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HISTORIA REGIONAL I

PRIMER CORTE
AUTOR: Eric Van Young
TEXTO: Haciendo Historia regional.
Para la introducción a este curso se trabajaron tres textos que permitieron acercarnos a
algunas definiciones de lo que es la historia regional, la pertinencia de este estudio y las
formas metodológicas que nos permiten realizar análisis en Historia a nivel local.
Al inicio, con Van Young en Haciendo Historia regional, se definen elementos
alrededor de la dinámica económica de la región azucarera de Morelos, que dan luz
sobre la aplicabilidad del estudio en territorios definidos por una frontera física y
determinados por actividades productivas. Este autor se pregunta por la falta de una
definición concreta acerca de lo que es la región en un momento en el que se dan
profundas discusiones teóricas acerca de otros conceptos como feudalismo-
dependencia-clase social. Afirma que creemos saber lo que es una región y que en
investigación histórica se trabaja este concepto aún sin saber ciertamente lo que es; pues
este es asociado con las definiciones de una ciudad, un pueblo o sus regiones
circundantes; con construcciones de vieja data, que se pueden identificar con los
nombres de los centros capitales o en términos generales relacionados con otras
categorías como las producciones predominantes de determinada zona.
Siguiendo a Levy Strauss, este autor sugiere que la región invita a la reflexión y es
evidente al entender que la región no es un concepto invariable que aplique
uniformemente a cualquier espacio geográfico, sino que la definen las formas de vida de
sus pobladores y las formas en que sus relaciones sociales organizan estos espacios, las
interacciones que se pueden presentar. Espacio, tiempo y sociedad son conceptos que se
deben tener presentes para lograr un análisis coherente de las regiones.
Entonces, para plantear un estudio regional se deben establecer algunos aspectos que no
hay que perder de vista durante el análisis:
A) la región cuenta con unas características particulares que deben ser identificadas;
al determinar estas características internas de las regiones, se define el valor de
las mismas y se podrá lograr una explicación del proceso formativo de la región.
Esta claridad evita confusiones entre regionalidad y regionalismo.
B) La comparación de variables se construye en torno al concepto de regionalidad.
Si no se aclaran estas variables y si estas variables son comparables o no, el
análisis presentará problemas.
C) La regionalidad es un concepto dinámico, por lo tanto, su estudio aporta en el
estudio del cambio social en espacios definidos en el tiempo.
Teniendo en cuenta lo anterior se puede aspirar a presentar algún modelo explicativo de
la región que supere la mera descripción de un espacio geográfico. Por otra parte, es
importante tener en cuenta que el análisis regional permite una conciliación entre las
escalas micro y macro, generando una conexión más clara entre diferentes sistemas
espaciales. Esto es útil a la hora de buscar la relación existente entre fenómenos
estructurales y sus diversas consecuencias en distintos niveles regionales.
Además, otra desventaja que muestra la aplicación de esta teoría es cómo se debe
definir aquellos niveles superiores con los que se relacionará a la región, por lo que en
estos estudios hay que presentar un procedimiento metodológico que argumente cómo
definimos en nuestro análisis estas escalas. Además, para definir los máximos y
mínimos niveles de análisis se usan principalmente de conceptos relacionados con la
actividad económica de la región, lo que deja de lado las problemáticas étnicas, un vacío
de los estudios regionales.
Ahora, el estudio regional tiene potencial en la valoración de estudios sobre el tema de
la regionalidad, permite una convergencia, permite el estudio de los vínculos, establecer
relaciones entre el espacio físico y social. Se posibilita la construcción cultural del
espacio donde hay valores, significaciones. Los conceptos aplicados de región y clase
social permiten espacializar las relaciones económicas, llevarlas a un espacio social,
permiten observar la distancia social, la movilidad social. Por esta vía se puede buscar
un acercamiento a entender los motivos de las distancias reales del espacio físico.
Estos conceptos demuestran diferenciación entre partes y grupos componentes,
jerarquías que permiten establecer relaciones de poder asimétricas dentro del sistema,
lo que permite establecer diferencias respecto a la distribución desigual de la riqueza, el
estatus social y el poder político, jerarquías urbanas. También se evidencia una
articulación entre elementos que constituyen el sistema, sus interacciones predecibles.
Se busca entonces encontrar las formas en que se complementan las dinámicas
regionales y de clases para encontrar nuestras estructuras sociales; que son propias de
ciertos tipos de regiones.
Otra de las cuestiones de las que se ocupa este autor es desarrollar una tipología a partir
de algunas observaciones empíricas, se debe partir de cero a analizar las
particularidades del desarrollo económico y social. Por eso se puede empezar a hacer
una presentación de tipos de regiones. Con la tipología se establecen comparaciones
para diferenciar economías-sociedades regionales y particulares. Se puede entender si
estos lugares están ligados a mercados internos o externos, si se encuentran dentro o
fuera de la región (dónde se encuentra su emplazamiento central). Por medio del análisis
regional, Van Young encuentra dinámicas de integración social, base para ir a explicar
las tendencias de expansión en un espacio geográfico.
Las escalas locales y globales son variantes y transforman las consecuencias del
fenómeno a estudiar. La realidad de la región se estudia desde su contexto y se debe
definir un área apropiada para el objeto de estudio. El método de la Historia no está
definido y por ello se proclama interdisciplinaria, se interesa por la manifestación de
fenómenos estructurales en el nivel regional. Estos procesos son variables; en cada
contexto cambian las consecuencias del fenómeno. El estudio de la Región resalta la
utilidad del microanálisis, sirve para buscar explicación a las dinámicas del tejido social
regional. En el nivel macro el análisis puede dejar detalles del caso por fuera, por esto la
utilidad del microanálisis para la Historia.
La tarea de reconstruir procesos sociales buscando explicaciones a la dinámica social,
lleva al historiador a fijarse en los grandes procesos sociales, de manera que está
llamado a no desconectar los niveles macro con los que se identifica el fenómeno de
estructura del nivel micro donde las personas tejen a partir de su cotidianidad los hilos
que constituyen las sociedades en sus diversos ámbitos. Para lograrlo, el historiador
debe superar los análisis predeterminados que confirman el mundo como lo creemos. Al
analizar los casos particulares del fenómeno nos encontramos con la diversidad de las
comunidades, pues en cada espacio presenta distintas consecuencias. De esta forma el
autor plantea el problema de la dimensión. Se debe definir el contexto para comprender
la realidad que se descubre al hacer análisis de las relaciones interpersonales. Esta
definición se debe pensar de una forma no mecánica.
Una de las preocupaciones del autor es la tendencia a repetir explicaciones ya dadas y
formas de hacer Historia orientadas más a la descripción que a la explicación. Con un
análisis minucioso del problema que se estudia se pueden develar incluso las formas en
que se ejerce poder en la sociedad. Se debe superar todo análisis simplista
preguntándonos por las distintas lógicas que llevan a funcionar determinado sistema
social. Un análisis simplista explica el mundo a partir de premisas como que los
pequeños procesos son solo importantes en tanto tengan de nivel macro o seguir
alimentando la idea de las relaciones de predominio.
En cuanto al carácter interdisciplinario el autor reflexiona acerca de otro problema que
esto representa en Historia: al hacer uso de conceptos validados se puede caer en la
búsqueda de aquellas señales que confirmen la regla y dar menor importancia a la
experiencia particular. Los mecanismos sociales son impactados por fenómenos y para
poder explicar este proceso es necesario revisar elementos claves como la comunidad
que lo experimenta, las formas en que se aplican ciertas disposiciones, la forma en que
las acoge la comunidad y las consecuencias que produce.
