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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0845/2013

Sucre, 11 de junio de 2013

SALA PRIMERA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: Efren Choque Capuma
Acción de amparo constitucional

Expediente: 02836-2013-06-AAC
Departamento: Chuquisaca

En revisión la Resolución de 49/013 de 15 de febrero de 2013, cursante de fs. 552


a 555 vta., pronunciada dentro de la acción de amparo constitucional
interpuesta por Florencio Tufiño Puma contra Javier Medardo Serrano
Llanos y Ana Adela Quispe Cuba, Magistrados de la Sala Civil Liquidadora
del Tribunal Supremo de Justicia.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Según memorial presentado el 06 de febrero de 2013, cursante a fs. 489 a 496 y


vta., el accionante expuso los siguientes fundamentos de hecho y derecho:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El proceso de reivindicación seguido contra “Rosa Delgadillo de Vargas”,


fundamentó que adquirió de Alicia Amonzabel de Cárdenas un lote de terreno
ubicado en zona Alto Tucsupaya marcado “B-1 de 349 2m2”, registrado en
Derechos Reales (DD.RR.) según escritura pública 525/1992 de 22 de octubre;
propiedad que la vendedora adquirió a su vez mediante compra de 2000 m 2
registrado en DD.RR. el 8 de abril de 1982 de los esposos Fernando Bejarano y
Máxima Limachi.

Demanda de reivindicación que fue declarada probada por el Juez Quinto de


Partido en lo Civil por Resolución 06/2011 de 19 de mayo, Rosa Caro Delgadillo
Vda. de Vargas impugnó en apelación, habiéndose confirmado la Sentencia y el
Auto definitivo de 13 de abril de 2010, por el que se denegó la concesión del
recurso de apelación en efecto diferido, todo mediante Auto de Vista 406/2011 de
25 de noviembre, emitido por la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de
Justicia de Chuquisaca; consecuentemente dicha Resolución también fue
impugnada en casación, mereciendo Auto Supremo 9/2012 de 15 de febrero, por
el cual se resolvió anular obrados disponiendo se emita nuevo Auto de Vista. En
cuya respuesta la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de Justicia por
Auto de Vista 171/2012 de 14 de junio, confirmó la Sentencia impugnada, ante ello
interpuso recurso de casación, el cual fue resuelto casando parcialmente por Auto
Supremo 535/2012 de 20 de diciembre, declarando improbada la demanda de
reivindicación y probada la excepción de falta de acción y derecho opuesta por la
demandada.

El conflicto tendría base en determinar la ubicación exacta de los lotes vendidos


por Fernando Bejarano y Máxima Limachi de Bejarano, la primera de 1000m 2 a
Margarita Delgadillo Vda. de Vásquez, el 1 de marzo de 1978 inscrita en DD.RR. el
2 del mes y año señalado; la segunda venta de 2000m2 a favor de su causante
Alicia Amonzabel de Cárdenas, el 1 de abril de 1980, inscrita en DD.RR. el 8 de
abril de 1982; quien obtuvo Resolución Municipal (RM) 118/1992 de 17 de
septiembre, aprobando el trámite de “división y partición” sobre 2000 m 2,
definiéndose como superficie útil 1 599,88 m2, el restante como cesión para
el Banco de Tierras y la vía peatonal, en vista de ello transfirió al accionante a
título de compra venta un lote de 349 m2, cuya escritura pública 525/1991 de 22
de octubre, fue inscrito en DD.RR.; sobre los 1000 m2 transferidos a la madre de
Rosa Caro Delgadillo, mereció aprobación posterior en el ente municipal con data
del 14 de marzo de 1994, por instancia inferior sin haber abrogado o derogado la
Resolución Municipal antes citada.

El proceso ordinario de reivindicación se fundaría en varios elementos como son: el


derecho propietario inscrito en DD.RR., RM 118/1992, dos resoluciones judiciales a
favor suyo dictados en dos interdictos, el de obra nueva perjudicial e interdicto de
retener la posesión promovida por la parte adversa, y en el último hecho que
originó la demanda la eyección que sufrió del terreno al levantar muros que
cerraron el predio; de otro lado la excepción de falta de acción y derecho se basa
en la ubicación distinta del lote pretendido en reivindicación y el de propiedad de la
demandada, posición corroborada expresamente en la objeción realizada al Auto
de relación procesal, aclarando que la discusión no afectaría sobre mejor derecho
propietario.

El Auto Supremo 535/2012 violaría el art. 352 del Código de Procedimiento Civil
(CPC), porque concebiría la excepción como interpretación de mejor derecho,
modificando la relación procesal donde no aparece para nada tal entendimiento ni
en los puntos de hecho a probar, desnaturalizando y sesgando dolosamente la
discusión jurídica, además de fallar ultra petita.
El Auto Supremo precedentemente citado, también viola el art. 371 del CPC, al
aplicar la figura del mejor derecho propietario, línea que se basa en la valoración
de prueba pericial y los informes que cursan en el proceso, demostrándose que el
lote del accionante se encuentra en el mismo lugar del lote de la demandada; es
decir, superpuestos; más aún cuando el punto referido a ello fue excluido de la
relación procesal. El perito mencionado jamás fue designado de oficio fue a pedido
de parte, y en lugar de realizar la valoración de prueba, realiza un cotejo de fechas
de inscripciones en DD.RR., sin distinguir el valor jurídico de una Resolución
Municipal de la aprobación simple de un plano.

