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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0030/2014

Sucre, 3 de enero de 2013

SALA TERCERA
Magistrado Relator: Tata Gualberto Cusi Mamani
Acción de amparo constitucional

Expediente: 04346-2013-09-AAC
Departamento: Santa Cruz

En revisión la Resolución 190/2013 de 1 de agosto, cursante de fs. 275 vta. a 279, pronunciada
dentro de la acción de amparo constitucional interpuesta por Lucio García Martínez contra Mirael
Salguero Palma y Victoriano Morón Cuellar, Vocales de la Sala Penal Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 8 de mayo de 2013, cursante de fs. 255 a 260 y el de subsanación de 14
del mismo mes y año, corriente a fs. 263, el accionante expone los siguientes fundamentos de hecho
y de derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 24 de febrero de 2013, fue imputado por la presunta comisión de los delitos de robo agravado y
asesinato, a cuya consecuencia, le aplicaron la medida cautelar de carácter personal como es la
detención preventiva. Transcurridos los seis meses, mediante oficio 331/2010 de 24 de agosto, la
autoridad judicial conminó a la Fiscal de Distrito -hoy Departamental-, para que en el plazo de cinco
días presente acusación formal o algún requerimiento conclusivo, determinación con la que fue
notificada el 27 del mismo mes y año, a horas 9:30. En el formulario de notificaciones, la Oficial de
Diligencias consignó una nota precisando que “lo corregido corre y vale” (sic); sin embargo, el
Auxiliar de la Fiscalía, en contradicción con la correcta notificación, registró la fecha de recibido
“30/08/2010, hrs. 8:00” (sic); ante esa contradicción, solicitó al responsable de la Central de
Notificaciones, certificación sobre la autenticidad de la fecha de notificación, quien respondió
indicando que, según lo manifestado por la Oficial de Diligencias, dicho acto se habría realizado el 27
de agosto de 2010, a horas 9:30 y, que la copia se habría recepcionado por el Auxiliar del Ministerio
Público.

En mérito a la certificación de la Central de Notificaciones, planteó la extinción de la acción penal,


seguidamente, por decreto de 11 de mayo de 2011, la autoridad judicial dispuso correr en traslado a
la autoridad fiscal y la parte querellante, a fin de que en el plazo de tres días conteste a la misma; no
obstante, la excepción no fue respondida por la parte acusadora; por lo que mediante Auto
motivado, el Juez Décimo de Instrucción en lo Penal, precisó que, al haberse presentado
requerimiento conclusivo de acusación a los siete días de producida la notificación con la
conminatoria, el Ministerio Público perdió su derecho de continuar la persecución penal; sin
embargo, la parte dispositiva de la citada Resolución, ordenó la continuación del proceso en base a
la acusación particular.

El 5 de julio de 2012, la Fiscalía presentó impugnación contra el Auto que declaró improbada la
excepción de extinción de la acción penal, corrido en traslado y, a tiempo de formular la respuesta
se solicitó el rechazo de la misma, “al no existir físicamente ninguna resolución con fecha 13 de julio
de 2011” (sic). Posteriormente, la Sala Penal Primera, mediante Auto de Vista de 5 de octubre de
2012, ordenó la devolución del cuaderno procesal al Juzgado de origen, a fin de que sea
acompañado el formulario de notificaciones al Ministerio Público. Cumplida la orden, se procedió al
sorteo del expediente, dictando la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de
Santa Cruz, Auto de Vista de 22 de febrero de 2013, declarando admisible y procedente la apelación
incidental, manteniendo al Ministerio Público como acusador formal, con el argumento de que la
conminatoria habría sido notificada a dicha institución el 30 de agosto de 2010. Al considerar
gravosa dicha decisión judicial, el 10 de abril del presente año, solicitó explicación, complementación
y enmienda, específicamente sobre el informe de la responsable de la Central de Notificaciones y la
Oficial de Diligencias, en respuesta, mediante Resolución de 15 del mismo mes y año, los Vocales
demandados, ratificaron el Auto de Vista, sin considerar el contenido de la petición y, sin ninguna
motivación ni fundamentación.

