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El Derecho objetivo. Las fuentes del derecho.

I. El derecho objetivo
El derecho es el conjunto de normas que regula la sociedad.
A. Concepto de derecho.
La palabra derecho se emplea en dos sentidos distintos:
a) En sentido objetivo: es el conjunto de reglas jurídicas que están vigentes en una sociedad. Se habla de derecho como
ordenación o como norma.
b) En sentido subjetivo: es la facultad o prerrogativa reconocida a una persona por el derecho objetivo y que le permite
imponer a los demás un determinado comportamiento. Se habla de derecho como facultad prerrogativa.
B. La norma jurídica.
La norma jurídica es todo precepto general cuyo fin sea ordenar la convivencia de la comunidad y cuya observancia puede ser
impuesta coactivamente por el poder directivo de aquella.
1. Estructura de la norma jurídica.
En la estructura de toda norma jurídica se distinguen dos elementos distintos:
- El supuesto de hecho, que es la realidad social contemplada por la norma.
- La consecuencia jurídica, que es el efecto o respuesta que esa realidad social merece en el ámbito de la norma.
a) El supuesto de hecho: Contempla la previsión hipotética de un futuro acontecimiento. Dicho acontecimiento, cuya
realización contempla anticipadamente la norma, puede ser de naturaleza muy variada:
o Unas veces se trata de un hecho natural independiente de la acción del hombre.
o Otras veces se refiere a un acto humano en el que se prescinde de la intención del agente.
o Otras veces se trata de un acto humano en el que se tiene en cuenta dicha voluntad.
o Otras veces, la norma contempla ciertas situaciones en que se encuentran las personas.
b) La Consecuencia Jurídica: tenemos que distinguir entre dos tipos de eficacia o consecuencia jurídica:
o La eficacia particular de cada norma, cuyo estudio pertenece a las diversas instituciones particulares del
Derecho. -> La regulación concreta que realizan las distintas normas jurídicas de cada supuesto de hecho en
particular.
o La eficacia general de las normas jurídicas.
La eficacia general de las normas jurídicas, que se manifiesta en todas ellas, tiene dos manifestaciones:
I) Inexcusabilidad del cumplimiento: El primer efecto general de las normas es imponer a sus
destinatarios el deber de ajustar a ellas su comportamiento. Cuando tal comportamiento se realiza,
tiene lugar el cumplimiento de la norma.
Este principio se relaciona con otro, que es el de la ignorancia de las normas. El art. 6.1. C.C. dice que
<<la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento>>.
II) Eficacia represiva de las normas: las normas desenvuelven su eficacia represiva o sancionadora cuando
se incumple el mandato que contienen. -> Esta es la característica de las normas jurídicas que la
diferencia de otras normas no jurídicas como son los usos sociales, morales, etc…
2. Características de las normas jurídicas:
a) Imperatividad: Toda norma jurídica contiene un mandato o una prohibición; este carácter hace que la norma se imponga
a todos los ciudadanos, de esta forma, tienen el deber de acatarla.
El art. 9.1 Constitución dice que todos los ciudadanos y los poderes públicos están sujetos a la Constitución y al resto del
Ordenamiento.
b) Generalidad: La norma es general porque se refiere a todos aquellos casos que estén comprendidos en el supuesto de
hecho descrito por la misma. Se entiende que es general la disposición dictada para toda una categoría o clase de actos
cualesquiera que sean, con tal de que reúnan los requisitos que, en abstracto, han sido prefijados.
c) Coercibilidad. Es la garantía de cumplimiento de la norma: el estado presta sus medios coactivos para que puedan
imponerse, en defecto de cumplimiento voluntario, las sanciones previstas por la norma para el caso de incumplimiento.
3. Clase de normas:
a) Normas rígidas y elásticas.

