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TEMA 2.

LA NORMA JURÍDICA: EFICACIA, APLICACIÓN Y VIGENCIA

1. Norma jurídica. Efecto esenciales de la norma jurídica.


El Derecho consiste en un sistema de normas jurídicas, es decir, un conjunto de reglas de
conducta dirigidas a los ciudadanos, enunciadas por los órganos competentes con respeto a la
Constitución y a la legalidad vigente, y que pueden ser impuestas, incluso coactivamente,
mediante los mecanismos previstos por los órganos competentes. El Derecho no es solo eso,
sino también una organización que las hace valer. Ambos elementos componen el
denominado ordenamiento jurídico, el cual se desglosa en sectores o ramas jurídicas, siendo
la gran división la que se establece en torno a los conceptos de Derecho público y Derecho
privado.
La distinción entre público y privado es una de las cuestiones más antiguas del Derecho.
El Derecho público tiene por objeto la organización del Estado, de los entes públicos
territoriales y de otras entidades de naturaleza pública, así como las relaciones recíprocas de
estos entes respecto del ejercicio de sus funciones públicas y también respecto de sus
relaciones con particulares. Lo integran diversas ramas:
- Constitucional o político: estudia la organización, composición y competencias de los
poderes públicos y sus relaciones. (La Constitución).
- Administrativo: estudia el régimen y funcionamiento de las AAPP (conjunto de todas
las entidades y organismos que conforman el estado es conocido como administración
pública).
- Fiscal, financiero o tributario: estudia la financiación del funcionamiento de AAPP,
tanto los ingresos públicos (los impuestos) como los gastos públicos.
- Penal: estudio de los delitos y las penas. (El Código Penal).
- Procesal: estudio de los órganos del poder judicial; el proceso es el modo de actuación
de los tribunales de justicia para dirimir los conflictos.
El Derecho privado regula las relaciones recíprocas de las personas, ya en el ámbito personal
o familiar, ya en el ámbito patrimonial:
- Civil: es el Derecho de la persona y estudia las relaciones sociales entre particulares.
(El Código Civil).
- Mercantil: estudia las relaciones económicas empresariales. (El Código de Comercio).
Aún no se ha conseguido encuadrar ningún tema siguiente:
• Trabajo, estudio de las relaciones laborales.
• Internacional público, estudio de las relaciones entre Estados.
• Internacional privado, estudia el Derecho nacional aplicable a las relaciones jurídicas entre
particulares de diferente nacionalidad.
• Comunitario o Derecho de la UE, estudio de la composición y funcionamiento de la UE y
de las normas jurídicas que crean sus instituciones.

El Derecho se presenta como un conjunto de mandatos dirigidos a sus destinatarios al objeto


de ordenar su convivencia y permitir la regulación y ordenación de las actividades de los
mismos. Estos mandatos pueden presentarse como reglas generales y abstractas, o referirse a
un hecho singular. Estos mandatos se denominan normas jurídicas., las cuales tienen un
carácter general y abstracto El carácter general supone que debe dirigirse a destinatarios
indeterminados, mientras que el carácter abstracto supone que las normas se refieren a
hipótesis definidas sobre elementos generales.
Elementos de la norma jurídica:
- El supuesto de hecho es la situación fáctica o el objeto de controversia de la realidad
social al que se dirige la norma. Puede ser un acto humano o una situación social, o de
un hecho natural.
- La consecuencia jurídica se refiere al mandato o precepto referido a tal situación
fáctica.
El supuesto de hecho se refiere al “ser”; la consecuencia jurídica al “deber ser”.
El supuesto de hecho y la consecuencia jurídica no necesariamente han de contenerse en el
mismo precepto o artículo, ya que en ocasiones es posible encontrar una norma jurídica que
está formada por varios preceptos o artículos.
Ejemplo: “Si el animal vendido muriese a los 3 días de comprado, será responsable
el vendedor” (art 1497 CC).
Efectos esenciales de la norma jurídica:
– Ordenación social: se dirige a una parte de la realidad social sobre la que proyecta una
determinada previsión de soluciones; sin su presencia la sociedad resultaría mucho más
caótica.
– Obligatoriedad e imperatividad: Todas las normas jurídicas contienen mandatos que son
obligatorios e imperativos, es decir, que deben cumplirse por parte de sus destinatarios.. Pese
a ello no todas las normas jurídicas se imponen directamente de manera “coercitiva”
( mediante los mecanismos correspondientes del poder público).
Ejemplo: “El comprador está obligado a pagar el precio de la cosa vendida” (art 1500 CC).
– Eficacia sancionadora: En las normas jurídicas se prevén sanciones para el caso de no
cumplimiento, las cuales tienen una variada tipología (multas, penas, privación de un
derecho).