I.1.2. Derechos supuestamente vulnerados

El accionante estima lesionados sus derechos al debido proceso y la motivación de las decisiones
judiciales, citando al efecto el art. 115 de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la tutela y se disponga la nulidad del Auto de Vista 37 de fecha 22 de febrero de
2013 y de la Resolución complementaria de 15 de abril del mismo año.

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías

La audiencia pública de consideración de la acción de amparo constitucional, se realizó el 1 de


agosto del 2013, en presencia del accionante asistido de su abogado defensor, los terceros
interesados y los demandados, conforme consta en el acta cursante de fs. 272 a 275 vta.,
produciéndose los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación y ampliación de la acción

El accionante, a través de su abogado, ratificó el tenor íntegro de la demanda de acción de amparo


constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Pese a que las autoridades judiciales demandadas fueron citadas legalmente, no presentaron
informe escrito ni concurrieron a la audiencia de consideración de la presente acción constitucional.

I. 2.3. Intervención del Ministerio Público


Germán Quezada Gonzales, en su condición de Fiscal de Materia de la División de Homicidios, en
audiencia de consideración de la acción de amparo constitucional, indicó lo siguiente: a) Es un error
de apreciación, porque si bien la Oficial de Diligencias expresó que la diligencia se practicó al
Ministerio Público el 27 de agosto de 2010, para efectos jurídicos es valedero lo considerado por la
Corte; es decir, el 30 del mismo mes y año; por lo tanto, no se extinguió ese derecho, porque dicho
fallo fue revocado; y, b) En la certificación, la funcionaria debió haber contestado sobre el sello que
puso el Ministerio Público en la notificación, misma que es de 30 del citado mes y año, y que difiere
de la diligencia de 27 del mismo mes y año.

I.2.4. Resolución

La Sala Civil y Comercial Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, constituida
en Tribunal de garantías, pronunció la Resolución 190/2013 de 1 de agosto, cursante de fs. 275 vta. a
279, por la que concedió la tutela impetrada, disponiendo la nulidad de los Auto de Vista 37 de 22 de
febrero y 96 de 15 de abril, ambas de 2013, ordenando emitirse una nueva resolución, en estricto
apego de las observaciones efectuadas por el citado Tribunal, en base a los siguientes fundamentos:
1) Los Autos de Vista 37 y 96, no están debidamente motivadas, son incongruentes y carecen de
pertinencia, en tal sentido, los Autos Supremos 314 de 23 de octubre de 2002 y 216 de 2 de octubre
de 2006, precisaron los alcances de la congruencia y la motivación de las resoluciones judiciales;
asimismo, el accionar de las autoridades judiciales demandadas, incumplió lo dispuesto por los arts.
124 y 173 del Código de Procedimiento Penal (CPP) y 115 de la CPE; y, 2) El Tribunal de apelación no
brindó una respuesta adecuada a los agravios alegados por el ahora accionante y tampoco valoró
todas las pruebas llevadas a su consideración; por lo tanto, tales vulneraciones deben ser reparadas,
labor que debe ser cumplida por la misma jurisdicción ordinaria.

I.3. Trámite procesal en el Tribunal Constitucional Plurinacional

De conformidad al Acuerdo Administrativo TCP-DGAJ-SP-086/2013 de 29 de noviembre, en el


Resuelve Primero, dispone el receso de actividades del Tribunal Constitucional Plurinacional del 23 al
31 de diciembre de 2013, con suspensión de plazos procesales; a cuyo efecto, la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional es pronunciado considerando ésta.

II. CONCLUSIONES

De la minuciosa revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en el expediente, se establece


lo siguiente:

II.1. Mediante memorial presentado el 10 de mayo de 2011, Lucio García Martínez, interpuso
incidente de extinción de la acción penal, considerando que, no obstante de haberse conminado al
Ministerio Público para que presente acusación formal o requerimiento conclusivo en el plazo de
cinco días, la misma no habría sido cumplida, por lo que procedería el incidente planteado (fs. 120
vta.).