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Normas rígidas: son aquellas en las que el supuesto de hecho y los efectos o consecuencias jurídicas son taxativos, de
contenido concreto e invariable. Por ejemplo, el art. 240 C.C dice que a los 18 años cumplidos (supuesto de hecho), se
adquiere la mayoría de edad 8consecuencia jurídica).
Normas elásticas: son aquellas normas en las que, bien el supuesto de hecho o bien los efectos jurídicos, son flexibles, es
decir, no están determinados concretamente, sino sólo indicados en general mediante conceptos cuyo contenido singular
es variable dentro de ciertos márgenes. Las normas elásticas permiten tomar en consideración las circunstancias que
pueden concurrir en cada caso para adecuar las consecuencias jurídicas a ellas.
b) Normas comunes y normas particulares.
Según el ámbito territorial las normas pueden ser:
Comunes: rigen en todo el territorio de que se trate. Por ejemplo, en toda España.
Particulares: rigen sólo en una parte del territorio, como ocurre con las normas de una Comunidad Autónoma o de un
pueblo determinado.
c) Normas imperativas, necesarias o de <<ius cogens>> (derecho obligatorio) y Normas dispositivas, supletorias o de
derecho voluntario.
Normas imperativas: son aquellas que establecen una regulación forzosa para el supuesto que se trate.
Normas dispositivas: son aquellas que establecen una regulación supletoria para el supuesto tratado. Estas normas
permiten que los particulares pacten libremente el contenido de la relación jurídica y, sólo cuando no hayan pactado,
rigen estas normas dispositivas.
C. Derecho público y Derecho privado.
Esta distinción de las normas en Derecho público y normas de Derecho privado es la más importante dado que constituye una
cuestión de gran relevancia práctica. El ordenamiento jurídico está dividido en estas dos grandes ramas del Derecho, dos grandes
ramas que proceden de un mismo tronco y que forman parte del mismo sistema jurídico y están intercomunicados entre sí. Los
criterios de distinción son los siguientes:
1. Criterio subjetivo. Colocan la nota distintiva en la intervención del Estado. Son normas de Derecho público aquellas que
se refieran al Estado, bien porque las normas regulen la organización, estructura o actividad del Estado, bien porque
regulen relaciones entre el Estado y los ciudadanos.
a) Normas que se refieren a la organización, estructura o actividad del estado.
Como normas que regulan la estructura del Estado podemos señalar las que reglamentan los distintos poderes del Estado.
-> Normas relativas al poder ejecutivo, por ejemplo, normas sobre organización del Gobierno central; de poder legislativo,
por ejemplo, las normas que regulan el funcionamiento de las Cortes Generales; y poder judicial, por ejemplo, normas
sobre la organización de los tribunales.
b) Normas que regulen relaciones entre el Estado y los ciudadanos.
Como normas que regulan las relaciones entre el Estado y los ciudadanos podemos señalar las del denominado Derecho
administrativo sancionador que permite a la Administración pública, por ejemplo, imponer multas cuando un conductor
infringe el Código de la circulación.
El Estado puede intervenir en su relación con los ciudadanos de dos formas distintas:
o Como tal estado, dotado de jerarquía y superioridad respecto del ciudadano.
o Como un sujeto más, es decir, de igual a igual.
Según este criterio, Derecho público sería el que regula relaciones jerárquicas o de plusvalor. Es decir, cuando existe lo
que se llama una relación jurídico-pública (aquellas en las que interviene el Estado dotado de su <<imperium>>); por el
contrario, cuando el Estado actúa de igual a igual frente a los ciudadanos estaríamos ante normas de derecho privado.
La dificultad de este criterio estriba muchas veces en saber cuándo la Administración actúa como sujeto de poder y
cuándo lo hace desprovista de imperium como si fuera un sujeto más.
El Derecho privado sería el que regula lo relativo a los particulares o sujetos que intervienen de igual a igual. Solo es
derecho privado el Derecho civil, el mercantil y el laboral; el resto del ordenamiento es Derecho público.
2. Criterio objetivo. Según este criterio, el Derecho Privado es el Derecho de la utilidad o el interés de los particulares, y el
Derecho público será el que busca la utilidad pública.

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3. Posición de la jurisprudencia. Por regla general, los tribunales estiman que el criterio más aceptado es el subjetivo. Se
considera Derecho público cuando las normas se refieren a la organización, estructura o actividad del Estado, así como
cuando regulan relaciones entre el Estado y los ciudadanos, interviniendo el Estado como poder y no en plano de
igualdad; si bien no señalan criterios generales en los que detecta a la actuación de un ente como titular de
<<imperium>>, sino específicos, caso por caso.

II. Concepto de fuente del derecho


A. Aclaración de la terminología.
La noción de “fuente” es un concepto dinámico, relativo al punto o lugar de origen de algo, del cual surge, fluye, brota o
mana un producto o caudal. En el art. 1 C.c, dicho precepto considera las fuentes del Derecho como el lugar donde radican,
residen las normas que integran el Ordenamiento jurídico español. Las fuentes del derecho nos indican donde está, a donde
hemos de a buscar, la juridicidad, la normatividad.
B. Acepciones conceptuales.
Bajo la expresión <<fuentes del Derecho>> pueden distinguirse tres enfoques conceptuales:
- Origen del Derecho.
- Justificación de la legitimidad del legislador.
- Manifestación del derecho.
C. Las fuentes del Derecho como origen del Derecho.
Consideración de las fuentes del Derecho en su aspecto dinámico como fuente, origen de flujo o manantial. Contempla al
legislador en tanto en cuanto que productor de normas. Desde este punto de vista, las dos principales fuentes del Derecho
son:
- Los parlamentos, que son origen de las normas jurídicas con rango de ley.
- El poder ejecutivo (Gobierno y Administración) que es el origen de las normas jurídicas reglamentarias.
D. Las fuentes del Derecho como justificación de la legitimidad del legitimador.
En este sentido la remisión a las fuentes del derecho es la respuesta a la pregunta: << ¿Con qué Derecho legisla el legislador?
>>, que es tanto como preguntarse por la legitimidad del legislador. La respuesta ha ido variando, es ilustrativo recordar lo
siguiente:
1. Monarquía absoluta.
La legitimación del poder de los monarcas absolutos estriba en el derecho divino de los mismos.
2. Las declaraciones democráticas.
Se hace referencia a la Declaración de Independencia de los Estados Unidos de América, de 4 de julio de 1776, y a la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, el 26 de agosto de 1789. Ambas establecen la legitimidad
democrática, la soberanía del pueblo o soberanía nacional. Las dos se amparan en una última y suprema instancia de la
legitimación situada en el <<más allá>>.
3. Aquí y ahora.
<<La soberanía nacional reside en el pueblo español del que emanan los poderes del Estado>>.
E. Las fuentes del Derecho como manifestación del Derecho.
Se refiere a las fuentes del Derecho tal como se consideran en el Ordenamiento jurídico español. La condición indispensable
para obedecer la norma jurídica es la previa identificación de la misma como tal norma. Esta función de manifestación del
Derecho, de reconocimiento e identificación de la norma como tal norma, de determinar la ubicación de la juridicidad, es la
que cumple las fuentes del derecho en el sentido que les atribuye nuestro Código civil.

