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SENTENCIA CONSTITUCIONAL PLURINACIONAL 0545/2020-S4

Sucre, 6 de octubre de 2020

SALA CUARTA ESPECIALIZADA


Magistrado Relator: René Yván Espada Navía
Acción de libertad

Expediente: 33154-2020-67-AL
Departamento: La Paz

En revisión la Resolución 28/2020 de 31 de enero, cursante de fs. 40 a 43 vta.,


pronunciada dentro de la acción de libertad interpuesta por Porfirio Elías
Samuel Quispe Choque contra Elisa Exalta Lovera Gutiérrez, Vocal de la
Sala Penal Cuarta del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz.

I. ANTECEDENTES CON RELEVANCIA JURÍDICA

I.1. Contenido de la demanda

Por memorial presentado el 30 de enero de 2020, cursante a fs. 4, el accionante,


manifestó lo siguiente:

I.1.1. Hechos que motivan la acción

El 10 de enero de 2020, la Vocal ahora demanda emitió el Auto de Vista 07/2020,


que vulneró sus derecho al debido proceso en relación a la fundamentación y
congruencia, siendo obligación de un tribunal de alzada, remitirse a las cuestiones
tratadas dentro del debate de apelación, antecedentes que no deben estar basados
en suposiciones y menos agravar la situación jurídica del imputado, como ocurrió
en el presente caso, ya que la autoridad judicial demandada, dispuso una asistencia
familiar en favor de la supuesta víctima y le negó su derecho a la libertad con
argumentos incoherentes.

I.1.2. Derechos y garantía supuestamente vulnerados

El accionante reclama la lesión de sus derechos a la libertad y al debido proceso


en sus vertientes fundamentación y congruencia de la Resoluciones, citando al
efecto los arts. 13; 109; 110; y, 115 de la Constitución Política del Estado (CPE).

I.1.3. Petitorio

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Solicitó se conceda la tutela, ordenando el cese de su detención indebida

I.2. Audiencia y Resolución de la Sala Constitucional

Celebrada la audiencia pública el 31 de enero de 2020, según consta en el acta


cursante de fs. 36 a 39, presente la parte accionante; ausente la autoridad
demandada, se produjeron los siguientes actuados:
I.2.1. Ratificación y ampliación de la demanda

La parte impetrante de tutela, en audiencia ratificó los fundamentos de su memorial


de acción de libertad y ampliándolos refirió lo siguiente: a) Dentro del proceso
penal que sigue el Ministerio Público en su contra por la presunta comisión del
delito de violencia económica o doméstica, a cargo del “Juzgado Anticorrupción y
Violencia Contra la Mujer Quinto de La Paz”, el 10 de enero de 2020, se emitió una
Resolución de apelación de medidas cautelares; b) La determinación de la Jueza a
cargo del control jurisdiccional, subió en apelación, siendo confirmada con
elementos subjetivos, carentes de valor, que resultaron arbitrarios y lesivos del
derecho al debido proceso en sus elementos de fundamentación de las resoluciones
en vinculación con el derecho a la libertad, derivando en que se mantenga su
privación de libertad; c) La Resolución de la Juez a quo, fue objetada en cuanto al
art. 234.7 del Código de Procedimiento Penal (CPP), modificado por el art. 11 de la
Ley 1173 de 3 de mayo de 2019 –Ley de Abreviación Procesal Penal y de
Fortalecimiento de la Lucha Integral Contra la Violencia a Niñas, Niños,
Adolescentes y Mujeres– (antes 10 del CPP), que refiere sobre el riesgo a la
sociedad, la víctima y el Estado, ya que la autoridad ahora demandada, de
manera más parcializada hacia la víctima consideró que se encontraba en
situación de desventaja frente al imputado por su situación de vulnerabilidad al
pertenecer a un grupo vulnerable y el hecho de que la supuesta víctima se pusiera
a llorar en la audiencia de apelación género en la Vocal la convicción de que
estaba sumida en violencia, sin que exista algún elemento objetivo que acredite
dicha situación; d) Afirmó que en el caso concreto existía violencia psicológica y
económica, debido a que supuestamente la victima pernoctaría hasta en el suelo y
en diferentes lugares, aspecto que no fue objetivamente fundamentado ni motivado
por la autoridad judicial, que tampoco señaló sobre que prueba se apoyaba para
sustentar tal extremo; e) La Vocal demandada, consideró que se mantenía el riesgo
procesal previsto en el art. 234.7 de la norma adjetiva penal, debido a que la
víctima hubiese sido agredida por los inquilinos de un negoció que tendrían
juntamente a su persona, sin acreditar con algún elemento de prueba dicha
situación, apartándose de los lineamientos de la SCP 0185/2019-S4 de 30 de abril,
que respecto al riesgo procesal establecido en el art. 234.10 del CPP (ahora 7 por
modificación de la citada Ley) y reconduciendo la SCP 0056/2014 de 3 de enero,
estableció que dicho riesgo procesal únicamente se constituye cuando el imputado
cuenta con una sentencia condenatoria ejecutoriada; y, f) La Vocal de la Sala Penal
Cuarta, de forma excesiva y arbitraria, dispuso en la parte dispositiva del Auto de
Vista ahora observado, una asistencia familiar en favor de la supuesta víctima,
asumiendo facultades que solo están previstas para el Juez a cargo del control
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jurisdiccional, conforme lo determinado por el art. 54 del citado Código, modificado
por la indicada Ley.