II.2. El Juez Décimo de Instrucción en lo Penal del departamento de Santa Cruz, por Auto de 13
de junio de 2011, declaró improbado el incidente, argumentando que, al no haberse presentado
requerimiento conclusivo por el representante del Ministerio Público, su derecho de continuar con
la persecución penal habría precluído; sin embargo, la continuación del proceso se daría en base a la
acusación particular (fs. 126 a 127).
II.3. Germán Quezada Gonzales, Fiscal de Materia, por memorial presentado el 5 de julio de
2012, interpuso apelación incidental contra la Resolución anteriormente referida; alegando que, de
acuerdo a lo dispuesto por el art. 342 del CPP, no existirían elementos para declarar la procedibilidad
de la extinción de la acción penal; asimismo, la copia de notificación con la conminatoria
demostraría que dicho acto tuvo lugar el 30 de agosto de 2010, por lo que, hasta la fecha de
presentación del requerimiento conclusivo no habrían transcurrido los cinco días; finalmente, indicó
que, el imputado debió haber deducido el incidente en la audiencia conclusiva. Con dichos
argumentos solicitó la corrección de la decisión de la autoridad judicial (fs. 174 a 176).

II.4. Lucio García Martínez, por escrito presentado el 23 de julio de 2012, pidió el rechazo del
“incidente planteado” (sic), indicando que, al no existir en el cuaderno procesal la Resolución de 13
de julio de 2011, la apelación sería infundada, al mismo tiempo pidió la ejecutoria de la Resolución
emergente del incidente de extinción de la acción penal (fs. 179).

II.5. La Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, mediante Auto
de Vista 37, declaró admisible y procedente el recurso de apelación planteado por la autoridad fiscal,
disponiendo mantener al Ministerio Público como acusador formal, en el proceso penal seguido
contra Lucio García Martínez, argumentando que, la decisión impugnada no habría interpretado
correctamente los alcances de los arts. 130 y 134 del CPP, en relación a la SC 1036/2002-R de 29 de
agosto; asimismo, la conminatoria habría sido recibida en la Fiscalía, el 30 de agosto de 2010; en
consecuencia, la autoridad fiscal presentó su acusación el 4 de septiembre del mismo año, sin
sobrepasar el plazo previsto en la norma (fs. 202 a 205).

II.6. El ahora accionante, por memorial presentado el 10 de abril de 2013, formuló explicación,
complementación y enmienda, entendiendo que dicho pronunciamiento sería contradictorio con los
informes emitidos por la responsable de la Central de Notificaciones y la Oficial de Diligencias que
realizó la notificación (fs. 206 a 207).

II.7. Las autoridades judiciales demandadas, mediante Auto de 15 de abril de 2013, respondieron
a la petición, señalando que en el penúltimo considerando se habría hecho referencia a la diligencia
de “fs. 31” (sic), en el que se observaría la conminatoria entregada al Ministerio Público, el 30 de
agosto de 2010, con fecha corregida; empero, la misma estaría aclarada con una “nota donde dice lo
corregido corre y vale” (sic), actuación al que se habría dado crédito a efectos de resolver la
apelación incidental (fs. 209 y vta.).

II.8. En antecedentes, cursa copia simple del formulario de notificaciones, lo cual demuestra que
la notificación con la conminatoria de 24 de agosto de 2010, tuvo lugar el 27/08 de 2010; asimismo,
existen correcciones en la escritura del número “27” cuyo trasfondo aparenta una escritura del
número “30”; no obstante de ello, en la parte inferior del mismo existe la aclaración con el texto: “lo
corregido corre y vale”, misma que lleva la firma de Rosmery Choque Callejas, Oficial de diligencias y
Augusto Ibarauen Amer, Auxiliar de fiscal; asimismo, en la parte inferior de la firma del funcionario
del Ministerio Público, existe la escritura con el texto: “30-8-2010 '800'” (sic) (fs. 31).

II.9. Cursa certificación de la responsable de la Central de Notificaciones, dependiente del


Consejo de la Magistratura, el cual precisa que la Oficial de Diligencias encargada de practicar la
notificación, manifestaría que la Fiscal de Distrito de Santa Cruz -ahora Departamental-, habría sido
notificada con la conminatoria el 27 de agosto de 2010, a horas 9:30, entregándose la copia al
Auxiliar de dicha institución, quien firmó en señal de constancia (fs. 69).

