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ISSN 2314-1638

Acuña, Lilian María José


EL JUICIO POLÍTICO COMO MECANISMO DE CONTROL CONSTITUCIONAL
Revista Paraguay desde las Ciencias Sociales, revista del Grupo de Estudios Sociales sobre
Paraguay, nº 1, 2012, pp. 1-24

Instituto de Estudios de América Latina y el Caribe, Universidad de Buenos Aires


Argentina

Disponible en: http://www.grupoparaguay.org/revista

RECIBIDO: SEPTIEMBRE 2012


ACEPTADO: NOVIEMBRE 2012
Revista Paraguay desde la Ciencias Sociales
nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

El juicio político como mecanismo de control constitucional


Lilian María José Acuña
UNA/Univ. de Sevilla. Becario AECID
mariajose.sar@gmail.com

Palabras clave: Juicio Político, control político, responsabilidad, democracia, equilibrio de


poderes

Resumen
Los instrumentos constitucionales para el control político del poder representan una
garantía de libertad, y por lo mismo no pueden estar sujetos a la aplicación
discrecional, confidencial y circunstancial que supone la adopción de acuerdos entre los
agentes políticos. En estrecha vinculación con el control encontramos la responsabilidad de
quienes ejercen las funciones del poder público, en la medida que constituyen una
regla esencial en la vida política de los pueblos libres. Para que los ciudadanos tengan las
garantías suficientes de que los gobernantes serán responsables de sus actos, se ha
consagrado en nuestra Constitución una variedad de instrumentos de control, entre ellos
encontramos el Juicio Político, utilizado para exigir la responsabilidad de los
representantes de las altas esferas del poder. En el presente artículo, daremos un esbozo
general de los aspectos más importantes de dicho Instituto, su naturaleza jurídica, su
configuración constitucional (sujetos pasibles – causas – procedimiento- consecuencias).

Impeachment as a mechanism of Constitutional control

Keywords: impeachment, political control, responsibility, democracy, check and balance

Abstract
The constitutional instruments for political control of power represent a guarantee of
freedom. Therefore they cannot be subject to the discretionary application, confidential
and circumstantial that involves the adoption of agreements between political actors. In
close linkage with the control we can find the responsibility of those who exercise
functions in public service, to the extent that constitute an essential rule in the political
life of free countries. To ensure that citizens have sufficient guarantees that the rulers will

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be responsible for their acts, a variety of instruments of control have been embedded in
our Constitution, among them we find the impeachment, used to require the responsibility
of the representatives of the highest spheres of power. In this article, we will give a
general outline of the most important aspects of this instrument, its legal nature and its
constitutional configuration (subject liable - causes - procedure - consequences).

Conceptualización. Generalidades
El juicio político entendido éste como el conjunto de actos procesales previstos en la
ley, que tiene como finalidad la aplicación de sanciones específicas atribuidas a conductas
determinadas, en otras palabras, podemos expresar que es el vehículo procesal para la
aplicación de la norma sustantiva en materia de responsabilidad política a los sujetos
determinados por la propia Constitución (Esparza Frausto. 2001: 21)1.
Alexis de Tocqueville en su libro “Democracia en América” (1835), ya entendía por
juicio político el fallo que pronunciaba un cuerpo político momentáneamente revestido del
derecho de juzgar. Al final ha quedado reducido al término utilizado para designar el
procedimiento para exigir responsabilidad política y oficial a un servidor público. El juicio
político implica el ejercicio material de una función jurisdiccional llevada a cabo por un
órgano de funciones políticas, pero respetando las formalidades esenciales de un
procedimiento jurisdiccional (Gonzalez Oropeza, 2005: 335). Se trata de una de las pocas
ocasiones, en la que una función cuasi jurisdiccional es ejercida por un poder diferente al
judicial y por esa razón se recurre al término “político”, porque político es el órgano que lo
lleva a cabo.
El impeachment es un procedimiento especial que apareció en el siglo XIV en el Reino
Unido de la Gran Bretaña para exigir la responsabilidad penal y, por ende, individual, de los
miembros del ejecutivo, excepto la del Monarca, irresponsable jurídica y políticamente.
Mediante su utilización, la Cámara de los Comunes acusaba y la Cámara de los Lores
juzgaba y dictaba sentencia. “…Una vez que el poder legislativo ha encomendado a otros
poderes la ejecución de las leyes hechas por él, conserva siempre el derecho de retirar esos
poderes si encuentra razón para ello e igualmente el de castigar cualquier prevaricación”
(Varela Suanzes, 2000: 25 -96).

1
Sobre la conceptualización consultar igualmente Bidart Campos (2000). Se lo denomina juicio “político”
porque no es un juicio penal que persiga castigar (aunque una de sus causales pueda ser delictuosa), sino separar
del cargo (Quiroga Lavie, 1987: 551). El juicio político es el control que ejercen ambas Cámaras del Congreso
sobre los otros dos poderes del Estado con el fin de destituir de sus cargos a los órganos públicos y por las causas
que indica la Constitución.

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En la ley inglesa, el impeachment versaba sobre “delitos y faltas graves” eran los
delitos contra el Estado, como el soborno o la traición, juzgados por el Parlamento en virtud
de la ley del Parlamento. Estos “delitos y faltas graves” fueron en primer lugar, considerados
de hecho, no como delitos menores. También estaban los “Delitos y faltas graves”, como
asalto y asesinato, juzgados por los tribunales en el marco del derecho penal general. Para
autores como Alexis Tocqueville o Blackstone, el impeachment inglés fue un juicio de
carácter penal, porque la separación del cargo y sanción penal se unieron en un
procedimiento, de modo que un hombre podía perder su cargo y su cabeza de un golpe
(Berger, 1974)2.
Con sus luces y sombras este instituto serviría de modelo a los constituyentes
estadounidenses que la introducirían con ciertas modificaciones en su Constitución, como
medio de control del Parlamento a los funcionarios de la Administración tanto de la rama
ejecutiva como la de la rama judicial.
La Constitución de los Estados Unidos regula el instituto del Impeachment en el
artículo II, Sección 4, donde observamos que el Congreso actúa con competencia cuasi
judicial en lo referente al juicio político. De acuerdo con el artículo I, la Cámara de
Representantes tiene el poder exclusivo de acusación. Ejercita este poder sancionando por el
voto de la mayoría, artículos de acusación (impeachment), que desempeñan la función de un
auto de procesamiento. Se trata, observa García Pelayo (1984) de una “función político-
judicial” del Congreso: el impeachment con referencia al Presidente, Vicepresidente y todos
los funcionarios civiles de los Estados Unidos en caso de “traición, cohecho u otros crímenes
o delitos”. “Traición y cohecho” son delitos definidos con precisión en el derecho
americano; en cuanto alcance de la proposición “otros crímenes o delitos no existe una
definición oficial y vinculatoria”. Para Story (1860: 136) la expresión juicio político, no
implica solamente la idea de delito político, porque se puede aplicar igualmente a delitos no
políticos, con tal que sean perpetrados en el ejercicio de funciones oficiales.

Naturaleza Jurídica
El juicio político (Esparza Frausto, 2001) es una figura de Derecho Público, definido
éste como el conjunto de normas que regulan el ejercicio de la autoridad estatal,
2
In English law, from which our impeachment is borrowed, "high crimes and misdemeanors" were
offenses agains the state, like treasos or bribery, triable by Parliament under the law of Parliament. When "high
crimes and misdemeanors" was first employed there was in fact no such crime as a misdemeanor. "crimes and
misdemeanors", like murder and assault, triable by courts under the general criminal law. In England
impeachment was criminal in nature because removal from office and criminal punishment were united in one
proceeding, so that a man could lose his office and his head at one blow (Berger, 1974).