I.2.2. Informe de la autoridad demandada

Elisa Exalta Lovera Gutiérrez, Vocal de la Sala Penal Cuarta del Tribunal
Departamental de Justicia de La Paz, mediante informe escrito presentado el 31 de
enero de 2020, cursante de fs. 9 a 11, indicó lo siguiente: 1) En cuanto al debido
proceso relativo a la fundamentación y congruencia alegado por el accionante, se
debe mencionar que se puede interponer la acción de libertad cuando existe un
verdadero estado de indefensión y la falta de fundamentación sea el nexo causal
para la privación de libertad; 2) En el presente caso, los requisitos señalados no
concurren, puesto que el imputado jamás estuvo en estado de indefensión, dado
que que cuenta con un abogado que conoce el ordenamiento jurídico nacional con
el que estuvo asistido en el transcurso de la audiencia de apelación y por otra parte
no refiere como se suscitó la supuesta falta de fundamentación por lo que no existe
tal alegación, en tal razón, el Auto de Vista 07/2020, tiene la suficiente
fundamentación y motivación; 3) Tampoco señaló en que consiste la incongruencia
denunciada, siendo un deber explicar en qué parte de la resolución se suscitó dicho
extremo; asimismo, tampoco fundamentó de qué manera dichos elementos fueron
el nexo para que continúe privado de libertad 4) Se rechazó la cesación a la
detención preventiva porque el solicitante de tutela se constituye en un peligro
efectivo para la víctima, circunstancia por la que se determinó la concurrencia del
riesgo procesal instituido en el art. 234.10, convertido en 7 por la Ley 1173; 5) En
cuanto a los riesgos procesales contenidos en el art. 235. 1 y 2 del CPP, el
impetrante de tutela confundió el procedimiento, al señalar que la carga de la
prueba le corresponde a los acusadores, desconociendo que en cesación a la
detención preventiva, la carga de la prueba se invierte y le atañe al imputado
demostrar que tales riesgos ya no concurren; 6) Ante las denuncias de violencia
psicológica y económica contra una mujer como componente del grupo vulnerable
de las mujeres que el Estado debe proteger, se consideró que la víctima en su
calidad de ex esposa del imputado hoy accionante fue privada de recibir la cuota
parte correspondiente al 50 % que dispuso una sentencia dentro de un proceso
familiar de divorcio, provenientes del alquiler de un negocio ubicado en la planta
baja del edificio “Handal”, sumas de dinero que la víctima reclamó con llantos
indescriptibles en la audiencia de apelación; 7) El proceso penal de violencia
familiar iniciado por la víctima, es de extrema relevancia, ya que fue violentada en
su integridad psicológica y económica por su ex esposo, junto a sus hermanos y
también por los inquilinos que regentan el negocio del impetrante de tutela, que
genera cantidades de dinero que no le fueron cancelados a la víctima desde hace
varios años; en tal sentido, su autoridad no se basó en suposiciones, sino en
datos concretos y fehacientes que cursan en el cuaderno de investigaciones del
Ministerio Público; 8) En cuanto a la asistencia familiar como media de protección
en favor de la víctima, dicho aspecto se encuentra autorizado por la Ley 1173 en
su art. 389 bis, siendo dispuesta a petición del Ministerio Publico y de la propia
víctima; y, 9) Se debe tomar en cuenta que las decisiones asumidas en medidas

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cautelares no causan estado y pueden ser modificadas en cualquier momento
cuando cambien las circunstancias que motivaron la detención preventiva.