III. Las fuentes del Derecho español


A. En el Ordenamiento jurídico español las fuentes del Derecho son la manifestación cierta de las normas jurídicas; constituyen
los cauces o canales a través de los cuales se exteriorizan en la sociedad las normas jurídicas como mandatos vinculantes.
Conforme a esto, en el artículo 1.1 del Código civil, las fuentes del ordenamiento jurídico español son: la ley, la costumbre
y los principios generales del Derecho.

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Resulta que la norma jurídica como precepto o mandato jurídico se manifiesta o exterioriza:
- Mediante la ley: norma jurídica positiva
- Mediante la costumbre: norma jurídica consuetudinaria.
- Mediante los principios generales del Derecho.
La ley, la costumbre y los principios generales del derecho constituyen las formas en que el derecho, las normas jurídicas, se
ponen de manifiesto, son el ámbito donde radica la juridicidad; el ámbito donde <<está>> el Derecho: los cauces a cuyo través
se manifiestan los preceptos jurídicos positivos.
El sistema de fuentes del Derecho se integra entre sí constituyendo la <<integridad del ordenamiento jurídico>>. Este
concepto significa que cualquier caso o situación que acontezca en la realidad tiene una regulación legal, por lo que se puede
mantener que no existen lagunas en el Derecho, es decir, situaciones no reguladas, sino que podrá haberlas en la ley, pero
nunca en el derecho considerado como un todo. Por eso, el artículo 2.7 C.c dice que <<Los Jueces y Tribunales tienen el deber
inexcusable de resolver en todo caso los asuntos de que conozcan, ateniéndose al sistema de fuentes establecidos>>.
Para poder comprender la integración del Derecho, debemos hacer referencia al concepto de ordenamiento jurídico. El
ordenamiento jurídico es la organización y estructuración de las normas que lo componen conforme a unos principios.
Junto a estas tres fuentes, el articulo 1 del Código civil sitúa, como complemento del Ordenamiento jurídico, la jurisprudencia.
B. Para comprender cómo opera el sistema de fuentes hay que considerar cómo se integra aquél en el Ordenamiento jurídico
español. Esta integración se lleva a cabo mediante dos principios: jerarquía normativa y competencia normativa.

IV. El principio de jerarquía normativa


A. En muchas ocasiones, los términos son un resumen claro de los conceptos a los que se refieren. La jerarquía normativa alude
a que las normas tienen un rango, el cual, como tal rango, debe ser respetado. En la jerarquía normativa a la Constitución le
corresponde el rango superior: la Constitución es la norma suprema del ordenamiento jurídico español.
B. Quede, pues, claro que en el Ordenamiento jurídico español las normas deben observar y respetar entre sí un orden
jerárquico, de manera que el contenido de una norma de menor rango o jerarqúia inferior no puede vulnerar ni contravenir
el contenido de una norma de rango o jerarquía superior; correspondiendo el máximo rango a la Constitución Española.
Se puede considerar que la jerarquía normativa es el reflejo de la jerarquía del legislador – el autor de las normas – de manera
que:
- La Constitución fue ratificada mediante referéndum el 6 de diciembre de 1978 por el máximo legislador, el pueblo
soberano. Y le corresponde, en consecuencia, el máximo rango en la jerarquía normativa.
- Tras el pueblo están sus representantes: las Cortes Generales. Y a las Cortes Generales les corresponde la competencia
sobre el segundo escalón normativo: las leyes, ya sean orgánicas u ordinarias.
- Tercer escalón jerárquico: el Gobierno, asentado sobre la confianza otorgada por el Congreso de los Diputados –
representante del pueblo español – a su Presidente. En este escalón reside la competencia para el ejercicio de la potestad
reglamentaria: que es una potestad normativa de la Administración.
C. Referencia a la Constitución Española.
La Constitución Española cumple los requisitos que doctrinalmente se consideran necesarios para que pueda hablarse de una
verdadera Constitución: su origen en la voluntad popular, contiene el conjunto de derechos que el pueblo soberano decide
otorgarse para vivir en libertad y paz, y, establece el orden político determinado para llevar a cabo su fin esencial de respeto del
modelo de convivencia y, en especial, la separación de poderes del Estado:
a) Poder legislativo: Aprueba las leyes y hacen que se cumplan. (Cortes generales: Congreso y Senado)
b) Poder ejecutivo: Aplica las leyes y gobierna el país (Gobierno: Presidente y ministros).
c) Poder judicial: Juzga a los que incumplen las leyes (Tribunales de Justicia: Tribunal Supremo, Tribunal Constitucional).
La Constitución es la ley de leyes, es la norma suprema de nuestro ordenamiento, todas las demás deben respetar sus principios
y ninguna puede ir contra sus preceptos. Su artículo 9.1 señala que <<Los ciudadanos y todos los poderes públicos están sujetos
a la Constitución y al resto del ordenamiento jurídico>>.
Es la norma superior de toda nuestra legislación, sus principios informan la interpretación de las demás fuentes del derecho y
parte de sus normas tienen aplicación directa, en especial los relativos a los derechos fundamentales y libertades públicas.

