada en otro
domicilio indicando además que el vehículo de su propiedad no fue utilizado para
trasladar a la víctima, son aspectos que deben ser demostrados por el Ministerio Público
en juicio oral; 3) El proceso ya radicó en el Tribunal de Sentencia, razón por la que ya
no está en el ejercicio de la competencia respecto a dicho caso; sin embargo, el
imputado presentó la solicitud de devolución de su vehículo y el desprecintado de su
inmueble en dos oportunidades; así, el primero fue rechazado a petición del
representante del Ministerio Público, porque dicha autoridad peticionó que no
correspondía la devolución del vehículo y el desprecintado del bien inmueble y que aún
se debía recolectar pruebas durante la etapa preparatoria; 4) La segunda solicitud, fue
rechazada en aplicación del art. 315 del CPP; por otro lado, el Ministerio Público y la
parte querellante ofrecieron en calidad de prueba el vehículo y el inmueble de los que
hoy se pide su devolución y desprecintado, en ese sentido, el juez de instrucción en lo
penal no tiene la potestad de conocer la prueba relativa a la culpabilidad e inocencia de
los acusados, sino que, le corresponde conocer los incidentes de exclusión probatoria en
audiencia conclusiva; y, revisado el acta de audiencia conclusiva, no existe constancia
de que el acusado haya solicitado la exclusión probatoria; por consiguiente, fueron
incorporados al proceso conforme disponen los arts. 171 y 172 del CPP; y, 5) La
decisión considerada de ilegal fue emitida sin vulnerar derechos fundamentales del
accionante, razón por la que el Tribunal de apelación confirmó dicho fallo cuando fue
impugnado.

I.2.3. Intervención de los terceros interesados

Alfredo Santos Canaviri, Fiscal de Materia, en audiencia de consideración de la


presente acción constitucional manifestó: i) El accionante entiende que las
investigaciones determinaron que el lugar del crimen no fue en el domicilio que
actualmente permanece precintado y, el vehículo tampoco sirvió para trasladar a la
víctima hasta el lugar donde fue encontrada muerta; así, si bien no se presentó
acusación contra el accionante y su hijo por la presunta comisión del delito de asesinato,
el querellante sí formuló acusación contra ellos, razón por la que “la investigación en
cede de juicio oral está aún pendiente” (sic); ii) El art. 189 del CPP, concede la facultad
de devolver o no los objetos secuestrados; empero, durante la investigación no se
formuló ninguna petición de devolución ni desprecintado a la autoridad fiscal, mas al
contrario, acudió directamente a la autoridad judicial planteando el respectivo incidente;
iii) En aplicación del párrafo in fine del art. 189 del CPP, la autoridad judicial puede
intervenir a través de la sustanciación de incidentes, sobre cuestiones relacionados a
bienes, únicamente cuando existe controversia; es decir, cuando no se sabe de quién es
el vehículo o instrumento del delito, aspecto que no fue demostrado en ningún
momento; y, iv) De disponerse la devolución del motorizado y de emitirse orden de
desprecintado, sería imposible efectuar la inspección y reconstrucción de los hechos,
por la susceptibilidad de que esté contaminado, ya que la estrategia del Ministerio
Público es llevar al Tribunal al lugar donde se cometió el delito y demostrar cuáles
fueron los móviles del crimen y las cosas que se movieron en la escena del hecho.

Gonzalo Jaime Burgoa y Jhanette Doris Osorio Vargas, en calidad de terceros


interesados, mediante su abogado defensor, señalaron que: a) El memorial presentado
junto a la Resolución “338/2011” (sic), fue firmado por Rosmery Rocha Martínez de
Laime y Víctor Otto Laime Veizan, en cuya suma se pide incidente de devolución de
vehículo y desprecintado y entrega de inmueble; sin embargo, la presente demanda no
fue suscrita por la prenombrada ciudadana y menos existe el poder de representación
para actuar a nombre de ella, en ese sentido, primeramente debió estar plenamente
acreditado el derecho propietario del vehículo o bien demostrar si el mismo corresponde
a ambos; por consiguiente, el demandante carece de legitimación pasiva; b) Como
sostuvo el accionante, el bien reclamado se encuentra secuestrado; sin embargo, la
pretensión de la presente acción de amparo constitucional debió dirigirse a la autoridad
fiscal por estar facultado para disponer la devolución de bienes secuestrados, conforme
estipula el art. 189 del CPP; en efecto, en virtud a la norma señalada, es posible acudir a
la autoridad jurisdiccional únicamente si existe controversia, aspecto que no concurre
en el presente caso; por lo tanto, se inobservó el principio de subsidiariedad que rige la
presente garantía jurisdiccional; c) En audiencia conclusiva fueron judicializadas las
pruebas que tienen directa relación con el vehículo y el inmueble cuyo desprecintado se
pretende, en efecto, dichas pruebas deberán ser valoradas por el Tribunal de Sentencia,
lo cual impide que el Tribunal de garantías, cumpla el rol de la jurisdicción ordinaria y
efectúe cualquier consideración o valoración respecto a las pruebas y el precintado del
inmueble y el vehículo; y, d) No es posible fundar la acción de amparo constitucional
en los arts. 73 y 124 del CPP; por otro lado, el petitorio es absolutamente incongruente
con los planteamientos de la demanda; por cuanto, si el reclamo versa sobre la falta de
fundamentación de la resolución de las autoridades demandadas, lógicamente debió
pedir una resolución debidamente fundamentada y no así la devolución del motorizado
y el desprecintado del inmueble.