Es necesario distinguir entre norma jurídica en sí y disposición normativa:


• La norma jurídica es un mandato jurídico con eficacia social organizadora (y efectos).
• La disposición normativa es el artículo, precepto de una ley o reglamento.
Ejemplo: La determinación de las consecuencias concretas que se producen si un animal
vendido se muere en los 3 días siguientes a la compra, exige la conjunción de varios
artículos del CC (arts 1491-1499).
Por consiguiente, un artículo (disposición) puede contener una norma completa, pero lo
habitual es lo contrario, que una norma se desglose en varios artículos.

Según el ámbito de libertad del sujeto encontramos:


• Normas imperativas (o de ius cogens), se caracterizan porque el mandato imperativo no
puede ser modificado de manera alguna por los particulares, de forma que la voluntad de los
sujetos intervinientes no puede derogar o sustituir el mandato de esa norma por una regla
diferente
Ejemplo: Régimen jurídico del matrimonio.
• Normas dispositivas: son mandatos normativos regulados por supuestos de hecho que
pueden ser sustituidos por las personas interesadas por reglas diversas
Ejemplo: autonomía privada en los contratos.

2. Eficacia obligatoria de las normas


Un efecto esencial (derivado del carácter imperativo, obligatorio) de las normas jurídicas es
su obligado cumplimiento, puesto que en ellas se encierran mandatos jurídicos que deben ser
acatados por sus destinatarios aunque no todas se impongan mediante amenaza o sanción.
Existe un deber general de cumplimiento de las normas, para toda persona, particulares y
autoridades, de forma que guarden y hagan guardar la ley.

2.1 La ignorancia de la ley no excusa de su cumplmiento.


El art. 6.1 del Título Preliminar del Código civil establece que la ignorancia de las leyes no
excusa de su cumplimiento, es decir, la eficacia del Derecho no puede depender del grado de
conocimiento de los destinatarios de las normas. Se trata de un principio tradicional que se
aplica en todos los sectores del ordenamiento jurídico.
Los ciudadanos no tienen un deber especial de conocer el Derecho pero no pueden alegar la
ignorancia de la ley para eludir su cumplimiento. Sin embargo, este deber especial sí lo tienen
los funcionarios y, sobre todo, los jueces. Este principio se expresa en el aforismo iura novit
curia que significa literalmente traducido que el “tribunal conoce el Derecho”. Este deber
especial de conocimiento del Derecho por los jueces significa que las normas jurídicas no
precisan ser probadas por los litigantes (a excepción de la costumbre), puesto que el juez las
conoce o debe conocerlas.
El artículo 1.7 CC dice que “los Jueces y Tribunales tienen el deber inexcusable de resolver
en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema de fuentes establecido”.
Sólo se exceptúa en dos casos: el derecho consuetudinario y el derecho extranjero.

2.2 El error de Derecho producirá únicamente aquellos efectos que las leyes determinen
El art. 6.1 del Título Preliminar del Código civil establece que el error de Derecho producirá
únicamente aquellos efectos que las leyes determinen. El error de Derecho es el
desconocimiento o incertidumbre que tiene la persona sobre la existencia o el contenido
correcto de la norma que rige el caso concreto.
El error de Derecho puede ser excusable, pero no en cualquier caso, sino sólo en los
supuestos en los que las leyes lo determinen. Las partes celebran un negocio jurídico
creyendo que es válido (buena fe) pero desconocen las causas de nulidad/anulabilidad.
Ejemplo: El matrimonio putativo (art 79 CC) o la usucapión ordinaria (art 1940 CC).