El Auto Supremo señalado supra lesionaría el art. 190 del CPC por ser
incongruente, dicha resolución dictada en última instancia asumió la decisión de
casar, no obstante, en el caso planteado se pronunció ultra petita; según lo
previsto en el art. 194 del mismo cuerpo legal, encontró fundamento indicando
que la causante de la demandada hizo inscribir primero su derecho propietario en
DD.RR., contrariamente su causante lo hizo en forma posterior; sin embargo, los
derechos dominiales, valoración de prueba y tradición de ambas partes serían
distintos, recayendo la resolución sobre dos personas que no habrían participado
en el juicio, aquellas que adquirieron bienes de un tercero.
Finalmente el Auto Supremo aludido carecería de fundamentación jurídica, porque
el entendimiento de la excepción de falta de acción y derecho supondría un mejor
derecho propietario, sin tener respaldo ni fundamento jurídico; no habiendo
interpretado el art. 1545 del Código Civil (CC) pertinente al mejor derecho que no
fue citado en la excepción ni en el recurso de casación, menos en el mismo Auto
Supremo, porque no sería aplicable al caso; asimismo tampoco existiría
fundamento con relación al análisis y evaluación de la prueba según dispone el art.
192.2) del CPC.

I.1.2. Derechos y garantías supuestamente vulneradas

El accionante denuncia como vulnerada la garantía constitucional al debido


proceso con relación a la fundamentación, congruencia y valoración de la prueba,
así como los principios de seguridad jurídica y de legalidad, citando al efecto los
arts. 115.ll, 178 y 180 de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

Solicita se conceda la acción de amparo constitucional, ordenando: a) La nulidad


del Auto Supremo 535/2012 de 20 de diciembre; b) La restitución y tutela de la
garantía del debido proceso disponiendo se emita nuevo Auto Supremo basado en
los puntos demandados con la debida fundamentación; y, c) “La imposición de
costas procesales si corresponde” (sic).

I.2. Audiencia y Resolución del Tribunal de garantías


Celebrada la audiencia pública el 15 de febrero de 2013, según se tiene del acta
cursante a fs. 544 a 551, se produjeron los siguientes actuados:

I.2.1. Ratificación de la acción

El abogado del accionante ratificó y reiteró los fundamentos del memorial de


demanda de acción de amparo constitucional.

I.2.2. Informe de las autoridades demandadas

Ana Adela Quispe Cuba y Javier Medardo Serrano Llanos, Presidenta y Magistrado,
respectivamente, de la Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia, por
informe presentado cursante de fs. 510 a 513, señalaron que: 1) Rosa Caro
Delgadillo Vda. de Vargas impugnó en Recurso de Casación en el fondo y forma
contra el Auto de Vista 171/2012 de 14 de junio y Auto complementario de 13 de
agosto de 2012, que confirmó la Sentencia 06/2011 y Auto Definitivo de 13 de
abril de 2010, habiendo emitido el Auto Supremo 535/2012; 2) Respecto a la
casación en la forma, declaró improcedente por ausencia de técnica recursiva,
sobre el fondo en relación a la valoración de prueba, examinaron
excepcionalmente las que no fueron consideradas por el Tribunal de alzada a
objeto de establecer si hubo o no infracción; 3) Del Informe Pericial, designado de
oficio, pronunciado por la Dirección de Regulación y Administración Territorial del
Gobierno Autónomo Municipal de Sucre, valoración de prueba, Inspección Judicial,
ratificaron y confirmaron que el lote reclamado en reivindicación corresponde al
mismo lote de la demandada; es decir, estarían superpuestos; 4) Se determinó
mejor derecho propietario a partir del antecedente dominial desde la transferencia
realizada por los esposos Fernando Bejarano y Máxima Limachi a Margarita
Delgadillo quien inscribió primero su derecho, así como a Alicia Amonzabel de
Cárdenas sobre el mismo inmueble, quien inscribió su derecho con posterioridad;
y, 5) Casaron parcialmente el Auto de Vista 171/2012 de 14 de junio, declarando
improbada la demanda de reivindicación interpuesta por Florencio Tufiño Puma y
probada la excepción de falta de acción y derecho, toda vez que se determinó el
derecho propietario de la demandada Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas.

I.2.3. Intervención de la tercera interesada

Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas, tercera interesada manifestó: i) Citada con la
demanda de reivindicación interpuesta por el accionante opuso la excepción de
falta de acción y derecho, habiéndose ponderado el mejor derecho propietario en
el Auto Supremo a partir del informe pericial de la Alcaldía Municipal y la tradición
del derecho propietario, estableciendo que estarían superpuestos; ii) No existirá
argumento de la parte actora sobre el derecho vulnerado como al debido proceso
y los principios de legalidad y de seguridad jurídica, cuestionando la interpretación
que hizo al Tribunal Supremo de Justicia respecto del mejor derecho propietario a
partir de la valoración probatoria; y, iii) refiere la justicia constitucional que son
los jueces de la jurisdicción ordinaria quienes la realizan, excepcionalmente el
Tribunal de garantías cumpliendo requisitos, la jurisdicción constitucional no tiene
competencia para ingresar a valorar la prueba como lo señala la SCP 728/2012 de
13 de agosto.

I.2.4. Resolución

La Sala Penal Primera del Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca,


constituida en Tribunal de garantías, por Resolución 49/013 de 15 de febrero,
cursante de fs. 552 a 555 vta., denegó la tutela solicitada; en base a los
siguientes fundamentos: a) El Auto impugnado observa reglas valorativas,
doctrinales e intelectuales desvirtuando la infracción al debido proceso, sobre los
principios de seguridad jurídica y de legalidad, no son protegidos por la acción de
amparo constitucional; b) En la relación procesal, como hecho a probar la
sobreposición o mejor derecho propietario, se intentó confundir, no fue
identificado en la resolución impugnada el nexo de causalidad del derecho
lesionado al señalar la incongruencia y carente de interpretación motivada, ilógica
con error evidente; c) La valoración probatoria es excepcional, procede cuando el
accionante señala reglas incumplidas por los demandados como la sana crítica,
razonabilidad, las que deberán estar vinculadas al derecho invocado como
vulnerado conforme sostiene la jurisprudencia constitucional; d) Quien acude a
instancia constitucional debe acreditar la titularidad respecto del o los derechos
cuya tutela se solicita, invocando aquellos que se encuentren en controversia
pendientes de resolución en la vía judicial; y, e) No corresponde solicitar al
Tribunal de garantías disponer se emita otro Auto Supremo conforme a intereses,
debió pedir se emita otra Resolución conforme a derecho.