I.2.4. Resolución

La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, constituida en


Tribunal de garantías, pronunció la Resolución 29/2013 de 9 de octubre, cursante de fs.
231 a 235 vta., por la que denegó la tutela impetrada, en base a los siguientes
fundamentos: 1) El 1 de febrero de 2010, Rosmery Rocha Martínez de Laime y Víctor
Otto Laime Veizan, promovieron incidente de devolución de vehículo y desprecintado
del bien inmueble, solicitando la entrega de llaves a fin de que su hijo utilice la
habitación; sin embargo, dicha petición fue rechazada por la autoridad judicial, por no
estar acreditado el derecho propietario, más no así, por la necesidad de obtener más
pruebas, como señala el accionante; 2) El incidente suscitado en la audiencia conclusiva
de 29 de agosto de 2012, fue rechazado in límine en virtud a lo dispuesto por el art. 315
del CPP, ya que durante la etapa preparatoria fue formulado el mismo incidente y con el
mismo objeto; asimismo, en las alegaciones de la última pretensión no existen
elementos nuevos, ya que la conclusión de la etapa preparatoria y la formulación de la
acusación no significan la conclusión del proceso, sino que, simplemente se constituye
en la base del juicio y no tiene la virtud de definir la existencia del hecho y la
participación o autoría del imputado, en ese sentido, el vehículo y el inmueble
precintado constituyen elementos de prueba pendientes de judicialización y valoración,
por estar ofrecido como prueba en el requerimiento conclusivo de acusación; 3) La
resolución pronunciada por el Juez codemandado cumple con las exigencias de validez
pues aplicó de manera precisa el art. 315 del CPP; por otro lado, los argumentos del
Auto de Vista pronunciado por los Vocales demandados, se ajustan a los antecedentes
del proceso y la normativa procesal vigente; por lo tanto, no existe vulneración de
derechos fundamentales ni garantías constitucionales; 4) La escritura pública presentada
en calidad de prueba demuestra el derecho propietario del accionante sobre el bien
inmueble cuyo desprecintado se procura; asimismo, el poder conferido por Anastacio
Amaru Sandoval -propietario del vehículo que se pretende su devolución- a favor de
Víctor Otto Laime Veizan, faculta vender y administrar dicho bien; consiguientemente,
le asiste la capacidad para promover la presente demanda, en efecto, por lo que no
concurre la falta de legitimación activa; 5) Por el mismo hecho de haberse planteado el
incidente de devolución de vehículo y desprecintado del bien inmueble en audiencia
conclusiva, da mérito a la radicatoria de la competencia de la autoridad judicial;
asimismo, la interposición del recurso de apelación incidental y el pronunciamiento del
Tribunal de apelación, demuestran el cumplimiento del principio de subsidiariedad; 6)
De acuerdo al nuevo orden constitucional, la seguridad jurídica se configura como
principio rector de los actos jurisdiccionales y administrativos; por lo tanto, no es
posible su tutela vía acción de amparo constitucional; asimismo, en relación al derecho
a la propiedad privada, debe cumplir la función social y estar destinado para un uso
lícito; consiguientemente, los bienes señalados precedentemente están bajo la tuición de
la justicia y, mientras no esté resuelta la tarea de la persecución penal, no existe
vulneración del derecho a la propiedad privada; y, 7) Del examen de los fallos
cuestionados en la presente demanda se advierte la debida fundamentación y
explicación de la razones de la decisión; en consecuencia, no existe la vulneración del
debido proceso.

II. CONCLUSIONES

De la minuciosa revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en el expediente,


se establece lo siguiente:

II.1. Por memorial de 1 de febrero de 2010, Rosmery Rocha Martínez de Laime y


Víctor Otto Laime Veizan, plantearon al Juez Segundo de Instrucción en lo
Penal del departamento de Oruro, incidente de devolución de vehículo,
desprecintado y entrega de su bien inmueble, manifestando que, transcurrieron
siete meses desde que fue secuestrado el motorizado y precintado de la
habitación de su hijo, pidiendo la entrega de las llaves de la habitación, la
ruptura de candados y la orden de usar, gozar y disponer los bienes (fs. 53 a
54).

II.2. El Juez Segundo de Instrucción en lo Penal, mediante Resolución 338/2010 de


16 de junio, declaró improbado el incidente y ordenó al representante del
Ministerio Público emitir informe en el plazo de setenta y dos horas sobre el
cumplimiento del objetivo del secuestro de vehículo y precintado del bien
inmueble, con el argumento de no estar acreditado el derecho propietario del
motorizado para disponer su devolución a los incidentistas, ya que los
documentos presentados evidencian que, el vehículo le pertenece a Anastasio
Amaru Sandoval (fs. 55).

