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INTRODUCCIÓN:

La función de personal ha experimentado una evolución significativa a lo largo de la


historia, influenciada por los cambios en el panorama empresarial, las demandas de la
fuerza laboral y las tendencias emergentes en el ámbito de la administración. Desde
sus raíces en las primeras formas de organización social hasta las complejas
estructuras corporativas de la actualidad, la gestión de recursos humanos ha pasado
por diversas etapas que reflejan la evolución de la sociedad y la economía.

En sus inicios, la gestión de personal se limitaba principalmente a la asignación de


tareas y la supervisión rudimentaria de los trabajadores. Sin embargo, con la llegada de
la Revolución Industrial en el siglo XVIII, surgió la necesidad de una gestión más
sistemática de la mano de obra en las crecientes fábricas y empresas. Este período
marcó el comienzo de una mayor atención a la eficiencia y productividad laboral,
sentando las bases para futuros desarrollos en la gestión de recursos humanos.

A medida que avanzaba el siglo XX, surgieron movimientos como el de las Relaciones
Humanas, que reconocían la importancia de las necesidades sociales y emocionales de
los empleados en el lugar de trabajo. Esto llevó a un cambio en el enfoque de la gestión
de personal, pasando de un énfasis exclusivo en la productividad a una mayor
consideración por el bienestar y la satisfacción de los trabajadores.

Con el tiempo, el desarrollo de la administración científica de Frederick Taylor y otros,


así como la creación de departamentos de recursos humanos en las organizaciones,
contribuyeron a una mayor profesionalización de la función de personal. Sin embargo,
fue en el siglo XXI cuando la gestión de recursos humanos experimentó un cambio
radical, impulsado por la globalización, la tecnología y las cambiantes expectativas de la
fuerza laboral.

Las últimas tendencias en la gestión de recursos humanos se centran en temas como la


gestión del talento, la diversidad e inclusión, el trabajo remoto, el análisis de datos para
la toma de decisiones, el desarrollo del liderazgo y la gestión del cambio organizacional.
En un mundo cada vez más interconectado y dinámico, las organizaciones buscan
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adaptarse y mantenerse competitivas mediante la implementación de prácticas


innovadoras y estratégicas en el ámbito de la gestión de personal.

1. DESARROLLO HISTORICO DE LA FUNCION DE PERSONAL

La función de personal, esencial en la estructura de cualquier organización, ha


evolucionado significativamente a lo largo de la historia. Desde sus inicios en la
antigüedad, donde predominaba un enfoque simple basado en la supervisión directa y
asignación de tareas, hasta la compleja gestión de recursos humanos de hoy, marcada
por la globalización y la tecnología. Este viaje histórico desde la Revolución Industrial,
pasando por el movimiento de las Relaciones Humanas y la era de la Administración
Científica, hasta la creación y desarrollo de los departamentos de Recursos Humanos,
refleja un profundo cambio en la manera de entender y valorar al capital humano dentro
de las organizaciones. La historia de la gestión de personal nos muestra cómo las
prácticas laborales y las relaciones entre empleadores y empleados se han
transformado, respondiendo a las necesidades económicas, sociales y tecnológicas de
cada época. Este recorrido histórico no solo destaca la importancia creciente de una
gestión de personal eficaz sino también cómo esta ha contribuido al desarrollo
organizacional y al bienestar de los trabajadores a lo largo del tiempo.

1.1 Edad Antigüa

La gestión de personal en la antigüedad, marcada por sistemas de trabajo esclavista y


feudal, ofrece un fascinante punto de partida para explorar la evolución de las prácticas
laborales a lo largo de la historia. Este período, caracterizado por una relación laboral
de dominio y sumisión, establece un contraste significativo con los modelos de gestión
contemporáneos, centrados en el bienestar y desarrollo del empleado. La asignación de
tareas básicas y la supervisión directa eran las piedras angulares de la gestión de
personal en aquel entonces, donde la consideración hacia el trabajador como individuo
era prácticamente inexistente.