En cuanto se ha logrado la investigación hay que preocuparse por la divulgación del
estudio. No debería tratarse de un producto que deba aparecer atractivo, que deje de
lado la parte interpretativa y se limite a quedar como un documento más para la
memoria. La variedad de fuentes que ha venido trabajando la Historia amplían la
posibilidad de contar detalladamente cómo el sistema de normas que impera en
diferentes ámbitos es un plan no puede ser del todo alcanzado; allí donde lo establecido
no es lo mismo que lo que ocurre en la sociedad se genera la ruptura que hace diferencia
en el proceso, en estos conflictos es posible encontrar indicios de algún proceso de
cambio.
AUTOR: Giovanni Levi
TEXTO: Un problema de escala
Giovanni Levi expone los problemas historiográficos del estudio de los vínculos reales
de las escalas locales y globales. Levi se pregunta, ¿Cómo puede un historiador estudiar
y describir sistemas de grandes dimensiones, pero sin perder de vista la situación
concreta de la gente real y de su vida y viceversa? Esto es un problema antiguo que ha
contribuido de una manera determinante a mantener indefinido el status científico del
historiador. La ciencia histórica revela como los individuos estaban en relación a las
acciones generales.
El problema de las ciencias históricas no es el objeto de estudio, sino cómo esos objetos
de estudio se insertan en su contexto. Los mecanismos de estudios para los
historiadores, comenta Levi, es que los hechos siempre permanecen iguales, como algo
indiferente a las premisas, a los orígenes y a esas causas descritas; y eso es un problema
de análisis. Lo que más se ha olvidado en los estudios históricos y que puede contribuir
a definir las estructuras y la realidad en la que los acontecimientos externos e internos
influyen en todo espacio definido. Levi nos da un ejemplo de ello, “estamos habituados
a considerar generalmente como válido el modelo de Marx en la transición de
feudalismo a capitalismo, la lenta fase de la acumulación primitiva, la expropiación de
los pequeños productores, y la aparición de un empresario capitalista que sustituye al
gran propietario feudal” pero existen en estos procesos de continuidades y cambios
diferencias regionales o nacionales.
Giovanni Levi expone que, si no se afronta el problema de la dimensión que es
adecuada para examinar los fenómenos históricos, se tiende a caer en mecanismos
automáticos de explicación basado en dos premisas que no son neutrales. La primera es
que las situaciones locales o situaciones personales, no son más que el reflejo a nivel
macro y, que, por lo tanto, esas situaciones solo pueden ser utilizadas por lo que ellas
poseen en general, o solamente como ejemplos, y ello solo falta de una explicación
mejor. La segunda premisa, es que existe un orden de relevancia que asumen dicotomías
como (ciudad- campo, civilizado-primitivo, culto-ignorante, etc.) por los cuales el
primer término siempre predomino sobre el segundo en el sentido de la historia.
Así, el estudio de las escalas de Giovanni Levi propone entonces, para captar el
funcionamiento real de mecanismos que en un nivel macro deja demasiadas cosas sin
explicar, como lo habíamos expuesto antes. Las consecuencias de dejar cosas sin
explicar repercuten en los debates sociopolíticos, como los del consenso popular de
apoyo al fascismo, una clase obrera que ha asimilado la cultura de la burguesía italiana
y así temas por el estilo. Al final la escala está aquí equivocada, ya que, no se pueden
dar respuestas a una explicación concreta menos generalizable, pero que por lo cual
permita la elaboración de una red conceptual instrumental para poder entender lo
concreto de un tema, lo individual. Otro ejemplo expuesto por Levi es considerar como
significativa del conflicto político, en la época fascista, tan solo la lucha abierta; este
punto de vista tiende a opacar la medida de adaptación de la clase obrera a los
imperativos políticos y económicos y que debe medirse desde las dificultades de los
capitalistas. El punto de vista de este ejemplo es como la metodología es la observación
simplista de lo alto hacía lo bajo, y que la única respuesta de importancia es la del
rechazo abierto y total. En la región como estudio, es que se ve desde lo alto, o sea, el
campo y la ciudad parecen inmóviles, homogéneos, incapaces de influir en los cambios
sociales. Y, esta es una problemática impuesta por el historiador, que no elimina el
problema de una visión estructural-funcionalista demasiado rígida que desvía las
vicisitudes individuales respecto de las regularidades buscadas.
El problema para el historiador no es negar la verdad de los mecanismos descubiertos,
sino insertarlos en el contexto de una red menos constrictiva que la que nuestro sentido
común proclive de resolver los problemas del pasado. Todas estas metodologías han
recolectado muchos equívocos, ya que la interpretación y la responsabilidad del
historiador, ha sido encubierta detrás de la pasiva función de recolectar memoria.
Más allá del problema de la relación del historiador con sus fuentes, existe el problema
de cómo presentar el material recolectado y cuál es el camino, siempre ambiguo y
alusivo, para instaurar un puente entre el discurso del historiador y la comprensión del
lector. Aquí creo que debe verse una de las propuestas significativas de la microhistoria:
dado que esta última ha abandonado la ilusión de que las generalizaciones no plantean
problemas de imprecisión y de malos entendidos, la microhistoria escoge una
comunicación analógica, que no concibe al lector como un pasivo receptor de mensajes
definitivos, sino que lo imagina como alguien capaz de leer los significados redundantes
del cuadro narrado.
AUTOR: Pierre Bourdieu
TEXTO: Efectos de lugar
Bourdieu reflexiona sobre la importancia del espacio físico y social como categorías de
análisis que sufren una distorsión de lo factual o el hecho real por efecto de la opinión
pública, sobre esta premisa toma como estudio a suburbios y guetos, lugares
desplazados e ignorados y concebidos solo por una lectura mediática, convirtiéndose en
un asunto irrelevante para la reflexión del norteamericano del común, siendo un asunto
reducido a los términos aparentes. El sociólogo francés sugiere pensar paradójicamente,
o sea, en contra de toda lógica imperante que piensa la violencia y el desamparo como
algo espontáneo, dado, y no como una consecuencia, en este caso de abandono,
segregación y olvido. Partiendo de lo anterior, comienza la formulación de conceptos
alrededor de los espacios sociales inextricablemente asociados con el espacio físico. Las
relaciones de poder en el curso de los eventos históricos han enseñado un elemento
común y es la apropiación de los espacios que configuren determinadas formas de
estratificación social. El espacio físico traducido como espacio social en el momento en
que se define ante la idea del otro. El autor denomina esto como exclusión mutua,
concepto que refiere reconocimiento mutuo de la espacialidad propia y del otro.
En este texto Bourdieu va a reflexionar sobre la importancia que tiene la opinión pública
como un distorsionador del hecho real, específicamente del espacio físico y social, las
cuales son las categorías de análisis afectadas, para analizar lo anterior va a tomar como
objeto de estudio a los suburbios y los guetos, así esos espacios son ignorados
Aquí la realidad social está atravesada por estas exclusiones que advierten la presencia
de jerarquías, hecho palmario ante el paso del tiempo cuando los espacios sociales no
sufren transformaciones, o si han de tenerlas, implica significativos cambios y procesos
generalmente difíciles, de alto costo o ralentizados que ponen en evidencia los niveles
de apropiación de los espacios sociales y la capacidad que tienen los mismos en cuanto
a la reproducción de dinámicas, ideas y conductas. Factor que es fácil observar en las
urbes en las que es posible ver espacios sociales de distintos tipos. Las localizaciones
temporales y permanentes son muestra de las formas de reconocimiento de la
espacialidad que podrían explicar de las dinámicas sociales de un núcleo social.