II.3. En la audiencia conclusiva realizada el 29 de agosto de 2012, Víctor Otto


Laime Veizan, mediante su abogado defensor interpuso incidente de
devolución de vehículo y desprecintado de su inmueble, señalando que el la
pretensión planteada el 1 de febrero de 2010, fue rechazada por estar en curso
la investigación de hecho ilícito; sin embargo, al presente ya concluyó la etapa
preparatoria de juicio y existe una acusación formal en el que se concluye que
el vehículo y la habitación precintada no tienen vinculación con el crimen
investigado (fs. 1 a 9).

II.4. Mediante Auto Interlocutorio 966/2012 de 24 de septiembre, el Juez Segundo


de Instrucción en lo Penal, rechazó in límine el incidente de devolución de
vehículo y desprecintado del bien inmueble, con el argumento que dicha
pretensión ya fue debatida durante la etapa preparatoria y, en aplicación del art.
315 del CPP, no corresponde considerar nuevamente, por haber sido rechazado
anteriormente (fs. 10 a 12 vta.).

II.5. Víctor Otto Laime Veizan, por memorial de 22 de octubre de 2012, planteó
recurso de apelación incidental, contra el Auto Interlocutorio señalado
anteriormente, manifestando que el incidente formulado el 1 de febrero de
2010, fue rechazado bajo el argumento que todavía no había terminado la etapa
preparatoria; posteriormente, el incidente de devolución de vehículo y
desprecintado del inmueble, fue rechazado en aplicación del art. 315 del CPP,
porque la autoridad judicial comprendió que dicho cuestionamiento ya fue
debatido; sin embargo, la comprensión del Juez de la causa vulnera el derecho
a la defensa, debido a que ya terminó la etapa preparatoria y no existe nada que
investigar, porque ya fue establecido la autoría del hecho ilícito y el lugar
donde se perpetró el crimen, de lo que se infiere que el delito no ocurrió en el
inmueble precintado y tampoco el vehículo secuestrado fue utilizado para
trasladar el cuerpo de la víctima (fs. 21 a 22).

II.6. La Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Oruro,


mediante Auto de Vista 14/2013 de 12 de marzo, declaró improcedente la
impugnación y confirmó el fallo apelado, señalando que aún no se tiene una
sentencia definitiva, en efecto, el vehículo y los lugares de la escena del crimen
pueden ser objeto de algún actuado procesal, como la inspección y
reconstrucción de los hechos; por consiguiente, se debe aguardar hasta la
realización del juicio oral; por otro lado, el incidente de devolución de vehículo
y desprecintado del inmueble, ya fue objeto de debate y resolución por parte
del Órgano Judicial; por consiguiente, el recurrente no justificó en nuevos
elementos probatorios ni norma procesal alguna (fs. 28 a 31 vta.).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante estima que las autoridades judiciales demandadas vulneraron su derecho a


la propiedad privada, la garantía del debido proceso en sus vertientes de la
fundamentación y congruencia de las resoluciones y el principio de “seguridad jurídica”
al considerar que, durante la audiencia conclusiva, planteó incidente de devolución de
vehículo y desprecintado de su bien inmueble, mismo que fue rechazado por el Juez
demandado, con el argumento que dicho planteamiento ya fue resuelto en la etapa
preparatoria; posteriormente, interpuso apelación incidental contra la aludida
Resolución; sin embargo, los Vocales demandados, con un Auto de Vista carente de
fundamentación y contradictorio, declararon improcedente la apelación y confirmaron
el Auto impugnado; sin embargo, con carácter previo, este Tribunal Constitucional
Plurinacional, deberá cumplir la tarea de examinar los requisitos de procedibilidad de la
presente acción constitucional, con el objeto de establecer si es viable o no ingresar al
análisis de fondo de la problemática planteada. En consecuencia, corresponde en
revisión verificar si tales extremos son evidentes, a fin de conceder o denegar la tutela
impetrada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional

La acción de amparo constitucional, prevista por el art. 128 de la CPE, se


instituye en el nuevo orden constitucional, como una acción tutelar de defensa
contra acciones u omisiones ilegales o indebidos de los servidores públicos o de
persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir los derechos reconocidos por la Norma Suprema y la ley; previsión
constitucional desarrollada por el art. 51 del Código Procesal Constitucional
(CPCo); al señalar como objeto de esta acción, el de garantizar los derechos de
toda persona natural o jurídica, reconocidos por la Constitución Política del
Estado y la ley, contra los actos ilegales o las omisiones indebidas de las y los
servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen
restringir o suprimir, con el fin de que éstos sean restituidos.