2.3 Exclusión voluntaria de la ley aplicable


El art. 6.2 CC establece que la exclusión voluntaria de la ley aplicable y la renuncia a los
derechos en ella reconocidos sólo serán válidas cuando no contraríen el interés o el orden
público ni perjudiquen a terceros.
Es posible la exclusión voluntaria de la aplicación de las normas, pero dentro de ciertos
límites:
- No es una norma imperativa o prohibitiva (por tanto, es dispositiva).
- No contraria al interés o el orden público.
- No perjudique a terceros.
Dicho precepto se aplica en el ámbito del Derecho privado.
Se puede renunciar a un derecho una vez se aplique la ley y no con carácter previo.
El efecto esencial derivada del carácter coercitivo de las normas.

3. Eficacia sancionadora de la norma: la nulidad de los actos de contravención y el


fraude de ley
Las normas jurídicas expresan mandatos jurídicos que deben ser cumplidos por sus
destinatarios. La amenaza de la sanción no es una medida que se prevea para todas las
normas jurídicas, pero sí que está presente en las más importantes o trascendentes para la
convivencia social.
El incumplimiento de la norma jurídica se denomina infracción, violación o quebrantamiento,
y sus consecuencias jurídicas son las sanciones. Las sanciones son muy heterogéneas y de
difícil clasificación, pero pueden reconducirse a tres categorías:
- Sanciones punitivas o penales: Cuando la infracción conlleva la comisión de un
ataque a un bien jurídico protegido o la contravención de una norma administrativa de
naturaleza sancionadora.
- Sanciones reparadoras: Se persigue eliminar las secuelas dañosas del acto ilícito.
- Sanciones neutralizantes: Impiden que el infractor consiga el resultado que proyectaba
con la comisión del acto ilícito.

3.1 La nulidad de los actos de contravención


El art. 6.3 CC establece que los actos contrarios a las normas imperativas y prohibitivas son
nulos de pleno derecho, salvo que en ellas se establezca un efecto distinto para el caso de
contravención.
La sanción es la nulidad de pleno derecho, también llamada nulidad radical, es una categoría
de ineficacia de los actos jurídicos con la que se consigue eliminar el propósito perseguido
por el infractor, considerándose que el acto no ha existido nunca. Si es posible, se eliminarán
sus efectos y el acto no desplegará eficacia alguna (art. 1302, 1205 y 1306 CC). Cuando no
sea posible la eliminación de los efectos, se aplicarán los mecanismos sustitutivos (art. 1307
CC). Los presupuestos para la aplicación de la sanción de nulidad son los siguientes:
- Naturaleza del acto de contravención. La sanción de nulidad se extiende a cualquier acto.
- Clase de normas: Tanto de Derecho privado como de Derecho público. Se discute si se
extiende a todas las normas jurídicas, imperativas, prohibitivas y dispositivas. La doctrina
dominante circunscribe la sanción de nulidad sólo a las normas imperativas y prohibitivas,
porque las dispositivas pueden excluirse por voluntad de los interesados.
- Oposición directa a la ley: No debe tratarse de un mero desajuste entre la pretensión de los
interesados y la norma, sino que ha de existir una oposición directa.