En el contexto de las sociedades antiguas, la economía se sustentaba en gran medida


en la agricultura de subsistencia y en la construcción de monumentos y estructuras de
gran envergadura. Estas actividades requerían una considerable cantidad de mano de
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obra, la cual era provista principalmente por esclavos y siervos. La eficiencia y


productividad de estas labores dependían del número de trabajadores disponibles, lo
que subraya la visión utilitaria de la gestión de personal de la época.

La construcción de grandes monumentos, como las pirámides de Egipto, es un claro


ejemplo de cómo se gestionaba el personal en la antigüedad. Estos proyectos
monumentales no solo requerían una planificación y coordinación extensivas, sino
también la movilización de miles de trabajadores. Los esclavos, junto con los
trabajadores contratados, formaban la base de la fuerza laboral, siendo dirigidos por un
sistema jerárquico estricto que aseguraba el cumplimiento de las tareas asignadas. A
pesar de la magnitud de estos proyectos, la preocupación por la seguridad, la salud o el
desarrollo personal de los trabajadores era mínima o nula, prevaleciendo el objetivo de
completar la obra sobre el bienestar de los individuos.

En el ámbito agrícola, el feudalismo presentaba una estructura de gestión de personal


donde los siervos trabajaban las tierras de un señor feudal a cambio de protección y
una porción de los productos cosechados. Esta relación, aunque menos coercitiva que
la esclavitud, seguía siendo profundamente desigual, basada en la dependencia y
sumisión del siervo. La gestión de estas labores agrícolas raramente iba más allá de la
asignación de tierras y la supervisión del trabajo, con pocos incentivos o posibilidades
de avance para los trabajadores.

Este panorama de la gestión de personal en la antigüedad refleja un enfoque


predominantemente pragmático hacia la mano de obra, considerada más como un
recurso a ser explotado que como un conjunto de individuos con aspiraciones y
necesidades. Sin embargo, es precisamente este contraste con las prácticas
contemporáneas lo que destaca el largo camino recorrido en la evolución de la gestión
de personal. A lo largo de los siglos, la creciente valoración del trabajador como un ser
humano integral, con derechos, necesidades y potencial de desarrollo, ha transformado
radicalmente las relaciones laborales, marcando el paso de la supervisión directa y el
dominio a modelos de gestión que promueven el bienestar, la inclusión y el crecimiento
personal y profesional. La historia antigua de la gestión de personal, con todas sus
imperfecciones y desafíos, sirve así como un punto de referencia crucial para apreciar
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los avances logrados en este campo y para continuar promoviendo prácticas más justas
y humanas en el mundo laboral.

1.2 El Taylorismo

El Taylorismo, surgido a finales del siglo XIX en el contexto de la industrialización


avanzada, es una teoría de gestión laboral ideada por Frederic Winslow Taylor, quien
abogaba por la eficiencia y la productividad en el trabajo a través de la Dirección
Científica. Taylor, partiendo de su observación de la tendencia al mínimo esfuerzo por
parte de los trabajadores, propuso una serie de principios centrados en la
despersonalización del trabajo, la motivación económica como único incentivo
relevante, y la importancia de una gestión basada en la selección y formación de
personal, así como en el control estricto de las tareas.

Sin embargo, este enfoque fue criticado por su visión mecanicista del ser humano, lo
que llevó a estudios posteriores, como los de Elton Mayo y F.J. Roethlisberger, que
destacaron la importancia de los factores psicológicos y sociales en el rendimiento
laboral. Sus investigaciones, especialmente el experimento de Hawthorne, demostraron
que la productividad se veía influenciada positivamente por la atención y el trato
personalizado hacia los empleados, más allá de las condiciones físicas de trabajo o los
incentivos económicos. Esto puso de manifiesto la relevancia de las necesidades
psicológicas y la dinámica de los grupos informales en el entorno laboral, sugiriendo
una perspectiva más holística sobre la motivación y el desempeño en el trabajo, que
contrastaba con la visión reduccionista del Taylorismo.