La SC 0896/2010-R de 10 de agosto, respecto a la naturaleza de esta acción,


señaló que: “La acción de amparo constitucional, constituye una garantía
jurisdiccional extraordinaria, que hace posible la materialización de los
derechos fundamentales consagrados en la Constitución Política del Estado y
las leyes, cuando éstos son restringidos, suprimidos o amenazados de restricción
y supresión por parte de particulares o funcionarios públicos…".

El Tribunal Constitucional Plurinacional, a través de la SCP 0002/2012 de 13 de


marzo, sostuvo que: “…la acción de amparo constitucional es un mecanismo de
defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e inmediato de protección de los derechos
fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito de protección se
circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se
encuentran resguardados por los otros mecanismos de protección especializada
que el mismo orden constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de
libertad, de protección de privacidad, popular, de cumplimiento, etc. Asimismo,
desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta acción se dirige contra
aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no sólo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que
restrinjan o amenacen restringir los derechos y garantías objeto de su
protección.

(…)
En este orden de ideas, la acción de amparo constitucional adquiere las
características de sumariedad e inmediatez en la protección, por ser un
procedimiento rápido, sencillo y sin ritualismos dilatorios. A estas
características se añade la de generalidad, a través de la cual la acción puede
ser presentada sin excepción contra todo servidor público o persona individual
o colectiva”.

III.2. La motivación, fundamentación y congruencia de las resoluciones judiciales


como elementos configuradores del debido proceso y requisitos de validez

El debido proceso ha sido comprendido como un derecho humano del


justiciable, cuya esencia supone una limitación al poder sancionador del Estado,
a fin de evitar las arbitrariedades e ilegalidades tendientes a conseguir la
materialización del valor de justicia.

El debido proceso, a partir de la comprensión de los diferentes instrumentos


normativos de orden internacional, se nutre de diferentes componentes; así, la
motivación y fundamentación de las resoluciones judiciales constituyen sus
elementos preponderantes y persiguen tres fines específicos a saber; primero,
permite que los Tribunales de instancia superior efectúen el respectivo control al
fallo impugnado, habida cuenta que, a partir de una clara explicación de los
motivos y razones para decidir en una u otra forma, las partes podrán interponer
las respectivas impugnaciones y, a falta de ello el afectado estará en la
imposibilidad de precisar contra qué criterios o conceptos dirigirá su
impugnación; segundo, que el justiciable adquiera seguridad, confianza y
convencimiento en la decisión asumida por la autoridad encargada de impartir
justicia, que conlleve a comprender con meridiana claridad los motivos y
razones que pudieron haber guiado a la autoridad para decidir en una
determinada forma; asimismo, apreciar qué circunstancias y elementos de hecho
y derecho fueron tomados en cuenta por el juzgador y, si las alegaciones y
proposiciones probatorias fueron consideradas, explicando con meridiana
claridad el valor que merecieron los mismos; y, tercero, pretende hacer públicas
las razones que le asistieron al juzgador para fallar en un determinado sentido, a
fin de que el ciudadano común comprenda la razón de la decisión, porque de
ellos deviene la facultad de impartir justicia, conforme estipula el art. 178. I de la
CPE.

En el contexto de lo señalado precedentemente, la motivación no significa la


mera “…exposición ampulosa de consideraciones y citas legales, sino que exige
una estructura de forma y de fondo, pudiendo ser concisa, pero clara y
satisfacer todos los puntos demandados, debiéndose expresar las convicciones
determinativas que justifiquen razonablemente su decisión en cuyo caso las
normas del debido proceso se tendrán por fielmente cumplidas; al contrario,
cuando la resolución aún siendo extensa no traduce las razones o motivos por
los cuales se toma una decisión, dichas normas se tendrán por vulneradas” (SC
1365/2005-R de 31 de octubre), reiterado en las SSCC 2023/2010-R y
1054/2011-R y, en similar sentido la SCP 0401/2012 de 22 de junio.

Con relación a la materia objeto de análisis, el entonces Tribunal Constitucional, a


través de la SC 0752/2002-R de 25 de junio, señaló que: “…el derecho al debido
proceso, entre su ámbito de presupuestos exige que toda resolución sea
debidamente fundamentada. Es decir, que cada autoridad que dicte una
resolución debe imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la
fundamentación legal y citar las normas que sustenta la parte dispositiva de la
misma. (…) consecuentemente cuando un juez omite la motivación de una
resolución, no sólo suprime una parte estructural de la misma, sino también
en los hechos toma una decisión de hecho no de derecho que vulnera de
manera flagrante el citado derecho que permite a las partes conocer cuáles
son las razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo que es lo mismo
cuál es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión” (las negrillas
nos corresponden).