Valdría la pena añadir que, no todas las veces estas dinámicas de creación social se
hacen tan evidentes. Los espacios jerarquizados o sujetos a su potencialidad
comprenden múltiples actores sociales que se apropian de ellos. El espacio físico puede
ser apropiado por una variedad de actores sociales que intentan darle una lógica al
espacio físico en el que están superponiendo o sobresaliendo unas lógicas sociales por
otras. Ejemplo de ello, de acuerdo a Bourdieu, se puede ver en las relaciones
diferenciales entre ciudad-periferias o campo-ciudad. Diferenciaciones objetivadas
desde una vinculación del punto propio de partida con el elemento que resulta parte de
la otredad. Esta lógica, que trasciende a las formas de percepción y estructuras mentales,
es la forma de constitución del espacio social y su durabilidad en el tiempo: visto el
espacio en oposición a otro, como una división constitutiva. El autor plantea el orden
como algo producido bajo una estructura de preferencias ordenadora del espacio físico
desde el binarismo estructural de las sociedades, legitimadas con la recurrencia de la
práctica y su repetición.
Así, ponemos en observación la división del espacio y su jerarquización: las partes altas
y bajas de un espacio físico no son solo dicientes de un fenómeno geográfico aleatorio
significa posicionamiento social, una estratificación que establece diferencias. El
espacio social no es solo una mera manifestación de la territorialidad limitada a la
estratificación ya mencionada, sino que también se convierte en un ejercicio del poder
mediante la violencia simbólica inadvertida. Un tipo de violencia que no se mantiene
estática pues logra abarcar reacciones y representa un constante conflicto por los
espacios, que bien pueden ser físicos o sociales arrojados por la exclusión. En el marco
de estos fenómenos, Bourdieu nos habla de otras conceptualizaciones que sugiere la
presencia de dinámicas en la espacialidad. Primero, nos habla de las ganancias de
localización que es la pugna por los espacios físicos que gozan de prerrogativas o
beneficios cuando estos espacios tienen proximidad a bienes escasos o deseables. La
acepción de la palabra bien esta vez no connota el sentido de propiedad sino algo más
cercano a la utilidad de algo que están asociados más a beneficios culturales, sanitarios
y educativos, sin dejar a un lado la posibilidad de acumulación de réditos económicos.
Cuando nos habla de ganancias de posición, estas tienen un valor simbólico y
axiológico, pues son beneficios obtenidos con la posesión o adquisición de un espacio
vinculado a la idea de credibilidad social para amasar un capital social. Esto último
podría plantearse en dos direcciones. La primera está relacionada con una locación
privilegiada dentro de una urbe, ello puede significar ventajas y beneficios personales,
familiares y sociales. Igualmente, es algo que podría tomarse a escala económica por los
réditos que la locación podría dar. La ganancia de ocupación hace referencia a la
ganancia asociada al volumen de espacio. El tamaño de los espacios, según Bourdieu,
acentúan brechas y crean barreras invisibles que sirven para contener a la diferencia, es
decir aquellos quienes no gozan del mismo capital social y cultural.
Estas ganancias que acuña Pierre Bourdieu son un instrumento de análisis social muy
útil para comprender cómo las sociedades actúan en servicio de mantener o aumentar la
capacidad del dominio espacial, material y simbólico. Factor influenciado directamente
por el control y manejo del capital. La carencia de este solo reforzará las condiciones
mencionadas a la inversa, así como su preservación. Estas luchas por el espacio se
manifiestan de diversas formas, las cuáles Bourdieu clasifica como luchas individuales
y luchas colectivas. Las luchas individuales son todas aquellas que se dan, valga la
redundancia, desde el individuo o desde la generación del individuo. La trayectoria
social en ascenso o descenso, entonces, puede llegar a verse reflejada en cómo una
familia de una generación a otra interactuó y puedo establecerse. La realidad para el
investigador puede verse bastante difusa y llena de cambios que se dan en el tiempo. De
esta manera, Bourdieu considera la prevalencia de los capitales tanto sociales como
culturales no solo para mantener estructuras sociales determinadas o el statu quo, sino
también como herramientas de legitimación y credenciales que estarán dadas por la
posesión o desposesión de los mismos dentro de un habitus.

SEGUNDO CORTE
TEXTO: La historia regional en la perspectiva de la corriente francesa de los
Annales
AUTOR: Carlos Antonio Aguirre Rojas
Aguirre inicia su texto afirmando que varios teóricos de diferentes ramas de las ciencias
sociales han malgastado el término de “región”, ya que ha sido citado y manipulado
muchas veces, llegando hasta el punto de confundir a la historia regional con la historia
local. El autor afirma que es inaceptable que existan autores que hayan trabajado
haciendo historia regional y sostengan que cada investigador social puede crear su
propio concepto de región. Y esto se debe, según él, a las perspectivas posmodernas, ya
que quieren equiparar todos los puntos de opinión generando que sean válidos para
crear o dar una definición de región. Así pues, en este marco el autor expresa su
intención de realizar un esfuerzo de llegar con la mayor precisión posible al concepto de
región. Para ello, se tomarán algunas ideas de la Escuela de los Annales la cual, para él,
es una corriente francesa de historiadores que posee perspectivas y paradigmas
heterogéneas, por lo que, el autor prosigue con tres aclaraciones en lo referente al
concepto de historia regional:
En primer lugar, se ha llegado a confundir la historia regional con la historia local
porque esta última, es producto de un determinado espacio: la localidad. Así, el autor
retoma a Marc Bloch, y afirma que, al escoger una localidad para estudiarla, esta
elección se ve influenciada por criterios personales, que están fuera de los científicos,
para los estudios históricos (los criterios extra históricos) a la hora de escoger lo local, y
que de verdad pretenda ser científica no debe permitir que su objeto de estudio sea una
localidad, si no que estudiará la importante y la cual sirva para explicar aquellos
procesos particulares que el historiador sustentará como trascendentales.
En segundo lugar, el autor afirma que existe una confusión a la hora de diferenciar entre
el proceso de espacializar un fenómeno social o histórico de cualquier tipo, con el hecho
de hacer historia regional. Los historiadores con criterio adecuado nos han demostrado
que al estudiar cualquier hecho histórico o cualquier proceso es fundamental revisar sus
coordenadas temporales y espaciales, porque todo fenómeno histórico sucede en un
espacio determinado. Sin embargo, esto no es hacer historia regional.
En tercer lugar, otra de las problemáticas para hacer historia regional es que debemos
aprender a distinguir entre hacer la historia de una verdadera región histórica, ya que es
diferente hacer un estudio sobre la región económica o cultural o política. Por lo que, el
autor en este punto retoma a Marc Bloch, y nos dice que es fundamental primero:
definir una región económica política o cultural, para luego tratar de historiar a esa
región. Así, se logrará reconstruir la historia particular de esa región, que sí se
considerará historia regional, pero de manera amplia. Mientras que, para hablar en un
sentido más estricto sería reconstruir la evolución histórica, pero partiendo de criterios
científicos de una región que sea ella misma una región histórica en sí.