El texto destaca la evolución en la gestión de recursos humanos desde la perspectiva


del Taylorismo, centrada en la eficiencia y la productividad mediante la racionalización
de tareas, hacia enfoques más humanizados del trabajo, como el propuesto por Elton
Mayo, quien enfatizó la importancia de los factores humanos, las motivaciones no
económicas, y la participación de los empleados en la toma de decisiones. Esta
transición refleja un cambio desde una visión mecanicista del trabajador hacia una que
reconoce la complejidad de las necesidades y motivaciones humanas.
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Las diferencias entre la Escuela Científica del Trabajo y las teorías posteriores radican
principalmente en el tratamiento del factor humano: mientras Taylor se enfocaba en
optimizar la producción, Mayo y otros teóricos subrayaron la necesidad de humanizar el
trabajo, mejorando la comunicación y valorando las contribuciones individuales y
colectivas de los empleados.

El enfoque contingente, desarrollado por Lawrence y Lorsch, argumenta que no existe


una única teoría aplicable a todas las situaciones laborales, sino que la estrategia
óptima depende del contexto específico de cada empresa y tarea. Este enfoque
destaca la importancia de adaptar las prácticas de gestión a las circunstancias
cambiantes y a las características particulares del trabajo a realizar.

En la actualidad, se observa una integración de los conocimientos de distintas escuelas


de pensamiento en gestión de recursos humanos, reflejando una valoración creciente
del factor humano como fuente de diferenciación y éxito en el mercado. Las funciones
del departamento de RRHH han evolucionado hacia roles más integradores y
estratégicos, enfocados no solo en objetivos económicos, sino también en metas
sociales, adaptándose a los cambios tecnológicos y a las dinámicas organizacionales
contemporáneas. Este enfoque moderno de los RRHH subraya la importancia de
entender y coordinar las características personales de los trabajadores,
considerándolas como elementos clave para el éxito organizacional.

1.3 Revolución industrial (siglo XVIII-XIX)

La Revolución Industrial, ocurrida entre los siglos XVIII y XIX, representa uno de los
periodos más transformadores en la historia de la humanidad y, por supuesto, en la
evolución de la gestión de personal. Este fenómeno marcó la transición de métodos de
producción basados en el trabajo artesanal y la agricultura hacia la manufactura y la
producción en masa, impulsada por el desarrollo tecnológico y la introducción de la
maquinaria. Este cambio no solo redefinió las estructuras económicas y sociales de la
época, sino que también planteó nuevos desafíos y oportunidades en la gestión de la
fuerza laboral.
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En el corazón de la Revolución Industrial estaba la creación de las fábricas, las cuales


emergieron como centros neurálgicos de producción que concentraban a un gran
número de trabajadores bajo un mismo techo. Esta concentración de labor implicó una
serie de desafíos inéditos para los empresarios y administradores de la época, quienes
se vieron en la necesidad de coordinar, entrenar y gestionar grandes grupos de
personas. La eficiencia y productividad pasaron a depender cada vez más de la
capacidad de organizar el trabajo de manera efectiva, lo que a su vez estimuló el
desarrollo de las primeras políticas laborales y prácticas de gestión de personal.

Uno de los hechos históricos más significativos de este periodo fue el aumento de la
urbanización. La promesa de empleo en las fábricas atrajo a muchas personas desde el
campo hacia las ciudades, alterando de manera profunda la composición demográfica y
el paisaje urbano. Esta migración masiva no solo exacerbó las condiciones de vida y
trabajo precarias, sino que también puso de relieve la urgente necesidad de
regulaciones laborales que protegieran a los trabajadores, especialmente a los más
vulnerables.

En respuesta a las crecientes demandas por mejores condiciones laborales, así como a
la presión social y política, se empezaron a introducir las primeras legislaciones
laborales. Un ejemplo pionero fue la Ley de Fábricas de 1833 en Inglaterra, una
legislación que limitaba las horas de trabajo para niños y mujeres, marcando un
precedente importante en la regulación del trabajo industrial. Aunque inicialmente estas
leyes eran limitadas en alcance y efectividad, sentaron las bases para el desarrollo
posterior del derecho laboral y la protección de los trabajadores.