II. CONCLUSIONES

Realizada la revisión y compulsa de los antecedentes, se llega a las siguientes


conclusiones:

II.1. El 18 de abril de 2009, Florencio Tufiño Puma -ahora accionante-, presentó


demanda de reivindicación contra Rosa Delgadillo de Vargas, sobre un lote
de terreno de 349 m2, marcado con el número L-1 ubicado en Tucsupaya
Alto, mismo que compró de Alicia Amonzabel; solicitando declare probada la
misma. (fs. 47 a 50).

II.2. El 5 de septiembre de 2009, Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas respondió


la demanda citada supra oponiendo excepción de falta de acción y derecho
e indicó que el predio a ser reivindicado no se encuentra dentro su predio
que contaría con 446 m2 marcado con la letra “B”, arguyendo tener derecho
propietario, respecto de dos terrenos ubicados en el mismo lugar, el primero
adquirido a título de compra venta de su madre Margarita Delgadillo el año
1978, con su respectiva inscripción en DD.RR., y otro que adquirió a título
sucesorio a la muerte de su madre, cuya superficie es de 220 m2, señalando
que se tramitaron dos procesos de interdictos con el accionante (fs. 120 a
125).

II.3. El 9 de noviembre de 2009, el Juez Quinto de Partido en lo Civil y Comercial


dictó Auto de relación procesal, abriendo el plazo probatorio, debiendo las
partes a partir de ese pronunciamiento mostrar todas las probanzas (fs.
133), mereciendo la objeción de Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas,
indicando que se tratarían de terrenos con ubicación geográfica distinta, lo
propio realizó el accionante aduciendo que no existiría superposición por ser
lotes diferentes (fs. 140 y vta.; y, 142.)

II.4. El 20 de noviembre de 2009, el Juez Quinto de Partido en lo Civil y


Comercial modificó el Auto de relación procesal, señalando que la
demandada demuestre que el lote objeto de conflicto se ubica en lugar
geográfico y físico distinto, así como el lote de su propiedad sería diferente
al lote a reivindicar, debiendo el accionante desvirtuar los dos puntos (fs.
144).

II.5. El 19 de mayo de 2011, el Juez citado precedentemente dictó la Sentencia


06/2011, que declaró probada la demanda de reivindicación e improbada la
excepción de falta de acción y derecho, el actor -hoy accionante- acreditó su
derecho propietario con la documentación presentada, demostrando la
posesión del lote registrado en DD.RR., así como los actos de dominio
ejercitados desde la adquisición a través del trámite administrativo de
cambio de nombre, las resoluciones a su favor en los interdictos que sufrió
con la construcción de muros efectuados por la demandada, quien no pudo
probar la excepción de falta de acción y derecho (fs. 314 a 316 vta.).

II.6. El 16 de junio de 2011, Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas recurrió en


apelación contra la Sentencia 06/2011 (fs. 326 a 335); a ese efecto la Sala
Civil Segunda de la Corte Superior del Distrito Judicial -ahora Tribunal
Departamental de Justicia- de Chuquisaca, emitió el Auto de Vista 406/2011
de 25 de noviembre, confirmando la Sentencia 06/2011 y denegando la
concesión del recurso de apelación en efecto diferido (fs. 408 a 412 vta.).

II.7. El 14 de diciembre de 2011, Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas interpuso


recurso de casación en el fondo acusando que se incurrió en error de hecho
y derecho, porque el Tribunal de alzada admitió prueba de cargo fuera del
plazo probatorio, infringiendo el derecho a la igualdad de las partes y la
seguridad jurídica; lo propio pasó al valorar la prueba testifical por ser
incompleta, sesgada y parcializada, violando principios de pertinencia,
congruencia, manifestando que la ubicación del lote a reivindicar era
diferente al lote de su propiedad; empero, se demostró por Informe Pericial
la sobreposición, pese haber demostrado ambos su derecho propietario,
prevaleciendo el derecho del primero que hizo aprobar sus documentos por
trámite administrativo en la Alcaldía Municipal, no dilucidándose el mejor
derecho (fs. 432 a 439 vta.).

II.8. El 15 de febrero de 2012, la Sala Civil del Tribunal Supremo de Justicia dictó
el Auto Supremo 9/2012, anulando obrados hasta fs. “408” (Auto de Vista
recurrido) disponiendo que el Tribunal de alzada previo sorteo sin turno,
pronuncie nuevo Auto de Vista, devolviéndose a la Sala Civil Segunda del
Tribunal Departamental de Justicia de Chuquisaca el legajo correspondiente
(fs. 453 a 456 vta.).

II.9. El 14 de junio de 2012, la Sala Civil Segunda del Tribunal Departamental de


Justicia de Chuquisaca emitió el Auto de Vista 171/2012, confirmando la
“Sentencia N° 068/2011 de 19 de marzo” y el Auto Definitivo de 13 de abril
de 2010, denegando la concesión del recurso de apelación en efecto diferido
(fs. 461 a 466 vta.).

II.10. El 29 de agosto de 2013, Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas interpuso


recurso de casación en el fondo y forma contra el Auto de Vista 171/2012,
acusando error de hecho y de derecho en la apreciación de las pruebas en
relación a la reivindicación que hacen al fondo del proceso, violando las
reglas de la sana crítica, deber de fundamentación y motivación. Mencionó
también que se aceptaron pruebas fuera del plazo probatorio, siendo
además incongruente y sin pertinencia (fs. 467 a 476 vta.).