Por consiguiente, para Marc Bloch esta definición, es que para hacer historia regional es
fundamental reconstruir de manera científica la evolución histórica de una región
determinada. Es decir, primero: se debe definir a la región ya sea económica, social,
política, cultural o en cambio una región estrictamente histórica, después hay que
preguntarse la manera en cómo se reconstruye esa evolución de esa región y por último,
buscar la precisión a la hora de lo que significa reconstruir esta evolución en criterios
científicos.
Para entender esto de una mejor manera, el autor nos dice que él sólo va a retomar
algunas ideas de la primera y segunda etapa de la corriente francesa de los annales, los
cuales fueron influenciados en la definición de región y de historia regional por la
geografía de Paul Vidal de la Blache. El cual, fue un historiador que funda la geografía
francesa empleando el término de geografía humana por lo que es considerado como la
primera definición de región, posteriormente, es criticada por las dos primeras
generaciones de los annales. Sin embargo, no elimina lo fundamental de esta definición
y es que surgió como una crítica a la antropogeografía de Ratzel, quien sostenía un
determinismo geográfico. Para el profesor Aguirre la teoría de Paul Vidal en su
geografía es compleja, ya que se cuestiona el estudio de esta geografía humana dando
por respuesta: el paisaje, y sostiene que su configuración es una síntesis compleja de
varios elementos, que incluyen: la morfología terrestre, el relieve, el clima, y los
recursos naturales, minerales, la flora y la fauna, pero que además es fundamental
incluir los factores humanos, lo que genera la configuración del paisaje. De esta manera,
para Vidal de La Blache, el concepto de región será una síntesis compleja entre partes
de elementos que son considerados como homogéneos que conforman un género de
vida se considera, por ejemplo: el clima, porque se da en un determinado espacio con un
relieve determinado, el cual también es homogéneo y con recursos naturales animales y
vegetales que conforman la base de algunos grupos humanos, y que en su conjunto
forman la región. Sin embargo, sostiene el profesor Aguirre que se puede ver en esta
definición un imperialismo geográfico, en donde, se les da más prioridad a los
elementos geográficos y estos definen la configuración de cada grupo humano y el
sentido de cada acción. En lo anterior, el autor nos dice que al definir científicamente el
concepto de región es fundamental mencionar elementos geográficos, pero que no son
absolutos.
Por eso, el autor decide revisar la postura de Lucien Febvre, en el cual realiza una
revisión del imperialismo geográfico vidaliano y para ello, plantea que los historiadores
deben invertir el sistema conceptual que plantea Vidal, por lo que, afirma que no es
cierto que lo humano (que la acción humana) o que la historia está subordinada a la
geografía, mejor dicho, no está subordinada a los elementos geográficos sino que la
geografía es una ciencia auxiliar a la hora de realizar un análisis histórico. El autor
considera que esta postura de Febvre es posibilista en la medida que, repercute en el
propio concepto de región y en la propia región histórica, ya que, sostiene que los
elementos geográficos son importantes pero no son los determinantes de las acciones
humanas, sino que son campos de posibles, los cuales pueden limitar algunas
posibilidades en lo que se refiere a la respuesta humana (limitan las acciones humanas),
por lo que, estas sociedades al ser sometidas a algunas presiones por su ubicación
geográfica no van a tener una sola obligada respuesta. Por consiguiente, superando esta
idea aparece Marc Bloch afirmando que su definición de una región histórica traspasa o
va más allá de lo que es una región económica cultural o política. Uno de los
paradigmas de esta corriente francesa es la idea de la historia global, que cada problema
que estudia un historiador no está dividido, sino que todo forma parte y está conectado a
varias dimensiones sociales. Así, el investigador social no puede explicar un hecho
económico solo desde el ámbito económico. Por lo que, para poder definir la región
histórica es necesario pensar en lo que nos ofrece la historia global y es que, para pensar
en la región es fundamental tomarla como una síntesis compleja tanto de elementos
geográficos como económicos sociales, culturales, políticos, territoriales, etc. es decir
que la región está conformada por la totalidad de las dimensiones sociales. Por otra
parte, Fernand Braudel va a tomar esta definición de Marc Bloch e introduce otros
elementos que terminaron por crear un cambio terminológico, ya que, la individualidad
histórica en movimiento que se forma desde la dialéctica, por lo que se toma de él y se
modifica por una individualidad geohistórica en movimiento.
De esta manera, para Bloch, historia regional sería la reconstrucción de carácter
científico de la evolución histórica de una región, y en esta existe cierta individualidad
histórica en movimiento e influye una dialéctica entre algunos elementos geográficos y
algunos sucesos de carácter político, cultural, social, económico o histórico, los cuales
son de diferente tipo basado en la región estudiada. Es fundamental pensar en que las
regiones no son eternas, sino que surgen, se han desarrollado con el tiempo, tienen sus
momentos trascendentales y decadencia y quizá empiezan a desgastarse hasta
desaparecer totalmente. Siendo así entonces, la región una realidad cambiante y efímera.
Entonces, regresando a Fernand Braudel, el autor sostiene que es el pionero en
establecer el término de geohistoria el cual, en sus obras iniciaba desde el marco
geográfico, por ejemplo en su libro El Mediterráneo y el mundo mediterráneo en la
época de Felipe II, demuestra que los elementos geográficos son protagonistas en la
historia que se está estudiando, esto es cómo el mar Mediterráneo influyó de manera
importante en la política, la cultura, en la sociedad, en la economía y en la vida
cotidiana, durante el reinado de Felipe II y en toda Europa.
A manera de conclusión, el autor nos dice que podemos definir a la historia regional
desde la concepción de la región geohistórica, que ya ha venido mencionando en este
trabajo que la historia regional es la reconstrucción de carácter científico de una
evolución histórica de una región determinada en la cual, la región es definida como una
individualidad geohistórica en movimiento y que entonces la pregunta va dirigida a la
significación de la reconstrucción científica, por lo que es necesario pensar en lo que
decía Marc Bloch y es cuestionarse a quién habrá de interesarle después esa historia
regional particular.
Por lo que el autor sostiene que el verdadero desafío en el campo de la historia regional
es crear un contenido en investigaciones que generen un interés tanto a un historiador
internacional, es decir que le llame la atención en otras partes del mundo, ya sea a un
historiador mexicano, francés, español y que al mismo tiempo le interese a un
historiador colombiano y esto sólo se podrá lograr cuando la historia regional desde el
empleo de los documentos y elementos locales, sea capaz de generar preguntas y
respuestas vinculadas a la historia general. Porque entonces, no puede ser científica si
no vinculamos la historia regional con la historia general, ya que no nos reconstruiría la
evolución histórica de esas determinadas regiones estudiadas. Así que, se debe
recuperar lo particular y lo general desde las dimensiones particulares que son únicas e
irrepetibles de procesos históricos, pero que posee elementos vinculados a
características universales generales. El profesor Aguirre nos dice que para hacer una
verdadera historia regional, científica y rigurosa debe reconstruirse abordando
problemas generales y respondiendo desde documentos y elementos de la región
histórica analizada, por lo que su evolución histórica, parte desde su nacimiento,
desarrollo, clímax y decadencias hasta su desaparición, muestra una dinámica carga de
una individualidad histórica en movimiento con una dialéctica entre elementos
geográficos y civilizatorios históricos.