II.10.Rosmery Choque Callejas, Oficial de Diligencias de la Central de Notificaciones del Tribunal


Departamental de Justica de Santa Cruz, en el informe de 29 de noviembre de 2010, manifestó que,
el 26 de agosto de 2010, a horas 17:30, le comisionaron para que notifique con la conminatoria de
presentación de la acusación formal o algún requerimiento conclusivo al Ministerio Público, labor
que habría sido cumplida el “día viernes 27/08/2010 a horas 09:30 am” (sic), entregándole una copia
al Auxiliar de la Fiscalía, quien se habría negado a recibir la misma debido a los plazos que
conllevaban; no obstante de ello, reitera que la notificación tendría lugar en la fecha y hora indicada
precedentemente (fs. 70 a 71).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante denuncia que los Vocales de la Sala Penal Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Santa Cruz, vulneraron su derecho al debido proceso y la motivación, al considerar que, a
tiempo de resolver la apelación incidental planteada por el Ministerio Público, el Auto de Vista
pronunciado por los demandados, omitió considerar y motivar sobre el contenido de la certificación
de la responsable de la Central de Notificaciones y el informe de la Oficial de Diligencias,
disponiendo la participación activa del Ministerio Público en el proceso penal como acusador formal,
pese que el Juez Decimo de Instrucción en lo Penal ya ordenó su alejamiento.

En consecuencia, corresponde dilucidar en revisión, si tales argumentos son evidentes a fin de


conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Naturaleza jurídica de la acción de amparo constitucional

La presente garantía jurisdiccional se halla instituida por el art. 128 de la Ley Fundamental,
como una acción de defensa contra acciones y omisiones ilegales o indebidas de los servidores
públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan, supriman o amenacen restringir o
suprimir los derechos reconocidos por la Constitución Política del Estado y la ley. Conforme a esta
precisión, el art. 51 del Código Procesal Constitucional (CPCo), prevé que esta acción tutelar: “…tiene
el objeto de garantizar los derechos de toda persona natural o jurídica, reconocidos por la
Constitución Política del Estado y la Ley, contra los actos ilegales o las omisiones indebidas de las y
los servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o amenacen restringir o suprimir”.

Al respecto, la SCP 0002/2012 de 13 de marzo, sobre las características de la presente


acción, señaló que se constituye en: “…un mecanismo de defensa jurisdiccional, eficaz, rápido e
inmediato de protección de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, cuyo ámbito
de protección se circunscribe respecto de aquellos derechos fundamentales y garantías, que no se
encuentran resguardados por los otros mecanismos de protección especializada que el mismo orden
constitucional brinda a los bolivianos, como la acción de libertad, de protección de privacidad,
popular, de cumplimiento, etc. Asimismo, desde el ámbito de los actos contra los que procede, esta
acción se dirige contra aquellos actos y omisiones ilegales o indebidos provenientes no solo de los
servidores públicos sino también de las personas individuales o colectivas que restrinjan o amenacen
restringir los derechos y garantías objeto de su protección”.

III.2. El debido proceso en la jurisprudencia constitucional

El Tribunal Constitucional Plurinacional, reiterando y asumiendo los entendimientos


del entonces Tribunal Constitucional, mediante la SCP 0766/2013 de 7 de junio, que reitera los
razonamientos de la SC 1842/2003-R de 12 de diciembre, sostuvo que el debido proceso es: “…el
derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo, en el que sus derechos se acomodan a lo
establecido por disposiciones jurídicas generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una
situación similar; comprende la potestad de ser escuchado presentando las pruebas que estime
convenientes en su descargo (derecho a la defensa) y la observancia del conjunto de requisitos de
cada instancia procesal, a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier
tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar su derechos. Se entiende que el debido proceso
es de aplicación inmediata, vincula a todas las autoridades judiciales o administrativas y constituye
una garantía de legalidad procesal que ha previsto el constituyente para proteger la libertad, la
seguridad jurídica…” (las negrillas nos corresponden).

Establecida dicha precisión, se debe resaltar que, con la promulgación de la actual


Constitución Política del Estado, el debido proceso adquirió una triple dimensión, por lo que debe
ser entendido como: “…un principio, un derecho y una garantía, lo que implica que la naturaleza del
debido proceso está reconocida por la misma Constitución en su triple dimensión: como derecho
fundamental de los justiciables, como un principio procesal y como una garantía de la administración
de justicia…” (SSCC 0014/2010-R y 0068/2010-R, entre otras).

