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La hija de la noche

La obra conjuga diferentes técnicas de animación teniendo como


epicentro la investigación en el campo de la máscara teatral.

En el terror nocturno (pesadillas) sobrevienen y se experimentan


distintas imágenes entrecortadas, fragmentadas, borrosas, de contenido
difuso.

El Yo. La identidad. La existencia, es decir, la tragedia.


El cuerpo como campo de batalla de los que nos habitan.
El humano como un conjunto de máscaras.
Bajo cada mascara aparece otra en un juego infinito de espejos.
El verdadero rostro. Cuantos rostros tenemos. Cuantas criaturas somos.
Cuantos cuerpos somos cohabitando, coexistiendo.
La actriz desdoblándose (desdoblamientos) y fragmentándose (hecha
de fragmentos)
Personajes sometidos a la tortura de intensos procesos de
metamorfosis.
Condensando múltiples sentidos para el espectador.
Criaturas-fantasmas: toda la originalidad consiste en hacer vivir
humanamente a los seres inverosímiles según las leyes de lo verosímil.

Intensidad y no extensión. Brevedad apabullante.


Enfatizar el vacío y la desubicación de los hechos.
Un espacio negro, indicio del abismo.
Un espacio sin referencias reconocibles contribuye a crear la atmosfera
onírica que caracteriza a los sueños.
El poema me lleva a los confines, lejos de las casas de los vivo.

Relato auditivo en la oscuridad: duración aproximada 2 minutos


Presencias sonoras. Alucinaciones auditivas. Viento.
Se escuchan las criaturas que “habitan” en ese cuerpo.
Los ausentes soplan y la noche es densa.
Un viento violento arraso con todo.
Vientos brutales. El sonido a viento roto.
Atmosferas perturbadoras.

Murmullos.
Oír murmurar a los fantasmas.
Asisto al inagotable fluir de los Murmullos.

Siempre oigo a los condenados gritar (desde adentro de ella)


Sonidos de criaturas de rostros vacíos.

Aturdida por las voces vacuas y frías de las apariciones.


Voces que a veces no llegan a serlo sino como chirridos y balbuceos.
Lamentos. Sonoridades crueles.
Como un horrible chirrido de ratas fornicando.

La muerte siempre al lado, escucho su decir. Solo me oigo.

Frases desolladas. Palabras que me vuelven.


Palabras reflejas que solas se dicen.

Los ecos de los latidos de su corazón muerto.

Solo una melodía vieja. La música del abismo.


La estupefacción es producida por una escena que escucho pero que
no veo.
La cultura ha sido organizada a través de un régimen sensorial
particular: la vista, y en consecuencia, lo visual, es el sentido dominante.
Cuando este sentido es anulado se produce una ascesis.

En las profundidades. Metáfora de un espacio sepultado.


El viento me había comido parte de la cara y las manos
Me llamaban ángel harapiento.
Emerge de la tierra en un árido y solitario paisaje.

Lentamente crece un poco la luz azul frontal.

Inicio del cuerpo en el suelo con los brazos abiertos apoyados a los
costados del cuerpo.
Respiración con los brazos apoyados todavía sin levantar el tronco.
Primeros movimientos de cuello-cabeza de mirar hacia un lado y a otro.

Lentamente sube un poco el tronco. Nueva respiración.


Tronco torcido funciona cuando sube.
Nueva mirada para un lado y luego el otro.

Movimiento ameba se infla. Movimiento por debajo de la tela.


El ascenso miriñaque ameba en etapas
Especie de respiración ascenso-descenso.

Respiración con cabeza hacia adentro.


De vertical a rodilla quiebres.
Descanso.

Va hacia atrás. Acción de secarse leo con el vestido. Esta como


sufriendo.

Ameba murciélago se expande hacia los costados. Como condesa.


Interesante opción. Investigar las posibilidades de movimiento desde
abajo del vestido.
Relámpago como mecanismo en vez de apagones.

Parto:

Que bestia caída de espasmo se arrastra por mi sangre


pero hay algo que rompe la piel, una ciega furia que corre por mis venas
y quiere salir
Alguien en mi dormido me come y me bebe
Mi cuerpo se abre (…) como si los cuerpos poéticos quisieran salir por
mi útero, forcejean por irrumpir en la realidad, nacer a ella.
Después de haber intentado nacerse sola sacando mi cabeza por mi
útero

Bebe, sonido a llanto enfermizo. Nacimiento

Nace una criatura-animal.


Fetal. Oruga>
Cabeza sin rostro gris tipo la hija.
Se saca dos rostros pieles falsas, sin rasgos.
Mascara de grito. Grito tapado, le saca la tapita y de adentro saca a un
feto de ella
El no-rostro. Sin rostro no hay identidad. La primera piel. Capa. Rostro.
La segunda piel. Máscara sobre mascara.

El encuentro con aquello que no debería ser mirado nos sitúa ante la
escena de alguien que abre su propio cuerpo.
El humano herido es un monstruo porque es un ser que se ha abierto
para encontrarse a sí mismo.
Abrir el cuerpo hasta sus profundidades, hasta sus abismos.

Disparadores para la búsqueda de criaturas y sus sonidos.

Mi garganta es un archipiélago maldito


Sonidos monstruosos. La emisión de sonidos no humanos

Mi lengua se pobló de voces de muertos


No es mi voz obstinada en parecer una voz humana
Hablo con la voz que está detrás de la voz. Y yo sola con mis voces

Tantas criaturas habitan en mí.

Mascara vomito que le salga algo de adentro

Mascara que se rompe pedacitos y sale arena o polvo.


Richard Chartier – removed 2 (23:20)
Ambiente oscuro saturante.

Carl M V H – Life and death of pbdc (23:43)


Ambiente suspendido distorsión del tiempo interesante suave.

Philip Jeck –Lambing (4:48)


Ambiente raro que va creciendo y luego queda suspendido con voces
extrañas. El final es interesante.
Hal Foster. Belleza compulsiva:

Dos principios. Duplicación y lo informe. El primero es siniestro como tal,


y el segundo como la des-definición de la forma.

La imagen de arte es un lugar para inquietar la visión. Un lugar donde


la visión no quede inmutable en su referencia de “lo que ya se
reconoce”, sino que se debate en un vaivén entre reconocimiento y
desconocimiento.
En esa expectativa, de lo que se cree (y quiere) “poder ver”, la imagen
se “despedaza”, se “desfigura” frustrando ese deseo para,
posteriormente, recomponerse en un reconocimiento.

La precariedad de la imagen. Las figuras no llegan a solidificarse, no


logran nunca su plenitud y su fijeza, estamos ante una poética de la
imagen imposible.

Lyotard dice que para poder acceder a un cambio de percepción, aun


lugar de “captación” de la obra, hay que pagar el precio de una “ascesis”
interior, que libere el campo perceptivo y mental de los prejuicios
inscriptos en la visión misma. Esto tanto para el lugar de creación como
de percepción de la obra. Entiendo que esa ascesis implicaría también
una liberación, una capacidad de despojo de la atadura al “sentido” (una
“muerte”) a las expectativas de ser confirmado, completado, complacido
y el acceso a otra posibilidad de la mirada. Esto me lleva a preguntarme
por modos posibles de apertura a esa ascesis, retardos de la aparición
del sentido, permanencia en las sensaciones y las intensidades.
Imponer un modo de desautomatizar relaciones de significantes, de
contrariar lecturas automáticas y transgredir la expectativa de la
percepción, evitando tipificación e identificación.

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