I.2.3. Resolución

La Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz,


por Resolución de 28/2020 de 31 de enero, cursante de fs. 40 a 43 vta., concedió
en parte la tutela solicitada, disponiendo la nulidad del Auto de Vista 07/2020 y
ordenando que la autoridad demandada, emita en el plazo de setenta y dos horas
una nueva resolución, con los siguientes fundamentos: i) El accionante denunció
haber sido sometido a un procesamiento indebido por parte de la autoridad de
apelación, quien a tiempo de emitir el Auto de Vista 07/2020 incurrió en supresión
del derecho al debido proceso en sus componentes de fundamentación,
motivación y congruencia de las decisiones judiciales, vinculados a su derecho a la
libertad; ii) En cuanto a las medidas adoptadas por la autoridad demandada en la
parte resolutiva, el impetrante de tutela señaló que dichas medidas no podían ser
asumidas por la autoridad emplazada, ya que según el art. 54 de la mencionada
Norma adjetiva penal, estarían únicamente facultadas a la autoridad de control
jurisdiccional, sumado a que dicho aspecto no fue de debate en la audiencia de
apelación, vulnerando de esa forma el principio de congruencia, establecido en el
art. 398 del CPP; iii) Al respecto independientemente del art 54.11 del citado
Código, si bien dicha norma le otorga facultades al juez a quo, esta Sala
Constitucional debe remitirse a lo establecido por el art. 15 de la Ley 1173, así
como al art. 393 septier, octier, noveter y deciter, que determinó que “en cualquier
etapa del procedimiento especial en los casos de violencia física o sexual contra
mujeres por delitos con igual o superior a cuatro años, la víctima o su
representante podrá solicitar a la instancia jurisdiccional el divorcio o desvinculación
de la unión libre por ruptura del proyecto en vida en común, con el único efecto de
la disolución del vínculo conyugal o de unión libre de hecho para que resuelva
conforme establece el procedimiento previsto en el Código de las Familias y del
Proceso Familiar –Ley 603 de 19 de noviembre de 2014– en su parágrafo II,
asimismo podrá resolver la asistencia familiar, la guarda, la custodia de los hijos,
hasta tanto sea planteada y resuelta en la jurisdicción correspondiente”; iv) En
dicho marco, se entiende que la decisión respecto a la imposición de asistencia
familiar fue adoptada dentro del marco del art. 393 deciter de la Ley 1173, razón
por la que no se advierte lesión alguna a los derechos por parte de la autoridad
demandada; v) En cuanto a la errónea aplicabilidad del art. 235.1 y 2 de la norma
adjetiva penal, se concluye que la autoridad de alzada no cometió ilegalidad alguna
al haber exigido pruebas al imputado al momento de su solicitud de cesación a la
detención preventiva, para desvirtuar los riesgos procesales de obstaculización, por
tanto su análisis no deviene en una explicación arbitraria, incongruente o carente
de fundamentación, puesto que la Vocal demandada le hizo conocer al imputado
que al haber sido el que solicitó la cesación a la detención preventiva le
correspondía correr con la carga de la prueba efectos de desvirtuar los riegos
procesales del art 235.1 y 2 del CPP; vi) En relación al entendimiento que la
autoridad hubiera efectuado en respecto al art. 234.10 del CPP, ahora numeral 7,
por modificación de la Ley 1173, el impetrante de tutela considera que la autoridad
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demandada efectuó un análisis incorrecto, al no haber aplicado el entendimiento de
la SCP 0185/2019-S3; vii) Al respecto, resulta evidente que del contenido de la
determinación del Auto de Vista 07/2020, la autoridad demandada realizó su
conclusión a partir de presunciones, advirtiendo que la explicación que se dio a
efectos de concluir que aun persiste el riesgo de peligro efectivo para la víctima,
trastoca el principio de objetividad del procedimiento penal, al haber considerado
que éste continuaría vigente por el hecho de que familiares e inquilinos del hoy
accionante, hubiesen generado agresiones a la víctima; sin embargo, la autoridad
de apelación no estableció objetivamente la certeza de tales agresiones y no explicó
si las mismas estarían vinculadas a la conducta del solicitante de tutela, de quien se
advierte que se encuentra cumpliendo la medida cautelar de detención preventiva;
y, viii) La motivación que brindó la autoridad jurisdiccional para concluir la vigencia
del riesgo procesal previsto por el art. 234.7 del CPP, no conlleva la necesaria
objetividad a partir de los antecedentes que fueron puestos a su conocimiento, lo
que decantó en la supresión del derecho al debido proceso vinculado a la falta de
fundamentación de las resoluciones judiciales.

II. CONCLUSIÓN

De la revisión y compulsa de los antecedentes que cursan en obrados, se establece


lo siguiente:

II.1. Dentro del proceso penal que sigue el Ministerio Público contra Porfirio
Elias Samuel Quispe Choque, por la presunta comisión del delito de
violencia familiar o doméstica, el 10 de enero de 2020, Sala Penal Cuarta
del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz, emitió el Auto de Vista
07/2020, que confirmó la Resolución 81/2019 de 17 de diciembre,
disponiendo que el imputado continúe bajo la medida cautelar de
detención preventiva (fs. 29 a 31).

III. FUNDAMENTOS JURÍDICOS DEL FALLO

El accionante denuncia la lesión de sus derechos a la libertad y al debido proceso en


sus vertientes fundamentación y congruencia de la Resoluciones debido a que la
Vocal ahora demandada emitió el Auto de Vista 07/2020, que confirmó la Resolución
81/2019, disponiendo que el ahora impetrante de tutela continúe bajo la medida
cautelar de detención preventiva; sin embargo, la autoridad demandada mediante
dicha resolución, vulneró los derechos alegados debido a que: a) Estableció que en
el caso concreto existió violencia psicológica y económica, hacia la víctima; empero,
no fundamentó ni motivó objetivamente y tampoco señaló sobre que prueba se
apoyaba para sustentar dicho extremo; b) De manera parcializada a la víctima y
con elementos subjetivos y carentes de valor consideró que aún se mantenía latente
el riesgo procesal contenido en el art. 234.7 del indicado Código, referido al peligro
efectivo hacia la víctima, apartándose del entendimiento de la SCP 0185/2019-S3,
que estableció que dicho riesgo procesal únicamente se constituye cuando el
imputado cuenta con una sentencia condenatoria ejecutoriada; y, c) De forma

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excesiva y arbitraria, la parte dispositiva del Auto de Vista ahora observado, dispuso
una asistencia familiar en favor de la supuesta víctima, asumiendo facultades que
solo están previstas para el Juez a cargo del control jurisdiccional, conforme lo
determinado por el art. 54 del CPP.

En consecuencia, corresponde en revisión, verificar si lo alegado es evidente, a fin


de conceder o denegar la tutela solicitada.

III.1. Obligación del Tribunal de apelación de fundamentar y motivar su


decisión

La SCP 1020/2013 de 27 de junio, al respecto señaló: “Por su parte, la


motivación y fundamentación de las resoluciones judiciales resulta ser una
condición de validez de las resoluciones judiciales, puesto que la
credibilidad de la administración de justicia radica básicamente en que las
decisiones plasmadas en resoluciones estén debidamente motivadas y
fundamentadas. La fundamentación implica explicar las razones jurídicas
de la decisión judicial, es decir, la cita a las normas jurídicas (Constitución
Política del Estado, normas del bloque de constitucionalidad, leyes, etc.,
así como jurisprudencia constitucional y ordinaria) que son aplicables al
caso; en tanto que la motivación consiste en establecer los motivos
concretos de porqué el caso analizado se subsume en dichos fundamentos
jurídicos, pudiendo intervenir en el análisis inclusive motivos de índole
cultural, social, axiológico, entre otros, que guiaron a la autoridad judicial
a tomar una decisión de una determinada forma.