II.11. Mediante Auto Supremo 535/2012 de 20 de diciembre, emitido por la Sala


Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia, declaró improcedente el
recurso de casación en la forma, por ausencia de fundamentación y no
diferenciar con el recurso en el fondo, casando parcialmente el Auto de
Vista 171/2012, declarando improbada la demanda de reivindicación y
probada la excepción de falta de acción y derecho, cuyo fundamento se
basó en la apreciación probatoria de la documentación producida, pese a
haber demostrado el accionante su derecho propietario, prevaleció la
tradición dominial de Margarita Delgadillo, quien registró primero en
DD.RR.; la reivindicación fue originada en el derecho propietario de quien lo
reclama, no sólo tendrá que demostrar la titularidad sino también el mejor
derecho sobre el que la posee y ostenta tener título propietario sobre el
inmueble objeto de la reivindicación; mejor derecho propietario originado en
la primera inscripción en DD.RR., por lo que no correspondía la
reivindicación al accionante (fs. 483 a 486).
III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante denuncia que las autoridades demandadas al emitir el Auto Supremo


535/2012 de 20 de diciembre, vulneraron su derecho debido proceso con relación
a la fundamentación, congruencia y valoración de la prueba, así como los
principios de seguridad jurídica y de legalidad, por cuanto en casación declararon
improbada la demanda de reivindicación y probada la excepción de falta de acción
y derecho, alejándose del objeto y naturaleza del proceso de reivindicación.
Además, de develar inseguridad jurídica, la decisión asumida modificó los puntos
de la relación procesal, no guardaría relación con lo peticionado, siendo
incongruente y ultra petita; ausente de fundamentación jurídica probatoria. En
consecuencia, corresponde determinar en revisión, si tales argumentos son
evidentes y si se justifica conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Sobre los principios ético morales de la sociedad plural y los


valores que sustenta el Estado boliviano

En primer lugar cabe mencionar que la Constitución Política del Estado


promulgada el 7 de febrero de 2009, señala el horizonte en el que habrá de
erigirse el nuevo Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, fundado en la pluralidad y pluralismo político, económico,
jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso integrador del país. En ese
contexto está dicho que la nueva institucionalidad del Estado Plurinacional
debe superar con creces la estructura colonial y debe, a base del esfuerzo
individual y colectivo, en cada estructura organizacional y en todos los
órganos e instituciones del poder público, concretar un estado como el
proclamado, principalmente en el Órgano Judicial que a través de sus
jurisdicciones y en la función judicial ejercida por sus autoridades en las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, en la que los valores
que sustenta el Estado como unidad, igualdad, inclusión, dignidad, libertad,
solidaridad, reciprocidad, respeto, complementariedad, armonía,
transparencia, equilibrio, igualdad de oportunidades, equidad social y de
género en la participación, bienestar común, responsabilidad, justicia social,
distribución y redistribución de los productos y bienes sociales, para vivir
bien, que señala el art. 8.II de la CPE.

Resulta necesario señalar que la Constitución Política del Estado, por otra
parte, refiriéndose a la nueva institucionalidad del Estado Plurinacional,
augura superar con creces la estructura colonial estableciendo que, de
acuerdo con lo previsto en el art. 8.I de la CPE, los principios ético morales
de la sociedad plural que el Estado asume y promueve son: suma qamaña
(vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi (vida buena), ivi maraei
(tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble), así como ama qhilla,
ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso, ni seas ladrón),
estos últimos, mandatos de restricción que pudiendo ser de orden
imperativo para cada individuo, en cada hogar de las bolivianas y los
bolivianos, es también esencia de un pensamiento colectivo enraizado en las
naciones y pueblos que; sin embargo, de manera permanente se confronta
con ciertos males como la corrupción que lastiman nuestras instituciones y
sociedad, razón por la que el Estado encuentra como un elemento
transformador de la sociedad la lucha contra la corrupción. Una inequívoca
señal de esta voluntad está en la previsión del art. 123 de la CPE que
instituye el principio de irretroactividad de la ley excepto en materia de
corrupción, para investigar, procesar y sancionar los delitos cometidos por
servidores públicos contra los intereses del Estado; y en el resto de los
casos señalados por la Constitución.

Se ha dicho y reiterado en la jurisprudencia constitucional que conforme al


mandato de los arts. 178 y 179 de la CPE, la justicia es única en tanto que
la potestad de impartir la misma emana del pueblo boliviano y se sustenta
en los principios de independencia, imparcialidad, seguridad jurídica,
pluralismo jurídico, interculturalidad, equidad, servicio a la sociedad,
participación ciudadana, armonía social y respeto a los derechos, entre
otros. En ese mismo orden, respeto a los principios procesales que rige la
justicia ordinaria, están también entre otros, la verdad material y el debido
proceso.

En torno a la administración de justicia, o dicho desde una perspectiva


actual e inclusiva, respecto a impartir justicia no puede soslayarse el hecho
que ésta sustenta las decisiones en el análisis e interpretación, no sólo limita
a la aplicación de formas y ritualismos establecidos en la norma sino como
el hacer prevalecer principios y valores que permitan alcanzar una justicia
cierta, accesible que esté a lado del Estado y la población, con miras al vivir
bien y rebatiendo los males que afecta a la sociedad como lo es la
corrupción.

En ese contexto, la jurisprudencia constitucional ha señalado: “…El principio


de seguridad jurídica refuerza esta idea, al garantizarle al ciudadano que la
actividad judicial procurará, en todo caso y por encima de toda
consideración, garantizar la efectiva protección de sus derechos
constitucionales y legales accediendo a una justicia material o
verdaderamente eficaz no una aplicación formal y mecánica de la ley, por el
contrario, lograr que las consecuencias mismas de una decisión judicial debe
significar una efectiva materialización de los principios, valores y derechos
constitucionales…” (SC 1138/2004-R de 21 de julio).