Posteriormente, siguiendo los lineamientos citados precedentemente, la SC


2227/2010-R de 19 de noviembre, a tiempo de citar los entendimientos de las
SSCC 0871/2010-R y 1365/2005-R, precisó: “Es imperante además precisar que
toda resolución ya sea jurisdiccional o administrativa, con la finalidad de
garantizar el derecho a la motivación como elemento configurativo del debido
proceso debe contener los siguientes aspectos a saber: a) Debe determinar con
claridad los hechos atribuidos a las partes procesales, b) Debe contener una
exposición clara de los aspectos fácticos pertinentes, c) Debe describir de
manera expresa los supuestos de hecho contenidos en la norma jurídica
aplicable al caso concreto, d) Debe describir de forma individualizada todos los
medios de prueba aportados por las partes procesales, e) Debe valorar de
manera concreta y explícita todos y cada uno de los medios probatorios
producidos, asignándoles un valor probatorio específico a cada uno de ellos de
forma motivada, f) Debe determinar el nexo de causalidad entre las denuncias o
pretensiones de las partes procesales, el supuesto de hecho inserto en la norma
aplicable, la valoración de las pruebas aportadas y la sanción o consecuencia
jurídica emergente de la determinación del nexo de causalidad antes señalado”.

En el mismo orden, la SC 0758/2010-R de 2 de agosto de 2010, señaló: “La


garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus elementos la exigencia
de la motivación de las resoluciones, lo que significa, que toda autoridad que
conozca de un reclamo, solicitud o que dicte una resolución resolviendo una
situación jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan su
decisión, para lo cual, también es necesario que exponga los hechos
establecidos, si la problemática lo exige, de manera que el justiciable al
momento de conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la misma, pues la
estructura de una resolución tanto en el fondo como en la forma, dejará pleno
convencimiento a las partes de que se ha actuado no sólo de acuerdo a las
normas sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la decisión
está regida por los principios y valores supremos rectores que rigen al juzgador,
eliminándose cualquier interés y parcialidad, dando al administrado el pleno
convencimiento de que no había otra forma de resolver los hechos juzgados sino
de la forma en que se decidió. Al contrario, cuando aquella motivación no existe
y se emite únicamente la conclusión a la que se ha arribado, son razonables las
dudas del justiciable en sentido de que los hechos no fueron juzgados conforme
a los principios y valores supremos, vale decir, no se le convence que ha
actuado con apego a la justicia, por lo mismo se le abren los canales que la Ley
Fundamental le otorga para que en búsqueda de la justicia, acuda a este
Tribunal como contralor de la misma, a fin de que dentro del proceso se
observen sus derechos y garantías fundamentales, y así pueda obtener una
resolución que ordene la restitución de dichos derechos y garantías…”.
Razonamiento que fue reiterado en la SCP 0255/2014 de 12 de febrero.

La obligación de fundamentar y motivar las decisiones judiciales, abarca


también a las instancias judiciales de impugnación, en ese sentido, el entonces
Tribunal Constitucional, a través de la SC 0040/2007-R de 31 de enero, haciendo
referencia a la SC 0577/2004-R de 15 de abril, señaló que: “Esta exigencia de
fundamentar las decisiones, se torna aún más relevante cuando el Juez o
Tribunal debe resolver en apelación la impugnación de las resoluciones
pronunciadas por las autoridades de primera instancia; (…), es imprescindible
que dichas Resoluciones sean suficientemente motivadas y expongan con
claridad las razones y fundamentos legales que las sustentan y que permitan
concluir, que la determinación sobre la existencia o inexistencia del agravio
sufrido fue el resultado de una correcta y objetiva valoración de las pruebas, del
mismo modo que se exige al apelante cumplir con la obligación de fundamentar
los agravios; por cuanto, en la medida en que las resoluciones contengan, los
fundamentos de hecho y de derecho, el demandado tendrá la certeza de que la
decisión adoptada es justa; por lo que no le esta permito a un Juez o Tribunal,
reemplazar la fundamentación por la relación de antecedentes, la mención de
los requerimientos de las partes o hacer alusión de que el Juez de instancia obró
conforme a derecho, (…); con mayor razón, si se tiene en cuenta que el contar
con una Resolución debidamente fundamentada y motivada es un derecho
fundamental de la persona y forma parte del debido proceso…”. El presente
entendimiento fue asumido y reiterado por el actual Tribunal Constitucional
Plurinacional, en la SCP 0398/2014 de 25 de febrero.

Por otro lado, con relación al principio de congruencia, el entonces Tribunal


Constitucional, mediante la SC 0358/2010-R de 22 de junio, señaló que el
mismo consiste en: “…la concordancia entre la parte considerativa y
dispositiva, pero además esa concordancia debe mantenerse en todo su
contenido, efectuando un razonamiento integral y armonizado entre los distintos
considerandos y razonamientos emitidos por la resolución, esta concordancia de
contenido de la resolución y su estricta correspondencia entre lo pedido, lo
considerado y lo resuelto, conlleva a su vez la cita de las disposiciones legales
que apoyan ese razonamiento que llevó a la determinación que se asume. En
base a esos criterios se considera que quien administra justicia debe emitir
fallos motivados, congruentes y pertinentes”.