La Revolución Industrial, por lo tanto, no solo transformó los métodos de producción y


las estructuras económicas de la sociedad, sino que también cambió radicalmente la
forma en que se gestionaba el personal. El surgimiento de las fábricas y la producción
en masa creó la necesidad de políticas y prácticas laborales más sofisticadas,
marcando el inicio de la gestión de personal como un campo de estudio y práctica.
Además, este periodo histórico destacó la importancia de la regulación y protección del
trabajador, anticipando muchos de los debates y desafíos que continúan siendo
centrales en la gestión de recursos humanos contemporánea.
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En última instancia, la Revolución Industrial no solo fue un motor de cambio económico


y tecnológico, sino también un catalizador para el desarrollo de la gestión de personal.
Al enfrentar los desafíos que surgieron de la producción en masa y la concentración
laboral en fábricas, la sociedad comenzó a trazar el camino hacia prácticas laborales
más justas y eficientes, un legado que sigue influyendo en la manera en que
comprendemos y valoramos el trabajo humano hasta el día de hoy.

1.4 Movimiento de las Relaciones Humanas (Década de 1930)

El Movimiento de las Relaciones Humanas, que ganó prominencia en la década de


1930, marcó un punto de inflexión en la historia de la gestión de personal y en cómo las
organizaciones comprendían la productividad laboral. Este movimiento emergió en un
contexto donde la eficiencia y la estandarización, principios fundamentales de la
Administración Científica, dominaban las prácticas de gestión. Sin embargo, a
diferencia de su predecesor, el Movimiento de las Relaciones Humanas puso de relieve
la importancia de las necesidades sociales y emocionales de los trabajadores,
argumentando que la satisfacción de estas necesidades era crucial para mejorar la
productividad.

Una de las contribuciones más significativas a este enfoque humanístico de la gestión


fue el experimento realizado en la planta Hawthorne de la Western Electric Company,
entre 1924 y 1932. Este estudio, inicialmente diseñado para examinar el efecto de las
condiciones de trabajo (como la iluminación) sobre la productividad, terminó revelando
hallazgos mucho más profundos. Los investigadores observaron que la productividad
aumentaba no solo con la mejora de las condiciones físicas, sino también cuando a los
trabajadores se les daba atención y se reconocían sus esfuerzos. Este fenómeno,
conocido como el “Efecto Hawthorne”, destacó la importancia de los factores
psicológicos y sociales en el rendimiento laboral.

El Movimiento de las Relaciones Humanas abogó por un cambio radical en la gestión


de personal, enfatizando la necesidad de crear un clima laboral que valorara y
respondiera a las necesidades humanas de los trabajadores. Este enfoque promovía
prácticas como la formación de equipos de trabajo, el desarrollo de líderes empáticos y
la implementación de políticas que fomentaran un ambiente de trabajo colaborativo y de
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apoyo. La idea era que un trabajador satisfecho y emocionalmente comprometido sería


más productivo.

Los hallazgos del Estudio Hawthorne y los principios del Movimiento de las Relaciones
Humanas tuvieron un impacto duradero en la gestión de personal. Inspiraron una nueva
ola de investigaciones sobre la dinámica de grupo, la motivación laboral y el liderazgo,
cuestionando la visión mecanicista del trabajador como mero engranaje en la máquina
productiva. Además, sentaron las bases para prácticas de gestión modernas que
consideran el bienestar del empleado como un componente esencial de la estrategia
organizacional.

El legado del Movimiento de las Relaciones Humanas es evidente en muchas de las


prácticas de gestión de recursos humanos contemporáneas, que buscan equilibrar las
metas de productividad con la satisfacción y el desarrollo personal del trabajador.
Desde programas de bienestar hasta estrategias de engagement, las lecciones
aprendidas de este movimiento resuenan en el entendimiento actual de que el capital
humano es el activo más valioso de cualquier organización.

Por tanto, el Movimiento de las Relaciones Humanas representó un avance


fundamental en la evolución de la gestión de personal, al redefinir el concepto de
productividad para incluir el bienestar emocional y social de los trabajadores. Al hacerlo,
no solo mejoró las prácticas laborales de su tiempo, sino que también estableció
principios que continúan informando y enriqueciendo la relación entre empleadores y
empleados en el siglo XXI.