Los arts. 115 y 116 de la CPE, garantizan la eficacia y la vigencia del debido proceso;
empero, dichas disposiciones constitucionales tienes su base principal en las normas de orden
internacional en materia de Derechos Humanos, que por expresa disposición del art. 410 de la Ley
fundamental, conforman el bloque de constitucionalidad. Así, los arts. 8 de la Convención Americana
sobre Derechos Humanos, “Pacto de San José de Costa Rica” y 14 del Pacto Internacional de
Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), acogen el debido proceso, de cuyo contenido es posible extraer
sus elementos configuradores. En tal sentido, la jurisprudencia constitucional, en base a las normas
citadas anteriormente, ha podido establecer sus principales componentes, de modo que, la SC
1057/2011-R de 1 de julio, señaló: “De acuerdo a lo establecido por la Constitución Política del
Estado y los Pactos Internacionales, se puede establecer el siguiente contenido de la garantía del
debido proceso: a) Derecho a la defensa; b) Derecho al juez natural; c) Derecho a ser asistido por un
traductor o intérprete; d) Derecho a un proceso público; e) Derecho a la conclusión del proceso
dentro de un plazo razonable; f) Derecho a recurrir; g) Derecho a la legalidad de la prueba; h)
Derecho a la igualdad procesal de las partes; i) Derecho a no declarar contra sí mismo y a no
confesarse culpable; j) Derecho a la congruencia entre acusación y condena; k) La garantía del non
bis in idem; l) Derecho a la valoración razonable de la prueba; ll) Derecho a la comunicación previa
de la acusación; m) Concesión al inculpado del tiempo y los medios para su defensa; n) Derecho a la
comunicación privada con su defensor; y, o) Derecho a que el Estado le otorgue un defensor
proporcionado por el Estado cuando el imputado no tuviere medios o no nombrare un defensor
particular”. Los elementos configuradores citados precedentemente, no deben ser entendidos en su
sentido o dimensión limitativa, más al contrario, su carácter es meramente enunciativo.

III.3.De la motivación y fundamentación de las resoluciones judiciales

De acuerdo a la doctrina constitucional citada en el Fundamento precedente, el debido


proceso se configura entre otros elementos, por la debida motivación y fundamentación de las
determinaciones judiciales y administrativas, en tal sentido, dicha exigencia resulta ser una
condición de validez de todo fallo que ponga fin a una determinada controversia, habida cuenta que,
la credibilidad de la administración de justicia radica básicamente en que las decisiones plasmadas
en resoluciones estén debidamente motivadas y fundamentadas; consiguientemente, tales
presupuestos consisten en precisar con meridiana claridad las razones y los motivos, que guiaron a la
autoridad judicial para tomar la decisión en una determinada forma; entre tanto, la fundamentación
implica basar la decisión judicial o administrativa, exclusivamente en las normas jurídicas existentes
al efecto, como es la Constitución Política del Estado, normas del bloque de constitucionalidad y las
leyes aplicables al caso concreto, a fin de que todo justiciable encuentre seguridad y convencimiento
en la decisión que asumió la autoridad encargada de impartir justicia.

En función a las consideraciones señaladas, la importancia de la fundamentación y


motivación de las decisiones judiciales, radica básicamente en que el juzgador, a tiempo de emitir su
veredicto debe plasmar de manera clara, las razones, motivos y explicar las normas en que fundó su
decisión, en la medida que las partes intervinientes en el proceso, tengan conocimiento y control
sobre la resolución que les involucra. Al respecto, la doctrina constitucional producida por el máximo
intérprete de la Constitución Política del Estado, en la SC 0752/2002-R de 25 de junio, precisó que:
“…el derecho al debido proceso, entre su ámbito de presupuestos exige que toda resolución sea
debidamente fundamentada. Es decir, que cada autoridad que dicte una resolución debe
imprescindiblemente exponer los hechos, realizar la fundamentación legal y citar las normas que
sustenta la parte dispositiva de la misma. (…) consecuentemente cuando un juez omite la motivación
de una resolución, no sólo suprime una parte estructural de la misma, sino también en los hechos
toma una decisión de hecho no de derecho que vulnera de manera flagrante el citado derecho que
permite a las partes conocer cuáles son las razones para que se declare en tal o cual sentido; o lo
que es lo mismo cuál es la ratio decidendi que llevó al Juez a tomar la decisión”.