En el mismo contexto, el entendimiento de la SC 0486/2010-R de 5 de julio,


afirmó que: “…la congruencia ha venido clasificada en diversos tipos o
categorías que nos interesa anotar a los fines que se seguirán, y así es moneda
corriente hablar en doctrina de incongruencia 'ultra petita' en la que se incurre
si el Tribunal concede 'extra petita' para los supuestos en que el juzgador
concede algo distinto o fuera de lo solicitado por las partes; 'citra petita',
conocido como por 'omisión' en la que se incurre cuando el Tribunal no se
pronuncia sobre alguno de los pedimentos que le han sido planteados, etc.'
(Principios Constitucionales en el Proceso Civil, Consejo General del Poder
Judicial, El deber Judicial de Congruencia como Manifestación del Principio
Dispositivo y su Alcance Constitucional, Madrid 1993, Mateu Cromo, S.A., Pág.
438)”. Los razonamientos señalados precedentemente, fueron asumidos por este
Tribunal, mediante las Sentencias Constitucionales Plurinacionales 1916/2012,
0255/2014, entre otras.

III.3. El planteamiento de los incidentes y excepciones en el régimen procesal


penal

En virtud a lo dispuesto por el art. 115.II de la CPE, el encausado, en el ejercicio


irrestricto del derecho a la defensa, previsto y garantizado por el precepto
constitucional ya señalado, tiene la facultad de oponerse al poder sancionador
del Estado a través de los diferentes medios de defensa, establecidos en la norma
adjetiva penal; así, las excepciones e incidentes por su propia naturaleza,
constituyen mecanismos de defensa del imputado que conllevan al debate de
cuestiones accesorias al proceso principal, entre tanto exista una relación entre
ambos, en ese sentido, es preciso recordar que, el planteamiento, la tramitación y
la resolución de las excepciones e incidentes, están normadas en los arts. 308 y
ss. del CPP.

Entonces, las disposiciones normativas que regulan las excepciones e incidentes


en materia penal, a la par de cualquier otro precepto legal, deben ser
interpretadas desde y conforme la Constitución Política del Estado, ya que una
interpretación literal o gramatical de dichas disposiciones legales podría no
necesariamente estar acorde y coherente con el orden constitucional vigente; así,
el intelecto de las previsiones normativas atinentes a las excepciones e incidentes
en materia penal, debe estar orientado a los principios de interpretación de los
Derechos Humanos que se encuentran constitucionalizados, como ser: pro
homine, progresividad, favorabilidad y pro libertad.
En el contexto señalado precedentemente y a los efectos de considerar la
problemática planteada, corresponde centrar el presente análisis en la parte in
fine del art. 315 del CPP, cuyo tenor literal señala: “El rechazo de las
excepciones y de los incidentes impedirá que sean planteados nuevamente por
los mismos motivos”.

Una mera interpretación literal y gramatical de la norma antes señalada, podría


dar lugar a comprender que en materia de excepciones e incidentes, las
posibilidades de interposición sobre un mismo objeto, se reducen a una sola
oportunidad; es decir, a partir de ese razonamiento, el encausado no podría
plantear más de una excepción o incidente, con un mismo motivo. De ser éste el
espíritu de la previsión normativa antes señalada, el ejercicio del derecho a la
defensa que le asiste al imputado, se vería claramente limitado, no obstante que
en materia penal, la defensa es amplia e irrestricta y, en virtud a la previsión
constitucional contenida en el art. 119.II, inviolable. Por lo tanto, con el
propósito de garantizar el debido proceso, principalmente el derecho a la
defensa, es imperiosos entender la previsión legal antes señalada conforme a los
principios de interpretación de los Derechos Humanos ya señalados
anteriormente; así, cuando la norma procesal establece que, el rechazo de una
excepción o un incidente impedirá otro planteamiento con el mismo motivo, no
pretende reducir las posibilidades de promover excepciones e incidentes a una
sola oportunidad, sino que, el sentido de dicha norma tiene por finalidad evitar
las dilaciones innecesarias en la tramitación del proceso penal;
consiguientemente, es plenamente factible promover más de una excepción o
incidente respecto una misma pretensión, siempre que el propósito no sea
dilatorio y que los motivos y fundamentos varíen en función a las pretensiones;
asimismo, también es válido plantear más de una excepción o incidente con una
misma finalidad, debido a una situación sobreviniente, por acaecer nuevos
hechos sobre un determinado aspecto o, porque la situación fáctica procesal es
diferente en función a las etapas procesales establecidas en el régimen procesal
penal. En ese sentido, el actual Tribunal Constitucional Plurinacional, mediante
la SCP 2235/2012 de 8 de noviembre, a tiempo de referirse a la parte in fine del
art. 315 del CPP, sostuvo que: “El precepto legal aludido implica la inviabilidad
de una excepción o incidente basada o basado en los mismos motivos que los
contenidos en una anterior excepción o incidente que fue ya rechazada o
rechazado. Por lo que haciendo interpretación en contrario, resulta factible la
interposición de una excepción o incidente que se base en motivos distintos a los
que se expusieron o en base a los cuales se fundamentó la anterior excepción o
incidente interpuesto.