En función a las consideraciones antes señaladas, la importancia de la


fundamentación y motivación de las decisiones judiciales, radica
básicamente en que el juzgador, a tiempo de emitir su veredicto debe
plasmar de manera clara, las razones, motivos y, explicar las normas en
las que fundó su decisión, de modo que, los justiciables tengan el
conocimiento y control sobre la resolución que les involucra a ellos en su
condición de partes en la sustanciación del proceso”.

En esa línea, se concluye que la fundamentación de las resoluciones


judiciales no sólo es exigible al momento de disponer la detención
preventiva, sino también cuando se rechaza la solicitud de cesación de la
detención preventiva, se determine la sustitución o modificación de esa
medida o, finalmente, cuando se la revoca; aclarándose que la
fundamentación se exige tanto en las resoluciones pronunciadas en
primera instancia, como aquellas emitidas en apelación y en toda decisión
judicial conforme establece el art. 124 de la norma adjetiva penal.

III.2. El peligro procesal previsto en el art. 234.10 del CPP (ahora


numeral 7 ley 1173) en delitos relacionados a violencia contra la
mujer

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Sobre el particular, la SCP 0001/2019-S2 de 15 de enero indicó que: ”La
detención preventiva es una medida restrictiva de la libertad personal,
dispuesta de manera excepcional y provisional por autoridad jurisdiccional
competente, mediante resolución fundamentada, sustentada en la
necesidad de evitar la fuga del imputado, asegurar la averiguación de la
verdad, el desarrollo del proceso y el cumplimiento de la ley, donde se
garantiza la presunción de inocencia.

La finalidad de la detención preventiva es netamente instrumental o


procesal, para: i) Asegurar la averiguación de la verdad -arts. 23.I de la
CPE; y, 221 y 235 del CPP-; ii) Asegurar el desarrollo del proceso -arts.
23.I de la CPE; y, 221 y 235 del CPP-; iii) Asegurar la aplicación de la ley -
art. 221 de CPP-; y, iv) Asegurar la presencia del imputado -art. 234 del
CPP-.

Ahora bien, para la aplicación de la restricción excepcional del derecho a


la libertad personal del imputado, en calidad de detenido preventivo, en
nuestro ordenamiento jurídico, se establece que deben concurrir de
manera simultánea los dos requisitos previstos en los numerales 1 y 2 del
art. 233 del CPP, referidos a la probabilidad de la participación del
imputado y los peligros de fuga u obstaculización.

El segundo requisito, referido al peligro de fuga y obstaculización, se


encuentra contemplado en el numeral 2 del art. 233 del CPP, que refiere:
‘La existencia de elementos de convicción suficientes de que el imputado
no se someterá al proceso u obstaculizará la averiguación de la verdad’,
previstos en los art. 234 y 235 del referido Código. Sobre el peligro de
fuga, el art. 234 del CPP, dispone que: ‘Por peligro de fuga se entiende a
toda circunstancia que permita sostener fundadamente que el imputado
no se someterá al proceso buscando evadir la acción de la justicia’; el
mismo artículo, establece que para decidir acerca de la concurrencia de
estas circunstancias, debe efectuarse una evaluación integral sobre ellas,
entre las que se encuentra, el contenido del numeral 10, respecto al
peligro efectivo para la víctima o el denunciante.

Sobre esta circunstancia, la jurisprudencia constitucional contenida en la


SCP 0056/2014 de 3 de enero -que declaró la constitucionalidad del art.
234.10 del CPP-, señaló en el Fundamento Jurídico III.5.3, que:

(…)

En definitiva, el peligro relevante en materia penal al que hace referencia


la norma demandada, es la posibilidad de que la persona imputada
cometa delitos, pero no el riesgo infinitesimal al que se refiere Raña y
descrito en el Fundamentos Jurídicos III.3 de esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, sino el riesgo emergente de los antecedentes
personales del imputado por haberse probado con anterioridad que
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cometió un delito, lo que genera una probabilidad adicional de delinquir;
más, esa situación es similar a la establecida en el art. 234.8 del CPP,
referido a: ‘La existencia de actividad delictiva reiterada o anterior’;
empero, aunque parecida no es similar, encontrando diferencia puesto
que la norma demandada adicionalmente precisa que la situación de
peligrosidad sea efectiva, mientras que la del art. 234.8 del CPP, precisa
antecedentes criminales reiterados; en ese orden, es también necesario
comprender la efectividad de la peligrosidad exigida por la norma
demandada.

El concepto ‘efectivo’ que se debe adicionar a la peligrosidad para que


opere como fundamento de la detención preventiva por peligro de fuga,
hace alusión, según el diccionario jurídico que utiliza este Tribunal, a un
apeligro existente, real o verdadero, como contraposición a lo pretendido,
dudoso, incierto o nominal; es decir a un peligro materialmente verificable,
más allá del criterio subjetivo del juez, que puede ser arbitrario, por ello
supone la asistencia de elementos materiales comprobables en la situación
particular concreta desde la perspectiva de las personas y los hechos, por
ello se debe aplicar bajo el principio de la razonabilidad y la
proporcionalidad, no encontrando en ello ninguna inconstitucionalidad por
afectación del debido proceso o de la presunción de inocencia
consagrados constitucionalmente.