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La Constitución no solo garantiza el principio de jerarquía normativa, sino también el principio de legalidad. Este principio tiene
una doble variante, por un lado, consiste en que (1) la Ley emane del poder del Estado y siguiendo el procedimiento que
legalmente esté previsto. Este principio excluye la posibilidad de crear libremente el Derecho fuera de los cauces señalados por la
C.E.
Igualmente supone que (2) los poderes públicos han de obrar de conformidad con la Ley y el Derecho (Art. 103. 1 C.E.). Este
principio es esencial en los Estados democráticos porque supone que no solo los ciudadanos deben cumplir la ley, sino que,
también, el propio Estado, los poderes públicos deben someterse a esta.
El Tribual Constitucional. En relación con la Constitución tiene especial importancia el Tribunal Constitucional (TC), que es el
órgano encargado de interpretar la misma a través de sus sentencias, debiendo todos los jueces y tribunales españoles seguir esos
criterios interpretativos. Entre otras, tiene competencia para conocer de los siguientes recursos:
- Recurso de inconstitucionalidad, contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley. A través de este recurso, el
TC, puede declarar inconstitucional las leyes que no respeten la Constitución, expulsándolas de nuestro ordenamiento
jurídico.
- Recurso de amparo: cualquier ciudadano puede recabar la tutela de los derechos fundamentales y de las libertades
públicas reconocidas en la Constitución, no sólo ante los tribunales ordinarios, sino ante el Tribunal Constitucional (art.
53. 2 C.E.)
La Constitución define el modelo de Estado: España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho (art. 1 C.E.)
- El Título I CE, <<De los derechos y deberes fundamentales>>, establece el reconocimiento de los derechos fundamentales
de toda persona, por lo que tiene una importancia extraordinaria en nuestra legislación.
- El Título II CE, <<De la corona>>, señala que el Rey es el jefe del Estado, símbolo de su unidad, arbitra y modera el
funcionamiento de las instituciones, asume la más alta representación del Estado Español en las relaciones
internacionales y ejerce las funciones que le atribuyen la Constitución y las leyes.
- El Título III, <<De las Cortes Generales>>, regula el poder legislativo del Estado, así como el procedimiento de elaboración
de las leyes.
- El Título IV, <<Del Gobierno y de la Administración>>, regula el poder ejecutivo del Estado.
- El Titulo V, <<De las relaciones entre el Gobierno y las Cortes Generales>>, alude al control que ejercen las Cortes
Generales sobre la actuación del Gobierno.
- El Título VI, <<Del poder judicial>>, regula este poder del Estado.
- El Título VII, <<Economía y Hacienda>>, recoge los principios económicos básicos del Estado.
- El Título VIII, <<De la Orgánica Territorial del Estado>>, señala que el Estado se organiza territorialmente en municipios,
en provincias y en Comunidades Autónomas. Todas estas entidades gozan de autonomía para la gestión de sus
respectivos intereses.
- El Título IX, <<Del Tribunal Constitucional>>, que es un órgano judicial que tiene encomendado la interpretación de los
preceptos constitucionales y cuyas resoluciones deben seguir todos los Juzgados y Tribunales.
- El Título X, <<De la reforma constitucional>>, establece el procedimiento y mayorías necesarias para reformar la
Constitución.

V. El principio de competencia normativa


El principio de competencia normativa consiste en el deslinde y acotación de determinadas materias, las cuales, a partir de tal
deslinde:
- Quedan reservadas a la competencia de un legislador específico; o bien,
- Su regulación se sujeta a un procedimiento legislativo especial.
Como principales manifestaciones del principio de competencia normativa en nuestro Ordenamiento jurídico, cabe mencionar las
siguientes:
1. Comunidades Autónomas y sistema de fuentes.
2. Leyes orgánicas y leyes ordinarias.
3. Los tratados internacionales como fuente del Derecho.
4. Legislación de la Unión Europea.