Ello en función a que lo referido a 'distintos motivos', hace alusión a la situación


fáctico procesal en virtud a la cual las partes procesales activaron estos medios
de impugnación intraprocesales, es decir, el objeto procesal contenido en la
excepción o incidente, por lo que si la finalidad del medio de impugnación es
reparar una situación o acto procesal distinto al que dio origen a la excepción o
incidente anteriormente interpuesto, no existe óbice alguno para que se active
nuevamente la misma excepción o incidente, pues lo que persigue la norma en
cuestión, es evitar el uso abusivo de las excepciones e incidentes que tengan
como finalidad el entorpecimiento del desarrollo del proceso o tiendan a
generar dilación indebida y no la de impedir el uso oportuno y objetivo de estos
institutos jurídicos”.

III.4.Análisis del caso concreto

Conforme al planteamiento del problema jurídico, previamente se efectuará el


examen del cumplimiento de los requisitos de procedibilidad de la presente
acción constitucional. En ese sentido, es preciso recalcar que, los terceros
interesados y la autoridad Fiscal, a tiempo de intervenir en la presente acción
constitucional sostuvieron que, el accionante incumplió con el principio de
subsidiariedad, porque en virtud a lo dispuesto por el art. 189 del CPP, la
competencia para la devolución de los bienes y objetos secuestrados le asiste al
representante del Ministerio Público; sin embargo, los accionantes -a decir de los
terceros interesados-, no acudieron a dicha autoridad solicitando la devolución
de su vehículo y menos el desprecintado de su inmueble.

Al respecto, este Tribunal Constitucional Plurinacional considera que la


precitada norma procesal penal ciertamente define la competencia de la
autoridad fiscal para dilucidar las peticiones inherentes a las devolución de
bienes y objetos secuestrados; sin embargo, de la revisión exhaustiva del legajo
procesal es factible advertir que, el representante del Ministerio Público ya
emitió su criterio con relación a la presente problemática, cuando señaló que la
devolución del vehículo y el desprecintado del inmueble impedirían la
realización de la reconstrucción de los hechos y la inspección en juicio oral, lo
cual permite concluir que dicha autoridad se decantó por la negativa de la
petición del accionante; por otro lado, optar por el principio de subsidiariedad
supone, entre otros aspectos, remitir la petición a instancias del órgano de
persecución penal, lo que en los hechos implica una manifiesta burocracia,
cuando ya existe una clara posición al respecto; consiguientemente, la autoridad
jurisdiccional, como contralor de los derechos y garantías constitucionales, tiene
la plena facultad para ejercer el control en los actos del Ministerio Público; por
lo tanto, el Órgano Judicial, por medio de las autoridades competentes tiene la
capacidad para definir la solicitud de Víctor Otto Laime Veizan accionante, en
efecto, no opera el principio de subsidiariedad y, por lo mismo, no existe
impedimento alguno para ingresar al análisis de fondo de la problemática
planteada.

De la compulsa de los antecedentes del legajo procesal se colige que, el


accionante en audiencia conclusiva realizada el 29 de agosto de 2012, interpuso
incidente de devolución de vehículo y desprecintado de su inmueble, petición
que fue rechazada in límine por la autoridad jurisdiccional, con el argumento que
dicha pretensión ya fue resuelta durante la etapa preparatoria y, en aplicación del
art. 315 del CPP, es imposible considerarse nuevamente dicha petición;
consiguientemente, interpuso recurso de apelación incidental, pidiendo la
revocatoria del referido fallo; sin embargo, los Vocales demandados, mediante
Auto de Vista 14/2013 de 12 de marzo, declararon improcedente la impugnación
y confirmaron el Auto recurrido, señalando que aún no se tenía una sentencia
definitiva y que el motorizado y la escena del crimen podrían ser objeto de algún
actuado procesal durante el juicio oral, sin “perder de vista” que el mismo
incidente ya fue tramitado y resuelto por el Órgano jurisdiccional y, que en
aplicación del art. 315.III del CPP, impide considerar nuevamente dicho aspecto.

Ahora bien, conforme a los argumentos desarrollados en el Fundamento Jurídico


III.3 de la presente Sentencia Constitucional Plurinacional, del art. 315 parte
in fine del CPP, no constituye una limitación al planteamiento de las excepciones
e incidentes y menos se instituye en una limitación del ejercicio del derecho a la
defensa, en la medida que el propósito del incidente no sea dilatorio, que los
argumentos o los hechos sean diferentes, que las condiciones fácticas varíen en
función a la etapa procesal o, ante una situación sobreviniente, supuestos éstos
que no deben ser comprendidos como requisitos concurrentes para plantear
nuevamente una excepción o incidente; consiguientemente, el fundamento del
Auto de Visita 14/2013, en lo que concierne a la aplicación de la parte in fine del
art. 315 del CPP, como precepto normativo determinante para declarar la
improcedencia del recurso de apelación, no armoniza con los entendimientos del
presente fallo; por otro lado, la aludida Resolución judicial, tampoco satisface las
condiciones de validez de las decisiones judiciales, por carecer de una debida
fundamentación y congruencia; por cuanto, el Tribunal de apelación, como
instancia de corrección de los actos jurisdiccionales del Juez a quo, debió
examinar exhaustivamente el contenido de la impugnación y absolver las
alegaciones del recurrente, conforme estipula el art. 398 del CPP, lo que no
implica limitar sus argumentos en consideraciones reiterativas.

