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SALA TERCERA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional
Expediente: 04346-2013-09-AAC
Departamento: Santa Cruz
En revisión la Resolución 190/2013 de 1 de agosto, cursante de fs. 275 vta. a 279, pronunciada
dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Lucio García Martínez contra Mirael
Salguero Palma y Victoriano Morón Cuellar, Vocales de la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz.
Por memorial presentado el 8 de mayo de 2013, cursante de fs. 255 a 260 y el de subsanación de 14
del mismo mes y año, corriente a fs. 263, el accionante expone los siguientes fundamentos de hecho
y de derecho:
El 24 de febrero de 2013, fue imputado por la presunta comisión de los delitos de robo agravado y
asesinato, a cuya consecuencia, le aplicaron la medida cautelar de carácter personal como es la
detención preventiva. Transcurridos los seis meses, mediante oficio 331/2010 de 24 de agosto, la
autoridad judicial conminó a la Fiscal de Distrito -hoy Departamental-, para que en el plazo de cinco
días presente acusación formal o algún requerimiento conclusivo, determinación con la que fue
notificada el 27 del mismo mes y año, a horas 9:30. En el formulario de notificaciones, la Oficial de
Diligencias consignó una nota precisando que “lo corregido corre y vale” (sic); sin embargo, el
Auxiliar de la Fiscalía, en contradicción con la correcta notificación, registró la fecha de recibido
“30/08/2010, hrs. 8:00” (sic); ante esa contradicción, solicitó al responsable de la Central de
Notificaciones, certificación sobre la autenticidad de la fecha de notificación, quien respondió
indicando que, según lo manifestado por la Oficial de Diligencias, dicho acto se habría realizado el 27
de agosto de 2010, a horas 9:30 y, que la copia se habría recepcionado por el Auxiliar del Ministerio
Público.
El 5 de julio de 2012, la Fiscalía presentó impugnación contra el Auto que declaró improbada la
excepción de extinción de la acción penal, corrido en traslado y, a tiempo de formular la respuesta
se solicitó el rechazo de la misma, “al no existir físicamente ninguna resolución con fecha 13 de julio
de 2011” (sic). Posteriormente, la Sala Penal Primera, mediante Auto de Vista de 5 de octubre de
2012, ordenó la devolución del cuaderno procesal al Juzgado de origen, a fin de que sea
acompañado el formulario de notificaciones al Ministerio Público. Cumplida la orden, se procedió al
sorteo del expediente, dictando la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, Auto de Vista de 22 de febrero de 2013, declarando admisible y procedente la apelación
incidental, manteniendo al Ministerio Público como acusador formal, con el argumento de que la
conminatoria habría sido notificada a dicha institución el 30 de agosto de 2010. Al considerar
gravosa dicha decisión judicial, el 10 de abril del presente año, solicitó explicación, complementación
y enmienda, específicamente sobre el informe de la responsable de la Central de Notificaciones y la
Oficial de Diligencias, en respuesta, mediante Resolución de 15 del mismo mes y año, los Vocales
demandados, ratificaron el Auto de Vista, sin considerar el contenido de la petición y, sin ninguna
motivación ni fundamentación.
El accionante estima lesionados sus derechos al debido proceso y la motivación de las decisiones
judiciales, citando al efecto el art. 115 de la Constitución Política del Estado (CPE).
I.1.3. Petitorio
Solicita se conceda la tutela y se disponga la nulidad del Auto de Vista 37 de fecha 22 de febrero de
2013 y de la Resolución complementaria de 15 de abril del mismo año.
Pese a que las autoridades judiciales demandadas fueron citadas legalmente, no presentaron
informe escrito ni concurrieron a la audiencia de consideración de la presente acción constitucional.
I.2.4. Resolución
La Sala Civil y Comercial Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida
en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución 190/2013 de 1 de agosto, cursante de fs. 275 vta. a
279, por la que concedió la tutela impetrada, disponiendo la nulidad de los Auto de Vista 37 de 22 de
febrero y 96 de 15 de abril, ambas de 2013, ordenando emitirse una nueva resolución, en estricto
apego de las observaciones efectuadas por el citado Tribunal, en base a los siguientes fundamentos:
1) Los Autos de Vista 37 y 96, no están debidamente motivadas, son incongruentes y carecen de
pertinencia, en tal sentido, los Autos Supremos 314 de 23 de octubre de 2002 y 216 de 2 de octubre
de 2006, precisaron los alcances de la congruencia y la motivación de las resoluciones judiciales;
asimismo, el accionar de las autoridades judiciales demandadas, incumplió lo dispuesto por los arts.