1.5 Era de la Administración Científica (Principios del Siglo XX)

-La Era de la Administración Científica, que tuvo lugar a principios del siglo XX, marcó
una revolución en la gestión de personal y en la organización del trabajo. En este
período, el enfoque principal de las empresas era la búsqueda incansable de eficiencia
y productividad, lo cual se intentó lograr mediante la estandarización y la
especialización del trabajo. Este movimiento estuvo fuertemente influenciado por los
trabajos y teorías de Frederick Winslow Taylor, quien es considerado el padre de la
administración científica.
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En el contexto de la Revolución Industrial y sus secuelas, donde la producción en masa


y las fábricas se habían convertido en la norma, Taylor observó una falta de eficiencia y
sistematización en la gestión del trabajo. Él propuso que, a través de la aplicación de
métodos científicos para analizar y optimizar las tareas laborales, se podría lograr una
mejora significativa en la productividad. La administración científica, por lo tanto, se
basó en la idea de que existía una “mejor manera” de realizar cada trabajo, la cual
podía descubrirse mediante estudios de tiempo y movimiento.

El Taylorismo, como se conoció a la práctica de estos principios, implicaba una serie de


innovaciones en la gestión. Taylor sugirió la descomposición de cada trabajo en sus
tareas más simples para determinar la manera más rápida y eficiente de realizar cada
una de ellas. Este enfoque no solo incluía la optimización de las herramientas y
técnicas utilizadas, sino también la selección y entrenamiento de los trabajadores para
especializarlos en tareas específicas. Taylor argumentaba que, al maximizar la
eficiencia del trabajador individual, se maximizaría la eficiencia de toda la organización.

Un hecho histórico relevante de esta era fue la implementación del Taylorismo en las
líneas de ensamblaje, como las de la Ford Motor Company, donde se aplicaron los
principios de la administración científica para revolucionar la producción de automóviles.
La especialización del trabajo y la estandarización de las tareas permitieron una
producción más rápida y a menor costo, ejemplificando el impacto transformador de
estos principios en la industria.

Sin embargo, la administración científica también recibió críticas significativas. Se


argumentaba que reducía al trabajador a una parte más de la maquinaria de
producción, ignorando sus necesidades emocionales y sociales y potencialmente
conduciendo a la deshumanización del trabajo. Estas críticas eventualmente condujeron
al desarrollo de enfoques alternativos en la gestión de personal, como el Movimiento de
las Relaciones Humanas.

A pesar de estas críticas, la influencia de la Era de la Administración Científica en la


gestión moderna es innegable. Los principios de análisis de tareas, optimización de
procesos y enfoque en la eficiencia continúan siendo elementos fundamentales en la
gestión de operaciones y recursos humanos. La era estableció la importancia de la
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sistematización y el enfoque científico en la gestión del trabajo, legados que siguen


siendo relevantes en las prácticas empresariales actuales. En resumen, la Era de la
Administración Científica representa un capítulo crucial en la evolución de la gestión de
personal, cuyos principios de eficiencia y productividad siguen resonando en el mundo
empresarial contemporáneo.

1.5.1 Evolución de las tendencias en RRHH de 2018 a 2023

Las principales reflexiones que se desprenden de esta comparación son:

 La gente había empezado a hablar de teletrabajo y flexibilidad ya antes de


la pandemia. Varias empresas ya habían puesto en marcha experimentos o
programas reales de trabajo híbrido, pero este fenómeno cobró realmente fuerza
con el primer confinamiento.

 La formación es un tema recurrente. Las competencias se quedan obsoletas


rápidamente si no se aplican programas de upskilling (reaprendizaje)y
reskilling(reciclaje profesional). Para conseguir una mayor eficacia, la formación
debe ser continua y favorecer contenidos breves que se puedan utilizar también
en dispositivos móviles. Por desgracia, las inversiones reales siguen siendo
bajas.

