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Fernando García Zárate | 3°B

Receptores
Los receptores son componentes moleculares específicos de un sistema biológico
con los cuales interactúan los fármacos para producir cambios en la función del
organismo. Este suceso fundamental de interacción medicamento-receptor inicia la
comunicación, a través de moléculas de señal (primer mensajero) de gran
diversidad estructural y funcional, con receptores acoplados a canales iónicos, a
proteína G, catalíticos o reguladores de transcripción del ADN, así como la ayuda
integrada de segundos mensajeros. También se menciona ciertas enfermedades
que surgen por disfunción de estos receptores de los sistemas receptores-efectores,
como la aparición de receptores aberrantes o como productos de "oncogenes".
Las funciones de estos receptores fisiológicos consisten en:
• Unirse al ligando apropiado
• Propagar su señal reguladora en la célula "blanco". Los efectos reguladores
de un receptor pueden ejercerse en forma directa en sus objetivos celulares,
es decir la proteína o proteínas efectoras, o pueden ser transmitidos a
blancos celulares por moléculas intermediarias, que son los transductores,
como la proteína G, y finalmente obtener el efecto biológico a través de
segundos mensajeros.
• Emplear los sistemas efectores dentro del citoplasma que activen o repriman
ciertos procesos que son la base de las respuestas celulares
Blancos farmacológicos
Los fármacos se unen a sitios específicos para modificar funciones y producir
losefectos farmacológicos que los caracterizan. Estos sitios son denominadosblan
cos farmacológicos y actualmente la IUPH los divide en siete principales grupos
1. Receptores metabotrópicos
2. Canales operados por ligando o ionotrópicos
3. Receptores catalíticos
4. Receptores intracelulares
5. Canales iónicos
6. Transportadores
7. Enzimas
Tipos de enzima
Las enzimas son moléculas de naturaleza proteica y estructural que catalizan
reacciones químicas, siempre que sean termodinámicamente posibles.
Las enzimas son las encargadas de metabolizar los fármacos que son introducidos
al organismo.
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Proteínas
Las proteínas pueden interaccionar con una gran variedad de sustratos, como iones
metálicos, vitaminas, ácidos grasos, fármacos, etc. Las proteínas que son
susceptibles de interaccionar con fármacos forman parte de las denominadas
dianas farmacológicas. Entre ellas se encuentran, los receptores, algunas enzimas
y las proteínas transportadoras.
Procesos que afectan a la molécula del fármaco cuando es administrado a
un organismo humano.
La absorción de un fármaco depende de sus propiedades fisicoquímicas, su
formulación y su vía de administración. Las formas farmacéuticas (p. ej.,
comprimidos, cápsulas, soluciones) están compuestas por el fármaco y otros
ingredientes, y se formulan de manera que puedan ser administradas por diversas
vías (p. ej., oral, bucal, sublingual, rectal, parenteral, tópica, inhalatoria). Cualquiera
sea la vía de administración, en primer lugar los fármacos deben disolverse para ser
absorbidos. Por ello, las formas sólidas (p. ej., comprimidos) deben ser capaces de
desintegrarse y desagregarse.
Salvo en el caso de la administración IV, un fármaco debe atravesar varias barreras
celulares semipermeables antes de alcanzar la circulación sistémica. Las
membranas celulares son barreras biológicas que inhiben selectivamente el flujo de
las moléculas de los fármacos. La composición fundamental de las membranas
consiste en una matriz lipídica biomolecular de la que depende su permeabilidad.
Los fármacos pueden atravesar las membranas celulares por
• Difusión pasiva
• Difusión pasiva facilitada
• Transporte activo
• Pinocitosis
Barreras biológicas y su trascendencia en la eficacia terapéutica
Para que un fármaco actúe es necesario que llegue a su sitio de acción. Para ello,
la sustancia tiene que absorberse, esto es, alcanzar el compartimiento acuoso del
organismo. Excepto la piel y algunas mucosas, en todos estos mecanismo participa
la sangre. Así, la distribución del fármaco dentro del cuerpo puede variar de acuerdo
con el flujo sanguíneo o la vascularización regional de cada tejido u órgano, y la
cantidad de droga que cada tejido reciba depende de la concentración del fármaco
en la sangre. A su vez, la magnitud del efecto varía por la velocidad con la que el
fármaco penetra al tejido hasta alcanzar niveles suficientes.
Un fármaco puede administrarse por vía enteral o por vía parenteral, inyectarse
directamente al espacio intravascular o ser depositado en sitios fuera de este
espacio, para su absorción gradual. El sistema gastrointestinal es el sitio habitual
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para ello, aunque las vías pulmonar (por inhalación), subcutánea e intramuscular
son otras opciones.
Para que una sustancia atraviese las membranas celulares es condición esencial
que se encuentre en forma libre, es decir, que no esté unida a otras moléculas. En
la sangre, la albúmina representa una proteína con múltiples sitios de unión para
fármacos. Mientras éstos se mantengan unidos a la albúmina no podrán abandonar
el torrente sanguíneo y, por lo tanto, no llegarán a sus sitios de acción. Por otra
parte, los fármacos, a su vez, competirán con otras moléculas endógenas
contenidas en la sangre (p ejem., hormonas, bilirrubina, vitaminas, iones, etc.) por
los sitios de transporte, con consecuencias potencialmente peligrosas de
acumulación.
El paso de fármacos a través de las barreras biológicas está condicionado por las
características fisicoquímicas de la sustancia. En particular, del tamaño o peso
molecular; grado de ionización (carga eléctrica) y liposolubilidad (capacidad de
disolverse en las grasas). Así, una sustancia pequeña, poco ionizada y muy
liposoluble atraviesa rápidamente las membranas celulares. Tal es el caso de la
mayoría de los anestésicos volátiles, agentes broncodilatadores o solventes
orgánicos.

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