Entonces, en función a la línea jurisprudencial antes citada, corresponde asumir el


entendimiento de la SC 2227/2010-R de 19 de noviembre, que citando los razonamientos de las
SSCC 0871/2010-R y 1365/2005-R, señaló: “Es imperante además precisar que toda resolución ya sea
jurisdiccional o administrativa, con la finalidad de garantizar el derecho a la motivación como
elemento configurativo del debido proceso debe contener los siguientes aspectos a saber: a) Debe
determinar con claridad los hechos atribuidos a las partes procesales, b) Debe contener una
exposición clara de los aspectos fácticos pertinentes, c) Debe describir de manera expresa los
supuestos de hecho contenidos en la norma jurídica aplicable al caso concreto, d) Debe describir de
forma individualizada todos los medios de prueba aportados por las partes procesales, e) Debe
valorar de manera concreta y explícita todos y cada uno de los medios probatorios producidos,
asignándoles un valor probatorio específico a cada uno de ellos de forma motivada, f) Debe
determinar el nexo de causalidad entre las denuncias o pretensiones de las partes procesales, el
supuesto de hecho inserto en la norma aplicable, la valoración de las pruebas aportadas y la sanción
o consecuencia jurídica emergente de la determinación del nexo de causalidad antes señalado”.

Por consiguiente, las resoluciones que pongan fin a una controversia, con la finalidad
de garantizar la eficacia y vigencia plena del debido proceso, en lo mínimo deben cumplir con los
presupuestos enunciados precedentemente, lo contrario implica vulneración del debido proceso, en
su vertiente de la motivación y fundamentación de las resoluciones, tornando la resolución en
arbitraria, irrazonable y, en consecuencia, ilegal.

III.4.Del control de constitucionalidad sobre la valoración de la prueba

El Tribunal Constitucional Plurinacional, como el titular de la jurisdicción constitucional,


tiene definido su ámbito de acción; así, en lo que concierne a la valoración de pruebas, la uniforme
jurisprudencia constitucional sostuvo que dicha labor es competencia exclusiva de la jurisdicción
ordinaria, en tal sentido, la SC 0685/2006-R de 17 de julio, precisó que esta jurisdicción: "…no puede
pronunciarse sobre cuestiones que son de exclusiva competencia de los jueces y tribunales
ordinarios, y menos atribuirse la facultad de revisar la valoración de la prueba que hubieran
efectuado las autoridades judiciales competentes, excepto, en los casos en los que resulta evidente
que la prueba aportada ha sido ignorada por el juzgador o cuando la valoración realizada es
arbitraria e irrazonable y no obedece a los marcos legales de razonabilidad y equidad, originando
como lógica consecuencia la lesión a derechos y garantías fundamentales, conforme se ha
establecido en la SC 0577/2002-R, de 20 de mayo, reiterada por las SSCC 1047/2004-R, 0227/2004-R,
0294/2003-R, y complementada por la SC 0873/2004-R, de 8 de junio, en la que se expresó que: '(...)
En los únicos casos que este tribunal puede intervenir en la revisión de dicho análisis será cuando el
juzgador se hubiera apartado de las previsiones legales que rigen el acto procesal como de los
marcos de razonabilidad y equidad previsibles para decidir, si estos casos no se dan, esta jurisdicción
no puede intervenir para dejar sin efecto la resolución (…)'”.

En ese marco de consideraciones, la doctrina constitucional a través de la SC 0965/2006-R


de 2 de octubre, identificó los supuestos en que ésta jurisdicción puede ejercitar el control de
constitucionalidad, sobre labores propias de la jurisdicción ordinaria, como es la valoración de las
pruebas, conforme al entendimiento que sigue: “…siendo competencia de la jurisdicción
constitucional, revisar excepcionalmente la labor de valoración de la prueba desarrollada por la
jurisdicción ordinaria, únicamente, se reitera, cuando en dicha valoración: a) exista apartamiento de
los marcos legales de razonabilidad y equidad previsibles para decidir; o, b) cuando se haya
adoptado una conducta omisiva expresada, entre otras, en no recibir, producir o compulsar cierta
prueba inherente al caso y, su lógica consecuencia sea la lesión de derechos fundamentales y
garantías constitucionales; dicha competencia del tribunal constitucional, se reduce, en ambos
casos, a establecer la ausencia de razonabilidad y equidad en la labor valorativa o la actitud omisiva
en esta tarea, pero en ningún caso a sustituir a la jurisdicción ordinaria examinando la misma” (las
negrillas son nuestras).