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determinando y creando el órgano competente para ejercitarla, el contenido posible de sus


actos de autoridad estatal y el procedimiento mediante el cual dichos actos deben realizarse.
Es importante tener en cuenta que no es un proceso penal, sino, como la Constitución
claramente lo establece, tiene por principal objetivo separar del cargo a quien se encuentra
sometido a este juicio y eventualmente inhabilitarlo para el ejercicio en el futuro de cargos
públicos. Pero la decisión sobre la eventual responsabilidad penal del funcionario depuesto
queda en manos de los tribunales competentes y en ese caso el juicio político hará las veces
de antesala de la eventual condena criminal o civil (Sabsay, 2004: 506).
El juicio político no podría considerarse como un procedimiento jurisdiccional,
propiamente dicho, debido a que se ventila ante un órgano del Estado, sin duda de índole
política, ubicado en el Poder Legislativo y cuyas resoluciones adoptan la forma política, y no
en el ámbito del Poder Judicial. Sin embargo, no podemos olvidar que las resoluciones de
este órgano político surten efectos en el terreno de lo administrativo, en cualquiera de
las funciones del poder del Estado, dado el espacio del servicio público en el que se
encuentra ubicado el personaje político respectivo3.
En el sistema estadounidense, a diferencia del modelo europeo primigenio, no se
pueden aplicar sanciones políticas y sanciones penales al unísono. Para Hamilton, la
finalidad del juicio político es la separación del servidor indigno del cargo público y no la
sanción penal o patrimonial de un acto indebido. Aunque después del juicio político puedan
proceder esas otras sanciones. Hamilton destaca la importancia de separar la responsabilidad
política de los demás tipos de responsabilidad debido a que el daño ocasionado por un
funcionario inflige a la comunidad política, ésta debe ser resarcida mediante la remoción del
funcionario después de un procedimiento seguido ante un órgano político (Gonzalez
Oropeza, 2005: 335).
Al trasladar el instituto a una República, en que la potestad de imponer penas queda
reservada al Poder Judicial, debe funcionar exclusivamente como un medio de control
político para hacer efectiva solo la responsabilidad funcional y política. El juicio político no
es una inmunidad que deriva de la persona sino una garantía de funcionamiento del
órgano (Zaffaroni y Risso, 2008: 719).
Alexis de Tocqueville, cuando explicó la naturaleza de este instituto afirmó que la
3
Sobre el particular también se refiere Brossar (1992: 75), “entre nós, porém, como no direito norteamericano e
argentino, o impeachment tem feição política, não se origina senão de causas políticas, objetiva resultados
políticos, é instaurado sob considerações de ordem política e julgado segundo criterios políticos – julgamento
que não excluí, antes supõe, é óbvio, a adoção de criterios jurídicos. Isto ocorre mesmo quando o fato que o
motive possua iniludível colorido penal e possa, a seu tempo, sujeitar a autoridade por ele responsável a sanções
criminais, estas porém, aplicáveis exclusivamente pelo Poder Judiciário”.

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aplicación de sanciones penales pertenecía a la autoridad judicial; mientras que la naturaleza


de las sanciones en el juicio político es exclusivamente política, ya que de lo contrario se
estaría violando el precepto de non bis in ídem o de que a nadie se le puede sancionar dos
veces por el mismo acto.
Aunque la doctrina del siglo pasado haya estado en desacuerdo con el término “juicio”,
el procedimiento jurisdiccional justifica el uso, ya que si bien se trata de un procedimiento
especializado, éste debe respetar las garantías que todo inculpado goza en un procedimiento
penal. Si bien algunos juristas (Gonzalez Oropeza, 2005: 336) argumentan que no se le
debería denominar juicio porque no se aplica ninguna sanción o castigo al infractor, sino que
sólo constituye un correctivo natural para remover al funcionario, la doctrina americana ha
considerado que realmente se trata de un procedimiento mediante el cual sí se puede
aplicar una sanción de esencia política y no penal, pero constituye finalmente un
castigo para el funcionario ya que se logra removerlo del cargo y, en ocasiones,
inhabilitarlo4.
Actualmente se encuentran autores que propugnan que es insostenible una tesis que
excluya la naturaleza penal de este instituto. Zaffaroni y Risso (2008: 727) lo hacen
esbozando los siguientes argumentos: la pena aplicable en los juicios políticos no tiene como
objeto detener o impedir un proceso lesivo en curso o inminente, por ende, es una pena en
sentido óntico, real. Igualmente como pena es contradictoria con otros dispositivos
constitucionales, debido a que su presupuesto no es un delito, sino el mal desempeño. Si
eventualmente le correspondiera una pena de inhabilitación por delito, ésta será impuesta por
los tribunales conforme a la ley penal vigente al tiempo del hecho. No existe un tipo penal
como presupuesto necesario para la imposición de una pena. Además es una pena que no
puede ser materia de revisión judicial, pues si bien no existen actos absolutamente
no judiciables, el control judicial sobre el juicio político sólo es admisible por graves
violaciones de forma, o sea, con mucha menor amplitud que cualquier proceso penal.
Es un antejuicio o cuestión prejudicial respecto de algunos funcionarios superiores,
quienes no pueden ser sometidos a proceso penal si previamente no han sido separados de
sus cargos, separación que se producirá como consecuencia de un juicio político en el que

4
Asimismo al juzgar por las reminiscencias de un instrumento que fue criminal, y que persisten, aquí y allí, a
pesar de la mudanza sustancial en el operada, la manutención de las formas del proceso judicial, la existencia de
una fase probatoria, al igual que se aplican principios relativos a la prueba producida en juicio, a la presencia de
datos que son a un tiempo políticos y criminales, en cuanto otros son apenas políticos y sin significación en la
esfera penal, estos y aquellos constituyen motivos suficientes para la instauración del impeachment, todo ha
contribuido para dificultar la fijación de la naturaleza del instituto ligado al pedido de responsabilidades
(Brossar, 1972: 76).

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hubiesen sido declarados culpables (Fernandez Arévalos, 2003: 237).


El art. 225 in fine de la CN estipula que en los casos de supuesta comisión de delitos,
se pasarán los antecedentes a la justicia ordinaria. Esto significa que “antes” de la destitución
por juicio político, es imposible someter a los funcionarios enumerados en el citado artículo
a un proceso penal ordinario. Primero hay que separar a la persona de su cargo mediante el
juicio político, y luego quedan habilitados los jueces competentes para el correspondiente
proceso penal.
Se trata en realidad de un antejuicio, o privilegio procesal, que establece determinadas
condiciones extraordinarias para el procesamiento penal de una persona, y consiste en un
impedimento que posterga el proceso común hasta que se hayan producido ciertos actos —
en el caso, destitución por juicio político. No es una inmunidad penal que derive de la
persona, sino una garantía de funcionamiento a favor del órgano, como inmunidad de
proceso (Bidart Campos, 2003: 812).
La tesis de que el juicio político es, para los funcionarios pasibles de él, un antejuicio
ineludible respecto de su sometimiento a proceso penal, ha sido rebatida por Carlos A.
Garber, a quien se adhiere Humberto Quiroga Lavié. Con apoyo en jurisprudencia
norteamericana y en su personal interpretación de la constitución argentina, Garber sostiene
rotundamente que el enjuiciamiento político y la destitución solamente son viables después
de mediar previa sentencia firme de condena penal dispuesta por un tribunal judicial. Ello es
así en el caso de que la causal sea la de delito en ejercicio de las funciones o la de crímenes
comunes, pero no cuando la causal consiste en mal desempeño.
Entre otros argumentos, se acude al de que nadie es responsable de un delito si un
tribunal judicial no lo declara responsable, para de ahí en más afirmar que la remoción
mediante juicio político por causal delictuosa sin existir una anterior condena judicial
entraña para el destituido una violación de su derecho al debido proceso.
El antejuicio es un proceso previo que tiene por objeto decidir acerca de la consistencia
de una acusación vertida contra jueces y magistrados por delitos que se les impute cometidos
en el ejercicio de sus cargos (Olarieta, 1991: 25).
El profesor Marcial Rubio precisa que “el antejuicio es una prerrogativa porque el
principio general es que toda persona pueda ser demandada o denunciada ante los tribunales
y, en tal caso, queda sometida a jurisdicción. Cuando se trata de las personas a quienes se
hace antejuicio, la situación es distinta: ninguna demanda o denuncia que se haga contra
ellos los somete a jurisdicción de los tribunales, a menos que el Congreso autorice tal
procesamiento” (Gutierrez-Ticse, 2008).