3.2 Fraude a la ley


En el art. 6.4 CC se establece que los actos realizados al amparo del texto de una norma que
persigan un resultado prohibido por el ordenamiento jurídico, o contrario a él, se considerarán
ejecutados en fraude de ley y no impedirán la debida aplicación de la norma que se hubiese
tratado de eludir.
Por ejemplo: Los casamientos con extranjeros sin convivencia.
Estructura del fraude a la ley:
a. La realización de un acto o actos que persigan un resultado prohibido por el
ordenamiento jurídico o contrario a él.
b. La presencia de una norma de cobertura. Esta norma es la que permite al infractor
intentar evitar la aplicación de la norma imperativa o prohibitiva que resulta incómoda.
c. ¿Propósito de defraudar? No existe unanimidad en la doctrina. Una parte exige el
ánimo defraudatorio, de modo que quien perpetra el fraude ha de estar guiado por la intención
de defraudar. Sin embargo, la doctrina mayoritaria no exige este requisito y atiende una
concepción objetiva del fraude, bastando para calificarse el acto realizado como en fraude de
ley que se alcance el resultado de prohibido.
Calificado el acto realizado como fraude de ley, la consecuencia jurídica inmediata es la
aplicación de la ley que se pretendía evitar. Aplicar de manera automática la nulidad radical
podría llevar a resultados desproporcionados e injustos.

4. La interpretación de las normas

4.1 La aplicación de las normas


Proceso que permite colocar las proposiciones jurídicas que en ellas se contienen en una
concreta realidad social en orden a la solución del conflicto presente. Esta labor corresponde
principalmente a los jueces y tribunales, a ellos está asignada la función de la aplicación
última del Derecho.
Antes de aplicar las normas es necesario realizar diversas operaciones de concreción, como
fijar el sentido de las normas mediante la interpretación. Pero en ocasiones, tras analizar el
ordenamiento jurídico, el juez puede llegar a la conclusión de que no existe una norma
concreta aplicable, se habla entonces de laguna. La analogía es el instrumento que permite
colmar las lagunas. Este proceso se denomina integración. También puede acontecer, cuando
exista una norma aplicable al caso, que una vez realizada la interpretación de la misma, el
juez observe que una aplicación estricta podría llevar a un resultado injusto. Si este fuera el
caso, el juez podría mitigar el rigor de la norma mediante la equidad. La analogía y la
equidad son recursos de los que dispone el juez en la aplicación de las normas, pero
previamente debe haber interpretado las normas aplicables y analizado el ordenamiento.
4.2 La interpretación de las normas: concepto y criterios
La interpretación de las normas es el proceso que permite a los diversos operadores jurídicos
y, especialmente a los jueces, desentrañar el sentido y la finalidad de las mismas, antes de
proceder a su aplicación.
Según el artículo 3.1 CC las normas se interpretan según él sentido propio de sus palabras, en
relación con él contexto, los antecedentes históricos y legislativos y la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas, atendiendo fundamentalmente al espíritu y finalidad de
aquellas. Los principales criterios son:
- Criterio gramatical: la interpretación debe partir primeramente del texto. Con este
criterio el Código Civil advierte que la interpretación no puede convertirse en un
proceso de tergiversación del texto de la norma. Las palabras deberán interpretarse
según su sentido corriente y ordinario, pero también según su sentido técnico.
- Criterio sistemático: las normas se interpretan “en relación con el contexto”. Este
criterio supone que las normas se interpretan las unas por las otras, teniendo en cuenta
el conjunto del ordenamiento jurídico.
- Criterio histórico: las normas se interpretarán también según “los antecedentes
históricos y legislativos”. Lo que este criterio quiere decir es que para la averiguación
del significado de la norma concreta pueden tenerse en cuenta los elementos
históricos en sentido estricto, esto es el momento histórico en que nació la norma.
- Criterio sociológico: además las normas se interpretan según la realidad social del
tiempo en que han de ser aplicadas”. Esta interpretación permite al juez elaborar y
aplicar nuevos métodos de entender las leyes existentes en función de los valores
medios dominantes en el contexto social, pero estos métodos no pueden resultar
incompatibles con el texto legal de origen.
- Criterio tecnológico: se interpretarán las normas “atendiendo fundamentalmente al
espíritu y finalidad de aquellas”. Nos encontramos ante la denominada ratio legis, lo
que supone llegar al centro mismo de la norma, esto es, a su “espíritu y finalidad”, a
averiguar su verdadero sentido.