Ahora bien, la tarea de valorar la prueba producida en el ámbito de la jurisdicción ordinaria,


ciertamente está vetada para la jurisdicción constitucional, en tal sentido, la jurisprudencia glosada
precedentemente, es atinente únicamente al control de constitucionalidad, lo cual no significa que
esta jurisdicción cumpla el mismo rol de manera supletoria, sino que, la facultad conferida a la
justicia constitucional radica en realizar el examen sobre la tarea cumplida por la autoridad
jurisdiccional, para advertir si éste no se apartó de los marcos legales de razonabilidad y equidad
previsibles para decidir o, si no adoptó una conducta omisiva, respecto a la recepción y producción
de determinados medios probatorios; en fin, el control de constitucionalidad sobre la labor de la
valoración de las pruebas, tiene por finalidad garantizar la vigencia de los derechos fundamentales y
garantías constitucionales de los justiciables, en la medida que las autoridades encargadas de
impartir justicia, cumplan su tarea, sin comprometer la integridad de la Constitución Política del
Estado y las normas del bloque de constitucionalidad, entendidas éstas como las depositarias de
todo el acervo de los derechos fundamentales y garantías constitucionales de la persona; sin
embargo, pese a que esta jurisdicción advierta la conculcación de los mismos, bajo ningún
argumento podrá suplir la labor encomendada a las autoridades jurisdiccionales, a través del
presente mecanismo de defensa; por lo tanto, al existir un evidente apartamiento de los
presupuestos señalados en la jurisprudencia constitucional, se deberá establecer que en la misma
jurisdicción se corrijan tales anomalías.

III.5.Análisis del caso concreto

El accionante considera lesionados sus derechos al debido proceso y la motivación, por haberse
omitido el pronunciamiento respecto a la certificación e informe de la responsable de la Central de
Notificaciones y la Oficial de Diligencias que realizó la notificación con la conminatoria al Ministerio
Público.

En ese marco de consideraciones, de la revisión de los antecedentes del cuaderno procesal se


concluye que, los Vocales demandados, en el Auto de Vista 37, establecieron ampliamente las bases
jurídicas relativas a la duración de la etapa preparatoria, en función a los arts. 130 y 134 del CPP y, la
SC 1036/2002-R; asimismo, el Tribunal de alzada estableció como supuesto fáctico determinante
para la decisión, la copia de la diligencia de notificación que llevaría la fecha de recepción el 30 de
agosto de 2010.

Los antecedentes cursantes en el legajo procesal evidencian que, el Tribunal de apelación dispuso
mantener al Ministerio Público como acusador formal, revocando tácitamente la Resolución de 13
de junio de 2011, luego de establecer y concluir que la notificación con la conminatoria para
presentar la acusación formal o algún requerimiento conclusivo, fue realizada el 30 de agosto de
2010, para cuyo propósito, los argumentos de las autoridades judiciales demandadas abundan
únicamente sobre ése punto, lo cual conlleva a la advertencia de la falta de motivación del referido
Auto de Vista, habida cuenta que, de manera inexcusable, la Sala Penal Segunda debió establecer las
razones y motivos por las que no tomaron en cuenta la certificación de la responsable de la Central
de Notificaciones y el informe de la Oficial de Diligencias, aspecto que sin la menor duda constituye
un franco quebrantamiento del debido proceso, en su vertiente de la motivación de las decisiones
judiciales; peor aún, si el mismo Tribunal estableció las bases jurídicas para el cómputo de la etapa
preparatoria, en lo mínimo debió explicar el contenido de los antes citados documentos
(certificación de la responsable de la Central de Notificaciones e informe de la Oficial de Diligencias),
en función a dichas disposiciones legales, precisando la razón por la que se habría tomado en cuenta
únicamente la copia de la diligencia de notificación de 30 de agosto de 2010 y no así los documentos
que controvierten tal aspecto; por lo tanto, este Tribunal Constitucional Plurinacional, como garante
de la vigencia de los derechos fundamentales y garantías constitucionales, concluye que la Sala Penal
Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de Santa Cruz, al emitir un pronunciamiento sin la
debida motivación, vulneró el debido proceso.