En consecuencia, el peligro efectivo, encuentra justificación en la


necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran
sido encontradas culpables de un delito anteriormente, pero no le sindica
como culpable del ilícito concreto que se juzga, ni provoca que en la
tramitación del proceso sea culpable del presunto delito cometido.

Conforme a dicho entendimiento, el peligro efectivo para la víctima o el


denunciante debe ser un peligro materialmente verificable, lo que supone
la existencia de elementos comprobables respecto a la situación concreta
de las víctimas. Así, en el marco de los criterios desarrollados, que
consideró la normativa internacional e interna, que hacen hincapié en los
casos de violencia sexual, las autoridades judiciales deben tener en cuenta
el interés superior de las niñas, niños y adolescentes víctimas de violencia
sexual; por ello, dentro de un proceso penal, existe un deber ético de
quienes integran el sistema de justicia de impedir que la víctima enfrente
un proceso judicial que implique una revictimización, pues, ésta ya sufre
las afectaciones generadas por el hecho, por ello, en todo proceso penal
desde la etapa investigativa, juzgamiento y sanción de esas conductas
deben observarse reglas especiales que eviten atentar contra la intimidad
o generen circunstancias revictimizantes.

Por lo mismo, los administradores de justicia están obligados a


resolver los casos con base en criterios diferenciadores de
género, con el propósito de prevenir y erradicar toda forma de
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violencia contra la mujer adolescente, pues, de lo contrario se
produciría una revictimización; toda vez que, la respuesta que espera
de las autoridades no es satisfactoria y además, llegan a confirmar
patrones de desigualdad, discriminación y violencia en contra de esta
población.

Conforme a lo anotado, en el marco de las normas internacionales e


internas glosadas en el Fundamento Jurídico III.1., y desde una
perspectiva de género, en los casos de violencia contra niñas o
adolescentes mujeres, corresponderá que la autoridad fiscal y
judicial, al analizar la aplicación de las medidas cautelares,
considere la situación de vulnerabilidad o de desventaja en la que
se encuentra la víctima respecto al imputado, teniendo en cuenta
las características del delito cuya autoría se atribuye al imputado y la
conducta exteriorizada por éste, en contra de las o los mismos, antes y
con posterioridad a la comisión al delito, para determinar si dicha
conducta puso y pone en evidente riesgo de vulneración los derechos
tanto de la víctima como del denunciante.

Entonces, tratándose de delitos de abuso sexual a niñas, niños y


adolescentes, deberá considerarse la especial vulnerabilidad de esas
víctimas; pues, esas circunstancias exigen medidas de protección
inmediata y preferenciales para la atención integral a las víctimas que
exigen medidas específicas en el proceso penal, orientadas a generar una
respuesta institucional especializada para evitar la revictimización de la
niña o adolescente.

En ese sentido, las autoridades judiciales, al considerar la aplicación de


medidas cautelares o su modificación, deben tomar en cuenta los
derechos de la víctima, evitando probables hostigamiento, amenazas o
atentados en su contra o de su familia; así, la medida que se le imponga o
modifique otra, respecto al imputado a quien se le atribuye una agresión
sexual contra niñas o adolescentes, debe velar por la protección de esa
víctima, de tal modo que, la medida a imponerse no se oponga o
desnaturalice la protección que el Estado debe brindar a las mujeres
víctimas de violencia.

Consiguientemente, en el marco de lo señalado en la SCP 0394/2018-S2


de 3 de agosto, considerando las normas internacionales e internas, en
especial sobre las medidas de protección a la mujer víctima de violencia, a
las que está obligado el Estado boliviano; y, las autoridades fiscales y
judiciales deben considerar que: a) En los casos de violencia contra niñas
o adolescentes y mujeres en general, corresponde que la autoridad fiscal
o judicial, al analizar la aplicación de medidas cautelares, considere la
situación de vulnerabilidad o de desventaja en la que se encuentren
la víctima o denunciante respecto al imputado; así, como las
características del delito cuya autoría se le atribuye y la conducta
9
exteriorizada por éste en contra de las víctimas, antes y con posterioridad
a la comisión del delito, para determinar si dicha conducta ha puesto y
pone en evidente riesgo de vulneración los derechos tanto de la víctima
como del denunciante; y, b) En casos de violencia contra las mujeres, la
solicitud de garantías personales o garantías mutuas por parte
del imputado como medida destinada a desvirtuar el peligro de
fuga previsto en el art. 234.10 del CPP, se constituye en una
medida revictimizadora, que desnaturaliza la protección que el
Estado debe brindar a las víctimas; pues, en todo caso, es ésta -y
no el imputado- la que tiene el derecho, en el marco del art. 35 de
la Ley 348, de exigir las medidas de protección que garanticen
sus derechos” (el subrayado nos pertenecen, las negrillas corresponden
al texto original).

III.3. Del debido proceso y su vinculación con el derecho a la libertad

Al respecto, la SCP 790/2018-S4 de 26 de noviembre, señaló lo siguiente:


“La SC 0619/2005-R de 7 de junio sostuvo: ‘…para que la garantía de la
libertad personal o de locomoción pueda ejercerse mediante el recurso de
hábeas corpus cuando se denuncia procesamiento ilegal o indebido deben
presentarse, en forma concurrente, los siguientes presupuestos: a) el acto
lesivo, entendido como los actos ilegales, las omisiones indebidas o las
amenazas de la autoridad pública, denunciados, deben estar vinculados
con la libertad por operar como causa directa para su restricción
o supresión; b) debe existir absoluto estado de indefensión, es
decir, que el recurrente no tuvo la oportunidad de impugnar los supuestos
actos lesivos dentro del proceso y que recién tuvo conocimiento del mismo
al momento de la persecución o la privación de la libertad’.