“Conforme a lo expuesto, se desprende, como una vivificación del valor


superior 'justicia' la obligación, en la tarea de administrar justicia, de
procurar la realización de la 'justicia material', como el objetivo axiológico y
final para el que fueron creadas el conjunto de instituciones…” (SC
0548/2007-R de 3 de julio).

III.2. De la acción de amparo constitucional en la Constitución Política


del Estado

Antes de entrar a la consideración sobre la resolución y antecedentes de la


presente acción tutelar elevada en revisión, es pertinente, referirse a
algunos aspectos inherentes a dicha acción de amparo constitucional
instituida en la Constitución Política del Estado, con relación, a la naturaleza
de la institución jurídica constitucional y el entendimiento de la
jurisprudencia constitucional, remarcando, tal como prevé la Constitución, el
enunciado normativo sobre las formas de resolución en las acciones de
amparo constitucional.

La Constitución Política del Estado, en la Sección segunda, del Capítulo


segundo (Acciones de Defensa) del Título cuatro (Garantías Jurisdiccionales
y Acciones de Defensa) de la Primera Parte (Bases fundamentales del
Estado - derechos, deberes y garantías) ha instituido la acción de amparo
constitucional. En ese marco, el art. 128 establece: “La Acción de Amparo
Constitucional tendrá lugar contra actos u omisiones ilegales o indebidos de
los servidores públicos, o de persona individual o colectiva, que restrinjan,
supriman o amenacen restringir o suprimir los derechos reconocidos por la
Constitución y la ley”. A su vez el art. 129.I del Texto Constitucional
referido, resalta que: “La Acción de Amparo Constitucional se interpondrá
por la persona que se crea afectada, por otra a su nombre con poder
suficiente o por la autoridad correspondiente de acuerdo con la
Constitución, ante cualquier juez o tribunal competente, siempre que no
exista otro medio o recurso legal para la protección inmediata de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados”.

III.2.1. La acción de amparo en el Código Procesal Constitucional

La Ley 254 de 5 de julio de 2012, tiene por objeto regular los


procesos constitucionales ante el Tribunal Constitucional
Plurinacional, así como las acciones de defensa ante juezas,
jueces y tribunales competentes. La referida Ley, en su
Disposición Final Tercera establece que a partir de la entrada en
vigencia del mismo, quedará derogada la parte segunda de la Ley
del Tribunal Constitucional Plurinacional (Ley 027 de 6 de julio de
2010), relativa a los procedimientos constitucionales, vigencia
establecida en su Disposición Transitoria Primera a partir del 6 de
agosto de 2012.

El Código Procesal Constitucional, en su Título II (Acciones de


Defensa), Capítulo segundo (Acción de amparo constitucional),
en su art. 51 establece como objeto de esta acción tutelar el
“…garantizar, los derechos de toda persona natural o jurídica,
reconocidos por la Constitución Política del Estado y la Ley,
contra los actos ilegales o las omisiones indebidas de las y los
servidores públicos o particulares que los restrinjan, supriman o
amenacen restringir o suprimir”.

En consecuencia, la acción de amparo constitucional es un


mecanismo constitucional por el que la Norma Suprema del
ordenamiento jurídico establece un procedimiento de protección,
cuyo objeto es el restablecimiento inmediato y efectivo de los
derechos y garantías restringidos, suprimidos o amenazados, a
través de un procedimiento judicial sencillo, rápido y expedito,
frente a situaciones de lesión provenientes de la acción u omisión
de servidores públicos o particulares; siempre que el
ordenamiento jurídico ordinario no prevea un medio idóneo y
expedito para reparar la lesión producida.

III.3. Del debido proceso, su alcance y protección

Sobre el debido proceso la Constitución Política del Estado en los arts.


115.II consagra al debido proceso como una garantía constitucional,
señalando que: “El estado garantiza el debido proceso, a la defensa y a una
justicia plural, pronta, oportuna, gratuita, transparente y sin dilaciones” y el
art. 117.I de la misma norma suprema sostiene: “Ninguna persona puede
ser condenada sin haber sido oída y juzgada previamente en un debido
proceso…”. Concordante con la normativa internacional en los arts. 8 del
Pacto de San José de Costa Rica; y, 14 del Pacto Internacional de Derechos
Civiles y Políticos (PIDCP).

De la jurisprudencia constitucional se puede inferir sobre el debido proceso


que es: "…el derecho de toda persona a un proceso justo y equitativo en el
que sus derechos se acomoden a lo establecido por disposiciones jurídicas
generales aplicables a todos aquellos que se hallen en una situación similar,
a fin de que las personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier
tipo de acto emanado del Estado que pueda afectar esos derechos…" (SC
0418/2000-R y 1276/2001-R, SC 1674/2003-R de 24 de noviembre)
reiterado por la SC 0593/2012 de 20 de julio. De igual forma estableció la
SC 0371/2010-R de 22 de junio, entre otras, que el debido proceso:
"…comprende la potestad de ser escuchado presentando las pruebas que
estime convenientes en su descargo (derecho a la defensa) y la observancia
del conjunto de requisitos de cada instancia procesal, a fin de que las
personas puedan defenderse adecuadamente ante cualquier tipo de acto
emanado del Estado que pueda afectar sus derechos, de aplicación
inmediata, vincula a todas las autoridades judiciales o administrativas y
constituye una garantía de legalidad procesal que ha previsto el
Constituyente para proteger la libertad, la seguridad jurídica…".