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El Juicio Político en el Derecho Comparado


Conviene hacer una breve valoración sobre este instituto de control en el ordenamiento
constitucional y legal de algunos países latinoamericanos. El juicio político contra la
generalización que suele realizarse no tiene el mismo diseño en todos los países. En muchos
de ellos y con matices diferentes, son las Cámaras del Congreso las que acusan y juzgan a
los funcionarios imputados, y si los encuentran culpables, pueden destituirlos de sus cargos y
remitirlos luego a la Justicia para el juzgamiento por presuntos delitos. Se trata de un
verdadero juicio parlamentario donde se dicta una sentencia política. En otros casos, el
Congreso o alguna de la Cámaras prestan autorización para que los funcionarios sean
investigados y juzgados por la justicia (Serrafero, 1996: 196).
En cuanto al procedimiento institucional establecido para el juicio político pueden
distinguirse tres modelos constitucionales en América Latina. El primero el esquema
legislativo, donde el Congreso remueve al funcionario enjuiciado y resulta más propio de los
sistemas bicamerales; en la región mantienen este sistema, Argentina, Chile, México,
Paraguay y Uruguay. El Segundo, el esquema judicial, en el que el Congreso autoriza una
acusación que es elevada al Poder Judicial; este es el sistema establecido en los países de
Parlamento unicameral como el caso de Perú. Y por último, el esquema mixto que aparece
en las Constituciones de Brasil y Colombia, que distingue entre crímenes comunes que son
juzgados por la Corte Suprema y crímenes en el ejercicio de la función pública que son
juzgados por el Senado.
La regulación sobre el juicio político lo encontramos en la Constitución Argentina en
el Título I “Del Gobierno federal”, en la Sección primera “del Poder Legislativo”, Capítulo
primero. “De la Cámara de Diputados” en el Artículo 535 y en el Capítulo II “Del Senado”
en los artículos 596 y 607 respectivamente. Podemos observar por ejemplo el caso de
la Argentina, el instituto tiene un significativo desarrollo, tanto práctico como teórico,
5
Constitución Nacional Argentina Art. 53 “Sólo ella ejerce el derecho de acusar ante el Senado al presidente,
vicepresidente, al jefe de gabinete de ministros, a los ministros y a los miembros de la Corte Suprema, en las
causas de responsabilidad que se intenten contra ellos, por mal desempeño o por delito en el ejercicio de sus
funciones; o por crímenes comunes, después de haber conocido de ellos y declarado haber lugar a la formación
de causa por la mayoría de dos terceras partes de sus miembros presentes.”
6
Constitución Nacional Argentina Artículo 59 Al Senado corresponde juzgar en juicio público a los acusados
por la Cámara de Diputados, debiendo sus miembros prestar juramento para este acto. Cuando el acusado sea el
presidente de la Nación, el Senado será presidido por el presidente de la Corte Suprema. Ninguno será declarado
culpable sino a mayoría de los dos tercios de los miembros presentes.
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Constitución Nacional Argentina Artículo 60.- Su fallo no tendrá más efecto que destituir al acusado, y aun
declararle incapaz de ocupar ningún empleo de honor, de confianza o a sueldo en la Nación. Pero la parte
condenada quedará, no obstante, sujeta a acusación, juicio y castigo conforme a las leyes ante los tribunales
ordinaries.

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se encuentra regulado en normas legales, y tanto la Cámara de Diputados como el Senado


tienen designados una Comisión especializada dedicada exclusivamente al Juicio Político. Si
bien, el objetivo, como en la mayor parte, es destituir o en su caso inhabilitar al funcionario,
se cumplen en este país con todos los requisitos básicos de todo juicio, una ley anterior que
reglamenta y establece el procedimiento, los plazos, lo que permite al procesado ejercer
libremente su derecho a la defensa. Sin embargo, como todo instituto político de control para
que se pueda poner en marcha un enjuiciamiento, necesita de una voluntad política de
cambio.
La nueva Constitución Boliviana que entró en vigor el 7 de febrero de 2009, tras
alcanzar vía referéndum el 67% de aceptación, regula igualmente los mecanismos de control
del Poder Legislativo a los demás poderes del Estado. En la segunda parte que establece la
“Estructura y Organización funcional del Estado” en el Título I que “regula el Órgano
Legislativo” en su Capítulo I que “establece la composición y atribuciones de la Asamblea
Legislativa Plurinacional”, encontramos regulado este instituto. Si bien la normativa
constitucional boliviana no utiliza la terminología de “juicio político”, para referirse a la
institución, podemos observar que presenta diversas características de dicho instituto. En el
caso boliviano, podríamos decir, que se observa un sistema mixto de control, por un lado el
clásico proceso, donde una Cámara acusa y la otra juzga, reservado sólo para los miembros
de mayor rango del Poder Judicial y por otro lado el juzgamiento al Presidente de la
República. En este caso particular, se han articulado mayores obstáculos para juzgarlo por
mal desempeño de sus funciones, pues se necesitan que ambas Cámaras se reúnan y
aprueben por una mayoría de dos tercios de los presentes la acusación y pasarla entonces, a
la Corte Suprema de Justicia, que actuara en pleno para el juzgamiento. Por lo cual, vemos
se necesitaría un acuerdo político de gran alcance para poner en funcionamiento este
instituto. Si bien es importante cuidar el correcto desarrollo de las instituciones, en
democracias noveles como las de nuestra región, no es menos cierto que para que exista un
equilibrio real entre los poderes del Estado, la utilización de los mecanismos de control
deben ser viables, porque de lo contrario, perderían su sentido y por ende su efectividad.
En el Brasil, a partir de la República, el impeachment parece tener carácter apenas
político perdiendo su sustancia penal. La Constitución de 1988, en la línea de las
Constituciones republicanas anteriores y siguiendo el derecho norteamericano, dispone con
el impeachment, el apartamiento del cargo de la autoridad que practicó un crimen de
responsabilidad, con inhabilitación para el ejercicio de la función pública, por ocho años. Si
hubiera también un ilícito penal en la conducta del Presidente, este será sometido a proceso y

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juzgado por el Poder Judicial; es decir, la propia Constitución trata, pues de distinguir la
naturaleza de las dos sanciones, la política y la penal. El proceso de crimen de
responsabilidad se divide en dos fases: a) Juicio de admisibilidad, que correrá a cargo de la
Cámara de Diputados8; y b) el proceso de juzgamiento a cargo del Senado Federal9.
El caso brasileño tiene varias peculiaridades. En primer lugar, podemos destacar que la
Cámara de Diputados solo interviene para admitir la acusación, contra el Presidente y
Vicepresidente de la República y los ministros del Estado. Con los demás sujetos pasibles es
la Cámara de Senadores la encargada de acusar y juzgar a los funcionarios establecidos por
la Constitución. Otra particularidad se refiere a la suspensión en el cargo durante la
tramitación del proceso, por un máximo de 180 días, que es el tiempo con que cuenta la
Comisión de Investigación designada al efecto para remitir su líbelo acusatorio. Sin
embargo, y a pesar de su reglamentación es un instituto de muy poca aplicación a nivel
nacional, por la complejidad del mecanismo, que resulta muy difícil para poner en
marcha y hacer efectiva la responsabilidad de los funcionarios sujetos al mismo, el caso
más emblemático fue contra el Presidente Fernando Collor de Mello10 en el año 1992.
Los demás países como Chile, Colombia y Perú presentan la particularidad de que el
instituto de control se efectúa durante y luego de cesado en el cargo el funcionario. Con
plazos que varían dependiendo del sujeto, pasivo de ser enjuiciado y de cada país.
Consideramos que esto se debe, a que el objeto principal de este instituto no es solo la
destitución del funcionario sino sobre todo la inhabilitación para ejercer un cargo público por
un plazo determinado, que no sólo sirve de ejemplo para que los demás funcionarios
cumplan con sus obligaciones, sino también para sanear la administración pública.