Con referencia al debido proceso vía acción de libertad, la SCP 0464/2015-


S3 de 5 de mayo, sostuvo que: ‘Con relación al procesamiento indebido, la
jurisprudencia constitucional fue uniforme al señalar que la vía idónea
para su impugnación es la acción de amparo constitucional; sin embargo,
cuando se demuestre que esas vulneraciones afectaron directamente al
derecho a la libertad física o libertad de locomoción del accionante, dicha
protección se verá materializada a través de la acción de libertad, en
aquellos casos en los cuales, el procesamiento indebido constituya la
causa directa que originó la restricción o supresión de los antes citados
derechos previo cumplimiento de la subsidiariedad excepcional que rige a
este tipo de acciones.

Al respecto, la doctrina desarrollada por el entonces Tribunal


Constitucional, estableció que la protección otorgada por la acción de
libertad cuando se refiere al debido proceso, no abarca a todas
las formas que puede ser vulnerado, sino, queda reservada para
aquellos entornos que conciernen directamente al derecho a la

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libertad física y de locomoción; caso contrario, deberá ser
tutelado mediante la acción de amparo constitucional, dado que
mediante ésta no es posible analizar actos o decisiones demandados como
ilegales que no guarden vinculación con los derechos citados. Además de
este requisito, debe tenerse presente que opera igualmente el principio de
subsidiariedad, de modo que previo a su interposición, deberán agotarse
los medios idóneos dentro de la jurisdicción ordinaria donde se tramita la
causa, y no pretender su tutela en el ámbito constitucional, cuando los
reclamos no fueron activados oportunamente, habida cuenta que no
puede utilizarse para salvar la negligencia de la parte accionante.
Entendimiento que fue asumido también por las SSCC 0200/2002-R,
0414/2002-R, 1865/2004-R, 0619/2005-R y 0057/2010-R, entre otras’”
(las negrillas pertenecen al texto original).

III.4. Análisis del caso concreto

En el caso presente, el accionante, denunció que dentro del proceso penal


que sigue el Ministerio Público en su contra por la presunta comisión del
delito de violencia familiar o domestica, se llevó a cabo una audiencia de
apelación, en la que la Vocal de la Sala Penal Cuarta del Tribunal
Departamental del Justicia de La Paz –ahora demandada–, mediante Auto
de Vista 07/2020, cursante en la Conclusión II.1 de esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, confirmó la Resolución 81/2019 que rechazó
su solicitud de cesación a la detención preventiva; sin embargo, la
determinación de la Vocal demandada lesionó sus derechos a la libertad y
al debido proceso en sus vertientes de fundamentación y congruencia de
la Resoluciones, incurriendo en los siguientes actos: 1) Estableció que en
el caso concreto existía violencia psicológica y económica, hacia la
victima; empero, no fundamentó ni motivó objetivamente y tampoco
señaló sobre que prueba se apoyaba para sustentar dicho extremo; 2) De
manera parcializada a la víctima y con elementos subjetivos y carentes de
valor consideró que aún se mantenía latente el riesgo procesal contenido
en el art. 234.7 de la norma adjetiva penal, referido al peligro efectivo
hacia la víctima, apartándose del entendimiento de la SCP 0185/2019-S3,
determinado que dicho riesgo procesal únicamente se constituye cuando
el imputado cuenta con una sentencia condenatoria ejecutoriada; y, 3) De
forma excesiva y arbitraria, la parte dispositiva del Auto de Vista ahora
observado, dispuso una asistencia familiar en favor de la supuesta víctima,
asumiendo facultades que solo están previstas para el Juez a cargo del
control jurisdiccional, conforme lo establecido por el art. 54 del CPP.

En merito a los argumentos y los problemas jurídicos identificados en la


presente acción de libertad, corresponderá analizar si evidentemente el
Auto de Vista objeto de la presente acción tutelar incurrió en los actos
lesivos denunciados por el impetrante de tutela; en ese orden, de la
revisión de la Resolución aludida, se observa que la misma confirmó la

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Resolución 81/2019 que rechazó la solicitud de cesación a la detención
preventiva peticionada por el ahora accionante, bajo los siguientes
fundamentos:

Respecto a los puntos de agravio del apelante:

1) En relación al art 234. 10 del CPP (ahora 7, por modificación de la Ley


1173), referente al peligro efectivo para la víctima, la parte imputada
manifestó que no existía dicho riesgo; sin embargo, el Juez a quo, de
manera errónea hubiese considerado que continuaba vigente debido a la
existencia de otro proceso penal por violencia intrafamiliar entre los
mismos sujetos procesales, sin tomar en cuenta que existía una resolución
de rechazo de la denuncia interpuesta por la víctima contra el imputado y
su hermano.