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1. Autonomías y sistema de fuentes.
A partir de la organización territorial del Estado se produce un deslinde de materias entre aquéllas que pasan a ser competencia
de las Comunidades Autónomas y las que se configuran como de competencia exclusiva del Estado. El análisis en profundidad es
propio del Derecho Constitucional.
2. Leyes orgánicas y leyes ordinarias.
La jerarquía normativa es un reflejo de la jerarquía de los legisladores. Al tener, tanto leyes orgánicas como las leyes ordinarias el
mismo legislador, las Cortes Generales en ambos casos, resulta que el principio de jerarquía normativa no es apto para explicar
las diferencias entre las mismas. Dicha diferencia resulta fácil de entender si la examinamos a la luz del principio de competencia
normativa que nos permite constatar que, en cuestión de leyes orgánicas y leyes ordinarias, se produce un deslinde de materias
para las cuales se establece un procedimiento legislativo especial.
El deslinde de materias se lleva a cabo en el artículo 81.1 de la Constitución: <<Son leyes orgánicas las relativas al desarrollo de
los derechos fundamentales y de las libertades públicas, las que aprueben los Estatutos de Autonomía y el régimen electoral general
y las demás previstas en la Constitución>>.
El efecto de este deslinde de materias respecto de las cuales se establece que solamente pueden ser reguladas mediante ley
orgánica, es la implantación de un procedimiento legislativo especial: <<La aprobación, modificación o derogación de las leyes
orgánicas exigirá mayoría absoluta del Congreso, en una votación final sobre el conjunto del proyecto>>. (Art. 81.2 C.E.). Ésta es la
principal manifestación del procedimiento legislativo especial, el cual se concreta en dos secuencias fundamentales:
a) Votación final sobre el conjunto del proyecto.
b) Mayoría absoluta del Congreso.
La relación entre las leyes orgánicas y ordinarias responde al principio de competencia normativa: cada uno de estos tipos de leyes
es competente para regular materias distintas, de tal manera que las materias reservadas a las leyes orgánicas no pueden ser
reguladas por ley ordinaria. Si ocurriera esto, la ley sería inconstitucional por infringir el artículo 81 CE., siendo el Tribunal
Constitucional el encargado de declarar la inconstitucionalidad.
3. Los Tratados Internacionales como fuente del Derecho.
La principal fuente internacional de nuestro Derecho son los Tratados internacionales. Al respecto establece el art. 1.5 C.C.
que: <<Las normas jurídicas contenidas en los tratados internacionales no serán de aplicación directa en España en tanto no hayan
pasado a formar parte del ordenamiento interno mediante su publicación íntegra en el Boletín Oficial del Estado>>. Y, por su parte,
el art. 96 C.E.: <<Los tratados internacionales válidamente celebrados, una vez publicados oficialmente en España, formarán parte
del ordenamiento interno>>.
En este caso nos encontramos ante un deslinde de materias las cuales quedan a partir de ese momento, sujetas a un
procedimiento legislativo especial.
Para que el Estado español pueda obligarse mediante un tratado internacional se requerirá la autorización previa de las Cortes,
en los casos previstos en el artículo 94 C.E y, en otros, sólo deberá informarse inmediatamente al Congreso y al Senado. Una vez
que el tratado ha sido válidamente celebrado resulta que queda incorporada al mismo la materia de que se trate, se ha producido
el deslinde de materias.
El siguiente paso es la publicación oficial en España. Dicha publicación produce un efecto doble y simultáneo:
- Incorporación al Ordenamiento interno, y
- Aplicación directa en España de las normas contenidas en los tratados. (Artículos. 96.1 C.E. Y 1.5 C.C.).
Una vez vigente el tratado, su contenido – la materia deslindada – sólo puede ser derogado o modificado mediante un
procedimiento legislativo especial.
4. Legislación de la Unión Europea.
El Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea, de 25 de marzo de 1957, contemplaba la existencia de competencias exclusivas
de la Comunidad atribuidas por el propio Tratado. Esto significa que, en el ámbito de dichas competencias, de dichas materias, es
la Comunidad la que está legitimada para actuar y decidir, y no los Estados miembros.
En el caso de España esto ha sido posible porque el artículo 93 de la Constitución ha previsto que <<mediante Ley Orgánica se
podrá autorizar la celebración de tratados por los que se atribuya a una organización o institución internacional el ejercicio de
competencias derivadas de la Constitución>>.

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La Unión Europea se constituye en el legislador específico legitimado para el ejercicio de dichas competencias. El derecho de la
Unión Europea tiene sus fuentes específicas que se clasifican en Derecho originario con vuestro por los tratados constitutivos y
los tratados que han ido modificando los mismos a través del proceso de integración de la UE y el, Derecho derivado, que son los
reglamentos directivas y decisiones.
- El Reglamento coma puede ser adoptado tanto por el Consejo coma como por la comisión, es obligatorio y directamente
aplicable en todos los Estados miembros punto se publica en todas las lenguas oficiales de la Unión Europea en el Diario
Oficial.
- La Directiva obliga al Estado miembro destinatario en cuanto al resultado que deba conseguirse, dejando a las
autoridades nacionales la elección de la forma y de los medios para alcanzar ese resultado. De esta forma, los Estados
miembros deben adoptar las normas internas necesarias para incorporar las Directivas a su ordenamiento, en suma,
deben adaptar su normativa interna a lo establecido en las mismas. La directiva se convierte en directamente aplicable
en el Estado destinatario cuando no es transpuesta por el legislador nacional en el plazo que establezca la propia
Directiva.
- La Decisión es obligatoria para sus destinatarios. Se distingue del reglamento porque no obliga a todos los Estados
miembros sino solo a los destinatarios concretos de la misma, que pueden ser también los particulares.
- Los dictámenes y las recomendaciones no son vinculantes, los primeros manifiestan una opinión sobre una cuestión
determinada, y las segundas, son recomendaciones para adoptar una conducta concreta sobre determinada materia.