8
Encontramos en el artículo 51 de la Constitución que compete en exclusiva a la Cámara de Diputados
“Autorizar, por dos tercios de sus miembros, la instauración de un proceso contra el Presidente y el
Vicepresidente de la República y de los Ministros de Estado”. Como podemos observar en el Brasil la Cámara de
Diputados no ejerce el papel acusador como en las demás Constituciones, pues sólo está confiada a ella la
autorización para el juzgamiento ante el Senado Federal, lo que la Constitución denomina juicio de admisibilidad
9
Por lo tanto, el Senado Federal se encargará de procesar y juzgar al Presidente y al Vicepresidente por crímenes
de responsabilidad. Así como, también, a los Ministros del Estado, Comandantes de la Marina, Ejército y de
Aviación por crímenes de la misma naturaleza, es decir, crímenes de responsabilidad. A ello se añade que tiene
en sus manos el poder de procesar y juzgar a los Ministros del Supremo Tribunal Federal, a los Miembros del
Consejo Nacional de Justicia y del Consejo Nacional del Ministerio Público, al Procurador General de la
República y al Abogado General de la Unión, igualmente por crímenes de responsabilidad. El procedimiento del
juicio político ante el Senado Federal está regulado en los artículos 377 al 388 de su Reglamento Interno.
Podríamos resumir el mismo de la siguiente forma: una vez recibida en la Mesa del Senado la autorización de la
Cámara de Diputados para que sea instaurado el juzgamiento, el mismo será leído en el Orden del Día de la
siguiente sesión. En dicha sesión será nombrada una Comisión integrada con un cuarto de senadores de todos los
bloques parlamentarios, quienes serán los responsables por el proceso.
10
Véase Cronologia del juicio politico de Collor De Mello Publicado el 21 de diciembre de 1992.
http://www.explored.com.ec/noticias-ecuador/cronologia-del-juicio-politico-de-collor-de-mello-46117-
46117.html

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En cuanto al número de sujetos pasivos de juzgamiento tanto México como Chile,


cuentan con la lista más extensa. En el caso mexicano la singularidad radica en la inclusión
de los Senadores y Diputados, que históricamente han desempeñado el papel de juzgador y
acusador respectivamente, la posibilidad de ser enjuiciados mediante el instituto del juicio
político, por mal desempeño de sus funciones. A pesar de no estar en la lista de sujetos
pasibles de juicio político, el Presidente de la República, no es irresponsable en México,
pues se ha establecido el juicio de procedencia para él.
La Constitución de 1993 en el Perú introdujo la peculiar forma de juicio político en
este país, el cual estaban más acostumbrados con la anterior denominación la de antejuicio.
En primer lugar el Poder Legislativo Peruano reside en el Congreso de la República, el cual
consta de una sola cámara. Por tal motivo, los constituyentes idearon una forma un tanto
distinta para llevar a cabo este tipo de juzgamiento. Pues la acusación en el sistema
constitucional peruano corresponde a la Comisión Permanente quien tiene en su poder la
atribución de acusar ante el Congreso al Presidente de la República; a los representantes al
Congreso; a los Ministros de Estado; a los miembros del Tribunal Constitucional; a los
miembros del Consejo Nacional de la Magistratura; a los vocales de la Corte Suprema; a
los fiscales supremos; al Defensor del Pueblo y al Contralor General11. De la lectura de la
norma podemos inferir que solamente los citados en la Constitución pueden ser
sujetos de enjuiciamiento.
Y agrega que lo hará por toda infracción a la Constitución y por todo delito que
cometan en el ejercicio de su cargo- y aquí repite lo que venía de antes. Y finaliza: hasta
cinco años después de que hubieran cesado en sus funciones, lo cual también como criterio
es significativo. En el procedimiento, que se lleva a cabo en el Congreso el acusado tiene
derecho, en este trámite, a la defensa por sí mismo y con asistencia de abogado ante la
Comisión Permanente y ante el Pleno del Congreso. En caso de resolución acusatoria de
contenido penal, el Fiscal de la Nación formula denuncia ante la Corte Suprema en el plazo
de cinco días. El Vocal Supremo Penal abre la instrucción correspondiente. La sentencia
absolutoria de la Corte Suprema devuelve al acusado sus derechos políticos.
Con sus luces y sombras este instituto ha logrado mantenerse en las distintas
Constituciones Latinoamericanas, su utilización varía de acuerdo a la tradición política de
cada nación, si bien en algunos países es mayor su utilización, en otros han sido empleados
11
Constitución Nacional de Perú. Art. 90 El Tribunal Constitucional ha expuesto de forma similar: “… en los
casos de antejuicio, las funciones del Congreso pueden ser, en cierta medida, asimiladas a las del Ministerio
Público (porque acusa), e incluso a las del juez instructor (porque previamente investiga), pero nunca a las del
juez decidor (porque nunca sanciona).” (Expediente Nº 04747-2007-PHC/TC, fundamento3).

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en casos muy puntuales. El éxito del mismo ha dependido en gran medida, de su desarrollo
en normas infra-constitucionales y del consenso entre las diversas fuerzas políticas sobre el
juicio de un funcionario en particular.

Configuración Constitucional. Análisis del caso paraguayo


En la actual Constitución de la República del Paraguay, el instituto del juicio político
está regulado en la Parte Segunda del ordenamiento político de la República, Titulo II, “De
la estructura y de la organización del Estado”, Capitulo I “Del Poder Legislativo”, Sección
VI, “Del Juicio Político”, con un único artículo el 225. En el mismo se identifican los sujetos
pasibles de acusación, las causas, el procedimiento, las mayorías necesarias para la
acusación y posterior juzgamiento y las sanciones.
Sin embargo, cómo veremos más adelante, no podemos desconocer que a pesar de ser
un instituto eminentemente político, pues su desarrollo se lleva a cabo íntegramente en
instancias parlamentarias, debe guardar ciertas formalidades y respetar otros derechos
fundamentales establecidos en la constitución en el ámbito de las defensas en juicio.
Podemos decir que es una potestad y no un deber, pues la Constitución otorga al
Congreso la potestad, el permiso para someter a ciertos funcionarios a juicio político, esta
característica la distingue del enjuiciamiento de jueces por el Jurado de Enjuiciamiento de
Magistrados, pues mientras ellos están constreñidos a remover a los funcionarios cuando se
acrediten la comisión de delitos o el mal desempeño de funciones, el Senado no (Fernandez
Arévalos, 2003: 235). Otra característica es la de que se desarrolla el juicio íntegramente en
instancias parlamentarias, la acusación es exclusiva de la Cámara de Diputados y el
enjuiciamiento de la Cámara de Senadores.
El desafuero se asemeja en algo al juicio político, pero en tanto que el juicio político
implica un “antejuicio”, dado que mientras no concluya en destitución impide “promover” el
proceso penal y significa inmunidad de proceso, el desafuero no obsta a la iniciación y
sustanciación el juicio penal sino sólo a que en él se prive de la libertad al imputado (Bidart
Campos, 2000: 719).

Sujetos pasibles de acusación


A juicio político pueden ser sometidos solamente los funcionarios que enumera
taxativamente en el artículo 225 de la Constitución: en el Poder Ejecutivo el Presidente, el
Vicepresidente y los ministros; en el Poder Judicial los ministros de la Corte Suprema de
Justicia y los miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral; en el Ministerio Público,

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el Fiscal General del Estado; en la Contraloría General de la República, el Contralor y el


Subcontralor General de la República; y por último el Defensor del Pueblo.
Igualmente son sujetos pasibles los miembros del Consejo de la Magistratura. En este
caso ha sido la ley la que ha establecido que su remoción sólo puede realizarse mediante el
procedimiento de juicio político12. Sobre este particular la doctrina paraguaya está dividida.
Mientras que para Fernández Arévalos (2003: 238) la lista de funcionarios públicos
establecida en la Constitución es taxativa e inmodificable, y ninguna norma jurídica infra
constitucional puede disminuirla o aumentarla, Campos Cervera (1997: 257) al explicar la
inclusión del juicio político en el artículo 6 de la ley que regula el Consejo de la Magistratura
hace hincapié en que la norma se funda en el artículo 263, in fine de la Constitución, que
preceptúa que los miembros del Consejo de la Magistratura “…gozarán de iguales
inmunidades que los Ministros de la Corte Suprema de Justicia”, los ministros de la Corte
solo pueden ser removidos por juicio político como lo preceptúa el artículo 261 de la CN,
por ello, de acuerdo con la interpretación lógica y sistemática de la constitución, la garantía
del juicio político del artículo 225 de la CN alcanza también a los miembros del Consejo de
la Magistratura y así se estableció en la ley13.
Con la vigencia de la Constitución de 1992 se han llevado a cabo cuatro juicios
políticos tres contra los entonces Presidentes de la República y uno contra los ministros de la
Corte Suprema de Justicia. Cómo el objetivo de este trabajo no es el desarrollo de los citados
juicios políticos, por su extensión, sino realizar el estudio formal del instituto en la
Constitución Nacional, nos referiremos a ellos a continuación de manera esquemática.
El primero fue llevado a cabo en marzo de 1998, al Ing. Raúl Cubas Grau, el segundo
fue, en febrero de 2003 contra Luis González Macchi. Asimismo en el año 2003, fue