La protección al individuo históricamente con relación a la realización de la


justicia, incorpora progresivamente derechos desde la perspectiva procesal,
expresándose todo un aparato de garantías judiciales, de tal forma que al
ser el debido proceso derecho y garantía, no se restringe en su aplicación al
ámbito jurisdiccional, sino que es extensiva a cualquier procedimiento en el
que deba determinarse una responsabilidad (SSCC 0042/2004 y
1234/2000-R entre otras).

III.3.1. El derecho a la fundamentación y motivación de las


resoluciones

En relación al debido proceso y su alcance como garantía, la


jurisprudencia constitucional fue desarrollado ampliamente al
respecto, teniéndose establecido así la SC 0593/2012 de 20 de
julio, la cual reitera la SC 0119/2003-R de 28 de enero, que: “…el
derecho al debido proceso es de aplicación inmediata, vincula a
todas las autoridades judiciales o administrativas y constituye una
garantía de legalidad procesal que ha previsto el Constituyente
para proteger la libertad, la seguridad jurídica y la
fundamentación o motivación de las resoluciones judiciales…”.

Es decir que, de varios de los elementos que componen el debido


proceso están la fundamentación, motivación, inmediatez, verdad
material y congruencia de las decisiones, siendo parte esencial de
“…la garantía del debido proceso, comprende entre uno de sus
elementos la exigencia de la motivación de las resoluciones, lo
que significa, que toda autoridad que conozca de un reclamo,
solicitud o que dicte una resolución dictaminando una situación
jurídica, debe ineludiblemente exponer los motivos que sustentan
su decisión, es necesario que exponga los hechos establecidos, si
la problemática lo exige, de manera que el justiciable al momento
de conocer la decisión del juzgador lea y comprenda la misma..”.
Así lo ha establecido la SC 1365/2005-R de 31 de octubre,
mencionada en la SC 2471/2010-R de 19 de noviembre.
En conclusión, la obligación de fundamentar toda resolución está
vinculada a la comprensión como garantía del debido proceso, de
tal forma que dejará en pleno convencimiento la decisión
asumida por el juez actuó no sólo de acuerdo a las normas
sustantivas y procesales aplicables al caso, sino que también la
decisión está regida por los principios y valores supremos
rectores que rigen al juzgador, eliminándose cualquier interés y
parcialidad, dando al administrado el pleno convencimiento de
que no había otra forma de resolver los hechos juzgados sino de
la forma en que se decidió.

III.3.2. De la valoración razonada de la prueba

De manera general en materia jurídica la prueba es de suma


importancia, pues no se concibe un proceso judicial que no
dependa estrictamente de la prueba, menos una sentencia que
establezca el derecho de las partes que no se sustente en prueba
conocida y debatida dentro el proceso, entiéndase por prueba
como el conjunto de motivos o razones que suministran el
conocimiento de los hechos, para los fines del proceso que se
deducen de los medios aportados.

Situación que ha sido comprendida en la SCP 0039/2012 de 26


de marzo, reiterado por la SCP 0426/2013 de 3 de abril, al
referirse sobre la valoración de la prueba, señala que “…es uno
más de los elementos que componen la garantía del debido
proceso, dado que a través de la correcta y razonada valoración
efectuada, que explique los motivos por los cuales se asigna
determinado valor a la prueba ofrecida y producida en la etapa
procesal correspondiente, se tendrá por respetada la referida
garantía procesal…”.

Consecuentemente en este contexto el Tribunal Constitucional


Plurinacional al ser una instancia que tutela derechos
fundamentales, en los casos de las acciones de defensa, no tiene
atribución para la valoración de prueba, al respecto la
jurisprudencia constitucional ha establecido de manera uniforme
como lo señala la SCP 0130/2012 de 2 de mayo, que
corresponde:“…a los órganos judiciales ordinarios, el examen
sobre la legalidad y pertinencia de las pruebas solicitadas,
debiendo motivar razonablemente en caso de denegar las
pruebas propuestas. Por supuesto, una vez admitidas y
practicadas las pruebas propuestas declaradas pertinentes, a los
órganos judiciales, les compete también su valoración conforme a
las reglas de la lógica y de la sana crítica, según lo alegado y
probado”.

De tal forma que la valoración fundamentada de la prueba es


facultad exclusiva de los órganos jurisdiccionales ordinarios o de
las instancias ante las que se tramitan procesos judiciales o
administrativos, los que se pronunciaran sobre cuestiones que
son de preferente competencia para valorar la prueba ofrecida en
litigio.

III.3.3. Del principio de congruencia

El principio de congruencia adquiere manifiesta relevancia en dos


ámbitos, por una parte respecto al proceso como unidad, a
delimitar el campo de acción de las partes y del órgano
jurisdiccional en la que condiciona su desenvolvimiento y por
otra, respecto a la estructura misma de una resolución, a fin de
que absuelva todos los puntos expuestos ante el juzgador,
debiendo reflejar como señala la SCP 2080/2012 de 8 de
noviembre: “…armonía lógico-jurídica entre la fundamentación y
valoración efectuadas por el juzgador y la decisión que asume”.

En ese contexto la jurisprudencia constitucional señaló: “…la


congruencia abarca dos ámbitos, el primero referido a la unidad
del proceso; es decir, la coherencia y vínculo que debe existir
entre una resolución y otra dentro de un mismo proceso, y el
segundo en cuanto a la consideración y resolución de todos los
puntos puestos a consideración del juzgador, lo que significa que
también debe existir coherencia y unidad de criterio dentro de
una misma resolución, dado que la misma debe guardar
correspondencia con todo lo expuesto a lo largo de su contenido,
caso contrario carecería de consecuencia, siendo inviable que
luego de analizar determinados hechos se llegue a resultados
distintos, vulnerando la construcción jurídica que toda resolución
debe tener en aplicación y resguardo del debido proceso” (SSCC
1009/2003-R y 0639/2011-R, citado a su vez por las SSCCPP
0099/2012 de 23 de abril y 2080/2012 de 8 de Noviembre).