 La tecnología de RRHH ha pasado de ser una tendencia en sí misma a


considerarse un facilitador. Los departamentos de RRHH son conscientes de
que la tecnología solo funciona si está realmente integrada en los procesos
empresariales y tiene un alto índice de adopción. En el futuro, la tecnología
respaldará tanto el trabajo híbrido y el desarrollo de competencias como el
bienestar de los empleados.

 Desde 2020, el departamento de RRHH se concentra cada vez más en el


proceso de onboarding (proceso de adquisición o suscripción de nuevos
usuarios) y su digitalización. La difusión del trabajo híbrido pone aún más en el
punto de mira el proceso de incorporación de un nuevo empleado, un momento
delicado en la experiencia general del empleado. Las empresas cada vez
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cuentan con más plataformas de RRHH para gestionar digitalmente las


actividades de onboarding.

 Actualmente, el mundo de los RRHH se centra más en el cuidado del


bienestar del trabajador, su potenciación y su desarrollo humano y
profesional. La conmoción causada por la pandemia y la difuminación de los
límites entre la vida privada y laboral han empujado a las empresas a prestar una
mayor atención al bienestar de los empleados y no solo a su compromiso. Los
horarios y los lugares de trabajo se han ido flexibilizando y los programas de
bienestar cada vez cuentan con más servicios, entre los que se encuentran la
telemedicina y la telepsicología.

1.6 Desarrollo del Departamento de Recursos Humanos (Década de 1940-1950)

La consolidación de la gestión de personal como una función formal dentro de las


organizaciones, especialmente durante las décadas de 1940 y 1950, marca un período
fundamental en la evolución de lo que hoy conocemos como Recursos Humanos
(RRHH). Este período, caracterizado por cambios socioeconómicos significativos,
incluyendo la reconstrucción posguerra y un notable crecimiento económico, sentó las
bases para el desarrollo del Departamento de Recursos Humanos como un pilar
esencial en la estructura organizacional moderna.

En el contexto de la posguerra, el mundo empresarial comenzó a reconocer la


complejidad creciente de la gestión laboral, impulsada por una economía en expansión
y una fuerza laboral cada vez más diversificada y especializada. Este reconocimiento
llevó a la creación de departamentos dedicados exclusivamente a la administración de
relaciones laborales, contratación, capacitación, y la gestión de beneficios. La función
de estos departamentos era no solo asegurar el cumplimiento de las leyes laborales,
que se volvían más numerosas y complejas, sino también mejorar la eficiencia
organizacional a través de una gestión efectiva del talento.

La formalización de las relaciones laborales y la atención al bienestar del empleado se


convirtieron en elementos clave durante este periodo. Las organizaciones comenzaron
a implementar programas de capacitación y desarrollo profesional con el fin de mejorar
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las habilidades de su fuerza laboral y fomentar la lealtad de los empleados. Asimismo,


la gestión de beneficios se tornó una herramienta estratégica para atraer y retener
talento, en un entorno donde la competencia por trabajadores cualificados se
intensificaba.

Un hecho histórico destacado de este período fue la implementación de prácticas de


gestión de personal que consideraban al trabajador no solo como una unidad de
producción, sino como un individuo con necesidades y aspiraciones. Esto representó un
cambio significativo en la filosofía organizacional y en la forma en que las empresas se
relacionaban con sus empleados. La gestión de personal empezó a verse como una
inversión en el capital humano, crucial para el éxito y la sostenibilidad a largo plazo de
cualquier organización.

El desarrollo del Departamento de Recursos Humanos en las décadas de 1940 y 1950


también reflejó la influencia de teorías administrativas emergentes, como las
relacionadas con el comportamiento organizacional y la motivación. Estas teorías
reforzaron la idea de que una gestión efectiva de los recursos humanos podía
traducirse en una ventaja competitiva, al promover un ambiente de trabajo positivo que
maximizara la satisfacción y productividad del empleado.