TEXTO: Credibilidades políticas
AUTOR: Michel de Certeau
En este capítulo, el autor trata cómo hoy temas relacionados con la política y la religión
se mantienen y se diversifican en los individuos, sin que ello implique una adhesión o
participación más activa conforme a esas posturas políticas o religiosas, por lo que
existe una identificación más no un activismo continuo que demuestre dicha adhesión.
Siendo por ello, que las creencias religiosas se valen del nuevo carácter que confieren
los elementos que han hecho parte de su historia, para mantener la confianza,
permitiéndoles la realización de sus logros.
Con respecto a lo anterior, el identificarse con cierta postura o creencia, sin
necesariamente involucrase obedece a una devaluación de estas, lo cual está marcado
por un traslado de las creencias de un lugar a otro, dada la necesidad de poder adecuarse
a los cambios que se van dando en el tiempo, y así mantenerse vigentes.
Los objetivos giran en torno a la consecución de adeptos, haciendo que las
explicaciones que ofrecen las creencias religiosas se modifiquen en función de ello,
abandonando ciertas posturas o elementos que no se pueden articular con respecto al
proceso de cambio. Fenómeno que ahora tiende a incrementarse, dado el surgimiento de
asociaciones, que desde las creencias buscan llevar a cabo sus objetivos, por lo que, hay
demasiados objetos en los que creer y bastante menos credibilidad. En este sentido, un
mayor grupo de adeptos no significa una mayor autoridad sobre estos.
Así es como hoy, las creencias religiosas son más diversificadas al ser más fácil de
explotarlas, a través del mundo de las imágenes y de la información, que recoge los
aspectos secretos de las iglesias, para poderlos explotar, dándole un significado
correspondiente a la actualidad.
Con forme a lo anterior, estos cambios y traslados de las creencias religiosas, tienen su
mayor percepción en lo político, así es como en los siglos XI y XII, el poder de lo
divino se convertía en el eje dirigente de la sociedad, elemento que al entrar en
decadencia se fue articulando en lo político para mantener su autoridad, por tanto, este
fenómeno de idas y venidas tiene como consecuencia un proceso de adaptación de los
dogmas religiosos, y la diversificación de las religiones de la mano de los movimientos
políticos.
Las creencias religiosas se articulan con los movimientos o partidos políticos que les
permitan generar más aceptabilidad, en una relación de dogmas y posturas, que sugieren
formas de comportamiento que deben seguirse en la sociedad, siendo esto un elemento
que ha identificado un apoyo de las creencias religiosas con la derecha política. El caso
colombiano con la guerra de los mil días es un claro ejemplo, dado el notable apoyo de
la Iglesia Católica al partido Conservador, y su oposición al Liberal por ser de
Izquierda. Esta oposición se hace de visible manifiesto desde el siglo XIX, ya que las
posturas de izquierda proponían un futuro diferente, a la visión del mundo de las
iglesias.
Si se mira el caso colombiano, se puede identificar como las izquierdas políticas
promovieron un cambio en las diciplinas escolares, de las cuales tenía un gran peso la
religión católica. Así es como la relación del creer y el saber se modificaron a través del
tiempo, dado que estos elementos tendrían un dominio de las religiones; pero serian
progresivamente distanciados, siendo un gran causante de esto los discursos de los
movimientos de izquierda, que explicaban la vida social desde otras posturas,
conocimientos y corrientes ideológicas basadas en la comprobación.
Ahora bien, lo anterior encuentra en la actualidad su mayor oposición, con la institución
de lo real, ya que hoy vivimos en el mundo de la información, por tanto, ya no es ese
elemento oculto de lo espiritual el que le da fuerzas a las creencias religiosas, sino el
cómo pueden ofrecer explicaciones que generen grados de comprobación, siendo esto
de lo que se valen hoy en día los diferentes movimientos políticos que tienen
articulación con lo religioso. Pues como se mencionó en un principio, ya no se trata de
la autoridad que se produzca sino de la credibilidad que se genere.
La modernidad implica una transformación, donde el postulado de la invisibilidad de lo
real pierde credibilidad ante lo visible, ya que este ahora es el elemento que permite
tener una representatividad en la sociedad, por tanto, los mitos pasan a ser explicados,
dándose así, la nueva orientación de las creencias, lo cual está directamente relacionado
con el surgimiento de partidos políticos que le den un peso.
En este sentido, la sustentación de las creencias religiosas cada vez necesita más de
cuan convincente sea el discurso de los representantes de estas, la fe que antes era
invisible ahora tiene que ser narrada y explicada de forma idónea en el discurso, pues en
función de ello se tendrá un mayor o menor número de adeptos, siendo este el carácter
que impera en el mundo de la información, donde se desprenden infinida de
narraciones.
Con respecto a lo anterior, en el plano político sucede de igual forma. Cada partido
genera convencimiento, a partir del como logra trasmitir y hacer creer entre los
individuos sus posturas. Los votos obtenidos por los candidatos de los diferentes
partidos políticos se relacionan con lo que estos hayan logrado suponer, ya sea en
materia de educación, salud, cultura, o economía, lo que comúnmente se escucha en la
población como promesas de campaña.
En síntesis, las creencias religiosas se han trasformado y trasladado a otros lugares,
sufriendo devaluaciones en su autoridad, pero de igual forma siendo este un elemento
esencial para poder seguir acorde con la modernidad, donde lo invisible tiene que
hacerse visible a través de una narrativa convincente, lo cual en el plano de la política
es altamente manipulable para poder captar la atención de los individuos, por cuyo
caso, el vínculo entre lo religioso y lo político es altamente notorio entre los diferentes
partidos y movimientos que surgen a cada momento.

TEXTO: Clientelismo y corrupción en contextos de baja estatalidad.


AUTOR: Emilio Moya Díaz y Daniel Paillama Raimán
En este texto, los dos autores tienen como objetivo indagar el tipo de relación que se
establece entre el clientelismo político y la corrupción en el contexto de baja estatalidad.
Dado que es en estos lugares es donde se mira más la ineficacia del Estado plasmado en
las condiciones de pobreza y vulnerabilidad, siendo a su vez más notorio el clientelismo
y la corrupción, como sucede para el caso del Choco en Colombia. Pero estos dos
elementos son diferentes teóricamente, por eso no se pueden confundir, aunque en la
práctica social y política se entrelacen con los laos de mutualidad.
Con forme a lo anterior, el estudio de estos fenómenos es de suma importancia, dado
que tienen una alta presencia en el contexto latinoamericano, siendo el clientelismo una
institución casi que formal en el desarrollo de estos países, dado que esta tan implícito
en la sociedad que se hace un elemento formal de ella, entendiéndose este como: “el
establecimiento de relaciones de dominación que incluyen el intercambio de favores
bienes, servicios y una serie de factores subjetivos”; que no es estático, sino que se
corresponde con los procesos de trasformación de la vida social.
El clientelismo es una red que se caracteriza por su permanencia, por eso crece, porque
cada vez hay que sumar más intermediarios que actúen sobre las relaciones de
patronazgo, ya que los procesos sociales se complejizan con el tiempo. Por eso, el
clientelismo funciona por el establecimiento de vínculos, relaciones de amista y
conveniencia que se sustentan en la lealtad, de forma que es una red informal,
característica de bastante importancia, ya que estas relaciones se hacen invisibles, por lo
que, pese a estar presentes, no se hacen notorias.