VI. La ley
A. Concepto y ámbito.
De acuerdo con el artículo 1.1 del Código civil, debe entenderse por ley toda norma jurídica escrita promulgada por órgano
competente y debidamente publicada.
Dentro del concepto de <<ley>> del código civil cabe incluir:
- La Constitución Española.
- Leyes orgánicas y leyes ordinarias.
- Reglamentos del Estado (habitualmente aprobados mediante Real Decreto).
- Órdenes ministeriales.
- Disposiciones de órganos del Estado, de rango inferior: (Resoluciones, Instrucciones, Circulares, etc.).
- Tratados internacionales.
- Leyes, reglamentos y disposiciones inferiores de las Comunidades Autónomas.
- Reglamentos de la Unión Europea.
A la ley, en cuanto que fuente escrita del Derecho, se le suele denominar también Derecho positivo y Ordenamiento jurídico
positivo.
En sentido estricto, la Ley es la norma estatal, procedente del poder legislativo y que sigue el procedimiento parlamentario
establecido al efecto.
B. Clases de leyes.
1. Leyes orgánicas y leyes ordinarias.
2. Leyes marco, leyes de principios y leyes de delegación. Son normas de colaboración y coordinación entre el Estado y las
Comunidades Autónomas. Están reguladas en el artículo 150 CE.
3. Normas con rango de ley. Como normas con rango de ley tenemos los Reales Decretos legislativos y los Reales Decretos
leyes que no son leyes en sentido estricto al no ser dictados por el poder legislativo, sino por el ejecutivo, pero tienen el
mismo rango de ley.
a) Reales Decretos Legislativos. Son normas con rango de Ley dictadas por el Gobierno, fruto de una delegación
legislativa que en su favor hacen las Cortes Generales para un caso concreto. Están regulados en el artículo 82 C.E.

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b) Reales Decretos leyes. Están regulados en el art. 86 C.E.: <<En caso de extraordinaria y urgente necesidad, el
Gobierno podrá dictar disposiciones legislativas provisionales que tomarán la forma de Decretos-leyes y que no
podrán afectar al ordenamiento de las instituciones básicas del Estado, a los derechos, deberes y libertades de los
ciudadanos regulados en el Título I, al régimen de las Comunidades Autónomas, ni al derecho electoral general.
Los Reales Decretos-leyes deberán ser inmediatamente sometidos a debate y votación de totalidad al Congreso de
los Diputados, convocado al efecto si no estuviere reunido, en el plazo de los treinta días siguientes a su promulgación.
El Congreso habrá de pronunciarse expresamente dentro de dicho plazo sobre su convalidación o derogación>>.
4. Leyes estatales y leyes de las Comunidades Autónomas. Junto a las Leyes estatales que son competencia de las Cortes
Generales -Congreso de los Diputados y Senado-, también las Comunidades Autónomas, por medio de sus Asambleas
Legislativas, gozan de la potestad de dictar leyes. Esta potestad debe recaer sobre materias que la Constitución reconoce
como susceptibles de ser asumidas por las CCAA en sus Estatutos de Autonomía que son enumeradas en el art. 148 C.E.
o, sobre aquéllas otras que por no estar atribuidas expresamente al Estado en la C.E. (art. 149), también pueden ser
asumidas por tales Estatutos. Ambas leyes tienen el mismo rango, pero cada una es competente para regular materia
distinta. Toda norma de una CA debe respetar el Estatuto de Autonomía de la misma, ley básica en ella después de la C.E.
El derecho estatal se declara supletorio de la CA (art. 149.3 C.E.).
C. Referencia a la potestad reglamentaria de la Administración.
En nuestro ordenamiento tenemos con un valor jerárquico inferior a la ley un tipo de norma jurídica denominada
<<reglamento>>. Esta norma es fruto de la potestad reglamentaria de la Administración. La Constitución atribuye al Gobierno de
forma expresa su ejercicio, que ha de ejercer de acuerdo a la Constitución y a las leyes. Esta potestad se justifica por necesidades
de orden técnico, dado el carácter de orden político de los parlamentos y su lentitud de actuación, lo que contrasta con la agilidad
que requiere la gestión administrativa.
El reglamento es, así, la norma general que emana de los órganos del poder ejecutivo en el ejercicio de esta potestad
reglamentaria.
Es usual que el reglamento desarrolle una Ley para así concretar sus distintos aspectos prácticos, son los denominados
<<reglamentos normativos, o de ejecución>>. También caben reglamentos independientes a la Ley. La posibilidad de que el
Gobierno dicte reglamentos independientes de la ley tiene como límite el que no esté la materia reservada por la Constitución a
la ley. Al no existir en la Constitución una reserva de materias para el reglamento, la ley puede regularlas todas, por lo que el
reglamento independiente es una figura totalmente residual.
Como reglamentos más importantes del poder ejecutivo podemos mencionar los Reales Decretos, dictados por el Presidente del
Gobierno o por el Consejo de Ministros, las Órdenes Ministeriales, para materias propias de su departamento, así como otras
disposiciones reglamentarias subordinadas emanadas por órganos administrativos inferiores (Resoluciones, Instrucción o
Circulares de la respectiva autoridad).
Los órganos ejecutivos de las Comunidades Autónomas poseen potestad reglamentaria dentro del marco de los Estatutos de
Autonomía. También corresponde a los Municipios y Provincias la potestad reglamentaria dentro del ámbito de su competencia.
Se reconoce también a determinados entes públicos potestad reglamentaria con relación a determinados ámbitos de actividad
como el Banco de España o la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC).
D. Requisitos de la ley.
Debemos distinguir entre un conjunto de requisitos externos, de legalidad, que aluden a la observancia del procedimiento
establecido para la aprobación y promulgación de las leyes, y otro interno, que suele denominarse legitimidad, que tiene más
resonancias metajurídicas pues apunta a la conformidad de la ley con el bien común, los derechos naturales, en fin, la Ley Natural.
Así una ley puede ser legal pero ilegítima.
Una vez aprobada la ley por Las Cortes, ha de ser sancionada, promulgada, y publicada. La sanción, atribuida al Rey por el artículo
62. a) de la Constitución, se puede interpretar como una función de acreditación de legalidad de todo el proceso normativo que
culmina con la promulgación y publicación de la Ley. La promulgación consiste en poner en conocimiento de la comunidad
nacional, en proclamar, la existencia de una ley, así como en el mandato de guardarla. La promulgación de las leyes corresponde
al Rey (Art. 62.a)C.E.). La publicación es el procedimiento mediante el cual se cumple el imperativo constitucional de publicidad
de las normas (Art. 9.3 C.E.): <<Las leyes entraran en vigor a los veinte días de su completa publicación en el Boletín Oficial del
Estado, si en ellas no se dispone otra cosa>> (Art. 2.1 C.C.).
En el BOE se publican las normas jurídicas de la siguiente manera: rango, número de norma de ese rango en el año que se indica,
fecha de aprobación y materia de que trata la norma. Por ejemplo, Ley Orgánica 1/2002, de 22 de marzo, de Asociaciones.