En conclusión, la creación y consolidación de los departamentos de Recursos Humanos


durante este período representaron un cambio paradigmático en la gestión de personal.
Se reconoció formalmente que el éxito empresarial dependía no solo de factores
económicos y tecnológicos, sino también de la capacidad de gestionar efectivamente el
capital humano. Esta evolución sentó las bases para las prácticas contemporáneas de
RRHH, centradas en el desarrollo, bienestar, y compromiso del empleado, consolidando
a los recursos humanos como una función estratégica dentro de las organizaciones
modernas.

1.7 Globalización y Tecnología (Siglo XXI)

En el siglo XXI, la globalización y la tecnología han transformado radicalmente la


gestión del talento y las prácticas de recursos humanos, marcando una era de cambios
sin precedentes en la historia de la función de personal. Este período se caracteriza por
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la integración de mercados laborales a nivel mundial, un enfoque renovado en la


diversidad e inclusión, y la incorporación de tecnologías avanzadas para la gestión del
capital humano.

El auge de Internet y las tecnologías de la información ha permitido a las


organizaciones operar y competir en un mercado global, facilitando la gestión de
equipos de trabajo dispersos geográficamente y la contratación de talento sin importar
su ubicación. Los sistemas de información de recursos humanos (HRIS, por sus siglas
en inglés) y las plataformas de reclutamiento en línea se han convertido en
herramientas fundamentales, permitiendo a las empresas optimizar sus procesos de
selección, capacitación, y evaluación de desempeño a través de soluciones digitales.

Este contexto global también ha impulsado un cambio hacia una mayor diversidad e
inclusión en el lugar de trabajo. Reconociendo la riqueza que aportan las diferentes
perspectivas y experiencias, las organizaciones han comenzado a implementar políticas
y programas destinados a fomentar un ambiente laboral más equitativo y diverso. La
gestión del talento ya no solo busca llenar vacantes, sino construir equipos inclusivos
que reflejen la diversidad del mercado global.

Otro fenómeno destacado de este período es el creciente valor que se le da al balance


entre la vida laboral y personal, lo cual ha llevado a la adopción de prácticas laborales
más flexibles, como el teletrabajo o el trabajo remoto. Impulsado inicialmente por la
tecnología y luego por necesidades de salud pública, como la pandemia de COVID-19,
el trabajo a distancia se ha establecido como una opción viable y, en muchos casos,
preferida por empleados y empleadores. Este cambio ha redefinido las expectativas
laborales y ha obligado a las empresas a adaptar sus estrategias de gestión del talento
para mantener la productividad y la satisfacción del empleado en un entorno de trabajo
no tradicional.

El impacto de las redes sociales en la gestión del talento es otro hecho histórico
relevante de esta era. Las plataformas sociales no solo han revolucionado la forma en
que las empresas se comunican con sus clientes, sino también cómo atraen y retienen
talento. La reputación en línea y la marca empleadora se han convertido en elementos
críticos en la atracción de candidatos, mientras que las redes sociales ofrecen canales
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inmediatos para la promoción de la cultura corporativa y el compromiso de los


empleados.

En conclusión, la era de la globalización y la tecnología en el siglo XXI ha redefinido la


función de personal, transformándola en una práctica más dinámica, inclusiva y
tecnológicamente avanzada. La adaptación a estos cambios ha requerido de las
organizaciones una reevaluación constante de sus estrategias de gestión del talento
para aprovechar las oportunidades que brinda este nuevo contexto global. A medida
que avanzamos, es probable que la innovación tecnológica y los cambios
socioeconómicos sigan modelando el futuro de la gestión de recursos humanos,
presentando tanto desafíos como oportunidades para las organizaciones en todo el
mundo.

2. NUEVAS TECNICAS Y TENDENCIAS EN LA GESTION DE PERSONAS

Al enfocarse en las últimas tendencias, se puede explorar temas como la gestión del
talento, la diversidad e inclusión, el trabajo remoto, el análisis de datos para la toma de
decisiones en recursos humanos, el desarrollo del liderazgo y la gestión del cambio
organizacional.

Definición y características de las últimas tendencias en la gestión de personal:

2.1. Gestión del talento:

Se refiere al proceso de identificación, atracción, desarrollo y retención de individuos


con habilidades y competencias clave para el éxito organizacional.