En el caso en examen, efectivamente se tramitaron dos incidentes con un mismo


propósito; el primero, que derivó en la Resolución 338/2010; y, el segundo, que
tuvo lugar en la audiencia conclusiva realizada el 22 de agosto de 2012; sin
embargo, el fundamento de la primera Resolución se centró fundamentalmente
en que el representante del Ministerio Público no había informado sobre el
secuestro y precintado de los bienes y, por otro lado -a criterio de la autoridad
judicial-, tampoco se encontraba demostrado el derecho propietario de los
mismos; posteriormente, la Resolución que emergió del planteamiento del
incidente en audiencia conclusiva, tuvo como argumento central que, dicha
incidente ya había sido debatido en la etapa preparatoria, por lo que correspondía
su rechazo in límine.

Pues bien, el planteamiento, la tramitación y la resolución de los incidentes


aludidos precedente, tuvieron lugar en diferentes etapas del proceso penal; así, el
primero fue suscitado en la etapa preparatoria y, el segundo en la etapa
intermedia, cuya apelación fue resuelta en etapa de juicio oral;
consiguientemente, las condiciones fácticas del proceso fueron diferentes en
relación a ambos planteamientos. En ese sentido, el Juez demandado debió
analizar las condiciones fácticas del proceso, considerando las diferentes etapas
del proceso penal, ya que la mera aplicación del art. 315 último párrafo del CPP,
como fundamento central para rechazar in límine el incidente de devolución de
vehículo y desprecintado del bien inmueble, constituye una restricción de los
derechos del ahora accionante; así, en la realización de la audiencia conclusiva,
el imputado, mediante su abogado, sostuvo que las condiciones del proceso
habían variado en función a la etapa del proceso, señalando que el primer
planteamiento había sido rechazado por estar vigente la investigación y, al estar
concluida dicha etapa procesal y existir una acusación formal, correspondía la
devolución del motorizado y el desprecintado de su inmueble; por consiguiente,
el Juez demandado debió absolver dichas alegaciones a través de una
fundamentación coherente; sin embargo, la autoridad jurisdiccional, al haber
rechazado in límine el señalado incidente, con la simple alusión del precepto
normativo antes señalado, incurrió en incongruencia omisiva, más aún, si la
determinación judicial carece de la debida fundamentación, vulnerando así el
debido proceso; por lo tanto, corresponde conceder la tutela con relación al Juez
Segundo de Instrucción del departamento de Oruro.

Por otro lado, los Vocales demandados debieron resolver la apelación incidental
ingresando al fondo, emitiendo un criterio certero en relación a la situación
fáctica de la etapa procesal y su repercusión en el incidente planteado, habida
cuenta que, fue ése el cuestionamiento del recurrente; asimismo, debió valorar
exhaustivamente los antecedentes fácticos del proceso y los elementos de
convicción cursantes en el legajo procesal; sin embargo, se limitaron a sostener
que, en el proceso penal aún no existía una sentencia definitiva, por lo que los
bienes secuestrados y precintados serían susceptibles de algún actuado procesal
y no debía “perderse de vista” que el mismo planteamiento ya fue tramitado y
resuelto por el Órgano jurisdiccional, aspectos que en definitiva no satisfacen la
exigencia de una debida fundamentación y menos significa observar el principio
de congruencia, por el mismo hecho de no haber considerado los aspectos
alegados en el recurso de apelación; por consiguiente, la Sala Penal Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Oruro, vulneró el debido proceso en su
componente de motivación, fundamentación y congruencia de las resoluciones
judiciales; en consecuencia, corresponde conceder la tutela impetrada, en los
términos precedentemente señalados.

Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al haber denegado la tutela impetrada, ha


evaluado en forma incorrecta los datos del proceso, la jurisprudencia y las normas
aplicables al mismo.
POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud de


la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia
y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve:

1° REVOCAR en parte la Resolución 29/2013 de 9 de octubre, cursante de fs. 231 a


235 vta., pronunciada por la Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de
Justicia de Oruro; y, en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, respecto a
la garantía del debido proceso.

2° DENEGAR la tutela con relación al principio de seguridad jurídica y el derecho a


la propiedad privada

3° Disponer la nulidad del Auto de Vista 14/2013 y el Auto Interlocutorio 966/2012,


únicamente en relación al incidente de devolución de vehículo y desprecintado del
inmueble; y, en consecuencia, ordenar al Juez Segundo de Instrucción en lo Penal
del departamento de Oruro, emitir una nueva resolución, en el plazo de tres días de
su legal notificación con el presente fallo, conforme a los entendimientos
desarrollados en los respectivos fundamentos jurídicos de la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Tata Gualberto Cusi Mamani Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADO
MAGISTRADA

También podría gustarte