Sobre este punto, el Ministerio Público evidentemente emitió una


resolución de rechazo de la denuncia por el ilícito de violencia familiar pero
solamente en favor del hermano del imputado, informándose que existe
otro proceso penal por violencia familiar contra el apelante, que se
encuentra en fase de acusación y si bien se debe tener en cuenta que el
imputado tiene la calidad de inocente mientras no recaiga una sentencia
ejecutoriada en su contra; empero, no se puede dar por desvirtuado el
riesgo procesal señalado, puesto que en la Resolución impugnada, el Juez
a quo realizó la valoración integral de los documentos consistentes en
certificados de antecedentes Registro Judicial de Antecedentes Penales
(REJAP) y el Sistema Integral Plurinacional de prevención, atención,
Sanción y Erradicación de la Violencia en Razón de Género (SIPASSE), a
través de los que se advirtió que el imputado contaba con un acusación
formal por otro delito de violencia familiar o doméstica denunciado por la
misma víctima el 16 de septiembre de 2016.

Por otra parte, el peligro efectivo para la victima aún subsiste, ya que la
misma se encuentra en situación de desventaja frente al imputado por la
situación de vulnerabilidad que demuestra, infiriéndose que se encuentra
en una situación lamentable que provoca en ella un llanto prolongado
frente a las presuntas agresiones que hubieran sido ocasionadas no
solamente por el imputado, sino también por su hermano, en la gestión
2016; también, de acuerdo a lo señalado por el Ministerio Público, tanto la
víctima como el imputado son propietarios de un negocio denominado
punto Bolivia, que genera alquileres, sobre el cual el Juez de familia
dispuso que las ganancias sean repartidas en partes iguales; sin embargo,
dicho aspecto no se cumplió hasta la fecha, lo que se constituye en
violencia económica y psicológica para la víctima, que producto de dicha
situación estaría obligada a pernoctar y alojarse en diferentes lugares,
debiendo acotarse además que al momento de pretender cobrar esos
ingresos, la víctima fue objeto de agresiones físicas y psicológicas por

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parte de los inquilinos del local antes mencionado, lo que hace denotar
que aun persiste el peligro efectivo y real para la víctima, ya que podría
ser nuevamente agredida por el imputado y su familia o por los inquilinos
del punto Bolivia, aspectos que hacen presumir que el riesgo procesal de
referencia no ha sido desvirtuado y permanece latente tal como consideró
el Juez a quo.

2) Respecto al art. 235.1 y 2 del CPP, el apelante manifestó como


agravios que no existe de su parte intención de obstaculizar la
averiguación o investigación del proceso y que la autoridad jurisdiccional
no analizó de manera objetiva este riesgo procesal, señalando que la
carga procesal no le correspondía, sino a la parte acusadora, razón por la
que no se le debió haber exigido pruebas para desvirtuar ese riesgo
procesal.

Al respecto, en la tramitación se un proceso penal, efectivamente la carga


de la prueba le corresponde al Ministerio Publico, afirmación que tiene
sustento en la disposición del art. 6 del CPP, que señala “la carga de la
prueba corresponde a los acusadores y se prohíbe la presunción de
culpabilidad…”, aspecto que concierne al desarrollo del proceso en
relación al fondo y no así a medidas cautelares referidas a cesación de la
detención preventiva, cuya figura se invierte; es decir, la obligación de
pruebas recae sobre el peticionante de la cesación y no así de los
acusadores.

Por lo expuesto, se establece la vigencia de la probabilidad de autoría, así


como los riesgos procesales previstos en el art. 234.10 del citado Código
respecto al peligro hacia la víctima así como el 235.1 y 2 de la misma
norma procesal en cuanto al peligro de fuga y obstaculización.

Establecidos los fundamentos del Auto de Vista impugnado mediante la


presente acción de defensa, corresponde señalar conforme a la
jurisprudencia constitucional citada en el Fundamento Jurídico III.1 de
esta Sentencia Constitucional Plurinacional, se tiene que, la exigencia de
motivación y fundamentación de las resoluciones judiciales, es una
obligación a ser cumplida por las autoridades judiciales a tiempo de emitir
sus fallos, en los cuales enunciarán los motivos de hecho y derecho, base
de sus decisiones y el valor otorgado a los medios de prueba, no siendo
exigible una exposición amplia de consideraciones y citas legales, sino una
estructura de forma y de fondo ni tampoco ser una mera relación de los
documentos o mención de los requerimientos de las partes, en la que los
motivos sean expuestos de forma concisa y clara, satisfaciendo todos los
puntos apelados cuando se funge como un Tribunal de alzada.

Ahora bien, del análisis de lo argumentado por Vocal demandada con


relación a los problemas jurídicos expuestos en los incisos. 1 y 2, a través

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de los cuales se alega que la autoridad demandada hubiera considerado la
vigencia del riesgo procesal establecido en el art. 234.7 del indicado
Código, sin fundamentar objetivamente y tampoco señalar sobre que
prueba se apoyaba para sustentar dicho extremo, al verificar los
fundamentos del Auto de Vista en cuanto a esta denuncia se tiene que la
Vocal demandada, consideró que dicho riesgo procesal se mantenía
vigente y latente debido a que en la actualidad no solamente se
encontraba en curso el proceso penal por violencia intrafamiliar, por el que
el impetrante de tutela se halla cumpliendo detención preventiva, sino que
también tomó en cuenta que igualmente existía una acusación formal por
otro proceso referido del mismo modo a violencia intrafamiliar y que
también fue denunciado por la Víctima el 16 de septiembre de 2016, que
se encontraba ya en fase acusación formal, de acuerdo al análisis y la
valoración que realizó el Juez a quo, de los elementos presentados en la
audiencia de cesación a la detención preventiva, que consistieron en
certificados de REJAP y SIPASSE, que acreditaron esa circunstancia;
entonces, bajo estos argumentos se puede afirmar que la denuncia
respecto a una supuesta falta de fundamentación y objetividad por parte
de la Vocal no son evidentes y más al contrario resulta un despropósito de
la parte accionante señalar que la autoridad demandada se hubiera
basado en elementos subjetivos y sin fundamento para mantener la
vigencia del riesgo procesal de referencia, cuando en los hechos, su
criterio estuvo apoyado no solamente en el antecedente del proceso penal
actual, sino también en otro anterior que todavía se encontraría vigente y
los elementos adjuntados a la audiencia de cesación a la detención
preventiva.