Características:

 Enfoque en identificar y nutrir el potencial de los empleados.


 Implementación de programas de desarrollo profesional y planes de carrera.
 Uso de herramientas de evaluación y retroalimentación para gestionar el
desempeño y el crecimiento del talento.

2.2. Diversidad e inclusión:


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Consiste en promover y valorar la diversidad de género, etnia, edad, orientación sexual


y otras características en el lugar de trabajo, creando un ambiente donde todos los
empleados se sientan respetados, valorados y tienen igualdad de oportunidades.

Características:

 Implementación de políticas y programas de diversidad para garantizar la


representación equitativa en todos los niveles de la organización.
 Fomento de la sensibilización y la educación sobre la importancia de la
diversidad e inclusión.
 Creación de un entorno de trabajo seguro y respetuoso donde se celebren las
diferencias y se promueva la colaboración.

2.3. Trabajo remoto:

Implica permitir a los empleados realizar sus funciones fuera de la oficina tradicional,
utilizando tecnología para comunicarse y colaborar con colegas.

Características:

 Flexibilidad en la ubicación y horario de trabajo.


 Uso de herramientas de comunicación y colaboración en línea.
 Implementación de políticas y procedimientos para garantizar la productividad y
el compromiso de los empleados remotos.

2.4. Análisis de datos para la toma de decisiones en recursos humanos:

Consiste en utilizar datos y análisis para informar y respaldar las decisiones


relacionadas con la gestión de personal.

Características:

 Recopilación y análisis de datos sobre el desempeño, la satisfacción laboral, la


rotación de personal y otros indicadores clave.
 Uso de herramientas de análisis predictivo para identificar tendencias y patrones
en el comportamiento de los empleados.
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 Integración de análisis de datos en procesos como la contratación, la


capacitación y el desarrollo, y la gestión del desempeño.

2.5. Desarrollo del liderazgo:

Se refiere al proceso de identificar, cultivar y empoderar a los líderes dentro de la


organización para guiar y motivar a los equipos hacia el logro de los objetivos
organizacionales.

Características:

 Programas de desarrollo de liderazgo para capacitar a los empleados en


habilidades de liderazgo efectivas.
 Mentoría y coaching para ayudar a los líderes a desarrollar su potencial y
superar desafíos.
 Fomento de un estilo de liderazgo inclusivo y orientado al equipo.

2.6. Gestión del cambio organizacional:

Consiste en gestionar y facilitar los procesos de cambio dentro de la organización,


asegurando una transición suave y exitosa hacia nuevas estructuras, procesos o
tecnologías.

Características:

 Comunicación clara y transparente sobre los objetivos y el impacto del cambio.


 Involucramiento y participación activa de los empleados en el proceso de
cambio.
 Apoyo emocional y recursos para ayudar a los empleados a adaptarse y
prosperar en un entorno cambiante.

En resumen, las últimas tendencias en la gestión de personal se centran en maximizar


el potencial humano dentro de las organizaciones, promoviendo un enfoque más
holístico y estratégico en la administración de los recursos humanos. Esto incluye la
gestión del talento, donde se identifican, desarrollan y retienen individuos clave para el
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éxito organizacional, así como la promoción de la diversidad e inclusión para crear


entornos de trabajo equitativos y colaborativos.

Además, el auge del trabajo remoto ha transformado la forma en que las empresas
operan, exigiendo una mayor flexibilidad y adaptación a las nuevas realidades
laborales. La utilización de análisis de datos en la toma de decisiones en recursos
humanos permite a las organizaciones aprovechar información valiosa para optimizar
procesos y mejorar el compromiso de los empleados.

El desarrollo del liderazgo se ha vuelto crucial para guiar a los equipos hacia el éxito en
un entorno empresarial cada vez más complejo y competitivo, mientras que la gestión
del cambio organizacional se enfoca en facilitar transiciones fluidas y exitosas en medio
de la evolución constante de las organizaciones. En conjunto, estas tendencias reflejan
un enfoque más integral y estratégico hacia la gestión de personal, con el objetivo de
impulsar el crecimiento y la innovación en las empresas del siglo XXI.

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