12
Artículo 6 Ley Nº 296 del 22 de marzo de 1994. Que Organiza el Funcionamiento del Consejo de la
Magistratura. Artículo 6°.- De las inmunidades. Los miembros del Consejo gozan de iguales inmunidades que
los Ministros de la Corte Suprema de Justicia y su remoción sólo podrá hacerse por el procedimiento establecido
en el Artículo 225 de la Constitución. http://www.congreso.gov.py/senadores/leyes/?pagina=ley_resultado&id=3
13
Bidart Campos (2000) dice al respecto que hay normas de la constitución que implícitamente prohíben su
reglamentación en ciertos aspectos. Así: c) los funcionarios pasibles de juicio político no pueden ser ampliados
por ley; d) la causal de mal desempeño para el juicio político no admite ser reglamentada por una ley que
establezca en qué supuestos se debe tener por configurada. Op cit. Pág. 37 y continuando con esta idea el mismo
autor en la pág. 807 expresa Tal vez alguien suponga que una ley puede establecer que otros funcionarios
importantes no previstos en la constitución sólo pueden ser removidos por juicio político, a efectos de
asegurarles estabilidad, independencia, o mayor responsabilidad. Pero no se trata de que estos propósitos estén o
no en juego; se trata de que cuando una ley consigna que un funcionario no es susceptible de remoción más que
mediante juicio político, está impidiendo que mientras se desempeña en su cargo sea sometido a proceso penal
(porque después veremos que sin previa destitución por juicio político ningún funcionario pasible de él puede ser
objeto de proceso penal); y es evidente que si ese resultado no viene dado como garantía funcional (o
“privilegio”) a alguien por la propia constitución, la ley no puede concederlo, porque de otorgarlo interfiere
inconstitucionalmente en la administración de justicia y en la zona de reserva del poder judicial, al privar a los
jueces de su jurisdicción penal para procesar a una persona, además de violar la igualdad de los justiciables

12
Revista Paraguay desde la Ciencias Sociales
nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

instituido contra seis de los nueve ministros que integraban la entonces Corte Suprema de
Justicia, debido a la renuncia de los Doctores Jerónimo Irala Burgos y Raúl Sapena Brugada,
el juicio político se formuló finalmente en contra de los siguientes ministros de la Corte, los
Doctores, Bonifacio Ríos Avalos (entonces Presidente de la Corte), Carlos Fernández Gadea,
Felipe Santiago Paredes y Luis Lezcano Claude. Y finalmente el último juicio político, fue
contra Fernando Lugo en junio del 2012.

Causas o motivos para enjuiciarlos políticamente


Las causas varían igualmente en cada ordenamiento jurídico, pero podemos destacar
que existen tres, que son constantes en los mismos; el mal desempeño de sus funciones, los
casos de delitos cometidos en el ejercicio de su cargo y por último los delitos comunes.
El caso más comprometido es el de mal desempeño. Al respecto, el jurista argentino
Bidart Campos (2000) expresa que “el mal desempeño es lo contrario del buen desempeño.
La fórmula tiene latitud y flexibilidad amplias. (…) el mal desempeño carece de un marco
definitorio previamente establecido. No está descrito el concepto constitucional de mal
desempeño. Por ello estimamos que el mal desempeño puede no ser doloso ni culposo y
provenir –por ejemplo- de causas ajenas a la voluntad del funcionario (…)” (Sabsay, 2004:
506)14.
La doctrina da más precisiones sobre esta causa y otros autores complementan el
pensamiento citado. Lo cierto, es que esta causa abre tan amplio margen de apreciación
discrecional para la acusación de la Cámara de Diputados y el fallo del Senado, que
prácticamente borra las aparentes limitaciones jurídicas de las otras dos causales. No se
puede considerar mal desempeño cualquier transgresión, pues de esta manera se
comprometería la garantía constitucional de inamovilidad. Sin embargo, esta garantía no
puede llegar al extremo de permitir negligencias, torpezas, faltas de atención, insensibilidad,
despreocupación por la tramitación de los procesos en cuanto a sus formalidades y
modalidades (Sabsay, 2004: 507)15.

14
En relación “mal desempeño de funciones” se afirma que la expresión tiene una laxitud considerable y permite
un juicio discrecional amplio, pues se trata de la falta de idoneidad no sólo profesional o técnica, sino también
moral, todo lo que determina un daño a la función, o sea a la gestión de los intereses generales de la Nación
(Bielsa, 1959: 281-282). Sobre todo, esta causal podrá verificarse cuando el comportamiento de los acusados
afecta o pone en peligro el orden político del país, o cuando ha excedido, en forma reiterada o notable, las
competencias que le son propias (sin que se llegue a configurar delito, cometiendo una suerte de abuso de
competencia) (Quiroga Lavie, 1987: 553).
15
Sobre el mismo la doctrina del Congreso Argentino en el juicio político a un juez de la capital estableció
“constituyen mal desempeño todos aquellos actos que violan la constitución y las leyes del país, o que sin
violarlas puedan constituir un abuso, un exceso en las atribuciones para el logro de fines indefinidos (…) el mal

13
Revista Paraguay desde la Ciencias Sociales
nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

Las causas de enjuiciamiento político según lo establece el artículo 225 de la


Constitución son: a) el mal desempeño de sus funciones, b) los delitos cometidos en el
ejercicio de sus cargos y c) los delitos comunes.
En primer lugar, el funcionario enjuiciado por mal desempeño debe evidenciar
incapacidad para ejercer el cargo con corrección y honestidad. Entre los hechos que pueden
configurar esta causa se encuentran la impericia, la imprudencia o el abandono de las
funciones públicas de su competencia; el exceso reiterado o abusivo en el ejercicio de sus
atribuciones y facultades; la mala conducta pública, el ejercicio de cargos o la realización de
actividades incompatibles con su función; la realización de actividades que requieran de
previas conformidades, autorizaciones o del concurso de otros órganos públicos, sin haberlos
obtenido antes, como el caso del permiso para ausentarse del país del Presidente de la
República, establecido en el artículo 223 de la CN16 (Fernández Arévalos 2003: 239).
En la Ley 3759/09, “Que regula el procedimiento para el Enjuiciamiento y Remoción
de los Magistrados y deroga las leyes antecedentes”, se enumeran en el artículo 14 varios
casos que constituyen mal desempeño de sus funciones, aunque dicha disposición se aplique
a los magistrados judiciales de las instancias ordinarias, nos ofrecen una idea de lo que se
debe entender por mal desempeño17.
Sobre la segunda causa la comisión de delitos, tenemos que remitirnos a lo

desempeño se configura por una serie de actos que deben ser irregulares, que causen perjuicio, pero además,
deber ser reiterados y habituales, a fin de no caer en una causal de arbitrariedad”.
16
Sobre incompatibilidades ver la CN de 1992, los artículos 237 las incompatibilidades para el Presidente y
Vicepresidente de la República, en el art. 241 para los ministros del ejecutivo, en el art. 254 para los magistrados
judiciales, en el art. 263, para los miembros del Consejo de la Magistratura, el art. 284 para el Contralor y
Subcontralor de la República
17
Artículo 14 de la Ley 3759/09 que regula el procedimiento para el Enjuiciamiento y remocion de
magistrados y deroga las leyes antecedentes. Transcripción parcial de algunos incisos de este precepto legal.
Constituye mal desempeño de funciones que autoriza la remoción de magistrados judiciales, agentes fiscales,
procuradores fiscales y jueces de paz: b) incumplir en forma reiterada y grave las obligaciones previstas en la
Constitución Nacional, Códigos Procesales y otras leyes referidas al ejercicio de sus funciones ; c) no conservar
la independencia personal en el ejercicio de sus funciones y someterse, sin que ley alguna les obligue, a órdenes
e indicaciones de magistrados de jerarquía superior o de funcionarios de otros poderes u órganos del Estado; g)
mostrar manifiesta parcialidad o ignorancia de las leyes en juicios, h) cometer actos u omisiones que constituyan
inmoralidad en su vida pública o privada y sean lesivos a su investidura; l) ejercer el comercio, la industria o
cualquiera otra actividad profesional o cargos oficiales o privados, o actividad política en partidos o
movimientos políticos; m) participar en manifestaciones públicas cuando tales actos pudieran comprometer seria
y gravemente su independencia o imparcialidad, como también el uso de distintivos e insignias partidarias; n)
proporcionar información o formular declaraciones o comentarios a la prensa o a terceros, sobre los juicios a su
cargo, cuando ellos puedan perturbar su tramitación o afectar el honor, la reputación o la presunción de inocencia
establecida en la Constitución Nacional ; o) recibir dádivas o aceptar promesas u otros beneficios, directa o
indirectamente, de las personas que de cualquier manera tengan o puedan tener intervención o interés en los
juicios o investigaciones a su cargo.