5. La integración: analogía y equidad

5.1 Las lagunas jurídicas y la analogía


Si se presenta un supuesto de hecho concreto que exige una respuesta o solución, pero el
operador jurídico no encuentra una norma directamente aplicable, por existir un vacío legal,
nos encontramos ante una laguna. Las lagunas de la ley son supuestos de hecho que no han
sido contemplados en las leyes, son muy habituales, pues es imposible que la ley pueda
prever la infinidad de supuestos que en la realidad se presentarán.
Las lagunas del ordenamiento jurídico no son admisibles, pues se entiende que el
ordenamiento como sistema es completo y puede autointegrarse a partir de sus propios
elementos. La integración es otro proceso a realizar en el marco de la aplicación de las
normas jurídicas.
El instrumento que permite la autointegración de las leyes y el ordenamiento jurídico se
denomina analogía; medio que permite colmar las lagunas jurídicas. Existen dos clases:
- Analogía legis. Referida en él art. 4.1 CC. Frente a una laguna de ley, es posible que el
operador jurídico encuentre otro supuesto de hecho similar que sí disponga de regulación y
que dicha similitud tenga un fundamento objetivo. Los requisitos de la analogía legis son: • •
• Que exista una laguna legal, es decir, un vacío normativo.
• Que entre los supuestos exista una “eadem ratio” (identidad de razón), de modo que
encontremos una norma que ha sido pensada para un supuesto semejante.
• Que la norma de referencia tenga capacidad extensiva, ya que se excluyen de la analogía
las normas penales, temporales y la de policía. Él art. 4.2 CC así lo recuerda: “no se aplicarán
a supuestos ni en momentos distintos de los comprendidos expresamente en ellas”.
- Analogía iuris. Puede acontecer, dada una determinada laguna, que ni siquiera buscando en
todo el ordenamiento jurídico se encuentre un supuesto con el que exista una identidad de
razón. Puesto que el ordenamiento es completo, y no admite lagunas, un vacío de este tipo
debe integrarse a partir de los propios elementos que en el ordenamiento existan. En estos
casos el operador jurídico debe acudir a los principios generales del Derecho.

5.2 La equidad
El Ordenamiento tiene vocación de omnicomprensividad, es decir, que todas las situaciones
de hecho tengan una respuesta jurídica. Buena parte de las lagunas quedarán resueltas por la
analogía, pero no todas. Para rellenar lo que falte, el CC encomienda a la Jurisprudencia la
función de completar el Ordenamiento.
La Jurisprudencia es “la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al
interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del Derecho”. Ahora
también los TSJCA.
La aplicación formal y automática del Derecho puede dar lugar a una colisión con los
criterios de justicia. En el Derecho español es excepcional la posibilidad de que el juez pueda
resolver un supuesto exclusivamente mediante el mecanismo de equidad.
De acuerdo con el art. 3.2 CC sacamos tres funciones posibles de la equidad:
-Como criterio de ponderación en la aplicación de la norma. Se considera la equidad como
una regla de interpretación y de posible aplicación de las leyes. Algunas normas suelen
autorizar al juez, si se verifica él supuesto previsto para que recurra a la equidad, como es el
caso del artículo 1154 CC.
- Como criterio exclusivo para la solución del caso. Esta equidad tiene un carácter
excepcional, porque la resolución del del juez o tribunal sólo podrá aplicarse cuando lo
permita la ley.
- Como instrumento de superación del rigor de la norma para adaptarla en busca de una
solución más justa para el caso concreto, pero no para buscar una solución contraria a ella.