Ahora bien, como se indicó, la corrupción también es un fenómeno de bastante
persistencia en el contexto latinoamericano, pero no se presenta como un elemento de
bastante prolongación, sino que es constante. La corrupción es un concepto que es
altamente difícil de definir, pues este es un acto que depende del carácter individual de
cada persona, por cuyo caso, se corresponde a diferentes razones; lo que, sí es claro, es
que es muy frecuente en la población de América latina, por tanto, al ser tan común,
pasa hacer un fenómeno cultural que se invisibilizan, a pesar de las consecuencias
perjudiciales que produce, pues implica el desacato de las normas tanto morales, como
legales de la sociedad. La corrupción está presente en el plano individual como
institucional, no es en vano que en el plano cotidiano al hablar de política se remita a la
corrupción.
Por tanto, si bien el clientelismo y la corrupción son fenómenos diferentes, las
características de estos tienden a generar afectaciones similares, ya que los dos están
muy implícitos en el contexto latinoamericano, afectando las democracias y el
desarrollo de los países, a pesar de que estos seden en mayores proporciones en algunos
lugares que en otros.
Estos dos fenómenos son diferentes, pero a su vez actúan conjuntamente, sobre todo en
lugares de inestabilidad, la razón de ello, como lo señalan los autores es que “se
presentan como equivalentes funcionales de las instituciones que deben garantizar
ciertos derechos, servicios y bienes a los ciudadanos”. En este sentido, la corrupción se
convierte en una red que se inserta en los vínculos del clientelismo, para que dichas
relaciones informales basados en las lealtades puedan obtener un mayor benéfico, del
que ya de por sí generan. Estas circunstancias nefastas que genera el mutualismo del
clientelismo con la corrupción obedecen a factores económicos, dado que ese es el
sentido de la integración de la corrupción a la red del clientelismo, por ende, es que hay
ineficiencias en los sistemas de salud, educación y bienestar social grosso modo, pues
esta acción conjunta se ejerce a partir del aprovechamiento en el manejo de los recursos.
Para entender cómo funciona esta relación entre la corrupción y el clientelismo, los
autores señalan que estas son, redes de intercambio, pero que de igual manera siguen
siendo diferentes, dado que el clientelismo implica un vínculo más sólido; es mucho
más que un intercambio instrumental, es un tipo de relación entre ciudadanos y políticos
que establecen lazos simbólicos. Ahora bien, estos elementos simbólicos también
pueden generarse en la corrupción, pero no necesariamente corresponde por motivo de
un plan racional o búsqueda consciente, dado que el fortalecimiento de las lealtades no
es lo que prima, por tanto, la corrupción aparece y desaparece.
Los que se presenten en lugares implican la debilidad y ausencia del Estado en ellos, por
cuyo caso un mal manejo de los recursos, haciéndose una práctica común cultural y
aceptable, siendo la preocupación que las autoras quieren plasmar en el contexto
latinoamericano.
En una explicación más exacta, la relación de estos dos fenómenos que plasman los
autores es, “que los actos de corrupción se sostienen en redes conformadas por lógicas
clientelares o para subsistir, las redes clientelares necesitan desarrollar actos de
corrupción”. De lo que se debe señalar que donde mayor incidencia genera esa relación
de mutualismo es en las campañas políticas, pues los logros marcan la consecución de
los objetivos esperados, por lo que estas redes se posibilitan generando su extensión.
Por último, es importante señar que para resaltar lo anteriormente mencionado, los
autores realizaron un trabajo de campo en tres localidades de baja estabilidad en Chile,
lo cual si se mira en otro lugar como Colombia tiene bastante relación, ya que los datos
arrojan que, “el clientelismo político y la corrupción son fenómenos y prácticas
frecuentes en la realidad local, ambos se manifiestan de diversas maneras, sobre todo en
el modo de vinculación que se genera entre las autoridades comunales y la ciudadanía”.
Llevado esto al territorio colombiano, se denota como en las campañas políticas, los
candidatos se balen de los lideres comunales para la obtención de votos, a través de
pactos fraudulentos. De modo que, es a partir de la asociación de candidatos políticos y
personas representativas, que se integran las redes de clientelismo y corrupción, siendo
el resultado de ello los beneficios de algunos, con respecto a otros, haciendo inserción
en la diferencia social que va desde el plano local al nacional.
TERCER CORTE
TEXTO: La identidad cultural y el análisis regional
AUTOR: Héctor Tejera Gaona
La cultura es un indicador de lo social, elementos simbólicos que forman parte de un
espacio geográfico, que son las representaciones producidas por los individuos que se
encuentran en este espacio a través del tiempo, haciendo aspectos culturales que los
identifican y los distinguen. Por eso, cada país tiene elementos culturales que los
identifican, más allá del himno, escudo, o bandera; como ejemplo: al hablar de
Colombia en otros países, las personas emiten opiniones como colombianos, ya que
tienen una identidad cultural de los otros, por ello confieren aspectos generales, pero la
cultura no tiene un carácter homogéneo, ya que el interior de cada país existe una
diversificación de lo cultural.
Al interior de los Estados existen aspectos culturales que identifican a cada nación, ya
sea un ritmo musical, un tipo de gastronomía, una creencia, una tradición, una fauna o
flora; un evento, una persona o un conjunto de personas etc.… a los cuales se les
atribuye un valor simbólico sin que necesariamente se represente de igual manera a
todos, por lo que lo cultural no es homogéneo.
La historia de un prócer de la patria no tendrá la misma simbología para aquellos
individuos que habitan la misma región o lugar de donde este proviene, que para el resto
de las regiones que conforman una determinada nación. Además, existen elementos
simbólicos que solo representan una determinada región, etnia o grupo, ya que en el
interior de cada nación hay diferentes grupos sociales, que se distinguen por una propia
simbología que se da en el espacio que ocupan.
Con respecto a lo mencionado, se puede señalar una nación bajo diferentes aspectos,
pero ¿el que es?, o el que es aquello que hace parte de esta culturalmente?, es la
discusión que debe hacerse si se quiere hacer una historia cultural, siendo esta la razón,
por la que el análisis regional con estos elementos simbólicos es una herramienta que
contribuye a comprender estas particularidades.
En este sentido, al analizar la cultura, es preciso hacer la distinción de lo particular y lo
general, y de esta manera comprender qué es aquello que conforma lo regional. Como lo
señala el autor, la cultura es un sistema significante de representaciones y prácticas, a
las cuales se les imprime un sentido por los actores sociales, los individuos que ocupan
un lugar determinado, siendo estos los que a su vez los transforman y configuran,
convirtiendo estos símbolos en factores inherentes de los mismos. Por otro lado, se debe
aclarar que las particularidades al interior de los Estados, no quiere decir que no exista
una cultura nacional, sólo que estos factores significantes no contienen el mismo grado
de simbología, pues este se adapta a los diferentes espacios sociales.
Bajo lo mencionado, es ese grado de simbología que se le configura a los elementos
culturales, lo que produce identidades colectivas que se hacen particulares. En este
sentido, se deben señalar dos distinciones de lo cultural, una referencia a la cultura
nacional y la otra a la cultura dominante, siendo la primera de estas aquellos elementos
determinados por el papel del Estado, en el que se resaltan los aspectos simbólicos
diversos de la nación. Mientras que la segunda, se debe entender como el mecanismo
cultural que establece las diferenciaciones simbólicas al interior del Estado, las
particularidades que los actores sociales reproducen en los espacios del Estado.