Como se advierte la jurisprudencia constitucional establece que el


principio de congruencia al ser parte constitutiva del debido
proceso como uno de sus elementos se aplican a toda clase de
actuaciones judiciales y administrativas, entendiéndose como la
adecuación de lo concedido en relación a lo peticionado, como
señala la SCP 593/2012 de 20 julio, refiriéndose a la
SC 1289/2010-R de 13 de septiembre, que: “…implica también la
concordancia y coherencia que debe tener toda resolución ya sea
judicial o administrativa, debiendo mantenerse en todo su
contenido, efectuando un razonamiento integral y armonizado
entre los distintos considerandos y razonamientos contenidos en
la resolución. La concordancia de contenido de la resolución y su
estricta correspondencia entre lo pedido, lo considerado y lo
resuelto, conlleva a su vez la cita de las disposiciones legales que
apoyan ese razonamiento que llevó a la determinación que se
asume. En base a esas consideraciones, es que quien administra
justicia, emitirá fallos motivados, congruentes y pertinentes”.

De igual forma la citada Sentencia Constitucional Plurinacional


hace mención al principio de congruencia en las resoluciones de
alzada que: “…toda resolución dictada en apelación, no sólo por
disposición legal sino también por principio general, debe
sujetarse a los puntos de apelación expuestos por la parte
apelante, que se entiende deben estar relacionados con lo
discutido ante el juez a quo”. En el caso de tratarse de varias
apelaciones y deba resolverlas en una sola resolución, debiendo
individualizar a las partes así como sus pretensiones y resolverlas
de la misma forma.

En conclusión el principio de congruencia debe ser entendido a


partir de la relación entre lo pretendido en la demanda con la
parte dispositiva de una sentencia, que necesariamente deberá
presentar concordancia y correlatividad; es decir, que no es más
que la correspondencia que debe existir entre lo pedido por las
partes y lo resuelto por la autoridad correspondiente; es decir,
que no se puede resolver más allá de lo peticionado. En tal
sentido es deber ineludible del juez o tribunal de alzada
pronunciarse estimando o desestimando cada una de las
pretensiones de la o las partes intervinientes, no es posible
pronunciarse sobre situaciones no cuestionados, dado que el
ámbito en el que deben circunscribir su actuación es resolver
justamente los aspectos impugnados de quien tiene derecho de
recurrir.

III.4. Sobre el principio de legalidad

De conformidad al art. 180 de la CPE, la legalidad es un principio procesal


de la jurisdicción ordinaria; al respecto la jurisprudencia constitucional
estableció que: “'…el principio general de legalidad, como elemento esencial
del Estado de Derecho' (...) en su vertiente procesal (garantía
jurisdiccional), tiende a garantizar que nadie pueda ser sancionado sino en
virtud de un proceso desarrollado conforme a las reglas establecidas en el
procedimiento en cuestión, en el que se respeten las garantías establecidas
por ley” (Así la SC 0275/2010 de 7 de junio, que a su vez citó a la SC
0919/2006-R de 18 de septiembre, reiterado por la SCP 2080/2012 de 8 de
noviembre).

En ese antecedente jurisprudencial, el principio de legalidad, es la aplicación


objetiva de la Ley, propiamente dicha, a los casos en que deba emplearse;
entendido como el sometimiento del ejercicio del poder público a la
Constitución Política del Estado y la Ley.

III.5. Calificación del proceso y establecimiento de la relación procesal

El art. 353 del CPC establece que: ”Presentados los escritos de demanda,
reconvención y respuesta, quedará establecida la relación procesal,
estableciendo en forma expresa que no podrá ser modificada
posteriormente”; complementado con el art. 354 del mismo Código,
señalado que se calificará el proceso como uno de hecho o de derecho; en
caso de haber sido concebido como de hecho, el precepto contenido en el
art. 371 del citado cuerpo legal indica que serán fijados los elementos
fácticos a ser demostrados.

Para tal fin la autoridad jurisdiccional dicta el Auto de relación procesal, el


cual una vez verificado las fases previas propias de un acto jurisdiccional,
con la suma de pretensiones de las partes, la autoridad judicial establece
cuales serán los hechos a probar por el actor(a) y el demandado(a), fijando
en forma precisa el objeto y alcance del proceso, no pudiendo las partes
excederse de ese ámbito, menos el Juez.

Mencionando la SC 0001/2007-R de 3 de enero, concluye que mantener


contradicción es parte de un debido proceso, principio que: “…se manifiesta,
entre otros instantes procesales, en la determinación de la autoridad
jurisdiccional de cuales los hechos a ser probados o auto de relación
procesal; por ello es que la contradicción en el proceso, esta definida en sus
alcances y limitaciones por el juez, acto que al mismo tiempo restringe la
competencia de la autoridad jurisdiccional a pronunciarse sobre los hechos
de la contradicción, otorgando a su vez al proceso su objeto, ya que la
decisión judicial no podrá versar sobre cuestiones no sometidas a
contradicción entre las partes”.

Como se podrá observar el “auto de relación procesal” adquiere


trascendental importancia al definir el alcance del proceso, las pretensiones
de las partes y las facultades del juez en un proceso judicial concreto, dicha
función definida por el auto de relación procesal, vincula a todos quienes
resuelven las incidencias del proceso, pues debe ser respetada incluso en
recurso de apelación y en casación, provocando que en la tramitación de
dichos recursos las autoridades jurisdiccionales no pueden excederse de los
límites del proceso, pero al mismo tiempo, que no deban omitir resolver las
cuestiones sometidas al mismo.

III.6. De la acción de reivindicación

El Código Civil, con relación a la acción reivindicatoria, establece en el art.


1453 que: “I. El propietario que ha perdido la posesión de una cosa puede
reivindicarla de quien la posee o la detenta.