Por otro lado, en armonía con los entendimientos plasmados en el Fundamento Jurídico III.4 de este
fallo y la jurisprudencia constitucional citada en el mismo acápite, da cuenta que la labor de la
valoración de la prueba es de incumbencia exclusiva de la jurisdicción ordinaria, quienes en contacto
directo con los elementos y medios probatorios, tienen plena facultad de otorgar el valor
correspondiente, dentro de la permisiones legales establecidas en el Código de Procedimiento Penal;
sin embargo, la justicia constitucional está plenamente facultada para ejercitar el control de
constitucionalidad sobre la labor propia de los jueces y tribunales, a fin de constatar si dicha tarea
fue cumplida en el marco de las normas atinentes a la materia y la jurisprudencia establecida al
efecto o, si la misma no compromete derechos fundamentales y garantías constitucionales, máxime
si entre los elementos configuradores del debido proceso está la correcta y explicita valoración de
todos los medios probatorios.

En el caso objeto de análisis, el Tribunal de alzada emitió el Auto de Vista 37, en el que valoró
únicamente la prueba consistente en la copia de notificación con la conminatoria al Ministerio
Público, que llevaría la fecha de 30 de agosto de 2010; a cuyo mérito, es imperioso considerar el
contenido del art. 173 del CPP, norma que impele a las autoridades jurisdiccionales asignar el valor
correspondiente a cada uno de los elementos de prueba, en base a las reglas de la sana crítica,
estableciendo con meridiana claridad las justificaciones, fundamentos y razones por las que se
otorga un determinado valor; además, la misma disposición normativa precisa que, no es posible
cumplir dicha tarea excluyendo determinados medios probatorios, sino que, dicha tarea debe ser
cumplida en base a una apreciación conjunta y armónica de todos los elementos probatorios. En el
marco de dicho precepto legal, la Resolución pronunciada por las autoridades judiciales
demandadas, incumple con tales parámetros; así, los Vocales de la Sala Penal Segunda, efectuaron
una parcial valoración de la prueba, pues consideraron y otorgaron el valor correspondiente a las
copias de notificación que llevarían la fecha de 30 de agosto de 2010; empero, no consideraron ni
otorgaron valor alguno al formulario de notificaciones, la certificación de la Central de Notificaciones
y menos al informe de la Oficial de Diligencias, de manera que, al haberse tomado en cuenta tales
elementos de prueba, el Auto de Vista habría tenido una decisión diferente; por consiguiente, las
autoridades judiciales demandadas incurrieron en una conducta omisiva, al no haber efectuado una
armónica e integral valoración de las pruebas; por lo tanto, también transgredieron el debido
proceso en su vertiente de la correcta valoración de las pruebas.
Por las consideraciones expuestas precedentemente, este Tribunal Constitucional Plurinacional
concluye que, efectivamente existe la vulneración del debido proceso; por lo tanto, corresponde
conceder la tutela impetrada.

Por todo lo expuesto, el Tribunal de garantías al haber concedido la tutela impetrada, aunque con
otros fundamentos, efectuó una adecuada compulsa de los antecedentes del caso, de la
jurisprudencia aplicable y de los alcances de esta acción de amparo constitucional.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Tercera; en virtud de la autoridad que le confiere


la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia y el art. 12.7 de la Ley del Tribunal
Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: CONFIRMAR la Resolución 190/2013 de 1 de
agosto, cursante de fs. 275 a 279, pronunciada por la Sala Civil y Comercial Segunda del Tribunal
Departamental de Justicia de Santa Cruz, y en consecuencia, CONCEDER la tutela solicitada, en los
mismos términos dispuestos por el Tribunal de garantías.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional Plurinacional.

Fdo. Tata Gualberto Cusi Mamani


MAGISTRADO

Fdo. Dra. Ligia Mónica Velásquez Castaños


MAGISTRADA

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