Por tanto, la conformación de las particularidades se debe al simbolismo que se les
confiere, lo cual supone un ordenamiento específico del mundo social, dado que este es
producto de los actores sociales, en tal sentido, el estudio de la cultura se debe realizar a
partir de los actores sociales que son los que le dan significado a la misma.
Así, al hacer un estudio regional se debe considerar que son espacios con diferencias
simbólicas y ordenamientos distintos según estos rasgos culturales definidos por los
grupos sociales que las instauran. El análisis cultural es un análisis de las identidades,
donde el punto de partida serán las relaciones que se establecen como resultado de su
espacio social, ya que lo regional no debe verse solo desde la perspectiva socio
económica y política que domina los trabajos realizados sobre lo regional.
Lo anterior se explica, dado que al ser lo cultural un proceso evolutivo, estos cambios se
entenderán a partir de la acción que ejercieron los actores sociales en el espacio
determinado que estos ocupan. Bajo esta perspectiva los espacios culturales son la
reproducción de las identidades colectivas que se generan de forma diferenciada. Pues
esta es la forma en que los estudios de lo cultural se pueden hacer de forma más
completa, ya que las generalidades no permiten divisar la heterogeneidad de las
simbologías en los espacios sociales, puesto que los individuos confieren una
simbología a todo aquello que los rodea, siendo el objetivo del autor el buscar o el
señalar que es necesario entender, cómo estas especificaciones se expresan socialmente,
ya sea por una festividad, un acto de culto, una pauta de comportamiento etc.… pues la
simbología representa una concepción del mundo, por ende la creación de un espacio
social.
En síntesis, los actores sociales producen colectividades identificando con elementos
simbólicos que configuran en el espacio que ocupan, por eso las regiones tienen
diferentes aspectos culturales dominantes, de modo que, al referirse a generalidades
culturales de una nación, existe una heterogeneidad o particularidades al interior de
estas.
TEXTO: Movimientos sociales y partidos políticos en América Latina: una
relación cambiante y compleja
AUTOR: Ma. Fernanda Somuano Ventura
Al inicio de este texto la autora menciona que en Latinoamérica se ve que durante las
últimas décadas se ha experimentado una crisis de gobernabilidad y esto ha generado
una serie de protestas sociales que representan la inconformidad con el modelo de
desarrollo. Además de la propagación de problemas como el narcotráfico, la corrupción,
la incapacidad del sistema político y el terrorismo. Según la autora los movimientos
sociales se han manifestado de forma muy diferente en varios escenarios como por
ejemplo: algunos movimientos políticos han logrado consolidar su poder establecen
proyectos de acción, por otro lado, existen grupos que manifiestan su abierta
inconformidad contra las fuerzas políticas más tradicionales mediante el desafío sobre la
institucionalidad democrática y por último, otros grupos han llegado a un acuerdo con
las mismas fuerzas del gobierno, las cuales la mayoría de veces son ineficaces y poco
duraderas.
de esta manera la desconfianza se ha reflejado en el desencanto de una opinión pública
en la cual los ciudadanos decepcionados de los actores políticos y esos partidos también
buscan medios no institucionales para hacerle frente a la política es decir se basan en
propuestas “anti políticas” convirtiéndose en estas como una forma de participación
política de protesta. Así pues, la autora nos plantea que estás formas o movimientos
consideras antipolíticos pueden ser una especie de “desafío a la vieja democracia
representativa” Por eso, en este texto se plantea como hipótesis una reflexión sobre el
tipo de conexión entre los movimientos sociales y los partidos políticos en
Latinoamérica. La autora identifica que, en la segunda mitad de los 90, en esta parte del
mundo, se hacen frecuentes movimientos sociales nacionales, como el levantamiento
zapatista de 1994, levantamientos indígenas en Ecuador de 1996 y 2000, el movimiento
de trabajadores desocupados en Argentina en 2001 y otros casos. Esto se da según la
explicación, porque se regenera una vigorización de la sociedad civil que favorecen al
surgimiento de nuevos movimientos sociales, lo cual demuestra la pérdida de
legitimidad de algunas instituciones consideradas democráticas como el caso de los
partidos políticos, por eso la autora nos menciona que para los años 80’s gracias al
proceso de consolidación democrática, en casi todos los países de esta región
empezaron a aplicar las políticas de tipo neoliberal, pero cada uno tuvo distintos grados
de los indicadores macroeconómicos, en los cuales se pudieron ver características
negativas que terminaron afectando a las poblaciones, paralelamente, los sistemas
políticos empezaron a sufrir de una inestabilidad, generando una insatisfacción con este
tipo de democracia lo que dio por la pérdida de la confianza en los partidos políticos y
que la opinión pública atacara a instituciones como el congreso, así pues surgen los
“nuevos movimientos con anclaje socio territorial.”
Para explicar lo anterior, la autora identifica cuatro enfoques teóricos para explicar las
razones que crearon el descontento social y que posteriormente se convirtieron en
movilización y acción colectiva, así pues, estos son: las explicaciones globales, el
enfoque del proceso político, la teoría de la activación relativa y la teoría de la
movilización de recursos. Entonces, se realiza un recuento sobre los trabajos realizados
de cada enfoque. De esta manera, las explicaciones globales estudian los movimientos
sociales y las asociaciones civiles que fueron derivadas de ellos porque fueron
resultados de estos cambios en la sociedad, por eso, todavía se basa en el cambio social,
la autora nos menciona uno de los representantes: Jürgen Habermas quien ve en los
movimientos sociales una racionalización mayor de la vida moderna. El proceso de
urbanización y de industrialización jugaron un papel importante en estos cambios
sociales y divisiones en la sociedad de esta época, por eso algunas instituciones básicas
como la familia y la religión se alteraron, por lo que, progresivamente, tuvieron que
adaptarse a nuevas formas de relación social, que desplazaron a las concepciones
tradicionales.
En segundo lugar, tenemos el enfoque del proceso político, este se centra en estudiar el
entorno institucional y político. En donde se genera esta acción colectiva, es decir,
realizar el análisis del surgimiento de lo político, la consolidación y sostenimiento de los
movimientos sociales. Según los trabajos desarrollados, en este enfoque los partidos
políticos tienen la convicción de que los movimientos sociales y sus componentes son
formados y manipulados por las oportunidades que surgen en el mismo sistema político
y que son particulares mientras van evolucionando. En tercer lugar, está la teoría de la
activación relativa, allí se parte de la idea de analizar la violencia política, por lo que,
los movimientos sociales son la manifestación de expectativas frustradas por lo que la
activación relativa es experimentada por los integrantes de la sociedad, mostrando que
la percepción de cada uno basada en su propia realidad, pensando en lo que se tiene y
en lo que se cree que debería tener, en casos como: los bienes materiales, en la
participación política con la existencia de las posibilidades que se le ofrecen para su
propio desarrollo como integrante de la sociedad, así se genera frustración por lo que
esto desencadena que los ciudadanos participen manifestaciones de protesta. Y por
último, está la teoría de la movilización de recursos, la cual tiene por pretensión cortar
con la explicaciones anteriores que son de corte psicológico, ya que se basa en analizar
la acción social, por lo que, esta teoría busca dirigirse hacia la racionalidad instrumental
de la movilización y se basa en la premisa de que el descontento social es de carácter
universal y la acción colectiva no lo es, por lo que, la protesta no posee una vinculación
directa con situaciones como la empobrecimiento, cambio social si no que el
descontento tiene probabilidades políticas cuando sea por luchas de poder, y esto se ve
en los que representan a grupos afectados o cuando existe una fragmentación en la
política. Entonces, se podría pensar que las organizaciones y movimientos considerados
exitosas se basan en la adquisición de recursos y en la formación de relaciones que
generen ventajas a nivel de intercambio con otros grupos, según vayan logrando los
objetivos planteados.