14
Revista Paraguay desde la Ciencias Sociales
nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

determinado por el Código Penal, al tratarse de la norma que fija los hechos punibles 18 y los
clasifica en crímenes y delitos19. No podemos considerar que el Poder Legislativo o
Congreso Nacional administre justicia, función que ejerce el Poder Judicial20 en nuestro
organigrama constitucional, por lo tanto no podemos considerar al Senado con la facultad
suficiente para determinar la comisión de hechos punibles y por ende la aplicación de
sanciones, sino presumir que se suceden circunstancias que ameritan una investigación más
acabada a fin de establecer responsabilidades. Es por eso que el artículo 225 en su párrafo
final expresa claramente que en los casos de presunta comisión de delitos, se pasarán los
antecedentes a la justicia ordinaria”.
Podemos señalar que entre los delitos cometidos en el ejercicio de su cargo se pueden
mencionar los siguientes hechos punibles previstos en el Código Penal: cohecho pasivo (art.
300), cohecho pasivo agravado (art. 301), prevaricato (art. 305), lesión corporal en el
ejercicio de funciones públicas (art. 307), coacción respecto de declaraciones (art. 308),
tortura, (art. 309), persecución de inocentes (art. 310), ejecución penal contra inocentes (art.
311), exacción (art. 312), cobro indebido de honorarios (art. 313), infidelidad en el servicio
exterior (art. 314), revelación de secretos de servicio (art. 315), inducción a un subordinado a
un hecho punible (art. 318)21.
Por último, con respecto a los delitos comunes, el juicio político no es una excepción
de responsabilidad (Lezcano Claude, 2000: 277). Se ha considerado que en caso de someter
a un proceso judicial por hechos de carácter criminal a una de las autoridades superiores
respecto de las cuales estuviera previsto el juicio político, la misma opera como antejuicio.

Procedimiento
El procedimiento está previsto en la Constitución en el artículo 225. La acusación será
formulada por la Cámara de Diputados, por decisión de una mayoría de dos tercios 22, el

18
Código Penal Paraguayo. Artículo 14.- Definiciones 1º A los efectos de esta ley se entenderán como hecho
punible: un hecho antijurídico que sea reprochable y reúna, en su caso, los demás presupuestos de la punibilidad.
http://www.oas.org/Juridico/MLA/sp/pry/sp_pry-int-text-cp.pdf
19
Código Penal Paraguayo. Artículo 13.- Clasificación de los hechos punibles: 1º Son crímenes los hechos
punibles cuya sanción legal sea pena privativa de libertad mayor de cinco años. 2º Son delitos los hechos
punibles cuya sanción legal sea pena privativa de libertad de hasta cinco años, o multa.
20
Constitucional Nacional Artículo 248 De la independencia del Poder Judicial. …En ningún caso los miembros
de los otros poderes, ni otros funcionarios, podrán arrogarse atribuciones judiciales que no estén expresamente
establecidas en esta Constitución, ni revivir procesos fenecidos, ni paralizar los existentes, ni intervenir de
cualquier modo en los juicios.
21
Ver Código Penal Paraguayo. http://www.oas.org/Juridico/MLA/sp/pry/sp_pry-int-text-cp.pdf
22
En los párrafos segundo y tercero del artículo 185 de la CN se establece lo relativo al quórum y las mayorías:
“El quórum legal se formará con la mitad más uno del total de cada Cámara. Salvo los casos en que esta
Constitución establece mayorías calificadas, las decisiones se tomarán por simple mayoría de votos de los

15
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nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

juicio por su parte se substanciará ante la Cámara de Senadores, mediante un procedimiento


público. El mismo culminará con la resolución final condenatoria o en su caso la absolución
por una decisión adoptada por mayoría absoluta de dos tercios, esto es, por el voto de las dos
terceras partes del número total de miembros de esa Cámara23.
Sobre este punto podemos decir que encontramos una gran falencia, pues hasta la
fecha a pesar de ser uno de los mecanismos de control constitucionales más utilizados con la
vigente Constitución, no existen disposiciones legales que rijan la materia, y en los casos que
el mismo ha sido utilizado, la Cámara de Senadores ha dictado una Resolución para suplir la
ausencia de un marco legal que establezca el procedimiento a ser utilizado. Razón por la cual
del análisis de los juicios llevados a cabo, y con lo que dispone la constitución procuraré
trazar el derrotero de cómo se llevan a cabo tanto la acusación, como el juicio en sí, y para el
efecto y por seguir un orden lógico dividiremos el proceso en dos partes, el primero ante la
Cámara de Diputados, y el segundo ante la Cámara de Senadores.

Ante la Cámara de Diputados


Como hemos adelantado está cámara ejerce el papel de fiscal acusador en el proceso,
pero para llevar adelante una acusación, se realizan dentro de la Cámara un proceso inicial.
En primer lugar, la iniciativa respectiva, en segundo, el debate sobre la procedencia o no de
la acusación y por último, la votación sobre el tema.

a) Denuncia
El pedido de dar inicio al procedimiento del juicio político respecto de alguna de las
autoridades para las cuales está previsto, puede provenir de cualquier diputado. Como no
existe reglamentación al respecto, bastará la solicitud de uno de ellos para que el tema sea
considerado. Asimismo, cualquier persona o un grupo de personas, puede solicitar la
iniciación del procedimiento; pero en este caso, la petición deberá ser asumida por un
diputado, al menos (Lezcano Claude, 2003: 999). Sobre el mismo punto pueden existir
peticiones o demandas de particulares, de partidos políticos o comunicaciones de
magistrados judiciales o representantes del Ministerio Público que expresen que se reúnen
elementos de juicio suficientes para imputar por la comisión de un hecho punible a alguno de

miembros presentes. Para las votaciones de las Cámaras del Congreso se entenderá por simple mayoría la mitad
más uno de los miembros presentes; por mayoría de dos tercios, las dos terceras partes de los miembros
presentes; por mayoría absoluta, el quórum legal, y por mayoría absoluta de dos tercios, las dos terceras partes
del número total de miembros de cada cámara.”
23
La Cámara de Senadores está compuesta por 45 miembros, por lo tanto para que se dé una condena deben
haber votado favorablemente por la destitución del funcionario unos 30 senadores.

16
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los funcionarios públicos individualizados en la norma constitucional supra mencionada,


pero todo ello no será suficiente mientras algún diputado presente un proyecto de resolución,
para que su Cámara formule acusación formal (Fernandez Arévalos, 2003: 244).
Asimismo la norma constitucional no estipula nada en contrario de acusar en la misma
resolución a más de un funcionario como puede ser a los ministros de la Corte Suprema de
Justicia o a los miembros del Tribunal Superior de Justicia Electoral cuando exista
conexidad entre las causas que se le imputan.

b) Estudio – Resolución – Mayorías


Posteriormente se discutirá si corresponde o no formular la acusación contra una
autoridad determinada. Una vez que se dé entrada a la denuncia, esta pasará a la Comisión de
Asuntos Constitucionales24 la cual en audiencia pública debatirá sobre los distintos
argumentos expuestos en la denuncia presentada para luego formular un dictamen en forma
de proyecto de Resolución25. De dicho dictamen se correrá traslado al o los acusados, no a
los efectos de que ejerzan su defensa, pues propiamente la misma se llevará a cabo en la
Cámara de Senadores. Este procedimiento de correr el traslado del dictamen es sólo a los
efectos de notificarles de la existencia de una denuncia en contra suya, y para que los
mismos acerquen ante la Cámara de Diputados las consideraciones que sobre la denuncia
consideren oportunas.
Una vez aprobada por mayoría en la Comisión, el vocero de dicha Comisión,
presentará ante el Pleno de la Cámara de Diputados el proyecto de la Resolución exponiendo
puntualmente sobre el motivo de iniciar el juicio político, argumentando cada uno de los
casos o las denuncias contra el acusado. Luego se abrirá un debate, durante el cual los
diputados que así lo considerasen opinarán sobre el proyecto de Resolución presentado. Una
vez que se haya cerrado el período de debate, se procederá a la votación. Para adoptar una
decisión afirmativa se requerirá una mayoría de dos tercios de votos26. En caso de que no se

24
Reglamento Cámara de Diputados de Paraguay. Título IX De las Comisiones de Procedimientos, Permanentes
de Asesoramiento y Especiales Capítulo De las Comisiones Permanentes de Asesoramiento. Artículo 139.
Corresponde a la Comisión de Asuntos Constitucionales dictaminar sobre todo proyecto o asunto que interprete
o reglamente la Constitución Nacional o pueda lesionar los principios de la misma, y aquellos que versen sobre
la legislación electoral, ciudadanía y nacionalidad
25
Reglamento Cámara de Diputados de Paraguay. Título IX De las Comisiones de Procedimientos, Permanentes
de Asesoramiento y Especiales Capítulo De las normas comunes a las comisiones.
Artículo 184. Las comisiones deben expedirse dentro del término de treinta días, a contar desde aquel en que se
dio cuenta, en la Cámara, del destino del asunto, salvo excepciones debidamente fundadas y que la comisión
deberá poner en conocimiento del Presidente.
26
Reglamento Cámara de Diputados de Paraguay. Título VIII De la Votación. Capítulo Único. Artículo 125.
Para las votaciones en la Cámara se entenderá por a) Quórum legal, la mitad más uno de la totalidad de los

17
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nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

alcance la misma el juicio político concluye.