124 y 173 del Código de Procedimiento Penal (CPP) y 115 de la CPE; y, 2) El Tribunal de apelación no
brindó una respuesta adecuada a los agravios alegados por el ahora accionante y tampoco valoró
todas las pruebas llevadas a su consideración; por lo tanto, tales vulneraciones deben ser reparadas,
labor que debe ser cumplida por la misma jurisdicción ordinaria.
II. CONCLUSIONES
II.1. Mediante memorial presentado el 10 de mayo de 2011, Lucio García Martínez, interpuso
incidente de extinción de la acción penal, considerando que, no obstante de haberse conminado al
Ministerio Público para que presente acusación formal o requerimiento conclusivo en el plazo de
cinco días, la misma no habría sido cumplida, por lo que procedería el incidente planteado (fs. 120
vta.).
II.2. El Juez Décimo de Instrucción en lo Penal del departamento de Santa Cruz, por Auto de 13
de junio de 2011, declaró improbado el incidente, argumentando que, al no haberse presentado
requerimiento conclusivo por el representante del Ministerio Público, su derecho de continuar con
la persecución penal habría precluído; sin embargo, la continuación del proceso se daría en base a la
acusación particular (fs. 126 a 127).
II.3. Germán Quezada Gonzales, Fiscal de Materia, por memorial presentado el 5 de julio de
2012, interpuso apelación incidental contra la Resolución anteriormente referida; alegando que, de
acuerdo a lo dispuesto por el art. 342 del CPP, no existirían elementos para declarar la procedibilidad
de la extinción de la acción penal; asimismo, la copia de notificación con la conminatoria
demostraría que dicho acto tuvo lugar el 30 de agosto de 2010, por lo que, hasta la fecha de
presentación del requerimiento conclusivo no habrían transcurrido los cinco días; finalmente, indicó
que, el imputado debió haber deducido el incidente en la audiencia conclusiva. Con dichos
argumentos solicitó la corrección de la decisión de la autoridad judicial (fs. 174 a 176).
II.4. Lucio García Martínez, por escrito presentado el 23 de julio de 2012, pidió el rechazo del
“incidente planteado” (sic), indicando que, al no existir en el cuaderno procesal la Resolución de 13
de julio de 2011, la apelación sería infundada, al mismo tiempo pidió la ejecutoria de la Resolución
emergente del incidente de extinción de la acción penal (fs. 179).
II.5. La Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Auto
de Vista 37, declaró admisible y procedente el recurso de apelación planteado por la autoridad fiscal,
disponiendo mantener al Ministerio Público como acusador formal, en el proceso penal seguido
contra Lucio García Martínez, argumentando que, la decisión impugnada no habría interpretado
correctamente los alcances de los arts. 130 y 134 del CPP, en relación a la SC 1036/2002-R de 29 de
agosto; asimismo, la conminatoria habría sido recibida en la Fiscalía, el 30 de agosto de 2010; en
consecuencia, la autoridad fiscal presentó su acusación el 4 de septiembre del mismo año, sin
sobrepasar el plazo previsto en la norma (fs. 202 a 205).
II.6. El ahora accionante, por memorial presentado el 10 de abril de 2013, formuló explicación,
complementación y enmienda, entendiendo que dicho pronunciamiento sería contradictorio con los
informes emitidos por la responsable de la Central de Notificaciones y la Oficial de Diligencias que
realizó la notificación (fs. 206 a 207).
II.7. Las autoridades judiciales demandadas, mediante Auto de 15 de abril de 2013, respondieron
a la petición, señalando que en el penúltimo considerando se habría hecho referencia a la diligencia
de “fs. 31” (sic), en el que se observaría la conminatoria entregada al Ministerio Público, el 30 de
agosto de 2010, con fecha corregida; empero, la misma estaría aclarada con una “nota donde dice lo
corregido corre y vale” (sic), actuación al que se habría dado crédito a efectos de resolver la
apelación incidental (fs. 209 y vta.).