II. Si el demandado, después de la citación, por hecho propio cesa de


poseer o detentar la cosa, está obligado a recuperarla para el propietario o,
a falta de esto, a abonarle su valor y resarcirle el daño.

III. El propietario que obtiene del nuevo propietario o detentador la


restitución de la cosa, debe reembolsar al anterior poseedor o detentador la
suma recibida como valor por ella”.

Es decir, que la acción reivindicatoria hace prevalecer el derecho de


propiedad de quien lo invoca y corresponde demostrar la forma de
adquisición.

Tanto la doctrina como la jurisprudencia ordinaria, han definido como la


acción real que le asiste al propietario frente al poseedor no propietario,
conforme señala el art. 1453 del CC, correspondiendo al juez determinar la
reivindicación de la cosa, de quien la posee o detenta; previo el análisis y
compulsa del derecho propietario si acaso el demandado opusiere título de
propiedad y derecho preferente.

III.7. Análisis del caso concreto

De la documentación que informa los antecedentes del proceso, se constata


que dentro el proceso de reivindicación seguido por Florencio Tufiño Puma
contra Rosa Caro Delgadillo Vda. de Vargas, se declaró probada la demanda
e improbada la excepción opuesta, ratificada por el Tribunal de alzada
mediante Auto de Vista 171/2012, recurrido en casación, el Auto Supremo
535/2012, casó parcialmente declarando improbada la acción de
reivindicación y probada la excepción de falta de acción y derecho;
resolución denunciada por vulnerar el derecho al debido proceso con
relación a la fundamentación, congruencia, valoración de la prueba y los
principios de seguridad jurídica y de legalidad.

Previamente a considerar el Auto Supremo impugnado, corresponde referir


que según se tiene establecido en el Fundamento Jurídico III.3 del presente
fallo sobre el debido proceso, se debe cumplir en: “observancia del conjunto
de requisitos requeridos en determinada instancia procesal, constituye
garantía de legalidad procesal”. Debido proceso que conforme se tiene entre
uno de sus elementos que lo constituyen, debe necesariamente tener
motivación y fundamentación de las resoluciones que además de
enmarcarse en normas sustantivas y procesales según sea el caso, dando al
justiciable el pleno convencimiento de que no había otra forma de resolver
los hechos juzgados, sino de la forma en que se decidió.

En el presente caso la Resolución impugnada se aleja de la naturaleza de la


demanda de reivindicación, por fundar su decisorio a partir de la
modificación del objeto de la relación procesal, determinando “el mejor
derecho”, aspecto que no guarda relación respecto de las pretensiones
planteadas y opuestas, lo cual generó un fallo carente de motivación y
fundamentación respectiva; por lo que una resolución debe enmarcarse
según lo señalado en el Fundamento Jurídico III.5 de esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, respecto de la relación procesal; la resolución
no puede alejarse de lo trabado por ser una de las etapas procesales
esenciales que define el objeto y el rol de las partes intervinientes;
apartándose de cumplir con elementos que hacen al debido proceso como la
congruencia, fundamentación y valoración probatoria, aspectos que lesionan
el derecho al debido proceso conforme se tiene en los Fundamentos
Jurídicos III.3.1, III.3.2 y III.3.3 del presente fallo; por cuanto, se
encontraban en el deber inexcusable de pronunciarse sobre los extremos
demandados por el ahora accionante en el proceso de reivindicación que
originó la resolución impugnada, al haber desestimado hechos que fueron
pretendidos y objetados por las partes intervinientes, en lo referente a
reivindicar un lote de terreno, pese a que fue desechado lo referente a la
sobreposición, como lo manifestaron ambas partes.

Otro fundamento que realiza la resolución impugnada se basa en la


excepción opuesta de falta de acción y derecho por haber definido la
controversia de derechos a partir del mejor derecho, en sujeción del primer
registro en DD.RR., pese a que el Tribunal de segunda instancia apertura
etapa probatoria como corresponde, según lo establecido en el Fundamento
Jurídico III.3.2, con lo cual se confirma el alejamiento de las reglas del
debido proceso, al apartarse del objeto de la demanda de reivindicación,
además de incluir a sujetos anteriores a los que cuentan con la tradición
dominial. Consiguientemente, el Tribunal de casación, procedió
ilegalmente, desconociendo el derecho del accionante a recibir respuesta a
su demanda de reivindicación; lesionando el debido proceso en su elemento
a la congruencia, a la fundamentación de la resolución judicial, adecuada
valoración de la prueba y legalidad, referidos en los Fundamento Jurídico
III.3 y III.4 de éste fallo, e invocados por el accionante.

Con relación a la seguridad jurídica invocada por el accionante, conforme al


art. 178.I de la CPE es un principio, que no puede ser tutelado directamente
por la acción de amparo constitucional que tiene por finalidad proteger
derechos fundamentales.
En consecuencia, el Tribunal de garantías, al denegar la tutela invocada, no obró
correctamente.

POR TANTO

El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Primera Especializada; en virtud


de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado Plurinacional de
Bolivia, y el art. 44.2 del Código Procesal Constitucional; en revisión, resuelve:

1° REVOCAR en todo la Resolución 49/013 de 15 de febrero de 2013, cursante


de fs. 552 a 555 vta., pronunciada por la Sala Penal Primera del Tribunal
Departamental de Justicia de Chuquisaca; y, en consecuencia CONCEDER la
tutela impetrada.

2° DISPONER que la Sala Civil Liquidadora del Tribunal Supremo de Justicia


dicte nuevo Auto Supremo, con la fundamentación y congruencia
correspondiente, conforme se ha expresado en la presente Sentencia
Constitucional Plurinacional, respetando los límites de su competencia.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. Efren Choque Capuma


MAGISTRADO

Fdo. Soraida Rosario Chánez Chire


MAGISTRADA

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