Sin embargo, la autora plantea que es imposible sólo valerse en uno de estos enfoques
para explicar los movimientos sociales en América Latina, porque según ella, en esta
región del mundo son producto de una combinación tanto de elementos culturales como
individuales y estructurales, porque de las anteriores teorías cada una realiza un aporte
que podría explicar este fenómeno regional, estos cambios fueron profundos en el
sistema capitalista mundial y en el movimiento socialista que se presenta en el este de
Europa, estos cambios tuvieron un impacto en Latinoamérica y generaron estos
momentos políticos. Se podría pensar que algunos nacieron gracias al deterioro de las
condiciones de vida de varios sectores de la sociedad de la época, y también se podrían
revisar los cambios en las estructuras de poder, o las luchas por el poder, que dejaron
que estos movimientos adquirieran más estabilidad y fuerza, generando un gran poder
de convocatoria en movilización. Entonces, la pérdida de legitimidad en las
instituciones democráticas fue definitivamente un factor importante en la vigorización
de la sociedad, generando el surgimiento de estos movimientos.
Además, la autora cita algunos teóricos para definir un movimiento social, para eso, ella
sostiene que puede entenderse como el desafío de un grupo social a quienes detentan el
poder, para ello mediante manifestaciones públicas, donde es importante el número de
simpatizantes, su nivel de compromiso, unidad y valor. También menciona otro
sentido, el cual está constituido por dos factores: primero, las redes existentes de
organizaciones que se enfocan en preparar la movilización, los actos de protesta, los
cuales siempre están vinculados al cambio social y segundo, son los individuos que
hacen parte de los actos de protesta, quienes contribuyendo con recursos sin ser parte de
un grupo o una organización del mismo movimiento logran apoyar. Sin embargo, se
menciona que relacionar de manera conceptual a la práctica en este caso de los
movimientos sociales por los partidos políticos, es un ejercicio más complejo, ya que,
las organizaciones son productos de los movimientos, ellas pueden aparecer estructuras
de los partidos políticos, o el grupo que tenga interés, por lo que es necesario dejar bien
establecidas las diferencias. Es verdad que al final todos tienen por meta algo
relacionado a la política, pero entonces qué sucede con la participación directa de sus
miembros a la hora de conseguir estos objetivos. Así que, pensar en que tanto los
partidos como los grupos están enfocados en tareas de representación, y para ello tienen
suficientes recursos, por lo que a veces no tienen que acceder a buscar la movilización
de agremiados.
Además, no hay que olvidar que sin importar las causas que impulsan los movimientos
sociales no se puede negar que son actores sociales por dos razones: primero, sirven de
catalizador del representante para establecer y dejar dichas las demandas de grupos
sociales que expresan su descontento. Y segundo, es que la función está basada en estos
componentes, porque son los catalizadores del cambio social. Sin embargo, para que
pueda funcionar este tipo de cambio ellos necesitan a otros actores sociales como el
caso de los partidos políticos por ello es normal que los movimientos sociales se
enfrenten a una encrucijada de quedarse como fuerzas de oposición, las cuales terminan
tomando por vías extrainstitucionales para mantener su autonomía o si deciden competir
por el poder tomar las vías institucionales para crear alianzas con algún partido político,
para explicar esto, la autora no menciona que existen cinco tipos de prácticas por las que
adoptan un movimiento sociales y los partidos políticos: primero la articulación,
segundo la permeabilidad, tercera la alianza, cuarto la independencia y quinto la
transformación, se identifica que las dos primeras razones son las que limitan la
autonomía del movimiento entre y las últimas no son tan limitantes.
La articulación se enfoca en revisar la relación entre las organizaciones de los
movimientos políticos de carácter social en un programa de un partido político, y van
promoviendo las posiciones de este partido entre los seguidores para buscar apoyo de
nuevos integrantes, cuando se realiza este ejercicio y genera un éxito hace que la
movilización se convierta a gran escala, obligando al partido a mantener un compromiso
más fuerte hacia alguna causa, a cambio debe dar apoyo de carácter institucional, de
esta manera, los integrantes del movimiento seguirán las instrucciones del partido, un
ejemplo de ello se trata de la estrategia empleada por el movimiento Antorchista en
México. Es la permeabilidad de las organizaciones del movimiento social infiltradas en
los partidos para trasladar estos últimos a su causa, por lo que se necesita un apoyo
considerable a la causa del movimiento dentro de este partido. Al principio no es
necesario que el partido se comprometa con el objetivo específico de las actividades de
los integrantes del movimiento. por lo que, siendo leales al partido, los activistas del
movimiento para recibir su atención necesaria ejercen presión para influir de manera
importante en las decisiones el partido y si es posible adueñarse totalmente de él.
A manera de conclusión, se retoman todas las ideas mencionas. Entonces, la autora
identifica que aunque se desarrollaron en parte regiones de América Latina el
establecimiento de elecciones democráticas consideradas como justas y libres faltó
acompañamiento de una institucionalización democracia, la cual debe estar expresada
en la competencia efectiva de partidos en la libertad de expresión, en el respeto a la ley,
en la asociación y en la garantía de los derechos humanos, a lo que se le suma la falta de
transparencia gubernamental, las constantes crisis económicas y algunos sectores que
pueden ser muy grande la población que fueron excluidas de los beneficios tanto
económicos, como el caso de los movimientos indígenas. A la vez, también se encuentra
la desconfianza política e institucional que cada vez se va extendiendo más por todas
estas regiones, demostrando que puede ser posible y de manera muy rápida el regreso
del autoritarismo. Cómo menciona, para toda Latinoamérica la crisis en el sistema
partidista puede incluso llevar a casos del derrumbamiento del sistema, por lo que esta
tensión partidista se debe a la dificultad para vincularse a los movimientos sociales.
También se menciona que perdieron su capacidad de convocatoria, complementando al
hecho que la sociedad civil se ha enfrentado a cambios que han generado que los
movimientos sociales tradicionales encuentran su fin, por lo que han sido reemplazados
por nuevos tipos de movimientos sociales, los cuales tienen intereses como el medio
ambiente o las etnias, pero que han sido un poco difusos, por eso la sociedad se ha
alejado de los partidos, ya que éstos han demostrado una ineficiencia a la hora de la
representación y porque también han mostrado en muchos casos una asociación con la
corrupción. De esta manera, los partidos quienes gracias al debilitamiento del Estado
muestran problemas de reorganización del sistema partidista. Además, es necesario
dejar establecido que los movimientos sociales son una muestra del dinamismo mucho
mayor que los partidos de izquierda han mostrado en la región. Así que, para recuperar
esta confianza de los ciudadanos en varias instituciones consideradas como
democráticas, ellos necesitan que se establezcan más canales de comunicación, de
participación ciudadana durante el proceso de las tomas de decisiones y de control, los
cuales garantizan la participación.

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