6. Vigencia temporal de las normas jurídicas: el principio de irretroactividad

6.1 La entrada en vigor de las normas


Cuando la norma entra en vigor adquiere eficacia y desde entonces debe cumplirse el
mandato jurídico que disponga. En muchas ocasiones es la propia ley la que establece el
momento de su entrada en vigor. Como regla supletoria, el art. 2.1 CC prevé que las leyes
entrarán en vigor a los veinte días de su completa publicación en el BOE, si en ellas no se
dispone otra cosa. Este plazo comienza a contarse a partir del día siguiente a su publicación
en el BOE. La publicación es un requisito imprescindible para la entrada en vigor, sin ella la
ley en cuestión no tendría eficacia alguna (artículo 9.3 CE).

6.2 Pérdida de vigencia. Derogación.


Las leyes, y en general todas las normas jurídicas, nacen con vocación de permanencia, pero
pueden perder su vigencia por los siguientes motivos:
- Porque la ley de la que se trate nazca ya con un plazo determinado (como las leyes de
presupuestos generales).
- Porque se dicte en atención a una determinada circunstancia y ésta desaparezca.
- Porque es declarada inconstitucional.
- Porque sea anulada por el mismo órgano que la dictó.
- Porque siendo un reglamento es declarado ilegal por un juez.
- Porque sea derogada por otra norma posterior de igual o superior rango.
La derogación es el resultado que se produce cuando una norma es sustituida por otra. El art.
2.2 establece que las leyes sólo se derogan por otras posteriores. Deben considerarse dos
reglas: primera, la ley posterior deroga a la anterior, y segunda, la norma posterior de rango
inferior no puede derogar a la anterior de superior rango, lo contrario atentaría al principio de
jerarquía normativa (artículo 9.3 CE).
La derogación puede ser expresa o tácita:
– Es expresa cuando la ley posterior deroga a la anterior manifestando el alcance de la
derogación. Existen dos modos de establecer la derogación expresa: señalando las
disposiciones derogadas (derogación expresa concreta), o bien mediante una fórmula en
virtud de la cual se declaran derogadas cuantas leyes y disposiciones anteriores se opongan a
la presente (derogación expresa genérica).
– La derogación es tácita en aquellos casos en los que la ley posterior no se pronuncia sobre
su alcance derogatorio, pero por la materia que regula es incompatible con otra ley anterior.

6.3 La irretroactividad de las leyes y sus excepciones


Si la ley posterior no sólo derogase a la anterior sino también tuviera fuerza respecto a las
situaciones nacidas al amparo de ella, afectaría a los derechos adquiridos al amparo del
Derecho anterior. La retroactividad de las leyes no sólo afecta a los derechos adquiridos, sino
también al principio de seguridad jurídica, uno de los principios básicos del orden
constitucional.
La Constitución establece el principio de irretroactividad de las leyes, y garantiza el principio
de seguridad jurídica.
La irretroactividad está regulada en el CC (art 2.3) y en la CE (art 9.3).
Las leyes penales rebajan las penas, al ser más favorables para los penados, deberán aplicarse
retroactivamente.
La nueva norma no puede desconocer las situaciones jurídicas creadas al amparo de la norma
derogada. Para eso se dictan Disposiciones Transitorias, que regulan el tránsito de una norma
a la otra.

7. Vigencia espacial: las normas de conflicto


De acuerdo con los principios de territorialidad y de soberanía estatal las normas se aplican
dentro de las fronteras de un Estado. El Derecho internacional privado se encarga de
identificar la jurisdicción competente y determinar el Derecho estatal aplicable en las
relaciones jurídicas entre ciudadanos con nacionalidades diversas, esto es, las normas de
conflicto (con otras palabras: aquellas normas jurídicas que establecen los criterios necesarios
para determinar en primer lugar la jurisdicción competente y luego el derecho estatal
aplicable).
Conviene tener en cuenta tres normas generales del Derecho Internacional Privado.
1ª Las leyes penales, las de policía y las de seguridad pública obligan a todos los que se
hallen en territorio español.
2ª En ningún caso se aplicará una ley extranjera que sea contraria al orden público.
3ª El Derecho español no consiente el fraude internacional a la ley española: “Se considerará
como fraude de ley la utilización de una norma de conflicto con él fin de eludir una ley
imperativa española”(art. 12.4 CC).

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