II.8. En antecedentes, cursa copia simple del formulario de notificaciones, lo cual demuestra que
la notificación con la conminatoria de 24 de agosto de 2010, tuvo lugar el 27/08 de 2010; asimismo,
existen correcciones en la escritura del número “27” cuyo trasfondo aparenta una escritura del
número “30”; no obstante de ello, en la parte inferior del mismo existe la aclaración con el texto: “lo
corregido corre y vale”, misma que lleva la firma de Rosmery Choque Callejas, Oficial de diligencias y
Augusto Ibarauen Amer, Auxiliar de fiscal; asimismo, en la parte inferior de la firma del funcionario
del Ministerio Público, existe la escritura con el texto: “30-8-2010 '800'” (sic) (fs. 31).
El accionante denuncia que los Vocales de la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, vulneraron su derecho al debido proceso y la motivación, al considerar que, a
tiempo de resolver la apelación incidental planteada por el Ministerio Público, el Auto de Vista
pronunciado por los demandados, omitió considerar y motivar sobre el contenido de la certificación
de la responsable de la Central de Notificaciones y el informe de la Oficial de Diligencias,
disponiendo la participación activa del Ministerio Público en el proceso penal como acusador formal,
pese que el Juez Decimo de Instrucción en lo Penal ya ordenó su alejamiento.
La presente garantía jurisdiccional se halla instituida por el art. 128 de la Ley Fundamental,
como una acción de defensa contra acciones y omisiones ilegales o indebidas de los servidores
públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir los derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado y la ley. Conforme a esta
precisión, el art. 51 del Código Procesal Constitucional (CPCo), prevé que esta acción tutelar: “…tiene
el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural o jurídica, reconocidos por la
Constitución Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones indebidas de las y
los servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir”.
Los arts. 115 y 116 de la CPE, garantizan la eficacia y la vigencia del debido proceso;
empero, dichas disposiciones constitucionales tienes su base principal en las normas de orden
internacional en materia de Derechos Humanos, que por expresa disposición del art. 410 de la Ley
fundamental, conforman el bloque de constitucionalidad. Así, los arts. 8 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, “Pacto de San José de Costa Rica” y 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), acogen el debido proceso, de cuyo contenido es posible extraer
sus elementos configuradores. En tal sentido, la jurisprudencia constitucional, en base a las normas
citadas anteriormente, ha podido establecer sus principales componentes, de modo que, la SC
1057/2011-R de 1 de julio, señaló: “De acuerdo a lo establecido por la Constitución Política del
Estado y los Pactos Internacionales, se puede establecer el siguiente contenido de la garantía del
debido proceso: a) Derecho a la defensa; b) Derecho al juez natural; c) Derecho a ser asistido por un
traductor o intérprete; d) Derecho a un proceso público; e) Derecho a la conclusión del proceso
dentro de un plazo razonable; f) Derecho a recurrir; g) Derecho a la legalidad de la prueba; h)
Derecho a la igualdad procesal de las partes; i) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no
confesarse culpable; j) Derecho a la congruencia entre acusación y condena; k) La garantía del non
bis in idem; l) Derecho a la valoración razonable de la prueba; ll) Derecho a la comunicación previa
de la acusación; m) Concesión al inculpado del tiempo y los medios para su defensa; n) Derecho a la
comunicación privada con su defensor; y, o) Derecho a que el Estado le otorgue un defensor
proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere medios o no nombrare un defensor
particular”. Los elementos configuradores citados precedentemente, no deben ser entendidos en su
sentido o dimensión limitativa, más al contrario, su carácter es meramente enunciativo.
Por consiguiente, las resoluciones que pongan fin a una controversia, con la finalidad
de garantizar la eficacia y vigencia plena del debido proceso, en lo mínimo deben cumplir con los
presupuestos enunciados precedentemente, lo contrario implica vulneración del debido proceso, en
su vertiente de la motivación y fundamentación de las resoluciones, tornando la resolución en
arbitraria, irrazonable y, en consecuencia, ilegal.
El accionante considera lesionados sus derechos al debido proceso y la motivación, por haberse
omitido el pronunciamiento respecto a la certificación e informe de la responsable de la Central de
Notificaciones y la Oficial de Diligencias que realizó la notificación con la conminatoria al Ministerio
Público.