Por otra parte, respecto a la denuncia referida a que la Vocal hubiera


mantenido vigente el riesgo procesal del peligro hacia la víctima
apartándose del entendimiento de la SCP 0185/2019-S3, que instituyó que
dicho riesgo procesal únicamente se constituye cuando el imputado cuenta
con una sentencia condenatoria ejecutoriada; sin embargo, se puede
advertir que la autoridad demandada emitió su decisión, aplicando los
razonamientos jurisprudenciales vigentes, respecto al riesgo procesal de
fuga previsto en el art. 234.7 del citado Código, en relación a la violencia
de género; puesto que si bien es cierto que la SCP 0056/2014, establece
que el peligro efectivo para la sociedad y la víctima encuentra justificación
en la necesidad de imponer medidas de seguridad a las personas que
hubieran sido encontradas culpables de un delito anteriormente cometido;
empero, se debe hacer eco de la SCP 0001/2019-S2, indicada en el
Fundamento Jurídico III.2 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional,
que en torno a este riesgo procesal, refirió que los administradores de
justicia en materia penal tienen el deber de resolver los casos con base en
criterios diferenciadores de género, con el propósito de prevenir y
erradicar toda forma de violencia contra la mujer; dado que de lo
contrario se podría producir una revictimización no deseada; en razón a

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ello, deben analizar la aplicación de las medidas cautelares, en casos de
violencia intrafamiliar o doméstica, considerando la situación de
vulnerabilidad o desventaja en la que está la víctima respecto al imputado,
teniendo en cuenta las características del delito y la conducta exteriorizada
por éste, antes y después de la comisión al delito, para determinar si su
conducta puso y pone en riesgo de vulneración los derechos de la víctima,
con la finalidad de evitar probables hostigamientos, amenazas o atentados
en su contra o de su familia; en tal sentido, se puede afirmar que el
análisis de la autoridad demandada, se enmarcó dentro los parámetros
jurisprudenciales de valoración integral de los riesgos procesales y de
protección de los derechos de las mujeres víctimas de violencia.

En cuanto al último problema jurídico, referido a que la vocal demandada


actuó de forma excesiva y arbitraria, al haber dispuesto una asistencia
familiar en favor de la supuesta víctima, asumiendo facultades que solo
están previstas para el Juez a cargo del control jurisdiccional, conforme lo
establecido por el art. 54 del CPP, se debe señalar que de acuerdo al
Fundamento Jurídico III.3 de esta Sentencia Constitucional Plurinacional,
la protección otorgada por la acción de libertad cuando se refiere al
debido proceso, no abarca a todas las formas que puede ser vulnerado,
sino, queda reservada para aquellos entornos que conciernen
directamente al derecho a la libertad física y de locomoción; caso
contrario, deberá ser tutelado mediante la acción de amparo
constitucional, en el caso concreto, el supuesto acto lesivo denunciado por
el impetrante de tutela, no tiene vinculación directa con su derecho a la
libertad, puesto que la privación de dicho derecho, surgió de un proceso
penal por la presunta comisión del delito de violencia intrafamiliar, en el
que una autoridad competente dispuso la medida cautelar de detención
preventiva en su contra, en tal sentido la denuncia de una indebida
imposición de asistencia familiar dispuesta por la Vocal denunciada, no
tiene incidencia en su derecho a la libertad y tampoco se advierte estado
de indefensión, dado que como bien manifestó la parte accionante, la
misma se traduce en la inobservancia del art. 54 de la norma adjetiva
penal, por lo que al no concurrir los dos presupuestos señalados en el
Fundamento Jurídico III.3, en la presente acción tutelar, este Tribunal se
ve impedido de ingresar al análisis de fondo de la problemática
denunciada, pudiendo el solicitante de tutela, si así lo considera, una vez
agotadas las vías ordinarias acudir a la presente jurisdicción constitucional
pero a través de la acción de amparo constitucional, la cual se constituye
en la vía idónea para conocer presuntas irregularidades del debido
proceso sin la aludida vinculación.

En consecuencia, la Sala Constitucional, al haber concedido en parte la tutela


impetrada, no efectuó un correcto análisis de los antecedentes del proceso.

POR TANTO

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El Tribunal Constitucional Plurinacional, en su Sala Cuarta Especializada; en virtud
de la autoridad que le confiere la Constitución Política del Estado y el art. 12.7 de
la Ley del Tribunal Constitucional Plurinacional; en revisión, resuelve: REVOCAR
la Resolución 28/2020 de 31 de enero, cursante de fs. 40 a 43 vta., pronunciada
por Sala Constitucional Segunda del Tribunal Departamental de Justicia de La Paz;
y, en consecuencia, DENEGAR la tutela solicitada.

Regístrese, notifíquese y publíquese en la Gaceta Constitucional


Plurinacional.

Fdo. René Yván Espada Navía


MAGISTRADO

Fdo. Gonzalo Miguel Hurtado Zamorano


MAGISTRADO

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