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VII. La costumbre
A. Concepto.
El art. 1 del Código civil señala a la costumbre como segunda fuente del derecho, al decir en su apartado 3 que <<La costumbre
sólo regirá en defecto de ley aplicable, siempre que no sea contraria a la moral o al orden público y que resulte probada>>.
En sentido técnico jurídico, el Profesor DE CASTRO define la costumbre como norma creada e impuesta por el uso social.
B. Caracteres.
- Carácter normativo: La costumbre es norma consuetudinaria, Derecho no escrito.
- Norma creada e impuesta por el uso social. La costumbre es una forma habitual y reiterada de comportamiento social.
El origen de la costumbre está en la misma sociedad.
C. Requisitos.
1. Defecto (ausencia) de ley aplicable. Así pues, la costumbre es fuente subsidiaria del Derecho.
2. Conformidad con la moral y el orden público.
- Moral: Consenso mayoritario de las personas consideradas honradas acerca de lo que es justo o injusto, correcto o
incorrecto.
- Orden público. En el ámbito civil, conformidad con el orden público se puede equiparar a conformidad con los más
importantes, básicos y fundamentales principios generales del derecho.
3. Que resulte probada. La costumbre debe ser probada. Dicha prueba debe abarcar tanto el contenido de la costumbre
como como su vigencia temporal y territorial. La prueba de la costumbre no será necesaria si las partes estuviesen
conformes en su existencia y contenido y sus normas no afectasen al orden público; según resulta del artículo 281.2 de
la Ley de Enjuiciamiento Civil.
D. Clases de costumbre.
Se refiere esta clasificación a la relación de la costumbre con la ley, que nos permite distinguir entre:
1. Costumbre <<extra legem>> o <<prater legem>>. Costumbre en defecto o ausencia de ley. Es el supuesto del artículo
1.3 del Código Civil, la costumbre que rige <<en defecto de ley aplicable>>.
2. Costumbre <<contra legem>>. Es la costumbre que se opone a lo dispuesto en la Ley. Es un supuesto imposible en el
sistema del Código Civil, en el que no se puede producir colisión entre ley y costumbre ya que, si existe ley aplicable, no
se presta atención alguna a la costumbre.
3. Costumbre <<secundum legem>> o <<propter legem>>. Costumbre interpretativa. No se adapta al sistema del Código
Civil. Al imponer una determinada interpretación de la ley, coarta, limita o condiciona la aplicación de la ley, limitando la
soberanía del juez que es llamado a interpretar y aplicar la ley. Además, la costumbre no figura entre los criterios
hermenéuticos o de interpretación de las normas del artículo 3.1 del Código Civil.