Los antecedentes cursantes en el legajo procesal evidencian que, el Tribunal de apelación dispuso
mantener al Ministerio Público como acusador formal, revocando tácitamente la Resolución de 13
de junio de 2011, luego de establecer y concluir que la notificación con la conminatoria para
presentar la acusación formal o algún requerimiento conclusivo, fue realizada el 30 de agosto de
2010, para cuyo propósito, los argumentos de las autoridades judiciales demandadas abundan
únicamente sobre ése punto, lo cual conlleva a la advertencia de la falta de motivación del referido
Auto de Vista, habida cuenta que, de manera inexcusable, la Sala Penal Segunda debió establecer las
razones y motivos por las que no tomaron en cuenta la certificación de la responsable de la Central
de Notificaciones y el informe de la Oficial de Diligencias, aspecto que sin la menor duda constituye
un franco quebrantamiento del debido proceso, en su vertiente de la motivación de las decisiones
judiciales; peor aún, si el mismo Tribunal estableció las bases jurídicas para el cómputo de la etapa
preparatoria, en lo mínimo debió explicar el contenido de los antes citados documentos
(certificación de la responsable de la Central de Notificaciones e informe de la Oficial de Diligencias),
en función a dichas disposiciones legales, precisando la razón por la que se habría tomado en cuenta
únicamente la copia de la diligencia de notificación de 30 de agosto de 2010 y no así los documentos
que controvierten tal aspecto; por lo tanto, este Tribunal Constitucional Plurinacional, como garante
de la vigencia de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, concluye que la Sala Penal
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, al emitir un pronunciamiento sin la
debida motivación, vulneró el debido proceso.
Por otro lado, en armonía con los entendimientos plasmados en el Fundamento Jurídico III.4 de este
fallo y la jurisprudencia constitucional citada en el mismo acápite, da cuenta que la labor de la
valoración de la prueba es de incumbencia exclusiva de la jurisdicción ordinaria, quienes en contacto
directo con los elementos y medios probatorios, tienen plena facultad de otorgar el valor
correspondiente, dentro de la permisiones legales establecidas en el Código de Procedimiento Penal;
sin embargo, la justicia constitucional está plenamente facultada para ejercitar el control de
constitucionalidad sobre la labor propia de los jueces y tribunales, a fin de constatar si dicha tarea
fue cumplida en el marco de las normas atinentes a la materia y la jurisprudencia establecida al
efecto o, si la misma no compromete derechos fundamentales y garantías constitucionales, máxime
si entre los elementos configuradores del debido proceso está la correcta y explicita valoración de
todos los medios probatorios.
En el caso objeto de análisis, el Tribunal de alzada emitió el Auto de Vista 37, en el que valoró
únicamente la prueba consistente en la copia de notificación con la conminatoria al Ministerio
Público, que llevaría la fecha de 30 de agosto de 2010; a cuyo mérito, es imperioso considerar el
contenido del art. 173 del CPP, norma que impele a las autoridades jurisdiccionales asignar el valor
correspondiente a cada uno de los elementos de prueba, en base a las reglas de la sana crítica,
estableciendo con meridiana claridad las justificaciones, fundamentos y razones por las que se
otorga un determinado valor; además, la misma disposición normativa precisa que, no es posible
cumplir dicha tarea excluyendo determinados medios probatorios, sino que, dicha tarea debe ser
cumplida en base a una apreciación conjunta y armónica de todos los elementos probatorios. En el
marco de dicho precepto legal, la Resolución pronunciada por las autoridades judiciales
demandadas, incumple con tales parámetros; así, los Vocales de la Sala Penal Segunda, efectuaron
una parcial valoración de la prueba, pues consideraron y otorgaron el valor correspondiente a las
copias de notificación que llevarían la fecha de 30 de agosto de 2010; empero, no consideraron ni
otorgaron valor alguno al formulario de notificaciones, la certificación de la Central de Notificaciones
y menos al informe de la Oficial de Diligencias, de manera que, al haberse tomado en cuenta tales
elementos de prueba, el Auto de Vista habría tenido una decisión diferente; por consiguiente, las
autoridades judiciales demandadas incurrieron en una conducta omisiva, al no haber efectuado una
armónica e integral valoración de las pruebas; por lo tanto, también transgredieron el debido
proceso en su vertiente de la correcta valoración de las pruebas.
Por las consideraciones expuestas precedentemente, este Tribunal Constitucional Plurinacional
concluye que, efectivamente existe la vulneración del debido proceso; por lo tanto, corresponde
conceder la tutela impetrada.
Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al haber concedido la tutela impetrada, aunque con
otros fundamentos, efectuó una adecuada compulsa de los antecedentes del caso, de la
jurisprudencia aplicable y de los alcances de esta acción de amparo constitucional.
POR TANTO