El tema de la suspensión de los funcionarios sometidos a juicio político no ha sido
previsto en la disposición en estudio. Dada la envergadura de las funciones desempeñadas
por quienes pueden ser enjuiciados, es conveniente establecer la suspensión en el ejercicio de
sus cargos desde el momento en que la Cámara de Diputados declara que procede la
instauración del juicio. Por otra parte, como la situación de incertidumbre que se crea en
relación con el funcionamiento de órganos de suma importancia no puede prolongarse en
demasía, debe limitarse el tiempo de duración del juicio político. Lógicamente, la suspensión
no puede durar más que ese tiempo.

Ante la Cámara de Senadores


Sobre el desarrollo del procedimiento ante la Cámara de Senadores, el análisis lo haré
en base a las disposiciones constitucionales, al reglamento de dicha instancia legislativa y de
las resoluciones que ha dictado la Cámara de Senadores en los distintos juicios políticos
llevados a cabo con la vigencia de la Constitución de 1992.

a) Constitución en tribunal
Recibido el mensaje de la Cámara de Diputados, la Cámara de Senadores se constituye
en Tribunal, a los efectos del juzgamiento que deberá ser público, según lo manda la
Constitución. El Reglamento de la Cámara de Senadores dispone lo siguiente en su artículo
23: Cuando el Senado se constituye en Tribunal de Justicia en el caso previsto por el artículo
225 de la CN, librará oficio a la Cámara de Diputados y al inculpado comunicándoles la
fecha de audiencia para que aquella formule su acusación, y este, por sí o por apoderado, la
escuche. El senado fijará otra sesión para oír al inculpado y señalar el término de prueba. Las
sesiones serán extraordinarias y podrán abarcar un período más de sesiones ordinarias.
En la Resolución N° 122 en su artículo 2 establecía que: No se admitirán incidentes,
recusaciones, cuestiones de previo y especial pronunciamiento ni prueba confesoria. Todas
las resoluciones que adopte la Honorable Cámara de Senadores en presencia de las partes o
de sus representantes, quedarán notificadas de pleno derecho; las demás les serán notificadas
mediante cédula suscrita por el Presidente de la Honorable Cámara de Senadores,
diligenciada por las personas que éste designe. Las resoluciones que dicte la Honorable

miembros; b) Simple mayoría, la mitad más uno del quórum legal: c) Mayoría absoluta, el quórum legal cuando
menos; d) Mayoría de dos tercios, las dos terceras partes del quórum legal; y Parágrafo: Mayoría de dos tercios:
su marco referencial es el quórum legal, como mínimo; en los casos en que se supere esta referencia, dicha
mayoría se calculará sobre la cantidad de Diputados presentes

18
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Cámara de Senadores como Tribunal no podrán ser objeto de recurso alguno27.

b) Formulación de la acusación.
Los representantes de la Cámara de Diputados formulan la acusación en sesión
extraordinaria fijada con antelación. La acusación debe consistir en una exposición detallada
de la imputación. Asimismo se deben ofrecer las pruebas en que ésta se funda28. Igualmente
se efectuarán las acreditaciones de quienes comparezcan por la acusación y por la defensa29.

c) Traslado al enjuiciado
Se corre traslado al enjuiciado de los términos de la acusación y de los documentos
aportados por la Cámara de Diputados y se les emplaza para que formulen su defensa y
ofrezcan las pruebas de las que intentan valerse en la sesión extraordinaria fijada para el
efecto30. En su artículo 24 el Reglamento de la Cámara de Senadores establece: Las
notificaciones al inculpado se harán por cédula. En caso de incomparecencia se seguirá el
juicio en rebeldía. La incomparecencia de la parte acusadora importará desistimiento, si ella
fuere retirada e injustificada.

d) Defensa
En sesión extraordinaria fijada con antelación se formula la exculpación y se ofrecen
las pruebas de descargo. El enjuiciado puede comparecer personalmente o por medio de

27
Resolución 122 dictada por la Cámara de Senadores para la tramitación del juicio político de los ministros de
la Corte Suprema de Justicia Doctores Carlos Fernández Gadea, Luis Lezcano Claude y Bonifacio Ríos Avalos
28
Resolución 211 Que establece la tramitación del juicio político previsto en el artículo 225 de la Constitución
Nacional de fecha24 de marzo de 1998. Artículo 1 inciso d) "Durante la Sesión Extraordinaria en que se formula
la acusación, la representación de la H. Cámara de Diputados realizará una exposición detallada de la imputación
y ofrecerá las pruebas en que se fundase, luego de lo cual el Tribunal correrá traslado de los términos de la
acusación y de los documentos acompañados, al enjuiciado o su representante convencional, señalándose día y
hora de la Sesión Extraordinaria para que el acusado o su representante convencional produzca su exculpación y
ofrezca sus pruebas, si fueren habidas"
29
Disposición establecida en la Resolución 122 dictada por la Cámara de Senadores para la tramitación del
juicio político de los ministros de la Corte Suprema de Justicia Doctores Carlos Fernández Gadea, Luis Lezcano
Claude y Bonifacio Ríos Avalos
30
Sobre la defensa en juicio del enjuiciado es importante hacer referencia que en la Resolución 122 dictada por
la Cámara de Senadores para la tramitación del juicio político de los ministros de la Corte Suprema de Justicia
Doctores Carlos Fernández Gadea, Luis Lezcano Claude y Bonifacio Ríos Avalos, dispusieron la fecha de la
acusación el día 26 de noviembre de 2003 y la sesión extraordinaria de defensa el día 1 de diciembre de 2003,
uno de los puntos que más cuestionaron la defensa fue precisamente el poco tiempo que se les concedió para
ejercer su derecho a la defensa, teniendo en cuenta lo voluminoso de los antecedentes de la acusación. Como
fueron tres los ministros enjuiciados se les concedió a cada uno una defensa de máximo 3 horas, y cada uno se
defendió en el mismo orden en que fueron acusados

19
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nº 1, 2012 Acuña, Lilian María José

representante o apoderado31.

e) Producción de pruebas
En caso de que se hubieren ofrecido pruebas, el tribunal primeramente decide la
admisión o el rechazo de las mismas. Se fija luego una sesión extraordinaria para la
producción de las mismas; las partes producen oralmente sus respectivos alegatos en la
sesión extraordinaria fijada con antelación.

f) Alegatos
Luego de la formulación de la acusación y la defensa, si no hay pruebas que producir,
o concluida la producción de las mismas, las partes producen oralmente sus respectivos
alegatos en la sesión extraordinaria fijada con antelación. El artículo 25 del Reglamento del
Senado establece que: Vencido el período de prueba establecido por el Senado, él fijará
audiencia para oír los alegatos de las partes, que podrán hablar dos veces.

g) Fallo
Posteriormente, el tribunal llama “autos para sentencia” y pasa a deliberar su sesión en
forma secreta. Dentro de tres días hábiles, en sesión pública, da a conocer su fallo. En esa
oportunidad la votación será nominal por la culpabilidad o por la inocencia del acusado32.

