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Por el contrario, las remociones deben ser decididas por criterios de esencialidad
dada la función de gobierno y las justificaciones de autonomía de los órganos.
El poder de vigilancia, según Gabino Fraga, se realiza mediante actos materiales o
jurídicos que consisten en exigir la renición de cuentas, practicar investigaciones o
informaciones sobre la tramitación de los asuntos. Las facultades de revisión
emanan del deber de las personas servidoras de cumplir con diligencia sus
funciones.
Agrega que “la eliminación del poder disciplinario puede tener conscuencias para
la efictividad el poder de mando y en el desempeño de la función administrativa.”
Aquí, es prudente hacer una crítica importante. Si bien, este texto se escribió hace
más de 10 años, los tintes profundamente punitivistas que tiene no puden
obviarse.
Las Secretarías de Estado son “órganos complejos a los que la ley distribuye
competencia en asuntos de orden administrativo que a su vez es distribuida entre
los órganos simples que las componen.” La figura del secretario de Estado tiene
una regulación constitucional que le otorga facultades y responsabilidades,
algunas indelegables como la conducción de las políticas y la deicsión de los
instrumentos que las formalizan; otras, sí se pueden trasladar a otros órganos.
Por otro lado, los gabinetes y decisión integradas por el Ejecutivo, los secretarios
de Estado y jefes de departamento, a los cuales puede integrarse el procurador
general de la República y los titulares de entidades paraestatales.
A juicio del autor, se debe distinguir los órganos desconcentrados como un tipo
orgánico; a diferencia de la desconcentración que se refiere a una técnica
relacionada para su Constitución. Es decir, como dice Serra Rojas: “por la
existencia de órganos administrativos que no se desligan del poder central y a
quienes se les otorgan ciertas facultades exclusivas para actuar y decidir, pero
dentro de los límites y responsabilidades precisas, que no los alejan de la propia
administración.” es importante resaltar que para el autor la desconcentración no es
una forma de delegación de facultades, ya que esta se refiere a un modo de
establecimiento de funciones, y la desconcentración es un modo de
establecimiento orgánico.
En lo que respecta a la autonomía, hace una fuerte crítica, ya que habla que
detrás de su modelo existe una enorme desconfianza en la capacidad del Estado
para regular la economía.
Otro tipo de organismo muy importante a analizar fueron las empresas de
participación estatal mayoritaria, las cuales se pueden tratar de asociaciones
civiles o sociedades mercantiles, en las cuales el Gobierno federal o una o más
entidades paraestatales, de manera conjunta o separada, aportan o son
propietarios de más del 50% del capital social.