VIII. Los Principios Generales del Derecho


A. Dos son los problemas fundamentales que se presentan en el tema de los principios: identificación o enumeración de ellos, y
eficacia jurídica que les corresponda.
El problema de la identificación de los principios generales no es otro que el de su concepto. Unos entienden que aquéllos
coinciden con los preceptos primarios de Derecho Natural, en tanto que normatividad suprema y, por supuesto, diferente y
por encima del Derecho positivo. Otros estiman que no existe normatividad jurídica por encima de la positiva.
Cualquiera sea la doctrina que se profese, no es muy difícil convenir en la existencia de algunos principios, como el respeto a
la dignidad de la persona, los tria principia iuris del Derecho Romano –vivir honradamente, dar a cada uno lo suyo, y no
perjudicar al otro–, la observancia de la buena fe en el tráfico jurídico, la prohibición del abuso del derecho, etc.
El segundo problema es de mayor trascendencia práctica. Reconocidos ya una serie de principios, ¿qué eficacia jurídica
tienen? ¿Para qué sirven? El artículo 1.4 del Código reza: <<Los principios generales del Derecho se aplicarán en defecto de
ley o costumbre, sin perjuicio de su carácter informador del Ordenamiento jurídico>>. La primera parte de esta disposición es
clara: los Principios son fuente de Derecho de tercer grado, esto es, se aplican cuando ni la ley ni la costumbre ofrece solución.

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Mayor dificultad tiene entender la segunda parte del precepto. ¿Qué quiere decir que los principios informan el
Ordenamiento jurídico? Las normas jurídicas han de interpretarse conforme a las ideas fundamentales o principios en los que
se inspira nuestro ordenamiento jurídico, para que no sean contrarias al mismo y pugnen con ideas superiores de justicia. Los
principios funcionan con valor superior a las propias normas, cuya interpretación ha de acomodarse a aquellos.
B. La promulgación de la Constitución de 1978 supuso, también en este campo general de las fuentes del Derecho y en el
particular de los principios generales, un hito fundamental. Ayudó enormemente a clarificar los dos problemas que antes
hemos señalado como los más importantes en la cuestión de los principios.
Respecto del asunto de la identificación de aquéllos leemos en la Constitución
Artículo 1.1: <<España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de
su ordenamiento jurídico, la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político>>.
Artículo 10.1: <<La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad,
el respeto a la ley y los derechos de los demás, son fundamento del orden político y de la paz social>>.
Es opinión unánime de la doctrina que estos valores supremos recogidos en la Constitución son principios generales del
Derecho. Podrá discutirse sobe su significado y alcance, pero es incontrovertible que ya contamos en nuestro Ordenamiento
con una relación o enumeración de principios. Antes de la Constitución no contábamos con una enumeración de los
principios.
Trascendental, igualmente, ha sido la aportación de la Ley fundamental para aclarar, definitivamente, el segundo problema:
el de la función que desempeñan los principios. La tarea informadora de los principios generales significa que los valores
contenidos en aquellos han de inspirar y vivificar todo el resto del Ordenamiento jurídico, de suerte que ni el legislador
ordinario puede legislar en contradicción con aquéllos, ni el juez aplicar una norma incompatible con los mismos.

IX. Jurisprudencia
A. Concepto.
En un sentido amplio, la jurisprudencia es la ciencia de lo justo y de injusto: <<iusti atque iniusti scientia>>. En un sentido más
estricto, se entiende por jurisprudencia la interpretación constante y uniforme de las normas legales contenida en las decisiones
judiciales. En un sentido aún más restringido, pero más técnico y exacto, jurisprudencia es el conjunto de criterios de
interpretación de las fuentes del Ordenamiento jurídico establecidos por el Tribunal Supremo. Así dice el art. 1.6 Cc que: <<La
jurisprudencia complementará el ordenamiento jurídico con la doctrina que, de modo reiterado, establezca el Tribunal Supremo al
interpretar y aplicar la ley, la costumbre y los principios generales del derecho>>.
B. Naturaleza jurídica.
De acuerdo al artículo 1.1 del Código Civil, la Jurisprudencia no es una fuente del derecho, puesto que no figura en dicha
enumeración. Al estar regulada en el apartado 6 del artículo 1, y bajo el común epígrafe de <<Fuentes del Derecho>>, no hay duda
de que la Jurisprudencia tiene una naturaleza jurídica estrechamente ligada con las mismas. Dicha naturaleza queda de manifiesto
en la enunciación de sus funciones.
C. Funciones de la jurisprudencia.
- Interpretación unificadora de las normas y aclaración de ambigüedades y oscuridad de las mismas, de suerte que, en la
medida de lo posible, todos los tribunales inferiores mantengan los mismos criterios interpretativos.
- Interpretación integradora de las normas, para completar alguna que se estima incompleta, complemento que se
entiende deriva de la coherencia sistemática del Ordenamiento jurídico.
- Consagración de los principios generales.
D. Requisitos de la Jurisprudencia.
1. Que proceda del Tribunal Supremo (art. 1.6 C.C.).
2. Que constituya “ratio decidendi” de la solución mantenida. La doctrina jurisprudencial radica en la argumentación
jurídica desarrollada por el Tribunal, en los fundamentos de Derecho de la sentencia, y no en los <<obiter dicta>>, que
son argumentos adicionales o complementarios en los que no se sustenta el fallo de la sentencia, de manera que sin ellos
se llegaría a la misma solución.
3. Reiteración: <<Se exige más de una sentencia que resuelva el caso con un mismo criterio>> (STS 23-12-99).
4. Identidad: entre los supuestos jurisprudenciales y el caso controvertido.

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