Resolución – Consecuencias del fallo


Cuando la Cámara de Diputados, en cuanto ejerce su función de acusar rechaza la
acusación, y por ende el trámite no pasa al Senado, se considera que por los mismos hechos
no se puede posteriormente reiniciar otro procedimiento acusatorio.
Cuando en la etapa de enjuiciamiento el Senado no destituye, tampoco es viable que
después recomience otro enjuiciamiento por los mismos hechos. Tales reaperturas son, para
nosotros, inconstitucionales porque, como mínimo, implican: a) conculcar el principio del
“non bis in ídem”; b) ignorar la pauta de preclusión en las etapas concluidas, así como su
efecto; c) transgredir la intangibilidad de la cosa juzgada que, aunque propia de las
31
Resolución 122 dictada por la Cámara de Senadores para la tramitación del juicio político de los ministros de
la Corte Suprema de Justicia Doctores Carlos Fernández Gadea, Luis Lezcano Claude y Bonifacio Ríos Avalos
en su artículo 5 En la sesión extraordinaria prevista para el lunes 1 de diciembre de 2003, conforme al horario
establecido en el artículo anterior, y en el orden señalado se adoptarán las siguientes medidas: a) cada acusado si
conviniera a sus derechos, formulará su defensa y ofrecerá todas las pruebas de las que intente valerse; b) se
entregará copia de cada defensa y de cada ofrecimiento de pruebas a la Honorable Cámara de Diputados
32
Artículo 26 del Reglamento del Senado. Es bueno dejar constancia que el mismo no ha sido modificado con la
entrada de la nueva Constitución de 1992

20
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sentencias en los procesos judiciales, se traslada al caso del enjuiciamiento político.

Reflexiones Finales
El juicio político o impeachment ha sido desde el inicio del constitucionalismo en
América, el mecanismo de control utilizado para exigir la responsabilidad de los
funcionarios de las más altas esferas del poder. Es quizás, ese elemento político el que lo ha
llevado a subsistir en las distintas constituciones a pesar de sus diversas reformas. Implica el
ejercicio material de una función jurisdiccional llevada a cabo por un órgano de funciones
políticas, pero respetando las formalidades esenciales de un procedimiento jurisdiccional
(Gonzalez Oropeza, 2005: 335). Se trata de una de las pocas ocasiones, que la función
jurisdiccional es ejercida por un poder diferente al judicial, por esa razón deviene el nombre
político, porque político es el órgano que lo lleva a cabo. Por ende, no se puede tomar a la
ligera, ni ser sustanciado en horas, sino que se debe proveer al acusado del tiempo suficiente
para que pueda presentar su defensa correctamente.
Al realizar el estudio del instituto del juicio político dentro del marco constitucional
paraguayo encontramos varias falencias, que el Congreso de la Nación debiera suplir para
que el mismo cumpla efectivamente con los postulados de defensa a los derechos
fundamentales y al orden democrático constitucional. En primer lugar, debemos señalar que
es inconcebible la falta de un marco regulatorio del procedimiento, que a veinte años de la
promulgación de la Constitución, y siendo uno de los institutos de control más utilizados en
las últimas dos décadas, no cuente aún con una ley que establezca el trámite en ambas
Cámaras del Congreso, los plazos, las condiciones de juzgamiento y los recursos jurídicos
del que pueden valerse los procesados para ejercer su defensa.
Esto sería de gran importancia a los efectos de unificar criterios a la hora de iniciar y
tramitar el proceso en ambas Cámaras del Congreso, y a la vez permitiría a los acusados
conocer con anterioridad como van a ser juzgados. Desde mi punto de vista, esta ausencia de
normas reglamentarias viola las disposiciones constitucionales contenidas en el artículo 16,
“Toda persona tiene derecho a ser juzgada por tribunales y jueces competentes,
independientes e imparciales” y el artículo17 numeral 3 y 7 de la CN, las cuales disponen 3)
Que no se le condene sin juicio previo fundado en una ley anterior al hecho del proceso, ni
que se le juzgue por tribunales especiales; 7) La comunicación previa y detallada de la
imputación, así como a disponer de copias, medios y plazos indispensables para la
preparación de su defensa en libre comunicación. Asimismo la Corte Interamericana de
Derecho Humanos sobre el particular ha señalado en la Sentencia del Caso del Tribunal

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Constitucional Peruano vs. Perú de fecha 31 de Enero de 2001 en el punto 77 “En cuanto al
ejercicio de las atribuciones del Congreso para llevar a cabo un juicio político, del que
derivará la responsabilidad de un funcionario público, la Corte estima necesario recordar
que toda persona sujeta a juicio de cualquier naturaleza ante un órgano del Estado deberá
contar con la garantía de que dicho órgano sea competente, independiente e imparcial y
actúe en los términos del procedimiento legalmente previsto para el conocimiento y la
resolución del caso que se le somete33. Y en el punto 81. de la misma sentencia expresa:
“Este Tribunal ha señalado recientemente que las garantías establecidas en el artículo 8 de la
Convención Americana suponen que las víctimas deben contar con amplias posibilidades de
ser oídas y actuar en los procesos respectivos”34. Por lo cual ha dejado sentado muy
claramente que si bien se reconoce al Juicio Político un medio de control llevado a cabo en
esferas parlamentarias y no judiciales, independientemente deben cumplir con los recaudos
procesales de defensa en juicio, imparcialidad, una ley anterior que tipifique las causas de
juzgamiento.
En la misma línea la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ha señalado que:
el ejercicio de la defensa constituye un derecho y una garantía para impedir la arbitrariedad
de los órganos del poder público, y comprende aspectos sustantivos y adjetivos. Contiene, a
su vez, las siguientes garantías en favor del acusado: ser oído antes de la decisión, participar
en forma efectiva en todo el proceso, ofrecer y producir pruebas, obtener decisiones
fundadas y notificaciones oportunas y conforme a la ley, acceso a la información que consta
en el expediente, posibilidad de controvertir los elementos probatorios, obtener asesoría legal
y tener la oportunidad de impugnar la decisión; el debido proceso es un derecho en sí, pero
también tiene carácter instrumental en tanto permite disfrutar de otros derechos, y por ello su
violación es más grave, pues el proceso es una garantía para el respeto de derechos
sustantivos y para el control de la arbitrariedad en el ejercicio del poder.
Otro punto que me pareció interesante y conveniente resaltar, es el referente a las
sanciones. La Constitución paraguaya establece tan sólo la destitución como resultado del
juicio político. Si buscamos con este instituto lograr mayor transparencia, eficiencia y
responsabilidad de los funcionarios, se necesita de sanciones ejemplares. Comparto la
opinión de que se debiera aplicar igualmente la inhabilitación para desempeñar cargos
públicos por un cierto período de tiempo, si bien esto conllevaría una modificación de la

33
Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso del Tribunal Constitucional Vs. Perú. Sentencia de 24
septiembre de 1999.
34
Cfr. este principio en Caso Durand y Ugarte. Sentencia de 16 de agosto de 2000. Serie C No. 68, párr. 129

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Constitución, considero que es importante a los efectos de dejar precedentes, y dotarle de


mayor relevancia al juicio político. Actualmente puede considerarse tan sólo, como un
vehículo para cambiar un funcionario por otro, con el riesgo de que con dicho cambio no se
logre una mejoría.
Comprendemos que el juicio político no es propiamente un juicio jurisdiccional
llevado a cabo en tribunales, sino que por su naturaleza y sus características, es un tipo de
juzgamiento especial reservado a los funcionarios de mayor nivel dentro del organigrama
estatal por eso es conveniente una regulación clara, para salvaguardar igualmente lo
establecido en la Constitución. Sin embargo, al no disponer de una ley especial, los
legisladores también están incumpliendo con sus funciones.
Por lo tanto, no podemos dejarnos llevar, por fanatismos, pasiones del momento, un
instituto de control diseñado y establecido en un organigrama constitucional con el objetivo
de salvaguardar el orden político y democrático de un País, y pueda cumplir efectivamente
con la función para el cual fue establecido, debe estar acompañado de las formalidades que
merece, porque de lo contrario estaríamos desvirtuando el instituto, y condenándolo a ser
utilizado por los intereses mezquinos y oportunistas de un sector de la sociedad
convirtiéndolo en una farsa y no en un medio eficiente para exigir la responsabilidad política
a los funcionarios por el mal desempeño de sus funciones.
Pero necesita, en el Paraguay de una regulación más efectiva y de voluntad política
para juzgar con objetividad sin importar la ideología y el partido en el cual militen los malos
funcionarios y destituirlos si así conviniera en derecho y en nombre de la justicia, respetando
siempre el derecho a la defensa y el debido proceso, pilares fundamentales para el
sostenimiento de un Estado Democrático.

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